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En este texto Eugenio Barba, uno de los grandes investigadores teatrales de procedencia
italiana nos habla de la importancia de la voz y las reacciones espontaneas. Barba nos dice
que no existe una separación entre la voz y el cuerpo. Al contrario, la voz funciona como
una prolongación del cuerpo y esta se proyecta en el espacio. Esta lectura nos ayuda a
comprender que además del cuerpo, la voz también actúa. Y que gracias a esto se
desencadenan en el espacio una serie de acciones y reacciones que los involucran en
conjunto.
Por otro lado, nos expone Barba, que para que nuestro discurso sea positivamente
espontaneo, debemos garantizar tener el texto aprendido y estudiado para que la
interpretación salga fluidamente, sin dificultades. De esta manera, el actor podrá
concentrarse más en las acciones y en la situación de la escena en general. No nos
podemos olvidar de los estímulos, dice Barba, es el actor quien construye sus propias
imágenes y elige estímulos que le permiten reaccionar en escena. Se debe estar atento al
estímulo y reaccionar a este. Así, “El cuerpo vive, la voz vive, palpita, vibra como una
llama. Como un rayo de sol y calienta el espacio”.