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Artículos Diversidad Sexual
Artículos Diversidad Sexual
http://interculturalidad.org/numero04/0505dsx.htm
Hacia fines del siglo XIX, cuando la medicina empezaba a reemplazar a la Iglesia como
formadora de opinión pública en torno a la sexualidad, los médicos sexólogos
comenzaron a clasificar las antes "abominables" formas del sexo no reproductivo en un
catálogo de "perversiones". La lista llegó a ser interminable. Cada "perversión" se
clasificaba (al estilo de las ciencias naturales de la época), se investigaba con atención
"objetiva" y se especulaba interminablemente sobre sus posibles "causas".
La pregunta central que plantearon los defensores de la homosexualidad fue si era justo
hacer a los homosexuales legalmente responsables de sus actos.
Las teorías de la homosexualidad "congénita" o "adquirida" fueron los dos polos del
debate por generaciones: Si la homosexualidad era "congénita", ¿estaba justificado
castigarla? Si era "adquirida", ¿cuál era la mejor manera de controlarla legalmente?
Los sexólogos comienzan a reflexionar sobre el papel estigmatizante que tienen muchos
términos para describir a la sexualidad no heterosexual y se proponen términos
destinados a suplir los de "perversiones" o "desviaciones sexuales", en un intento de
eliminar su carga valorativa o de prejuicio. Así surgen, por ejemplo, denominaciones
como las "variantes de la sexualidad", las "expresiones comportamentales de la
sexualidad", o la noción de la "orientación sexual".
Si bien las transformaciones del lenguaje de la sexología proporcionaron un marco
teórico para nuevas interpretaciones de la diversidad sexual, el impulso político provino
de las llamadas "minorías sexuales", quienes durante el transcurso de los últimos treinta
años salieron del closet y "del texto clínico para entrar en el escenario de la historia,
como pruebas vivientes de la diversidad sexual." (Weeks)
Después de haber sido tratada como una "enfermedad" durante un siglo por las "ciencias
del comportamiento", en 1974 la homosexualidad fue en efecto redefinida por el
Manual de Diagnóstico y Estadísticas de Trastornos Mentales de la APA, en medio del
crecimiento del movimiento de liberación homosexual estadunidense. En función de
una mayoría de votos, la asociación estableció a la homosexualidad como un (simple)
"trastorno de la orientación sexual". A partir de entonces, la "orientación sexual" se ha
convertido en un término ampliamente utilizado por la sexología, la psicología, e
incluso por el movimiento de liberación homosexual, para hablar de la homosexualidad.
En relación a las dificultades para escapar del paradigma heterosexual, cabe también
señalar el uso del término "minorías sexuales" para aludir a las diversidades sexuales.
Se puede decir, de una manera general, que la noción de "minorías" se deriva de una
comprensión política de la sociedad como un todo armonioso del cual "pequeños"
grupos divergen. Uno de los problemas que plantea este vocabulario político es que
tiende a perpetuar la idea de la sociedad como intrínseca y normalmente heterosexual -y
blanca, en todo caso. En consecuencia, también refuerza la percepción de que "las
minorías sexuales" -o la llamada "gente de color", por ejemplo- sólo pueden hablar a
partir de sus "propias especificidades" y en relación a ellas.
A raíz del auge del discurso de los derechos humanos en el escenario internacional
posterior a la Guerra Fría , que había distorsionado y manipulado dicha retórica como
parte de su dinámica, el movimiento por la diversidad sexual se apropia de sus
principios para declarar que "los derechos sexuales son derechos humanos".
Dicha afirmación, que fue objeto de agitadas polémicas durante la Cuarta Conferencia
Mundial de la Mujer en China en 1995, formula a partir de una reinterpretación de los
principios de los derechos humanos -el derecho a la libertad de expresión, a la igualdad
ante la ley, a la libertad y la seguridad de su persona, a la protección contra toda
discriminación, a no ser sometido a tratos crueles, inhumanos y degradantes- el derecho
fundamental de todas las personas a ejercer la sexualidad libres de coerción,
discriminación y violencia.
La apuesta es que sólo en este marco, (y recuperando la reflexión que en este siglo se ha
hecho desde la teoría feminista, la sociología constructivista, la antropología cultural, la
ética, la historia de la sexualidad o la filosofía de la ciencia) logrará la sexología de
construir la norma heterosexual y despatologizar efectivamente la diversidad sexual. La
apuesta es, también, que sólo así podrá la sexología renovar su aspiración original de
expandir nuestras percepciones e interpretaciones de la experiencia sexual, y de crear
las condiciones propicias para el ejercicio digno de la sexualidad en toda su riqueza y su
diversidad.
En relación a los esfuerzos del movimiento social por el derecho a la diversidad sexual,
la pregunta es hoy cómo construir consensos y una cultura política en la que el derecho
fundamental (de todas las personas) a ejercer la sexualidad libres de coerción,
discriminación y violencia se entienda como un elemento indispensable de nuestra
identidad ciudadana y de la convivencia democrática -más allá del llamado a la
tolerancia o de la defensa de los casos de excepción.
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Esta sección tiene fines educativos, auspiciada por CENESEX - Centro Nacional de
Educación Sexual
y la colaboración del Centro Nacional de Prevención ITS-VIH/SIDA
La Sociedad Cubana Multidisciplinaria para el Estudio de la Sexualidad (SOCUMES)
es miembro de la ILTGA
On-line desde Abril 28, 2004
LA DIVERSIDAD SEXUAL
Particularmente, las sanciones homofóbicas más severas son para el hombre. La mujer
permanece en un plano secundario. Hoy como ayer lo dominante es el hombre y lo
masculino, como fuerza bruta y violencia machista dentro y fuera del grupo familiar. Lo
subalterno sigue siendo la mujer, lo femenino y la homosexualidad. Hoy como ayer lo
central es el control, como materia moral y social, del deseo, el género y la orientación
sexual, no importando la forma con la que se manifiesten.
El discurso homofóbico nos da una pista acerca de las razones que sustentan el control.
Este se observa centrado fundamentalmente en el varón. El macho que concentra el
rechazo más fuerte es el poseedor del pene, del falo que penetra a la hembra, la sociedad
y a toda la cultura. Falo que es el símbolo del poder en todas sus manifestaciones.
El amor entre los varones (su feminización), amenaza con el caos, borra los límites
sociales entre los varones y de cada uno de ellos con las mujeres. Todo se mezcla y se
hace imprevisible. Como un globo lleno de aire que soltamos y da tumbos y gira
errático en momentos y lugares que es imposible predecir.
EL LENGUAJE Y EL PENSAMIENTO
LA FAMILIA
LA INFORMACION Y LA EDUCACION
EL SENTIDO COMÚN
Sin temor a equivocarme digo que ninguna de las formas de la diversidad sexual es una
enfermedad de algún tipo. Pero son sí enfermedades las consecuencias de la homofobia
social y la homofobia introyectada. Que obligan a ocultarse y a comportarse como
heterosexual, con el consiguiente estrés y enajenación. Esta confusión produce
alteración de la identidad, sentimiento de sentirse perseguido, angustia, depresión,
desesperanza, intentos de autoeliminación y suicidio.
LA SEXOLOGIA
El sexo es un acto social y como tal no puede acontecer en el caos, por ello se regula el
sexo y la sexualidad. La sexología deja en manos de la medicina las enfermedades de
transmisión sexual, el embarazo, los abortos y las perversiones. La nueva preocupación
es el orgasmo y el tratamiento de las disfunciones que impiden conseguirlo. La base que
le otorga legitimidad al nuevo modelo es biomédica. No se trata ahora de reprimir, se
trata de dar normas para el acceso al placer sexual. Pero dentro de un orden. Con pautas.
Se reforman las normas para acceder al placer, pero éstas no desaparecen.
La sexología reconoce el deseo sexual de la mujer, pero pretende igualarlo con el de los
varones. La mujer se hace también consumista de relaciones sexuales. El sexo es
obligatorio. El orgasmo es obligatorio. Al sobrevalorar la importancia de la penetración
y el orgasmo, se continúa interpretando la sexualidad de la mujer desde el punto de vista
del deseo masculino.
EN RESUMEN
La sociedad desde hace miles de años ha regulado el perpetuo estado de celo de nuestra
especie. Las reglas han cambiado desde la prehistoria urbana, pero las consecuencias
sociales de esas reglas no han cambiado aún. Las relaciones sexuales, la familia, el
matrimonio, la reproducción coital o asistida y la adopción, no admiten la diversidad
sexual. Esta afirmación incluso es válida en los países que han aprobado algunos
cambios legislativos. Cambios que permiten que todo continúe igual.
Pienso que lo propio de la existencia es ir siendo a pesar de que todo fluye sin cambios
en derredor. Sin embargo, creo que podremos influir positivamente en nuestra
evolución, como especie, en el momento en que se admita la diversidad sexual como un
(entre otros) componente básico de la diversidad general del universo.
Aproximaciones para el estudio de la Diversidad Sexual
El interés por develar la diversidad sexual que existe en una sociedad se ha manifestado
claramente a partir del desarrollo de algunas teorías psicológicas, de algunas corrientes
de la sexología y en dos movimientos sociales: el feminista y el lésbico-gay. Aunque su
mayor reconocimiento se ha dado a través de la lucha social, dichos movimientos no
han sido ajenos al desarrollo del conocimiento y recientemente han ocupado áreas de
estudios importantes en las instituciones de investigación y de educación superior.
Los estudios lésbico – gays intentan establecer la centralidad analítica del sexo y la
sexualidad dentro de diferentes campos de investigación y promover los intereses de las
lesbianas, bisexuales y gays, enfocándose al escrutinio de la producción cultural, la
diseminación y las vicisitudes de los significados sexuales. Intentan descifrar los
significados sexuales inscritos en diferentes formas de expresión cultural, así como los
significados culturales de los discursos y prácticas del sexo.
La sexualidad es a los estudios lésbicos – gay, lo que el género a los estudios de las
mujeres (Abelove, 1993). Los estudios lésbicos- gay como los estudios de las mujeres,
se ubican entre la academia y la política, al constituirse en campo de investigación
académica y de exploración crítica.
Los estudios lésbico – gays (Abelove, 1993) han derivado en una amplia variedad de
disciplinas – filosofía, humanidades, estudios étnicos, estudios literarios y estudios
culturales- que producen y emplean muy variados tipos de conocimiento y significado.
Sugieren diferentes temas y tópicos para investigación; demuestran la evidencia de
diversos métodos teorías, estilos y aproximaciones; y tomados en su conjunto
transforman la vida de nuestras culturas y de nuestro mundo.
Los estudios lésbico – gays no están limitados al estudio de las lesbianas, bisexuales y
gays (LBG), ni se refieren simplemente a los estudios que se encargan de, o en nombre
de LBG. Es decir, no pueden ser definidos por sus sujetos, sus profesionales, sus
métodos o sus temas, ni intentan ser agregados disciplinarios o de problemáticas.
Introducen el sexo y la sexualidad como una categoría a tomar en cuenta en el análisis
de la realidad social.
Aún así, la tendencia a formar y defender categorías está aún vigente. Pero como Kinsey
señaló: sólo la mente humana inventa categorías y se esfuerza para que los hechos
quepan en casilleros separados, a pesar de que los hechos se subvierten constantemente.
Y en este afán, han surgido nuevas categorías y minorías eróticas, mientras que las más
antiguas han vivido un proceso de subdivisión a medida que gustos especializados y
necesidades y aptitudes específicas se convierten en la base de otras aptitudes
específicas se convierten en la base de otras identidades sexuales que proliferan: leather,
swingers, dike,* entre otras.
Los estudios sobre las minorías sexuales han pasado entonces de los estudios lésbico-
gays a los estudios queer **-como una forma de reivindicar su uso peyorativo- así como
a los de la diversidad sexual, con el objeto de abrir un espacio para reflexión sobre las
amplias manifestaciones de la sexualidad.
Así podría considerarse que la diversidad sexual abarca tres dimensiones para su
análisis y definición: la orientación sexual, de acuerdo a la dirección erótico-afectiva del
objeto amoroso; la identidad sexual, de acuerdo a la definición sexual que adopta la
persona; y la expresión sexual, de acuerdo a las preferencias y comportamientos
sexuales que adopta la persona.
La posición ante la diversidad sexual ha ido variando; por ejemplo, hoy en día, pocos
sexólogos se sentirían cómodos al usar el término “perversión” para describir las
variedades de expresiones sexuales. Es más, en uno de los estudios más recientes e
influyentes sobre el tema, Robert Stoller señala que la perversión es “la forma erótica
del odio”, definida no tanto por los actos sino por el contenido: la hostilidad. Los
estudios lésbico-gays no se constituyen en proyectos de investigación desarrollados por
algunas personas interesadas; solo en Estados Unidos existen más de 15 programas
curriculares para abordar esta perspectiva. El tema de la sexualidad empieza a salir del
closet y poco a poco se va constituyendo en un tema cotidiano de reflexión al interés
por conoces las formas y la presencia frecuente de la diversidad sexual. El trabajo
desarrollado en torno a la investigación en este campo se ha dirigido hacia las
identidades, las expresiones culturales, literarias, las formas de resistencias y de
organización, y los estilos de vida.
Los esfuerzos de la lucha política incluso han llegado a que las fuerzas conservadoras
cada vez requieran de mayor beligerancia para ser escuchadas, mientras cada día la
visibilidad de otras formas de la expresión de la sexualidad van no sólo ganando terreno
sino conquistando derechos.
Retos
El trabajo de investigación que hoy realizamos, nos permite ofrecer elementos para
comprender el arraigo a las identidades sexuales y su expresión, pero – al estar basado
en las categorías reconocidas- necesita mirar por los intersticios para reconocer y
documentar los movimientos que, entre las categorías dadas, expresan el
comportamiento sexual humano. Los retos por enfrentar son aún más grandes. El
reconocimiento mismo de la sexualidad como una esfera de la vida independiente de la
reproducción está aún pendiente.
Asumir la diversidad sexual nos plantea la revisión de las categorías que sobre la
sexualidad hemos construido y reconocer su insuficiencia. Es más, reconocer que estas
no son inamovibles, ni definitivas si no que están en constante movimiento y que se
solapan aún sin darnos cuenta. Más aún, nos reta a mirar un mundo sin categorías,
donde las expresiones de la sexualidad, todas, tengan cabida y sean plenamente
disfrutadas, un mundo que aún ni siquiera imagino.
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Swinger: Hace referencia a las parejas que por mutuo acuerdo deciden intercambiar a
sus miembros.
Bibliografía
Abelove, Henry y otros (1993): The lesbian and Gay Studies Reader, Routlege, New
York/ London.