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UNIVERSIDAD DE SUCRE
III SEMESTRE
SINCELEJO, SUCRE
2015
COMO CONOCE EL HOMBRE
UNIVERSIDAD DE SUCRE
III SEMESTRE
SINCELEJO, SUCRE
2015
INTRODUCCIÓN
Cada uno de estos conceptos están basados en diferentes autores que a lo largo
de la historia dedicaron su vida a la búsqueda de estas respuestas; para que hoy
compares todos los conceptos y aclares dudas y crees tu propio concepto acerca
de cada uno de los puntos próximos a tratar, desde el sujeto hasta la verdad de tu
contexto.
Espero que estas páginas te sean de gran ayuda y que superen tus expectativas.
COMO CONOCE EL HOMBRE
No podemos, pues, imaginar un conocimiento sin sujeto, sin que sea percibido por
una determinada conciencia. Pero, de la misma manera, podemos decir que el
conocimiento es siempre conocimiento de algo, de alguna cosa, ya sea en entre
abstracto, - ideal como un número o una proposición lógica -, ya sea de un ente o
un fenómeno material o aún de la misma conciencia; en todos los casos, a aquello
que es conocido lo denominamos el objeto del conocimiento. La relación que se
articula entre sujeto y objeto es dinámica y constante; por una parte, puede
decirse que el sujeto debe situarse frente al objeto como algo externo a él,
colocado fuera de sí, abandonar su subjetividad para poder examinarlo. Vista
desde el sujeto, la aprehensión del objeto se presenta entonces como una salida
del primero fuera de su propia esfera, una invasión en la esfera del objeto y una
captura de las propiedades de éste. El objeto no es arrastrado, empero, dentro de
la esfera del sujeto, sino que permanece trascendente a él; en el sujeto surge una
cosa que contiene las propiedades del objeto; es la "imagen" del objeto.
En suma, el sujeto es un ser activo, creador, que desborda los límites de los
sentidos en la infinita riqueza de la imaginación.
Desde esta división que Popper hace de los mundos, plantea las nociones de
“Conocimiento Objetivo” y “Conocimiento Subjetivo”, se refiere al conocimiento
objetivo haciendo alusión a la noción kanteana de objetividad: “el conocimiento
objetivo es aquel que ha de ser justificable independiente de los caprichos de
nadie” a esta noción Popper agrega lo siguiente: “...las teorías científicas no son
nunca enteramente justificables o verificables, pero que son, no obstante,
contrastables. Diré, por tanto, que la objetividad de los enunciados científicos
descansa en el hecho de que pueden contrastarse intersubjetivamente”, de allí
plantea que el conocimiento subjetivo se alimenta del conocimiento objetivo
“...aunque el conocimiento objetivo sea un producto humano, rara vez se crea
asumiendo el conocimiento subjetivo. Rara vez sucede que un hombre primero
adopte una convicción basándose en su experiencia personal, la publique y
consiga que sea aceptada como una de esas cosas que decimos: <<Es sabido
que...>>. Por lo general, el conocimiento objetivo es el resultado de teorías rivales
que se proponen provisionalmente para solucionar algún problema conocido
objetivamente”.
De lo antes dicho con respecto a Popper, se puede plantear una relación con la
critica, en ella el sujeto se separa del objeto, pues el objeto ocupa un lugar en el
primer mundo y el conocimiento objetivo se sitúa en el tercer mundo, pues el
conocimiento es resultado la mente humana, en tanto del proceso de racional y
metódico de contrastar los enunciados, el problema que surge en la lógica de
Popper es que la cultura también es resultado de la mente humana y no alude a
un objeto del mundo 1, por lo tanto, la interpretación que surge desde la división
de mundos planteada por Popper es que la cultura pertenece exclusivamente al
mundo 3 sin tener un significante en el mundo 1 (el mundo de los estado y lo
procesos físicos).
3.1 La verdad:
Para Vaz Ferreira, "la metafísica es legítima; más que legítima: constituye y
constituirá siempre la más elevada forma de la actividad del pensamiento humano,
mientras no pretenda tener el aspecto de claridad y precisión de la ciencia". El
análisis filosófico completa el conocimiento, no a pesar de, sino justamente por su
falta de precisión. Se empieza a pensar con un esquema preliminar, y luego se
sigue analizando para matizarlo, "estableciendo las relaciones, las transiciones,
las penumbras y hasta las confusiones, porque para pensar bien hay que hacer
como el dibujante que traza primero el contorno, y después, con el claroscuro,
completa, y atenúa la rigidez falsamente precisa del esquema inicial". Vaz Ferreira
contrasta la precisión del esquema con la profundidad del análisis, y reserva la
primera herramienta para la ciencia y la segunda para la filosofía: ambas
contribuyen a su modo al conocimiento de la realidad.
Ahora bien, si la filosofía nos lleva más allá de la ciencia, también hay un más allá
del análisis filosófico. O, dicho de otro modo, si es verdad que ciencia y filosofía
contribuyen al conocimiento de la realidad, también lo es que el conocimiento que
ambas proporcionan es parcial, limitadísimo en comparación con la ignorancia que
dejan sin cubrir. Las últimas líneas de la metáfora del témpano flotante pueden dar
la impresión de un cierto pesimismo, cercano al escepticismo:
Por otra parte, en esta búsqueda, en la que todos los esfuerzos se suman,
también todos los grados de certeza son bienvenidos. Para Vaz Ferreira lo que se
duda, e incluso lo que se ignora, puede jugar un papel importante en el
conocimiento del mundo. Frente al racionalismo, que pretende seguridades a toda
costa, pero también frente al pragmatismo "malo", que propone forzar la creencia
por la voluntad, Vaz Ferreira defiende un pragmatismo "bueno", que gradúa la
creencia y reconoce su ignorancia:
S. Agustín (v.), cuando nos avisa de la necesidad de conservar los errores en esta
vida, y del poco valor que por tal hecho tiene ésta: «A mí mismo me ha sucedido
equivocarme en una bifurcación de caminos y no pasar por donde se había
ocultado un grupo de donatistas armados que esperaban mi paso; y así sucedió
que llegase a donde me dirigía tras un largo rodeo. Conocidas después sus
asechanzas, me regocijé de haberme equivocado, dando gracias a Dios, ¿Quién
dudará anteponer un viajero que yerra de este modo a un salteador que de este
modo no se equivoca? (...). Por esto mismo es miserable esta vida en que vivimos
ya que en algunas ocasiones es necesario el error para conservarla. Muy lejos de
mí el creer que tal sea aquella vida donde la verdad misma es vida de nuestra
alma, donde nadie engaña ni es engañado» (Enquiridion, 17,5). Para el converso
de Tagaste esta vida sería el lugar de las verdades a medias, de los errores útiles
o negativos, pareciendo querer contraponer dialécticamente a ésta, la otra vida en
la que habrían desaparecido por completo todos estos obstáculos que taran
nuestro paso por el mundo. Dios, al fin y a la postre, sería el «premio de nuestros
errores»
Nietzsche, para el que el mundo de la verdad debe ceder y dar paso al mundo de
la apariencia, del error. Sustenta su extraña tesis en base a un escepticismo
historicista y relativista. Según él, el reino del ser debe ser sustituido por el del
devenir, y la misma metafísica debe ser sustituida por el arte donde entra la
apariencia, lo no-verdadero, etc. La verdad no sería otra cosa que el e. en el que
me hallo instalado; el e. que fomenta al existente es para él verdad. Quizá cabe
aquí recordar a Unamuno cuando advierte de «que vale más el error en que se
cree que no la realidad en que no se cree; que no es el error, sino la mentira, la
que mata al alma»
Lo que nos hace sustentar que Cada fase del conocimiento está limitada por el
nivel de la ciencia y por las condiciones históricas de la vida de la Sociedad, que
hacen inevitablemente que nuestros conocimientos sobre la Naturaleza sean
relativos, incompletos. Pero las verdades descubiertas por nuestro conocimiento,
siendo relativas, contienen al mismo tiempo también parte de una verdad absoluta,
puesto que reflejan de manera correcta, aunque incompleta, el mundo objetivo
exterior. Por eso, el conocimiento logrado mediante las verdades incompletas y
relativas, nos acercan, en el desarrollo progresivo del conocimiento humano, a la
verdad absoluta, es decir, al conocimiento pleno y universal del mundo objetivo.
Es inconcebible agotar el conocimiento del mundo objetivo en un momento
históricamente determinado del desarrollo del conocer humano. Tal conocimiento
agotado significaría que el saber humano puede detenerse en su desarrollo,
cuando lo que ocurre es que está constantemente progresando del conocimiento
de la esencia de las cosas hacia el conocimiento más profundo de dicha esencia.
Por otra parte, tal conocimiento agotado del mundo objetivo no es posible en un
momento dado, debido a que el propio mundo se halla en un estado de cambio y
renovación eternas. Por consiguiente, también el conocimiento que es el reflejo
mental del mundo exterior, es inagotable y jamás puede acabarse; de la misma
manera que es inagotable e infinito el mundo.
CONCLUSIÓN
Saber ahora como conoce el hombre, como conozco yo; va a ayudar a mi carrera
a enfocar la búsqueda del conocimiento de manera más eficaz para obtener los
mejores resultados y crecer como persona.
Agradezco de ante mano al profesor Julio Sierra por orientarnos en este ejercicio
académico de la mejor manera.
Esperando que cada uno de ustedes que leen estas páginas se sientan
satisfechos y tengan grandes conocimientos.
REFERENTES BIBLIOGRAFICOS
KANT, I. “Crítica a la Razón Pura”. Ed. Sopena. Buenos Aires. 1952. Pág. 192
Vaz Ferreira, C., Fermentario, (Obras vol. X). Montevideo : CRROU, 1963.