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UNA NUEVA PERSPECTIVA EN

EL ACTIVISMO POR LOS


DERECHOS DE LOS ANIMALES
Por Andrés Cameselle
andrescameselle@yahoo.com
ÍNDICE

PRÓLOGO A LA VERSIÓN EN CASTELLANO

PREFACIO

INTRODUCCIÓN

CAMBIANDO LA CONCEPCIÓN MORAL DE LOS ANIMALES EN LA SOCIEDAD

"BIENESTARISMO": ¿UN PASO ADELANTE O ATRÁS?

AMANTES DE LOS ANIMALES

MÉTODOS DE HACER CAMPAÑAS

ATAQUEMOS LA RAÍZ, NO LAS RAMAS

¿CAMPAÑAS DE IGUAL IMPORTANCIA?

DISCRIMINACIÓN HUMANA ENTRE NO-HUMANOS

VEGETARIANISMO Y VEGANISMO

MANIFESTACIONES

ACCIÓN DIRECTA

CREANDO ENEMIGOS DE FORMA INNECESARIA

EPÍLOGO
PRÓLOGO A LA VERSIÓN EN CASTELLANO

Muchas de las situaciones analizadas y comentadas en este artículo pueden resultar


un tanto ajenas al lector hispanohablante. Al hacerse un análisis del movimiento a nivel
internacional (con especial hincapié en Inglaterra, donde éste está en un estado más
avanzado, marcando la línea a seguir para otros países), no veremos reflejados tales
casos en nuestro país. Tras haber vivido y trabajado en el movimiento en Inglaterra (el
cual antes consideraba exitoso) durante los últimos seis años, creo que se debe
desmitificar la efectividad de muchas prácticas y estrategias allí utilizadas para evitar
que caigamos en los mismos errores durante el desarrollo del movimiento en el Estado
Español. Aparte de ser muchas de éstas ineficaces o contraproducentes de por sí,
debemos tener en cuenta siempre la situación social de cada lugar para saber cómo
actuar (lo cual no implica en absoluto ceder en nuestras exigencias).

Espero que esto sea de utilidad y que no nos tengamos que dar de bruces con los
mismos problemas que otros se están encontrando (a veces no dándose cuenta
siquiera de la existencia de éstos).

PREFACIO

Observando nuestro entorno, a menudo creemos que las cosas están yendo a mejor
en cuanto a la situación sufrida por los animales, gracias al trabajo de muchas
organizaciones e individuos que defienden la necesidad de tener en cuenta los
intereses de todos los seres que sienten. Pero muchas veces tendemos a ver todo lo
hecho “por los animales” como algo positivo, algo que cambiará las actitudes que la
gente tiene para con ellos. Esto, lejos de ser cierto, es el último clavo en el ataúd de
este movimiento y de los animales que defiende. Una falta de reflexión y crítica nos ha
hecho llegar a un punto en el que somos considerados por muchos como lunáticos o
gente extravagante y emocional. Debido a la situación actual del movimiento por los
derechos de los animales en cuanto a tácticas, estrategia y efectividad, una nueva
perspectiva en el tema parece necesaria.

INTRODUCCIÓN

Para empezar, quisiera expresar mi apoyo a todos aquellos que luchan contra la
explotación, el asesinato y la utilización de seres sintientes. El hecho de que yo
muestre ciertos desacuerdos con ciertas ideas, métodos o campañas no significa que
subestime los esfuerzos de quienes los llevan a cabo. Cualquiera que desee ayudar a
los animales debería alegrarse de ser criticado, de forma que pueda analizar mejor su
trabajo y decidir si puede mejorar lo que está haciendo. Es muy triste ver que la actitud
más extendida en relación a las críticas es: “Si no te gusta, no lo hagas. Tú haz lo tuyo,
que yo haré lo mío”. De esta forma es imposible que el movimiento evolucione. De
modo que si alguien está haciendo algo que pueda perjudicar a éste, no deberíamos
callarnos. Igualmente, si alguien tiene una idea que pudiese mejorar nuestra
efectividad, sus comentarios deberían ser bienvenidos, no descartados sin
considerarlos realmente. Nadie es perfecto, y constantemente hacemos cosas que
podrían ser mejoradas. Muchas veces nos damos cuenta nosotros mismos tras un
tiempo, pero otras, simplemente no pensamos sobre ello hasta que alguien nos lo
comenta. Aceptar que has hecho algo mal, o que lo podrías haber hecho mejor, no
significa aceptar que eres malo o estúpido. De hecho, lo que demuestra una falta de
brillantez es creer que todo lo que haces está bien y que no tienes nada que cambiar.
La gente sabia se percata continuamente de que puede hacer las cosas mejor y
evoluciona para mejorar su efectividad.

Este artículo está escrito desde esta modesta postura, simplemente expresando mi
opinión sobre ciertos temas que considero relevantes. Todos aprendemos cuando
nuestro trabajo es evaluado.

Muchas de las cosas que aquí se critican constructivamente han sido apoyadas y
llevadas a cabo por mí en el pasado, y me alegra el haber sido capaz de reflexionar
sobre ellas y haber sido criticado por otros, lo cual me ha permitido cambiar.
Igualmente, muchas de mis ideas son compartidas por otros, y han sido expresadas
muchas veces con anterioridad. La razón de este artículo es la necesidad de adoptar
un nuevo enfoque metódico en nuestro movimiento, ya que –aunque muchas de las
ideas no son nuevas– la gran mayoría de las campañas están siguiendo caminos
totalmente distintos a esto. Lo importante no son los detalles en cada punto tratado,
sino la estrategia general a seguir.

Espero que nadie se vea ofendido por los comentarios aquí plasmados y que todos
entiendan que han sido escritos con la única intención de mejorar el movimiento que
lucha por el fin del uso de seres que pueden disfrutar y sufrir.

CAMBIANDO LA CONCEPCIÓN MORAL DE LOS ANIMALES EN LA SOCIEDAD

Al hacer campañas por cualquier causa, es de vital importancia el mantenerse centrado


en los argumentos que la sostienen. Si los argumentos se alteran con la intención de
conseguir algunos cambios en un período más corto, la causa no se ve promovida;
ésta se abandona por conseguir una eficiencia mal dirigida. Casos como el de los
derechos de los animales tardarán mucho tiempo en ser seriamente considerados por
la mayoría de la población, pero si mantenemos los argumentos iniciales al hacer
campañas, esto finalmente ocurrirá, al igual que ocurrió con el caso de la esclavitud
humana o el derecho al voto de las mujeres.

Será duro para mucha gente el aceptar el hecho de que los animales no son recursos o
propiedades para nuestro uso; que son seres conscientes y sintientes con intereses
individuales, al igual que los humanos. Cambiar el estilo de vida de la gente, sus
hábitos, mentalidad (nuestra concepción de la vida, el mundo, nuestras prioridades...),
economía, leyes, etc. es una enorme tarea que no se verá consumada en sólo unos
pocos años. El mismo argumento tendrá que ser repetido una y otra vez hasta que
suene familiar e incluso razonable en la mente de la mayoría de la gente. Es bastante
triste, pero así es como funciona para casi todo el mundo: cuanto más oímos algo, más
coherente nos suena.

A continuación veremos algunos ejemplos concretos para que esto se entienda mejor:

Si queremos hacer una campaña por el vegetarianismo, y el argumento principalmente


usado es el hecho de que es saludable, puede que muchos animales se vean
beneficiados (ya que alguna gente comprará menos carne por considerarlo insano),
pero no habremos estado haciendo una campaña por la liberación animal. No
habremos estado promoviendo la consideración ética de los animales y, en
consecuencia, la próxima vez que queramos hacer otra campaña, digamos sobre el
cuero, tendremos que tratar el tema como algo nuevo, sin conexión con el otro (a no
ser que queramos usar otro falso argumento).

Además, en este caso, tendríamos que convencer primero a la gente de que deberían
preocuparse por su salud (lo cual no es muy común), de que la dieta tiene gran
repercusión en ella, y de que la dieta vegetariana es de hecho más sana que el
consumo de carne (y, objetivamente, el consumo esporádico de poca cantidad de
carne no tiene por qué ser un riesgo considerable para la salud como para tener
relevancia en este aspecto). Como resultado de esto, una gran cantidad de recursos y
tiempo son empleados en una campaña que no cuestiona nuestra relación con los
otros animales.

Deberíamos explicarle a la gente que podrían estar más sanos siguiendo una dieta
vegetariana (no necesariamente cierto en todos los casos, dependiendo de lo que
comas), pero deberíamos usarlo como algo a añadir, de modo que el cambio resulte
más fácil para muchos. Antes deben haber escuchado las razones para observar a los
animales de un modo igualitario, no como su cena.

Es cierto que si la gente cree que el vegetarianismo es más saludable, y por ello se
hace vegetariana, será más fácil transmitir nuestro mensaje, ya que le resulta más fácil
aceptar la argumentación a favor del respeto por los animales a alguien que no come
carne que a alguien que sí lo hace (pues, en general, lo que la gente cree que está
bien o mal depende en gran medida de cómo eso afecta a sus vidas), pero eso es un
trabajo a realizar por organizaciones que promuevan la buena salud (que, desde luego,
tendrán un impacto mucho menor en la mejora de la situación de los animales).

Si al hacer campañas contra los ataques racistas sufridos por gente negra
argumentamos que los agresores pueden acabar encarcelados, arruinando así su vida,
podríamos evitar el apaleamiento o asesinato de alguna gente, pero le estaremos
haciendo un estrecho favor a la consecución de un entendimiento de la gente negra
como seres que merecen el mismo respeto que cualquier otra persona.

Lo mismo ocurre con la vivisección. Quizás podamos hacer un comentario sobre el


hecho de que la experimentación con animales puede ser engañosa e inútil para la
medicina humana en muchos casos, pero la cuestión es: "¿Y si fuesen útiles?" ¿Puede
alguien justificar el uso de un cierto grupo de humanos (digamos aquellos con pelo
rojo) como recursos cuando el resto de la población necesite sus órganos? Si la
respuesta es negativa, lo mismo es aplicable a otros seres con la misma capacidad de
sentir. No se puede pretender solventar los problemas de un grupo determinado por
medio de la explotación sistemática de otros. Y menos todavía hacer normas sociales
de forma que el grupo más poderoso tenga derecho a solucionar sus problemas (a
menudo causados por ellos mismos) por medio de la tortura y el asesinato de
individuos indefensos.

Además de que una gran mayoría de doctores y científicos afirman que la vivisección
es de gran utilidad, lo cual a mucha gente hará dudar de lo acertado de su
cuestionamiento en estos términos, existe también el riesgo, que parece muy alto, de
que algunos experimentos sean de hecho útiles para los humanos (aunque muchos se
empeñen en negarlo). Es por esto, y por más razones explicadas en este artículo, que
nos debemos centrar en el argumento ético. La razón por la que las violaciones están
mal no es porque puedan ser peligrosas para el violador (por poder contraer
enfermedades venéreas, por ejemplo) sino por el daño causado a la víctima. Si se
arguye lo contrario, ¿quién aceptaría tal campaña contra la violación como moralmente
correcta? Quizás los violadores, ¡empezarían a usar preservativos!

En los dos casos expuestos tenemos un problema común: estamos dando argumentos
especistas ("debemos hacer esto o lo otro porque es mejor para los humanos"), lo cual
refuerza esta mentalidad, y estamos ignorando la razón original para hacer tales
campañas: que los otros animales son también seres sintientes que merecen un trato
igualitario. Es por ello por lo que éste debería ser el punto principal en cada panfleto,
póster, revista, etc. De otro modo, la campaña contra la vivisección no se verá
beneficiada de aquélla por el vegetarianismo y viceversa. Esto implicará también un
enorme derroche de recursos (tiempo de los activistas, dinero, material,...) y, lo más
importante, no cuestionará la actitud de la gente para con los animales. Por el
contrario, reforzará la idea de que son los humanos los que más importan.

El punto central de esta cuestión es que todos los aspectos del uso de animales (carne,
vivisección, caza, pieles, etc.) son la consecuencia de la consideración moral de los
animales, no el problema en sí.

"BIENESTARISMO": ¿UN PASO ADELANTE O ATRÁS?

Cuando hablamos del movimiento por el "bienestar animal", nos referimos


normalmente a aquél dedicado a reducir el sufrimiento infligido a los animales
explotados, y, ocasionalmente, a la reducción del número de animales usados (en
contraposición con el movimiento por los derechos de los animales, que busca la
abolición de tales prácticas). El término en sí mismo resulta bastante peculiar, ya que
uno se pregunta cómo el ser encarcelado o ejecutado puede tener mucho que ver con
su bienestar.

Muchos activistas dicen a menudo que los grupos de defensa de los derechos de los
animales y los "bienestaristas" deberían trabajar juntos y no atacarse los unos a los
otros. De hecho, hay muchos grupos que se denominan como defensores de los
derechos de los animales mientras adoptan una postura "bienestarista" en muchas de
sus campañas o utilizan argumentos de ese tipo (por ejemplo, refiriéndose al no
seguimiento de las regulaciones vigentes en ciertos laboratorios o granjas, al no uso de
anestésicos en experimentos, a trabajadores causando sufrimiento "innecesario" a los
animales, a lo reducido o sucio de las jaulas...)

El llamado "bienestarismo" es el principal enemigo de la consecución de derechos para


los animales. Es suficiente hablar con la gente de la calle para observar que muy poca
gente dice: "Me da absolutamente igual el sufrimiento de los animales en las granjas
industriales, en experimentos o durante su sacrificio". En cambio, el comentario más
habitual es: "Sí, el trato que reciben muchos animales es terrible, pero hay granjeros
que los tienen en campos y experimentadores que usan anestésicos..." Otros dicen "Ya
sé todo sobre este tema. Yo sólo como carne del pueblo de mis abuelos".

Casi nadie aprueba la "crueldad sin más". Lo que tenemos que dejar claro es que es
injusto criar, usar o matar a alguien sin su consentimiento.
Es tentadora la consecución de victorias fáciles, ¿pero son estas victorias reales? Por
ejemplo, alguien que dice que las mujeres deberían tener cocinas más grandes en las
que trabajar no está ayudando en absoluto al movimiento de liberación de éstas. Al
contrario, tal sugerencia sólo perpetúa la idea de que la labor de las mujeres ha de ser
el trabajo del hogar. Para una mujer que ha de trabajar todo el día en la cocina (como
un ejemplo simplista), puede ser de ayuda el tener más espacio. Pero para todas las
mujeres por venir y su movimiento de liberación, esas campañas no son más que un
impedimento.

No queremos que la explotación y el asesinato sean regulados, queremos su abolición.


Si los activistas antiesclavistas estadounidenses se hubiesen dedicado hace 150 años
a conseguir que se golpease a los esclavos con látigos de un modo más moderado, en
lugar de exigir la abolición de la esclavitud, estarían todavía hoy haciendo campañas
para conseguirles un día libre a la semana.

Quizá sea cierto que existieron factores económicos que contribuyeron a esta
abolición, pero éste, desde luego, no es el caso con la esclavitud de animales; ésta es
muy rentable. Y para hacer que ello deje de ser así por medio del sabotaje económico,
como algunos pretenden, necesitaríamos ser un enorme porcentaje de la población,
poseyendo algún tipo de poderoso ejército. Esto, teniendo en cuenta la situación
actual, parece más ciencia-ficción que algo mínimamente razonable.

Había también quien hacía campañas por un mejor trato de los esclavos. Pero parece
más que probable que si se hubiesen dedicado a la abolición en lugar de la regulación,
el cambio habría ocurrido mucho antes, y habría tenido un efecto mucho más profundo
en la sociedad.

Es muy fácil señalar los cambios conseguidos debido a ciertas campañas, ya que
siempre ocurrirá alguna mejora en un sentido u otro, pero pocos de nosotros
reflexionamos sobre cómo sería ahora si se hubiesen hecho las cosas de otra forma.
Por ejemplo, haciendo campañas centradas en el cierre de un determinado
establecimiento (una estrategia que se ha vuelto muy popular dentro de nuestro
movimiento), puede que mucha gente se involucre y se percate de muchas más cosas
que de lo relacionado exclusivamente con este negocio. Pero, ¿cuánta gente
entendería por primera vez nuestro mensaje si la campaña hubiese sido dirigida a la
raíz del problema? Mucha más, sin duda. Y, lo principal, habrían adquirido una
comprensión más profunda de las razones por las que tratar a otros animales
igualitariamente. Hoy en día es fácil encontrarse a gente de ciertos grupos de defensa
de los derechos de los animales poniendo puestos en la calle (sobre todo en Inglaterra,
EEUU, Suecia, etc., ya que en España no es muy común encontrarse algo así, por
ahora) y no siendo capaces de argumentar éticamente contra los experimentos con
animales, por ejemplo, limitándose a tacharlos de "perversos" o "inútiles". En
consecuencia, éste es el mensaje recibido por el público.

Un gravísimo impedimento para la asunción social del vegetarianismo son las llamadas
"granjas tradicionales" o la "ganadería ecológica". La mayoría de la gente es egoísta y
sólo quiere sentirse bien. Es a veces difícil para un agente moral el observar el
sufrimiento de otros animales y saber que él es el responsable sin tratar de escapar de
su sentimiento de culpa. Pero una vez dan un paso, ya piensan: "Bueno, yo ya he
puesto mi granito de arena", y a menudo no dan más pasos. Y el principal problema es
que un paso hacia cualquier tipo de ganadería nunca puede ser hacia el respeto por los
animales.

Muchos grupos que hacen campañas por el vegetarianismo no dejan de repetir: "...en
las modernas granjas industriales los animales se crían en estas condiciones..." o "...
hoy en día en los mataderos los animales son sacrificados en un corto espacio de
tiempo, haciendo imposible un aturdimiento correcto...". Y nunca, o muy pocas veces,
mencionan esas granjas "tradicionales" o "ecológicas", o el hecho de que la libertad y la
vida de los animales es lo que realmente importa, tanto si son de granjas industriales
como si no. Los animales en este otro tipo de granjas tienen su libertad limitada (a
veces enormemente) y siempre son ejecutados (implicando esto un gran sufrimiento),
sesgando sus posibilidades de experimentar satisfacción o placer en un futuro, lo cual
determina nuestro interés en mantenernos con vida.
Parece también bastante ingenuo creer que el retorno a la ganadería tradicional es el
paso previo al vegetarianismo, ya que las granjas industriales son algo muy reciente, y
la ganadería es algo que lleva existiendo milenios. Es imposible que ésta decaiga sin
cuestionar su existencia en cualquiera de sus formas, o sea, planteando seriamente la
valoración igualitaria de los intereses de los animales.

Hay, de hecho, grupos que se autodenominan "defensores de los derechos de los


animales" mientras hacen campañas por un aturdimiento correcto, mejoras en el
transporte y jaulas más espaciosas. Esta actitud sólo perpetúa la situación actual. Una
vez la gente crea "... sí, antes era horrible, pero ahora lo hacemos bien, sin crueldad",
las posibilidades de cambio disminuyen considerablemente, o tal cambio será de una
mucho más difícil consecución.

No todo lo dicho en defensa de los animales es correcto, y muchas veces perjudica


más que ayuda. Si un cazador dice que debemos disparar a los animales en la cabeza
para que sufran menos, esto beneficiará al animal que es matado, pero, en general,
dará la impresión de que está bien matar animales y de que a los cazadores les
importan éstos.

Nadie puede afirmar que está del lado de los animales cuando dice que está bien
matarlos o criarlos mientras se haga con cuidado. Es cierto que mucha gente que usa
métodos "bienestaristas" cree que el uso de animales debe ser abolido, pero
consideran su estrategia un modo más efectivo de conseguir tal objetivo. Pero la idea
que el público tiene de las campañas es la estrategia seguida, no los objetivos. Esto
significa que lo que la gente entiende de una campaña "bienestarista" es que está bien
matar y encerrar animales mientras se haga "humanitariamente". Es por ello por lo que,
aunque algunos puedan sentirse cercanos a esta gente a nivel personal, debemos
oponernos públicamente a tales organizaciones, ya que justifican la utilización de seres
sintientes.

Los animales no son propiedades, no son recursos. Son individuos con el interés de
disfrutar y vivir, y hacerlo de un modo libre de dolor, explotación o coacción. Nuestro
interés en no sufrir viene determinado por nuestra capacidad de sentir dolor o malestar.
Nuestro interés en vivir, y en hacerlo en libertad, es debido a nuestra capacidad de
sentir satisfacción o placer. Al morir, nuestro interés por no sufrir desaparece, ya que no
sentimos una vez muertos. Pero todas nuestras posibilidades de experimentar
cualquier sensación positiva desaparecen. Esto es por lo que todos los seres con la
capacidad de tener experiencias positivas deben tener el derecho a la vida. Esto ha de
ser sumado al derecho a vivir sin sufrimiento y en libertad (la falta de ésta causa
sufrimiento y no permite llevar a cabo actividades placenteras).

Alcanzar una situación en la que menos animales son explotados o matados debido a
una mayor conciencia social es un paso cara a la liberación animal. Pero que los
animales sean sacrificados con menos dolor o se críen en mejores condiciones es un
paso hacia la perpetuación de la explotación animal.

Esta es una lucha que durará mucho tiempo, y no deberíamos engañarnos a nosotros
mismos intentando conseguir mejoras a corto plazo. Éstas, lejos de promover nuestra
causa (más bien la de los animales), están desviando nuestros esfuerzos hacia algo
que no es nuestro fin original. De hecho, las regulaciones "bienestaristas" son una
brillante invención de aquellos que quieren mantener a los animales subyugados. Si,
tras un debate moral, logran conseguir la aceptación social de sus prácticas
explotadoras -por ser éstas llevadas a cabo "humanitariamente"- difícilmente podremos
llegar a abolirlas.

AMANTES DE LOS ANIMALES

Hay muchos activistas que se llama a sí mismos "amantes de los animales", a la vez
que instan a los demás a amar a los animales en lugar de matarlos. Esto resulta
bastante inapropiado, ya que no se les puede pedir a los demás que sientan una cosa
o la otra; lo único necesario es que la gente los respete y los deje en paz. Del mismo
modo, al hablar de amor y no de justicia, estás haciendo que esto parezca un tema
sentimental, en lugar de una cuestión ética de gran importancia. De hecho, la mayor
parte de la gente que se acerca a los puestos informativos diciendo que aman a los
animales resultan ser personas que comen carne o defienden la vivisección en el plano
médico.

El uso de frases como "... estos bellos animales...", o "... estas inteligentes criaturas" es
común en el material informativo de muchas organizaciones. Utilizar tales términos
como formas de hacer que su explotación parezca más inaceptable está claramente
perjudicando más que ayudando. El hecho de que alguien sea bello es muy subjetivo, y
no se entiende cómo puede ser peor explotar a alguien sólo por ser más guapo o
bonito que otro alguien. Hablar en estos términos resulta además bastante especista,
ya que nadie que haga campañas por la igualdad de las mujeres usaría el "argumento"
de que éstas son bellas para hacer que su explotación sea más condenable. Esto sería
considerado sexista, al igual que debe ser lo otro considerado especista.

En el caso de la inteligencia nos hallamos ante un problema similar. Aparte de que la


inteligencia es un término muy ambiguo (ya que implica muchas características
psicológicas, unas sólo poseídas por algunos humanos, otras sólo por otros animales,
y la mayoría compartidas en diferentes grados por miembros de diferentes especies), el
hecho de que alguien tenga un tipo o grado de inteligencia determinado no es en
absoluto relevante a la hora de prestar atención a su sufrimiento o la privación de su
vida. Así, tampoco encontramos a mucha gente negando que la gente con "retrasos"
mentales, ancianos seniles o bebés de corta edad deban ser respetados por el hecho
de tener una capacidades de raciocinio inferiores.
MÉTODOS DE HACER CAMPAÑAS

Las campañas deberían basarse (por lo menos en el momento actual) en la difusión de


información y la creación de debate.

"Difusión de información" no significa publicar material que simplemente difama a los


explotadores de animales, sea cual sea la razón. Es deprimente leer revistas y
panfletos de grupos de defensa de los derechos de los animales llenos de información
que nada tiene que ver con los animales (esto no ocurre tanto en España como en
Inglaterra, donde es muy común).

Cosas como el que a un cazador le falte un testículo o que una escritora que defiende
la caza sea "gorda" parecen ser datos de vital importancia para algunos, cuya difusión
resulta esencial (ambos son casos reales, de entre muchos del mismo estilo). Lo
mismo ocurre con grupos que usan como sus argumentos principales el hecho de que
trabajadores de ciertos laboratorios le han dado puñetazos a los animales, no han
usado anestésicos, han estado bebidos en el lugar de trabajo, tomando drogas
ilegales, no siguiendo las regulaciones, etc. Esto no ayuda a cambiar la mente de la
gente sobre los animales. ¿Qué ocurriría si el cazador tuviese dos testículos, la
escritora no fuese "gorda" y los trabajadores de los laboratorios no tomasen drogas,
siguiesen las regulaciones y usasen siempre anestésicos? ¿Estaría justificada
entonces la vivisección o la caza? Por supuesto que quienes hacen tales campañas no
lo creen así, pero, especialmente en los casos sobre experimentos, es probable que el
público sí lo haga. ¿Por qué entonces usar argumentos tan inconsistentes que de
ningún modo ayudan a cambiar la mentalidad imperante? Podría ser comprensible
algún comentario sobre el maltrato sufrido por los animales no sólo durante los
experimentos, o el hecho de que estén completamente conscientes en la mayoría de
los casos durante éstos; pero no deberían ser argumentos en los que confiar, dándoles
mucha relevancia o usándolos constantemente. Y, en cuanto a cosas como el que
alguien sea gordo, feo, tenga una minusvalía, etc., parece obvio que, aparte de ser
unas discriminaciones bastante difíciles de justificar, la relación con el tema de los
animales es nula.

También hay quien prefiere promover la defensa de los animales como un "deber
indirecto". Esto significaría que no debemos ser "crueles" con los animales, ya que esto
derivará en casos de crueldad con humanos. O que no debemos comer carne porque
esto destruye "nuestro" planeta (debido al derroche de recursos que supone tal hábito,
por el agua, terreno y cereales o soja destinados a la alimentación del ganado). Esto no
dice mucho a favor del valor de la vida individual de los animales, ¿verdad?

Lo importante es enseñar que los animales tienen valor por ellos mismos y que el
hecho de dañarlos está mal en sí, por ser éstos seres sintientes, no porque sea malo
para nosotros. Sugerir que el problema del abuso de animales es que causa el abuso
de humanos es simple antropocentrismo.

Es cierto que nos debe preocupar el medio ambiente, ya que mueren animales como
consecuencia de su destrucción, pero esto no quiere decir que lo debamos defender
como una entidad sintiente: el medio no puede sentir, son los animales quienes lo
hacen. Así que, de nuevo, podemos usar este argumento como algo secundario
algunas veces, pero siempre recalcando que son los animales quienes importan. Debe
ser subrayado que, aunque la destrucción ambiental mata animales, debemos
centrarnos en las campañas contra el uso directo de éstos. Esto es porque a la gente le
resultará mucho más fácil reconocer que los animales deben ser tratados
igualitariamente a través del entendimiento de las consecuencias directas sobre éstos
que sus hábitos tienen, en lugar de ver la situación en la que los animales se
encuentran como un efecto indirecto de la mayoría de las cosas que hacen. Es también
mucho más fácil para alguien cuestionarse su dieta, vestimenta y alguna que otra cosa
más que el uso de todos los materiales plásticos, coches, tintas, papel... Una posición
ecologista coherente nos conduce necesariamente al primitivismo, lo cual no es,
obviamente, la idea más apropiada para promover hoy en día. También podríamos
añadir aquí que aquello que debe representar nuestro objetivo práctico primordial
(erradicar el uso de animales como comida, ya que es la práctica que más individuos
implica) tendrá también como consecuencia el fin de la principal causa de
deforestación y desertización en la Tierra (salvando indirectamente trillones de
animales).

ATAQUEMOS LA RAÍZ, NO LAS RAMAS

Como ya se ha mencionado, el caso de los derechos de los animales es principalmente


una cuestión de cambiar la concepción social sobre los seres sintientes no-humanos.
Esto significa que no se requiere sólo inhabilitar a unos pocos "abusadores de
animales" de modo que no puedan seguir cometiendo atrocidades. Hoy en día, todo el
mundo está de algún modo involucrado en la explotación de animales. En Inglaterra, el
país con un mayor porcentaje de personas que no usan ningún producto de origen
animal (incluyendo carne, leche, huevos, miel, cuero, etc.), el número de éstas ronda
los 250.000, un muy pequeño porcentaje de la población (los ovo-lacto-vegetarianos
son algo más de 5 millones, de un total de 60 millones de habitantes). En España el
número es muchísimo más reducido. ¿Significa esto que el resto de la población son
unos desalmados a quienes no les importa el sufrimiento y muerte de otros? ¿Cómo
puede ser entonces que el número de gente que elige dietas exentas de productos
animales por motivos éticos tienda a crecer? ¿Es acaso que antes eran terriblemente
crueles y egoístas y que de repente se han convertido en gente buena y respetuosa?
Quizás simplemente recibieron información que no tenían previamente y decidieron
cambiar.

Sí, es cierto que la gente debería buscar información por sí misma, o cuestionarse su
relación con los demás animales, pero si lo hiciese todo el mundo, no tendríamos que
hacer campañas.

La mayoría de nosotros comía carne hasta que recibimos información de algún sitio, y
no siempre buscándola. Y, por supuesto, sabíamos que "aquello" en nuestro plato era
un animal, al igual que los vivisectores saben qué es "aquello" en su mesa. Pero no
reflexionamos en profundidad suficiente sobre nuestra relación con los animales hasta
que el dilema nos fue planteado. Algunos dejan de comer animales inmediatamente, a
otros les lleva un tiempo. Y es más que probable que para alguien cuyo sustento se
basa en el uso de animales (como un carnicero), será mucho más difícil aceptar que tal
uso no es justificable, ya que le supondrá un cambio muy drástico (como se ha
comentado antes, la concepción de la gente sobre lo que está bien o mal está
inconscientemente muy ligada a lo que ello implica en sus vidas). Al decir esto no estoy
diciendo que los explotadores de animales sean siempre inocentes. Lo que quiero
expresar es que la gente no es como debería, y esto es algo que hemos de tener
siempre presente al hacer campañas si no queremos caer en el fracaso. Por supuesto,
a los animales no les importan las excusas que cada persona pueda dar para
explotarlos, pero sí les importa ser explotados. Y, si queremos conseguir algo,
deberíamos tratar de entender cómo piensa la gente, porque es el cambio de sus
mentes lo único que puede hacer que la situación cambie.

Es muy común en ciertos países, especialmente Inglaterra, que los activistas pasen la
mayor parte de su tiempo a las puertas de laboratorios en el medio del monte para
gritarle a los trabajadores, por ejemplo, en lugar de salvar animales realmente por
medio de puestos informativos, charlas, actos en la calle, redacción de artículos,
distribución de panfletos, estudio de la materia que tratamos, consiguiendo la atención
de los medios...

Desgraciadamente, en Inglaterra se ha empezado a adoptar una estrategia (que ha


sido copiada por activistas en Estados Unidos, Holanda, Suecia, Finlandia, Alemania,
etc. ) consistente en el cierre de negocios o establecimientos concretos en los que se
utiliza animales (granjas o laboratorios, por ejemplo).

El argumento ofrecido para defender este tipo de campañas es normalmente que si el


uso de animales se convierte en algo económicamente problemático (por tener que
mover tu negocio a otro sitio o tener que gastar más dinero en seguridad), los que ellos
llaman "abusadores de animales" se lo pensarán dos veces antes de abrir un negocio
del estilo.

Esto es atacar una consecuencia en lugar de la raíz del problema. No es que haya un
reducido número de gente "perversa" (el término "evil" es muy utilizado en esta clase
de campañas) que trabaja torturando animales con la oposición del resto de la
sociedad. En cambio, es la demanda del resto de la sociedad lo que les ofrece un
trabajo a esa gente. No es que se construyeran primero los mataderos, promoviéndose
después el consumo de carne; por el contrario, habrá mataderos mientras exista una
demanda del publico. Es ridículo considerar que el trabajador de un laboratorio que usa
animales es peor que las personas que aceptan el uso de animales en investigación
(que no son pocas), ya que la única razón para que los segundos no hagan lo que el
primero es que él o ella estudió medicina o farmacología, mientras que los otros
estudiaron filología, historia o ingeniería, por ejemplo.

Por medio del cierre de un laboratorio o una granja de cerdos, la cantidad de animales
usados en experimentos no decrece, ni tampoco el número de animales ejecutados por
su carne. Los experimentos serán realizados en otro sitio y la producción de la carne se
llevará a cabo en otro sitio. Sólo cuando la demanda de carne decaiga, descenderá la
producción. Y sólo cuando la gente se dé cuenta de que los animales deben tener
derechos se dictará el fin de la vivisección.

Muchos activistas piensan que es muy importante enfrentarse a quien ellos llaman "el
enemigo", o sea, ir a la casa de peleteros o trabajadores de laboratorios a hostigarles,
esperarles a las puertas de su lugar de trabajo, hacerles llamadas amenazadoras,
solicitar el envío de revistas y comida que ellos no han pedido a sus casas... Piensan
que ser acosados hará a los trabajadores dejar sus trabajos, y que esto, finalmente,
acabará con la explotación animal. Como se ha apuntado más arriba, no se trata de
unos pocos individuos con un deseo de torturar animales. Cuando un trabajador
abandona su oficio debido a la presión (lo cual es considerado como una gran victoria
por muchas campañas), la única cosa que cambia es la persona que hace tal trabajo.
Parece más una cuestión de "darles su merecido" que un método de salvar animales.
Esto también da la impresión de que ciertas prácticas son más condenables que otras;
en este caso haciendo parecer que la vivisección es peor que el consumo de carne.
¿Es acaso quien se come una merluza mejor que quien disecciona un perro sólo
porque no mata al animal con sus propias manos? De nuevo, nos surge la pregunta:
¿Es un obrero más culpable que su jefe cuando hace mal un trabajo por seguir sus
instrucciones? Desde luego que no.

Si los explotadores de animales fuesen unos pocos, y contasen con la oposición de la


mayoría, quizás tales métodos fuesen algo más efectivos, pues una vez se frenase a
éstos no habría otros que siguiesen su trabajo. Pero, tristemente, ¡nos estamos
enfrentando a la mayoría de la población humana!

En estas campañas contra negocios en particular -además de la ineficacia ya


apuntada- se suele perder el norte, convirtiéndose en campañas no por los derechos
de los animales, sino contra estos lugares. En consecuencia, vemos cómo miles de
panfletos y revistas (que no son baratos) se distribuyen, conteniendo información casi
exclusivamente sobre inversores, compañías de seguros, o clientes de tales
compañías; diciendo sólo que apoyan la tortura de animales (algo que hacen
indirectamente, como casi todo el mundo hoy en día - o sea, comprando en tiendas que
venden productos animales, pagándole al frutero que come sardinas, comprando
productos de compañías que poseen negocios que explotan animales...)

Puede ser que al causarle muchos problemas económicos a una compañía se consiga
su cierre, pero no provoca ningún cambio a la hora de salvar animales. ¿Acaso el
número de gatos utilizados en experimentos decreció tras el cierre de Hillgrove Farm
(una granja que criaba estos felinos para venderlos a laboratorios, cerrada debido a las
campañas en su contra)? No. ¿Y qué ocurrió tras el cierre de Shamrock Farm (ésta
criaba monos con el mismo fin, sufriendo la misma suerte)? Simplemente se está
construyendo una nueva granja de primates en Camarles (Tarragona). ¿Y qué ocurrirá
si cierran Huntingdon Life Sciences (el laboratorio de contrato más grande de Europa,
situado en el Reino Unido, y cuyo cierre se ha convertido en una de las prioridades
actuales del movimiento)? ¿Van las compañías que testan allí sus productos a dejar de
probarlos en animales? Simplemente le pagarán a otro laboratorio. ¡Oh, lo siento!
¡Había olvidado que "los cerraremos todos, uno por uno"! Cualquiera que crea esto
realmente debería reflexionar un poco sobre la cantidad de laboratorios de
experimentación animal que existen en este planeta, y hacer un cálculo del tiempo,
dinero, activistas y poder que tenemos. El cierre de todos los establecimientos que
usan animales jamás ocurrirá de ese modo. La vivisección no será erradicada sino por
medio de la educación del público y el cuestionamiento de sus consideraciones
morales. Una vez se logre un cambio en ese sentido, su fin es inevitable. No ocurrirá
de la noche a la mañana, pero este cambio de actitudes es esencial para su abolición.

Campañas como las aquí mencionadas están derrochando enormes cantidades de


dinero, activistas, tiempo y otros recursos en promover no el trato igualitario que deben
recibir todos los seres sintientes, sino el cierre de un establecimiento, usando cualquier
cosa en su contra, aunque nada tenga que ver con animales. Atacar, por ejemplo, a
aquellos que permiten tener una cuenta de banco a un laboratorio que usa animales, o
a aquellos que les suministran vallas, transporte, seguridad u otros servicios es una
táctica usada bastante a menudo, la cual parece carecer claramente de sentido. Ésas
son compañías que simplemente hacen su trabajo, el cual no daña intrínsecamente a
los animales. Imaginemos que alguien tiene una frutería y se convierte en un objetivo
por vender sandías a gente con zapatos de cuero. Bueno, si decide no hacerlo, pues
vale (aunque tales actitudes simplemente tienden a ponernos a la gente en contra, no
permitiéndoles entender las razones para hacer ciertas cosas); pero hoy en día no se
puede pretender que gente con negocios no sirva a quienes explotan animales, ya que
esto significa su ruina en la mayoría de los casos. Los únicos beneficiados por esta
clase de tácticas son los explotadores de animales, dándoseles así la oportunidad de
descartar al movimiento como un puñado de lunáticos irracionales, infantiles y violentos
que están contra todo y todos. Y encima, nada les puede ser más beneficioso que
asegurarse de que los recursos de las campañas son desperdiciados intentando cerrar
un negocio en lugar de tambalear las débiles estructuras morales sobre las que se
basa la discriminación de los animales.

¿CAMPAÑAS DE IGUAL IMPORTANCIA?

Muchos activistas afirman que todas las campañas son igualmente importantes como
un modo de huir a la crítica (y todo el mundo parece temerla tanto que muy pocos
dicen lo contrario). Es difícil creer que una campaña como la existente para salvar las
palomas de Trafalgar Square en Londres (se ha prohibido alimentarlas) puede ser tan
importante como una por el vegetarianismo o contra la vivisección. La cantidad de
animales involucrados, el sufrimiento padecido por ellos y la repercusión social son
mucho menores. El tema de las palomas puede ser utilizado como algo simbólico para
protestar contra la consideración de los animales como plagas, en lugar de individuos
sintientes (al margen de que los humanos reflejarían mucho mejor la definición de
"plaga"). Pero hacer una campaña sobre ello... Eso es perder la perspectiva un poco.
Por supuesto que todos los individuos importan, por eso importan más diez individuos
que uno. Y diez millones más que diez mil.

Los activistas deberían hacer un análisis más profundo del tema y observar el gran
poder que tienen para cambiar las cosas a una mayor escala. Es comprensible que el
hecho de ver animales sufriendo ante tus ojos resulta difícil de soportar, pero aquellos
que no están allí para que los veas, probablemente estén ocultos por encontrarse
sometidos a un sufrimiento todavía mayor. Y el hecho de que no veas algo no significa
que no esté ocurriendo.

DISCRIMINACIÓN HUMANA ENTRE NO-HUMANOS

En teoría, parece estar claro para la mayoría de los activistas que otros animales
sufren tanto como los perros y los gatos. Pero, en la práctica, vemos que mucha más
atención es prestada a su explotación o maltrato que al infligido a otros animales no-
humanos. Esto puede ser observado en panfletos dedicados exclusivamente a perros y
gatos en experimentos o en abundantes frases como "... incluso perros y gatos son
utilizados"; al igual que en folletos sobre el uso de perros y gatos para la confección de
abrigos, en un gran número de artículos dedicados a ellos... ¡incluso en un llamamiento
de boicot a Corea por vender carne de estos animales! ¿Por qué no organizar un boicot
contra Inglaterra por vender carne de bacalao, pollo o cerdo? Algunos arguyen que es
por la forma en la que son matados, como si una trucha, una ternera o un pavo no
sufriese enormemente cuando se le mata y cría. E incluso si ése fuera el caso (lo cual
es falso casi con total seguridad), ésa sería una campaña "bienestarista", consistente
en reducir el sufrimiento de los seres explotados en lugar de abolir la explotación. Ésta
está, obviamente, basada en diferencias culturales. Es simplemente una de esas
campañas, como aquéllas contra las carnes "exóticas" (de canguro o avestruz, por
ejemplo), que consiguen gran apoyo del público en países occidentales pero que no
cuestionan realmente la actitud de los humanos para con otros animales (de ahí el
apoyo que reciben). Incluso si el fin del tráfico de carne de perro y gato fuese posible
relativamente pronto por medio de campañas de este tipo, éstas refuerzan la idea de
que los animales de compañía son más importantes que los otros, haciendo el mensaje
muy inconsistente, además de dificultar el entendimiento de la causa por los derechos
de los animales.

Otra cosa tan triste como común en panfletos y otras publicaciones es la redacción de
frases como: "No comas carne o pescado..." (en el mundo anglosajón separan incluso
las aves). Comer pescado (y aves) es comer carne. Si se continúa haciendo esa
diferencia tendremos siempre a esa gente que se llama a sí mismos vegetarianos
mientras comen peces. Si quieres dejar claro qué es a lo que te refieres con "carne",
puedes hacer un panfleto contra la carne con una foto de un pez o diciendo algo como
"... tanto si alguien es un humano, un pollo, un atún, una gamba o una vaca; su interés
en vivir y en no sufrir es el mismo. No comas carne."

De hecho, incluso cuando algunas organizaciones dan estadísticas del número de


vegetarianos en un país determinado, ¡incluyen a aquéllos que han dejado de comer
carne roja únicamente! Los peces son especialmente ignorados por la mayoría de las
campañas. A pesar de representar la mayoría de los animales matados por ser
considerados recursos, muy pocos panfletos, revistas, artículos, carteles, campañas,
etc. son dedicadas a los peces. Y, cuando son mencionados, son a menudo medidos
en toneladas, no individuos. Quizás sea difícil determinar con exactitud el número de
éstos que son matados, pero podemos hablar de miles o millones, no peso. ¿Qué
pensaríamos si se nos dijese que noventa toneladas de judíos fueron ejecutados en un
campo de concentración?

VEGETARIANISMO Y VEGANISMO

Cuando se promueve una ideología, la gente cae a menudo en la trampa de los


eslóganes y las etiquetas, los cuales acaban diluyendo el mensaje original. Esto puede
ser claramente observado en el movimiento por los derechos de los animales, con
gente que se llama a sí mismos "veganos", en lugar de "gente con una consideración
ética hacia los seres sintientes no-humanos", o, por lo menos, "aquellos que defienden
los intereses de los animales". Que se nos llamase así sería fantástico, ya que cuando
se hablase de nosotros se estaría dando una explicación de qué es lo que estamos
promoviendo, forzando a reflexionar sobre lo que decimos, y haciendo nuestro mensaje
comprensible para otros.

Sin embargo, tendemos a colgarnos etiquetas que permiten a otros hablar de nosotros
sin hacer explícito lo que queremos decir. El término "vegano" es usado con frecuencia
(especialmente en lugares como Inglaterra, Suecia o EEUU), y lo que la gente entiende
con ello (en esos países su significado es más conocido) es que aquellos que son
veganos no consumen productos de origen animal, sin un mayor entendimiento de las
posibles razones morales detrás de tal postura. De este modo, es común encontrar
gente que dice "No, yo no tomo huevos porque soy vegano." Eso es como decir que no
discriminas a los negros porque eres antirracista. ¿No sería más razonable decir que
eres antirracista porque encuentras la discriminación en base al color de la piel algo
indefendible y no viceversa? ¿Y no es acaso que tú no consumes productos de origen
animal por parecerte injustificable la discriminación por razones que carecen de
relevancia moral (como el número de patas, el tamaño, grado o tipo de inteligencia,
etc.)?

A muchos les gusta ponerse etiquetas para mostrar lo diferentes que son, en lugar de
dar argumentos que defienden su postura moral. Es mucho más efectivo el explicar
nuestras ideas que etiquetarnos o dejar que nos etiqueten, porque al hacerlo les
haremos ver a otros que tenemos razones para hacer lo que hacemos; que pensamos
y llegamos a conclusiones que nos hacen tomar las decisiones que tomamos.

De todos modos, a veces tenemos que utilizar ciertos términos; y en este sentido
parece lo más adecuado intentar que la palabra "vegetariano" se entienda como
"vegano" en su significado, para que la gente no piense que se puede ser "respetuosa
con los animales" mientras comen productos derivados de su explotación. Pero esto
debería ser siempre recalcado para evitar confusión, podemos decir "Soy vegetariano,
no consumo ningún producto animal". Si la aclaración no puede ser hecha, puede ser
una mejor opción usar el término "vegano" en los países arriba mencionados, pero no
en el Estado Español, ya que casi nadie conoce su significado, y hará que nuestra
lucha le parezca algo todavía más extraño.

Resulta también problemático el hecho de que muchos vegetarianos (incluyendo a los


veganos) digan “No puedo comer eso, soy vegetariano”, en lugar de explicar que es
una decisión voluntaria con un fondo ético, no una cuestión de salud o una creencia
religiosa.

Es muy frustrante ver que grupos que promueven el vegetarianismo por razones éticas
dan recetas que incluyen leche, huevos o miel. En algunos casos, puede ser
comprensible que se omita cualquier mención a tales productos, pero algo muy distinto
es promover su uso, sabiendo lo que hay detrás de su producción.

MANIFESTACIONES

En cuanto a las manifestaciones, unas cuantas cosas han de ser mencionadas (al
menos sobre cierta clase de éstas, más comunes en Inglaterra, EEUU, Suecia,
Finlandia, etc.) Es difícil encontrar el sentido al ir a granjas o laboratorios en el medio
de la nada (suelen estar lejos de poblaciones) para gritar sin ser oído por nadie excepto
los trabajadores, quienes ya saben perfectamente lo que ocurre en tales lugares, y
quienes normalmente no saben más ni menos que otra gente sobre los argumentos
contra el especismo. Si tal acto se organiza como un acto simbólico, llamando a mucha
prensa, por ejemplo, quizá pueda ser bastante productivo, pero hacerlo regularmente y
con asiduidad (tal y como se hace, sin prensa alguna), como si lo que importase fuera
"estar allí" y "enfrentarse a los trabajadores", es un absoluto sin sentido.
El objetivo de las manifestaciones se olvida en numerosas ocasiones. Manifestarse es
una forma de hacer que tu voz se escuche y hacer saber a la gente qué estás diciendo.
Pero para muchos es una forma de desahogar su ira, insultando y gritando (no me
refiero a gritar consignas), como si eso fuese a ayudar a los animales. Para otros, es
una buena oportunidad para causar daños a la propiedad de los "abusadores de
animales", lo cual, aparte de hacer que mucha gente no vaya a las manifestaciones, da
una mala imagen al movimiento. Alguien que nunca se ha cuestionado el uso de
animales difícilmente estará de acuerdo con atacar a quienes lo hacen.

Con frecuencia, algunas manifestaciones se convierten en manifestaciones contra la


policía, en lugar de ser contra el abuso de animales. Los manifestantes empiezan a
usar los megáfonos para referirse a lo brutal de la intervención policial, a que están
haciendo arrestos ilegales y cosas por el estilo. Quizá esto sea cierto en algunos
casos, pero no deberíamos olvidar nuestro objetivo, ni que los animales son peor
tratados que cualquier manifestante. De todos modos, parece que para muchos la
policía es el principal enemigo, y todo lo que desean es buscar formas de engañarlos y
desobedecerles. Algunas cosas parecen ser carentes de razón: la policía dice "no
podéis hacer esto" y, automáticamente, la gente empieza a hacerlo, aunque no sirva de
nada. Pero tienen que demostrar que son rebeldes, que no obedecerán a la autoridad,
y posiblemente hasta sean arrestados, lo cual para muchos demuestra que eres un
activista verdaderamente dedicado. Y si son encarcelados, se convertirán en gurús que
nadie puede criticar, ya que "arriesgaron su libertad por los animales".

También debemos tener en cuenta que si una manifestación va a consistir


principalmente de un tipo determinado de personas (señoras mayores, jóvenes con
peinados poco comunes, sólo hombres o sólo mujeres...), quizás sea mejor que no se
realice, pues creará un estereotipo de los defensores de los derechos de los animales
que excluye a ciertos miembros del público.

ACCIÓN DIRECTA

El término "acción directa" es normalmente engañoso, utilizándose sólo para referirse a


la liberación de animales con tus propias manos, destrucción de propiedad o cosas
similares. Yo afirmaría que lograr que alguien se haga vegetariano es acción directa,
pues salvas animales directamente de ese modo. Y si esto no es considerado "directo",
tampoco podrá serlo la rotura de un escaparate, al no involucrar esto a ningún animal
en la acción en sí. Poner puestos es acción directa, interrumpir un desfile de peletería
es acción directa, encerrarte en una jaula en la calle como método de protesta es
acción directa. Quizás no veas a los animales que has salvado correr libremente a tu
alrededor, pero puedes estar seguro de que sí los has salvado. La acción directa no
quiere decir que exista el riesgo de ser encarcelado ni que tenga que ser algo
necesariamente ilegal. De todos modos, para ahorrar esta explicación cada vez que
use el término, me referiré al concepto expresado con él por la mayoría de los
activistas como "acción directa" (o sea, el uso de actividades ilegales como rescatar
animales, romper escaparates o quemar camiones de carnicerías).

El uso de la "acción directa" con objetivos de defensa de los animales está aceptado
entre muchos activistas, lo cual es bastante comprensible. El problema es que este
tema se ha vuelto un tabú para muchos(sobre todo en países donde tales acciones son
habituales), nadie puede criticar ninguna acción sin ser visto como un traidor. Y, desde
luego, no todas las acciones son positivas.

Para empezar, quiero que quede claro que yo no encuentro moralmente incorrecto el
hacer cualquier cosa para evitar que un asesino, torturador o explotador lleve a cabo
sus actos criminales (mientras no se dañe a otros excepto a los culpables, y el daño
causado a éstos sea el mínimo posible para conseguir nuestro fin - defender a las
víctimas del ataque). Mi desacuerdo es en términos estratégicos.

Algunas acciones son muy útiles y sus resultados son magníficos. Un ejemplo de esto
puede ser filmar dentro de granjas o laboratorios para mostrar las imágenes al público.
Rescatar simbólicamente algún animal, como ejemplos vivientes de cómo sufren allí,
puede ser bueno también.

Pero rescatar animales en grandes cantidades (o no tan grandes, pero si no se usan


para hacer campañas) es en la mayoría de los casos una no muy buena idea. Esto se
debe a que el perro rescatado de un laboratorio, por ejemplo, será simplemente
reemplazado. El experimento no se abandonará a consecuencia de esa acción en la
mayoría de los casos. Eso significa que se salva a un animal, pero simplemente
condenando a otro a pasar por lo que el primero había sufrido ya. Esto no se puede
decir que sea salvar animales (en términos numéricos). Se ha salvado a aquel
individuo, pero no un animal. Hay unas pocas excepciones a esto. Una, por ejemplo,
es salvar animales que son "sobreproducidos", como ocurre en el hospital de
Whitechapel (Londres), donde, aparentemente, crían más ratones de los que utilizan en
experimentos, significando que se mata a muchos de ellos sin que sean utilizados.

Aún así, intentar conseguir la liberación animal de tal modo parece no sólo
terriblemente lento sino imposible. Y no olvidemos que esos animales rescatados
necesitan atención, lo que hace que muchos activistas gasten su tiempo cuidando unos
pocos individuos en lugar de salvar a millones por medio de campañas (y lo mismo
ocurre con el dinero gastado en santuarios - lugares donde se cuida y mantiene en las
mejores condiciones posibles a animales rescatados).

Y es a la hora de causar daños materiales donde nos encontramos ante un mayor


problema. Para empezar, en la mayoría de los casos el daño se ve cubierto por un
seguro, o la compañía tiene dinero suficiente para cubrirlo fácilmente (por ejemplo,
para McDonald's la rotura de un cristal es como perder un céntimo para la mayoría de
nosotros). Para continuar, incluso si conseguimos cerrar un negocio, como una
carnicería o un laboratorio), los consumidores simplemente comprarán carne en el
supermercado y los experimentos se realizarán en otras instalaciones. Y finalmente,
hasta que exista una amplia conciencia social sobre un tema (lo cual no quiere decir
que todo el mundo tenga que estar necesariamente de acuerdo), el uso de tales
acciones simplemente pondrá a la gente en tu contra.

Inglaterra es probablemente el país occidental donde el "tema de los animales" está


más extendido, y aún así el público general no sabe nada sobre derechos de los
animales. Puede que hayan oído hablar de un laboratorio donde no se siguen las
regulaciones de bienestar animal, o muchas cosas sobre la caza o la peletería. Pero es
suficiente con hablar con la gente para descubrir que prácticamente nadie ha
cuestionado jamás la creencia de que los humanos son más importantes que los otros
seres sintientes, o si podemos usar a estos últimos como recursos,
independientemente del sufrimiento que se les cause.

Hay activistas que dicen: "A los animales les importa un pimiento la opinión pública".
Esto es difícil de creer, cuando es precisamente la opinión pública la causa de la
explotación de animales.

En general, los activistas deberían darse cuenta del valor que tienen y entender que
pueden salvar muchos más animales realizando campañas informativas que con la
mayoría de la "acción directa". Al fin y al cabo, nuestra efectividad es enormemente
reducida en la cárcel. Aunque debe ser subrayado otra vez que, si la información que
se va a desvelar es de gran importancia y el riesgo que se corre es pequeño (en cuanto
a ser capturado y la posible condena), acciones de este tipo pueden ser muy útiles.

La "acción directa" destructiva es especialmente perniciosa en lugares donde el


mensaje del movimiento no es generalmente conocido (en realidad, esto es en todo el
mundo, pero más incluso fuera de Inglaterra y EEUU). Si la gente no ha oído hablar
jamás de por qué deben tener derechos los animales y lo primero que oyen es que hay
gente quemando establecimientos, no escucharán tus argumentos, pues te
considerarán un terrorista. Un claro ejemplo de esto es Suecia, donde, para el público,
decir que eres vegano significa que eres lo que ellos llaman "un militante vegano"
(aunque parece que esto va mejorando), o sea, un miembro del Frente de Liberación
Animal (un grupo indefinido de individuos que, por todo el mundo, se dedican a
rescatar animales y a practicar el sabotaje económico por medio de la destrucción de
propiedad de explotadores de animales). Esto parece deberse a una acción años atrás
que fue firmada con spray con tal nombre. Muchos activistas de diferentes países con
buenas intenciones están llevando a cabo esta clase de acciones en un intento de
ayudar a los animales todo lo posible, sin percatarse de que les están haciendo un
estrecho favor.

Para otros, la acción directa es simplemente un modo de alimentar su ego; salir por ahí
por la noche con un pasamontañas, destruyendo cosas, huyendo de la policía...¡esto
es la guerra! ¡Qué aventura! Y que nadie se atreva a criticarlos, o serán tachados de
"blandos" (“fluffy” en inglés) o traidores.

Es algo extendido el pensar que aquellos que usan la acción directa dan más por los
animales que otros. Esto carece de sentido. Hay gente que usa la "acción directa" y se
pasa el resto del tiempo en el bar o no haciendo mucho por los animales. Y hay gente
que no usa ese tipo de "acción directa" y que se pasan cada minuto de sus vidas
escribiendo, leyendo, poniendo puestos, haciendo pancartas o paneles, dando charlas,
ruedas de prensa...Y si el primero es apresado, "era muy dedicado y dio su libertad por
los animales" (quizás haciendo algo que en general no les beneficiaba en absoluto). El
segundo será considerado un "blando" por no arriesgar su libertad. Pero en realidad,
muchos de éstos no sólo la arriesgan, sino que renuncian a ella por completo, ya que
no tienen casi tiempo para sí mismos debido a su absoluta dedicación.

El sabotaje de la caza (casi siempre la caza del zorro, que se hace sin armas, pero con
perros que despedazan a la presa) es una práctica llevada a cabo por activistas
ingleses que data de los años 70. Ésta consiste en "acompañar" a las cacerías o estar
alrededor de la zona donde la caza se producirá. Una vez la presa es divisada y/o
escogida por los cazadores, los saboteadores utilizan trompas metálicas que producen
un sonido como las que usan los cazadores para llamar a los perros, que acuden al
reclamo de los activistas en lugar de dar caza a la presa. Esta actividad sí salva
animales, ¡pero usar a unos 15 activistas para salvar 1 o 2 animales en un día...!
Imaginemos cuántos animales se salvarían si hubiesen estado poniendo puestos
informativos. Solamente consiguiendo que alguien se haga vegetariano se están
salvando miles de vidas - y, por supuesto, el impacto social es tremendamente mayor
que esto. El efecto de que una persona se haga vegetariana no para ahí, ya que ésta
difunde el vegetarianismo a su alrededor. Y no olvidemos que el cambio de la
concepción social de los animales - lo cual es menos visible que el cambio en la dieta
de alguien - tiene una repercusión más lenta pero mucho más profunda, conseguida
por medio de la difusión de información. Por el contrario, el salvamento del zorro no va
más allá. En estos casos se utiliza a menudo chantaje emocional del tipo de: "¿No te
importa la vida de esos individuos?" Evidentemente, de nuevo, nos debería importar
más la vida de 3.000 individuos que de 3.

Algunos activistas dicen: "Sí, poner puestos es importante, pero tienes que enfrentarte
a los "abusadores de animales"". Uno se pregunta por qué. Si el enfrentamiento salva
más animales, debe practicarse, si no, no.

CREANDO ENEMIGOS DE FORMA INNECESARIA

Algunos grupos utilizan técnicas como criticar o apoyar a ciertos políticos en relación
con su actitud sobre "temas animales". Otros usan métodos sexistas para llamar la
atención del público. Estas y otras tácticas parecen algo peligrosas, ya que pueden
poner a gente en tu contra no por lo que dices, sino por cómo haces las cosas. Es una
pena que alguien no se nos una o que se oponga a nosotros por cosas que no están
directamente relacionadas con nuestros planteamientos.

Si criticamos a un partido político es muy posible que la gente que lo apoye se ponga
contra nosotros. Lo mismo ocurre con alguien que rechaza el sexismo y que nos vea
haciendo un acto sexista en la calle (usando chicas "sexis", por ejemplo, para llamar la
atención del público). Y en este último caso se preguntarán por qué estamos contra la
explotación de los animales no-humanos y no de las mujeres.

Como movimiento nos debemos mantener neutrales en aspectos que no involucren a


otros animales. Como mucho, podemos condenar el sexismo o el racismo, ya que el
paralelismo con la base de nuestra ideología (igualdad entre seres que sienten) es
bastante obvio. Pero no deberíamos incluir tales temas a no ser que sean útiles a la
hora de explicar nuestra postura, y, desde luego, no otros temas, ya que simplemente
reduce la cantidad de gente que se quiera involucrar. Si requieres que para estar contra
el abuso de los animales debes estar contra muchas otras cosas, el camino que la
gente ha de seguir hacia tal convicción se vuelve más y más estrecho.

Mucha gente dice que "todo está relacionado", y que todas las luchas (las que ellos
creen correctas, por supuesto) deberían estar unificadas. Para empezar, la prioridad de
la abolición de la esclavitud y del asesinato de los animales no-humanos debería ser
algo que estuviese claro como el agua para cualquiera que no sea especista. El
número de víctimas que son torturadas y ejecutadas, el sufrimiento indescriptible al que
son sometidas, y el hecho de que sean criaturas totalmente inocentes e indefensas
cuya explotación es completamente ignorada, hace que cualquier comparación con la
"liberación humana" resulte insultante para los otros animales. Esto no quiere decir que
el sufrimiento y muerte de humanos importe menos, sino que, si contamos el número
de individuos implicados, la prioridad parece obvia. También, decir que existe la lucha
“por los derechos de los animales”, además de “otras” luchas es claramente
antropocéntrico, ya que éstas sólo afectan a los humanos. Si aceptamos que tales
luchas son varias, tendríamos que hablar de la lucha contra el uso de sardinas en
experimentos, para comida y en acuarios también como luchas diferentes, no una sola.

En segundo lugar, si de modo especista alguien decide luchar por “otras causas”, que
forme otro grupo relativo a ese tema y que trabaje en él. Pero que no espere que todo
el mundo que está de acuerdo con que los animales deban tener derechos tenga que
estar de acuerdo también en todo lo demás con él o ella.

Cuanto más variado sea el tipo de gente al que llegamos, mejor. A muchos les
preocupa seriamente trabajar con gente cuya ideología (aparte de lo relacionado con
los animales) no concuerda con la suya. No nos dedicamos a esta lucha porque nos
guste la gente en ella, esperemos. Lo hacemos porque creemos que es lo correcto. Y
debemos trabajar con gente que nos gusta y gente que nos disgusta.

En lo que a activismo se refiere, no importa lo que cada persona piense, siempre y


cuando esto no afecte en absoluto al trabajo del grupo. Evidentemente, si un nazi va a
una manifestación nuestra con una esvástica, un ácrata lleva símbolos anarquistas o
un machista hace comentarios desagradables en una protesta, no deberíamos
permitirlo, pues esto afecta a la imagen de nuestro movimiento. Pero si otros pueden
usar su trabajo (o ellos usar el de otros) para salvar más animales, ¿quiénes somos
nosotros para decir que no pueden? Yo, particularmente, he sufrido discriminación
xenófoba por parte de algunos activistas ingleses, pero prefiero aguantar eso antes que
no tener esas personas como activistas.

Algunos parecen muy preocupados por la posible infiltración de fascistas en el


movimiento. Es probable que algunos de ellos intenten hacerlo (¡aunque no están
teniendo mucho éxito!). Se sugiere que estarían intentando que gente preocupada por
los animales se involucrase en temas fascistas. Cualquiera que lleve un tiempo en
nuestro movimiento habrá notado que estos casos son muy extraños y excepcionales,
de modo que no parecen representar un riesgo. Pero lo más sorprendente es observar
semejante preocupación por los fascistas e ignorar por completo una infiltración real y
muy extendida: el anarquismo. Resulta más apropiado hablar del “anarquismo” que de
“los anarquistas”, pues esta infiltración se da a menudo sin la intención de serlo;
simplemente ocurre con el flujo de anarquistas dentro de grupos y actos por los
derechos de los animales, quienes traen consigo otras preocupaciones sociales que
ellos consideran de gran importancia. Esto no quiere decir que el anarquismo sea
bueno o malo, simplemente es un tema de poca relevancia, al igual que otras
tendencias políticas no relacionadas con los animales no-humanos. Sólo afecta a
estructuras sociales humanas, o sea, un porcentaje extremadamente reducido de los
seres sintientes en la Tierra (y encima, siendo éstos quienes hacen más daño a los
demás). Teniendo esto en cuenta, gastar tiempo o energía en algo similar es especista.
El cambio de la organización social de los humanos no implicará necesariamente una
mejora para los animales, tal y como hemos observado a lo largo de la historia en muy
variados tipos de sociedades (incluso comunidades reducidas), que sometían
igualmente a los otros animales para su propio beneficio. Viendo esto, deberíamos
evitar involucrarnos como movimiento en cuestiones políticas o sociales que sólo
afectan directamente a los humanos, las cuales únicamente alcanzan de modo
marginal a los otros seres sintienes.

Vemos, como algo generalmente aceptado dentro del movimiento, una "A" dentro de un
círculo en infinidad de sitios: en títulos de revistas, pegatinas, postales... incluso el
símbolo del Frente de Liberación Animal (F.L.A., o A.L.F. en inglés) es a menudo escrito
con ella. Comentarios que expresan ideas anarquistas son comunes en artículos y
revistas a favor de los derechos de los animales, las cuales son tratadas como algo
que se supone que todos aceptamos (esto en ningún momento quiere decir que todos
los anarquistas en el movimiento lo hagan). Incluso, en algunos grupos por los
derechos de los animales, uno no es muy bien visto si no comparte estas ideas. Como
se ha comentado antes, si un fascista va a una manifestación con una cruz gamada, no
se lo deberíamos permitir, pues da una mala imagen al movimiento debido a la opinión
pública sobre el fascismo. Pero, a pesar de que el anarquismo es igualmente
considerado como algo malo por la mayoría de la sociedad, ¿quién se atreve a decirle
a los activistas que no lleven simbología anarquista a las manifestaciones?

Esto no quiere decir que debiésemos estar contra los anarquistas o que no debiéramos
trabajar juntos. Sencillamente, el anarquismo no se debe ver como una parte de
movimiento por los derechos de los animales, porque no lo es. Y no se le debería
permitir a nadie que impida que otra gente con ideologías diferentes a la suya se
implique en esta lucha sólo porque no está de acuerdo con ellos en otros temas.

Deberíamos intentar que toda la gente posible trabajase cuanto pudiese para ayudar a
los animales, y nadie tiene el derecho de decir: "No, yo prefiero que se mueran
animales antes que trabajar contigo". Esto, desde luego, demuestra no estar a favor de
la consideración igualitaria de los intereses de los animales.

EPÍLOGO

Para obtener una idea más clara de lo tratado en este artículo, quisiera resumir en
unas pocas palabras las cuestiones más importantes:
- Para conseguir un cambio significativo en la sociedad, debemos encarar el problema
tal y como lo que es, sin usar argumentos que son sólo provisionalmente convenientes,
los cuales socavan el desarrollo de la causa que tratamos, abandonando el argumento
real: otros animales también experimentan placer, satisfacción, dolor y malestar; por lo
tanto, ignorar o infravalorar sus intereses es éticamente injustificable.
- Regular la explotación no hace nada por su abolición; por el contrario, impide ésta al
aceptar de algún modo el uso de animales mientras sean mejor tratados.
- Aquello por lo que luchamos es una cuestión de justicia, no de pasión o amor. Muchos
animales que no despiertan tales sentimientos en muchos de nosotros sienten tanto
como los que sí lo hacen.
- Luchar contra las consecuencias en lugar del origen del problema sólo malgasta
recursos que deberían ser usados en hacer que la gente reflexione sobre el tema. Al
mismo tiempo, desvía la atención del problema original, haciendo que éste parezca
consistir de unos pocos “lugares perversos” y “perversos individuos” en lugar de algo
que nos involucra a todos directamente.
- No debemos perder la perspectiva y habremos de escoger aquéllas campañas que
salven más animales a largo plazo. Los animales que existen hoy son un minúsculo
porcentaje de aquellos que serán matados y torturados en los próximos siglos o
milenios. Prestar atención excesiva a quienes sufren ahora es condenar a millones de
animales a sufrir la misma suerte. No podemos salvarlos a todos, ¡pero salvemos a
todos aquellos que podamos!
- El resultado de cada acción debería ser cuidadosamente medido, pues un paso en la
dirección equivocada puede ser muy perjudicial para los animales. Nuestro enfoque ha
de ser a largo plazo, no dejando que la impaciencia nos lleve a hacer cosas que
pueden ser muy perniciosas más tarde.
- La lucha por los derechos de los animales es para todos aquellos que honestamente
desean ayudar a los animales. Todo el mundo puede encontrar la forma de incluir estas
ideas en su mentalidad.
Espero que lo aquí escrito haya sido de utilidad a la hora de crear debate y encontrar el
camino adecuado para nuestro movimiento. Quisiera agradecer a los lectores que
hayan dedicado parte de su tiempo a la lectura de este artículo y me placería recibir
comentarios. Independientemente de los desacuerdos que podamos tener entre
nosotros, insisto en la necesidad de debatir y de llegar a un consenso que nos ayudará
a encontrar el mejor camino para conseguir el objetivo que todos compartimos.

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