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Así, la rana comenzó a llenar de aire sus pulmones para aumentar de tamaño.
–¿Aún no soy tan grande como él?– Preguntó nuevamente a sus amigas.
–No, todavía no. Aún estás muy lejos– Dijeron las demás ranas.
Finalmente, la rana volvió a tomar aire con el fin de ser tan grande como el buey.
Sin embargo, en esta ocasión su cuerpo no resistió hincharse tanto, que reventó
aparatosamente.