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El Trabajo infantil

Se entiende al trabajo infantil como el trabajo que realizan los niños en el marco de un
sistema de producción económica. Cuyo fenómeno puede tener ciertas consecuencias
para el desarrollo de los menores como la privación de sus derechos, pobreza,
marginación social, etc.
Para Ávila (2007), El trabajo infantil es un fenómeno complejo y multidimensional del
que es difícil separar sus componentes sociales, culturales y económicos, pues en cada
país o región está estrechamente vinculado con el entorno social, cultural y económico.
Sus causas son muy diversas y comprenden tanto factores estructurales como culturales.
Las causas estructurales del trabajo infantil actúan en el nivel de la economía y de la
sociedad en un sentido amplio al igual que sobre determinadas situaciones, actitudes y
valores que pueden predisponer a las familias y/o comunidades a aceptar e incluso
fomentar el trabajo infantil (Àvila, 2007, p.68). En este sentido, para Glasinovich (2002)
en algunos contextos, el trabajo es percibido por muchos padres como una suerte de
escuela para la vida, como una forma de capacitar a sus hijos no sólo en términos de
alguna habilidad o conocimiento, sino para enseñarles lo que es la vida.
Según estimados de la Organización Internacional del Trabajo, hacia el año 2000 en
América Latina había cerca de 18 millones de niños y niñas entre los 5 y 14 años de edad
en condición de trabajadores. Si a esta cifra se añade los adolescentes de 15 a 17 años, es
bastante probable que el total de trabajadores menores de edad en Latinoamérica alcancen
los 30 millones de personas (Glasinovich, 2004, p.12).
En América Latina durante el largo período que va desde las primeras décadas del siglo
XX hasta los años noventa, en el enfrentamiento al trabajo infantil primó una óptica
básicamente normativa-jurídica. Los Estados de la región se limitaban a incorporar dentro
de las legislaciones nacionales una serie de normas internacionales orientadas a elevar la
edad mínima para el trabajo, prohibir el trabajo nocturno, fijar la duración de la jornada
de trabajo, etc. (Glasinovich, 2004, p.12).
En el plano normativo, durante la década del 90, se ha creado una nueva generación de
Códigos de Niños y Adolescentes, los cuales recogen el enfoque de la Convención sobre
los Derechos del Niño. Asimismo todos los Estados de la región han ratificado el
Convenio 138 de la Organización internacional del Trabajo relativo a la edad mínima para
ingresar a trabajar. De igual modo, la ratificación del Convenio 182 de la OIT sobre la
erradicación de las peores formas de trabajo infantil avanza raudamente (Glasinovich,
2004, p.12).
En el caso del Ecuador, el Sistema Integrado de Indicadores del Ecuador, del Ministerio
de Coordinación de Desarrollo Social (SIISE), el trabajo infantil se define en los mismos
términos que el empleo general. En este sentido, son “ocupados” aquellas personas que
trabajaron al menos una hora en la semana de referencia o, pese a que no trabajaron,
tenían trabajo del cual estuvieron ausentes por motivos tales como: vacaciones,
enfermedad, licencia por estudios, etc. (Ponce y Falconí, 2011, p.25).
Es importante mencionar que, además de la definición que utiliza el SIISE, existen otras
definiciones de trabajo infantil que incluyen otros elementos adicionales, además de la
actividad laboral, y que son más complejas. Por ejemplo, para la OIT, se entiende por
trabajo infantil: toda actividad productiva o reproductiva realizada por los niños o niñas
de 5 a 14 años de edad; para el caso de los jóvenes de 15 a 17 años de edad, se entiende
por trabajo infantil a toda actividad laboral en los siguientes casos: que no permite el
acceso a la escuela o colegio del niño o niña; o que sobrepase las 30 horas semanales; o
que se realice en una actividad riesgosa (Ponce y Falconí, 2011, p.25).
En cuanto al trabajo infantil el porcentaje fue alrededor del 16% y 17% en el 2004 y 2006
(en donde se tuvo altas tasas de crecimiento económico, del 8% y 5% respectivamente),
Sin embargo, en general sí se observa una tendencia de largo plazo a la reducción de la
incidencia del trabajo infantil. Esto podría estar asociado a una mejora en los niveles de
acceso al sistema escolar, en especial en los últimos años, en que se rompe esta asociación
entre ciclo económico y trabajo infantil. De esta forma, por ejemplo, pese a haber altos
niveles de crecimiento del PIB (del 7%) en el 2008, no se tuvo en ese año un incremento
paralelo en la incidencia del trabajo infantil (Ponce y Falconí, 2011, p.27).
Relacionado con lo anterior, de manera especial entre el 2007 y el 2009 se encuentra una
reducción estadísticamente significativa en la incidencia del trabajo infantil, que
disminuye de alrededor del 11% (con un intervalo de confianza al 95% que va de 10,6%
al 11,9%), al 9% (con un intervalo de confianza al 95% que va de 9% al 10,6%).
Pese a la tendencia de largo plazo a la reducción del trabajo infantil, aún subsisten
importantes disparidades entre los diferentes grupos sociales a los que pertenecen los
niños y niñas. Así, por ejemplo, mientras el promedio nacional de la incidencia del trabajo
infantil en el año 2009 es del 10%, entre los indígenas es del 27%, entre los habitantes de
la zona rural es del 17%, y entre los del quintil más pobre es del 14%. Por otro lado, la
incidencia del trabajo infantil tiene una relación positiva con la edad. A mayor edad, como
era de esperarse, hay mayor incidencia del trabajo infantil debido a aumentos en el costo
de oportunidad de los niños y niñas en el mercado laboral. De esta forma, para el grupo
de edad de 5 a 11 años, la incidencia es del 3%, mientras que para el grupo de edad de 12
a 14 años es del 11%, y para el grupo de edad de 15 a 17 años es del 23% (Ponce y
Falconí, 2011, p.29).

Bibliografía:
Ávila, A. S. (2007). Trabajo infantil e inasistencia escolar. Rev. Bras. Educ, 12(34), 68-
80.
Glasinovich, W. A. (2004). Reflexiones sobre el proceso de erradicación del trabajo
infantil en América.
Ponce, J., & Falconí, F. (2011). El trabajo infantil en Ecuador. Marco Institucional
evolución histórica y análisis de costo–beneficio de sus erradicaciones, primera edición,
Quito–Ecuador.

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