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Revista de PBimlogla de El Salvador, 1990, Vol. IX.

N" 35, 9-22


UCA, San Salvador, El Salvador, CA.

LA ENCUESTA DE OPINION PUBLICA


COMO INSTRUMENTO
DESIDEOLOGIZADOR
Ignacio Martín-Baró

Universidad Centroamericana José Simeón Cañas


San Salvador, El Salvador

RESUMEN

Una guerra civil plantea a los cient(fic08 sociales problemas que re-
claman una solución inmediata ,pero también otros, menoa urgentes,
aunque quizás más básicos_ Entre estos se encuentra el ocultamiento
ideologizado de la realidad a la población, que potencia su alienación
al separar su vivencia cotidiana de su correspondiente objetivación, su
conciencia experiencial de su necesaria formalización_ El uso siste-
mático y dialéctico de las encuestas de opinión pública puede ayudar a
desmontar la mentira del discurso oficial y abrir la conciencia colec-
tiva a nuevas alternativas hist6ricas _ La propuesta se examina a la
luz de encuestas desarrolladas en medio de la guerra civil salvado-
reña, que muestran el desacuerdo entre el discurso público y la opi-
nión real sobre temas tan graves como la intervención norteamerica-
na, el papel de las elecciones y la opción por un diálogo de paz entre
gobierno e insurgentes_

1. El psicológo 80Cial en pe- que actualm-mte se viven en los


ríodos de crisis países centroamericanos, parti-
culannente en El Salvador y Ni-
La gravedad de los conflictos caragua, plantea a los científicos

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sociales exigencias muy concre- cual la comunidad de psicólogos
tas frente a las cuales la falta de salvadoreños no se había capaci-
respuesta puede ser tan contra- tado.
producente corno la respuesta
errada. Por un lado, al científico Menos obvio, aunque no me-
se le exige situar sus análisis en nos grave, es el problema de los
el marco de la confrontación polí- desplazados y refugiados (Stein,
tica e incluso asumir una posi- 1974). Diversos estimados calcu-
ción personal frente a los mis- lan que más de medio millón de
mos, lo cual le saca de sus tra- salvadoreños se han visto obliga-
dicionales casillas de asepsia aca- dos a abandonar su país a la bús-
démica (ver Zúñiga, 1976). Por queda de supervivencia y no me-
otro lado, se plantean situaciones nos de otro medio millón ---que
de tal gravedad, que la interven- crece día tras día- se encuentra
ción profesional no puede apla- alejado de su lugar de vida, tras
zarse so pena de cargar con la haber tenido que abandonar casa
responsabilidad de daños irrepa- y propiedades, azotadas por la
rables. violencia bélica. Ya se encuen-
tren en asentamientos y refugios
Quizás el caso más obvio es el o dispersos entre otra población,
de los combatientes, de uno y los desplazados necesitan una in-
otro bando, que necesitan aten- mediata ayuda material y una
ción psicológica (ver Spielberger, urgente intervención psicosocial:
Sarason y Milgram, 1982). Cinco rotas violentamente sus raíces
años de guerra civil en El Salva- sociales, tras el proceso de huida
dor van generando ya un verda- (con frecuencia, un inhumano
dero ejército de jóvenes traumati- viacrucis), carecen de todo tipo de
zados por las acciones bélicas u recursos así corno de un empleo u
obligados a replantearse de nue- ocupación que les permita con-
vo su existencia desde un cuerpo seguirlos. Más aún, dado su ori-
lisiado, con amputaciones o para- gen campesino, las más de las ve-
lizado a perpetuidad. La reincor- ces se encuentran poco capaci-
poración del mutilado de guerra tados para confrontar las esca-
a la vida civil representa un pro- sas opoTtunidadades que les abre
blema no sólo individual, sino de su nuevo medio, ya de por si sa-
orden comunitario; es la familia turado por la miseria y el de-
entera, el entorno colectivo el que sempleo. Una situación como la
tiene que reajustarse, a veces en de los desplazados salvadoreños
forma radical, para dar acogida reclama una inmediata atención
al inválido, para suplir sus defi- de organización comunitaria y de
ciencias, paTa enfrentar sus tras- promoción de reasentamientos
tornos. Todo ello requiere ayuda, colectivos, para la cual tampoco
una ayuda especializada para la estaba suficientemente prepara-

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do el psicólogo salvadoreño. Todo de conscientización no puede re-
ello se agrava por el hecho de que ducirse a un simple estar informado.
trabajar con esta población o con La alienación colectiva se asienta en
la de combatientes representa en los mecanismos de poder de las es-
la práctica un involucramiento po- tructuras macrosociales, pero invo-
lítico, un "colorearse", que suele lucra también los esquemas cog-
arrastrar peligros para la propia noscitivos que son parte de las es-
vida. tructuras psicológicas individuales
(ver Montero, 1983). Así, las perso-
La gravedad y urgencia de nas no sólo se ven privadas del pro·
estos problemas parecería volver ducto de su quehacer o forzadas a
insignificante cualquier otra tarea aceptar una definición de lo que per-
que puediera acometer el psicó- sonalmente son y socialmente hacen;
logo social. Y, sin embargo, la si- las mismas personas carecen de es-
tuación de crisis plantea proble- quemas adecuados para mirarse a sí
mas de fondo, de los que muti- mismas y para interpretar el sentido
lados y desplazados, como víc- de su existencia como individuos y
timas de la guerra, no son sino como comunidad.
síntoma y consecuencia. En este
sentido, la intervención urgente Ciertamente, la guerra civil sal-
no elimina la necesidad de aten- vadoreña ha supuesto una agrava-
der a aquellos elementos que, des- ción de la mentira colectiva, es decir,
de las propias raíces de la orga- del ocultamiento de la realidad y de
nización social, vician las posi- la distorsión sistemática de los acon-
bilidades de una convivencia hu- tecimientos por parte del poder es-
manizadora, justificando la domi- tablecido, que ha agudizado la es-
nación y potenciando la alienación quizofrenia de la población entre lo
colectiva que están a la base de la que vive cotidianamente y la defi-
actual guerra civil. nición social del objeto de su viven-
cia (ver Martín-BaTÓ, 1982). Sin
Quizás uno de los problemas embargo, esa mentira social en lo
más graves que confronta un pue- que tiene de determinante no es
blo como el de El Salvador sea el nueva, sino que es parte del ordena-
de carecer de algo así como un es- miento estructural del país. La men-
pejo social que le permita mirarse tira social constituye la elaboración
así mismo, reconocerse en lo que ideológica de la realidad en forma
es conociendo su realidad, tomar tal que sea compatible con los inte-
conciencia sobre su propia iden- reses de la clase dominante ,fijando
tidad en la medida en que va así los límites en que se puede mo-
construyendo su mundo. Este "es- ver la conciencia colectiva Oos má-
pejo social" no puede identificarse ximos de conciencia social posibles
sin más con los medios de comuni- en cada situación). En el caso con-
cación masiva, así como el proceso creto de El Salvador. esto ha su-

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puesto al menos tres aspectos: (a) ritualizar, cuando no a sacrali-
el ocultamiento sistemático de los zar, la mentira social: se realizan
problemas más graves del país; votaciones en las que el control
b) la distorsión sobre los inte- real del poder no se pone en
reses y fuerzas sociales en juego; juego, se multiplican los partidos
y (e) la asimilación de un dis- políticos que representan modali-
curso enajenador sobre la propia dades parciales de los mismos
identidad, personal y social. intereses sociales, se establece un
debate parlamentario cuya exis-
El problema no estriba en la tencia misma presupone haber
credibilidad o falta de credibili- dado ya una respuesta a aquellos
dad del discurso oficial; obvia- problemas que habría que resol-
mente, el salvadoreilo cae bien en ver.
la cuenta de que lo que se dice no
corresponde a lo que él vive, de Los medios de comunicación
que hay una inadecuación entre masiva, como parcialmente ha
las realidades en cuan to expe- intuido la UNESCO, son por lo
riencia y las "realidades" en general instrumentos dóciles de
cuanto discurso, aún cuando res- los intereses dominantes. En El
pecto a todos aquellos ámbitos en Salvador, por ejemplo, hay cuatro
los que no tiene una experiencia canales comerciales de televisión,
personal no pueda tomar más pero los cuatro pertenecen mayo-
postura que la de la ignorancia o ritariamente a un mismo dueilo;
el recelo. El problema estriba en se genera así la ilusión de diver-
que al salvadoreilo se le impide sidad y de pluralismo, aun cuan-
un saber reflejo sobre sí mismo y do los cuatro se saturan con las
su circunstancia, bloqueándole mismas series enlatadas de
así la construcción de una identi- "Starsky y Hutcht" o "Dalias", las
dad realista, personal y colectiva, mismas telenovelas de "Ligia
que haga posible su crecimiento y Elena" o "La fiera", los mismos
progreso. Mal pueden superarse programas especiales de "Miss
los problemas cuando quedan Mundo" o Julio Iglesias. En el
remitidos a la voluntad de Dios y mejor de los casos, que suele ser
a las exigencias de la naturaleza el de algunas emisoras de radio,
humana (fatalismo), cuando son los programas noticiosos se con-
atribuidos a las peculiaridades forman con ofrecer un reflejo
comportamentales de los dirigen- parcial y superficial de lo que
tes (psicologismo personalista) o ocurre, y sólo rara vez propor-
cuando son lisa y llanamente ne- cionan elementos que permitan
gados (desatención selectiva). En lograr una interpretación de los
buena medida, el funcionamiento hechos distinta a la del discurso
puramente formal de los esque- oficial. Para estos contados casos,
mas democráticos contribuye a las instancias en el poder dispo-

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nen de un eficaz mecanismo de es más bien ocasional y secun-
control consistente en calificar al dario. A juzgar por la ausencia de
responsable como "desinforma- este tipo de método en los artícu-
dor", lo que puede ponerlo en los publicados por las revistas
muy serios problemas. más prestigiosas del área, se di-
ría que la psicología social impe-
Frente a este ambiente de rante no considera la encuesta de
mentira social, surge la necesi- opinión pública como un método
cual~
ll
dad de una tarea de desideolo- "científico , "serio" 0, en
gización conscientizadora a la quier caso, útil. Es posible que el
que el psicólogo social puede y conocimiento obtenido a través
debe dar su aporte. Se trata de de este tipo de instrumento pue-
introducir en el ámbito de la da parecer poco riguroso a quie-
conciencia colectiva elementos y nes están habituados al experi-
esquemas que permitan desmon- mento de laboratorio; es posible
tar el discurso ideológico domi- también que algunos piensen que
nante y poner así en marcha los la información lograda a través
dinamismos de un proceso desa- de las encuestas de opinión pú-
lienador. Esta tarea resulta to- blica es demasiado superficial y
davía más urgente en momentos transitoria como para fundamen-
de crisis como el que vive El tar algún tipo de conocimiento
Salvlldor, donde el horizonte que importante sobre los procesos
se abra a la conciencia de los psicosociales. Hay incluso quie-
diversos grupos sociales puede nes parecerían sentirse ofendidos
resultar fundamental para las en su "pudor científico" de que se
opciones que se vayan tomando y les pueda comparar con los Gal-
la dirección que adopte el pro- lup o Harris, o que se pueda
ceso. En esta perspectiva, cree- situar sus estudios a la altura de
mos que la encuesta de opinión un informe del New York Times
pública puede jugar un papel no o laCBS.
por humilde menos significativo,
como instrumento (uno entre Sin embargo, es posible que la
otros) que contribuya al proceso razón de fondo para la escasa
de formación de una nueva iden- utilización de la encuesta en
tidad colectiva. psicología social haya que bus-
carla en razones distintas a su
2. La encuesta de opinión pú- presunta falta de rigor científico;
blica de hecho, no hay grandes diferen-
cias entre las encuestas mues-
Mientras la encuesta de opi- trales y las aplicaciones de cues-
nión pública es ampliamente uti- tionarlos actitudinales o de otro
lizada en sociología (Sudman, tipo, tal como lo practica masiva-
1976), su uso en psicología social mente la psicología social. Más

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bien creemos que la falta de uso ciencia comunitara a la búsqeda
de la encuesta hay que vincularla de una nueva identidad colectiva.
a dos características dominantes
en los principales modelos psi- Podría objetarse que, frente a
c08ociales: su individualismo y su los graves problemas que la gue-
falta de sentido histórico (Tajfel, rra civil está ocasionando a la
1984; Martín-Daró, 1983). Pare- población salvadoreila, dedicarse
cería que la conciencia colectiva, a compulsar la opinión pública
en cuanto fenómeno transindivi- constituye una verdadera frivoli-
dual, no es valorado suficiente- dad. Sin embargo, este juicio de-
mente por las teorías dominantes be revertirse si se considera el
en psicología social, como no lo papel que la conciencia colectiva
son las necesarias formas concre- puede jugar en el mantenimiento
tas que los procesos psicosoeiales o finalización de las hostilidades
van adquirirendo en cada situa- bélicas y, sobre todo, en el man-
ción Y circunstancias históricas. tenimiento o finalización de todas
aquellas condiciones sociales que
Nosotros pensamos que la en- conforman un ordenamiento so-
cuesta de opinión pública puede cial injusto y que están a la raíz
constituir un importante instru- de la guerra civil. La importancia
mento desideologizador y que, así que los sectores dominantes con-
como en la actualidad es utili- ceden al control de los medios de
zada por los grandes consorcios comunicación masiva y el dinero
comerciales y políticos para pro- que se invierte en propaganda
piciar el mercadeo de sus produc- confirman cotidianamente la im-
tos o para estimular el apoyo a portancia de los factores subjeti-
candidatos de todo tipo y a las vos en la determinación de los
políticas más diversas, debería procesos sociales de un país.
ser utilizada para impulsar la
toma de conciencia popular. En Ahora bien, para que la en-
una situación como la de El cuesta de opinión pública pueda
Salvador, y quizás en situaciones contribuir a desmontar el dis-
más o menos similares en otros curso justificador del ordena-
países latinoamericanos, la utili- miento social opresivo y de la
zación sistemática de la encuesta guerra represiva, y ayude a la
puede constituir un instrumento población a confrontar su reali-
privilegiado para desmontar el dad, debe reunir una serie de
discurso enajenador de los sec- condiciones. Podemos seilalar
tores sociales dominantes y para cuatro que nuestra propia expe-
permitir a las organizaciones y riencia nos ha mostrado ser esen-
grupos populares entablar un ciales: (a) sistematicidad; (b)
diálogo constructivo con la con- representatividad; (c) totali-

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zadora; y (d) dialéctica. población centroamericana es
campesina y que aún dentro de
(a) Ante todo, el encuesta- las ciudades, el sector mayori-
miento de la opinión pública debe tario está constituido por lo gene-
hacerse en forma sistemática. ral por los sectores proletarios y
Esto quiere decir que, para el fin marginales. Claro está que el en-
perseguido, muy poco se gana con cuestamiento de estos sectores es
realizar encuestas esporádicas y mucho más dificil, ya que ni tie-
puntuales. El "espejo social" es nen teléfono, ni asisten a centros
útil e incluso válido, es decir, his- educativos, son analfabetas y con
tóricamente correcto, cuando cap- frecuencia la estructura formal
ta a la conciencia colectiva en su de los cuestionarios les confunde
evolución a través de un período o inhibe. Por todo ello, la necesi-
de tiempo. De otro modo es dificil dad de la representatividad no
establecer la transitoriedad o ca- hay que asumirla como obvia, si-
rácter puramente circunstancial no, por el contrario, estar muy
de un estado de opinión o de una conscientes del fuerte sesgo pe-
actitud colectiva (ver Glenn y quei'lo-burgués y urbano de la
Frisbie, 1977); y, en todo caso, el mayor parte de nuestros cono-
camino hacia una nueva identi- cimientos psicosociales.
dad requiere el reflejo periódico
de los cambios logrados y el (c) Las encuestas deben inten-
impacto sobre la conciencia de la tar lograr una totalización de
praxis colectiva. sentido. De otro modo, se corre el
peligro de convertirlas en un me-
(b) Las encuestas de opinión ro reflejo superficial de estados
pública deben intentar ser repre- de opinión circunstanciales, más
sentativas de toda la población o, o menos homogéneos, más o me-
en su defecto, especificar qué nos favorables a las necesidades
sectores reflejan. El sólo enun- de quienes tienen el poder, pero
ciado de esta característica puede puramente factuales. La totali-
resultar superfluo y aun ofensivo zación de sentido significa que la
para cualquiera que tenga una encuesta debe poner de mani-
mediana formación académica. fiesto tanto las configuraciones
Sin embargo, no está de más sub- actitudinales, relacionando unas
rayar este punto dada la particu- opiniones con otras y no deján-
lar composición social de pobla- dolas aisladas, como las posibles
ciones como la de El Salvador u raíces sociales de esas actitudes y
otros países latinoamericanos. opiniones. Entonces cada opinión
Con demasiada frecuencia las y actitud específicas adquieren
encuestas de opinión se limitan a su verdadero sentido, como con-
los sectores medios urbanos, ol- creciones históricas o mediacio-
vidándose que la mayoría de la nes coyunturales de procesos de-

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terminados estructuralmente. período de crisis social.
Entre paréntesis, sólo así, en
nuestra opinión, se estará ha- 3. La opinión pública en El
ciendo verdadera psicología so- Salvador
cial.
Hemos escogido tres proble-
(d) Finalmente, aunque no sea mas que, durante estos años de
lo menos importante, hay que guerra civil, han figurado entre
encontrar caminos para que los los temas más candente y sobre
resultados de las encuestas de los cuales más esfuerzo se ha
opinión pública reviertan a la hecho por moldear la opinión
población. Este es un problema pública, nacional e internacional,
complejo dado el control sobre los y por mostrar el apoyo de la
medios de comunicación que se población salvadoreña a una u
ejerce desde el poder. Pero, de otra postura: la intervención nor-
otra manera, el conocimiento ad- teamericana, el papel de las
quirido constituiría un elemento elecciones y el diálogo-negocia-
más de poder manipulado en con- ción entre el gobierno y las fuer-
tra de los intereses populares, tal zas insurgentes del FMLNIFDR
como ocurre con las encuestas de- (Frente Frabundo Martí para la
sarrolladas tanto por las empre- Liberación Nacional y Frente
sas comerciales como por los Democrático Revolucionario). En
partidos político. Es necesario cada una de estas áreas consis-
que la población pueda enfrentar tentemente se ha insistido en que
su propia imagen, pueda ver ob- había en El Salvador una opinión
jetivada su propia opnión y ac- pública homogénea (sólo discre-
titudes. Sólo entonces le será paban unos pocos, "malos salva-
posible examinar con ojos más doreños"), coherente con la ver-
críticos el contraste entre lo que sión oficial, y que era esa opinión
vive, lo que piensa y lo que el la que sustentaba las decisiones
discurso dominante establece y, a políticas y militares que se iban
partir de ahí, asumir una nueva tomando.
postura, de continuidad o rup-
tura, frente a su propio pensar y Sobre la intervención nortea-
frente a los acontecimientos. mericana en la política salvado-
reña, cada vez mayor y más
Intentaremos mostrar con avasalladora desde 1980, la ver-
unos ejemplos concretos de nues- sión oficial puede sintetizarse en
tro trabajo actual en El Salvador dos puntos: (a) no hay propia-
algunas de las posibilidades y mente intervención norteameri-
problemas que las encuestas de cana, sino una agresión extra-
opinión pública ofrecen como ins- continental contra El Salvador y
trumento desideologizador en un Centroamérica, de la que Cuba y

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Nicaragua son simples instru- entonces que la postura nortea-
mentos; (b) la ayuda norteameri- mericana ante el conflicto era
cana, tanto económica como mili- "muy injusta", mientras que sólo
tar, no puede ser considerada un 25.1% tildaba de esa manera
intervención, sino que es la res- la postura del FMLN. En mayo
puesta legal a la agresión comu- de 1983, poco después de un fa-
nista, la necesaria defensa de la moso discurso programático del
"seguridad nacional" de El Salva- señor Reagan hacia Centroamé-
dor y de los Estados Unidos. Esta rica, en el que planteaba una es-
versión ha sido, de una y otra pecie de "guerra santa" contra el
manera, transmitida por todos comunismo agresor, una en-
los medios de comun icación y, so- cuesta entre 780 profesionales y
bre todo, esta visión ha estado co- estudiantes universitarios mos-
mo presupuesto de todo el plan- traba que un 65.4% no estaba de
teamiento político de la confron- acuerdo con que Rusia, Cuba y
tación, que ya no era así una Nicaragua fueran los responsa-
"guerra civil", sino una lucha bles de la guerra, mientras que el
contra la "subversión comunista", 81.4 % pensaba que era la Em-
impulsada desde Rusia, Cuba y bajada norteamericana la· que
Nicaragua (puede recordarse el mandaba en el país. Para el
vergonzante "Libro blanco" re- 69.1 % de los encuestados, Esta-
partido por el gobierno norteame- dos Unidos sólo perseguía "aplas-
ricano en 1981 y cuya falsedad tar al movimiento revolucionario"
pronto pusieron de manifiesto va- y 55.4% consideraba que eran los
rios informes periodísticos). norteamericanos los que estaban
impidiendo que tuvieran lugar
Sin embargo, de acuerdo con unas negociaciones de paz. La
los datos de diferentes encuestas, opinión de estos sectores, cierta-
la vivencia de la población iba mente no representativos de toda
por otros caminos. En abril de la población, pero sí de ciertos
1981, apenas tres meses después "sectores medios", no podía ser
del desencadenamiento formal de en realidad más discordante con
la guerra Oa "ofensiva general" la opinión oficial.
del FMLN comenzó en enero de
1981), entre una población de En 1982, Y por presión nor-
750 estudiantes universitarios, el teamericana, la entonces Junta
31.9% consideraba que la princi- Revolucionaria de Gobierno con-
pal dificultad para lograr una vocó a elecciones para Asamblea
solución pacífica en el país la Constituyente y, en 1984, se rea-
constituia su dependencia res- lizaron dos vueltas electorales
pecto a Estados Unidos. Más para escoger Presiden te de la Re-
aún, el 51.7% de los mismos pública. La máquina propagan-
estudiantes consideraba en aquel dística norteamericana se en-

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cargó de airear por todo el mun- blo. En febrero de 1984, en una
do el carácter democrático de encuesta con 1588 estudiantes
estos procesos electorales, a pe- preuniversitarios, 82.2% consi-
sar de que en ninguno de ellos deraba que en las elecciones de
pudo participar la oposición, ni 1982 había habido fraude y el
siqwera los grupos más modera- 70.8% pensaba que tampoco las
dos de la social democracia_ La elecciones presidenciales serían
versión oficial sobre las eleccio- limpias. Y, aunque el 71.1% se
nes fue que se trataba de un es- manifestaba dispuesto a ir a vo-
fuerzo por lograr la paz en el tar, el 66.1% no creía que las
país, y alrededor de ese punto se elecciones fueran a ayudar en el
articuló el esfuerzo propagandís- logro de la paz. Finalmente, en
tico: "Tu voto, la solución"; ''Vota una encuesta corrida a una
por la paz; vota por ARENA" muestra de 2178 personas repre-
(ARENA es un partido de extre- sentativas de toda la población
ma derecha, con aires mitad ma- salvadoreña en marzo de 1984,
chistas mitad fascistas, cuyos pocos días antes de la elección
objetivos más claros eran la de- presidencial, sólo el 32.0% espe-
fensa de la propiedad privada y raba alguna mejoría en la situa-
el apoyo para una victoria militar ción tras la votación y un poreen-
de la Fuerza Armada)_ taje un poco menor, el 28.5%,
pensaba que las elecciones serían
Frente a este planteamiento útiles para conseguir la paz. To-
oficial, en una encuesta corrida el mando en cuenta la intensidad
9 de febrero de 1983 entre 1754 de la propaganda oficial y el cli-
estudiantes preuniversitarios, ma preelectoral de optimismo
tan sólo el 5_8% creía que las promovido por todos los medios,
elecciones podían poner término esta opinión pública reflejaba un
a la guerra, a pesar de que un claro escepticismo de la mayoría
55_9% consideraba que las perso- frente a las consecuencias de las
nas habían ido a votar princi- elecciones.
palmente movidas por un anhelo
. de paz. En la encuesta ya men- El tercer tema, el del diálogo y
cionada de mayo del mismo año negociación entre el gobierno y el
entre profesionales y estudiantes, FMLNIFDR, es posiblemente el
tan sólo un 7.3% consideraba que más álgido. Desde 1981 hasta
las elecciones podrían poner fin a 1984 hablar de diálogo como me-
la guerra y apenas un 17.5% dio de solución a la guerra repre-
creía que las elecciones serían li- sentaba, en la práctica, identifi-
bres. De hecho, sólo un 15.4% carse con la postura de los insur-
consideraba que el gobierno sali- gentes. Como anécdota personal,
do de las elecciones anteriores re- valga indicar que la última bom-
presentaba la voluntad del pue- ba puesta en la casa del autor de

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este artículo (\a qwnta en esta- tivamente más bajo. Sin embar-
llar en tres años), fue causada go, fue también la encuesta me-
por defender públicamente la ne- nos anónima (el encuestamiento
cesidad del diálogo. Sólo desde se realizó en forma personal en
octubre de 1984, tras el primer los lugares de vivienda de cada
encuentro entre representantes persona), y en el momento en que
oficiales y representantes de los defender la opción del diálogo re-
rebeldes, el diálogo dejó de ser sultaba más peligroso, pues po-
una palabra tabú para conver- día ser interpretado como un re-
tirse en una opción política acep- chazo a las elecciones (ver Mar-
table para el discurso oficial. tín-Baro y Orellana, 1984). Ob-
sérvese, por fin, que es esta en-
Pero mientras el diálogo y la cuesta la que ofrece una relación
negociación eran rechazadas ale- más elevada entre los partidarios
gando que dialogar era una tác- del diálogo y los partidarios de
tica insurgente, además de que una solución militar: por cada
supondría una traición al voto persona que con sidera que la
popular, la población ha mostra- mejor manera de terminar con la
do consistentemente su preferen- guerra es mediante una victoria
cia por el diálogo frente a la op- militar hay más de cinco (exac-
ción militar. Como muestra el tamente 5.3) que mantienen que
Cuadro 1, esta preferencia ha si- la mejor solución es el diálogo
do constante. Podría decirse que entre las partes contendientes.
la encuesta más representativa
de la población, la de marzo de En los tres temas examinados,
1984, es la que presenta un por- la intervención norteamericana,
centaje favorable al diálogo rela- las elecciones y el diálogo, las

Cuadro 1
Opiniones sobre la mejor solución a la guerra

(A) (8)
Fecha de la Sector N A favor A favor Relación
encuesta encuestado diálogo militar AIB

Abril 1981 Universitario 719 57.9 14.4 4.0


Marzo 1983 Preuniversit. 1754 70.3 18.5 3.8
Mayo 1983 Profe. y Uni. 780 70.1 14.9 4.7
Febr. 1984 Preuniversit. 1588 62.3 15.3 4.1
Marzo 1984 Pobl. general 2178 22.7 4.3 5.3

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encuestas de opinión pública se haya podido lograr en la tarea
muestl'Bll con claridad la mentira de desideologización pretendida.
del discurso oficial en lo que Ciertamente, no todas las en-
pretende tener de polfticamente cuestas examinadas responden a
representativo de la población. El las condiciones antes enunciadas,
contraste entre las opiniones particulannente a las exigencias
atribuidas al pueblo y las opi- de representatividad y dialéctica.
niones que los diversos sectores Dificilmente se podrían realizar
encuestados han ido mante- encuestas en circunstancias en
niendo pone de manifiesto el ca- las que fonnular determinadas
rácter ideológico y manipulador preguntas, y aún el simple hecho
del discurso oficial. Reflejar este de preguntar, podría costar la
contraste ante la conciencia de propia vida. Con todo, hay in-
los sectores involucrados ha sido dicios de que los datos consegui-
una de las tareas que más ha dos han sido un elemento de
permitido a las personas sentirse desazón para los responsables del
miembros de una colectividad con discurso oficial, sobre todo para
identidad propia, confirmando la maquinaria de propaganda
que su experiencia y su actitud norteamericana, tan deseosa de
no eran excepcionales ni carentes mantener una fachada de obje-
de sentido. Por supuesto, la ac- tividad e imparcialidad. Hay
ción de revertir a la población su también indicios de que los datos
propia opinión no ha sido ni es en de las encuestas han servido co-
modo alguno fácil en un medio mo espejo de reflexión a algunos
donde impera el terror represivo. sectores de los insurgentes, a ve-
Ante todo, se han utilizado los ces demasiado propensos a creer
pocos medios de comunicación que las condiciones sociales obje-
disponibles que, a pesar de su es· tivas se transfonnan inmediata-
casa circulación, llegaban a al- mente en condiciones subjetivas
gunos centros neurálgicos de opi- (conciencia de clase). Finalmente,
nión; se ha tratado también de se sabe que esos resultados han
mantener un flujo continuo de servido a más de un grupo para
información hacia otros medios encontrarse a sí mismo frente a
informativos de mayor difusión, y detenninados objetos de su ex-
más o menos independientes; por periencia a lo largo de la guerra
fin, se ha intentado utilizar la in- y para asumir una postura más
formación lograda como material concorde con sus opciones per-
para la reflexión colectiva de di· sonales y colectivas.
versos grupos, académicos, pro-
fesioanles, religiosos o de cual- 4. Reflexiones finales
quier otro tipo.
A pesar de sus limitaciones,
Es dificil calibrar el éxito que los datos de nuestras encuestas

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ponen de manifiesto la mentira orden social tiene· sus puntos
del discurso oficial que por todos fuertes y sus lados débiles y, en
los medios se intenta imponer a el caso de países como El Salva-
la población salvadoreña como si dor, uno de los puntos más frá-
se tratara de su propia opinión y giles lo constituyen los mecanis-
de su propia valoración de la rea- mos de control ideológico.
lidad. Ello prueba que las en-
cuestas de opinión pública consti- La importancia que pueden
tuyen un instrumento potencial tener las encuestas de opinión
de desideologización y, como ta- pública en momentos de crisis
les, pueden contribuir en alguna social se aprecia al valorar el
medida a los procesos de desa- impacto que tenían las homilías
lienación social permitiendo una de Monseñor Romero, el asesi-
concordancia entre lo que se vive nado arzobispo de San Salvador,
y lo que se ve, lo que se siente simplemente por poner al des-
como ellperiencia personal y lo nudo los hechos más significati-
que se recibe como experiencia vos de cada semana y formular
colectiva. Las encuestas de opi- en público lo que las personas
nión pública hacen posible así vivenciaban día a día. En la voz
que la conciencia vivencial de las de Monseñor Romero el pueblo
personas y grupos sobre la reali- salvadoreño encontraba la for-
dad pueda encontrar su nece- malización de su experiencia, la
saria formalización, sin que en el objetivación de su conciencia, y
proceso se vacíe de sentido. ello le permitía afirmar su pos-
tura de condena y oposición al
Es claro que la realización y régimen represivo.
utilización de las encuestas de
opinión pública involucra un pro- Las encuestas de opinión pú-
blema de poder: la elaboración de blica pueden ser una manera de
una versión de la realidad, la de- devolver la voz a los pueblos
terminaciÓn formalizadora de lo oprimidos (Mattelart, 1973), un
que es o no es realidad en una instrumento que, al reflejar con
circunstancia y sociedad concre- verdad y sentido la experiencia
tas, está fundamentalmente en popular, abra la conciencia al
las manos de quienes detentan el sentido de una nueva verdad
poder social. Ahora bien el poder histórica por construir. No sería
no es una cosa que se tenga o no poco servicio a nuestros pueblos
se tenga sin más, sino la fuerza que los psicólogos sociales iniciá-
que emerge como diferencial de ramos institutos de opinión pú-
recursos en las diversas relacio- blica' por modestos que tuvieran
nes humanas (Martín-Baró, que ser en sus comienzos, que les
1984); en este sentido, es algo di- ayudaran a formalizar su expe-
námico y pluriforme. Cualquier riencia, a objetivar la conciencia

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tudioo C.,,/TOamerieGllOO. 42&-427.
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263-2&4..
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