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7-20
ESTUDIOS
Antonio Bentué
Profesor de la Facultad de Teología
Pontificia Universidad Católica de Chile
Hay acuerdo en hacer remontar el tema de la teología pastoral, como parte inte-
grante de las asignaturas teológicas básicas, al proyecto que Stephan Rautenstrauch
presentó a la emperatriz María Teresa de Viena de un nuevo plan de estudios teológicos
con un quinto año dedicado a la teología pastoral. El plan fue aprobado y publicado en
1774 bajo el título: "Entwurf einer bessere Einrichtung theologischer Schulen".
Rautenstrauch incluía, en esa teología pastoral, todos los aspectos "prácticos" con
que el pastor de almas debería enfrentarse en su tarea: homilética, catequética, liturgia y
rúbricas, ascética. Dejaba fuera la moral, con sus aspectos canÓnicos, como la otra rama
de la teología práctica.
Cabe destacar la influencia, en este proyecto de teología práctica, ejercida en el
mismo Rautenstrauch por la Ilustración, tanto debido al carácter en definitiva práctico
de la epistemología kantiana, como, a la vez, por la sujeción a la autoridad autónoma
civil, a quien se debían también los "funcionarios clérigos" (josefinismo).
8 ANTONIO BENTUE
(1) Para lo referente a Rautenstrauch, cf. Josef Mueller, Die Pastoraltheologie von Stephan
Rautenstrauch, en Praktische Theologie heute, Ed. Klostermann y Rolf Zerfass, Kaiser/VErlag,
1974, pp. 42-5!.
(2) Sobre esta obra, cf. A. Schuchart, Der Pastor Bonus des Johannes Opstraet. Zur Geschichte eines
pasthoraltheologieschen Werkes aus des Geisteswelt des Jansenismus, 1972.
(3) Cf. Rainer Volp, Praktische Theologie als theoriebildung und kompetenzgewinnung bei F.D.
Schleiermacher, en Praktische Theologie Heute, pp. 52-64.
(4) A. Graf, Kritische DarstelIung des gegenwartigen Zustands der praktischen theologie", Tubinga,
1841; cf., al respecto, la presentación del Handbuch der Pastoraltheologie, vol. 1, c. 2, pp. 58-64.
(5) Cf. Wolfgang Steck, Friedrich Sleiermacher und Anton Graf, eine oekumenische Konstellation
Praktischer Theologie?, en Praktische Theologie Heute. pp. 27-41.
(6) Pastoraltheologie, 3 vol. 1850-1857; cf., al respecto, Exeler, Mette, Das theorie-praxis problem in
der praktischen theologie, en Praktische Theologie Heute, pp. 73-76.
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(7) Jungmann, Die Frohbotshaft und unsere Glaubensverkundigung. Regensburg, 1936; también de él
mismo, Catequética. Barcelona, 1963; y de Hugo Rahner, Eine Theologie der Verkundigung.
Freiburg, 1939. Ver también el resumen hecho por R. Latourelle en Teología de la Revelación.
Salamanca, 1977 (Teología kerigmática), pp. 255-259.
(8) Sobre todo en su artículo Brauchen wir eine Theologie des Verkundigung?, en Die Seelsorge, 16
(1938- I 939) 1-12.
(9) Grundsaetliches und Geschichtliches zur Theologie der Seelsorge, 1949.
(10) Freiburg im Breisgau, 1964-1972. 6 vol.
(11) 1 vol. Vorwort p. 6.
(12) Schuster, en Handbuch, 1, c. 3, 2 Zur Methode der Praktischen Theologie, p. 103.
10 ANTONIO BENTUE
(21) En este mismo sentido se trata el tema de la teología pastoral bajo el término 'Teología práctica",
en el Diccionario de Conceptos teológicos, Munich, 1984, Barcelona, Herder, 1990. Y por lo mismo
que esta teología práctica se refiere a la situación en el mundo moderno, el artículo plantea que tal
teología tiene la tarea de proyectar una teoría del cambio" (p. 535).
(22) Santiago, Ed. Nuestro Tiempo, 1967.
(23) Op. cit., p. 3.
(24) Montevideo, MIEC-JECr, 1968, también Lima, CEP, 1970.
(25) Op. cit., pp. 11-12.
12 ANTONIO BENTUE
Con lo dicho hasta aquí, en este esbozo de seguimiento histórico, tenemos centra-
do el tema de la pastoral como categoría teológica fundamental, en el doble sentido
indicado al comienzo (26). Ahora intentaré mostrar esta dimensión teológica fundamen-
tal de la pastoral en relación a los conceptos básicos de Revelación y Fe (H), así como
en su interconexión con la cultura moderna (III).
(26) Para un estudio más profundizado de este proceso histórico, sin incluir la perspectiva latinoamerica-
na, cf. H. Schuster, Die Geschichte der Pastoraltheologie, en Handbuch, 1, l' parte, c. 2. Un resu-
men de lo mismo puede encontrarse en F.I. Calvo, vocablo "Pastoral, Teología", en los Conceptos
Fundamentales de Pastoral, Madrid, Cristiandad, 1983, pp. 716-729.
(27) Al respecto, Robert, "Parole Divine", en DBS, vol. V, col. 42; o bien, Gg. Ziener, "Palabra", en
Diccionario de teología bíblica, Ed. Bauer, Barcelona, Herder, 1985; y particularmente los finos
análisis del término, en el Diccionario teológico del NT (Lothar, Coenen y otros), Salamanca, Sí-
gueme, vol. I1I, pp. 251-278; también, en el TWzNT (Kittel), vol. IV, Lego, Lagos, Rema..., particu-
larmente pp. 9lss.
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(28) Al respecto Chenu comenta: "La miseria de muchas formas de enseñar teología está en tratar la fe
prácticamente como un asentimiento jurídico; el Enquiridion de Denzinger da unas mayores ya
hechas del todo, a partir de las cuales se construyen argumentos, silogismos y tesis. Especulación
vacía, a la cual le falta, en toda verdad y en el sentido más fuerte, la luz (1umen sub qua), ya que la
fe no interviene si no es para ofrecer proposiciones y no verdaderamente como perfección interior
que posibilita al espíritu la inteligencia saboreada de los 'objetos divinos' (Lafoi dans l'inteligence.
p. 26. nota 1).
(29) "La fe, si no se reflexiona, no es anda", "es antes el pensar que el creer"; "puesto que nadie cree
algo si antes no encuentra razonable el que deba ser creído"; "así, es necesario que todo cuanto es
creído, lo sea con reflexión previa"; "todo el que cree, reflexiona; y a la vez creyendo reflexiona y
reflexionando cree" (De Praedestinatione Sanctorum, c. n, 5, PL 44, 963).
(30) "Man koente also auch sagen: Es (das Wort) handelt sich um die fundamentaltheologische Predigt,
und die Predigt der Bekenhrung zum Glauben, die glaubenweckende Predigt", en Handbuch der
Pastoraltheologie, p. 220 ("Podría, por tanto, decirse también que la Palabra tiene que ver con la
predicación teológico-fundamental, con la predicación de' la conversión a la fe, la predicación del
despertar de la fe").
14 ANTONIO BENTUE
(31) Cf. Ex 3, 14 Y la interpretación exegética más reconocida (así G. von Rad, Teología del AT, vol. 1).
(32) Cf., por ejemplo, Frank Goebelein (ed.), The expositor's Bible Commentary. Michigan, 1978, vol.
12, p. 240; o bien, J. B. Bauer, en Diccionario de teología bíblica, vocablo 'Corazón' (Barcelona,
Herder, 1966, col. 214-218), donde se dice: "Corazón significa el impulso interior por el que se obra
(Ex 36,2; Nm 16,28)" col. 214.
(33) El P. Spicq comenta: "Elle est I'ocassion magnifique de sanctifier le Christ et d'exposer á tous les
raisons memes de notre foi et de notre conduite"; "I'apologie est la justification des critiques
avancées par un adversaire ... ici il s'agit d'un exposé inteligent des fondements et de la nature de la
foi, par un responsable compétent" (cf. Logos, Mt 12,36; Rm 14, 12; IPe 4,5), en "Les Épitres de
Saint Pierre", Paris, Col. Sources bibliques, 1966, pp. 130-131.
(34) Aún cuando a Tertuliano se lo ubique a veces indebidamente en una línea de "irracionalidad"
("credo quia absurdum"), apelo a él en este punto cuando comenta diciendo: "Anima enim non
lavatione ser responsione sancitur" (Puesto que el alma no se legitima por el lavado sino por la
respuesta; De resurrectione carnis. n. 48).
(35) Vocabulaire ... Paris, Du Cerf, 1964, col. 155ss.; en contraste con el significado griego del 'conoci-
miento' como 'theoria', el Bibel Lexikon comenta: "Gegenuber dem griechschen (abstrakten
Erkentnissideal) besteht nach biblischer Auffassung die Erkentniss in einem persoenlichen
Verhaeltniss zwischen Subjekt und Objekt, so das s Kennen, Erkennnen, in die Begriffsphare des
Erfahren, Erfaseen, Empfinden hineinfuhrt" (En contraste con el abstracto conocimiento ideal grie-
go, la interpretación bíblica del conocimiento consiste en una relación personal entre sujeto y
objeto, de manera que conocer, reconocer, se orientan dentro de la esfera conceptual del experimen-
tar, captar, sentir); Ed. Haag, Einsideln, 1956, vocablo Erkennen, 'yd', col. 412ss.
(36) Cf. L. Coenen, Diccionario teológico del NT. Salamanca, 1980, vol. 1, p. 303.
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constituye, para Oseas, una "falta de conocimiento" (Os 4,2; 5, 4); se encuentran textos
similares también en Jeremías (2, 8; 5, 4; 8, 7).
Esta dimensión práctica en coherencia vital con lo que Dios es (HenILXX Jaris =
Amor gratuito; Hesed = misericordia) determina la misma identificación neotes-
tamentaria del conocimiento creyente con la praxis efectiva del amor. Así la fe es
"practicar la justicia" (Hech 10, 35; 11, 33; cf. Jr 22, 15-16). Ahí está la razón funda-
mental del rechazo de determinadas tendencias gnósticas ya en el nivel de la primera
comunidad cristiana representado por la Un: "Quien no ama, no conoce a Dios, porque
Dios es amor (Agape). Nadie ha contemplado (eoraka) nunca a Dios, si nos amamos,
Dios está en nosotros ..." (Un 2, 5-6) (37).
Todas estas observaciones remiten al mismo punto desarrollado antes: la teología,
como "intellectus fidei", implica en sí misma el servicio pastoral a la Palabra en cuanto
ésta tiene como objeto transformar el corazón del hombre a la fe, comprendida como
sintonía práctica de la existencia humana con lo que Dios es.
2. Magisterio y Pastoral
Aun cuando vimos cómo la teología pastoral partió identificando el sujeto del
ejercicio pastoral -cuyo quehacer era considerado el objeto propio de la teología
pastoral-, con el "pastor", y cómo progresivamente ese sujeto se fue ampliando a la
Iglesia total con relación al mundo en su sucesiva actualidad, sigue siendo cierto que en
la conducción de la tarea pastoral de la Iglesia tiene un papel de primera responsabili-
dad el Magisterio, es decir, los "pastores" por sucesión apostólica. La "interpretación
auténtica de la Palabra, que ha sido confiada únicamente al Magisterio vivo de la
Iglesia" (DV n. 10), hay que comprenderla dentro de esa responsabilidad primera de
"conducción pastoral" en cuanto al significado de la fe. Así, pues, la pastoral está
inserta teológicamente de forma particular en la categoría de Magisterio.
Reflexionemos brevemente en el carácter propio de esa inserción, desde dos
ángulos complementarios: a) La autoconciencia que de ello tiene el mismo Magisterio;
b) El discurso teológico al respecto.
(37) Al respecto cf. Coenen, Diccionario teológico del NT. vol. 1, pp. 307-309.
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(Lc 4, 43); Y "como el Padre me envió, así yo los envío a Ustedes" (Jn 20, 21). Ahí
radica la diferencia del concepto católico de Magisterio con respecto al de doctor o, en
el ámbito judío, de Maestro de la Ley o rabino. Y precisamente ese carácter pastoral
del Magisterio cristiano lo sitúa en la línea del modelo cristológico de "enviado", tal
como ya lo señaló Schuster y la teología pastoral del Handbuch, que ya indiqué antes:
la praxis pastoral es normada por la praxis de Jesús. Así debe entenderse el texto de Dei
Verbum: "Este Magisterio evidentemente no está por encima de la Palabra de Dios,
sino que la sirve (ministrat) (n. 10). Y ese modelo cristológico de la Palabra (como la
praxis pastoral de Jesús) determina la dimensión salvífica que debe tener toda la
pastoral y, por lo tanto, todo el Magisterio (DV n. 11); como también determina su
carácter de misión universal que supera el riesgo de los simples funciona1ismos
narcisistas o sectarios del Magisterio. Esta fue la experiencia fundamental de Pedro, y
luego de Santiago, ante la evidencia, honestamente asumida por Pedro, de que el Espíri-
tu rechazaba los criterios marginadores al "caer sobre todos" los gentiles de la casa de
Cornelio (Hech 10, 44-48; 15, 6-19). Tal actitud resulta así prototípica de cómo el
Magisterio debe estar al servicio de la Palabra y además de cómo la escucha de los
acontecimientos históricos permite profundizar mejor en las implicaciones prácticas de
la Palabra y elaborar el "dogma" de la Iglesia (38).
El Concilio Vaticano 11 asumió esa misma actitud al reconocer en la apertura
honesta y práctica al mundo moderno y a sus tomas de conciencia cultural una llamada
a su propio deber magisterial. Así, al dar a la Constitución Gaudium et Spes el título de
"pastoral" no pretende quitarle valor doctrinal, sino al contrario mostrar que ese Magis-
terio supremo es precisamente fiel doctrinalmente en la medida en que es pastoral, es
decir, salvífico para el hombre concreto, ubicado ahora históricamente en la moderni-
dad.
Este mismo sentido de la pastoral como inserta esencialmente en la función
magisterial, lo recoge también la Constitución Apostólica Fidei Depositum, con que se
presenta el nuevo Catecismo de la Iglesia Católica. Juan Pablo 11 establece ahí esa
relación haciendo referencia precisamente a los dos discursos con que se abrió el
Concilio, uno de Juan XXIII y otro de Pablo VI. Del primero recoge esta afirmación:
"Debemos dedicarnos con alegría, sin temor, al trabajo que exige nuestra época, mante-
niéndonos (así) en el camino por el que la Iglesia marcha desde hace casi veinte
siglos" (39). Y del segundo esta otra: "La renovación de pensamiento, de actividad, de
costumbres, de fuerza moral, de alegría y esperanza, ha sido el objetivo del Conci-
(38) Precisamente a raíz de la experiencia de Comelio, auscultada por Pedro y Santiago, ese Magisterio
llega a la nueva conclusión doctrinal que recoge el primer Concilio de Jerusalén, expresándola con
el verbo 'dokeo' (édoksen), del cual deriva la forma nominal 'dogma' (cf. Hech 15, 28). Y ese
'dogma' es comprendido como la voluntad del Espíritu Santo, reflejada a través del acontecimiento
de Cornelio, que confirma el significado del interés de los gentiles por el evangelio tal como Pablo
y Bemabé, y antes Felipe, lo habían interpretado como indicación de que el Espíritu rompía la
pretensión monopolizadora del judeo-cristianismo (Hech 8, 26; 26, 1, 19-26). Para Pablo este acon-
tecimiento llega a tener un valor revelatorio de tal envergadura que lo denomina "el misterio de
Cristo que en otras generaciones no era conocido por el hombre tal como ahora ha sido revelado ...
que los gentiles son coherederos, incorporados y copartícipes de la promesa en Cristo Jesús" (Ef 3,
4-6).
(39) Discurso de apertura del Vaticano 11,ellllXIIl962 (AAS 54,1962, p. 788).
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lio" (40). A lo cual Juan Pablo 11, por su parte, añade: "Para mí, que tuve la gracia
especial de participar en el Concilio y de colaborar activamente en su desarrollo, el
Vaticano 11ha sido siempre y es de una manera particular en estos años de mi pontifica-
do, el punto constante de referencia de toda mi actividad pastoral, en un esfuerzo
consciente por traducir sus directrices en aplicaciones concretas y fieles, en el seno de
cada Iglesia y de toda la Iglesia. Es preciso volver sin cesar a esta fuente" (41). En esa
misma perspectiva, Juan Pablo 11considera la dimensión pastoral como parte integrante
del quehacer teológico, como se ve en un texto notable pronunciado en un discurso a
los teólogos españoles reunidos en Salamanca, en 1982. Dice: "Si la teología siempre
ha necesitado de la filosofía, hoy día esa filosofía deberá ser antropológica, es decir,
deberá buscar en las estructuras esenciales de la existencia humana las dimensiones
trascendentes que constituyen la capacidad radical del hombre para ser interpelado por
el mensaje cristiano al comprenderlo como salvífico, o sea, como respuesta de plenitud
gratuita a las cuestiones fundamentales de la vida humana. Este fue el proceso de
reflexión teológica seguido por el Concilio Vaticano 11en la Constitución Gaudium et
Spes: la 'correlación' entre los problemas profundos y decisivos del hombre y la nueva
luz que irradia sobre ellos la persona y el mensaje de Jesús" (42).
(40) Discurso de clausura del Val. n, el 8/XIl/1965 (AAS 58, 1966, pp. 7-8).
(41) Fidei Depositum 1, citando su discurso de 30/V/1986 (AAS 78,1986, p. 1273).
(42) Ecclesia. 6 de noviembre, 1982, n. 3.
18 ANTONIO BENTUE
(45) Metz, Teología del mundo, Salamanca, Sígueme, 1971, p. 149; sobre esta "reserva escatológica" cf.
también las agudas observaciones hechas por Sergio Silva en Teología y Cultura. Desafíos y proble-
mas de método ... , en volumen I de Teología y Cultura, Santiago, Sociedad Chilena de Teología,
Cencosep, 1992, pp. 55-58.
(46) Es interesante, en este sentido, la afirmación teológica negativa, y como tal 'autocrítica', con que el
Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica termina la primera sección, antes de comenzar la segunda
sobre el Credo: "No creemos en las fórmulas, sino en lo que se quiere significar con ellas ... "
(n. 170; cf. también n. 43).
(47) Op. cit., p. 146.
(48) es n.44.
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cultura actual corresponde "especialmente a los pastores y teólogos", no hay que enten-
derla como una mera yuxtaposición ni tampoco una subordinación de los segundos con
respecto a los primeros, sino como una integración eclesial de lugares teológicos distin-
tos que determina a la pastoral como categoría fundamental inherente a todo ejercicio
teológico del "intellectus fidei", así como apela a la necesidad de una reflexión
teológica adecuada en todo el ejercicio pastoral de la Iglesia, como dimensión estructu-
ral de la misma.