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Servicios Ambientales Clase
Servicios Ambientales Clase
Los bienes y servicios que las personas obtenemos a partir de nuestro entorno natural se conocen
como servicios ambientales (SA). Los servicios ambientales con los cuales estamos directamente
vinculados son la provisión de agua, aire y alimentos, todos ellos de buena calidad, ya que son los
principales requerimientos para la vida. Sin embargo, también existen otros servicios que son
igualmente importantes, como es la protección contra desastres naturales como los huracanes, el
control de plagas o la recreación. Sin duda, existe una estrecha relación entre la calidad de los
servicios ambientales y la calidad y mantenimiento de nuestra vida (De Groot et al., 2002; Turner
et al., 2008).
Dependiendo de los bienes y servicios que ofrecen, los servicios ambientales han sido agrupados
como sigue: servicios de soporte, de provisión, de regulación y culturales (MEA, 2005) (Cuadro 1).
Los servicios de soporte son aquellos que mantienen los procesos de los ecosistemas que mantienen y
permiten la provisión del resto de los servicios. Estos pueden o no tener implicaciones directas sobre el
bienestar humano. Entre ellos se encuentra el mantenimiento de la biodiversidad, el ciclo hidrológico, el ciclo
de nutrientes, y la producción primaria. (Véase la tabla 1, imagen 1).
Imagen 1. Servicio de soporte. Procesos ecológicos que nos benefician de forma indirecta, por
ejemplo la polinización.
Los servicios de provisión son recursos tangibles y finitos, que se contabilizan y consumen.
Además pueden ser o no renovables. Entre ellos se encuentra la provisión de agua para consumo
humano, la provisión de productos como la madera y la producción de comida. (Véase el cuadro 1,
imagen 2 y 3).
Los servicios de regulación son lo que mantienen los procesos y funciones naturales de los
ecosistemas, a través de las cuales se regulan las condiciones del ambiente humano. Entre ellos
encontramos la regulación del clima y gases como los de efecto invernadero, el control de la
erosión o de las inundaciones. También la protección contra el impacto de los huracanes es un
servicio de regulación (Véase la tabla 1, imagen 4).
Imagen 4. Servicios de regulación. Por ejemplo los ecosistemas costeros brindan protección
contra inundaciones.
Los servicios culturales pueden ser tangibles e intangibles y son producto de percepciones
individuales o colectivas; son dependientes del contexto socio-cultural. Intervienen en la forma en
que interactuamos con nuestro entorno y con las demás personas. Entre ellos se encuentra la
belleza escénica de los ecosistemas como fuente de inspiración y la capacidad recreativa que
ofrece el entorno natural a las sociedades humanas. (Véase la tabla 1, imagen 5).
Imagen 5. Servicios culturales. Por ejemplo, la belleza escénica, inspiración y cultura.
El bienestar humano puede estar constituido por diversos aspectos, algunos de estos son la
libertad de decisión, contar con buena salud, tener buenas relaciones con familiares y vecinos,
disfrutar de una vida segura y contar con los bienes económicos necesarios para satisfacer
nuestras necesidades (MEA, 2005). Un aspecto importante en el bienestar es contar con alimentos
sanos, agua limpia para beber y aire limpio que respirar. Es por ello que cualquier ser humano,
independientemente de su condición social, económica y ubicación geográfica, es beneficiario de
los servicios ambientales. Sin embargo, en algunos casos los beneficiarios de los servicios
ambientales se encuentran delimitados por contextos geográficos; por ejemplo, los pobladores de
las montañas conservan los bosques y los ríos, y los habitantes de las zonas bajas se benefician por
la calidad del agua y la prevención de deslaves. ¿Qué servicios o productos de la naturaleza
consumes o a provechas en tu comunidad?
Los bienes y servicios ambientales, pueden ser valorados de forma económica que permita
fácilmente comprender y estimar los beneficios que ofrecen. Esta valoración, se ha planteado
como una estrategia viable para promover la conservación, ya que los servicios, al tener un valor
económico pueden ser apreciados más fácilmente. Por ejemplo, el mantener los bosques de
manglar en buen estado permite la provisión de agua limpia, madera y leña, alimento como
pescado y mariscos, de tal forma que las personas que viven cerca del manglar obtienen
beneficios directos de este bosque de forma gratuita. Si estos recursos y servicios no fueran
generados y provistos de forma natural, el limpiar el agua y conducirla con plantas potabilizadoras
(mecanismos artificiales) hasta los hogares, el comprar los pescados en el mercado y comprar
madera para leña y construcción, tendría un costo económico muy elevado. Las personas que
viven en la costa también obtienen beneficios indirectos del manglar. Por ejemplo: la diversidad
biológica, la belleza escénica y recreacional, la regulación del clima, la producción de oxígeno y la
captura de carbono, además de constituir una importante protección en caso de huracanes y
tormentas.
Los servicios ambientales pueden entonces, tener asociados a ellos un valor económico. En el caso
del bosque de mangle nos preguntaríamos ¿Cuál es el precio por filtrar y limpiar el agua en plantas
potabilizadoras vs el proceso de filtración natural de los manglares? ¿Qué protege mejor contra un
huracán? ¿Las escolleras o los ecosistemas naturales de la costa? Con estas preguntas en mente es
que recientemente se están haciendo estimaciones del valor económico de los servicios
ambientales, con lo que se podrán tomar mejores decisiones tanto por parte de las entidades
públicas como privadas.
Desde la perspectiva económica existen diversas metodologías para asignar valor a los servicios
ambientales, Farber et al., (2002) y de Groot et al., (2002) proponen seis diferentes estrategias
(Cuadro 2).
Los bienes y servicios ambientales son a menudo desconocidos por la población, hay quienes los
consideran como procesos permanentes en el tiempo. Sin embargo, la existencia o calidad de
estos depende del estado de conservación de los ecosistemas. En este sentido, las actividades
humanas han modificado las propiedades de los ecosistemas para proveer servicios. Por ejemplo,
al perder los bosques de mangle, las dunas y los arrecifes de coral, aumenta la vulnerabilidad ante
los impactos de tormentas y huracanes y los daños materiales y pérdidas humanas pueden ser
mayores. De esta forma la pérdida de la naturaleza implica también la pérdida de estos bienes y
servicios. Con los cambios del uso del suelo como ocurre con la urbanización, también perdemos
servicios ambientales.
Imagen 9. Las playas y manglares brindan protección natural a las construcciones humanas,
cuando estos ecosistemas son perturbados se pierde dicha protección. Playa de Tecolutla, Ver.
http://www3.inecol.edu.mx/maduver/