Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
La aceptación de la herencia es el acto expreso o tácito por el cual el heredero o legatario asume
dicha calidad, recibiendo los bienes, derechos y cargas de la herencia, es decir, tomando la masa
hereditaria materia de transmisión del causante sin oposición alguna. Igualmente, la aceptación
constituye la manifestación expresa o tácita que hace el heredero, de tomar para sí la herencia de
su causante, con todas las consecuencias jurídicas correspondientes.
Toda persona que puede heredar puede aceptar la herencia, o sea, todos los que tienen capacidad
de goce. Los incapaces lo hacen por intermedio de sus representantes legales. El artículo 03º del
Código Civil, expresa que toda persona tiene capacidad de goce de los derechos civiles, salvo las
excepciones establecidas por Ley.
Carlos Fernández Sessarego señala que el artículo 03º es lógica derivación del hecho de
reconocerse normativamente a la persona humana como sujeto de derecho bajo la específica
designación de persona natural ya que tal calidad supone la plena capacidad de goce de todos los
derechos civiles que el ordenamiento jurídico concede a la persona
pg.3.
Es por ello que el precepto consagra formalmente el que por el simple hecho de ser persona se es
capaz de gozar de derechos civiles, salvo las excepciones expresamente establecida por la Ley. Es
por la capacidad de goce de los derechos civiles que toda persona puede optar por aceptar la
herencia, siempre y cuando no haya un impedimento de Ley, como por el ejemplo la
desheredación por indignidad. Esta capacidad de goce no es limitativa en cuanto a los incapaces
refiere, puesto que ellos pueden hacer prevalecer sus derechos civiles a través de sus
representantes, razón por la cual, también son capaces de heredar a través de la representación.
III.-FORMAS DE ACEPTACIÓN
- La aceptación expresa puede constar en instrumento público o privado. Hay aceptación tácita si
el heredero entra en posesión de la herencia o practica otros actos que demuestren de manera
indubitable su voluntad de aceptar.
Por el artículo citado precedentemente, podemos denotar dos clases de aceptación: La aceptación
expresa y la aceptación tácita.
,.- el artículo en comentario, 672º del Código Civil, indica que hay aceptación tácita si el heredero
entra en posesión de la herencia o practica otros actos que demuestren de manera indubitable su
voluntad de aceptar. De esta manera, la aceptación resulta evidente de actos indubitables
practicados por el sucesor, que ponen de manifiesto una determinación de asumir tal condición.
Por ende, la aceptación tácita se da cuando el heredero se comporta como tal sin expresar su
voluntad de aceptar la herencia, para ello realiza actos inherentes a su derecho como entrar en
posesión material de los bienes, percibir sus frutos, etc.
José León Brandarán consideró a la posesión misma de los bienes hereditarios como dado
enérgico revelador de la voluntad aceptativa, estimando, además, que otros actos que de manera
indubitable revelen esa voluntad, representarán una manifestación tácita de aceptación de la
herencia.
Según el artículo 1.008 del Código Civil, la repudiación de la herencia debe realizarse de forma
expresa mediante escritura pública ante notario o, si existe litigio o no hay testamento, a través de
un escrito presentado ante el juez competente que conozca el procedimiento de división de la
herencia. No es posible renunciar a una herencia de forma tácita, ni a través de un documento
privado. El coste del documento público ante notario, cuando es una renuncia "pura y simple" (en
la que se rechaza la herencia sin especificar en favor de quién se renuncia)
La parte de la herencia correspondiente a quien la repudia se reparte entre los demás herederos,
que tienen lo que se denomina derecho de acrecer. La porción a la que un heredero ha renunciado
se reparte de modo proporcional entre quienes sí han aceptado la herencia. Esta situación puede
ocurrir tanto en las sucesiones sin testamento como en las testadas. Tanto la renuncia como la
aceptación son actos jurídicos, porque son manifestaciones de voluntad, destinadas a crear
relaciones jurídicas. Ambas, son actos voluntarios, totales, incondicionales, irrevocables, y deben
referirse a una herencia producida.
Es determinado por el artículo 673º del Código Civil, por el cual se otorga el plazo de tres meses si
el heredero está en la República y de seis meses si está en el extranjero, sin interrumpirse su
transcurso por causa alguna. Se entiende que se computa desde la apertura de la sucesión, es
decir, desde el fallecimiento del causante, aunque el Código omita su expresión. Es del caso
mencionar que el Código Civil derogado refería el plazo solo a la renuncia, mientras el actual lo
legislación la presenta en función de la aceptación, expresando en su artículo 673º que ésta se
presume cuando ha trascurrido el plazo para renunciar.
C.C Articulo674º.- Pueden renunciar herencias y legados quienes tienen la libre disposición de sus
bienes.
En aplicación del artículo 674º, pueden renunciar a la herencia y legado quienes tengan la libre
disposición de sus bienes.
Como indicó León Barandiarán, en su obra Derecho de Sucesiones (versión taquigráfica del curso
dictado en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos), para renunciar se requiere capacidad
especial. El maestro señalaba: "El Código dice libre disposición de sus bienes porque no basta la
capacidad en general, sino libertad para disponer de ellos; por lo tanto, rigen las reglas pertinentes
para ver quién tiene esa libre disposición"
Por ende, las personas capaces pueden renunciar personalmente o por intermedio de sus
apoderados; los incapaces necesariamente a través de sus representantes, mediante autorización
judicial, puesto que en ellos no hay libre disposición de bienes inmediata, de conformidad con lo
dispuesto en los artículos 448, inciso 4; 532 Y 668, trátese de patria potestad, tutela o cúratela,
respectivamente. Concurre una restricción respecto a la renuncia de la herencia o legado por
parte de los cónyuges, puesto que, por el artículo 304º, uno de los cónyuges no puede renunciar a
la herencia sin el asentimiento del otro. Si bien los bienes que se adquieren por herencia tienen el
carácter de bienes propios, los frutos y productos que se generen de ellos son considerados bienes
comunes (artículo 310º), por lo que es una vulneración de derechos disponer de los bienes del
prójimo, siendo este el fundamento del artículo 304º para la presentación de la referida limitativa.
VI.-FORMAS DE LA DE LA RENUNCIA
C.C. Artículo 675º.- La renuncia debe ser hecha en escritura pública o en acta otorgada ante el juez
al que corresponda conocer de la sucesión, bajo sanción de nulidad. El acta será
obligatoriamente protocolizada.”
El citado artículo nos presenta la forma ad solemnitatem por la que se debe celebrar la renuncia
de la herencia. Es de observarse que la renuncia debe revestir obligatoriamente en documento
público que lo ampare, estableciendo dos modalidades: o por escritura pública, ante notario o
quien haga sus veces, o por acta ante el juez competente para conocer la sucesión, siendo la
inobservancia de este requisito, sancionable con la nulidad del acto. Hay que tener presente que la
aceptación y renuncia de la herencia son, conceptualmente, actos jurídicos, por tratarse de
manifestación de voluntades destinadas a crear y extinguir relaciones jurídicas. Así vemos que se
distinguen dos tipos de invalidez del acto jurídico: la nulidad y la anulabilidad.
Porque son manifestaciones de voluntad que van a crear Relaciones jurídicas pero no son un
contrato ni un cuasi contrato, porque es una acción Automática al fallecimiento del causante.
Son actuales
.- Ambas deben referirse a una herencia producida. El artículo 678 señala que no es válida la
aceptación ni la renuncia de la herencia futura
VIII.-CONCLUSIÓN
La aceptación de la herencia es el acto expreso o tácito por el cual el heredero o legatario asume
dicha calidad, recibiendo los bienes, derechos y cargas de la herencia, es decir, tomando la masa
hereditaria materia de transmisión del causante sin oposición alguna. Así mismo se manifiesta que
la renuncia es el acto por el cual el heredero o legatario hace constar que no se le tenga presente
como tal, por lo que niega cualquier transmisión parcial o total de la masa hereditaria.es así por lo
que se afirma que lea renuncia como la aceptación son actos jurídicos, porque son
manifestaciones de voluntad, destinadas a crear relaciones jurídicas. Ambas, son actos
voluntarios, totales, incondicionales, irrevocables, y deben referirse a una herencia producida. La
aceptación y la renuncia se retrotraen al momento de la apertura de la sucesión. Hasta que no
haya renuncia o aceptación el llamado a la herencia no es heredero, sino simple llamado a serio
por vocación legal o testamentaria
IX.- REFERENCIAS
El proceso sumarisimo
Modelo de: Demanda de Patria Potestad
1. Definición.
Española define el verbo “aceptar” como “recibir voluntariamente o sin oposición lo que se da,
ofrece o encarga. Aprobar, dar por bueno, acceder a algo.”
En razón de ello, siendo que el Causante transmite la masa hereditaria al momento de su muerte a
los Causahabientes, la aceptación de la herencia es el acto expreso o tácito por el cual el heredero
o legatario asume dicha calidad, recibiendo los bienes, derechos y cargas de la herencia, es decir,
tomando la masa hereditaria materia de transmisión del causante sin oposición alguna.
Igualmente, la aceptación constituye la manifestación expresa o tácita que hace el heredero, de
tomar para sí la herencia de su causante, con todas las consecuencias jurídicas
correspondientes.[2]
Toda persona que puede heredar puede aceptar la herencia, o sea, todos los que tienen capacidad
de goce. Los incapaces lo hacen por intermedio de sus representantes legales.
El artículo 03º del Código Civil, expresa que toda persona tiene capacidad de goce de los derechos
civiles, salvo las excepciones establecidas por Ley. Carlos Fernández Sessarego señala que el
artículo 03º es lógica derivación del hecho de reconocerse normativamente a la persona humana
como “sujeto de derecho” – bajo la especifica designación de “persona natural” – ya que tal
calidad supone la plena capacidad de goce de todos los derechos civiles que el ordenamiento
jurídico concede a la persona. El precepto consagra formalmente el que por el simple hecho de ser
persona se es capaz de gozar de derechos civiles, salvo las excepciones expresamente establecida
por la Ley.[3]
Es por la capacidad de goce de los derechos civiles que toda persona puede optar por aceptar la
herencia, siempre y cuando no haya un impedimento de Ley, como por el ejemplo la
desheredación por indignidad. Esta capacidad de goce no es limitativa en cuanto a los incapaces
refiere, puesto que ellos pueden hacer prevalecer sus derechos civiles a través de sus
representantes, razón por la cual, también son capaces de heredar a través de la representación.
3. Formas de la aceptación.
“C.C. Artículo 672º.- La aceptación expresa puede constar en instrumento público o privado. Hay
aceptación tácita si el heredero entra en posesión de la herencia o practica otros actos que
demuestren de manera indubitable su voluntad de aceptar.”
Por el artículo citado precedentemente, podemos denotar dos clases de aceptación: La aceptación
expresa y la aceptación tácita.
Sin embargo, nuestro ordenamiento Civil nos permite obtener una aceptación expresa del modo
verbal, puesto que el artículo 144º del Código Civil expone que cuando la ley acusa una forma y no
sanciona con nulidad su inobservancia, constituye solo un medio de prueba de la existencia del
acto[5]. Esto debido a la denominada Forma ad probationem del acto, que tiene como finalidad
probar únicamente la existencia del acto jurídico pero sin ser consustancial a el, siendo así que el
acto y el documento, cuando la forma es ad probationem, son dos entidades jurídicas distintas,
separables, y que el acto puede existir independientemente del documento, pues si el documento
se deteriora y se pierde la prueba de la existencia del acto puede hacerse utilizando cualquier otro
medio probatorio.
[6] De otro lado, cabe mencionar que la forma ad solemnitatem, también tiene por única finalidad
el comprobar la existencia del acto, sin embargo, a diferencia de la forma ad probationem, esta si
es consustancial al acto, por lo que ambos forman una sola entidad jurídica, inseparable, pues el
acto no puede existir sin el documento y si este se deteriora y se pierde, el acto jurídico se
extingue y no puede ser probada su existencia por otro medio probatorio. La prueba exclusiva de
la existencia del acto jurídico está determinada únicamente por el documento prescrito por la ley
como arma ad solemnitatem.
En resumen, la aceptación expresa puede darse no solo de forma escrita, mediante documento
público o privado, sino también de forma verbal.
En cuanto a la aceptación tácita, el artículo en comentario, 672º del Código Civil, indica que hay
aceptación tácita si el heredero entra en posesión de la herencia o practica otros actos que
demuestren de manera indubitable su voluntad de aceptar. De esta manera, la aceptación resulta
evidente de actos indubitables practicados por el sucesor, que ponen de manifiesto una
determinación de asumir tal condición.
Por ende, la aceptación tácita se da cuando el heredero se comporta como tal sin expresar su
voluntad de aceptar la herencia, para ello realiza actos inherentes a su derecho como entrar en
posesión material de los bienes, percibir sus frutos, etc.José León Barandiarán consideró a la
posesión misma de los bienes hereditarios como "dado enérgico revelador de la voluntad
aceptativa", estimando, además, que otros actos que de manera indubitable revelen esa voluntad,
representarán una manifestación tácita de aceptación de la herencia.
Vistas estas dos formas de aceptar la herencia, el artículo 673º del Código Civil nos presente una
tercera, denominada Aceptación Legal o Presunta “C.C. Artículo 673º.- La herencia se presume
aceptada cuando ha transcurrido el plazo de tres meses, si el heredero esta en el territorio de la
Republica, o de seis, si se encuentra en el extranjero, y no hubiera renunciado a ella. Estos plazos
no se interrumpen por ninguna causa.”
La aceptación legal o presunta es aquella que se genera por el silencio del causahabiente, no
aceptando la herencia explícitamente, ni comportándose como heredero, por lo que no incurre en
aceptación expresa ni tacita, únicamente debe dejar transcurrir el plazo al que se refiere el artículo
antes descrito para que sea considerado conjeturablemente como heredero. Se entiende que el
plazo se computa desde la apertura de la sucesión, o sea al momento del fallecimiento del
causante, aunque el Código no lo indica.
Por la aceptación legal o presunta, nos encontramos ante el caso del silencio como manifestación
de la voluntad cuando la Ley le atribuye ese significado, tal como lo señala el artículo 142º del
Código Civil: “El silencio importa manifestación de voluntad cuando la ley o el convenio le
atribuyen ese significado”.
Respecto a este carácter del silencio, el jurista Fernando Vidal Ramírez manifiesta: “El artículo 142,
por lo que queda expuesto, es sólo aplicable a una relación jurídica ya originada por un acto
jurídico, pero en la que una de las partes deviene en silente. En tal supuesto, el silencio tiene el
significado que le atribuya la norma legal pertinente, salvo que en el acto jurídico ya celebrado se
haya previsto la posibilidad de que una de las partes se convierta en un silente y que en relación a
ese silencio se haya convenido en darle un significado.”
2. RENUNCIA de la Herencia
1. Definición.
En algunos países el vocablo renuncia es reemplazo por “repudio”, como es el caso del derecho
germano, chileno o mexicano. Sin embargo, dicho término no parece ser adecuado para la acción
por tener una connotación peyorativa.
2. Plazo para renunciar.
Es determinado por el artículo 673º del Código Civil, por el cual se otorga el plazo de tres meses si
el heredero está en la República y de seis meses si está en el extranjero, sin interrumpirse su
transcurso por causa alguna. Se entiende que se computa desde la apertura de la sucesión, es
decir, desde el fallecimiento del causante, aunque el Código omita su expresión.
Es del caso mencionar que el Código Civil derogado refería el plazo solo a la renuncia, mientras el
actual lo legislación la presenta en función de la aceptación, expresando en su artículo 673º que
ésta se presume cuando ha trascurrido el plazo para renunciar.
“C.C Articulo674º.- Pueden renunciar herencias y legados quienes tienen la libre disposición de sus
bienes.”
En aplicación del artículo 674º, pueden renunciar a la herencia y legado quienes tengan la libre
disposición de sus bienes. El Jurista Augusto Ferrero Costa critica la forma de proponer la
redacción del citado artículo, pues según refiere, “induce a error al común de los abogados,
pudiéndose pensar que el concepto de norma esta ligado al de la legitima y la porción disponible,
en el sentido que sólo podría renunciar a la herencia quien no tenga herederos forzosos.”[12] Sin
embargo, el sentido de esta norma data de la prohibición al tercero para efectuar la renuncia del
llamado, sin haber sido autorizado.
Como indicó León Barandiarán, en su obra Derecho de Sucesiones (versión taquigráfica del curso
dictado en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos), para renunciar se requiere capacidad
especial. El maestro señalaba: "El Código dice libre disposición de sus bienes porque no basta la
capacidad en general, sino libertad para disponer de ellos; por lo tanto, rigen las reglas pertinentes
para ver quién tiene esa libre disposición".
En ese sentido, cuando el artículo en cita indica la frase “libre disposición de sus bienes” refiere la
intervención del llamado respecto a renunciar por su propio interés a la herencia. Por ende, las
personas capaces pueden renunciar personalmente o por intermedio de sus apoderados; los
incapaces necesariamente a través de sus representantes, mediante autorización judicial, puesto
que en ellos no hay libre disposición de bienes inmediata, de conformidad con lo dispuesto en los
artículos 448, inciso 4; 532 Y 668, trátese de patria potestad, tutela o cúratela, respectivamente.
Concurre una restricción respecto a la renuncia de la herencia o legado por parte de los cónyuges,
puesto que, por el artículo 304º, uno de los cónyuges no puede renunciar a la herencia sin el
asentimiento del otro. Si bien los bienes que se adquieren por herencia tienen el carácter de
bienes propios, los frutos y productos que se generen de ellos son considerados bienes comunes
(artículo 310º), por lo que es una vulneración de derechos disponer de los bienes del prójimo,
siendo este el fundamento del artículo 304º para la presentación de la referida limitativa.
4. Formalidad de la renuncia.
“C.C. Artículo 675º.- La renuncia debe ser hecha en escritura pública o en acta otorgada ante el
juez al que corresponda conocer de la sucesión, bajo sanción de nulidad. El acta será
obligatoriamente protocolizada.”
El citado artículo nos presenta la forma ad solemnitatem por la que se debe celebrar la renuncia
de la herencia. Es de observarse que la renuncia debe revestir obligatoriamente en documento
público que lo ampare, estableciendo dos modalidades: o por escritura pública, ante notario o
quien haga sus veces, o por acta ante el juez competente para conocer la sucesión, siendo la
inobservancia de este requisito, sancionable con la nulidad del acto.
Hay que tener presente que la aceptación y renuncia de la herencia son, conceptualmente, actos
jurídicos, por tratarse de manifestación de voluntades destinadas a crear y extinguir relaciones
jurídicas. Así vemos que se distinguen dos tipos de invalidez del acto jurídico: la nulidad y la
anulabilidad.
▪ Incapacidad absoluta.
▪ Fin Ilícito.
▪ Simulación absoluta.
▪ Ausencia de formalidad prescrita bajo sanción de nulidad.
▪ Nulidad expresa.
▪ Nulidad virtual.
Es la causal especificada en el inciso 6) del artículo 219º, referido a la nulidad del negocio jurídico
que no concurra en la forma solemne plasmada por Ley o con formalidad Ad solemnitatem.
Todo negocio jurídico tiene dos elementos típicos: La declaración de voluntad y la causa. Sin
embargo, es de apreciar que existen varios negocios jurídicos que requieren para su formación del
cumplimiento de una formalidad que impone la Ley, bajo sanción de nulidad. La deserción de
dicha formalidad, producirá la nulidad del negocio jurídico, por lo que no originará ningún efecto
jurídico. Estos negocios jurídicos que revisten una formalidad, como lo indica el tratadista Lizardo
Taboada Córdova, generalmente son negocios jurídicos de derecho familiar o negocios jurídicos
patrimoniales a título gratuito. Así, por ejemplo, en el reconocimiento de los hijos
extramatrimoniales, la adopción, el reconocimiento de los hijos extramatrimoniales, el
testamento, la donación de bienes muebles en algunos casos, la donación de bienes inmuebles, el
mutuo entre cónyuges, el suministro a título gratuito, el secuestro, la fianza, el compromiso
arbitral, la renta vitalicia, entre otros.
Es la causal especificada en el inciso 7) del artículo 219º, el cual menciona que el acto jurídico será
nulo cuando la Ley lo declare así.
En la doctrina es conocido dos tipos de nulidades: Nulidad expresa y Nulidad tácita o virtual. Las
expresas son aquellas que vienen a dispuestas manifiestamente de un texto legal, mientras que las
nulidades virtuales son aquellas que se producen cuando un determinado negocio jurídico
contraviene una norma imperativa, así, por ejemplo, el matrimonio entre dos personas del mismo
sexo es nulo tácitamente por contravenir lo dispuesto en el artículo 234º del Código Civil. Casos de
nulidades expresas en nuestro Código Civil son, por ejemplo, el artículo 274º para el matrimonio,
el artículo 865º, para la partición hecha con preterición de algún heredero.
Estas dos clases de nulidades antes descritas, por ausencia de formalidad prescrita por Ley y por
nulidad expresa, se presentan para el caso de la renuncia a la herencia, puesto que en el artículo
675º, prescribe la forma solemne en la que deba realizarse este acto bajo sanción de nulidad,
evidenciando la forma ad solemnitatem que debe cumplir el acto jurídico, y al mismo tiempo,
irrogando una nulidad expresa, puesto que la propia norma lo indica en la frase “bajo sanción de
nulidad”.
“Articulo 676º.- Impugnación de la renuncia por el acreedor: Si la renuncia causa perjuicio a los
acreedores del renunciante, estos pueden impugnarla dentro de los tres meses de tener
conocimiento de ella, para que sea declarada sin efecto en la parte en que perjudica sus derechos.
La resolución que declare fundada la demanda dispondrá, según la naturaleza de los bienes, su
administración judicial o su venta en pública subasta, para el pago de las deudas del renunciante.
El remanente, si lo hubiera, se trasmite a los herederos a quienes favorezca la renuncia.
El precepto regula la pretensión, denominada de impugnación de renuncia, que pueden ejercer los
acreedores del sucesor renunciante, a quienes la renuncia perjudique sus derechos de cobro, esto
con a finalidad de impedir que la recuperación de los créditos sea burlada.
El legislador faculta a los acreedores de los herederos para que reclamen la parte de sus créditos
cuando los herederos renuncien a la herencia. Por tanto, si un llamado tiene una deuda con un
banco, y este renuncia a una herencia mediante la cual puede cubrir el adeudo, el banco, como
acreedor del renunciante, puede impugnar la renuncia a fin que sea aceptada y se proceda a la
cancelación de la obligación.
ANEXION DE LA ACEPTACION
Y RENUNCIA DE LA HERENCIA
3. Transmisión de la delación
“Artículo 679º.- El derecho de aceptar o renunciar la herencia, se trasmite a los herederos. En tal
caso, el plazo del artículo 673 corre a partir de la fecha de la muerte del primer llamado.”
Desde la muerte de una persona su herencia se transmite a sus sucesores. Sin embargo, la
transmisión solo queda consolidada cuando aquel a quien la herencia le ha sido ofrecida la acepta;
viceversa, no hay transmisión alguna cuando se produce renuncia. En el período que transcurre
entre la muerte y la definitiva aceptación por alguien, hay una sucesión con sucesores inciertos. La
incertidumbre queda superada con el efecto retroactivo de la aceptación y de la renuncia.
Naturalmente, la casuística puede ser inmensa y habráque examinar en cada ocasión. Lo que, en
definitiva, ha querido el legislador es que se trate, por un lado, de administración ordinaria y, de
otro lado, que sea una administración con visos de interinidad, que no comprometa el porvenir de
la herencia sin verdadera necesidad. En tal sentido, supuesto que el plazo del artículo 673 es
sumamente corto, la administración tendrá que acomodarse a las circunstancias de tal plazo. De
este modo, si el administrador arrienda un inmueble contenido en la herencia por un plazo de,
digamos, tres años, mal podría calificarse de acto provisional, porque sin duda se proyecta para
largo. Cosa distinta, por ejemplo, ocurrirá si se prorroga por un par de meses el contrato que
acaba de concluir.
La conservación tiene otro cariz. Ya no compete a la obtención de los rendimientos, sino tanto al
mantenimiento de los bienes de la herencia como a la ocupación de los mismos a título de guarda
o depósito. O sea, para que el contenido de la herencia se conserve incólume, en por lo menos no
peor estado del que tenía al momento de abrirse la sucesión. La interrupción de una posible
prescripción puede calificarse como acto conservatorio.
a) Son actos jurídicos: La aceptación y renuncia a la herencia son actos jurídicos, puesto que están
destinados a crear y extinguir relaciones jurídicas, por lo que las normas contenidas en el Libro II
del Código Civil le son aplicables.
por lo que no hay obligación de aceptar o renunciar una herencia o legado, salvo en los casos de
aceptación forzosa por responsabilidad ultra vires hereditatis, dispuesto en el artículo 662º del
C.C.
c) Son unilaterales: Producen sus efectos sin necesidad de encontrarse con otra voluntad.
f) Son retroactivas: Con la aceptación no se adquiere la herencia o legado, debido a que ello ocurre
con la apertura de la sucesión. La aceptación significa la ratificación, la confirmación de la calidad
de heredero o legatario. Con la renuncia, no se devuelve lo adquirido. El renunciante queda como
si jamás hubiera sido heredero.
g) Son lisas y llanas: El causante puede poner condiciones a los herederos voluntarios o a los
legatarios, dentro del marco de la norma contenida en el artículo V del título preliminar, referente
a la nulidad virtual del negocio jurídico, que sanciona como nulo el acto jurídico contrario a las
leyes que interesan al orden público o a las buenas costumbre. La aceptación y la renuncia son
lisas y llanas puesto que el heredero o legatario no puede poner condiciones para la aceptación o
renuncia de la herencia.
1. Francisco Muñoz Conde, Derecho Penal Parte Especial, Décimo tercera Edición, Perú 2004
3. ZAMORA JIMÉNEZ, A., Manual de Derecho penal. Parte especial, Análisis de los delitos en
México, México 2005
4. HERODOTO, Los nueve libros de la historia
6. Robert J. Barro, “Closed and Open Economy Models of Business Cycles with Marked up and
Sticky Prices", Estados Unidos de Norteamérica, 2000