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POEMA

Me dijeron: estás de nueve semanas, toma vitaminas, hazte ecografías y no fumes.

Me dijeron: puja, puja fuerte, más fuerte; es varón, tiene veinte dedos y ojos grandes.

Me dijeron que te diera de mamar; que te limpiara el cordón umbilical; que te pusiera en mi pecho y que no te acostara
boca abajo.

Me dijeron que comieras puré de calabaza, zanahoria y carne. Que no importaba si no gateabas, que caminabas bien; que
eras sano y fuerte.

Me dijeron que el jardín te iba a gustar; que a todos los chicos les gustaba.

Me dijeron que le pegaste a Andy; que le mordiste el brazo a Mora y que no miraste a los ojos cuando te hablaron.

Me dijeron que te quedaste solo tirado en el piso mirando las hormigas que salían de la tierra.

Me dijeron que te pusiera límites.

Les dije que jugabas a alinear autitos; que te costaba cambiar de juego; que te molestaba el ruido de la aspiradora.

Les dije que te tuvieran paciencia; lo estamos trabajando, les dije.

Me dijeron: consultá a alguien.

Me dijeron que no hablabas bien pero que podías aprender y que llorabas porque los sentidos te confundían.

Me dijeron que estabas mejor, después peor, después mejor y después igual.

Me dijeron que ya hablabas bien y que ya no te molestaba tanto la arena.

Me dijeron que te enojaste y tiraste la cartuchera. Que eras inmaduro, que ya ibas a crecer.

Me dijeron que repetiste el Mago de Oz de memoria; que dibujaste una historia de una familia en forma de libro; que eras
ingenuo, impulsivo y creativo.

Me dijeron que podías entrar a primer grado.

Me dijeron que ya no pegabas; que tenías dos amigos; que eras brillante y que te distraías mucho en clase.

Me dijeron que contaste el mismo chiste diez veces; que querías contestar siempre vos y que a veces molestabas.
Me dijeron que era dificil convocarte y que fantaseabas todo el tiempo.

Me dijeron que un síndrome es un conjunto de rasgos. Que no llore, que confíe en mí, que confíe en vos.

Me dijeron que no es una enfermedad; que es una manera distinta de ver el mundo.

Me dijiste que te molestaba la luz de la cocina y la etiqueta del saco azul; que en el recreo te gustaba ir a escuchar cuentos
y que no entendías el juego poli ladron que te explicaban tus amigos.

Me dijiste que si yo estaba triste me pusiera una curita; y que el martes era tu día de la suerte porque viene de Marte, tu
planeta favorito.

Les dije que sí, que te gustaba hablar de dinosaurios, de superhéroes y de la estatua de la libertad. Que en la cancha de
futbol jugabas a ser Spiderman y me saludabas desde el arco con tu mano izquierda.
Les dije que eras hipersensible, que tenías un lugar secreto en tu cuarto y que te gustaba armar tus propios disfraces.

Me dijeron que todo se aprende; que eres feliz; que tienes tu mundo mágico y personal.

Me dijeron que me quede tranquila: que ninguna intervención va a cambiar como sos.

Me preguntaste: si los fantasmas asustan entonces quién asusta a los fantasmas, adónde queda la memoria y quién inventó
las palabras.

Me preguntaste si ser libre es estar solo.

Julia More

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