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SUJETO DE LOS DERECHOS (*)

La doctrina clásica y tradición histórica del derecho siguiendo el viejo Código Civil
al estudiar el sujeto, parte de la distinción de persona visible y jurídica. Por ello se definía
la persona como todo ente susceptible de adquirir derechos o contraer obligaciones.
Clasificaba dentro de ellas a las personas visibles, para luego definir como persona de
existencia ideal a los que no eran visibles.
El libro primero del nuevo Código Civil y Comercial, recientemente reformado abre
directamente con la regulación de la persona humana; ella es, conforme a la doctrina
judicial de la Corte Suprema de la Nación, la figura central del Derecho y se utiliza la
denominación “persona humana” eliminando la definición clasificatoria de visibles y no
visibles.
El actual Código Civil y Comercial introduce directamente la declaración de
derechos de la persona, en el art 15 del capítulo IV asignándoles la titularidad de los
derechos del sistema unificado:
ART 15 “..Las personas son titulares de los derechos individuales sobre los bienes que integran su patrimonio conforme con lo que se establece en
este Código.”

Central de este nuevo panorama legislativo es la superación de la tradición histórica


donde el sujeto del derecho privado es solo el hombre. Se ha cambiado este paradigma
para concebirlo en términos igualitarios, sin discriminaciones basadas en el sexo, la
religión, el origen o su riqueza. En el nuevo texto aparecen la mujer, el niño, las personas
con capacidades diferentes, el consumidor, las comunidades originarias, y muchos otros
que no habían tenido una recepción sistemática hasta el momento.
Se adopta la terminología personas humanas a lo largo de todo el Código,
eliminando definiciones en todos los casos; se abandonó incluso la idea de sustituirla por
otra más apropiada. Es que la noción de persona proviene de la naturaleza; es persona
todo ser humano, por el solo hecho de serlo; y la definición de la persona a partir de su
capacidad de derecho confunde al sujeto con uno de sus atributos, amén de que da la
falsa idea de que la personalidad del sujeto es concedida por el ordenamiento jurídico. La
idea es por el contrario que la persona es un concepto anterior a la ley; el Derecho se
hace para la persona que constituye su centro y su fin. Es la noción de persona que
alberga la Constitución Nacional desde su misma sanción en 1853, la que proviene de sus
fuentes desde la asamblea de 1813, y la que fue ratificada con el reconocimiento de la
jerarquía constitucional de las convenciones y tratados de derechos humanos en el texto
que rige a partir de la reforma de 1994.
El tratamiento de las personas jurídicas en el nuevo Código reciben amplia
descripción normativa iniciándose para ella con su definición al conceptualizarlas como
todos los entes a los cuales el ordenamiento jurídico les confiere aptitud para adquirir
derechos y contraer obligaciones para el cumplimiento de su objeto y los fines de su
creación. Le asigna el Titulo II describiendo el plexo normativo para su funcionamiento.
A.- PERSONA HUMANA:
INICIO DE LA PERSONA HUMANA
Pese a los numerosos debates y amplias discusiones de distintos sectores a fin de
lograr un avance legislativo acorde a la tecnología, ciencia y avances, la reforma del C.C.
mantiene la tradición Argentina respecto del inicio de la Persona Humana y define que
ésta se inicia desde la concepción, eliminado la expresión en el seno materno para que
queden comprendidas las concepciones extrauterinas. El texto se adecua entonces no
sólo a la realidad científica vigente, sino también a la Convención Interamericana de
Derechos Humanos (artículo 4, inc. 1).
Avance legislativo, como forma de inicio de la vida, posibilita las Técnicas de
Reproducción Humana Asistida (TRHA) al reconocer la Voluntad pro-creacional de
quienes acceden a ésta alternativa técnica, en cuyo caso la vida humana comienza con la
implantación del embrión en el seno de la mujer, sin hacer ninguna distinción, por lo que
tanto parejas heterosexuales u homosexuales pueden acceder a éstas técnicas
alternativas de reproducción.

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Pero queda claro que si bien tiene en consideración el estado actual de las técnicas
de reproducción humana asistida, no existe posibilidad de desarrollo de un embrión fuera
del seno materno como persona con alcance jurídico.
Comienzo de la existencia
ARTICULO 19.- Comienzo de la existencia. La existencia de la persona humana comienza con la concepción.
ARTICULO 20.- Duración del embarazo. Epoca de la concepción. Epoca de la concepción es el lapso entre el máximo y el mínimo fijados para la
duración del embarazo. Se presume, excepto prueba en contrario, que el máximo de tiempo del embarazo es de trescientos días y el mínimo de
ciento ochenta, excluyendo el día del nacimiento.
ARTICULO 21.- Nacimiento con vida. Los derechos y obligaciones del concebido o implantado en la mujer quedan irrevocablemente adquiridos si
nace con vida.
Si no nace con vida, se considera que la persona nunca existió. El nacimiento con vida se presume

ATRIBUTOS DE LAS PERSONAS:


Al estudiar los sujetos del derecho debemos considerar sus atributos como
cualidades propias a las personas humanas y jurídicas. Estas características son
necesarias ya que sin ellos no existen los sujetos del derecho y permiten diferenciados en
su identidad evitando confusiones.
Son únicos: solo se puede tener un atributo del mismo orden.
Son inalienables: están fuera del comercio, no pueden transmitirse por medio de
ningún acto ni negocio jurídico.
Son imprescriptibles: no se adquieren ni se pierden por el mero transcurso del tiempo.
Son irrenunciables: ni los titulares de estos atributos pueden renunciar a ellos
unilateralmente ni la autoridad pública puede establecer sanción alguna que implique su
eliminación.
Son inembargables.

CAPACIDAD
Es la aptitud que tienen las personas humanas para ser sujetos activos y pasivos de
relaciones jurídicas. Suele distinguirse entre capacidad jurídica o de goce, imprescriptible,
inmutable, irrenunciable, y de orden público; y capacidad de obrar o de ejercicio concreto
de los derechos, que puede ser limitada, parcial y variable.
Cuando se tratan de las personas jurídicas la capacidad para ser sujetos de
derechos y obligaciones está determinada por el alcance de su objeto social y
necesariamente se ejercita por medio de la representación a través de una persona física,
tanto judicial como extrajudicialmente.
Encontramos las siguientes conceptualizaciones en esta materia: La Capacidad de
derecho como principio regla y los casos legales de privación o limitación de esta
capacidad respecto de hechos, simples actos, o actos jurídicos determinados.
En materia de Capacidad de ejercicio: toda persona humana puede ejercer por sí
misma sus derechos, excepto las limitaciones expresamente previstas en este Código, en
una sentencia judicial, una restricción y los casos de inhabilitación.
Entre las Personas incapaces de ejercicio expresamente se consignan:
a) la persona por nacer;
b) la persona que no cuenta con la edad y grado de madurez suficiente;
c) la persona declarada incapaz por sentencia judicial, en la extensión dispuesta en
esa decisión.

Es decir que en ambos ordenes (derecho y ejercicio): la regla en nuestro


ordenamiento es la capacidad de la persona adecuando el derecho positivo a la
Convención Internacional de los Derechos del Niño y la Convención Internacional de las
personas con discapacidad. De allí la flexibilidad de las normas, las permanentes
referencias a nociones como “edad y grado de madurez”, la necesidad de que las
restricciones a la capacidad estén legalmente previstas, las facultades judiciales para la
determinación de esas restricciones, la obligación del juez de oír, tener en cuenta y valorar
las opiniones de estas personas, etc. En este contexto, se incorpora “el adolescente” y se
elimina la categoría de menor adulto o púber, adecuando la edad a la modificación
operada en materia de mayoría de edad.
Existe la noción de incapacidad, especialmente para los actos patrimoniales, en
protección de estas personas. Además se recepta el nuevo paradigma en materia de
personas incapaces y con capacidad restringida por razones de salud, de conformidad con
la ley 26657. En este sentido, establece reglas generales que deben observarse en toda
decisión que limite la capacidad de ejercicio de estas personas; fija quiénes pueden ser
protegidos por estos procesos, las personas legitimadas para iniciarlos, las facultades y
deberes judiciales, el régimen de la prueba; reconoce nuevas figuras como las redes de
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apoyo, priorizando los aspectos personales, sociales y familiares de estas personas por
sobre los aspectos patrimoniales a los cuales el paradigma anterior recogido por el código
civil parece darles prioridad. Se incorporan expresamente normas sobre la internación
para evitar abusos o extralimitaciones no infrecuentes en la práctica. Se sistematizan las
normas sobre validez y nulidad de los actos celebrados por estas personas, según sean
realizados con anterioridad o posterioridad a la inscripción de la sentencia. La figura de los
inhabilitados se reserva para el supuesto de prodigalidad, que se regula apuntando
especialmente a la protección del interés patrimonial familiar.
Establece para quienes presenten una capacidad restringida la designación de un
curador, pero fundamentalmente sostenida en la implementación de sistemas de “apoyo”
para quienes el Juez interviniente considere necesario a fin de complementar el ejercicio
de su capacidad.
En ese marco de excepcionalidad, la declaración de incapacidad resulta la última
opción legal y esta prevista con mayores restricciones.
Tal es así que para la declaración judicial de capacidad restringida, luego de los
estudios médicos y controles que deben realizarse, en la Sentencia el Juez deberá
declarar la capacidad restringida pero además determinar cuáles son AQUELLOS ACTOS
que la persona no puede desarrollar. Y esta nómina y/o listado de actos los que serán
revisables cada tres años a fin de estudiar y analizar si ante la recuperación de la persona
esa nómica se reduce, si la recuperación de su capacidad progresiva le permite desarrollar
nuevos actos.
ARTICULO 22.- Capacidad de derecho. Toda persona humana goza de la aptitud para ser titular de derechos y deberes jurídicos. La ley puede privar o
limitar esta capacidad respecto de hechos, simples actos, o actos jurídicos determinados.
ARTICULO 23.- Capacidad de ejercicio. Toda persona humana puede ejercer por sí misma sus derechos, excepto las limitaciones expresamente
previstas en este Código y en una sentencia judicial.
ARTICULO 24.- Personas incapaces de ejercicio. Son incapaces de ejercicio:
a) la persona por nacer;
b) la persona que no cuenta con la edad y grado de madurez suficiente, con el alcance dispuesto en la Sección 2ª de este Capítulo;
c) la persona declarada incapaz por sentencia judicial, en la extensión dispuesta en esa decisión.

a) PERSONAS POR NACER: Por su propia naturaleza las personas por nacer no pueden
ejercer por sí ningún derecho puesto que se hallan en el seno materno. La Ley, en cambio,
les otorga una restringida capacidad de ejercicio pero son capaces de adquirir derechos y
aún contraer obligaciones cuando unos y otros se avengan con la naturaleza de estos
seres. Así, se entiende que pueden recibir legados, pueden ser reconocidas antes del
parto, si durante el embarazo muere el padre o cualquier otra persona obligada a prestarle
alimentos.
En cuanto a las obligaciones, las personas por nacer pueden contraer obligaciones
solamente en la medida en que sean meros accesorios de los derechos adquiridos.

PERSONA QUE NO CUENTA CON EDAD Y GRADO DE MADUREZ SUFICIENTE: La


mayoría de edad y con ella la plena capacidad civil se adquiere a los 18 años. A partir de
la reforma del Código Civil ya no hablamos de menores en realidad, sino de niño- niña,
adolescentes y mayores, según la edad de éstos y en función al desarrollo de la
capacidad, en cuanto capacidad progresiva de las personas.
ALIMEN. En caso de
NECESIDAD
OBLIGACION o
ALIMENTARIA estudio
21 años

13 años 16 años 18 años 25 años

NIÑO - NIÑA ADOLESCENTE

MAYOR DE EDAD

trat.no invasivos: decide el


menor
trat . Invasivos: el menor es considerado
adulto respecto del
*consentimiento del menor cuidado
*cons. Del padre o de su propio cuerpo
cons. Judicial
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ARTICULO 25.- Menor de edad y adolescente. Menor de edad es la persona que no ha cumplido dieciocho años.
Este Código denomina adolescente a la persona menor de edad que cumplió trece años.

ARTICULO 26.- Ejercicio de los derechos por la persona menor de edad. La persona menor de edad ejerce sus derechos a través de sus
representantes legales.

No obstante, la que cuenta con edad y grado de madurez suficiente puede ejercer por sí los actos que le son permitidos por el ordenamiento
jurídico. En situaciones de conflicto de intereses con sus representantes legales, puede intervenir con asistencia letrada.
La persona menor de edad tiene derecho a ser oída en todo proceso judicial que le concierne así como a participar en las decisiones sobre su
persona.
Se presume que el adolescente entre trece y dieciséis años tiene aptitud para decidir por sí respecto de aquellos tratamientos que no resultan
invasivos, ni comprometen su estado de salud o provocan un riesgo grave en su vida o integridad física.
Si se trata de tratamientos invasivos que comprometen su estado de salud o está en riesgo la integridad o la vida, el adolescente debe prestar su
consentimiento con la asistencia de sus progenitores; el conflicto entre ambos se resuelve teniendo en cuenta su interés superior, sobre la base de la
opinión médica respecto a las consecuencias de la realización o no del acto médico.

A partir de los dieciséis años el adolescente es considerado como un adulto para las decisiones atinentes al cuidado de su propio cuerpo.

MARISA HERRERA explica el fundamento de modificación normativa:


“ Porque, partiendo del principio de autonomía progresiva de niños/as y adolescentes que instaura
la Convención de los Derechos del Niño –instrumento con expresa jerarquía constitucional- era
necesario instaurar un sistema que pueda receptar algunos supuestos de flexibilidad no
contemplados dentro de un régimen jurídico rígido como el actual. La realidad muestra que el
grado de madurez y de mayor autonomía de un niño no es igual al de un adolescente. Por eso, el
proyecto da contenido jurídico a la noción de niño (de 0 a 12 años) y entiende por adolescente las
personas de entre 13 a 18 años. La diferencia habilita a los adolescentes a ejercer por sí
determinados actos y acoge el principio supra legal de “autonomía progresiva”; es decir, reconoce
que determinados actos puede ser ejercido de manera personal por los niños y adolescentes
según su edad y grado de madurez. Por ejemplo, presume que los adolescentes entre 13 y 16
años tienen posibilidad de decidir por sí respecto de tratamientos que no resulten invasivos, como
podría ser requerir ante una institución sanitaria un método anticonceptivo para el cuidado de su
salud, como los preservativos. En caso de que el tratamiento sea invasivo, además del
consentimiento del adolescente, se exige el de sus padres. Si el adolescente alcanzó los 16 años,
se lo considera como adulto en lo atinente al cuidado de su propio cuerpo”

c) LA PERSONA DECLARADA INCAPAZ POR SENTENCIA JUDICIAL: La declaración


de incapacidad la da el juez después de un proceso judicial que denomina "juicio de
insania", en cuya materia el Código Civil establece una nueva serie de normas
procesales. Así determina quienes pueden pedir la declaración, introduciendo
modificaciones importantes, tales como que es el propio interesado, quien puede
solicitarla, o en su caso será parte, se puede oponer, ofrecer prueba asistido con su propio
representante. Téngase presente además que nuestro nuevo régimen reconoce las
uniones convivenciales, como una forma de unión de pareja, (concubinos) quienes apartir
de la vigencia del CÓDIGO Civil gozarán de nuevos derechos y obligaciones a su cargo .

a) el propio interesado;
b) el cónyuge no separado de hecho y el conviviente mientras la convivencia no haya cesado;
c) los parientes dentro del cuarto grado; si fueran por afinidad, dentro del segundo grado;
d) el Ministerio Público.
El juez interviniente deberá además declarar el o los apoyos (contables,
psicológicos, etc) que la persona necesite a fin de garantizar su propio desenvolvimiento.
La sentencia deberá en carácter imperativo contener cuales son las restricciones,los actos
que no puede realizar la persona, una nómina concreta que identifique los actos que no
puede realizar la persona. Esta declaración de capacidad restringida deberá ser inscripta
en los registros correspondientes a fin de da a conocer y que produzca efectos frente a
terceros, protegiendo de ésta forma a la persona con capacidad restringida en su relación
frente a terceros.
De igual manera se garantiza la protección de éstas personas con la “ revisión“
que ordena el nuevo régimen respecto de ésta declaración judicial y de la nómina y/o lista
de los actos limitativos, ello con el objeto de ir reduciendo ésta nómina restrictiva.
Se incorpora la protección de las personas mayores de 13 años que sufran
afectaciones adictivas o enfermedades prolongadas en cuanto considere que el libre
ejercicio de su capacidad pudiera afectar su propia persona o su patrimonio. Ante ello el
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Juez establecerá la protección a través de la designación de los “apoyos” que considere
necesarios para la persona y si correspondiere le designara un curador- un tercero
encargado de velar por su integridad física- patrimonial.

ARTÍCULO 31.- Reglas generales. La restricción al ejercicio de la capacidad jurídica se rige por las siguientes reglas generales:
a) la capacidad general de ejercicio de la persona humana se presume, aun cuando se encuentre internada en un establecimiento asistencial;
b) las limitaciones a la capacidad son de carácter excepcional y se imponen siempre en beneficio de la persona;
c) la intervención estatal tiene siempre carácter interdisciplinario, tanto en el tratamiento como en el proceso judicial;
d) la persona tiene derecho a recibir información a través de medios y tecnologías adecuadas para su comprensión;
e) la persona tiene derecho a participar en el proceso judicial con asistencia letrada, que debe ser proporcionada por el Estado si carece de medios;
f) deben priorizarse las alternativas terapéuticas menos restrictivas de los derechos y libertades.
ARTICULO 32.- Persona con capacidad restringida y con incapacidad. El juez puede restringir la capacidad para determinados actos de una persona
mayor de trece años que padece una adicción o una alteración mental permanente o prolongada, de suficiente gravedad, siempre que estime que
del ejercicio de su plena capacidad puede resultar un daño a su persona o a sus bienes.
En relación con dichos actos, el juez debe designar el o los apoyos necesarios que prevé el artículo 43, especificando las funciones con los ajustes
razonables en función de las necesidades y circunstancias de la persona.
El o los apoyos designados deben promover la autonomía y favorecer las decisiones que respondan a las preferencias de la persona protegida.
Por excepción, cuando la persona se encuentre absolutamente imposibilitada de interaccionar con su entorno y expresar su voluntad por cualquier
modo, medio o formato adecuado y el sistema de apoyos resulte ineficaz, el juez puede declarar la incapacidad y designar un curador.
ARTICULO 33.- Legitimados. Están legitimados para solicitar la declaración de incapacidad y de capacidad restringida:
a) el propio interesado;
b) el cónyuge no separado de hecho y el conviviente mientras la convivencia no haya cesado;
c) los parientes dentro del cuarto grado; si fueran por afinidad, dentro del segundo grado;
d) el Ministerio Público.
ARTICULO 34.- Medidas cautelares. Durante el proceso, el juez debe ordenar las medidas necesarias para garantizar los derechos personales y
patrimoniales de la persona. En tal caso, la decisión debe determinar qué actos requieren la asistencia de uno o varios apoyos, y cuáles la
representación de un curador. También puede designar redes de apoyo y personas que actúen con funciones específicas según el caso.
ARTICULO 35.- Entrevista personal. El juez debe garantizar la inmediatez con el interesado durante el proceso y entrevistarlo personalmente antes
de dictar resolución alguna, asegurando la accesibilidad y los ajustes razonables del procedimiento de acuerdo a la situación de aquél. El Ministerio
Público y, al menos, un letrado que preste asistencia al interesado, deben estar presentes en las audiencias.
ARTICULO 36.- Intervención del interesado en el proceso. Competencia. La persona en cuyo interés se lleva adelante el proceso es parte y puede
aportar todas las pruebas que hacen a su defensa.
Interpuesta la solicitud de declaración de incapacidad o de restricción de la capacidad ante el juez correspondiente a su domicilio o del lugar de su
internación, si la persona en cuyo interés se lleva adelante el proceso ha comparecido sin abogado, se le debe nombrar uno para que la represente y
le preste asistencia letrada en el juicio.
La persona que solicitó la declaración puede aportar toda clase de pruebas para acreditar los hechos invocados.
ARTICULO 37.- Sentencia. La sentencia se debe pronunciar sobre los siguientes aspectos vinculados a la persona en cuyo interés se sigue el proceso:
a) diagnóstico y pronóstico;
b) época en que la situación se manifestó;
c) recursos personales, familiares y sociales existentes;
d) régimen para la protección, asistencia y promoción de la mayor autonomía posible.
Para expedirse, es imprescindible el dictamen de un equipo interdisciplinario.
ARTICULO 38.- Alcances de la sentencia. La sentencia debe determinar la extensión y alcance de la restricción y especificar las funciones y actos que
se limitan, procurando que la afectación de la autonomía personal sea la menor posible. Asimismo, debe designar una o más personas de apoyo o
curadores de acuerdo a lo establecido en el artículo 32 de este Código y señalar las condiciones de validez de los actos específicos sujetos a la
restricción con indicación de la o las personas intervinientes y la modalidad de su actuación.
ARTICULO 39.- Registración de la sentencia. La sentencia debe ser inscripta en el Registro de Estado Civil y Capacidad de las Personas y se debe dejar
constancia al margen del acta de nacimiento.
Sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 45, los actos mencionados en este Capítulo producen efectos contra terceros recién a partir de la fecha de
inscripción en el registro.
Desaparecidas las restricciones, se procede a la inmediata cancelación registral.
ARTICULO 40.- Revisión. La revisión de la sentencia declarativa puede tener lugar en cualquier momento, a instancias del interesado. En el supuesto
previsto en el artículo 32, la sentencia debe ser revisada por el juez en un plazo no superior a tres años, sobre la base de nuevos dictámenes
interdisciplinarios y mediando la audiencia personal con el interesado.
Es deber del Ministerio Público fiscalizar el cumplimiento efectivo de la revisión judicial a que refiere el párrafo primero e instar, en su caso, a que
ésta se lleve a cabo si el juez no la hubiere efectuado en el plazo allí establecido.
ARTICULO 41.- Internación. La internación sin consentimiento de una persona, tenga o no restringida su capacidad, procede sólo si se cumplen los
recaudos previstos en la legislación especial y las reglas generales de esta Sección. En particular:
a) debe estar fundada en una evaluación de un equipo interdisciplinario de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 37, que señale los motivos que la
justifican y la ausencia de una alternativa eficaz menos restrictiva de su libertad;
b) sólo procede ante la existencia de riesgo cierto e inminente de un daño de entidad para la persona protegida o para terceros;
c) es considerada un recurso terapéutico de carácter restrictivo y por el tiempo más breve posible; debe ser supervisada periódicamente;
d) debe garantizarse el debido proceso, el control judicial inmediato y el derecho de defensa mediante asistencia jurídica;
e) la sentencia que aprueba la internación debe especificar su finalidad, duración y periodicidad de la revisión.
Toda persona con padecimientos mentales, se encuentre o no internada, goza de los derechos fundamentales y sus extensiones.
ARTICULO 42.- Traslado dispuesto por autoridad pública. Evaluación e internación. La autoridad pública puede disponer el traslado de una persona
cuyo estado no admita dilaciones y se encuentre en riesgo cierto e inminente de daño para sí o para terceros, a un centro de salud para su
evaluación. En este caso, si fuese admitida la internación, debe cumplirse con los plazos y modalidades establecidos en la legislación especial. Las
fuerzas de seguridad y servicios públicos de salud deben prestar auxilio inmediato.
Parágrafo 2°
Sistemas de apoyo al ejercicio de la capacidad
ARTICULO 43.- Concepto. Función. Designación. Se entiende por apoyo cualquier medida de carácter judicial o extrajudicial que facilite a la persona
que lo necesite la toma de decisiones para dirigir su persona, administrar sus bienes y celebrar actos jurídicos en general.

Las medidas de apoyo tienen como función la de promover la autonomía y facilitar la comunicación, la comprensión y la manifestación de voluntad
de la persona para el ejercicio de sus derechos.
El interesado puede proponer al juez la designación de una o más personas de su confianza para que le presten apoyo. El juez debe evaluar los
alcances de la designación y procurar la protección de la persona respecto de eventuales conflictos de intereses o influencia indebida. La resolución
debe establecer la condición y la calidad de las medidas de apoyo y, de ser necesario, ser inscripta en el Registro de Estado Civil y Capacidad de las
Personas.
Parágrafo 3°

Actos realizados por persona incapaz o con capacidad restringida


ARTICULO 44.- Actos posteriores a la inscripción de la sentencia. Son nulos los actos de la persona incapaz y con capacidad restringida que contrarían
lo dispuesto en la sentencia realizados con posterioridad a su inscripción en el Registro de Estado Civil y Capacidad de las Personas.

ARTICULO 45.- Actos anteriores a la inscripción. Los actos anteriores a la inscripción de la sentencia pueden ser declarados nulos, si perjudican a la

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persona incapaz o con capacidad restringida, y se cumple alguno de los siguientes extremos:
a) la enfermedad mental era ostensible a la época de la celebración del acto;
b) quien contrató con él era de mala fe;
c) el acto es a título gratuito.

ARTICULO 46.- Persona fallecida. Luego de su fallecimiento, los actos entre vivos anteriores a la inscripción de la sentencia no pueden impugnarse,
excepto que la enfermedad mental resulte del acto mismo, que la muerte haya acontecido después de promovida la acción para la declaración de
incapacidad o capacidad restringida, que el acto sea a título gratuito, o que se pruebe que quien contrató con ella actuó de mala fe.

Alfredo J. Kraut analiza la reforma respecto de las personas con sufrimiento mental.

“Hace poco tiempo, años ochenta, el paciente mental estaba fuera del sistema legal, la
Constitución Nacional no regía para este colectivo. No existían normas nacionales ni instrumentos
internacionales o supranacionales. No interesaba siquiera abordar los derechos de los sufrientes
mentales ni la responsabilidad civil emergente de los daños injustos que, con frecuencia, se les
ocasionaba. Así las cosas, salvo algunos juicios por suicidio de pacientes internados no se
registraban otro tipo de procesos; hoy tampoco.

El reciente anteproyecto de Código Civil y Comercial de la Nación redactado por una Comisión de
Reformas integrada por los juristas Dres. Lorenzetti, Highton y Kemelmajer de Carlucci (2012)
regula el tema de las personas con padecimiento mental -especialmente la capacidad jurídica y la
internación psiquiátrica- en forma articulada con la ley 26.657 (Ley Nacional de Salud Mental).
Establece en su texto, los principios de legalidad, inclusión, no discriminación y ciudadanía de las
personas con sufrimiento mental con la mira puesta en un imprescindible acceso efectivo a sus
derechos, a la fecha conculcado, simplemente declamado.

Sabemos que hacer efectivas estas normas no es sencillo en tanto se trata de sujetos
especialmente lábiles, en muchos casos abandonados: no interesan a sus propias familias pero
tampoco a parte del sistema judicial.

Más allá de los contundentes fallos de la CSJN (Tufano y otros) y órganos supranacionales sobre
la internación involuntaria o forzosa y los derechos de los pacientes mentales (CIDH, casos Congo
y Lopes) persiste el arcaico conflicto entre el concepto jurídico de incapacidad absoluta o
capacidad como categorías absolutas (Código Civil vigente), las que están reñidas con las
modernas concepciones sobre las dolencias mentales. El anteproyecto procurará superar estas
rémoras que, lejos de asistir al doliente, promueven la discapacidad, la desprotección y hasta el
abuso.

El respeto por los derechos de las personas con discapacidad mental tiene un suficiente resguardo
internacional desde hace más de dos décadas, especialmente, la Declaración de Caracas (OPS,
1990) y los Principios de Naciones Unidas para la Protección de los Enfermos Mentales (ONU
1991), conocidos como Principios de Salud Mental los que fueron incorporados al plexo normativo
nacional vigente (art. 2, ley 26.657).

El operador jurídico y, en especial, los efectores del sistema de salud deben entender la norma
como un cambio de paradigma frente a la visión decimonónica de los sufrientes mentales.

Así la OPS lleva dicho que “La Ley 26.657 incorpora las recomendaciones de la Convención
Internacional de los Derechos de las Personas con Discapacidad y los estándares internacionales
más modernos en el campo de la salud mental. El consentimiento informado y la creación de
comisiones de revisión del estado de los pacientes internados junto a la prohibición de la apertura
de nuevos hospitales psiquiátricos y la obligatoriedad de la internación en hospitales generales,
son algunos de los ejemplos de los avances mencionados. La ley constituye un texto de avanzada
en la Región y sin duda permitirá a otros países promover transformaciones. Se abre ahora para la
Argentina una nueva etapa histórica: el desafío de hacer efectiva la aplicación de la ley
construyendo un sistema de salud mental más justo y accesible para todos.”

Este variado plexo normativo, pendiente de vigencia efectiva en todo el país -es cierto que hay
casos donde se verifica su cumplimiento-, procura dotar de ciudadanía a estas personas con
marcada hiposuficiencia jurídica y transformarlas en sujetos plenos de derechos, sean o no
interdictas, estén o no internadas, estén o no en crisis.

Está pendiente, al momento, el dictado de la reglamentación de la ley 26.657, que el texto legal
sea adecuadamente difundido y conocido por la comunidad; que le sistema judicial -jueces,
defensores, curadores, etc., la apliquen rigurosamente. Comenzará así una nueva etapa en pos de
la legalidad del paciente mental, que incluye la lucha antimanicomial, una vergüenza de nuestra
época que debiera ruborizarnos a los hombres de derecho. Sin embargo, debemos reconocer y
ponderar el encomio que exhiben muchos magistrados (jueces, Ministerio Público, curadores) para
que la norma se cumpla.

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La ley de salud mental y el anteproyecto de Código Civil apuntan a una revisión total de las
prácticas judiciales y asistenciales, así como a la implementación de un nuevo paradigma, nuevas
reglas, nuevas normas, nuevos peritos, nuevos jueces.

Es probable que empecemos a alejarnos del horror y asistamos a un cambio de paradigma: que
así sea.”

De igual manera que a mayor edad de las personas incrementa la capacidad,


también se incorpora en el código Civil la situación de aquellos adolescentes que llegan a
ser padres. Estos adolescentes ejercerán plenamente sus derechos y sus obligaciones
parentales respecto de sus hijos, no permitiendo ya el uso de las guardas judiciales a favor
de los abuelos ya que esta modalidad anulaba la capacidad de los padres adolescentes.
MARISA HERRERA: “Los padres adolescentes ejercen por sí la responsabilidad parental
respecto a sus hijos; es decir, los actos de la vida cotidiana de los hijos (llevarlos al colegio, al
médico, firmar boletines, etc), los llevan adelante los propios padres menores de edad porque son
ellos quienes deben tener presencia en la vida de sus hijos. Los abuelos que convivan con este
niño podrán oponerse a la realización de actos u omisiones de cuidados que puedan ser
perjudiciales para el niño. En supuestos excepcionales, de gran envergadura para la vida del niño,
como la decisión de darlo en adopción, o de intervenirlo quirúrgicamente habiendo peligro de vida,
etc., se requerirá la voluntad de los padres adolescentes que debe completarse con el
asentimiento de alguno de los abuelos”.-

NOMBRE:
Es la designación exclusiva que corresponde a cada persona. Algunos lo definen
como el "término que sirve para designar a las personas de una manera habitual". Está
compuesto en la actualidad de nombre y apellido.
Función: El nombre permite por sí solo o con otras circunstancias, la identificación
de una persona con relación a las demás. El nuevo régimen establece que además de un
DERECHO es un DEBER de la persona el uso del prenombre y del apellido.
Constituyendo el nombre un valor en lo jurídico, en lo económico y lo social; importa, por lo
tanto, que esa unidad valiosa aparezca al solo enunciado de una palabra sin equívocos ni
confusión posibles.
Caracteres:
1º) Es necesario, en cuanto toda persona debe tener un nombre.
2º) Es inalienable, en cuanto el nombre está fuera del comercio y por ende, no es
susceptible de enajenación ni de renuncia. Por ello:
3º) Es inembargable.
4º) Es imprescriptible, en cuanto no se adquiere ni se pierde por el solo transcurso
del tiempo;
5º) Es inmutable, en cuanto nadie puede cambiar voluntariamente de
denominación, salvo las previsiones incorporadas en la misma norma de reforma del Cod.
Civil.;
6º) Es indivisible, en cuanto a la persona tiene el derecho y el deber de llevar un
mismo nombre frente a todos.

"El nombre individual": O nombre de pila sirve para distinguir a la persona, es el


elemento individual del nombre. En principio, la elección del nombre de pila es libre, pero
el nuevo régimen establece las excepciones a tal discrecionalidad:
a.- limitación de tres nombres,
b.- anotar apellidos como nombres,
c.- idénticos primeros prenombres entre hermanos,
d.-ni que los mismos sean extravagantes, eliminándose el requerimiento del viejo régimen
que establecía el deber de evitar equívocos respecto del sexo de la persona.
"Apellido": El apellido es la designación común de todos los miembros de una
misma familia. Identifica, pues, al grupo familiar pero vinculado al nombre de pila
determina la identificación del individuo. En este instituto también se produjeron cambios,
que dejan de manifiesto el espíritu de la norma en función de la igualdad.
El apellido de los hijos matrimoniales puede ser el de ALGUNO de los cónyuges, ya
no impone el apellido paterno, sino que es a criterio de los padres pudiendo ser éste tanto
el de la madre como el del padre, y en caso de desacuerdo será determinado por sorteo
en las dependencias del registro de Estado y Capacidad de las Personas. Sin perjuicio de

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agregar el segundo apellido del otro progenitor sea por pedido de los padres, o del
interesado con madurez y edad suficiente.
La única limitación en cuanto al apellido es que todos los hijos del matrimonio DEBEN
llevar el mismo apellido, por lo que no se trata de que cada hermano llegue a tener distinto
apellido.
El caso de los hijos extramatrimoniales lleva el apellido de su progenitor. En caso
de ser reconocido por ambos progenitores pero nacido fuera del matrimonio goza de las
mismas condiciones que los hijos matrimoniales, es decir elegir como apellido cualquiera
del de los progenitores, o por sorteo en caso de discrepancia. Si el reconocimiento del hijo
extramatrimonial es realizado en distinto tiempo es decir, luego el padre se presenta a
realizar el reconocimiento con posterioridad los padres acordaran el orden en que se
colocarán los apellidos, en caso de discordancia el JUEZ determinara.
Otras de las incorporaciones a la norma es la que faculta en carácter optativo, en
caso de matrimonio, a los cónyuges a usar el apellido del otro, con la preposición “de” o
sin ella. La persona divorciada no puede usar el apellido del otro cónyuge, salvo motivos
razonables que el JUEZ debe autorizar. El viudo puede continuar usando el apellido del
cónyuge fallecido mientras no contraiga nuevas nupcias, ni constituya UNION
CONVIVENCIAL (concubinato).
"Sobrenombre": Es la denominación familiar que suele darse a las personas y que
no sale del círculo de sus íntimos. Carece de importancia en derecho porque no es una
denominación destinada a tener curso en el ámbito de la convivencia humana que es la
sujeta al dictado del derecho, salvo en algunos supuestos excepcionales como la
institución de herederos, donde claramente se manifiesta cuál ha sido la voluntad del
testador en relación al beneficiario que ha identificado por el sobrenombre.
"Seudónimo": No puede confundirse con el sobrenombre porque éste sí tiene
importancia jurídica. El seudónimo es la denominación ficticia elegida por la persona para
identificar con ella cierta actividad que desea dejar al margen de las relaciones ordinarias
ligadas a su propio nombre y personalidad. A veces su uso responde al propósito de
ocultar el nombre de la persona, por ejemplo en el caso de algunas publicaciones
literarias. Otras, la adopción del seudónimo persigue la finalidad de realzar el prestigio de
su portador y facilitarle notoriedad, por ejemplo, con las actividades cinematográficas.
El Código Civil introduce dentro de los cambios del nuevo régimen la posibilidad de
cambio a el seudónimo cuando éste hubiera adquirido notoriedad, le reconoce
expresamente que en caso de notoriedad goza de la tutela- la protección legal normativa
del Nombre.
Cambio de nombre: El principio de la inmutabilidad del nombre no es absoluto y
admite algunas excepciones, por ejemplo cuando existen justos motivos a criterio
JUDICIAL y éstos motivos están claramente establecidos en la modificación:
a.- a el seudónimo cuando hubiere adquirido notoriedad.
b.- la raigambre cultural, étnica o religiosa.
c.- la afectación de la personalidad de la persona interesada, cualquiera sea la causa,
siempre que se encuentre acreditada.
La posibilidad de modificación del nombre, SIN INTERVENCION JUDICIAL esta prevista
en la Reforma del Código Civil respecto de:
a.- cambio de prenombre por razón de identidad de género
b.- en el supuesto de víctima de desaparición forzada, apropiación ilegal o alteración o
supresión del estado civil o de la identidad.

ARTICULO 62.- Derecho y deber. La persona humana tiene el derecho y el deber de usar el prenombre y el apellido que le
corresponden.
ARTICULO 63.- Reglas concernientes al prenombre. La elección del prenombre está sujeta a las reglas siguientes:
a) corresponde a los padres o a las personas a quienes ellos den su autorización para tal fin; a falta o impedimento de uno de los
padres, corresponde la elección o dar la autorización al otro; en defecto de todos, debe hacerse por los guardadores, el Ministerio
Público o el funcionario del Registro del Estado Civil y Capacidad de las Personas;
b) no pueden inscribirse más de tres prenombres, apellidos como prenombres, primeros prenombres idénticos a primeros prenombres
de hermanos vivos; tampoco pueden inscribirse prenombres extravagantes;
c) pueden inscribirse nombres aborígenes o derivados de voces aborígenes autóctonas y latinoamericanas.
ARTICULO 64.- Apellido de los hijos. El hijo matrimonial lleva el primer apellido de alguno de los cónyuges; en caso de no haber
acuerdo, se determina por sorteo realizado en el Registro del Estado Civil y Capacidad de las Personas. A pedido de los padres, o del
interesado con edad y madurez suficiente, se puede agregar el apellido del otro.
Todos los hijos de un mismo matrimonio deben llevar el apellido y la integración compuesta que se haya decidido para el primero de los
hijos.
El hijo extramatrimonial con un solo vínculo filial lleva el apellido de ese progenitor. Si la filiación de ambos padres se determina
simultáneamente, se aplica el primer párrafo de este artículo. Si la segunda filiación se determina después, los padres acuerdan el
orden; a falta de acuerdo, el juez dispone el orden de los apellidos, según el interés superior del niño.

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ARTICULO 65.- Apellido de persona menor de edad sin filiación determinada. La persona menor de edad sin filiación determinada debe
ser anotada por el oficial del Registro del Estado Civil y Capacidad de las Personas con el apellido que está usando, o en su defecto,
con un apellido común.
ARTICULO 66.- Casos especiales. La persona con edad y grado de madurez suficiente que carezca de apellido inscripto puede pedir la
inscripción del que está usando.
ARTICULO 67.- Cónyuges. Cualquiera de los cónyuges puede optar por usar el apellido del otro, con la preposición “de” o sin ella.
La persona divorciada o cuyo matrimonio ha sido declarado nulo no puede usar el apellido del otro cónyuge, excepto que, por motivos
razonables, el juez la autorice a conservarlo.
El cónyuge viudo puede seguir usando el apellido del otro cónyuge mientras no contraiga nuevas nupcias, ni constituya unión
convivencial.
ARTICULO 68.- Nombre del hijo adoptivo. El nombre del hijo adoptivo se rige por lo dispuesto en el Capítulo 5, Título VI del Libro
Segundo de este Código.
ARTICULO 69.- Cambio de nombre. El cambio de prenombre o apellido sólo procede si existen justos motivos a criterio del juez.
Se considera justo motivo, de acuerdo a las particularidades del caso, entre otros, a:
a) el seudónimo, cuando hubiese adquirido notoriedad;
b) la raigambre cultural, étnica o religiosa;
c) la afectación de la personalidad de la persona interesada, cualquiera sea su causa, siempre que se encuentre acreditada.
Se consideran justos motivos, y no requieren intervención judicial, el cambio de prenombre por razón de identidad de género y el
cambio de prenombre y apellido por haber sido víctima de desaparición forzada, apropiación ilegal o alteración o supresión del estado
civil o de la identidad.
ARTICULO 70.- Proceso. Todos los cambios de prenombre o apellido deben tramitar por el proceso más abreviado que prevea la ley
local, con intervención del Ministerio Público. El pedido debe publicarse en el diario oficial una vez por mes, en el lapso de dos meses.
Puede formularse oposición dentro de los quince días hábiles contados desde la última publicación. Debe requerirse información sobre
medidas precautorias existentes respecto del interesado. La sentencia es oponible a terceros desde su inscripción en el Registro del
Estado Civil y Capacidad de las Personas. Deben rectificarse todas las partidas, títulos y asientos registrales que sean necesarios.
ARTICULO 71.- Acciones de protección del nombre. Puede ejercer acciones en defensa de su nombre:
a) aquel a quien le es desconocido el uso de su nombre, para que le sea reconocido y se prohíba toda futura impugnación por quien lo
niega; se debe ordenar la publicación de la sentencia a costa del demandado;
b) aquel cuyo nombre es indebidamente usado por otro, para que cese en ese uso;
c) aquel cuyo nombre es usado para la designación de cosas o personajes de fantasía, si ello le causa perjuicio material o moral, para
que cese el uso.
En todos los casos puede demandarse la reparación de los daños y el juez puede disponer la publicación de la sentencia.
Las acciones pueden ser ejercidas exclusivamente por el interesado; si ha fallecido, por sus descendientes, cónyuge o conviviente, y a
falta de éstos, por los ascendientes o hermanos.
ARTICULO 72.- Seudónimo. El seudónimo notorio goza de la tutela del nombre.

DOMICILIO:
El domicilio es el lugar que la ley fija como asiento o sede de la persona para la
producción de determinados efectos jurídicos. Es una exigencia ineludible del buen orden
social que las personas puedan ser ubicadas en el territorio. Es necesario que exista un
lugar determinado donde se les pueda exigir el cumplimiento de sus obligaciones, donde
puedan ser notificadas judicial y administrativamente y, además, donde puedan reclamar
la protección de las leyes.
El domicilio se clasifica en:
REAL (es el lugar donde tienen establecido el asiento principal de los negocios y
residencia de las personas. Es el lugar donde una persona vive, donde tiene el asiento
principal de sus actividades, en donde reside habitualmente),
LEGAL: el domicilio legal es el lugar donde la Ley presume, sin admitir prueba en contra,
que una persona reside de una manera permanente para el ejercicio de sus derechos y el
cumplimiento de sus obligaciones, aunque de hecho no esté allí presente. El domicilio
legal, a diferencia del real, es forzoso. Su elección no depende de la voluntad de las
personas sino que es impuesta por la ley y no puede ser cambiado ni fijado en otro lugar
mientras dure la situación jurídica de la cual depende)
a) Funcionarios públicos: Los funcionarios públicos, eclesiásticos, seculares,
tienen su domicilio en donde deben llenar sus funciones, no siendo éstas temporarias,
esporádicas o de simple comisión.
b) Los militares: Los militares en servicio activo tienen su domicilio en el lugar
donde se hallen prestando aquél.
c) Transeúntes, ambulantes y personas que no tienen domicilio conocido: Estos
tienen domicilio legal en el lugar de su residencia habitual.
d) Incapaces: Tienen por domicilio el de sus representantes
ESPECIAL: Se llama domicilio especial al lugar designado por las partes interesadas, que
determina algunos de los efectos que ordinariamente producen el domicilio general. Son
distintas las formas del domicilio especial.-
IGNORADO: donde se encuentra o el último conocido.
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ARTICULO 73.- Domicilio real. La persona humana tiene domicilio real en el lugar de su residencia habitual.

Si ejerce actividad profesional o económica lo tiene en el lugar donde la desempeña para el cumplimiento de las obligaciones emergentes de dicha
actividad.

ARTICULO 74.- Domicilio legal. El domicilio legal es el lugar donde la ley presume, sin admitir prueba en contra, que una persona reside de manera
permanente para el ejercicio de sus derechos y el cumplimiento de sus obligaciones. Sólo la ley puede establecerlo, y sin perjuicio de lo dispuesto en
normas especiales:

a) los funcionarios públicos, tienen su domicilio en el lugar en que deben cumplir sus funciones, no siendo éstas temporarias, periódicas, o de simple
comisión;
b) los militares en servicio activo tienen su domicilio en el lugar en que lo están prestando;

c) los transeúntes o las personas de ejercicio ambulante, como los que no tienen domicilio conocido, lo tienen en el lugar de su residencia actual;

d) las personas incapaces lo tienen en el domicilio de sus representantes.

ARTICULO 75.- Domicilio especial. Las partes de un contrato pueden elegir un domicilio para el ejercicio de los derechos y obligaciones que de él
emanan.

ARTICULO 76.- Domicilio ignorado. La persona cuyo domicilio no es conocido lo tiene en el lugar donde se encuentra; y si éste también se ignora en
el último domicilio conocido.

ARTICULO 77.- Cambio de domicilio. El domicilio puede cambiarse de un lugar a otro. Esta facultad no puede ser coartada por contrato, ni por
disposición de última voluntad. El cambio de domicilio se verifica instantáneamente por el hecho de trasladar la residencia de un lugar a otro con
ánimo de permanecer en ella.

ARTICULO 78.- Efecto. El domicilio determina la competencia de las autoridades en las relaciones jurídicas. La elección de un domicilio produce la
prórroga de la competencia.

PATRIMONIO:
Dentro del amplio y heterogéneo campo de los derechos de los cuales puede ser
titular la persona humana hay algunos de ellos que sirven a la satisfacción de sus
necesidades económicas y que, por ello pueden apreciarse en dinero. El conjunto de estos
derechos constituye los bienes patrimoniales de la persona.
Por consiguiente, el patrimonio es una masa de bienes que se considera como una
entidad abstracta, independiente de los bienes que la componen (que son sus elementos),
los cuales pueden cambiar o disminuir sin que se altere el conjunto en cuanto tal.
La reforma refiere al patrimonio de la persona y distingue bienes patrimoniales e
introduce los bienes extra-patrimoniales, es decir aquellos bienes que gozan de valor y
significancia no ya económica pero que forman parte de la persona, bienes que, siendo de
la persona, no tienen un valor económico, aunque sí una utilidad, como sucede con el
cuerpo, órganos, genes, etc. . La norma integra el concepto de patrimonio destacando una
relación no ya entre bienes y persona sino que surgen los bienes colectivos, es decir
aparecen las comunidades, los pueblos originarios. Y los bienes como del dominio público,
como lo es el medio ambiente.

ARTICULO 16.- Bienes y cosas. Los derechos referidos en el primer párrafo del artículo 15 pueden recaer sobre bienes susceptibles de valor
económico. Los bienes materiales se llaman cosas. Las disposiciones referentes a las cosas son aplicables a la energía y a las fuerzas naturales
susceptibles de ser puestas al servicio del hombre.
ARTICULO 17.- Derechos sobre el cuerpo humano. Los derechos sobre el cuerpo humano o sus partes no tienen un valor comercial, sino afectivo,
terapéutico, científico, humanitario o social y sólo pueden ser disponibles por su titular siempre que se respete alguno de esos valores y según lo
dispongan las leyes especiales.
ARTICULO 18.- Derechos de las comunidades indígenas. Las comunidades indígenas reconocidas tienen derecho a la posesión y propiedad
comunitaria de las tierras que tradicionalmente ocupan y de aquellas otras aptas y suficientes para el desarrollo humano según lo establezca la ley,
de conformidad con lo dispuesto por el artículo 75 inciso 17 de la Constitución Nacional .

Entre los fundamentos del anteproyecto de CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL DE LA


NACIÓN la Comisión integrada por los Doctores Ricardo Luis Lorenzetti, como Presidente
y Elena Highton de Nolasco y Aida Kemelmajer de Carlucci, respecto del patrimonio,
bienes y cosas, nos dicen:
“Las nociones jurídicas de bien, cosa y patrimonio están sometidas a tensiones derivadas
de los cambios socioeconómicos de nuestro tiempo. En relación al bien, la tradición legislativa
identifica a los bienes con la valoración económica. Para este fin, no es determinante si son
materiales (cosas) o inmateriales, porque lo que interesa es que tengan valor, y este elemento,
para la letra del Código y en su interpretación para la mayoría de la doctrina es económico y no
afectivo. Para aportar mayor claridad a esta cuestión habría que señalar que, desde el punto de
vista económico, los objetos pueden tener o no valor patrimonial. Si tienen valor económico,
pueden a su vez, entrar en el comercio y tener precio, que surge de la oferta y la demanda. En el
Código Civil, la noción de bien está estrechamente vinculada a este enfoque económico. Por lo

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tanto, si se sigue utilizando este vocablo en su sentido 27 técnico tradicional, no podría aplicarse a
los bienes ambientales o al cuerpo o partes del cadáver.

En relación a las cosas, se las define como los objetos materiales susceptibles de tener un valor
(artículo 2311 CC). Desde el punto de vista físico, cosa es todo lo que existe; no sólo los objetos
que pueden ser propiedad del hombre, sino también todo lo que en la naturaleza escapa a esta
apropiación exclusiva: el mar, el aire, el sol, etc. (nota al artículo. 2311 CC). Desde el punto de
vista jurídico, esta noción se ha circunscripto para no abarcar toda la materialidad ni la utilidad, y
por ello “debemos limitar la extensión de esta palabra a todo lo que tiene un valor entre los bienes
de los particulares” (nota citada).

En cuanto al vocablo “patrimonio”, da lugar al distingo entre bienes patrimoniales y


extrapatrimoniales. Habitualmente se considera que el patrimonio es un atributo de la persona, y
está integrado por bienes, es decir, que tienen valor económico. Estos conceptos tienen un campo
de aplicación específico que deseamos mantener por su tradición y grado de conocimiento, pero
también debemos agregar otras categorías que contemplen los nuevos supuestos.

Derechos patrimoniales: Teniendo en cuenta que el patrimonio es el conjunto de


bienes de una persona, los derechos patrimoniales son aquellos susceptibles de tener un
valor económico. Estos se dividen en: a) derechos reales, b) derechos personales y c)
derechos intelectuales.
Derechos reales y personales: Para precisar estos conceptos resulta útil trazar un
paralelo que ponga de relieve los puntos de contactos y las diferencias existentes entre las
dos grandes categorías de derechos patrimoniales. Al hacerlo, nos ceñimos a la
concepción clásica de los derechos reales, a nuestro juicio la más clara y acertada sin
perjuicio de exponer enseguida otras teorías modernas.
Derechos reales: Implican un poder o facultad que se tiene directamente sobre una
cosa; el típico es la propiedad que importa un poder de señorío, de goce y de disposición
de la cosa; los restantes derechos reales no son, en el fondo, sino desmembramientos de
ella.
Derechos personales: En cambio, son los que establecen relaciones entre
personas determinadas, en virtud de la cual el titular tiene la facultad de exigir de otra
persona el cumplimiento de una obligación; en otras palabras, es una vinculación jurídica,
que une a dos personas (o grupos de personas) en virtud de la cual el deudor debe
satisfacer al acreedor la prestación debida. Tal es el caso de la obligación de pagar una
suma de dinero, de hacer una obra, de prestaron servicio.
Derechos Intelectuales: En el antiguo derecho no se conocían otros derechos que
los reales y personales. La explotación económica de la producción artística estaba
suficientemente protegida, el pintor, el escultor, el artesano, eran dueños de su obra y
podían venderla. En cuanto a la literatura no ocurría lo mismo, la reproducción era
manuscrita y el número de ejemplares limitadísimo, el aprovechamiento económico de la
obra literaria era imposible. La invención de la imprenta crea el problema al permitir la
reproducción en grande números.
Es que, al referirnos a la propiedad intelectual no hacemos alusión a la obra
(cuadro, escrito, libro, etc.) como materia - tal como la concebían los romanos - sino a la
creación de la inteligencia.
Además, cabe señalar que la propiedad es perpetua y los derechos intelectuales
son esencialmente temporarios.
El derecho moral del autor, incluido en los derechos intelectuales, es un derecho
personalísimo nacido de la necesidad de proteger eso tan íntimo y profundo como es el
propio pensamiento. El autor de una obra puede perfeccionarla, decidir si debe ser
publicada o no, tiene derecho a cuidar la integridad de sus conceptos; en fin, puede
oponerse a su publicación e incluso destruirla.
Entonces podemos distinguir:

Derecho subjetivo sobre un bien individualmente disponible por su titular: se trata del
patrimonio como atributo de la persona, los bienes que lo integran, y los derechos reales o
creditorios.

Derechos de incidencia colectiva sobre bienes colectivos: se refiere a aquellos que son
indivisibles y de uso común, sobre los cuales no hay derechos subjetivos en sentido estricto. Estos
bienes no pertenecen a la esfera individual sino social y no son divisibles en modo alguno.

Derechos individuales homogéneos: en estos supuestos una causa común afecta a una
pluralidad de derechos y por lo tanto se permite un reclamo colectivo. Se diferencian de los
primeros en cuanto a que se permiten procesos colectivos, como lo proponemos en materia de

11
responsabilidad. Se distinguen de los segundos porque son derechos subjetivos individuales y no
indivisibles, como el ambiente.

Derecho de las comunidades indígenas La Constitución de la Nación Argentina establece


(artículo 75 inc. 17) entre las facultades del Congreso, la siguiente: “Reconocer la preexistencia
étnica y cultural de los pueblos indígenas argentinos. Garantizar el respeto a su identidad y 29 el
derecho a una educación bilingüe e intercultural; reconocer la personería jurídica de sus
comunidades, y la posesión y propiedad comunitarias de las tierras que tradicionalmente ocupan; y
regular la entrega de otras aptas y suficientes para el desarrollo humano; ninguna de ellas será
enajenable, transmisible ni susceptible de gravámenes o embargos. Asegurar su participación en
la gestión referida a sus recursos naturales y a los demás intereses que los afecten. Las provincias
pueden ejercer concurrentemente estas atribuciones”. Este texto consagra un nuevo tipo de
propiedad recibida en el Código Civil.

El cuerpo humano Tradicionalmente se ha considerado que el cuerpo es soporte de la noción de


persona y sobre este aspecto no hay mayores discusiones. El problema jurídico surge cuando se
advierte que el cuerpo humano y sus partes, tales como las piezas anatómicas, órganos, tejidos,
células, genes, pueden ser separados, aislados, identificados, y luego trasplantados, patentados,
transferidos comercialmente. Un modo de resolver el problema es recurrir a los derechos de la
personalidad. El derecho a la integridad personal se extiende, tanto al cuerpo como a las piezas
anatómicas una vez extraídas del cuerpo, mientras sea posible la identificación de las mismas con
dicha persona. La información sobre las distintas partes del cuerpo y, en especial, los genes,
forman parte del derecho de la persona. Todo se incluye dentro del derecho a la
autodeterminación, de lo que se deriva, además, que estos derechos están fuera del comercio. No
tienen un valor económico, sino afectivo, terapéutico, científico, humanitario o social. Dentro de
este modelo puede citarse el Código Civil francés (arts 16.1, 16.5 incorporados por Ley 94-653 del
29/07/1994) que dispone que el cuerpo humano es inviolable, y que sus elementos y productos no
podrán ser objeto de ningún 30 derecho de naturaleza patrimonial, lo cual hace que sean nulos los
contratos que tengan como finalidad conferirles un valor patrimonial. Una visión completamente
diferente es la que considera que es posible que el cuerpo o sus partes sean objeto de derechos
patrimoniales. En este esquema, es posible separar elementos que se califican como “cosas”, que
tienen un precio y pueden ser patentados, transferidos y sometidos al comercio dentro de ciertos
límites. Esta concepción patrimonialista plantea problemas de todo tipo. Hay problemas lógicos,
porque el derecho de propiedad sobre una cosa lo tiene el titular, que es inescindible de ella; la
identidad cuerpo-cosa-persona es un obstáculo difícil de superar. Hay problemas éticos, porque se
afecta la dignidad humana. Hay problemas vinculados a las consecuencias que produciría una
decisión de este tipo sobre la organización de la sociedad y la economía misma, porque un grupo
de empresas podría comercializar a gran escala partes humanas, genes, células, con todas las
derivaciones, imposibles de calcular en este momento. La abstención no es una respuesta válida,
porque, en ausencia de regulación, la comercialización será inevitable con sus graves
consecuencias. Tampoco podemos dejar de advertir el progreso experimentado por la ciencia y la
técnica que permite la utilización de determinadas partes del cadáver para la salvación o cura de
enfermedades de otras personas, en cuyo caso esas partes del cuerpo adquieren un valor
relevante para la salud y para la existencia del hombre. No son bienes en el sentido jurídico del
artículo 2312 C.Civil, ya que no son derechos personales ni derechos reales sobre cosa ajena. El
tema surgió palmariamente en la problemática de los trasplantes de órganos, luego con partes
mucho más minúsculas del cuerpo (muestras biológicas depositadas en biobancos, líneas
celulares, células madre), pues con los adelantos de la ciencia y de la técnica, el cadáver o ciertas
partes del mismo son utilizadas para investigación, curación, producción, etc.; así se convierten en
objetos que quedan en este mundo de los vivos. 31 En estos supuestos, el valor que se les dé,
puede no ser pecuniario, sino que está configurado por el interés científico, humanitario o social
que lo informa. Entendemos que puede admitirse la categoría de objeto de derechos que no tienen
un valor económico, sino afectivo, terapéutico, científico, humanitario o social. Es preferible esta
enumeración que es limitativa del concepto, a una enunciación negativa (“bienes que no tienen un
valor económico” o “extrapatrimoniales”). El valor configura un elemento de la tipicidad de la noción
de bien y está calificado porque es afectivo (representa algún interés no patrimonial para su titular),
terapéutico (tiene un valor para la curación de enfermedades), científico (tiene valor para la
experimentación), humanitario (tiene valor para el conjunto de la humanidad), social (tiene valor
para el conjunto de la sociedad). En todos casos se trata de valores que califican la noción de bien
como un elemento de tipicidad. En cuanto a los caracteres hay demasiada variedad que hace
necesario remitir a la legislación especial la regulación de cada uno de los casos.

Patrimonio como prenda común de los acreedores: El patrimonio es la garantía


del pago de las deudas puesto que los acreedores tienen derecho de ejecutar los bienes
del deudor y a cobrarse de ellos.
Comúnmente se dice que es la prenda común de los acreedores (no en el sentido
de prenda como derecho real que requiere la cosa en que recae, mientras que el
patrimonio es cambiante), lo que ocurre es que los bienes del deudor responden por sus
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deudas, cualquiera sea la fecha en que hayan sido contraídas y la adquisición de los
bienes, pero el deudor mantiene la plena libertad para, disponer de los bienes en tanto no
se inicie proceso de ejecución y se trabe embargo sobre ellos.
Ahora bien, cabe hacer dos salvedades: no todos los acreedores están en un pie de
igualdad entre ellos para el cobro de sus créditos y no todos los bienes son ejecutables.

FIN DE LA EXISTENCIA DE LA PERSONA HUMANA


La existencia jurídica de las personas naturales termina con la muerte. Para que se
produzcan los efectos inherentes a la terminación de la existencia (disolución del vínculo
matrimonial, conclusión de las relaciones de parentesco, transmisión de los derechos
patrimoniales, etc.) es necesario que la muerte sea probada, para lo cual, será necesario
en principio, la presencia del cadáver, que los testigos lo hayan visto e identificado.
Ocurre con frecuencia que una persona desaparece de su domicilio o del lugar
habitual de su trabajo, sin que por largo tiempo se tenga noticias de ella. La simple
ausencia, si el tiempo no es muy prolongado, no tiene por qué dar origen a sospechas de
fallecimiento pero pueden ser necesarias medidas respecto a los bienes de esa persona,
pero cuando la desaparición se prolonga, sobre todo si ella ha importado el abandono de
la familia, los intereses, etc. no puede evitarse la sospecha del fallecimiento. Además, esa
desaparición puede ocurrir en circunstancias que hacen más que probable ese
fallecimiento por ej. naufragio, accidente de aviación, etc.). El derecho interviene entonces
en defensa del ausente y de aquellos que tienen un derecho subordinado a la condición de
su muerte (causahabientes).
Con respecto a esto el Código trata:

1) La ausencia de quien ha desaparecido de su domicilio sin dejar noticias de su


paradero, ni poderes para la administración de sus bienes, no hay razón para presumir su
muerte, pero puede ser indispensable adoptar algunas medidas urgentes para el cuidado
de sus bienes. El nuevo régimen amplia la nómina de legitimados y establece claramente
que cualquier persona puede pedir la declaración de ausencia y el Ministerio Público. El
cese de la ausencia puede darse :
Por su aparición personal o por apoderado
Por muerte del ausente
Por declaración de presunción de fallecimiento judicial
Ausencia

ARTICULO 79.- Ausencia simple. Si una persona ha desaparecido de su domicilio, sin tenerse noticias de ella, y sin haber dejado apoderado, puede
designarse un curador a sus bienes si el cuidado de éstos lo exige. La misma regla se debe aplicar si existe apoderado, pero sus poderes son
insuficientes o no desempeña convenientemente el mandato.
ARTICULO 80.- Legitimados. Pueden pedir la declaración de ausencia, el Ministerio Público y toda persona que tenga interés legítimo respecto de los
bienes del ausente.
ARTICULO 81.- Juez competente. Es competente el juez del domicilio del ausente. Si éste no lo tuvo en el país, o no es conocido, es competente el
juez del lugar en donde existan bienes cuyo cuidado es necesario; si existen bienes en distintas jurisdicciones, el que haya prevenido.

ARTICULO 82.- Procedimiento. El presunto ausente debe ser citado por edictos durante cinco días, y si vencido el plazo no comparece, se debe dar
intervención al defensor oficial o en su defecto, nombrarse defensor al ausente. El Ministerio Público es parte necesaria en el juicio.

Si antes de la declaración de ausencia se promueven acciones contra el ausente, debe representarlo el defensor.
En caso de urgencia, el juez puede designar un administrador provisional o adoptar las medidas que las circunstancias aconsejan.
ARTICULO 83.- Sentencia. Oído el defensor, si concurren los extremos legales, se debe declarar la ausencia y nombrar curador. Para la designación se
debe estar a lo previsto para el discernimiento de curatela.
El curador sólo puede realizar los actos de conservación y administración ordinaria de los bienes. Todo acto que exceda la administración ordinaria
debe ser autorizado por el juez; la autorización debe ser otorgada sólo en caso de necesidad evidente e impostergable.
Los frutos de los bienes administrados deben ser utilizados para el sostenimiento de los descendientes, cónyuge, conviviente y ascendientes del
ausente.

ARTICULO 84.- Conclusión de la curatela. Termina la curatela del ausente por:


a) la presentación del ausente, personalmente o por apoderado;
b) su muerte;
c) su fallecimiento presunto judicialmente declarado.

Puede ocurrir que la desaparición que se ha producido en circunstancias tales o


prolongado tanto tiempo (el tiempo suficiente) como para hacer razonable la sospecha de
muerte: esta es la ausencia con presunción de fallecimiento.
La ausencia ordinaria cuando la persona se ausenta de su domicilio por un término
de TRES AÑOS, aún cuando haya dejado apoderado, pero resulta necesario garantizar la
protección de su patrimonio y el de su familia.
Presunción de fallecimiento

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ARTICULO 85.- Caso ordinario. La ausencia de una persona de su domicilio sin que se tenga noticia de ella por el término de tres años, causa la
presunción de su fallecimiento aunque haya dejado apoderado.
El plazo debe contarse desde la fecha de la última noticia del ausente.

Pueden ocurrir casos excepcionales: si la persona hubiera desaparecido a raíz de


un accidente o un hecho cualquiera capaz de producir la muerte, no se justifica un plazo
tan prolongado para darse por producido el deceso.
a) Cuando se hubiera encontrado en el lugar de un incendio, terremoto, acción de
guerra o sucesos semejantes susceptibles de ocasionar la muerte o que implique el mismo
riesgo, se presumirá el fallecimiento del ausente a los dos años a partir de la fecha del
suceso.
b) Si el ausente se encontraba en un buque o aeronave naufragada o perdidos el plazo se
reduce a seis meses.
La primera medida a adoptarse en el juicio pertinente es la intervención que debe
darse al defensor de ausentes (defensor oficial), y puede ser solicitado por cualquier
persona que acredite un interés, el llamado del presunto ausente por medio de edictos –
publicaciones por el período de seis meses, con posibilidad de designar un curador que
es puesto en sus funciones en posesión de los bienes, para la administración y
conservación de los bienes del presunto ausente.
La declaración de fallecimiento presunto: una vez cumplidos los plazos legales y
comprobados por el denunciante los extremos aludidos precedentemente, si el ausente no
se presentara a la citación por edictos, el juez debe declarar su fallecimiento presunto,
fijando el día presuntivo de la muerte y disponiendo la inscripción de la sentencia en el
Registro Civil.
La sentencia dictada en juicio de ausencia tiene efectos respecto de los interesados
pero no hace cosa juzgada. Si el ausente reaparece los efectos de la presunción de
fallecimiento concluyen.
El término para la declaración de muerte presunta difiere en cuanto a la ausencia
según se trate de casos ordinarios o extraordinarios.
Casos ordinarios: Cuando la persona simplemente se ha ido de su domicilio sin que de
ella se tenga noticia alguna, el último día del primer año y medio.
Para los casos extraordinarios: si la persona hubiera desaparecido a raíz de un
accidente o un hecho cualquiera capaz de producir la muerte, no se justifica un plazo tan
prolongado para darse por producido el deceso
Cuando se hubiera encontrado en el lugar de un incendio, terremoto, acción de
guerra o sucesos semejantes susceptibles de ocasionar la muerte, se presumirá el
fallecimiento el día del suceso o el día del término medio en que pudo haber ocurrido u
ocurrió.
En el segundo supuesto extraordinario el último día en que se tuvo noticia del
buque o aeronave perdidos
Día presuntivo del fallecimiento: es de fundamental importancia porque determina
las personas que tienen derecho a los bienes del causante ausente, en ese día tendrá por
abierta su sucesión.

ARTICULO 86.- Casos extraordinarios. Se presume también el fallecimiento de un ausente:


a) si por última vez se encontró en el lugar de un incendio, terremoto, acción de guerra u otro suceso semejante, susceptible de ocasionar la muerte,
o participó de una actividad que implique el mismo riesgo, y no se tiene noticia de él por el término de dos años, contados desde el día en que el
suceso ocurrió o pudo haber ocurrido;
b) si encontrándose en un buque o aeronave naufragados o perdidos, no se tuviese noticia de su existencia por el término de seis meses desde el día
en que el suceso ocurrió o pudo haber ocurrido.
ARTICULO 87.- Legitimados. Cualquiera que tenga algún derecho subordinado a la muerte de la persona de que se trate, puede pedirla declaración
de fallecimiento presunto, justificando los extremos legales y la realización de diligencias tendientes a la averiguación de la existencia del ausente.

Es competente el juez del domicilio del ausente.


ARTICULO 88.- Procedimiento. Curador a los bienes. El juez debe nombrar defensor al ausente o dar intervención al defensor oficial, y citar a aquél
por edictos una vez por mes durante seis meses. También debe designar un curador a sus bienes, si no hay mandatario con poderes suficientes, o si
por cualquier causa aquél no desempeña correctamente el mandato.
La declaración de simple ausencia no constituye presupuesto necesario para la declaración de fallecimiento presunto, ni suple la comprobación de
las diligencias realizadas para conocer la existencia del ausente.
ARTICULO 89.- Declaración del fallecimiento presunto. Pasados los seis meses, recibida la prueba y oído el defensor, el juez debe declarar el
fallecimiento presunto si están acreditados los extremos legales, fijar el día presuntivo del fallecimiento y disponer la inscripción de la sentencia.

ARTICULO 90.- Día presuntivo del fallecimiento. Debe fijarse como día presuntivo del fallecimiento:
a) en el caso ordinario, el último día del primer año y medio;
b) en el primero de los casos extraordinarios, el día del suceso, y si no está determinado, el día del término medio de la época en que ocurrió o pudo
haber ocurrido;
c) en el segundo caso extraordinario, el último día en que se tuvo noticia del buque o aeronave perdidos;
d) si es posible, la sentencia debe determinar también la hora presuntiva del fallecimiento; en caso contrario, se tiene por sucedido a la expiración
del día declarado como presuntivo del fallecimiento.

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ARTICULO 91.- Entrega de los bienes. Inventario. Los herederos y los legatarios deben recibir los bienes del declarado presuntamente fallecido,
previa formación de inventario. El dominio debe inscribirse en el registro correspondiente con la prenotación del caso; puede hacerse la partición de
los bienes, pero no enajenarlos ni gravarlos sin autorización judicial.
Si entregados los bienes se presenta el ausente o se tiene noticia cierta de su existencia, queda sin efecto la declaración de fallecimiento,
procediéndose a la devolución de aquéllos a petición del interesado.
ARTICULO 92.- Conclusión de la prenotación. La prenotación queda sin efecto transcurridos cinco años desde la fecha presuntiva delfallecimiento u
ochenta años desde el nacimiento de la persona. Desde ese momento puede disponerse libremente de los bienes.
Si el ausente reaparece puede reclamar:
a) la entrega de los bienes que existen en el estado en que se encuentran;
b) los adquiridos con el valor de los que faltan;
c) el precio adeudado de los enajenados;
d) los frutos no consumidos.

Fin de la existencia de las personas


ARTICULO 93.- Principio general. La existencia de la persona humana termina por su muerte.

ARTICULO 94.- Comprobación de la muerte. La comprobación de la muerte queda sujeta a los estándares médicos aceptados, aplicándose la
legislación especial en el caso de ablación de órganos del cadáver.

ARTICULO 95.- Conmoriencia. Se presume que mueren al mismo tiempo las personas que perecen en un desastre común o en cualquier otra
circunstancia, si no puede determinarse lo contrario.

Fin de la existencia de las personas


ARTICULO 93.- Principio general. La existencia de la persona humana termina por su muerte.
ARTICULO 94.- Comprobación de la muerte. La comprobación de la muerte queda sujeta a los estándares médicos aceptados, aplicándose la
legislación especial en el caso de ablación de órganos del cadáver.
ARTICULO 95.- Conmoriencia. Se presume que mueren al mismo tiempo las personas que perecen en un desastre común o en cualquier otra
circunstancia, si no puede determinarse lo contrario.

B.-PERSONA JURIDICA

Se define como todo ente al que el ordenamiento jurídico les confiere aptitud para
adquirir derechos y contraer obligaciones para el cumplimiento de su objeto y los fines de
su creación.
La reformulación del Código Único articula una teoría general de la persona jurídica,
admitiendo como la fuerza de la voluntad de los integrantes para crear un ente con
personalidad, salvo supuestos especiales que requieran autorización.
En esta línea, reconoce que la persona jurídica privada comienza desde su
constitución y no necesita autorización legal para funcionar, como así también que tiene
una personalidad distinta de la de sus miembros.
La noción de persona jurídica
La persona es una especial categoría jurídica que implica la atribución de capacidad
jurídica al titular, con aptitud o facultad de ejercerlo, ya se trate de una persona física y/o
colectiva.

Dicho de otro modo, la personalidad jurídica es la síntesis de las funciones jurídicas


imputadas por la norma, no a los hombres que la realizan sino a un sujeto “ideal”
construido, fingido, consistente en ese común ideal de imputación. H Kelsen señaló la
naturaleza auxiliar del concepto de “persona jurídica”, ya que en el mundo de la realidad
no existen otros sujetos de derecho que no sean hombres, por lo que, cuando se dice que
la sociedad, como persona jurídica tiene deberes y derechos es porque el orden jurídico
los impone o confiere a éstos.

En una palabra, la persona jurídica es un centro de imputación diferenciado de


derechos y obligaciones

El autor citado señala que el concepto de persona jurídica no tiene correspondencia


en el mundo de la realidad y que se trata de lo que, de acuerdo con el lenguaje de la
filosofía analítica, se denomina un símbolo incompleto, esto es una entidad constatable
sólo en la escena jurídica.

En sentido análogo, Ascarelli ha enseñado que “la personalidad jurídica no


presupone una determinada realidad subjetiva, sino que constituye una hipótesis técnica
de una normativa que siempre corresponde a relaciones entre hombres y actos de éstos,
por lo que no encuentra correspondencia en un dato prenormativo”.
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Así, la personalidad no es una ficción ni un concepto artificial sino una realidad que
existe en la vida social.
La realidad de los entes colectivos consiste en complejos de relaciones
interhumanas que tienen un fin autónomo y su propio patrimonio y que, por ende, el
derecho les otorga personalidad.
Como enseña Ferrara el poder que deriva de la regla de derecho debe
necesariamente remontarse a un ente y a un titular a quien compete. La abstracción no es
una ficción, puesto que la ficción se apoya en una invención; la abstracción es un hecho;
detrás de la ficción no existe nada real, en tanto que lo real es base de la abstracción, si
bien contemplado de modo diverso de como es.
Con toda claridad Ferrara señala que el legislador encuentra la personalidad en la
realidad social, la modela y la plasma como ente único, dándole una propia individualidad
jurídica.
La persona jurídica no es un instrumento técnico de laboratorio jurídico, el legislador
ha encontrado esta forma rudimentaria en la vida y no ha hecho más que seguir la norma
de la concepción social.

La fuerza jurígena y la autonomía de la voluntad

En esta inteligencia, el artículo 142 del Código establece que la existencia de la


persona jurídica comienza desde su constitución y no necesita autorización legal para
funcionar, salvo situaciones especiales, dotando de fuerza jurígena (fuerza creadora para
el derecho) al acuerdo de voluntades.
En esta línea, los autores del Código ponen de relieve la trascendencia de la
prerrogativa de crear sujetos y separar patrimonios dada a los particulares que justifica
diseñar un control con suficiente amplitud.
Así, se establece con toda claridad que la persona jurídica se diferencia de la de sus
miembros, que no responden por las obligaciones de aquéllas, excepto en los supuestos
que expresamente se prevén en este título y lo que disponga la ley especial, de
conformidad con el artículo 143.
La actuación de la persona jurídica que constituya un mero recurso para violar la ley,
el orden público o la buena fe engarza con la doctrina del abuso del derecho, pues es
patente su semejanza con la normativa del Código Civil y Comercial, arts. 9 y 11.
Es de notar que la violación de la ley entendida como norma imperativa tutelante del
orden público afecta el interés general, mientras que la violación de la buena fe agrede, en
principio, un interés particular.
En una palabra, la actuación de la persona que constituya un recurso para violar la
ley, el orden público o la buena fe se refiere al caso en que se utilice a la entidad en
detrimento de un interés general o particular, extendiéndose la responsabilidad a los
socios, asociados, miembros o controlantes directos o indirectos.
La configuración de las conductas reseñadas por parte de los miembros del ente
producen como efectos jurídicos particulares los siguientes:
a) Imputación directa de dichos actos a los miembros, socios, asociados y/o controlantes
que la hicieron posible.
Lo dicho implica que dichos socios o controlantes quedan obligados personalmente
por las obligaciones de la entidad, pero ello no implica que se anule la personalidad
societaria o que deba disolverse la sociedad.
b) Que dichas personas responden solidaria e ilimitadamente por los perjuicios causados.

Clasificación: Las personas jurídicas son públicas o privadas.

Son personas jurídicas públicas:


a) el Estado nacional, las Provincias, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, los
municipios, las entidades autárquicas y las demás organizaciones constituidas en la
República a las que el ordenamiento jurídico atribuya ese carácter;(Ejemplo: Estado
Nacional, Provincia de Salta, Municipalidad de Salta, Banco Nación Argentina, Universidad
Nacional de Salta)
b) los Estados extranjeros, las organizaciones a las que el derecho internacional público
reconozca personalidad jurídica y toda otra persona jurídica constituida en el extranjero
cuyo carácter público resulte de su derecho aplicable;
c) la Iglesia Católica.

16
Las personas jurídicas públicas se rigen en cuanto a su reconocimiento, comienzo,
capacidad, funcionamiento, organización y fin de su existencia, por las leyes y
ordenamientos de su constitución.
Las Personas jurídicas privadas son:
a) las sociedades; (RIVACO MONTAJES INDUSTRIALES S.A., INCOVI S.A.Internet
Services S.A.)
b) las asociaciones civiles;(USUARIA Asociación Argentina de Usuarios de la Informática y
las Comunicaciones, Asociación Civil Parque Industrial Cauce Viejo)
c) las simples asociaciones (Merendero Divino Niño);
d) las fundaciones;(Fundación Roberto Romero, Fundación Canal 11)
e) las iglesias, confesiones, comunidades o entidades religiosas;
f) las mutuales;
g) las cooperativas;
h) el consorcio de propiedad horizontal;
i) toda otra contemplada en disposiciones de este Código o en otras leyes y cuyo carácter
de tal se establece o resulta de su finalidad y normas de funcionamiento.
La participación del Estado en personas jurídicas privadas no modifica el carácter
de éstas. Sin embargo, la ley o el estatuto pueden prever derechos y obligaciones
diferenciados, considerando el interés público comprometido en dicha participación.
La primera diferenciación que vamos a hacer es la que efectúa el artículo 33 del
Código Civil. Se refiere a Personas Jurídicas de Derecho Privado y a Personas Jurídicas
de Derecho Público. Dentro de la categoría de Personas Jurídicas de Derecho Privado,
encontramos las que tienen fines de lucro y las que carecen de fines de lucro.
Dentro de esas últimas, se encuentran las Asociaciones Civiles y las Fundaciones.
La primera nota distintiva es que ambas tienen un objeto de bien común entendido como”
fin socialmente útil”, nota que las diferencia de las Sociedades Comerciales.
En cuanto a la ausencia de una finalidad lucrativa, no se trata de un fin en sí
mismo, lo cual no implica que este tipo de organizaciones no puedan desarrollar algún
tipo de actividad lucrativa. Con ella no desvirtúan su naturaleza y realizan una obtención
lícita de fondos que no constituye su fin último, ni es su fin en sí mismo. Cuando llevan a
cabo actividades lucrativas, inyectan esos fondos en la organización para cumplir con su
objeto social.
Esto es así, a diferencia de la Sociedad Comercial, que distribuye entre sus socios
el producido de su actividad.
Deben tener un patrimonio propio con el cual están constituidas. Una Asociación
Civil puede ser constituida con un patrimonio inicial de $ 200 mínimo, mientras que una
Fundación necesita un capital mínimo superior de $ 12.000, pudiendo, las Autoridades de
Contralor, al momento de otorgar la personería, decidir si es suficiente o no y si deberían
requerir un patrimonio mayor para el Plan Trienal (Fundación) o para la actividad que se
proponen desarrollar.
Gozan de capacidad para adquirir derechos, contraer obligaciones y no pueden
subsistir exclusivamente de aportes del Estado (Art. 33 del Código Civil).
Este tipo de organizaciones necesitan de un financiamiento privado. Pueden tener
algún financiamiento del Estado. Lo que permite la norma es subsistir únicamente de
aportes del Estado, porque en ese caso, no habría diferencias entre lo que es una persona
jurídica pública y una persona jurídica privada.
La nota sustantiva, la diferencia sustancial con las sociedades comerciales es
aquella por la cual, estas entidades sin fines de lucro, necesitan autorización del Estado
para funcionar. Las Sociedades Comerciales se constituyen y se inscriben en el Registro
de Sociedades. En cambio este tipo de organizaciones que tienden al bien común, son
especialmente tuteladas por el Estado.
El Estado tiene que verificar si ese objeto de bien común o fin socialmente útil se
presenta en los Estatutos o se da en la práctica y en los Planes que presentan para
funcionar e incluso el Estado u Organismo de Contralor (que le otorga la personería
jurídica) puede cuestionar el articulado, pedir cambios en el mismo, sugerir
modificaciones hasta en el nombre de la entidad y pedir que la misma aclare su objeto
social en el nombre; prohibir la utilización de determinados vocablos en su nombre .
En suma este tipo de organizaciones no existe hasta que el Estado les permita
funcionar como tales, como Asociaciones Civiles o como Fundaciones.
Otra nota distintiva con las otras personas jurídicas de derecho privado
denominadas Sociedades Comerciales, es que estas últimas tiene un objeto preciso: la
obtención de lucro. Las Sociedades Comerciales se crean para obtener beneficios: ése es
su objetivo y su finalidad es que obtengan un beneficio que sea mensurable y que a su vez
17
sea distribuido o pueda ser distribuido económicamente entre los socios o quienes las
hayan constituido. Buscan ventajas patrimoniales, que es la antítesis de las Entidades sin
Fines de Lucro al menos en su esencia. Como ya se dijo, las Sociedades Comerciales, no
necesitan autorización previa del Estado para funcionar.
Sabemos lo que es una Sociedad comercial” en formación”. A veces se escucha
decir: Asociación Civil en Formación o Fundación en Formación, lo cual
es incorrecto porque no existen la fundación o la asociación civil” en formación”. Existe
una “simple asociación civil en trámite” de obtener la autorización del Estado para
funcionar. Nos extenderemos más adelante sobre este concepto.
El Estado, al momento de definir si le otorga o no la personería jurídica va
a sopesar justamente esto que las distingue, que es el objeto de bien común y si
merece, además de la personería jurídica, todo lo que viene después, que son los
beneficios impositivos atados a las exenciones que el Estado le brinda a este tipo de
Entidades, El bien común es entendido como “un fin socialmente útil”.
El concepto de fin socialmente útil se ha modificado con el tiempo. Autores
tradicionales lo mencionan como aquél fin que beneficia a los terceros, que es altruista,
que siempre tiene en cuenta al prójimo. Ese criterio se elástico. Hay autores que
escriben: ” el fin socialmente útil puede ser exclusivamente para los asociados y no por
eso deja de ser una entidad de bien público, cuando ese objeto de bien común para el cual
fue creado, está focalizado en los socios que la integran”. Por ejemplo, un club, donde los
beneficios de las actividades deportivas o sociales se brindan exclusivamente a quienes
forman parte de ella, en sus socios.
En suma, el concepto en la actualidad es amplio. Los Órganos de Control y la
Legislación entienden que ese beneficio, aunque sea exclusivamente prestado a los
socios, también se cumple el fin querido que es el bien común.
También se exige que ese bien común no sea contrario a la moral y a las buenas
costumbres, criterio que también ha sufrido una evolución en el ámbito de la Inspección
General de Justicia – IGJ – Hay casos paradigmáticos. La IGJ denegó la personería
jurídica en el caso “CHA” – Comunidad Homosexual Argentina- posteriormente obtenida
en la Corte Suprema de Justicia de la Nación, fallo del 22 de noviembre de 1.991.
En el caso “A.L.I.T.T.” – Asociación de Lucha por la Comunidad Travesti y
Transexual-, la IGJ denegó la personería jurídica. La Corte Suprema de Justicia de la
Nación, se la otorgó con fecha 21 de noviembre de 2.006. O sea, el Estado argumentó, al
momento de denegar la personería jurídica de dicha Asociación, la violación de la moral y
las buenas costumbres. El fallo de la CSJN fija, de alguna manera, los parámetros de bien
público entendidos como tales por el Máximo Tribunal.
Uno de esos parámetros es 1). El respeto por los principios democráticos en un
sistema democrático, 2). Que no ofenda la moral y el orden público y 3).que no produzca
un perjuicio de modo directo y concreto a los bienes e intereses de terceros y sobre
todo,4). Que en sus principios no hablen de violar la ley.
La “Asociación Argentina de swingers” no tuvo la misma suerte. Y la razón
fundamental de la denegatoria de personería jurídica finca en que esta asociación
proponía el cambio de parejas entre matrimonios, cuestión que violaba la Ley de
Matrimonio Civil y la obligación de fidelidad entre los cónyuges .Por lo tanto la CSJN, con
criterio sostenido en el antiguo régimen civil, no les dio la razón y no les otorgó la
personería jurídica.
Entonces, el umbral de definición de objetivo de bien común es que no afecte el
sistema democrático, que no afecte la moral y las buenas costumbres, que no produzca un
perjuicio de modo directo y concreto a los bienes y concreto a los bienes e intereses de
terceros y por sobre todo que no se viole la Ley. Dentro de ese marco de objeto de bien
común, el Estado le otorga a este tipo de entidades, el derecho de funcionar y la
personería jurídica, motivo por el cual nacen en ese momento como tales. Es lo que define
el artículo 33 del Código Civil Argentino.
Ahora bien, Asociaciones Civiles y Fundaciones son en sí mismas, personas
jurídicas muy distintas entre sí en cuanto a su funcionamiento, en cuanto
al direccionamiento del bien común y en cuanto a los órganos de funcionamiento y a todo
lo que tiene que ver con su vida societaria.

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Ambas persiguen el bien común y en ese aspecto es en lo que más se parecen;
pero la diferencia entre una y otra es diametralmente opuesta, en cuanto a su
funcionamiento y en cuanto al objeto.
En una Asociación Civil tiene un sustrato subjetivo formado por los asociados. Es lo
más parecido a un club, integrado por personas, por miembros que se movilizan detrás de
un objeto común, de un bien común. En cambio, una Fundación es un “patrimonio de
afectación específica”. Es un acto fundacional por el cual un fundador pone un objeto
social, le otorga un patrimonio que dona en dicho acto fundacional y que –
fundamentalmente- luego del acto fundacional, no le pertenece. La Fundación no es del
Fundador, no tiene ningún derecho especial sino el derecho de reserva que le otorga la
Ley de Fundaciones y solamente esa ley le permite la posibilidad de administrarla (como
un simple administrador de ese patrimonio de afectación específica).
El objeto es el único artículo del estatuto de una Fundación que no puede ser
modificado. Todos los demás, tanto las Asociaciones Civiles como las Fundaciones
pueden modificar su articulado una vez aprobada, por razones de funcionamiento, etc. En
cambio, el objeto social de la fundación, nunca. Tanto es así que el objeto en las
Fundaciones cuando se hace de imposible cumplimiento: no hay fondos para cumplirlo o
se ha cumplido definitivamente, llega al FINAL DE SU VIDA ÚTIL.
Las Sociedades Comerciales tienen un plazo máximo de 99 años. En cambio la
vida de una Fundación es indefinida. Existen mientras el objeto por el cual fue creada, se
pueda realizar. Cuando ese objeto - insisto - es de imposible cumplimiento, no existen los
fondos para llevarlo a cabo o se ha cumplido en su totalidad, deja de tener razón de
ser, llega al final de su vida, a menos que se modifique, se escinda, se fusione.
En cuanto a la voluntad, una Asociación Civil tiene una voluntad fluida,
puede modificar su estatuto, su objeto, por decisión de los socios, Asamblea de
Asociados, (no voy a decir que es soberana porque ya me dijeron que no es tan así), pero
en general son los socios quiénes se reúnen y pueden con esa voluntad fluida, modificar
el accionar, el articulado y hasta el objeto.
En cambio, en una Fundación, la voluntad es absolutamente estratificada, es
sólida, consolidada y no se puede apartar de lo decidido por el fundador en el acto
fundacional. El” Consejo de Administración” es simple administrador de ese patrimonio y
tiene que cumplir el objeto para el cual ha sido creada esa institución.
En una Asociación Civil el objeto de bien común tiene una finalidad direccionada a
los asociados, generalmente está dirigida y aplicada por los socios, lo cual no implica que
haya situaciones mixtas. En la práctica, vemos que muchas Asociaciones Civiles se crean
por socios, por personas de buena voluntad y en general están hacienda actividades de
beneficencia. Puede darse el caso. Pero la esencia de este tipo de asociaciones, dirige su
bien común- en principio- a los socios y después al exterior.
En cambio, una Fundación tiene una finalidad absolutamente altruísta. No puede
hacer una actividad que beneficie al fundador, a los administradores o a sus familiares
directos; siempre tiene que ser fiscalizada por terceros.
El Consejo de Administración, en la Fundación, es el órgano encargado de la
administración. Administra los fondos, hace su balance, se reúne una vez al año y lo
aprueba y lo presenta a los órganos de contralor.
En la Asociación Civil el órgano de funcionamiento es más democrático y
controlado. Tenemos una Comisión Directiva, que es un Cuerpo de Administradores,
elegido por los socios, por un período determinado que podría ser el símil al Directorio de
la S.A. Asimismo, tiene una Asamblea de Asociados que se reúne una vez al año, aprueba
el balance, la Memoria y la Gestión de los Administradores y reelige o elige a los futuros
administradores como podría suceder en una Asamblea de Accionistas.
La Asociación Civil tiene un órgano de contralor durante todo el año, que es
el Revisor de Cuentas o la Comisión Fiscalizadora - en el caso que fuera colegiado- que
es similar al Síndico en la S.A. Y que vela por el buen funcionamiento de la organización
durante toda su vida social.

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Una Sociedad Comercial - ya sea S.A. ó S.R.L. – tarda 5 ó 6 semanas en
constituirse en el Registro de Sociedades o la IGJ-salvo trámite urgente-. En cambio, para
obtener la personería jurídica de una Fundación, la IGJ o Inspección de Personas
Jurídicas puede tardar 1 año o más.
Distingo con las Simples Asociaciones Civiles
El Artículo 46 del Código Civil entiende por Simples Asociaciones Civiles a las
que no han solicitado la personería jurídica. En otras palabras, son aquellas que no tienen
la autorización del Estado para funcionar como personas jurídicas, o no han tramitado
dicha personería.
Generalmente, son las que se asocian más a las actividades de base, sociales.
Ejemplos: Sociedades de Fomento, Asociaciones Barriales, Comedor Infantiles, y muchas
en el interior del país, en especial, por los altos costos que significa obtener la personería
jurídica, hay que presentar balances, presentar DDs JJs que a veces no pueden ser
sustentadas por organizaciones muy pequeñas
La responsabilidad recae en forma personal e ilimitada en cabeza de las personas
que las constituyen y que las integran.
Hay un período de tiempo durante el cual las Asociaciones Civiles son Simples
Asociaciones Civiles del Art. 46 del Código Civil. Ese período es el que transcurre entre el
acto de constitución y la duración de 1 año que hay que transitar hasta que se le otorgue
la personería jurídica. Los fundadores responden, durante ese período de tiempo, en
forma solidaria e ilimitada con sus propios bienes.
Las personas jurídicas privadas que se constituyen en la República, se rigen:

a) por las normas imperativas de la ley especial o, en su defecto, de este Código;


b) por las normas del acto constitutivo con sus modificaciones y de los reglamentos,
prevaleciendo las primeras en caso de divergencia;
c) por las normas supletorias de leyes especiales, o en su defecto, por las de este Título.
Tratándose de las personas jurídicas privadas que se constituyen en el extranjero se
rigen por lo dispuesto en la ley general de sociedades.
La duración de la persona jurídica es ilimitada en el tiempo, excepto que la ley o el
estatuto dispongan lo contrario. Y su objeto debe ser preciso y determinado, además
deben tener patrimonio y los atributos de nombre, domicilio
El nombre debe satisfacer recaudos de veracidad, novedad y aptitud distintiva, tanto
respecto de otros nombres, como de marcas, nombres de fantasía u otras formas de
referencia a bienes o servicios, se relacionen o no con el objeto de la persona jurídica.
No puede contener términos o expresiones contrarios a la ley, el orden público o las
buenas costumbres ni inducir a error sobre la clase u objeto de la persona jurídica. La
inclusión en el nombre de la persona jurídica del nombre de personas humanas requiere la
conformidad de éstas, que se presume si son miembros. Sus herederos pueden oponerse
a la continuación del uso, si acreditan perjuicios materiales o morales.
El domicilio de la persona jurídica es el fijado en sus estatutos o en la autorización
que se le dio para funcionar. La persona jurídica que posee muchos establecimientos o
sucursales tiene su domicilio especial en el lugar de dichos establecimientos sólo para la
ejecución de las obligaciones allí contraídas. El cambio de domicilio requiere modificación
del estatuto. El cambio de sede, si no forma parte del estatuto, puede ser resuelto por el
órgano de administración.
Para su funcionamiento se rigen por ESTATUTOS el que debe contener normas
sobre el gobierno, la administración y representación y, si la ley la exige, sobre la
fiscalización interna de la persona jurídica.
En ausencia de previsiones especiales rigen las siguientes reglas:

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a) si todos los que deben participar del acto lo consienten, pueden participar en una
asamblea o reunión del órgano de gobierno, utilizando medios que les permitan a los
participantes comunicarse simultáneamente entre ellos. El acta debe ser suscripta por el
presidente y otro administrador, indicándose la modalidad adoptada, debiendo guardarse
las constancias, de acuerdo al medio utilizado para comunicarse;
b) los miembros que deban participar en una asamblea, o los integrantes del consejo,
pueden autoconvocarse para deliberar, sin necesidad de citación previa. Las decisiones
que se tomen son válidas, si concurren todos y el temario a tratar es aprobado por
unanimidad.
Los administradores responden en forma ilimitada y solidaria frente a la persona
jurídica, sus miembros y terceros, por los daños causados por su culpa en el ejercicio o
con ocasión de sus funciones, por acción u omisión.
La persona jurídica se disuelve por:
a) la decisión de sus miembros adoptada por unanimidad o por la mayoría establecida por
el estatuto o disposición especial;
b) el cumplimiento de la condición resolutoria a la que el acto constitutivo subordinó su
existencia;
c) la consecución del objeto para el cual la persona jurídica se formó, o la imposibilidad
sobreviviente de cumplirlo;
d) el vencimiento del plazo;
e) la declaración de quiebra; la disolución queda sin efecto si la quiebra concluye por
avenimiento o se dispone la conversión del trámite en concurso preventivo, o si la ley
especial prevé un régimen distinto;
f) la fusión respecto de las personas jurídicas que se fusionan o la persona o personas
jurídicas cuyo patrimonio es absorbido; y la escisión respecto de la persona jurídica que se
divide y destina todo su patrimonio;
g) la reducción a uno del número de miembros, si la ley especial exige pluralidad de ellos y
ésta no es restablecida dentro de los tres meses;
h) la denegatoria o revocación firmes de la autorización estatal para funcionar, cuando
ésta sea requerida;
i) el agotamiento de los bienes destinados a sostenerla;
j) cualquier otra causa prevista en el estatuto o en otras disposiciones de este Título o de
ley especial.

(*)Material de estudio para las cátedras los alumnos de Cátedra de Derecho en Ingeniería
y Derecho Informático en la Faca de Ing. y Cs Exactas de unas) Compilado por la Cátedra.
Fuentes Bibliográficas:
MARISA HERRERA (asesora integrante de la reforma del Código Civil en materia de
Familia – Especialista en Derecho de FAMILIA.
- APUNTES DE TRABAJO DE LA DRA. MARIA ROSA AYALA.
-FUNDAMENTOS DEL ANTEPROYECTO DE CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL DE LA
NACIÓN LA COMISIÓN INTEGRADA POR LOS DOCTORES RICARDO LUIS
LORENZETTI, COMO PRESIDENTE Y ELENA HIGHTON DE NOLASCO Y AIDA
KEMELMAJER DE CARLUCCI.
-ALFREDO J. KRAUT ANALIZA LA REFORMA RESPECTO DE LAS PERSONAS CON
SUFRIMIENTO MENTAL.

- “La persona jurídica en el Código Civil y Comercial”20 octubre, 2014. Francisco Junyent
Bas (Exclusivo para Factor) Profesor titular plenario de Derecho Concursal y Cambiario.

21
Profesor de Derecho del Consumidor. Director del Instituto de Estudios de la Magistratura
de la Asociación de Magistrados y Funcionarios de la Provincia de Córdoba.
- Hans Kelsen, Teoría pura del derecho, 1941, págs. 47 a 49.
- Fargosi, Horacio, Notas sobre sociedades comerciales y personalidad jurídica, L.L. 1988-
E.
-Ascarelli, Asociaciones y sociedades comerciales, Editorial Ediar.
- Francesco Ferrara, Le persone giuridiche, Turín, 1935. En el Tratado di diritto civile, de F.
Vassali, o en su anterior Teoría delle persone giuridiche, 2ª ed., Torino,
-“Conceptos que caracterizan a las Asociaciones Civiles, Fundaciones y Simples
Asociaciones Civiles” Dra Adela Prat.

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