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I G9
I G9
Un
relámpago fulminó su rostro. Calibre .40. Sangre salpicó su hermoso cabello platinado recortado
malamente hasta los hombros.
No. Penny, no, por favor. Que sea una pesadilla, también ella no, por todo lo que amo. Mi
garganta está tan apretada que se me hace difícil respirar. Mi estómago es un nudo de marinero.
Quiero llorar, escupir, estallar en mil pedazos.
Su cuerpo cayó como una hoja en otoño. Lo único en que podía concentrarme era en lo rojo que
era su sangre. Pequeños botones rojos decorando sus hebras. Cuando su cuerpo azotó el suelo mis
sensores brillaron en verde neón. RESTAURACION COMPLETADA. 100% OPERACIONAL. TODO
BIEN.
Lancé un grito desgarrador que podría haber abierto el cielo. Giré en rededor con violencia. Mis
brazos extensibles obedecieron lanzando un furioso latigazo. Mi mano derecha dio una especie de
golpe de karate, pero crujió y se aplanó. Cuchillas aparecieron en todo el contorno, pequeñas
sierras circulares como las de una motosierra.
Mi cuerpo estaba vibrante de rabia. Un resplandor plateado cruzó la cara de Garra de lado a lado.
Miles de chispas saltaron en todas direcciones. El cuerpo de Garra aguantó firmemente, su brazo
metálico le cubría el rostro. Contuvo el impacto y atrapó mi mano. Haría pedazos esa máscara,
como un maldito cohete explotando en su rostro. Contra su alma. Voy a reducir a este maldito
bastardo a cenizas.
- ¡GARRAAAAAAAAA!
Impulsé con mi cuerpo el resto de brazo que me quedaba. Mi sierra-mano realizó su trabajo. Le di
un corte en ese anómalo cráneo de metal, donde debería estar su mejilla.
Sin embargo, utilizó su cabeza en conjunto a su mano para frenar por completo mi avance. Mi
mano chirrió con su apretón.
- Bien.
Susurró Garra. Mucho gusto señor, un firme apretón de manos tiene usted ahí, se leía
despectivamente entre líneas.
Subió mi brazo, luego lo bajó violentamente dándole un bandazo. Obedecí las leyes de la física, mi
cuerpo siguió la ondulación. Salté sin querer hacerlo estampándome contra el techo de manera
brutal. El mundo hizo un sonido horrible, me masticó. Caí hecho un desastre. Mi abrigo
desparramado a mí alrededor estaba cubierto de trozos de techo.
Recogí mi brazo extensible. Golpeé el suelo con frustración. Me levanté rápidamente. La ira es el
combustible perfecto. La ira y el dolor.
Un golpe de karate logró colarse en su mejilla, aunque uno no debió haberle hecho nada, ¿Qué tal
diez mil? Pondría a prueba de los límites de mi cuerpo con un bautismo de fuego. Nunca antes
había hecho esto con mis manos.
- ¡GO GO GADGET…
Vapor salió de mi chaqueta. Un gran zumbido enloquecido in crescendo lleno la habitación. Te doy
dos segundos cabrón, veamos si puedes detenerme.
- Bien. BIEN.
Garra lo estaba disfrutando. Retrocedió un paso y uno de los respaldos de su enorme silla-gato
explotó. Un elegante estoque cayó en sus manos, lo cogió en un gesto ágil. La guarnición era algo
de otro mundo, finamente entretejida alrededor de la hoja. Luces de varios colores envolvían el
arma.
Mis brazos se mueven como si los pistones del motor de un buque se tratasen. Dos borrones
grises que dan golpes una y otra vez, una y otra vez. Rampantes. En la punta de ellos mis manos
son dos rugientes motosierras. Mi cerebro actúa de forma práctica colocando un contador verde
[10.000] y empieza a descender con la velocidad de un auto de carrera.
Garra ríe maniáticamente adoptando una pose defensiva, un brazo en la espalda, su estoque en la
zarpa metálica.
¡CLANK!, ¡CLANK!, ¡CLANK!, ¡CLANK!, ¡CLANK!, ¡CLANK!, ¡CLANK!, ¡CLANK!, ¡CLANK!, ¡CLANK!
Las chispas vuelven a danzar entre nosotros, vivaces, provienen del infierno.
¡CLANK!, ¡CLANK!, ¡CLANK!, ¡CLANK!, ¡CLANK!, ¡CLANK!, ¡CLANK!, ¡CLANK!, ¡CLANK!, ¡CLANK!
Nos envuelven diminutos diablillos anaranjados que danzan alrededor nuestro sin tocarnos.
¡CLANK!, ¡CLANK!, ¡CLANK!, ¡CLANK!, ¡CLANK!, ¡CLANK!, ¡CLANK!, ¡CLANK!, ¡CLANK!, ¡CLANK!
¡CLANK!, ¡CLANK!, ¡CLANK!, ¡CLANK!, ¡CLANK!, ¡CLANK!, ¡CLANK!, ¡CLANK!, ¡CLANK!, ¡CLANK!
¡CLACK! Mis brazos volvieron a su posición. Una alarma de sobre calentamiento me amenaza.
Estoy jadeando. El vapor de mi cuerpo y el polvo en suspensión forman una densa capa. Unas
lucecitas azules se acercan volando hacia mí.
-Tic-Tic-Tic-Tic-Tic-
- ¿Cómo…
Es la guarnición del estoque que brilla y parpadea. Como una bomba. Mi cuerpo aún se está
recuperando del desgaste físico. No alcanzaré a cubrirme. Una bola brillante como el ojo de un
demonio. La voz de Penny me acusa tristemente.
Mi sombrero salta con vida propia cubriendo la bomba. Se transforma en una bola con numerosas
capas de blindaje. CLAC CLAC CLAC CLAC CLAC CLAC.
¡THOOOOOOOM!
Un ruido sordo hace implosión a unos metros de mi cara. Inofensivas esquirlas metálicas me
llueven encima. Siento que un trozo de mi ha muerto, pero el sentimiento es breve, mis cabellos
crecen y se entretejen. Una breve corriente eléctrica les da el toque final. Otro sombrero idéntico
al anterior apareció en mi cabeza.
Odio como habla de mí. No soy un a cosa. Soy una persona. Bien jodido, con mucho metal en el
culo, pero una persona.
- Pero te falta.
Enarco una ceja. No puedo creer los nervios de este hijo de perra. No quiero seguir viendo esa
cáscara vacía de pie frente a mí y burlándose. Esta vez añadiré más brazos, giros, lo que sea, lo
haré picadillo.
Pero mis brazos no se mueven. Mis manos tiemblan y convulsionan. Detrás de Garra como un
augurio fantasmal el ojo de su gato volvía a brillar rojo.
Ocurrió en medio del intercambio de golpes, me había olvidado del Hombre Señal viviendo dentro
del gato. E incluso Garra me lo había mencionado, no es que estuviera confiado, más bien sabía
que yo no sería lo suficientemente capaz de detenerlo.
Cuando la guarnición explosiva fue cubierta por mi sombrero también se apoderó de este. Luego
explotó y las esquirlas contenían al Hombre Señal. Lo que interpreté como una lluvia inofensiva,
fue mi perdición.
Ahora lo sentía subir por mis manos. Un frío como nunca antes hubiese sentido. La convulsión de
mis manos no paraba, se sacudían, tratando de arrancarse de mis brazos. Mis codos estaban
entumecidos. Hice lo que cualquier coyote arrinconado hubiera hecho.
- ¡JA JA JA JA!
- ¡HIJO DE PERRA!
Las ráfagas de aire lo envuelven todo. El polvo huye de mí. Con los trozos de brazo que me quedan
empujo lo mejor que puedo la gigante hélice sobre Garra. Mi cuello extensible mantiene el
balance.
Garra no dice nada. Extiende su brazo metálico. Su antebrazo se disloca en dos partes. Empieza a
girar también, creando su propia versión del Gadgetcóptero.
Ambas hélices colisionan como un fenómeno cósmico. Con cada golpe rebotan liberando
erupciones de metal ardiente. El sonido es aterrador. Una moledora de carne humana. Trozos de
mi hélice se desprenden en todas direcciones. Nunca volveré a volar como antes.
Grito ferozmente con dolor, tengo el alma fracturada. Mi cuerpo empieza a ceder terreno. Garra
camina tranquilamente, acorralándome. El cuerpo de Penny está detrás de mí.
- ¡¡¡AHHH!!! ¡¡¡PENNY!!!!
Fragmentos de mi hélice, del suelo, trozos de la chaqueta de Garra y la mía, pedazos de alambres,
de tubería, madera, como una granada de fragmentación explotando a cada segundo. Ambas
hélices se despedazan mutuamente. Salvo que la de Garra está intacta.
No sé qué más hacer. Quiero ver muerto a Garra. Aprieto los dientes, mi rostro está cubierto de
sudor.
Mi grito se pierde entre el rugido de las aspas girando por última vez. Una explosión las separa de
mi cabeza. Vuelo hacia atrás cayendo junto a mi sobrina, ahora muerta.
Me arrastro sobre lo que queda de mis brazos para yacer junto a ella. Tantas noches atrapando
ciborgs criminales y narcotraficantes digitales, llegarán a su fin. No pude decirle nada, no pude
hacer nada, este cuerpo defectuoso, esta mente trastornada.
Unas lágrimas calientes enmarcan mi alargada nariz. Tanto dolor, tanta ira. Tanto intenta…
Un momento. Con una herida de ese tipo en la cabeza debería haber un charco de sangre, sesos
por todos lados y el polvo junto a su boca y su nariz.
No está en su lugar.