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Está regulado en Colombia por el código sustantivo del trabajo en los artículos 22 a
75 y donde podemos encontrar los diferentes tipos de contrato laboral y sus
cualidades como son duración, terminación e indemnización en caso que el despido
sea injustificado.
En la parte 1 derecho individual del trabajo del código sustantivo del trabajo articulo
23 encontramos muy especificado lo siguiente:
2. Una vez reunidos los tres elementos de que trata este artículo, se entiende
que existe contrato de trabajo y no deja de serlo por razón del nombre que
se le dé ni de otras condiciones o modalidades que se le agreguen.
Esto quiere decir que un contrato se basa en la prestación del servicio por arte del
empleado de manera presencial, que por este servicio esta persona recibe una
remuneración o pago y que está sujeto a unas normas y estatutos del empleador
siempre y cuando este no menoscabe su integridad.
Por otro lado, de la lectura de las sentencias T-003 del 2010, T-936 del 2009, T-936
del 2010 y T-039 del 2010 de la Corte Constitucional, se entiende que la debilidad
manifiesta es una garantía que escapa a la modalidad de contrato de trabajo
suscrito, procede cuando la disminución de la capacidad laboral surge en desarrollo
del contrato de trabajo, protege a trabajadores que sufren un accidente de trabajo o
una enfermedad laboral y no exige que haya una calificación previa de
discapacidad. Adicionalmente, para esta corporación, el despido hecho en
circunstancias de debilidad manifiesta se torna ineficaz puesto que se presume que
la terminación laboral fue en razón de la enfermedad y, frente a tal situación, que es
entendida como un trato discriminatorio e injusto, procede la acción de tutela como
mecanismo definitivo para el reintegro laboral (sentencias T-003 del 2010, T-936 del
2009, T-936 del 2010 y T-039 del 2010). (Quintero, 2004)
En consecuencia, es claro que hoy por hoy, resulta sencillo, seguro y definitivo
conseguir un reintegro laboral argumentando debilidad manifiesta. Es un hecho que
existe abuso, mala utilización, e inclusive mercado negro de las certificaciones
médicas y las incapacidades laborales. Esta es precisamente una situación que se
salió de control y que se generalizó partiendo de la base de una jurisprudencia
constitucional que si bien pudo tener un origen legítimo, hoy está mostrando unas
consecuencias extremadamente negativas que afectan de manera indiscriminada a
las empresas que buscan generar empleo formal y desarrollar las nuevas políticas
de Estado. Fundamental y conveniente resultará que la honorable Corte
Constitucional delimite el alcance de la teoría de la debilidad manifiesta y
circunscriba su protección a aquellos casos en que se trate de la protección de
derechos fundamentales indiscutibles. (Quintero, 2004)
Compartiendo casi en su totalidad las ideas expuestas por el doctor Iván Quintero,
adicionaría los siguientes comentarios: En la mayoría de los casos conocidos por
nuestra oficina, las acciones de tutela adelantadas por trabajadores y ex
trabajadores carecen de un verdadero fundamento constitucionales decisiones de
instancia olvidan con mucha frecuencia que el ejercicio de esta acción especial, por
su carácter residual, supone además que no se disponga de otro medio de defensa
judicial. Las circunstancias de indefensión previstas en el artículo 86 superior no
aparecen demostradas. En consecuencia, es frecuente la presentación de tutelas
improcedentes, que prosperan aun cuando no concurre ninguna de las causales
legales, ni las circunstancias de indefensión o subordinación exigidas por la
Constitución para procedencia de la misma.
De manera expresa el artículo 45 del Decreto 2591 de 1991 prohíbe al juez de tutela
amparar o conceder tutela, contra conductas legítimas de un particular. Hemos
evidenciado que a en la mayoría de los casos revisados, la actuación de los
particulares accionados constituía claramente el ejercicio de una conducta
legítima. Adicional a lo antes referido y de manera lamentable, las decisiones de
instancia se adoptan considerando como prueba la simple afirmación del accionante
sobre la presunta violación de sus derechos y, con mucha frecuencia, violando el
principio de inmediatez. Es verdaderamente lamentable el frecuente abuso del
derecho a la tutela. (Godoy, 2004)
CONCLUSION
para poder hablar de condiciones laborales justas debemos partir del hecho que el
estado es quien dicta todo el material legal para hacer cumplir los principios y
derechos del trabajo pero que no basta con crear una amplia normatividad si esta
se vuelve tediosa a la hora de ser vigilada permitiendo que todo esto se quede en
el papel pero su aplicación y ejecución sean casi nulas, parte de ahí la
responsabilidad ética del coordinador de sst el cuidar tanto de empleador como
empleado no solo desde los ámbitos de higiene y seguridad sino también de todo
aquel hecho que pueda vulnerar legalmente una relación de trabajo.
Referencias