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Queridos amigos y compañeros

Mediante este discurso, espero expresar mis más profundos sentimientos y deseos hacia el
futuro, mi cariño hacia ustedes y conmemorar lo maravilloso que hemos experimentado
durante gran parte de nuestras vidas.

Cuesta creer que, matemáticamente hablando, un 15% de nuestras horas de vida las hemos
pasado en clases o en el colegio, viéndonos las caras y compartiendo juntos, haciendo
tareas y trabajos, planeando travesuras en los recreos, etc… Esta cifra deja mucho que
pensar. Son aproximadamente 23520 horas en la cuales hemos creado lazos muy fuertes e
inigualables. Son horas que ahora miro con otros ojos. Ojos que repentinamente lagrimean
al recordar nuestra historia y que con orgullo reflejan mis sentimientos. Ojos que no dejan
escapar un momento sin sacarme una sonrisa o carcajada. Ojos que piensan en el futuro que
nos espera y que con creces terminan de escribir el primer capitulo de este gran libro
titulado ‘’vida’’.

En estos catorce años hemos vivido experiencias inigualables, aventuras únicas que en
ninguna otra etapa de nuestras vidas volveremos a vivir. Esta transición es algo por lo que
todos deben pasar; y cuando éramos pequeños la esperábamos con ansias. “¡Que ganas de
ser grandes!” decíamos. Pero a medida que se acerca, la vacilación crece.

Esto es porque nos volvemos más consientes de lo especial que es el colegio y lo profundo
de la hermandad que se ha formado entre nosotros. ¿Cómo no preocuparse al saber del
inminente fin de algo tan precioso? ¿Como no emocionarse con el término de una gran
parte de nuestras historias?

En un momento así, lo preciso es, en las palabras de alguien mas sabio que yo, ‘’ no llorar
porque se terminó, sino alegrarse porque sucedió’’ (Gabriel García Marques)

Ahora que estamos emocionalmente listos para seguir adelante, la vida nos pondrá nuevos
desafíos.

Desafíos… ¿Cuántas veces hemos escuchado esa palabra este año? ‘’ Ya estas en cuarto
medio, el otro año va a ser un desafío’’ ‘’Prepárate para los desafíos de la U’’

Todos lo dicen; los papas, los tíos los profesores, etc… Es como si hacernos sentir presión
fuese lo más divertido del mundo. Puede que lo sea, pero para nosotros, los que debemos
manejar esa presión, pensar en función de las dificultades no es muy productivo.
Personalmente prefiero pensar en logros. Así, en vez de decir ‘’Entraste a la universidad,
tendrás que estudiar todo el día ‘’, mejor dí, ‘’ ¡Bien! Entraste a la universidad’’ o, mas
adelante, no digas ‘’Ahh, mi primer trabajo, ahora tendré que pagar mis propias cuentas’’,
dí ‘’Ahh, mi primer día de trabajo, ¡ganare dinero!

Es mejor enfrentar este gran paso con el pie derecho, con optimismo y entusiasmo y dar lo
mejor de nosotros para rendir eficientemente en el estudio de nuestra vocación; si es que es
nuestra vocación. Es mejor trabajar con voluntad y corazón que obligado y con presión.

No cabe duda de que cada uno de nosotros tiene sus propias metas personales, algunos
quizá son más ambiciosos que otros y los puntos de interés varían entre persona y persona.
Sin embargo, siento que estas metas, por simples que pueden llegar a ser, son gran parte de
nuestro carácter y personalidad. ¿Por qué? Porque nuestras más profundas metas surgen de
nuestros sueños y anhelos, de lo profundo de nuestras almas. Quienes buscan la felicidad
sueñan y ¿quién no busca la felicidad? Por esto los insto, mis amigos, a ser soñadores, no se
depriman y sueñen en grande y una vez que sus sueños se hagan realidad, ¡sueñen unos
nuevos!

“Realmente soy un soñador práctico; mis sueños no son bagatelas en el aire. Lo que yo
quiero es convertir mis sueños en realidad.” Como dice Gandhi, no basta solo con soñar.
Uno no puede esperar que una vez que se tiene los planos de la casa esta se construirá sola.
Hay mucho trabajo de por medio, pero para eso nos han preparado en el colegio, donde nos
han dado muchas herramientas para edificar nuestro futuro, si bien algunas veces contra
nuestra voluntad.

En otras palabras, para ser dichosos debemos dedicarnos a perseguir nuestros sueños sin
descanso, sin importar los baches en el camino, luchemos por conseguir nuestras metas, sin
importar el contrincante. Mientras de verdad lo deseen, todo el realizable.

Lo que quizá no captaron debido al increíble rodeo de palabras que pronuncie recién, es que
les deseo a todos lo mejor, no merecen nada menos.

Siento que podría seguir hablando por horas; tantos bellos recuerdos, bellas enseñanzas,
bellas personas. Pero me contentaré con guardar todas esas bellas cosas con cariño, las
dejare fermentar y así su sabor será mucho mejor cuando las saque de la bodega para
compartirlas en una ocasión especial, sea un rencuentro con una vieja amistad, o cuando las
comparta con mis hijos o, más adelante, si la vida me lo permite, con algún nieto curioso.

Sé que es hora de que me calle, ya que si tantos años en la sala de clases me enseñaron
algo, es que varios de los presentes tienen problemas para callar por mucho tiempo.

Espero no haberlos aburrido mucho y gracias por escuchar.

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