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Sección fuerza y entendimiento

I. La tarea de esta sección es entender que el incondicionado contiene al sujeto.

La dinamización que Hegel hace del objeto es muy distinta a la clásica y al sentido común. Es
necesario entender qué clase de objeto está considerando Hegel y poner el contexto de ese
objeto.

En la percepción se ha llegado a la universal incondicionado. Pero este universal incondicionado:

1.- Quieto.

2.- Que resulta del juego de las múltiples cualidades.

El que es interesante, es el universal condicionado que resulta del juego de las múltiples cosas.
Ese universal incondicionado es “orgánico”, está animado, está tensionado, es dinámico. Hay la
organicidad de las cualidades y la organicidad de las cosas.

Ese universal incondicionado “orgánico” es también para sí. Ese es el que ahora va a ser el objeto
en esta tercera sección, “fuerza y entendimiento”.

Esa coseidad, considerada como universal incondicionado, con estas características de


dinamicidad, cumple la función de lo en sí indeterminado kantiano. Con la percepción se ha
llegado al lugar de ese en sí indeterminado kantiano.

Diferencia con la mayoría de los hegelólogos: consideran que Hegel llega al final de “Fuerza y
entendimiento” a este universal incondicionado kantiano y lo relega como totalidad (p. 104). CP:
eso obedece a un horizonte de verosimilitud kantiano, a omitir la filosofía de la naturaleza del
romanticismo alemán sobre la cual Hegel está operando como modelo. O sea, los hegelólogos
consideran esta sección como la dialéctica trascendental. CP: El lugar de lo indeterminado
kantiano está al final de la percepción, no al final de “fuerza y entendimiento”, o sea, ya con el
movimiento de la percepción, Hegel a formado este objeto que es el universal incondicionado. Lo
que pasa es que lo ha concebido con una organicidad propia. Kant usa la expresión “universal
incondicionado” para referirse al indeterminado kantiano.

Si uno lo considera al final de la percepción y por tanto, al principio de “fuerza y entendimiento”,


como su premisa, lo que tenemos es una concepción orgánica de lo indeterminado, frente a una
concepción de lo indeterminado como inerte. La universalidad incondicionada kantiano es tan
estático como la cosa kantiana que proviene de la física de Newton. Es un indeterminado exterior,
inerte, incognoscible. En cambio acá tenemos un indeterminado cuyo énfasis no es ser
indeterminado: el énfasis es ser incondicionado. Lo incondicionado, aquello sobre lo cual no
operan condiciones, no coincide con lo indeterminado. Lo incondicionado es determinado, lo que
pasa es que es autodeterminado. Eso hace que sea interno, no exterior. Lo indeterminado en
Kant, es una infinitud de la cual no se puede predicar que es infinita. Que es dinámica, pero no se
puede predicar que es dinámica: lo incondicionado coincide con lo indeterminado.
Para Hegel, al revés, la totalidad (lo incondicionado) está llena de determinaciones. Al final de la
sección percepción, la universalidad incondicionada es objeto para un sujeto (posición de Kant).
Pero ya de suyo, el sujeto no puede estar ahí afuera, pues es incondicionado.

El objeto que Kant quiere poner aquí es Dios como incognoscible. Con Hegel: Dios resulta ser esto,
no lo pone. Dios no necesita ser una premisa o un “postulado” (CRPr).

Como habíamos dicho, esta sección muestra que lo incondicionado contiene al sujeto. Por ahora,
la subjetividad que contiene va a ser simplemente lo interior sagrado. Después se irá revelando
como Dios, hasta la sección Religión.

II. Ese objeto se pone de modo inmediato (él) a sí mismo. En Kant la actividad es un puro
postulado, en cambio en Hegel la actividad del universal va a resultar de la presencia del sujeto en
ese universal.

Movimiento de la certeza sensible es la indicación: aquí, aquí, aquí… ha llegado al espacio. El esto,
esto, esto… compendiado en el espacio del tiempo, ha llegado a la cosa. La tarea de la certeza
sensible hace a la cosa, dado su movimiento.

En la percepción la cosa se ha descompuesto en sus múltiples cualidades y surge esa coseidad, que
resultó ser lo universal condicionado. El movimiento de la percepción es lo que en el empirismo (la
conciencia natural) se llama percepción. De la percepción, el movimiento de las múltiples
cualidades y de la cosa, desemboca en una universalidad orgánica.

La universalidad es la actividad de ser universal, en este caso, orgánica.

Esta es una lógica que existe porque la modernidad vive de tal manera los objetos, que se hace
posible la reflexión. Los objetos, para la modernidad, carecen de sujeto. Primero hay que descubrir
que el objeto es objeto por sí mismo, autónomo, independiente, sin alma. Las culturas anteriores
concebían un mundo con muchas almas.

Lo que se ha constituido aquí es un médium universal incondicionado. Incondicionado significa:


en el todo. No hay condiciones sobre él, todas operan en él. Este “en él” está hecho de cosas, pero
por otro lado está hecho de tensiones (finalidad, dinamicidad, equilibrio). Hay dos aspectos que
Hegel quiere mantener: la consistencia de la cosa, que es persistente, y por otro lado, el sustrato
común en la cual esta cosa es resistente y algo que trata de oponerse. La organicidad no disuelve a
la cosa, siempre la cosa se va como acumulando.

Este médium es eso, sólo un médium, un ámbito en el que ocurre algo. Pero por otro lado hay
unas materias independientes. A Hegel le interesa hacer una historia de esta expresión: “las
materias”.

III. Estamos acostumbrados a la expresión “materia”. ¿De qué están hechas las cosas? Hasta el
siglo XV, XVI, incluso XVII existía la teoría de los elementos aristotélicos (aire, agua, tierra, fuego).
Con la modernidad empezó la reflexión sobre de qué están hechas las cosas. Para los árabes, estos
elementos eran principios de la cosa, no cosas mismas.

En el siglo XVII y en el XVIII la materia (que se inventó), newtoniana fue reducida a cosa (ya no es
principio de funcionamiento y cosa). La materia no es sino espacio lleno. Espacio que tiene esta
característica: la “llenez”. Ese es el contenido inerte de los átomos newtonianos, de los átomos sin
cualidad. El atomismo newtoniano reduce todas las cualidades a cualidades secundarias (son parte
del objeto). La modernidad redujo las diferencias cualitativas a diferencias cuantitativas de lo
mismo.

En el s. XVIII, esta filosofía de la naturaleza que es el romanticismo alemán, hizo un entronque con
la filosofía aristotélica, desarrollándola de otra manera. Es la idea de las “materias
independientes”.

La gente empezó a investigar más allá de la física aristotélica cuestiones como el calor, la
elasticidad, el magnetismo. Se descubrió el “hidro-geno”: el generador de agua. El “oxi-geno”: el
generador de oxidación. Donde parecía haber un elemento (agua), el elemento se descompone en
dos gases. Este gas “oxigenaba cosas”, algo que oxida, oxi-geno. Descubrieron un “algo” que no se
ve, un “ciclo oxidante”, un principio que oxida. Estas “materias” no son los átomos de la química,
sino que son principios activos, encarnados en cuestiones materiales. Por eso se llaman materias.
S. XIX, gracias a tipos como Lavoisier, Dalton, Proust, ellos convirtieron estos principios en átomos.
¿Qué significa inventar la química? Separar la materia inerte de las propiedades. El resultado de es
que ya no hay un generador de oxidación, sino que hay un átomo que tiene la propiedad de oxidar
a otros (de formar moléculas).

Este elemento de la época no se puede “saltar”, porque Hegel, por ejemplo, habla del hidrógeno
como un ejemplo de materias independientes. Pero no está hablando de los átomos del hidrógeno
en el sentido de la química, cuando él está hablando del hidrógeno como el principio natural
generador de lo húmedo. Cosa y propiedad son una cuestión indiscernible que es lo que Hegel
llama la coseidad. Para la mentalidad newtoniana la relación no es algo. En cambio, estos
principios están concebidos por los filósofos románticos como cosa y relación inseparables.

Las materias independientes son cosas y principios, orgánicos, tensionadores, generadores,


diferenciadores, congregadores (atraen, repelen, expanden). Son existencias reales, en el mundo.
Lo que caracteriza a las entelequias por su “tensión hacia”.

Hegel formaba parte de la Sociedad de Amigos de la Química de Nuremberg, por lo tanto es


posible que haya planteado preguntas filosóficas ante las novedades científicas.

Lo que ocurre es que la materia inerte es susceptible de leyes, y esas leyes dan cuenta de
comportamientos correlativos, pese a que no hay tensión, nada “tiende a”. La separación entre
materias y propiedades deja en suspenso el carácter ontológico de las propiedades. Qué clase de
cosas son esas propiedades (electricidad, por ejemplo).
¿Qué esto que es “la carga”? Sabemos la ley de las cargas, cómo estas se atraen. Si le preguntarán
a Newton qué es la gravedad, respondería que no sabe, que la ley no dice “qué es la gravedad”, la
ley dice cómo se mueven. La masa en el caso de la gravedad, la carga en el caso de la actividad, el
polo en el caso del magnetismo son meros nombres de los términos de la ecuación. Lo que yo
puedo medir es la fuerza, la distancia y la constante.

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