Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
diseñan, a la noología así como al pa- menes escópicos que esa extraña rela-
ralelismo entre el pensamiento del/con ción entre pensamiento e imagen, pen-
Estado y la imagen pensamiento, mien- samiento y visión, y, entre pensamiento
tras que Deleuze individualmente escri- y mirada en occidente pasa a formar
be sus Estudios sobre el cine: La imagen- parte del trayecto iconoclasta, iconofó-
movimiento y La imagen-tiempo, además bico pero, también, y, paradójicamente,
de haber dedicado el curso de 1981 en con el ocularcentrismo.7
Vincennes a la pintura.4 No obstante, En este ensayo, pretendo ingresar al de-
pese a la interesante y también, por qué bate entre Foucault y Jay, fundamental-
no, contradictoria relación que tiene mente, a partir de la lectura de este últi-
Deleuze con la imagen visual, Jay hace
5
mo, convirtiendo terceros en discordias
referencia lateralmente al filósofo fran- a Deleuze y a Flusser.
cés citando sus estudios sobre Foucault, Para Jay, Foucault transita de la arqueo-
en el capítulo referido a éste, pero no le logía a la genealogía y desde ésta a la
dedica una parte del estudio. analítica, no obstante, no añade la breve
En el texto de Jay, además, pese a su etapa biopolítica, tan fructífera del pen-
subtítulo, no queda tan clara tal de- sador francés que se inicia con las confe-
nigración sino, más bien, una relación rencias en los años ‘70 en Río de Janei-
ambigua y ambivalente del pensamien- ro y continúa con los tres cursos que le
to occidental con la imagen visual y dedica en el Collège de France: Defender
con las miradas. Es así que en la tesis la sociedad (1975- 1976), Seguridad, te-
que se formula en las primeras pági- rritorio y población (1976- 1977) y Na-
nas se matiza el subtítulo. Indica Jay: cimiento de la biopolítica (1978- 1979).
40 “gran parte del reciente pensamiento Finalmente, y, brevemente, situaré la
francés, en una amplia variedad de relación entre régimen escópico panóp-
campos, está, de una manera u otra, tico, panóptico lumínico, seguridad y
imbuido por una profunda sospecha sociedades de control, en la era, llamada
ante la visión y ante su papel hegemó- por Flusser —y hay que decirlo no sin
nico en la era moderna”. 6
problemas8— de la imagen-técnica y de
En resumen, es con los llamados regí- la superficialidad.
Cartografías visuales de la biopolítica: imágenes y desenclaves de las miradas / Víctor Silva Echeto
pensamiento, su concepción del pen- obstante, “no fue nunca una resistencia
samiento”. Así, “se lo convierte en una que pudiera derribar por entero el po-
variante de la filosofía analítica actual, der hegemónico que venía a prevalecer,
con la que no tiene casi nada en común únicamente evitaba su completa realiza-
(salvo quizá con Wittgenstein, si de él ción”. En el régimen escópico moder-
extraemos una relación original entre no, las prácticas “visuales alternativas
lo visible y lo enunciable)”. Michel existieron y pudieron ser nutrientes,
Foucault “siempre se sintió tan fasci- pero no pudieron restaurar la absoluta
nado por lo que veía como por lo que inocencia del ojo”.16 El interés de Jay,
oía o leía, y la arqueología tal y como justamente al centrarlo en la parresía,
él la concebía es un archivo audiovisual es preguntarse por los vínculos entre la
(empezando por la historia de las cien- veridicción —el decir verdadero— y la
cias)”. A Foucault le gusta enunciar y visualidad en Foucault, por ello la pre-
descubrir los enunciados de los demás gunta del título: “¿parresía visual?”. Pre-
“porque también tiene una pasión por gunta que ya se encuentra en Heidegger
ver”: lo característico de Foucault “es la pero, también, en Jacques Derrida en
voz, pero también los ojos”. La mirada, La verdad en pintura.17
la voz. “Foucault siempre ha sido un vi- A esta le suma otras interrogantes:
dente, a la vez que introducía en la filo- “¿entendió Foucault ciertos regímenes
sofía un nuevo estilo de enunciados, de discursivos fuera del conocimiento sos-
acuerdo con un doble movimiento, con tenido visualmente, la evidencia de los
un doble ritmo”. 14
ojos o sus extensiones, como una fuente
Es Martin Jay, en un texto sobre Pa- privilegiada de saber válido?”, o “¿argu-
rresía visual, quien discute esta pers-
15
mentó Foucault que la visualidad pudo 43
pectiva deleuziana sobre Foucault, a de algún modo establecer una táctica
partir de Flynn y Shapiro: “en toda su alrededor de la discursividad y proveer
ocupación sobre el poder, incluyendo el una base para una verdad que no fue-
poder del ojo para dominar lo que es ra meramente un efecto de un régimen
visto, Foucault reconoció, después de discursivo específico?” Y si esto es así,
todo, lo inevitable de la resistencia”. No “¿escapó de la fuerza gravitatoria del
ARCHIVOS DE FILOSOFÍA NOS 9-10 2014-2015
l
caso de Flusser, sus aporías más que idas Mientras que en La arqueología del sa-
y venidas. ber hay sendos capítulos referidos a
dos tipos de formaciones prácticas: las
3. Antecedentes en la obra de discursivas y las no discursivas. Gilles
Foucault Deleuze, posteriormente, no las define
por negación sino que se refiere a las
Se ha discutido mucho desde cuándo formaciones prácticas enunciables y a
Foucault encarna el análisis de lo que las visibles. Aclara, a su vez, para salir de
llamará, desde los años ‘70 en las co- la duda que ya desde El nacimiento de
nocidas conferencias de Río de Janeiro, la clínica lo visible se encuentra en las
biopolítica. Para algunos, como Edgar- estrategias y en las tácticas de Foucault:
do Castro, 21
no es posible considerar “Ahora vemos más claro que Foucault
que en la primera etapa de Foucault ya no ha cesado de estudiar esas dos for-
se encuentra el “marco del juego entre mas en los libros precedentes: en El na-
dispositivos juridiccionales y dispositi- cimiento de la clínica hablaba de lo visi-
vos veridiccionales”, por lo menos en
22
ble y lo enunciable; en La historia de la
obras como Las palabras y las cosas o La locura, de la locura tal y como la vemos
arqueología del saber, ya que en la prime- en el hospital general”, y, “del desvarío
ra “la descripción de las formación de las tal y como se enuncia en medicina (y
ciencias humanas, en términos de episte- en el siglo XVII no se cura en el hos-
me, permanece limitada al orden de las pital)”. Es decir, “lo que La arqueología
prácticas discursivas”. No obstante, no reconocía, pero todavía sólo designaba
es menos cierto que en Las palabras y las negativamente como medios no-discur-
cosas la imagen visual, desde la enciclo- sivos, encuentra en Vigilar y castigar24 su 45
pedia china pasando por el pensamiento forma positiva que es toda una constan-
de la semejanza y la similitud hasta lle- te en la obra de Foucault: la forma de
gar a la imagen del hombre borrándose lo visible, en su diferencia con la forma
“en los límites del mar” como “un ros- de lo enunciable”. Esto es y a modo de
tro” se disipa “en la arena”, la imagen 23
ejemplo: “a principios del siglo XIX, las
recorre transversalmente el texto. masas y poblaciones devienen visibles,
ARCHIVOS DE FILOSOFÍA NOS 9-10 2014-2015
l
salen a la luz, al mismo tiempo que los que convierte a la vida en un cadáver
enunciados médicos conquistan nuevos y redescubre en el cadáver la nervadura
enunciables (lesiones de los tejidos y co- frágil y arruinada de la vida”.
rrelaciones anatomofisiológicas…)”. 25
También, estos aspectos pondrían ma-
Es decir, ya el pensador es conciente de yores complejidades para descartar el
que las prácticas discursivas —en tanto giro visual en la obra de Foucault, al
dispositivos de poder— solo son po- considerar que es un pensador que pasa
sibles de analizar junto a las prácticas desde las prácticas discursivas a las de
de visibilidad e invisibilidad, entre las poder, sin ingresar al campo de lo vi-
que se encuentran las corporales. “No sual, como lo deja implícito en algunos
es exagerado decir que todo dispositivo momentos Jay. Esto no es así porque
es un caldo que mezcla visibles y enun- desde sus escritos de juventud —en una
ciables”. 26
Es, por ello, que el mismo etapa más fenomenológica— el pensa-
Foucault aloja a la representación y a la dor francés tiene un mostrado interés
ideología —como representación de la por estudiar la imagen y lo visual.
representación— al interior de la época Por lo tanto, lo que es menos discutido
clásica, posición criticada por algunos es el cruce transversal que tiene lo vi-
de los teóricos actuales del postmarxis- sual, sus ambigüedades y ambivalencias,
mo y del postpsicoanálisis. 27
en la obra del pensador francés, desde
En este contexto, en Las palabras y las la Historia de la locura hasta la Historia
cosas, vida, lenguaje y trabajo forman de la sexualidad, con puntos destaca-
parte de uno de los tantos triedros que dos como su temprana introducción a
diseña Foucault. En El nacimiento de la la obra de Binswanger pasando por Las
46 clínica, por su parte, adelanta el pasaje palabras y las cosas hasta llegar a textos
del “hacer morir y dejar vivir” al “hacer donde se encarna lo visual como Vigilar
vivir y dejar morir” que será uno de los y castigar o sus intercambios con Ma-
sustentos de la biopolítica, con la im- gritte que dan paso al libro publicado
portancia de la penetración visual en sobre el pintor belga.
el cuerpo. “La medicina del siglo XIX Es, por ello, que Martin Jay recuerda
estaba obsesionada por ese ojo absoluto que “en 1957, Canguilhem impartió
Cartografías visuales de la biopolítica: imágenes y desenclaves de las miradas / Víctor Silva Echeto
nomías de destacado poder visual, es nerse juntas’ (unas al otro lado o frente de
decir, de fuerte impronta monstruosa si otras) a las palabras y a las cosas.34
ga, donde la batalla hermenéutica entre (pan-óptico) y no ven (lugares a los que
imagen visual y enunciado, planteará, no llega la mirada). “Aquí, el análisis
también, la violencia interpretativa en- se hace cada vez más microfísico, y los
tre imagen y letra o, en términos más cuadros cada vez más físicos, expresan-
cercanos a ambos, entre similitud y se- do los ‘efectos’ del análisis, no en el sen-
mejanza, entre lo visible y lo enunciable. tido causal, sino en el sentido óptico,
Comparando la obra de Magritte con luminoso, de color: del rojo sobre rojo
los caligramas, la poesía visual y, suma- de los suplicios al gris sobre gris de la
ría, el concretismo, es decir, imagen y prisión”.37 El “análisis y el cuadro van a
letra simulan, por un lado, representan, la par; microfísica del poder y proyec-
por otro, e ingresa, nuevamente, en cri- ción política del cuerpo. Cuadros colo-
sis el espacio de los signos. Las biopolíti- reados sobre un mapa milimétrico”.
cas visuales, en el trayecto foucaultiano, La microfísica del poder es local en dos
aparecerán con más claridad en las con- sentidos: como oposición a lo global
ferencias de Río y en Vigilar y castigar. pero, también, como plano difuso o de
confusión (es decir, no es local como
5. Diagrama y cartografía localizable). Así las cosas, la microfísi-
ca del poder se pliega en el biopoder:
Desde las conferencias de Río, la céle- “‘El’ poder tiene como características
bre ecuación foucaultiana de vigilar y la inmanencia de su cuerpo, sin unifi-
castigar, como mirada que al vigilar cas- cación trascendente, la continuidad de
tiga, o como enunciado que se enrolla su línea, sin una centralidad global, la
en lo visible, se hace presente, introdu- contigüidad de sus segmentos, sin tota-
ciéndose la biopolítica de la mirada. A lización diferente: espacio serial”.38 49
diferencia de Guy Debord que concibe Gilles Deleuze que, cinco años antes
la sociedad de las imágenes como socie- de la escritura del homenaje a Foucault,
dad del espectáculo, para Foucault el
36
dictó un curso sobre pintura, utiliza-
espectáculo se reserva en el teatro de la ba el mismo concepto peirciano de
tortura, del castigo sin más, mientras diagrama que ya se encontraba en obras
que la vigilancia atañe a ojos que ven precedentes de Foucault, aunque sin
ARCHIVOS DE FILOSOFÍA NOS 9-10 2014-2015
l
17
Derrida, J. La verdad en pintura. Buenos Aires, 23
Foucault, M. Las palabras y las cosas. México
Paidós, 2005. (DF), siglo XXI, 1986, p. 375.
18
Jay, M. “¿Parresía visual? Foucault y la verdad 24
Diría, más bien, que ya lo encuentra en las
de la mirada” en Estudios visuales, http://www. conferencias de Río, previas a Vigilar…
estudiosvisuales.net/revista/pdf/num4/jay_4_ 25
Deleuze, G. Foucault. Ed. cit., pp. 58-59.
completo.pdf número 4, enero, 2004, p. 16. 26
Idem, p. 65.
19
Foucault, M. La pintura de Manet. Barcelona, 27
Žižek, S. “El espectro de la ideología”, en Ideo-
Alpha Decay, 2005. logía. Un mapa de la cuestión, Buenos Aires,
20
Derrida, J. La verdad en pintura. Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2003.
Paidós, 2005. 28
Foucault, M. Esto (no) es una pipa. Barcelona,
21
Castro, E. “Qué hay de política en la biopolí- Anagrama, 1996.
tica”, en Biopolíticas del sur, Santiago (Chile), 29
Jay, M. Ojos abatidos. Ed. cit., p. 295.
ARCIS, p. 10. 30
Idem, p. 296.
22
Foucault lo explica en el curso de 1978-1979, 31
El espejo, además, ya aparece en Raymond
que cierre los tres sobre biopolítica: “Se tra- Roussel: “ese espejo que Roussel tiende a su
ta, después de todo, del mismo problema obra en el momento de morir y que pone
que me planteé con referencia a la locura, a delante de ella, en un gesto poco definido de
la enfermedad, a la delincuencia, a la sexuali- esclarecimiento y precaución, está dotado de
dad. En todos estos casos, la cuestión no pasa una extraña magia: hace retroceder la figura
por mostrar que esos objetos estuvieron ocul- central hacia el fondo, donde las líneas se con-
tos durante mucho tiempo antes de ser des- funden, aleja a mayor distancia el lugar en que
cubiertos, y tampoco por señalar que no son se produce la revelación, pero aproxima, con
más que ruines ilusiones o productos ideoló- una especie de miopía, lo que está más alejado
gicos que disiparán” a la bruma “de la razón del instante en que la obra habla. A medida
por fin llegada a su cenit. Se trata de mostrar que ésta se acerca a si misma su secreto se vuel-
las interferencias en virtud de las cuales una ve más denso”. Foucault, M. Raymond Roussel,
serie completa de prácticas —a partir del mo- México (DF), siglo XXI, 1992, p. 12.
mento en que se coordinaron con un régimen 32
Flusser, V. Natural: mente, Sao Paulo: Livraria
de verdad— pudo hacer que lo que no existía duas cidades, 1979. A história do diabo. Sao
(la locura, la enfermedad, la delincuencia, la Paulo, Annablume, 2005.
sexualidad) se convirtiera sin embargo en algo, 33
Foucault, M. Las palabras y las cosas. México
algo que, no obstante siguió sin existir. Es de- (DF): siglo XXI, 1986, p. 3.
cir, no [cómo] pudo nacer un error —cuando 34
Idem, p. 3.
digo que lo que no existe se convierte en algo, 35
Idem, p. 3.
no me refiero a que se trata de mostrar cómo 36
Debord, G. La sociedad del espectáculo, Valen-
pudo construirse efectivamente un error—, no cia, Pre-textos. 2000.
52 cómo pudo nacer la ilusión: no, lo [que] me Deleuze, G. Foucault. Ed. cit., p. 50.
37