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LA REVOLUCIÓN INDUSTIAL

La Revolución Industrial o Primera Revolución Industrial es el proceso de transformación económica,


social y tecnológica que se inició en la segunda mitad del siglo XVIII en el Reino de Gran Bretaña,
que se extendió unas décadas después a gran parte de Europa occidental y Norteamérica, y que
concluyó entre 1820 y 1840. Durante este periodo se vivió el mayor conjunto de transformaciones
económicas, tecnológicas y sociales de la historia de la humanidad desde el Neolítico,1 que vio el
paso desde una economía rural basada fundamentalmente en la agricultura y el comercio a una
economía de carácter urbano, industrializada y mecanizada.

La Revolución Industrial marca un punto de inflexión en la historia, modificando e influenciando


todos los aspectos de la vida cotidiana de una u otra manera. La producción tanto agrícola como de
la naciente industria se multiplicó a la vez que disminuía el tiempo de producción. A partir de 1800
la riqueza y la renta per cápita se multiplicó como no lo había hecho nunca en la historia,3 pues
hasta entonces el PIB per cápita se había mantenido prácticamente estancado durante siglos

A partir de este momento se inició una transición que acabaría con siglos de una mano de obra
basada en el trabajo manual y el uso de la tracción animal siendo estos sustituidos por maquinaria
para la fabricación industrial y el transporte de mercancías y pasajeros. Esta transición se inició a
finales del siglo XVIII en la industria textil y la extracción y utilización de carbón. La expansión del
comercio fue posible gracias al desarrollo de las comunicaciones con la construcción de vías férreas,
canales o carreteras. El paso de una economía fundamentalmente agrícola a una economía
industrial influyó sobremanera en la población, que experimentó un rápido crecimiento sobre todo
en el ámbito urbano. La introducción de la máquina de vapor de James Watt en las distintas
industrias fue el paso definitivo en el éxito de esta revolución, pues su uso significó un aumento
espectacular de la capacidad de producción. Más tarde el desarrollo de los barcos y ferrocarriles a
vapor, así como el desarrollo en la segunda mitad del XIX del motor de combustión interna y la
energía eléctrica supusieron un progreso tecnológico sin precedentes. Como consecuencia del
desarrollo industrial nacieron nuevos grupos o clases sociales encabezadas por el proletariado —los
trabajadores industriales y campesinos pobres— y la burguesía, dueña de los medios de producción
y poseedora de la mayor parte de la renta y el capital. Esta nueva división social dio pie al desarrollo
de problemas sociales y laborales, protestas populares y nuevas ideologías que propugnaban y
demandaban una mejora de las condiciones de vida de las clases más desfavorecidas, por la vía del
sindicalismo, el socialismo, el anarquismo, o el comunismo.
LA SOCIEDAD DEL CONSUMO
Sociedad de consumo es un concepto socioeconómico con el cual se denomina a los Estados con
desarrollo industrial o productivo capitalista en los cuales existe un consumo masivo de bienes y
servicios, como consecuencia de una también masiva producción3 y de que la oferta es amplia,
hasta incluso superar a la demanda. El consumismo suele ser una de sus características principales,
el cual es posible gracias a la disponibilidad de dinero efectivo o de otros medios de adquisición.

El consumo es un proceso económico asociado a la satisfacción de las necesidades y deseos de los


agentes económicos. El consumo como tal se produce en todos los sistemas económicos. Por otra
parte, el consumismo, propiamente dicho, es una característica de determinados sistemas
económicos, en los que las decisiones de producción están asociadas al supuesto de que los
agentes económicos trabajarán para obtener su renta, por encima de sus necesidades estrictas de
consumo, y por tanto tomarán decisiones para poder disponer de una renta disponible mayor y
aumentar sus niveles de satisfacción personal a través del consumo asociado a la satisfacción de
deseos. En una sociedad de consumo una de las actividades de ocio principales de la población es
la adquisición de bienes materiales o servicios adicionales, con los que satisfacen sus deseos de
estatus social o satisfacción material.

En las llamadas sociedades de consumo, cierto número de individuos pueden desarrollar un


trastorno de compra compulsiva. Para los individuos que desarrollan este trastorno acto de
adquirir productos y servicios que están al alcance de los consumidores y usuarios, se convierte en
un acto de abusar. En ocasiones, el consumismo se entiende como la adquisición o compra
desaforada, que asocia la compra con la obtención de la satisfacción personal e incluso de la
felicidad personal. En las sociedades de consumo, ciertos individuos están dispuestos a trabajar
más horas y reducir el número total de horas de ocio, a cambio de mayores salarios y rentas, que
les permitan en un tiempo de ocio menor adquirir mayor cantidad de productos y bienes.

"I dannati" ("los condenados") del escritor y pintor italiano Lorenzo Paolini: una metáfora
del consumismo y de la barbarización de la cultura. Encarcelado queriendo ser libre, y
donde ya no se puede parar porque un retraso tal vez pueda significar la muerte.
NATURALEZA Y MODERNIDAD
La filosofía natural en la Edad Moderna puede dividirse en dos grandes períodos: primero, el paso de
la Edad Media a la Edad Moderna a través del Renacimiento; segundo, la filosofía natural moderna
propiamente dicha, precursora (o idéntica) a las revoluciones científicas de la modernidad. Suele
considerarse que la Edad Moderna se inaugura con el humanismo y el Renacimiento y se distinguen
dentro de ella corrientes tales como la platónica, neoplatónica, aristotélica y, dentro de ésta, la
averroísta y la alejandrinista, entre otras. Por otra parte, a veces se atribuye al platonismo
renacentista el afán de renovación religiosa, mientras que al aristotelismo el de las ciencias naturales.
Sin embargo, muchas veces no pueden hacerse en historia divisiones excesivamente incomunicadas.
Es verdad que el Renacimiento centra su atención en el hombre y desde su propia originalidad y valor
descubre a Dios, a la cultura y a la naturaleza. La Edad Media había partido de un orden dado por la
revelación divina y encabezado por Dios-Creador tratando de dar una explicación racional a dicho
orden, mediante las categorías filosóficas griegas, sobre todo. Con ello, la atención medieval se había
centrado en la pura especulación, dejando de lado las consideraciones naturales, científico-positivas
de la naturaleza: este mundo no era más que uno de tantos elementos creados por Dios y ordenados
a él. Cabría pensar que la ciencia medieval había abandonado el aspecto científico llamado positivo
del saber y la filosofía natural; lo que vendría avalado por el hecho de la gran preponderancia que
tuvo el pensamiento platónico en la Edad Media y por tratarse de un platonismo entendido en su
aspecto más especulativo. Fue la Escuela de Chartres, entre otros, la que subrayó aquel aspecto
matemático y cientista de Platón, en su Timeo. Por otro lado, si bien sigue siendo verdad que el saber
científico y la filosofía de la naturaleza experimentaron en general un detenimiento en la Edad Media
en aras de la teología y de la especulación, sin embargo, en el mundo cristiano, y en el musulmán, la
preocupación por la naturaleza y la ciencia fue extraordinaria en ocasiones, hasta el punto de que
puede hablarse hoy ya de auténticos precursores del Renacimiento naturalista y científico en el seno
del pensamiento islámico, tal como lo vienen demostrando modernas investigaciones. Puede, pues,
quedar asentado, en términos generales, que el Renacimiento implica una novedad frente a la Edad
Media: al partirse, en aquél, del hombre mismo, de su originalidad radical, natural e histórica, se ven
con ojos nuevos tanto a Dios como al mundo, aunque en estrecha dependencia aún con la Edad
Media. Esta conexión es múltiple, en orden a la filosofía natural: ante todo está el hecho de que se
siga considerando como tema muy principal la relación de la filosofía natural con el problema
religioso, de una manera u otra, explícita o implícitamente; y en segundo lugar está el empalme que
se realiza con la filosofía de Platón y Aristóteles. Ahora bien, si Aristóteles, por intermedio de Averroes
nos trajo el naturalismo e interés por la filosofía natural a Occidente en la Edad Media, ese mismo
Aristóteles es corregido en el Renacimiento, primeramente por el mal estilo literario con que se había
transmitido a través del decadente latín medieval; en segundo lugar, porque los mismos textos
aristotélicos son sometidos a la prueba histórica y filológica; y, por último, pasando del aspecto formal
a la crítica del contenido propiamente tal. El Estagirita, pues, da un gran impulso a la filosofía natural:
ésa es su principal contribución al Renacimiento, aparte de algunas consideraciones de contenido
que también son aceptadas.
DESARROLLO Y NATURALEZA
La naturaleza y el medio ambiente se van insertando en las políticas de planificación
Territorial europeas y españolas según una serie de paradigmas vinculados a sus particulares
Momentos en los procesos de crecimiento y desarrollo. Tal progresiva inserción no conduce
A la introducción del medio ambiente en el núcleo básico del sistema político y económico,
Sino que lo mantiene en su periferia, traduciéndolo a un simple «matiz ambiental».
Aumento constante de las desigualdades. Para aquellas conferencias e informes y para los
Profetas del ecodesarrollo, la solución de los grandes problemas ecológicos planetarios se
Centra en la reducción del consumo de los países del norte y en la redistribución de las
Riquezas a escala mundial.
Según unas declaraciones de i. Sachs (1994), henry kissinger manifestó, como jefe de
La diplomacia norteamericana, su desaprobación del texto de coyococ en un telegrama
Enviado al presidente del programa de la naciones unidas para el medio ambiente: había
Que retocar el vocabulario y, más concretamente, el término «ecodesarrollo» que así quedó
Vetado en estos foros. Lo sustituyó más tarde aquel otro de «desarrollo sostenible», que
Los economistas más convencionales podían aceptar sin recelo, al confundirse con el de
«desarrollo autosostenido» (self sustained growth) introducido tiempo atrás por rostow y
Muy usado (naredo, j.m., 1998).
El ambientalismo se había convertido ya en aquellas fechas en una conquista irrenunciable
De la cultura occidental, pero su talante profético y denunciativo debía ir girando
Hacia un tono más conciliador y clorofílico. El informe brundtland y la conferencia de río
Serán expresiones paradigmáticas de esta intención de decoloramiento —del rojo al verde—
De lo ambiental y de su progresiva conversión en meta política del poder establecido. De
Esta manera, el desarrollo sostenible más que una fórmula prática y precisa de actuación es
Una intención (giddens, a.,1998). Una noción que resulta perfectamente asumida por el
Discurso de la «modernización ecológica», que la incluye en el repertorio de tópicos de su
Creíble y atractiva «story-line»: desarrollo sostenible en lugar de «crecimiento limitado»;
Preferencia por la prevención sobre la curación; identificación de polución con ineficiencia;
Simbiosis entre regulación ambiental y crecimiento económico… (hajer, m.a., 1995).
El medio ambiente se ha ido transformando, pues, en ideología, en el sentido más ortodoxamente
Marxista del término: «emanación de la superestructura, que contribuye a consolidar
Y perpetuar el control de las clases más poderosas y que se manifiesta en ‘juicios
De valor’ que implican la adhesión, previa a cualquier argumentación, a unos determinados
Principios éticos, políticos o filosóficos» (tamames, r., 1988).
Los principios básicos de este ambientalismo ideológico son la separación radical
Entre hombre y naturaleza y la consideración del climax o estado de equilibrio biológico
Como situación óptima de cualquier ecosistema. La adhesión a estos principios implica una
Serie de juicios de valor referidos al ineluctable y necesario deterioro de la naturaleza por
El progreso técnico; la artificialidad del proceso industrial y urbanizador como causa de los
Desequilibrios sociales que, a su vez, son expresión de desequilibrios biológicos en las
Relaciones interpersonales, y la necesidad de volver a la naturaleza, que ahora se denomina
Medio ambiente, es fabricable y se cobra muy cara —inmobiliarias, industrias anticontaminantes,
Etiquetas verdes…—.
Nombre:
Kevin Alejandro Juc Gomez

Establecimiento:
Colegio Mixto Monte Horeb

Maestra:
Ingrid García

Tema:
Investigaciones

Materia:
Estudios sociales

Fecha:
15-03-2018

Punteo:
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