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Por qué el misterio del enorme hoyo negro ha hecho vibrar a los científicos

Para un científico, la perplejidad es el estado de ánimo más emocionante porque los


fenómenos inesperados son, usualmente, la vía más directa a los descubrimientos. Una
observación reciente de uno de los rincones más remotos del universo (un hoyo negro antiguo
y enorme) ha hecho vibrar a la comunidad astronómica. Es difícil entender cómo fue que un
hoyo negro se volvió tan grande hace tanto tiempo.

Generalmente, los hoyos negros son lo que queda de estrellas masivas que se consumieron. En
un volumen lo suficientemente pequeño, contienen masa suficiente para doblar, literalmente,
el espacio y el tiempo, al grado de que ni siquiera la luz puede escapar de ellos. Una clase de
hoyo negro se origina en la muerte de una estrella; estos contienen la masa equivalente a
treinta veces la de nuestro sol.

Hay otra clase de agujeros negros que son mucho más masivos y que se encuentran en el
centro de las galaxias, como en nuestra Vía Láctea. La sorpresa científica reciente tiene que ver
con un agujero negro del segundo tipo, con una masa de alrededor de 800 millones de veces la
de nuestro sol, que existió cuando nuestro universo tenía apenas 690 millones de años de
edad.

LEE: Destellos rojos revelan un agujero negro escupiendo partes de una estrella

¿Por qué es tan sorprendente? Los hoyos negros son como los humanos. Empiezan pequeños y
crecen con el tiempo. Este agujero negro en particular existía cuando el universo tenía apenas
el 5% de su edad actual y estaba tan lejos que la luz que indica su existencia apenas está
llegando a la Tierra, tras viajar durante alrededor de 13.000 millones de años.

Para entender esta observación reciente, hay muchos datos científicos emocionantes y
desconcertantes. El primer punto es que los agujeros negros son negros, valga la redundancia.
No emiten nada de luz. Así, lo que los científicos observaron no fue el hoyo negro en sí, sino
una cosa llamada cuásar. Los cuásares (abreviación de "objeto cuasiestelar") son las cosas
persistentes más brillantes del universo. El primero se descubrió en 1962. Parecen ser
pequeños y emiten energía prodigiosamente.

LEE: Buscar hoyo negro Pronto podríamos ver por primera vez cómo es realmente un hoyo
negro

La razón por la que parece que son tan pequeños es que están increíblemente lejos. Al
principio eran un misterio; en la década de 1970 había toda clase de especulaciones sobre por
qué estaban allí; incluso se pensaba que eran una especie de "agujero blanco", el otro lado de
un agujero negro, en donde la masa y la energía de un agujero negro se emitía hacia nuestro
universo.

Hoy sabemos que los cuásares son en realidad agujeros negros supermasivos que se
encuentran en el centro de las galaxias. Estos monstruos celestiales tienen una masa de
millones o de miles de millones de veces la de nuestro sol. Pero no todos los hoyos negros
supermasivos son cuásares.

Para ser un cuásar, el agujero negro tiene que estar alimentándose, es decir, consumiendo el
gas y las estrellas que lo rodean a un ritmo impresionante. Conforme esa materia cae en el
olvido, alcanza temperaturas increíbles y emite luz. Esa es la luz que vemos y es la razón por la
que sabemos que hay un agujero negro grande en el centro de esta galaxia distante.

Lo que se observó recientemente fue el cuásar más distante que se ha detectado. Obtuvo su
energía de un hoyo negro enorme y ya existía en la infancia del universo. Ese es el misterio:
¿cómo es posible que un agujero negro supermasivo como ese existiera cuando el cosmos era
tan joven?

MIRA: Stephen Hawking explica qué pasa al atravesar un hoyo negro

Los astrónomos entienden bastante bien los principios básicos de la evolución del universo.
Todo comenzó hace unos 13.700 millones de años, en un evento conocido como Big Bang,
cuando toda la materia del universo visible se comprimió hasta alcanzar un volumen diminuto.
Por razones que aún no terminamos de dilucidar, "explotó" (a falta de una palabra mejor); al
principio estaba muy caliente y fue enfriándose gradualmente. En cosa de tres minutos, los
protones, neutrones y electrones que conforman la materia común existieron, aunque el
universo estaba demasiado caliente como para que se formaran los átomos.

Unos 380.000 años después del Big Bang, el universo se había enfriado lo suficiente como para
que se formaran los átomos de hidrógeno y helio. En ese punto, el universo se "oscureció". Era
relativamente fresco, transparente, casi una nube uniforme de gas de hidrógeno y helio. Ese
"casi" es importante porque hubo fluctuaciones muy pequeñas en la densidad de ese gas; las
porciones más densas empezaron a atraer a otros gases cercanos y desencadenaron una serie
de eventos que desembocaron en el universo que conocemos hoy.
Una ilustración artística muestra un agujero negro binario encontrado en el quasar en el
centro de la galaxia Markarian 231. Los astrónomos que usaron el telescopio espacial Hubble
de la NASA descubrieron que la galaxia estaba alimentada por dos agujeros negros que
"giraban furiosamente unos sobre otros", dijo la agencia espacial en un comunicado de prensa.

Conforme el gas se concentró, se calentó; finalmente se formaron las estrellas y las galaxias.
Las primeras galaxias se formaron cuando el universo tenía unos 180 millones de años de
antigüedad, unos 500 millones de años antes de que existiera el cuásar que se observó
recientemente.

Para nosotros, 500 millones de años pueden parecer mucho tiempo, pero en términos
cósmicos, es apenas un parpadeo. El que este agujero negro haya crecido tanto en tan poco
tiempo desafía nuestros modelos de formación de las galaxias primitivas. Las estrellas tendrían
que haber nacido y muerto y tendrían que haberse transformado en agujeros negros que
posteriormente se acumularon muy cerca en el centro de esa galaxia.

Luego, tuvo que haber habido un periodo en el que los agujeros negros se devoraron entre sí
en una especie de frenesí caníbal cósmico. Sabemos que los hoyos negros pueden combinarse,
como hemos podido observar recientemente. Sin embargo, es difícil entender por qué el
proceso fue tan rápido y cómo es que pudo formarse un agujero negro tan increíblemente
masivo, tan temprano en la historia del universo.

Entonces ¿qué explicaciones han dado los astrónomos a esta observación? Una es que se
formó un gran agujero negro que consumió la materia que lo rodeaba a un ritmo vertiginoso.
El problema con esta explicación es que conforme la materia se interna en el agujero negro, se
calienta y genera una presión que repele a la demás materia que cae dentro. Entre más
materia consume un agujero negro, más se calienta y más repele. Así, el proceso debería de
autorregularse de cierta forma. Es difícil entender cómo es que el agujero pudo consumir tanta
masa tan rápido y tan pronto después del Big Bang.

MIRA: Científicos descubren un agujero negro 12.000 millones de veces más grande que el sol

Una segunda posibilidad, muy emocionante, es que los agujeros negros pesados se crearon
mucho antes de lo que se esperaba en la historia del universo. Esto se debe a que es muy difícil
entender cómo es que tantos agujeros negros supermasivos pudieron haberse combinado tan
pronto en la historia del universo.

Como una posible solución, algunos astrónomos han postulado que los agujeros negros con
masas de alrededor de mil veces la de nuestro sol se formaron apenas 66 millones de años
después del Big Bang. Esta teoría tiene repercusiones emocionantes en el estudio de la materia
oscura, otro misterio del cosmos. Se cree que hay cinco veces más materia oscura que materia
ordinaria y que es invisible. Tal vez la materia oscura se componga de agujeros negros
primitivos.

Es demasiado pronto para haber absorbido completamente el significado y las repercusiones


de este descubrimiento, pero la situación es excitante. Los astrónomos tienen una observación
nueva y desconcertante que podría cambiar la forma en la que entendemos una época
esencial en la historia de nuestro universo. Es verdaderamente una época emocionante para
ser científico.

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