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De Llameros A Chivateros PDF
De Llameros A Chivateros PDF
CAPITULO I
Así tenemos, que del género Lama se desprenden tres espe-cies, como son la
llama (Lama glama [LINAEUS, 1758]), la alpaca (Lama pacos [LINAEUS 1758]) y el
guanaco (Lama guanicoe [MULLER, 1776]). En tanto que del género Vicugna hay una
sola especie, la vicuña (Lama vicugna [MOLINA, 1792] o Vicugna vicugna
[(MOLINA)MULLER, 1924]). Paralelamente a la descripción de estas especies,
también se describen subespecies de las mismas, así tenemos:
El tipo Q'ara; "sin lana", que se caracteriza por tener la cara descubierta y un
desarrollo limitado de su fibra.
El tipo Ch'aku; o "lanuda", que produce mayor cantidad de fibra y presenta la
cara cubierta de lana (NOVOA, 1989).
Ambos tipos se distribuyen desde la sierra del Ecuador hasta el noroeste argentino.
Dentro de esta área su mayor concentración se registra alrededor de 400 km., al norte
y al sur del Lago Titicaca, en elevaciones por encima de los 3,000 metros (GADE,
1977). Los colores que presentan varían de blanco a negro y marrón, todo ello de
manera desuniforme en todo el cuerpo. Además, es utilizada como animal de
transporte, pudiendo cargar entre 25 y 30 kg., y recorrer distancias de 15 a 20 km., por
día (FLORES OCHOA, 1977).
Su distribución como nos señala Gade (1971) se registra a más de 4,200 metros,
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siendo su centro de distribución horizon-tal en un radio de 200 km., alrededor del Lago
Titicaca y no se las encuentra más al norte de los 11 grados de la sierra central del
Perú o a los 21 grados al sur.
Sin embargo existen algunos relatos, aunque insuficientes permiten hacer válida
dicha observación; como la del cronista Fernández de Oviedo, quien en su "Historia
Natural y General de las Indias" (1944), describe lo siguiente:
"En la nueva Castilla i gobernación del marqués, don Francisco Pizarro, donde fue
rey i señor el riquisimo Atabaliba, tienen los indios tres maneras de ovejas: unas
pequeñas como cabras de Guinea, i otras algo mayores, i otras mayores que todas.
Las grandes son del tamaño de asnos pequeños; pero son enjutas de piernas, i el
cuello lenguo i muy semejante a los camellos, salvo que estas no tienen corcoba; más
en pies y manos i todo lo demás, muy semejantes son a los camellos...
...En la tierra llana llaman a este animal COL, y en la sierra le dicen LLAMA, i al macho
o carnero de estos llaman URCO, i al cordero UÑA, i son lindos animales a la vista, i
muy mansos y domésticos. Las que son las medianas de estos tres géneros que he
dicho, esas son las que tienen la lana muy fina, que parece seda, de que los indios
hacen muy rica ropa...que las unas i las otras son muy buena carne. Son de los
colores que son las ovejas en España, blancas i negras, i mezclados de ambos
colores, i la lana es llana i no merina, i por la mayor parte las grandes son rasas i el
pelo bajo, aunque en los lomos tienen más larga la lana. Las medianas son bermejas i
blancas, mezcladas en estas dos colores juntos i cada uno por sí; de las pequeñas
que son más salvajes, se acaece ver bravas en el campo piaras de quinientas i mil de
ellas juntas, i muy finas, negras..."
Tecnología que al parecer fue eficientemente manejada, hasta lograr que los
individuos obtenidos mediante este tratamiento se hicieran cada vez más
dependientes del hombre. Es decir; se aprendió, tal vez después de muchos éxitos y
fracasos, a aprovechar el carácter gregario de los camélidos, el cual aunado al
tratamiento de la selección e hibridación por parte del hombre, modificó su conducta
natural, facilitando su domesticación. Domesticación, en la cual el hombre, habrá de
reemplazar al jefe natural del rebaño, para asumir la dirección del mismo. Hecho, que
intentaremos explicar a continuación.
a) Caza generalizada
b) Caza especializada
c) Control de camélidos semi-domesticados
d) Pastoreo de camélidos domesticados
No sabemos casi nada acerca de ellos, ya que sólo los conocemos por la
existencia de sus talleres líticos, como los hallados en Paccaicasa en la provincia de
Huanta, Ayacucho; o como los encontrados en el valle del Chillón al norte de Lima y
que han sido clasificados por Lanning en los yacimientos de Zona Roja (11,000 a
10,500 A.C.), Oquendo (10,500 a 9,500 A.C.) y Chivateros I (9,500 a 8000 A.C.) (DEL
BUSTO, 1980).
De otro lado, Lynch (1971) después de hacer un estudio comparativo entre los
yacimientos arqueológicos de Guitarrero y Punta Callán, concluye señalando la
existencia de un patrón de "trashumancia", entre la región de quebrada (Guitarrero) y
la región de la puna (Punta Callán). Hechos que evidencian esta práctica de relación
entre la quebrada cercana al mar y la puna, son los testimonios encontrados en otros
lugares y que se evidencian por la presencia de arte rupestre o petroglifos, como los
registrados por Ampudia (1978) en las cuencas y altoplanicies del Marañón y el
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Huallaga, o las registradas entre la Sierra Central y el Valle del Chillón (VILLAR
CORDOVA, 1935; GUFFROY, 1987).
Otro aspecto interesante, sobre éste período es el que señala Rick (1979), en el
que acusa una temprana "sedentarización" en las Punas de Junín, la cual según él, se
desarrolló por dos sencillas razones; la primera, porque dicho ambiente tuvo
especiales condiciones para el establecimiento de habitats, con carácteres del tipo
sedentario y la segunda, porque los camélidos son animales de un nicho especial.
Sobre el particular, merece también considerarse lo esbozado por Wheeler, Pires-
Ferreira y Kaulicke (1978), quienes indican que la utilización primaria de poblaciones
altamente estables de camélidos salvajes a través de una caza selectiva, posibilitó el
desarrollo de una vida sedentaria.
El cual se divide en :
* La caza, como actividad especializada, la cual al igual que la del período anterior,
muestra un incremento en el consumo de camélidos (géneros Lama y Vicugna) y un
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1978).
Y con una ocupación estacional que combinaba la zona de puna con la zona de
pendiente, estableciéndose un patrón de asentamiento durante la estación lluviosa,
que corresponde a la época de parición de los camélidos, mientras que durante la
estación seca se desplazaban a los lugares de menor altura para realizar tareas
agrícolas, estableciéndose así una complementariedad entre pastoreo y agricultura.
Como lo muestran los sitios de Telarmachay y Acobamba, en la Puna de Junín y el
Valle del Mantaro, respectivamente (LAVALLE, 1977, 1979; MATOS, 1975, 1978).
Esta etapa se haya identificada por la desaparición del estilo Chavín, el cual
dominó los dos lapsos de tiempo anteriores.
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Mientras tanto, los de la costa convertían a las llanuras del litoral y a las quebradas
cercanas al mar en campos fértiles para la producción agrícola. Siendo ésta última
zona (quebrada) lugar de conflicto entre los grupos de la sierra y la costa, en torno a
su utilización (ONUKI, 1982).
El cual significó la aparición del Imperio Wari, en la historia de los Andes Centrales.
Y que se caracterizó por el desarrollo de un poder y un gobierno fundamentalmente
centralista, el cual fue ejercido a través de la formación de colonias, las que eran
incorporadas al imperio mediante la conquista e invasión de otros pueblos, por parte
de un poderosísimo ejército (LUMBRERAS, 1979).
Los cuales evidencian una ocupación espacial de las zonas de costa, quebrada,
pendiente, pampa, puna y ceja de selva.
producción de carne y fibra; como herramienta útil de transporte, apoyo y carga en las
actividades de comercio e intercambio de mercancías. Así como también, en lo
concerniente a las actividades de tipo religioso.
Así tenemos el caso de los Chimú de la costa norte, una sociedad que dependía
ecnonómicamente de la producción de pescado seco y salado, así como del
intercambio a través del trueque con poblaciones agrícolas (DEL BUSTO, 1980;
ALTAMIRANO ENCISO, 1983; 1987) de Huancabamba, Olmos y Jaén a través del
abra de Porculla (ALTAMIRANO ENCISO, 1987).
Asi como por los primeros contactos con otras poblaciones que también se
ubicaban en las partes altas y que al parecer domesticaban llamas; poblaciones que
los consideraban como pobres, miserables y vagabundos, dada su condición de
pastores; como por los requerimientos básicos de su alimentación en base a la
utilización de papas asadas, las cuales eran prepadas mediante el calentamiento de
la tierra, a través de la técnica llamada "Huatia" (AVILA [1598?] 1966; TAYLOR, 1987
Cap.V.), la cual es descrita por Cardich (1983), en la tradición Lauricocha II y III.
Hecho que nos permite interpretarlo, como la práctica de una agricultura de secano o
bien el de un intercambio de productos con las otras poblaciones.
del Collao, entre las etnías de lengua aymara y secundariamente en otras regiones, en
dónde habían sido introducidas, dadas las condiciones para ello (DEL BUSTO, 1980;
MURRA, 1983).
CAPITULO II
LA DESTRUCCION DEL
PASTOREO DE
CAMELIDOS SUDAMERICANOS
Al arribo de la invasión ibérica, la riqueza pecuaria se extendía, a lo largo y ancho
de todo el territorio que comprendía el imperio de los incas. Testimonios de este
hecho, los encontramos entre los cronistas y algunos informes de las visitas realizadas
en el siglo XVI. Como la de Xerez (1534), en la que describe la presencia de estos
animales en las tierras altas, al cuidado de pastores, los cuales tenían la misión de
mantener a los rebaños fuera del alcance de los campos sembrados, sea pastando en
la puna o encerrados en corrales. A ello, es también válida, la descripción que hace
Estete (1535) quien observó hasta en dos ocasiones la presencia de rebaños de
llamas en las zonas de los actuales departamentos de Tumbes y Piura, las cuales
según sostiene, eran criadas por los yungas para su alimentación y que eran
obtenidas al trocar sus productos con los de la sierra. Otra versión al respecto, es la
que hace Molina de Santiago (1539), quien en el primer viaje de Almagro a Chile,
describe la existencia de rebaños de llamas gordas.
descita por Cieza (1547), en torno a San Miguel de Piura, en donde señala que:
"....Solía haber gran cantidad del ganado que llaman ovejas del Perú; en este
tiempo hay muy pocas, por la prisa que los españoles les han dado. Sus ropas son de
lana de estas ovejas y vicuñas, que es mejor y más fina, y de algunos guanacos que
andan por los altos y despoblados y los que no pueden tenerlos de lana, las hacen
de algodón....".
Sin embargo, pese a todo ello, una vez iniciada y consolidada la invasión hispana,
habría de desatarse un amplio proceso de destrucción de la riqueza pecuaria de los
Andes Centrales; mermando la copiosa y abundante variedad de especies
domesticadas y salvajes, principalmente en lo que atañe a su reproducción,
domesticación, manejo y pastoreo, a través de una cacería indiscriminada; la que se
realizaba unas veces como deporte y otras en procura de alimentación para la
soldadesca y que es mencionado por Cieza de León en su "Crónica del Perú" (1550):
"...En los tiempos pasados, antes que los españoles ganasen este reino, había
por todas estas sierras y campiñas gran cantidad de ovejas de las de aquella
tierra, y mayor número de guanacos y vicuñas; con la prisa que se han dado en
matarlas los españoles, han quedado tan pocas que casi ya no hay
ninguna....porque las guerras de los cristianos que unos con otros tuvieron acabaron
las muchas que tenían..."
Otro factor que también fue incorporado en el proceso de destrucción, habría de ser
el de las contribuciones y obligaciones tributarias, las cuales inicialmente forzaron a la
población indígena a pagarlos en productos nativos (BURGA, 1980), como sería el
caso del pago con camélidos, los que eran utilizados luego para proporcionar carne a
las poblaciones obligadas a trabajar en las minas de Potosí y como bestias de carga
para el transporte de minerales. Posteriormente, a esta forma de pago se incluiría
aquella en dinero, para cubrir las necesidades de la demanda anterior y que se
realizaba a través de la venta del ganado y en la cual los indígenas siempre perdían,
ya que en las transacciones los españoles adquirían el ganado por debajo del valor
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CAPITULO III
- Subreino : Metazoos
- Tipo : Vertebrados
- Clase : Mamíferos
- Subclase : Placentarios
- Orden : Artiodáctilos
- Suborden : Rumiantes
- Familia : Bóvidos
- Subfamilia : Caprinos
- Gébero : Capra
accidentados.
El pelaje de las cabras está constituido por una lanilla fina cubierta de gruesos
pelos ásperos, muy tupidos en varias especies, mientras que en otras se alargan a
modo de crin visible en varias partes del cuerpo; este pelo forma, en casi todas las
especies, una larga barba en el mentón. El color suele ser oscuro, terroso, castaño
o gris. Por último, es también característico de estos animales que despidan un olor
penetrante que se conoce, precisamente, por "olor a macho cabrío", que lo
emanan en todas las estaciones, pero especialmente en la época de celo.
Todas las especies viven en sociedad, sólo los machos viejos viven aislados. Son
animales de gran movilidad, vivaces, inquietos, inteligentes y astutos;
continuamente saltan y corren y puede decirse que sólo permanecen quietos para
rumiar. Se muestran activos tanto de día como de noche, pero prefieren no
obstante la actividad diurna.
Se alimentan de toda clase de plantas propias de montaña, si bien prefieren las
más jugosas. Como son glotones, tienen sumo cuidado en elegir los alimentos más
selectos; saben siempre encontrar los parajes en los que abundan los mejores
pastos y se trasladan de una región a otra en busca de la hierba má sabrosa.
Todas las especies de cabras sienten predilección por la sal, por lo que acuden
con gran regularidad a los lugares donde se encuentra esta sustancia. Por otra
parte, su necesidad de agua es absoluta, evitándo por consiguiente los párajes
áridos, desprovistos de fuentes o riachuelos.
El estómago, está constituido por cuatro partes distintas: el herbario o panza
(Saccus rumiens), el bonete o redecilla (Reticulum), el libro o salterio (Omasun) y el
cuajar (Abomasun). La primera de estas partes comunica con el esófago, y la
última con el intestino. El herbario o panza recoge el alimento tras una rudimentaria
masticación; luego este alimento pasa lentamente a la redecilla, donde es sometido
a una primera fase digestiva; a continuación, y en forma de bolas, vuelve a la boca,
siendo masticado más detenidamente por los molares, ensalivado y enviado al
libro, pasando por último al cuajar.
Su dentadura muy especializada está constituida por treinta y dos dientes,
dispuestos en cada rama mandibular y respectivamente arriba y abajo de la
siguiente forma: incisivos 0 y 3; caninos 0 y 1; premolares 3 y 3; molares 3 y 3.
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neolítica en sus formas mixtas (pastoril y agrícola) fuera del área de su formación,
constituyéndose así la cultura neolítica occidental, que se extiende por España, con
las manifestaciones de Almería que comprende desde la región del Levante hasta el
Ebro y la de Fosa en Cataluña; en Francia con las expresiones culturales de Chassey
y en Suiza la de Cortailhod. Mientras que en las islas británicas, Windmill Hill será el
rasgo dominante en Inglaterra. Finalmente, al concluir este período, la economía de
producción, caracterizada por la práctica de la agricultura y el pastoreo se ha
impuesto en la mayor parte de los territorios europeos, y en particular en la totalidad
de las áreas mediterráneas y centro-europeas, desde el Atlántico al Dniéper. Al norte
del paralelo 50 y de una línea que pasa por Francfort-Praga-Kiev, adquieren gran
desarrollo pueblos pastores nómadas que durante el tercer milenio serán los primeros
protagonistas de la gran transformación que sufrirán los pueblos europeos
(PERICOT/MALUQUER 1970).
En lo que respecta a España, ésta se vió penetrada por el Norte, por pueblos de
pastores que ocuparon Galicia, y el occidente de la meseta por Extremadura (Badajoz
y Cáceres) alcanzando la cuenca del Duero (Salamanca, Zamora y León), así como la
cordillera pirenaica, desde el país Vasco a Cataluña. Y por el sur, por pueblos
agrícolas, ocupando las ricas regiones agrarias de Carmona, Antequera, Sevilla,
Huelva y Millares (PERICOT/MALUQUER, 1970; VICENS VIVES, 1970).
De otro lado, al eclipsar éste período de desarrollo megalítico los pueblos del norte
de España entraran en un proceso de recesión cultural. En tanto, que los del sur
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Mientras ésto ocurría en el sur; el norte se veía penetrado a través de los Pirineos
por los Celtas (900 a 650 A.C.) un pueblo de pastores, rústicos, rudos y violentos. Los
cuales, una vez que ocuparon la mayor parte de la península, difundieron en ella la
metalurgia del hierro, la cual desató fuertes repercusiones, en el orden cultural, ya que
en determinados lugares impuso una casta guerrera sobre los pueblos de agricultores,
mientras en otros se fusionaban con los pueblos de pastores.
De otro lado, en el 500 D.C., se registra una nueva invasión, los visigodos que
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habitaban las costas occidentales del Báltico, sin embargo tuvieron que trasladarse a
la orilla izquierda del Danubio, después de largas luchas con los romanos. En el siglo
III de nuestra era, el avance de los Hunos obliga a los Visigodos a cruzar el Danubio y
ocupar el territorio de las Galias, hasta su derrota por los Francos en el 507 D.C.,
hecho que los forzó a buscar refugio tras la cortina pirenaica, estableciéndo su capital
en el corazón de la península, Toledo, la cual por vez primera se convertía en centro
político. No tardaron en surgir diferencias, y para extender sus dominios, lucharon
contra los Alanos, a los que vencieron. Atacaron después a los Vándalos del sur, los
cuales cruzaron el estrecho y pasaron a establecerse en el norte de Africa.
En tanto, que los Suevos y los Asdingos fueron incorporados al territorio Visigodo,
recién en el año 585 D.C., el cual irá adquiriendo un marcado tinte unitario en toda la
región, hasta la ofensiva islámica del siglo VIII, en la que poblaciones procedentes de
Africa invadieron la península, ocupación que se prolongó durante ocho siglos, en la
que algunas ciudades, principalmente las del litoral, aceptaron gustosas formar parte
del protectorado musulmán. En tanto, que las poblaciones pastoras del norte se
mantuvieron irreductibles, acaudilladas tal vez por el innato sentimiento de
independencia.
Sin embargo, este poderío se mostró insuficiente para reducir o eliminar las
resistencias asentadas en el norte por los reinos de León y Navarra, los cuales habrán
de impulsar por separado la formación de Castilla, un pueblo de pastores y
campesinos, tal como lo señala Vicens (1970) que conducía sus rebaños más allá del
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Duero (Extremadura Soriana) y labran las vegas del Arlanza o del Carrión y que se
enfrentan a los musulmanes más allá de los Montes del Sistema Central. Gentes de
guerra, que vivían del producto de sus rebaños y de las tierras que poseían.
Entre los siglos XIII y XIV, el período medieval llega a su fin y la política de
expansión mediterránea se mantiene contínua, hecho que obliga a Castilla, a
mantenerse vigilante en el estrecho de Gibraltar, con el objeto de evitar una nueva
inva-sión africana por parte de los Benimerines, cuyo poder había substituído al de los
Almohades en Marruecos y que cruzaban el estrecho contínuamente y con mucha
facilidad hacia los puertos de Gibraltar, Algeciras y Tarifa y hacia las tierras de Baja
Andalucía. Sin embargo, no será hasta 1340 D.C., a orillas del Salado, en que las
tropas Castellanas, después de reiterados esfuerzos, se adueñaron de Tarifa y
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A mediados del siglo XIII, estalla la guerra con Francia, esto habrá de suscitar en
Cataluña el desarrollo de la industria textil lanera, con una producción destinada a
satisfacer los nuevos mercados penínsulares y, sobre todo, la venta en Cerdeña,
Sicilia y Africa del Norte. A los paños añadían los Catalanes el comercio de las
especias y la exportación de hierro labrado, corales y cueros. Hecho que obligaría a la
monarquía catellana a establecer una fiscalidad sobre los rebaños trashumantes, en el
mismo momento en que Flandes e Italia se convertían en grandes compradores de
lana. Dando origen así a la "Mesta" e iniciándose también la dramática paralización de
la agricultura castellana (VICENS VIVES, 1970).
Sin embargo, la facilidad del negocio lanero, en que tantos intereses se habían
centrado desde el siglo XIII hasta el siglo XV, determinó la consolidación de los
privilegios de la Mesta, con su inevitable secuela de ampliación de eriales y cotos
cerrados a la actividad agrícola. Estableciendo de esta manera, una producción
agrícola incapaz de responder a las necesidades de la población; desde entonces el
espectro del hambre no dejó de amenazar a Castilla (VICENS VIVES, 1970).
En 1492, son descubiertas las tierras americanas, las cuales serán incorporadas a
la organización política de la metrópoli con la instalación de la audiencia de México en
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"...Mas ya han entrado en el uso destas comidas tan bien como en las demas
nuestras, por las cuales son perdidos, y cuando las alcanzan, las tienen por sumo
regalo..."
"AAL.
Legajo 3 - Expediente XI
...carneros de Castilla de la comunidad (que tomó el cura)...
Al ayllu de Xicamarca veinte y cinco carneros...
Al ayllu de Collata dieza y seys carneros...
Al ayllu de Songomarca veynte carneros...
Al ayllu Xepo treinta carneros...
Al ayllu Queca doce carneros...
Al ayllu Cuncan ocho carneros..."
así como para el abastecimiento de carne, principal fuente de sustento para las
ciudades, como lo señalo Salinas y Cordova (1957), que en 1630, Lima consumía
cada año 200,000 carneros y 25,000 ovejas.
Sin embargo, fue tal su incremento, que su cría su extendió a lo largo de todo el
Perú, como lo señala Cieza de León (1973), en 1548 con respecto al valle de
Pacasmayo "...se crían bien las vacas, y mejor los puercos y las cabras..."; a la ciudad
de León de Guanuco, "...Por los campos se crían gran cantidad de vacas, cabras,
yeguas y otras aves..."; y a la ciudad del Cuzco, "...Por los valles hay hatos de vacas y
cabras y otros ganados...".
que es pasto extremado para las cabras..."; a la producción de carne, como se deduce
de la visita realizada a la hacienda Talambo del valle de Jequetepeque en 1650
(BURGA, 1976), en la que se descubre lo siguiente:
CAPITULO IV
LA CABRA Y SU ANDINIZACION
El siglo XVI, significó para el mundo andino el deterioro del conjunto de relaciones y
situaciones anteriormente imperantes y manifiestas, que permitieron su pujante y
ostensible desarrollo, para dar paso al encuentro y desencuentro de dos culturas
totalmente distintas, en ardorosa y constante lucha por sobrevivir para una, y por
dominar para otra. Ideas, valores, creencias, tecnologías, formas de vida, etc.,
confluyen en ese momento de la historia, para dar paso y lugar al desarrollo de un
conjunto de nuevas manifestaciones o respuestas, al conjunto de situaciones que se
generaban. Como fue el caso de la sociedad pastoril, la cual después de más de siete
milenios de desarrollo, vió significativamente alterada su importancia, a raíz de la
importación de nuevas especies que introdujo la invasión penínsular, tanto en el nível
espacial, como en el cultural.
Y es, que al darse los primeros pasos del desarrollo de la conquista, ésta trajo
consigo a agricultores y pastores, portadores de plantas y rebaños que estaban
habituados a cuidar, explotar y consumir en su patria de origen (FLORES OCHOA,
1982).
"...el martes de Pascua de Resurección de 1601 el cura de San Pedro, que tal era
el nombre de una de las villas (ubicada a pocas leguas de Lima...a ambos lados del río
San Pedro, uno de los afluentes del Rímac), resolvió, después de celebrar misa, pasar
en Lima en compañía del sacristán que era un negro esclavo suyo. Cerca de Chosica
recordó el buen párroco que habia dejado su libro de rezos y ordenó al criado que
regresase a buscarlo.
El negro entró en San Pedro y pensó hallarse en una ciudad encantada. Era la una
del día, todas las puertas estaban cerradas, y ni un ser viviente se veía en la calle.
Pasando por una casa, la única que permanecía abierta, parecióse percibir algún
rumor, y apeándose del caballo penetró en ella cautelosamente.
Guiado por el murmullo, se encontro de pronto en una vasta sala donde se hallaba
congregado todo el pueblo, en actitud de profunda veneración. En el centro de la
sala alzábase un altar, y sobre él un ídolo representando una cabra. El cuerpo del
animal era de plata, los cuernos, los pies y los pezones eran de oro, y los ojos los
formaban dos piedras negras como el ónice. Un indio, vestido con una túnica
recamada de oro y plata, hacía las funciones de gran sacerdote, recitaba frases en
tono de salmodía, y los adeptos hombres y mujeres, por orden de antiguedad, se
acercaban al ídolo, ponían la boca en un pezón y el gran sacerdote pronunciaba la
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Hecho que sin luhar a dudas, fue interpretado como una clara y evidente asociación
del culto "demoníaco" de adoración al macho cabrío, y que desencadenó en la vieja
Europa del siglo XV y en lo subsiguiente una atroz persecución de seres humanos,
cuyo único delito, era el de conocer algunos secretos de la naturaleza, ya que según
las creencias de la época, bastaba tan sólo ello para ser tildado de brujería y de pacto
con el demonio.
Desatándose de esta manera, como nos ilustra el caso anteriormente descrito, una
cruenta y tenaz persecución "evangelizadora", por parte de los religiosos de la época,
a través de las asiduas campañas de extirpación de idolatrías de los cultos locales,
más aún si tales cultos como el de la cabra, se asemejaban a los realizados en Europa
y al que los europeos tildaban de demoníacos, los que asociados a la realidad de la
época nunca prosperaban.
Sin embargo, cabe señalar que a la par que se realizaban estas acciones de
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CAPITULO V
EL PASTOREO JICAMARQUINO
Entre los documentos más antiguos que se refieren a Jicamrca estan los de
Francisco de Avila, quien describiera la región de Huarochirí a finales del siglo XVI
(AVILA, 1598). La visita que hiciera Juan Martinez Rengifo a la parte alta del valle del
Chillón hace mención a Jicama -hoy Jicamarca- (ROSTWOROESKI, 1977). Diego
Davila Briceño en su importante descripción de los Yauyos en 1586 (DAVILA
BRICEÑO, 1881) incluye a Jicamarca como parte del Repartimiento de Chaclla;
Antonio Vásquez Espinoza describe a Jicamarca en 1629 (VASQUEZ ESPINOZA,
1942). Del mismo modo Jicamarca es mencionada por Cosme Bueno como anexo del
curato de Santa Olaya, en el siglo XVIII (BUENO, 1954). Por Hipólito Ruiz como anexo
del partido de Santa Eulalia de la provincia de Huarochirí en 1777 (RUIZ, 1940) y por
José María de Córdova y Urrutia en 1839 (CORDOVA Y URRUTIA, 1863-1877) en el
que hace mención del pueblo de Jicamarca como parte del distrito de Santa Olaya.
1. Marco Geográfico:
2. El Territorio:
El territorio entre los jicamarquinos, es algo más que el simple espacio físico o
la unidad ecológica refrendada en un marco geográfico. es también la unidad
sociocultural de la forman parte y que les permite definir al territorio como tal.
la subcuenca del Arahuay en su margén izquierda. Y CHULLA, que cubre las partes
este y sur, extendiéndose sobre la cuenca del río Rímac, la subcuenca del Santa
Eulalia y la sub-cuenca de Jicamarca.
Los jicamarquinos crían sobre todo cabras (Capra hircus), asociado minímamente
al de ovejas, vacunos y asnos. Se dice que anteriormente se criaban también caballos
y mulas, pero estos perecieron a consecuencia de las repetidas sequías que
acaecieron sobre este territorio. Especialización que se constata en los documentos
existentes que datan del siglo XVI. Por lo que, los habitantes de este espacio han
vivido pastoreando este ganado durante más de cuatrocientos años, distribuyéndose
entre las partes altas de la vertiente occidental, como en las cabeceras de la costa,
alternando con las pasturas naturales de las alturas, con las de las haciendas y las
lomas de los valles del Rímac y el Chillón.
La actividad pastoril que realizan se caracteriza por ser "estante" en las zonas
ribereñas y "trashumante" en las zonas altas; estante porque establecen
campamentos o asentamientos permanentes en la cercanía de zonas agrícolas,
ubicadas en la periferia de las tierras bajas de la comunidad, a fin de poder alquilar o
acceder al rastrojo después de la cosecha. Es por ello, que suele identificarse a estos
pastores como "rastrojeros permanentes", los mismos que se desplazan desarrollando
un conjunto de circuitos de tipo "horizontal", los mismos que consisten en la marcha y
búsqueda de rastrojos, en lugares que presentan iguales o similares características a
las habidas en el punto de partida; de manera tal que el circuito horizontal se ejecuta
en dirección hacia puntos paralelos. En tanto que el pastoreo trashumante, consiste en
un conjunto de desplazamientos y/o movimientos de animales y hombres acordes a la
dependencia de las variaciones estacionales; como el ir a pastar en las tierras altas,
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Durante casi más de 500 años, a partir de la invasión ibérica, cientos de miles de
ganados transitaron por las quebradas; las mismas que al igual que las de España
(Cañadas), se constituyerom en la principal fuente de enlace entre las partes altas y
bajas del territorio comunal. Por lo que, estos grandes ejes de comunicación y viaducto
se vieron atravezadas por viejos y polvorientos caminos, marcados por el constante ir
y venir de los rebaños, como el de la ubicación de las estancias y campamentos.
Caminos que muchas veces se pierden o se confunden con el paisaje y que sólo el
pastor experimentado puede volver a encontrar. El viaje de los animales, en todos los
casos dura de unos siete a diez días, dependiendo ésto de la ubicación de la estancia.
El viaje siempre es a pie, siguiendo el paso de las cabras, aunque en los últimos
años en las partes bajas, éste se ha simplificado con la presencia de carreteras, ya se
puede alquilar un camión para llegar al punto de destino, convirtiéndose así a los
pastores de las partes altas, en los últimos trashumantes de ésta unidad.
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