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nuestra cultura?
Briceño Guerrero es el pensador más importante que ha tenido Venezuela. Y lo
es porque no ha repetido, como es frecuente entre pensadores venezolanos, a
nadie. Su obra es un monumento original, sobre todo porque su originalidad
consiste en volver a los orígenes y colocarnos en el abismo ontológico. Hay
que comenzar por insistir en que su obra aclara que la cultura es aquello que no
se puede explicar sin la presencia del hombre, y por eso mismo su análisis
aborda una temática novedosa que puede permitirnos acercarnos al problema
real que subsiste en el asunto de la identidad. El gran mérito suyo consiste en
haber descifrado lo que sucedía, y que ahora lo vemos traducido en los
cambios que se evidencian en Venezuela.
3) ¿Cuáles cree usted son las principales preguntas que ha querido contestar
Briceño Guerrero?
Son pocas, pero son las más importantes o las únicas en las que se nos va la
vida. La pregunta ontológica fundamental por el ser y la pregunta por el
lenguaje. Hay que entender que su obra escrita y didáctica ha sido la
construcción de un puente hacia esas preguntas por el origen. Lo bueno de sus
preguntas es que son límites, fronteras, orillas que dan vértigo.
Yo le tenía tanta reverencia como miedo y por eso será que aprendí, porque mi
miedo no era a otra cosa que a quedarle mal, porque su entrega era y es
absoluta. Con hombres como Briceño uno sabe que el problema no es la nota
que se va obtener, sino que su invitación es a que uno se convierta en
compañero de ruta y eso es exigente. Un seminario suyo es como un viaje al
Himalaya, del cual uno regresa cambiado para siempre.
8) Puede comentarme alguna anécdota especial que le tocó vivir con Briceño
Guerrero.
Claro. Fue en Mérida, cuando le conté que me sentía deprimido porque mi
mujer me había dejado, mi pobreza era enorme, no podía publicar entre 1994 y
2001 y no vislumbraba ningún futuro, y recuerdo que me habló del Baghavad
Ghita y me repitió las palabras que se dicen en este libro sagrado al personaje
que se niega a pelear porque va a tener que matar a su familia y amigos en el
campo de batalla. Me dijo Briceño: “Pelea, hijo de Pandu”, y eso fue como un
detonador. Me dio mucho. Hoy en día he asumido esa pelea a la que me
conminó.
9) Después de conocerlo por largos años, cómo ha evolucionado el
concepto que tiene sobre el prof. Briceño Guerrero.
Fui su alumno, su discípulo, y hoy es mi amigo, lo respeto y admiro. Tengo
su retrato junto al de Ramos Sucre, Borges, Noam Chomsky y George
Orwell, porque en esa misma dimensión lo veo.