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era Parte LA NUEVA MIRADA es jinete lo? José; Marri IL. DENTRO DEL CRISTAL Panece que de una manera u otra todos tenemos especial inclinacién por las obras re} ivas. Es decir, obras que de un modo ejemplar expre- ina época, un pais, una cultura. ¢No hay algo supers- ticioso en todo ello? jento de seguridad que el nta: el prestigio que las rodea le dice que no s6lo no est iempo sino que ademés se halla en lo central y significat ia, Aun la reverencia lega a ser leetura: ino se la supone de ani 10 vyendo sino releyendo a los clisicos, observaba irénica- mente Borges.) Con respeto a los scholars, que —decia Zaratustra— de ser nueva debe alcanzar, reduciendo de este modo la deber ser (,no es lo contrario de la aventura y dk vive, atin después de ser creada, toda obra?). Asi ese: elaboran sus parnasos (0 antologias), establecen sus pautas y ot pa ciones. Su subjetividad goza del beneficio del que, por saberlo todo, es inevitablemente objetivo; ellos tienen las claves, 0 toda clave pasa por ellos. lo re- Pero apartando que ni dadas, por supuesto, desde el pasado. ;Auin los historicistas no alimentan arte contempordneo tiende a rechazar el simbolo, 0 lo concibe de otro modo: nunca como un equivalente, por més total 0 compl éste sea, sino como una realidad en entonces, de simbolos? También Ia rela fad es muy di tinta en nuestra época. A riesgo de generalizar y simplificar (en un po caben muchos “‘tiempos”), podria decirse que esa relacién es hoy mas Li jad no es ni la suma de todo ni la reduccién de todo ‘oherencia (unidad, se Ya no jones el arte dados como a “desencar- excéntrico, et aleph borgiano, Por otra part 7 aspira tanto a encarnar ilar phe aris" es un arte list: ses dt eacion acccha tambien en a nie trata de un are igo de sus propia con 18 muerte de Dow a berarse de ls nosalgn ae aboluto ha desparate ef copia es pers mime eu por el ate (cea Por la dominaci a + 0 Esa ironia es impost ray mi roponerse absoluto ¢, inversament naturaleza, Sus mis- incluso hasta con me ido es un arte fun- plano més radical: atenta contra lo Pero su deliberada profanaci6n es otra forma de hacer po lo Sagrado: no ovro sino lo sagrado ha i lo sagrado en lo humano. Maurice Blan. ‘lem: de pre- lez imaginaria y como tal no es s6lo un modo de ver la realidad y el mundo, obra es un modo de arid Guo tien ds devaluarleWeratra she ioe Kr pe roan ts Mima Es pole ate ear obs noo a ale alnenie matan ods asin ‘Creo que ya se im, i ‘een ctono y salvaje”, escribia ; jalo. Aparte de que ese poeta nunca ees tan salvaje, pretensiones como éstas zno hacen tno de wr ooo? Aun cuando Neruda, al referirse al pasado indigens en Poemas més memorables, dice: “Yo vengo a hablar por vuestra * La part du fou, Paris, Gallimard, 1949, DENIKU DEL CKISTAL uv “Hablad por mis palabras y mi sangre”, es dificil no sentir Ja intromision del portavoz que se cree elegido o delegado por una raza. Pero esto lo abordaremos mas adelante. Por ahora nos sirve para entrar directamente en el ambito hispanoamericano, a Lat nos creido fielmente que la historia se desarrolla fos esquemas a los cuales debe corresponder, con todo rigor, arte debia seguir un orden evolutivo. Era casi ine\ que tuviéramos una novela épica, panorémica y social en correspon de una sociedad naciente. De igual modo, como éramos un “nuevo mundo” tenfamos que ¢ in adénica: nombrar para que fuesen nuestros seres y cosas, nues- Beografia, nuestras tradiciones y vision de la historia ni esta pasion adanica, ‘técnica expresivas que se emplearon, podi ymabamos de Europa. Ai cultura: de algtin modo las estaba mediatizada por una mirada forénea: curiosamente Ja manera con que nos han vi manera, la aventura de lo 1 exotismo que despertébamos en los otros. se haya logrado dar un tono I feratura; pero no cs del todo claro le— de las obras que se inser aquel un mero ret6rico, da y no pintoresca de 'ampoco parece que Carpentier sea més a, aun cuando en la obra de ést ‘© cosmogénico —e jundo lo es: tenemos una into suponer que la ara el europeo. Suponerlo asi e exuberencia de la naturaleza ami sus dones y seguir Al parecer, todo y para serlo— ha de tener una vocacion ico (aunque pocas veces se formule problemas LA NUEVA MIRADA del conocer mismo): no puede hablar, por ejemplo, de la flora o la fauna fin que Llegue a abarcar todas las especies posibles (pero ya registradas, habria que afiadir). Poeta enumerativo y, por supuesto, planetario: ese espécimen del que Borges ha dejado una de las més cémicas parodias en uno de sus relatos. Tal tendencia puede alcanz: ser til y didactic experiencia poi mpre frondosas y, claro, metaféricas. To que se presenta como una poesia “objetiva” puede tornarse en mers ‘avidez libresca: catilogo de catilogos. Fis Que la realidad americana no puede ser hay que inventarla y no simplemente invencariarla? Ya es bueno decirlo: el mundo no es s6lo realidad sino también expe- lo verbal. Es obvio que puede rratando en primer luger con n al mundo, sino que cia del mundo. Lo q ¥ més preciso. La verdadera originalidad, asi como la intensidad, no ide en lo nombrado sino en la manera de nombratlo; no est ino en la manera de verlo, iroduce en el cristal obra de arte? Ese ¢ ‘objeto, sino que finalmente las identifica, La marse a la objetividad {no es reconoci €5, creo, la perspectiva que hace impr idad y, en el conte: tancia, la realidad en que ps rada, en el lenguaje. El verdadero realismo, 0 qui el de Ta imaginaci6n. ¥ el primer poder de ésta en verbal. feratura es, sabemos, * Inquisiciones, Buenos Aires, Proa, 1925. IL. LA SENSIBILIDAD AMERICANA Hacta 1900, en un ensayo ya célebre sobre Rubén Dario, Rodé f Dario era un gran poeta (“un gran poeta exqui pero no era el poeta de América. Es decir, no era nuestro poeta repre~ sentativo. Por entonces, Dario s6lo habia publicado dos libros dentro de Ia est ‘quizé suscitada por el mis- ica alcanz6 el nivel de lo que "a como caracteristica del poeta ai preci ‘odé conocia el ensayo de Emerson, en Essays: Second Series (1844), ensayo un poco profético si se piensa en la apari- clon luego de Walt Whitman. El hecho es que Rodé adopta un punto de te al de Emerso1 . En lo cual para rrélogo de Pros nuestra América, ella_esta. et ¥y poesia en sas_viejes: en Palenke y Utatlin, inca sensual y fino, y en el gran Mocte- de oro, Lo demés es tuyo, démécrata Walt Whitma de no excluia la admi- parecidos términos, en otros escritores, En una nota de su 38), Gabriela Mistral seguia rigiéndose por esa perspectiva. “Si nuestro Rubén —escribe—, después de la “Marcha triunfal, que es griega o romana, y del ‘Canto a Roosevelt’, que es ya americano, hubiera querido dejar los Parises y los Madriles y venir a perderse en la naturaleza ame de perderse a las buena Los temas a que se refiere estén precisados en una frase anterio nia, de la misma nota: “Nuestro cumplimiento con la’ tie- us cogollos. Parece que tenemos conta- racién, siguié el nimbo de Ia No una poética, como se ve, sino un programa americanista de colonizacién de tierras virgenes: el poeta 19 20 LA NUEVA MIRADA te de pioneer que 10 le ha deparado, As menos) esta en poesia (para ser ameri- les que rene, los temas ccontextos cténicos, di- ales que abarque iS modernos, otros), etcétera, etcétera, ta de un hecho aislado, mucho menos insélito. De algiin de lo supersticioso que hemos seflalado al que haya sido un escritor mas americano nite al idioma) que Rodd y Gabriela Mistral, ie haya precisado las cosas. En un articulo de 1927, respondiendo @ ludiendo @ toda una corriente telurista, César’ Vallejo escribia Jo siguiente: que no era el poeta de Amética, sin duda ‘Chocano y otros, el tema, los mate- deliberadamente american en sti orgue ‘cosmopolitismo y de poner en duds... gena y no de voluntad 1 del_creador pol Y convencional de ico, y 0 es acto ta ¥ no estiin ac a mmientos, lidad americana? A pesar de Ja validez de su argumento, que era también una mi dde ver la poesia, no estaba al n? En absoluto, Pero pero de algin modo erta ‘debate. Su pasién por las formas a esa sen- lina y una acién de ser en’el mundo? it © que parece exético en su obra gno era, ‘mento, una busqueda de universalidad y una En otras palabras, la obra de Dario zno miento del espi ispanoamericano que osci evasién y el retorno? * Citado en Aproximaciones a C. Valleio 1p. 84); véase la bibliografia fina LA SENSIBILIDAD AMERICANA 2 dor de la poesia moderna en Jengua espafiola. Fuese 0 no el poeta més influ- yente en su tiempo, lo signif artage. “De cualquier poema e sin si se escribié antes 0 despui Pedro Henriquez Ureiia. Es di ¥ No por ser menores, que de 10 de otros poetas, - gQué hubiera sido yrmulas que ya hoy nos parecen sma, sin caer en “recreaciones”, esto es, Garcilaso, el esplendor importancia moral © humani jos asuntos graves” que aun Gra cional: no crey6 nsefianza”, pPoema sobre todo como un “arreglo” de sonidos, de ‘Tampoco crey6 que la profundidad del a una filosofia del dolor o a la. grandeza . Dario, sabemos, exalté el placer: no s6lo como tema sino igualmente como naturaleza misma del Tenguaje; en su obra, las palabras recobran el gusto de ser cierto desdén, de formalismo en su obra, es lo que hoy nos parece radical. Es posible que en ella, como en muchas obras d de Dario es otro: la conciencia de que la palabra es uni cia, de que toda visién de la realidad depende, en ult enguaje. No s6lo no eludié hablar de su obra como una ex} verbal; aun le gu: poéticos que se habia permitido, “comprendi que no s6lo laridades de otros idiomas, son en un apropiado trasplante”. licismo oportuno, sino ciertas par imas y de una incomparable efica 2 LA NUEVA MIRADA | LA SENSIBILIDAD AMERICANA. 2 Dario sabia bien que no se trataba de una mera copia, ni siquiera | En otro poema, Dario define al poeta como “‘un univers sus experimentos % fueron una verdadera ina, del tono discursivo, y del Siglo de Oro. {No se 11 ae wal, de un acto de purificacién colectiva? dafioso porque , juntos, per- la inmovilidad”, escribe en el prélogo de El canto duda, Dario comprendia lo que imy “Donner un sens plus pur aux mots d 10 a Tas leyes del general conoci El don del arte es un don superior que pei desconocido de antes y en lo ignorado de después, en ensuefio o de la meditacién”. Por remos danzar / al fino verso de lueidez (“la miisica es s6lo de embargo, mente de una liberacién espi verb: cos: au exotismo, su exceso de mitologis, su afrancesamiento eran ae espafila. Evocan- una evsin de Ia realdad americana, Per, est mos elamenon de su gl contexto en que se a5 ‘No se tenfa en toda obra, go podrian ser vists, a su vez, como una erica a la reali América espaiiola como fin y ol que la celebracién de | americana? Su poema “A Colén” (de El canto) es una vision despiadada as glorias criollas, los hechos d una: un eterno canto a Junin, @ zona térrida, y dé la Independencia y la nat ina inacabable oda a “Crist te, / ruega a Dios del Nuevo Mundo: “Crist6foro Colombo, pobre Almirante, / ruega a or el mundo que descubriste”. En el ensayo més brilante que se ha es- crito cn los uiltimos afios sobre Dario, Octavio Paz explicaba: “Se ha i i n de la realidad americana, Mas todo el dafio que me era posi- dicho que el modernismo fue una evasién de la re: matismo hispano, al anquilosamiento académico, a to seria decir que fue una fuga de la actualidad local —que era, . a Jo pseudo-clisico, a lo pseudo-roméntico, a lo ojos, um anacronismo— en busca de una actualidad univers turalista, en una palabra, a la poesia supues- y verdadera actualidad”.* En efecto, lo que mueve a los modernistas es ‘ar el acto poético en una expe- formas ya dadas de la tra Fechazaba también uno de los pi ‘spénico: la efusién emotiva y, por tanto, la espontancidad como feque del poema. {No habia demostrado ese romani 2 espontaneidad sin lucidez derivaba en la ru n la falsa emocién, cuando no en el mero inguno de sus grandes poemas poeta ni Precisaba Pedro suponi - En efecto, para la poesia es una doble lectura: la de la pia con las nociones de nacionalidad y de tiempo hi iad y la de los textos ya escritos. © mejor, todo para él es texto.» la correspondencia de las obras, el diélogo de las cul mavertirse en texto; todo es la emoci ie y pasa primero por el lenguaje no tiene realidad antes del poema sino en el poema: su ‘no esté dado por ella misma sino por las equivalencias as ¥ verbales que encuentra en el poema. Dario, por otra parte, Ucria expresar no s6lo su mundo sino ef mundo to como un eco © frazén del ‘mundo / que penetra y conmueve mi propio coracen') iinte para él era buscar la correspondencia entre los seres y las trofa de ese poema, 1 el ‘mal / por la puerta del paraiso / art Ce, es muy preciso: para el cristianismo, el F vanidades pasajeras, encarnan ef 40 mal es ur del cuerpo alge HRenece— y ls prometida tascendeven ct rao artificial” Dario noes soe pane $0, resulta blasfemo, o met eedaneo y un > esto: no creo que la a smo. Aun ovimiento, es obvio que la coinc ‘abargo, suelen oponer José Mart nericanista frente al evadido; I poeta comprometido y 1 poeta directo (“natural”) frente al pocta LA SENSIBILIDAD AMERICANA 25 més elaborado (“cultural”), Est habria otras més profundas. Mai verbales; no s6lo busca Ia sené oposiciones pueden ser reales; aiin rehiiye : faba. Su obra destaca, en or la concision y la brevedad (“Es la poesia breve espuma jondo, que s6lo sale a flote cuando hay un mar hondo’ endecasilabo sin rima, sus versos y sus ritmos fueron més tadicionales, aunque de una tradi jo, no un experimentador de combinaciones estroficas y de nuevos 08, como lo fu iva, Dario, Jaimes Freyre, Lugones; no practicé el verso libre, por loa pesar de su admiracién por iene de Whitman la de la muerte ¥ buse6, como inmolacién del mismo y la noche”; tun carro de hojas verdes / A mo yo sobre Whitman, suyos, llega a decir de manera adi rable: “Ya sobre las tumbas no gimen los sauces; la muerte es la cosecha, la que abre las puertas, la gran reveladora; lo que esti siendo, fue y vol verd a ser; en una grave y celeste pri se confunden las oposic res y penas aparentes; un hueso es uni jin embargo, estas diferencias con Dario, lejos de borrar, ponen més de relieve las convergencias entre ambos. Como Darfo, Marti cree sobre todo en Ia poesia ci i ‘Aun en su ensa- parla con que es patriética 0 no que ha de resistir como el bronce y vibrar como la porce- del poema reside, obviamenie, en las formas. “Hay Ienguaje, y tiene él un cuerpo se seffalaba, Si no con los mismos dones de Dario, cultivé las combina escrito un admirable ensayo sobre este movi- yes lo que confiere a ambos un puesto en ion del poeta como un mediador del len- en otras palabras, son los poderes {innatos del Ienguaje 10 que gobierna al poema, y no simplemente las in- 8 Marti fae quizé, en lengua espafiola, el primero en escribir sobre Whitman. Su ensayo es de 1887. ‘uevaenhibicién de lox pintores_ impresion 6. escrito en Nueva York el LA NUEVA MIRADA nciones © las ideas del autor. Pensamiento, y no su caballo? niverso manda en el poeta, jue el hombre", escribe Marti. No sélo ell ‘agrado. Su panteismo, incluso, adopta formas criticas mu} lamente Espaila y 4No decia que el lenguaje es jinete del Esta vision conlleva, a su vez, como en “El universo / Habla mejor jusca el obispo de Espaiia / templo, en la montafia, / El alamo es el hombre como su encarnacién 0 su proyec ice Marti, como Dario dird 130 estdi el cuerpo ‘are, oh melodia, / Oh licor vigorant » oh filtro dulce / De la hechicera son de Dario 0 de Marti estos versos? Il. “EL UNIVERSO EL VERSO DE SU MUSICA ACTIVA” de la poesia de Dario esté impregnado de una energia pro- oy el caballero de la humana energia”). Con esa energia entra en la poesia hispanoamericana no s6lo la luz y la claridad sino tam- bi spacio solar. Es, por tanto, una energia ligada al universo, y nace Dario ve el universo como una realidad magica: una simpatia univer- sal relaciona a Jos seres y las cosas. Fl sol es el “conductor del carro de la mégica cienci mujer tiene ; el cisne es el “magico jaro regio”. Objetos mégicos, la los tiene que situarse en una rensién: contemplarlos es participar en ellos, participar lacionarlos con un anima mundi. Asi, el universo es para Dario campo de continuas mutaciones (“el peludo cangrejo tiene espinas de rosas / y los moluscos reminiscencias de mujeres”); esta, igualmente, den superior y fatal (“todo est bajo el signo de un supremo”). Sin dejar de ser realidad —o por serlo—, es también simbolo: Jo visible revela Jo invisible, Ia materia se torna espititu. El uni- verso es, pues, sagrado, Un cosmos, ie representa para la poesia hispanoamericana lo que “Hérodiade” 0 aprés-midi d'un faune” para la poesfa francesa. Como estos poemas , su estructura es la del poema dramético; al poder de la figuracién espacial y de la reflexién sobre 10. A pesar de su extensién y del hilo un tanto discursivo que lo rige, su intensidad no decae: no s6io por el brillo del verso sino también por la visién que ropone. La estructura del poema es circular. Comienza y concluye con descrip- ciones de igual caricter y de un mismo tema: los centauros recorren la Isla de Oro, se detienen en un “fresco boscaje”, ”, luego continiian su marcha y desaparecen, Uno y otro momento estin ligados al nacimiento del sol y a su esplendor cer visual corresponde ot de fuerza y harmé ros. No creo que sea in: aludir a estas dos impresiones de luz y sonido; me parece que cian, y al final reiteran, una suerte de acoplamiento eésmico que es como el trasfondo de todo el poema: el universo es armonia vi ritmica. Aun Dario acentiia ese mediante Ja di del verso (alejandrino), los ey LA NUEVA MIRADA “EL UNIVERSO EL VERSO DE SU MUSICA ACTIVA” » lgamientos abruptos y, por supuesto, las aliteraciones logra un tits secreio impenetrable, es Diana, “la virgen de las virgenes”, “inviolable y 20 Ia vez cortado y largo que hace sentir (sonar) el galope de los pura”; por ello mismo, no slo devuelve al mundo su misterio sino que Smauros. “Son los centauros. Cubren la Hanura. Los siente / la montafa, también hace de ese misterio el objeto de un nuevo deseo. La muerte, « deles, formas son de torrente / que cae. ..”; “los erinados cuadripedos ues, no detiene sino que reanuda y aun renueva el movimiento césmico, “La Muerte es la victoria de la progenie humana”, diré, por ello, el vos se desarrolla el verdadero cuerpo sabio Quirén. El poema refluye sobre si mismo: el final nos regresa poema. Deberia + més bien, Ia mente del poema: se tra- al comienzo. Sélo que ya ese comienzo adquiere una significacién mas am- coloquio mismo de los centauros. Elementos biogréficos de algunos plia: la poesia es un intento por revelar el misterio del mundo y, parale- sa, fados por la mitologia, pero que Dario recrea con sutileza) jere proponer wan con pasajes de exalta imnica y con reflexiones tanto sobre, aE ts0 como sobre la poesia. El poema, en ultima instar tica. EI movimiento del poema se sucede ¢i Ja encarnacién del ritmo de la vida y la muerte, ica de los motivos se corresponde igualmente con tad y espon- Esta tcama_concéni ancidad del didlogo, pero lo Tige una verdadera interior: cada Ja visién del tiempo que el poema mismo encierra: tiempo circular, un guivo no adquiere su verdadero sentido sino como pieza de una figura eterno retorno (la Isla de Oro ya desde el comienzo parece sugeritlo) és amplia, El poema es un. tap o temporal sino ‘Aun los elementos parciales, on apariencia, “decorativos™, tienden a spacial. Su movimiento: n jn: un motivo no concluye y_ da subrayar esa correspondencia, El recitativo de Tos centouros se ineia en 380 a otro, ¥ miles tatg biciide oats caer: medio del silencio que le trbutan las fuerzas del universe. (ls tritones, Petro a ¥ aun reaparece, transfigurado, Eolo, etc.): ese silencio inm gl nfo del terrible misterio de las también, es el regreso a un pri loquio, se bifurea en otros dos: el animis: aque nacen los lauros milenatios;/vuelven a dar a v2 los viejo. lampa- verso (“las cosas oda forma es 1en aros aspectos, mira 5 misteriosas;/ darios”, dice desde el comienzo Quirén. Los propios centauros par ra, un enigma”) y la misién del poeta fe renacer: hablan del pasado con la vivacidad que 10. tra © de esa trama de relaciones secretes, os de imbotos ura en un presente. Las alusiones a los mitos de Cenis y Ceneo, Deueali sacerdote, suele oir el acento / dese “palabras y Pirra, y aun de Filomela gno son acaso i ¢ la bruma”). Esta bifurca Laat a ,, 0 ; nos introduce en una diluci- : miento yy de metamorfosis que domina en tod “Yo amo lo ina- acion moral y también, nuevamente, estética: en el universo como cones nimado que amé el divino Hesiodo”; “Amo lar. orden y libertad) no existen ef bien o el mal en tanto que actos indi Gquitecto labra /y el mirmol en que duerme Ta linea y la palabra”, dice iduales; som signos de una voluntad indescfrable, pero no. arbitran uuno de os eentauros; en tanto que Quirén le replica: ““Grineo, sobre s del Enigma la pak dice el centauro sabio, el mundo tiene un sinima todo". En este dislogo se condensa también la Ese mismo Enigm: divino Astilo— “es el soplo doble naturaleza del poema: esa dialéetica entre el discurriry la recurren- ue hace cantar to 1i Pues, la poesia como una interroga- . entre la fatalidad y Ia libertad. del misterio. La onda pareceria, de este modo, iniia en otra: el Enigma es igualmente el “rostro Aparece entonces el motivo del amor (*jVenus animismo del mundo visto como la atraccién que encarna otras, sentido del conjunto y To transf bal. Prefigura toda la busqueda posterior de Dario, y esplendor ver- debate Jos centauros no es tun ansia del corazén del Orbe" que quiere en que se polariza: la relacién entre el poema y el mu visién para articipar en lo humano y aun conquistar, gracias al amor, una dimen- disiaca, la sensacién pura, la pasién erotica, por un lado; la experiencia d aturaleza sabia, formas diversas junta, / y cuando tiende al enajenante de la historia y de la temporalidad, por el otro ‘ombre la gran Naturaleza, / el monstruo, siendo el simbolo, se Ya lo hemos visto: para Dario el arte es él don (la “supervision”) Ste iar los extremos més opues- ‘€e penetrar en lo deseonocido. Su actitud vital puede llegar a ser pesi- ujer se identifica finalmente con el de la muerte, mista y aun nihilista, pero su fe en el arte no lo abandona. Dario cree jor del arte. Fl arte lo hace sentirse como un dios y josidad. “Alma mia, perdura ° la vida es “inseparable hermana” de ésta. Pero sila muer. ' en el poder revel # sierra un ciclo individual, abre otro, de cardcter ebsmico: cs el ultino Je comunica una suerte de dl LA NUEVA MIRADA 10s poemas de Prosas profa- el final del poema: la retérica del pijaro te adi 3 del ilo te acompatan, on Tamos de la er pore beque de males Si temerIs hrlenty y sie coma on Mente: Dario tiene eonfanza en a palabra. E] mundo que cons- a en tsa confianss, Pero mds que el a pagina blanca” vemos claramente res poems, no dla ce set por lis ojos miraban en Si 9s tantos poemas: la vida como e camellos que pasan, cada uno cargando los esperanzas y la muerte (también ahora la lama iolada”). Finalmente, con ci contempla ese extrafio discurrir js Pagina blanca. Dario escribe un pocma sobre otro posta imagi irio; al mismo tiempo, este pocma encierra el sentido de la vid ino del hombre. La pagina bianca es pues, la del poema yi dl | hombre escribe su vida como el poeta escribe su ‘dad implica una equivalencia, Y por ser equivalent ido, uno vale por el e Ahora bien, si la palabra sim! lo y analizarlo’ en eres un universo de universos ¥ tu alma una fuente de canciones. La celeste unidad que presupones hard brotar en ti mundos diversos; ¥ al resonar tus niimeros dispersos | “EL UNIVERSO EL VERSO DE SU MOSICA ACTIVA” 3 y engarza perla y p en donde la verdad vuelea su urna, Hay una idea central en el poema: existe un ritmo a cuya ley el poeta tanto su obra como su vida misma; ese ritmo es anterior a fica con el ritmo del universo, que, @ su vez, encarna en cada ser humano (de ahi el posesivo tw con que Dario Io precede). [La naturaleza de ese ritmo incluye dos términos en apariencia opuestos pero que estén en continua relacién: la multiplicidad y la unidad. La relacion es dialéctica, no simplemente causal: por una parte, porque que busca un ritmo; por otra parte, por el ritmo, haré brotar en unidad le a la vez que mul centracién y expansién a un mismo tiempo. Asi, el ritmo que propone Dario no es reduccién conceptual, sino tensién vital: lo uno se proyecta incoherencia; los opuestos se fu- 10 es un sistema de integraciones que acopla- jversal: aco- lo que expresa en ti el seereto de todo ritmo cuerpo y el al nto de la unidad person: y hacerlo vivo, Ramén Jiménez, anterior de un afio a “Ama todavia més explicito: el poeta —dice— es de 2 LA NUEVA MIRADA con los ntimeros pi ae stm Afios después, se descubre de nuevo pero aclara: “se han confun- itigoras con el alma de Orfeo”, ia /el alma de . creo, de la misma ‘iltimos poemas, Di Creo que ese verso sere Nuno y otro caso, la miisica, det mundo 0 del poema, sino también como un es, la en que se funda t modernismo, constituyen un si yema. Ya hemos vist eidad de lo visual y Io auditivo. Hay ortante. Es el poema “ Prolongando el sentido heléni lergia que se expand los caballos de 0! ¥ @ Ia vez metaférica en’ el primer se tonal muy mareado. (dinamismo io; en el segund Puro) entre un acen Fecayendo. lectura, (an vi sciende, se hace mis terretre, La ne en dada 8 través de sonidon! en esa de la mejor poesia de Dario. paren HAD Garaeteristico, ademas, del ritmo de Dario es la armonia. “El Hada larmonia ri ice en el primer poema de Prosas. Dos im 1932), Paris, Gonthier, 1966, “EL UNIVERSO EL VERSO DE SU MUSICA ACTIVA” 33 décadas después, en el primer poema de El canto errante, ese ideal define su propia. poesia: ‘vuela, con sus alas: / Armonia y Eternidad”, En otro texto, la inspiracién sobreviene “bajo el gran sol de la eterna Armonia”. Todo el universo, aun los seres menos espirituales, esté regido or esta misma mesura. Dario contempla la armonia de los’ astros pero Ye también las bestias apacibles hacer rodar ‘‘en un ritmo visible la mi- De igual modo, Pan, dios de la energia, une el inst inmensa mecénica celeste”. “Hermana armoniosa”, ‘ma a una artista cubana (una bailarina) que le inspiré varios poemas. Lo que mejor designa a la mujer amada es el pronombre posesivo: asf te Hamas “Qué més armonfa?” En la carne de i mujer descubre también la ciencia armoniosa. En uno de sus poemas més draméticos se ve luchar contra el destino: “Voy bajo tempestades y tor- mentas / ciego de ensuefio y loco de armonia”. Para Dario, en efecto, la armonia es el valor absoluto. El haberla alcanzado, sabe, lo convierte en reo: fio es ya el hombre cafdo sino nuevamente sagrado. Voleur de feu, llamaba Rimbaud al poeta. A Dario no le basta el fuego, necesita también la armonia, “'Sé que soy, desde el tiempo del Paraiso, reo; / sé gue he robado el fuego y robé Ia armonia”. Tanta insistencia traduce, sin duda, més que una obsesién, una pasién. ;No es igualmente una suerte de paideia para el informe mundo hispanoamericano? El tema vital de la poesia de Dario —ya lo vio y estudié con incom- parable competencia Pedro Salinas— es el amor. “Toda mi ciencia es amor”, eseribia el propio Dario. “Amar por toda ciencia y amar por todo anhelo”, dice igualmente en uno de sus poemas breves (de Cantos), En él se expresa algo més fundament implica todos los contrarios y que, a todo el ser y con la tierra y con el del lodo”. Es cierto que muchas veces la experiencia erética aparece como uun debate entre la espiritualidad y la sexualidad, entre pasién carnal. Ya su primer libro esté del impulso erdtico, casi ins lirico”, cl soneto_titulado frente al amor: si Venus, en el poem: tina, matutina) y el simbolo de Ja m sentido admonitorio: “Venus, desde - rar”. turno, parece aludir igualmer al abismo erético. Aun en otro poema muy posterior, Dario ve su alma volar “entre la catedral y las ruinas paganas”, Ese debate, en verdad, nunca se cierra del todo en su obra. Sin embargo, no creo que sea lo dominante en itroduce una reflexion dubitati es a un tiempo la del mundo. En efec- alma, sino que el 4 LA NUEVA MIRADA Ya no es el alma lo que rige al cuerpo sino al revés: por Pensamiento (est) en el sagrado semen”. El amor no es mas ut ¢l deseo del cuerpo (zno es una clave que en el poema no se emplee la Palabra “amor”’?) y tal deseo es lo que mueve la energia del hombre Y Ja del universo. Desde esta perspectiva, el erotismo en Dario e& une Suerte de cosmologia cuyo centro es or tanto, de un verdadero panerotismo. cién del deseo. En un poema posterior, muy breve, Dario reitera esta vision, Pues fa rosa sexual al entreabrirse conmiueve todo lo que existe, con su efluvio car ¥ con su enigma espi ion erética de Dario es también un reencuentro con Paradisiaca del mundo. “En mi alma reposa la luz como re /el ave de Ia tuna sobre un lago tranquilo”, en el iiltimo onto de la perfecta unidad? Di » busca vivir en un mundo que sea todo existenci tud del deseo; un mundo donde, como en xJo sea “ordre et bea armonia relega cualquier metafisica para cx indo no requicre ser explicado sino vivido: ser ‘es cia, sino justamente como flujo ¢ impulso de la vida misma este poema, dice: , NO seas rencorosa, / Da tus gracias a Dios, oh sapo, pues que eres”. Y en el verso ‘Saber ser lo que sois, enjgmas, siendo formas 08). Es, creo, el complemento de uno versos de “ foda forma es un gesto, una cifra, un enigma”, Pero Da. a sole necatofa acentuar la plena realidad de Io visible, de lo que por el solo hecho de aparecer adquiere un sitio y un d “EL UNIVERSO EL VERSO DE SU MUSICA ACTIVA” as Ser es aparecer y aparecer es tener una forma: el mundo (como verso, cosmos) es real y su mundo esté bien hecho”, di serlo; un reto y una vision, Jo que busca Dario. Frent ria del mundo, ir en una fusion ssaparezca; no cl camino ‘Dos dioses hay, y son: Lo que se propone Darfo es Ja memoria que ya no es memoria por- Tgnorancia y Olvido", di encontrar la inocencia o que es la realidad misma. Pero va a ser perturbado por otras igada a la sensacion, es el poema “Lo fatal Dichoso el drbol que es apenas sensitivo, y mis Ia piedra dura porque esa ya no siente, Pues no hay dolor mas grande que el dolor de ser vivo, ni mayor pesadumbre que la vida conse! Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo yjel temor de haber sido y un futuro terror. ». Y¥ el espanto seguro de estar mafana muerto, y sufrir por la vida y por la sombra y por lo que no conocemos y apenas sospechamos, Y¥ In carne que tienta con sus frescos. racimos, ¥ In tumba que aguarda con su fGnebres ramos, rno saber adénde vamos, ni de dénde venimos. ..1 La fatalidad, como se ve, es una trama de oposiciones insolubles. Por tuna parte, Dario preferiria una suerte de ataraxia (la imperturbabilidad del arbol y, més, de la piedra), pero ello seria a un tiempo de la vida y del ser: vivir y ser gno es sentir? A su vez, es le del hombre convierte su vida en un suftimi inocentemente, sin cobrar con-ciencia de estar dose. Asi, la lucidez de la conciencia Io es fragilidad de la existencia, no para superarla, tuna sabiduria: se existe sin saber nada del de ve entonces un terror (doble): el “de haber 36 LA NUEVA MIRADA “EL UNIVERSO EL VERSO DE SU MUSICA ACTIVA” 37 ‘0 se ve, por tanto, inmovilizado en medio de una traciones. Por ello el movimiento del poema es el ro rostro de su poesia: poesia solar y también . El ot sion dom aon ‘obra profunda de la hora, Ea a _poema que eseribe a los cuarenta afios, Hega a exclamar: “;O} Is se desprende toda una renovacién del idioma poético de su tiempo? Como qué anciano soy, Dios sant / oh, qué anciano soy!” A. Ja intensidad del diria Lezama Lima, mas alla Preciosismo no nos espera siempre “lo placer y de la pasion e corresponde ahora la intensidad del des- - vil y lo deleznable”. ;No observaba Baste. Pero, sobre todo, de la fugacidad del de Moliére, con su sdtira a lo penis ieee feratura francesa de tener a un Shakes- 7 confiesa igualmente que el int lente, no comprender que el placer y el er¢ ismo forman cmuchos momentos de abism en Dario una verdadera vi | mundo seria sumarse io de Sxperiencia del tiempo, como se ve en este poema (“De otofio”, Fer anr lo due, tastroca todo el mundo de Datio: se romee el ino del cuerpo y del Eros y aparece entonces el sobresal fis (itt etvios0”. Dario siente el tiempo con una violence cat cerse a si mismo le ha c ser, en otro poema, es un Todo su mo de Pascal, ha sentido el “ala del z del pensamiento humanistico, ete. Tncluso.cabriapreguntarse sie de La armonia con el mundo anece y D: = no sigue proyectando su pasién erética, vivir en una suerte de obsesién alucinatoria, Se eafserca proferir a Dario sus imagenes suntuosas, de sentirse pasajero”, “horror de ir a tientes en in que es el horror a Jo que lo “horror de la agonia que solo pe que un inst (pudo) no haber nacido” lo hace estremecer. Se alimenta de_prese ‘ma interroga los augurios; aves que pasan: un ruiseftor; a cada uno le pide ranguilidad ante la muert ‘én. Pero al final todo se , una Mosca, un moscardén, fo pasa nada. / La muerte Ile, Ahora, en verdad, Di Prende que la lleva ‘en ar la enegia del cuerpo. Desde Prov, Da . gon foment dela tower "a vanes Oe he rasa a el Hada. Esa misma imagen se reitera en poemas de bros posterires: €l primero de sus "Nocturno, a pesaila se el tercero y al ofr qe el reloj da a hora, pregunta si sera Ella, Ella, en ambos Ja muerte. Ademés, Dario poetiza sobre el abeja en el crepisculo”, ‘Augurios", de Cantos), ‘No parece sentir mas que la muerte. Com- mismo “‘como un gusano” que le roe lo que vrenidad. Transforma tiene “de humano”. Por momentos recupera el verso de Dante y escribe: “En m @cepta que por la muerte “nuestra rentar indiferencia: “Pasa y olvi no logra ocul 0 y glorioso éa, como ya Jo hemos visto, un rechazo de toda ‘moral de la renuncia y de toda religion. E! mundo no es vanidad, nos dice Dario, sino que es la tinica realidad: el hombre ser4 ceniza, pero en cada oema, pues, contra el Ecle- Pero) ut la pesadumbre y la obsesion a vision de la. muerte que tenia en “Coloquig’s fo de la progenie humana”: ni izando ° n cluye no negando a la muerte sino © reador; s6lo es vacio y abi Muerte / por el camino del Amor”. Asi la pasién erdtica de Dario are- de la une at 68 Felacion con In experiencia de la | ce tener una suerte de disciplina: instinto y deseo de vivir, pe ‘emporalidad y de In muerte, son posteriores a Prasat profancs, Mches ees en Después des | ; » al cual alude, y contra 38 LA NUEVA MIRADA fe, que ser fuerte; / pasar todo precipicio / y ser be Cony, {81 Vielo, / de Ja Locura y la Muerte”. En el primer poema de Cantos llegé a formular una a, diriamos, del despojamien tee desnuda. que esté, brila la estrella", De igual modo, su pasion ord. se tignde, finalmente, a reconciliarse con Ia fugacidad y'la muerte, ,No Su Pass, el erotismo lo central de su obra y lo que le comunica a esa Gbra su luminosidad, su plenitud verbal? Es posible que la obra de Darfo no suscite hoy una adhesién total, Fero, como lo ha sefalado Paz, sigue siendo un punto de refocncie fispensable. Casi no hay poeta contemporinco en lengua esportele que no 10 asi. Hablemos s6lo de los hispanoamericanos, Ya hemos Hay otros igualmente reveladores, les de sus experimentos creacionistas, recisar los términos: “Ahora esté de moda en era otro poeta fuera de Rubén de 1926. No menos iconoclasta siguiente: el espaii “rubenismo”, general, Pre onleeeneOs exPresivo; recientemente ha lcgado a confesar: “Si at de dénde proceden mis versos, diria que del mo. ibertad, que renovd las muchas tellano y que lleg6, por cierto, hasta Espafia”™ es, 1972). Neruda no solo ha escrito poemas rrcarola, 1967); ain se complace en 0s mas evidentes (“los apéstoles elucen con la barba fresca, /con la barba fresca de fresa de ps fragante”); también mucho’ antes, en un texto sobre, Qvevewo, recordado a Dario, “a quien pasaremos —d la mitad de newando para comprender después que sin él hablariamos ‘aun un Ieee guaje endurecidi (Viaje al corazén de Queve- esa gran rumento comiin es (Prélogo a El oro de Hasta del lado de las objeciones, Dario sigue si Fol, que narerencia. Aqui habria' que citar més bien a um poets cone, Fol, que ha sido el més radical en su eritca, Me refiero a Live Genny ¥ su ensayo “Experimento en Dario” (Poesta y literatura, 1966). Su ere ispensable como REE “EL UNIVERSO EL VERSO DE SU MOSICA ACTIVA" 2 6nica a pesar de su radica- ica ino es, sin embargo, doblemente anac Pe i lime? Como el poi Crm conf, on prot de sa I meee ee a a aga a juda se muestra insensible frente a lo que en la obra ee le sh centage pana eae Ja exaltacién del placer. IV. LA IMAGEN COMO CENTRO iempo, la estética de Darfo estaba cond ‘urrié hacia la primera década de este natural que acecha en todo mov fo estaba rodeada por otros peligros, imente, a sus mejores realizaciones. El de concen. plane a batts y sonra sn ereando una poreeion ns iis args ino We ¢ Fscinado por ca’ eres modo romper ef eee ae 8 Prestigiosos, palabras fas muy acentuadas: nfundi, en un momento des rdadera creacién. re in embargo, munca dej6 de ser decisivo, y ma verbal, vale decir, su retori aun Ta asi su nocién misma del len; 5 ley, creador, crear”, hi miueds Tiqueza con Ia y. El ejemplo ante. Su pr pudo perder del ia caine es es terre Sy fo eee ee ae las y sensaciones raras, nuances (pas ta couleur) y armonias oa Sf ye ers in 7 ee ml. “godess st Da 40 i LA IMAGEN COMO CENTRO . dentro de tales registros, una distinta perspectiva. Mas que la proporcién y el orden simétrico en ellos tiende a prevalecer la desproporci6n y la asi- ‘metria; aun podria decirse que esa desproporcién colinda con la hipérbole extrema: exageracién y quiz también parodia. No la mesura, pues, sino Ja desmesura; menos el equilibrio que Ja tension. Asf en la visi6n armo- niosa de Dario se produce una ruptura: el mundo visto como la proyec- cién de una “razén espectral” (Herrera y Reissig), 0 como el encuentro uunidad— de elementos heterdclitos (Lugones). Este cambio se analogia universal en su sentido més estricto: nada se opone en el verso, todo en él se corresponde. Sus mejores metaforas son el prodi de uni 5 de varias de estas ‘Como se percibe en estos ejemplos, Dario explicita los dos términos de la relacion en un total equilibrio; puede incluso recurrir a imégenes de tuna analogia dentro de otra (mediante sust- ‘© mediante prosopopeyas que ‘el ave de la luna"), el objeto comparado, sino, frase; escribe: “un gran vuelo de cuervos verso perfectamente simétrico (dos hemi cuarta y en sexta) y a la vez at azul ceieste): con 10 cual Dario, a la par que despierta Ia expectativa del mal presagio, hace brillar por un momento la imagen de la que ese presagio destruiria. Tenso 0 en vilo, pero siempre el equilibrio. Muchas veces en Darfo el poema todo es una imagen, una metéfora, Es lo que ocurre en el soneto “Caracol” (de Cantos). El caracol no es tanto una imagen como el espacio en que se producen las imagenes; un mn acentos en a RO 2 LA NUEVA MIRADA LA IMAGEN COMO CENT! See ee deetine ee ee Se “as aes Sen eas fa Seay a RESET sin pes otto : areca i : fica con respecto Soo esc es poemas parten siempre de lo sens La oposicion es evidente: es sig vision de Herrera sea su_proy ciencia no esté en una rela sien Ia un tiempo ato © Fesurreecién y renovacién (Europa ye Ce teat! Hempo entrega el secreto del mar er st segunda parte Tab cS)» evoca un mito de prueba: purificacié Gason y el vellocino de oro), mientras ahpeg smo mo- taturaleza binaria de las imagenes juios iguales, rimas abrazadas) enn, (dos grupos, aunque no dos oraciones, que. se space {el soneto. Ast, pues, ef caracol, como imagen y donde se producen las corresponden. clas del universo (y d en la unidad, un espacio que $e abre al y se cierra con el universo). De a analogia —clave de an araglté Dario escribe entre paréntesis: “(El eomect a forma tiene de un corazén)”, Quiza el sistema metaférico de Da idad; casi no supone, en Io esenci de Oro. No creo que’ el Te escapa su eficacia: const eggion, En cambio, con Herrera y Relig Lugones se produce una dic la metéfora; por una parte, prolongan la ects: mente a Géngora; por la ot los. m Presenta varios aspectos, E] directo y més elusivo, menos obvi ‘menos figurativo y més imaginario, cierta conciencia no reside en m es mas 0 junto abigarrado de motivaciones, del espiritu, donde no n el primer caso, la imagen afotion agen busca mayor realidad. Sin embacse Giro en las obras de Herrera y de Lugo fpherente o consecuente (el cové rubeniano, we pane 2 Muy sficaz. {No caen sus imbgenes muchas goer n la extrava- {por la ima otras formas de superstciGn: ‘el fetichisme de i imagen por Ja imagen? 'E] Hada Harmo; es de dmbar en el 10s). Un poema nes del gris y al talgioso de un a ‘marino y su pasado ( resulte ser de una gran si res guizé més ilustrativo de su ‘ara es frictivas para crea el estado resto y to contempla a Ia vez el is mayor”, Prosas). La dé- ‘marche de Herrera es inversa: l mundo ¢s 0 no una carencia poe ff 0 pr conciencia; no, pues, Darfo, el trinsito de Io Sena ao pice, sino al rvs. ‘Ad tendeneia a una meté deous abacie “ire, pero tamblén ds inslia En ua poo, ‘menos ¥ més sorprendente, y aun arbitrario, rbal; también introduce una en este segundo radicalismo me- 0: verbos como “‘epilepsiaba’ (los grillos), son mas om rvar. Mas atin, rio, sobre todo en su poesia, logro preservar. Més recen muchas veces un Fitmaba sus vuclos”, escribfa Dario en un poema de ental seleee es ete at ane IN Zrosas. con lo cual estaba definiendo la naturalons oe soce su obra. Casi Seatck chocante, as{ como cierta violencia Herrera y Reissig escribird a su vez: “Hada de la neat a cordante y hasta lo chocante, 2 i sma ya no reside tanto en luz de mis sueiios” (Los maitines de la noche, 1902), verbal. De suerte que ahora la validez del poema ya LA NUEVA MIRADA sobre todo un género anima mundi pene, ea de la naturalcen, Pero vida rural, las Y aun con o le encontrar en esos libros el feces fa de un piano de cristal unfante /como un ignce © que su sistema metaforca sens on y poder evocador (* Incluso se acerc se eae rob a es tipo de imagen aoe oe rit ‘un coche antiguo, de € en cierto sentido bas. a prevaece cea Postcards tales Si ene con el aniveso yl pa ee 4 su obra. Aunguc ef cnig ee Soneto es una de las es y la tension que mn que subyace en su eon que ad et, sino de una vision més drei Ios ojos de la mujer, Dario a ica; no lo "n la Sensorialidad y en ¥ Reissig no sale completamente del Herrera to tematico de Dario; ‘LA IMAGEN COMO CENTRO 4s tampoco se libera del todo de su lenguaje clevado, si es posible todavia decitlo asi. Lugones, en cambio, fue mucho més radical en esto. Con él nuevos en la poesia hispanoamericana (zy tam- lidad contemporénea en su inme lad moderna y aun la vida pro in Tenguaje que combina lo coloqui forma, Lugones estal , el decorado mi aparecen dos bien espafol Ja experiencia de consecuencia de el lo prosaico y lo postico. En una toda una tradicién de lo “prestigioso”. profuso en Dario se ve muy atenuado en nes deseubre que no es necesario recurrir @ la sidad a la realidad; por la otra, descubre que espejo donde de aigtin modo se refracta lo y no como su opuesto. Como Herrera, tuvo también la sei To espectral: lo que é1 llamabe las fuerzas extrafas.* Pero quiz poseia y Ia energia y la noche com un lenguaje muy coneré Me refiero no sélo a sus cu mente a poemas como “ 'Y a cada beso tuyo, /Con una vuelta menos me ceiifa...” € el cabo, y se me fue la vida”. ‘no estoy hablando ahora de toda la 2 “Ensayo de una cosmogonia” (1926). a LA NUEVA MIRADA. {flora y fauna y comprises), el miniatutista no siempre muy refinado de Ses qlbros impresionistas: no creo que sea este Lugones el que pwnd de rdadero interés. Discursiva y descr 10 obstante un ico, en esa parte de su obra lleg6 a practicar las formas les, pero no muy personales: neo-romant De un lado, regresaba a lo que Dario habia’ cuestion, la naturaleza); del otro, no iba mas una técnica inte en el poema es menos Fas comienzan a ser més sintét Maniobra un largo ajedrez" (verdinegra y ajedrez, los términos 'queca y maniobra) crea una matemética del mental. Mas sorprendente todavi 10 descriptivo y realista de un t | barbero de campafia y su hij rontafia con Ja “fortaleza silvest cig barbas— se ven transfigurados por un gran don verbal’ ie poema Parece fundarse cn un continuo cruce de planos y aun de impresiones, lestésicas como hasta entonces habjan hecho 1 barbero, por ejemplo, es un quiza ateo, y el poeta ta “en ademén cristiano” la mejilla. La “fortaleza " de Ia barba del poeta conduce Iuego a una barbero: “‘Con sonora mordedura / Raia mi fértl me objetos pueden ser vistos con un realismo diree idquieren otra dimension: “ ero de inmediato que absorbe los re- enorme de sol bermejo”, én los olores ristica, erética por con- ‘ociébame el maestro su 3 Me refien (as27). © sobre todo, ademés de EI ltro fel ya ciado, a Poemar slariegos LA IMAGEN COMO CENTRO a vinagre en Ia cara”. La mucha secreta pasién: sus ojos son de ", y, al final, toda su figu wgenuidad. flamen¢ 10 a Ta vez irdnico y jsta con desparpajo y eveci- consideraciones les: es una manera nueva de ver Ja realidad y de situar en No era ya a la metéfora nes conferia 1 En ol pogo det Lunario, Li eae ive de la verdadero impulso de la poesia ademés, que ésta debia ser nue otra cosa, explica, no obedecen a d a sino » aun en. ‘agenes, comportando, si que el uso las ha ido , de manera su expresiOn més cotidiana, “un conjunto de jen Se mira, una metéfora cada vocabl que hablamos con metiforas sin saberlo (como varanes, ino? de, Mone sii lourtab) 2a irs quoter ssttora aber fTeukaoecr poetas como Pound y lizando la concepcién de cier- i, Jean Paul, quien habla de que ha servido de funda- 0 fue una metéfora No ista de la poesfa moderna y, sobre todo, con- E ineaie ya se desarrolla dentro de un doble nea, Solo que esta perspe 10 le son esenc equilibrada, figurativa to es irénico en varios lelamente de despojarla de ciertos preceptos que n metfora no tiene por qué ser “ (© encomiéstica de la realidad. Este dot ‘a y, por tanto, una act Te eis cae \stamente para transgredirla, no para subordinarse a la razén si canzar (regresar a) or H. Read en 1924 LA NUEVA MiRADA Ya la cri ica ha sefalad en lengua caste ro na desputs de ae eae cisar la naturaleza de esas oa pee is In con las de Gongora est iia lependizando de] ‘comparad a i a embargo, es ide en le predominar To mee, de unidd, $610 que esa eae Or ejer el : “AazaN Sus Canzuclor” en Tas eye, TELS”: Los sen "elumbrantes sardines 3 Pisinas a Tos ra 02s, obvia sng Sines”: La tnidad ayos de la lun, como se ve, no ess ferbal previsib| como mntando un meca Por supuesto, ee 1 2 eS Ia int Su sistema metafor En efecto, las m Igones recurre ‘4 crepuscular”), dos, hhambre, de po luna con ‘amabis ae, /y esta Bitica im uaciones ‘humors dos amantes lamontag a ue el Lunario es el més LA IMAGEN COMO CENTRO 0 jo de boticario”), a vocablos refidos con la eufonia y més feos (no por ser vulgares sino, sobre todo, por ser “cie igual que a una dicci6n que se complace en los efectos son viones de rimas que suponen una buena dosi hidroclérico / te6- yen denigrante que como uno de los rasgos del nuevo arte Se trataba, ademas, de una visién critica sar al objeto luna, Lugones jinando toda la mitologia emocional que lo habia pedrada ficos"), fos. duros y en cor de burla corrosiva rico). gNo se Iuego Ortega y “deshumanizado”?® Sin duda. estaba también ai rodeado. Y es aci donde Lugones se emparenta con un poeta del simbo- tismo francés que fue después una de las claves de cierta poesia de van- guardia (Bretén no lo estimé mucho, mientras Pound y Eliot lo reivin- ). Me refiero a. Jules Laforgue, del cual Lugones hereda la ‘temética y el sentido de la ironfa. Como él, también Lugones penetro en Colombina, la soledad idea de que ¥ nostalgia de él. Pero figado a una expe evolucién general to se traduce de la paro- Lugones opta por una desmesura tal que es forma de arodia, féthode, méthode, que me veux-tu? Tu sais bien que j'ai mangé du escribia Laforgue. No s6lo Lugones no tiene mu- cho trato con que tam- poco parece aplicar su propio método con verdadera inteligencia, En Lu- nario su rasgo més. mar tipo de imagen, al principi ces que finalmente pierde fruit de audaz 0 renovadora, es repetido tantas ve- la eficacia —y esto cuando se trata de Lunario Wega a dar una impresion de desperdicio y 5 La deshumanizacién del arte (1928). 50 LA NUEVA MIRADA auererlo, Lagones ea todo lo que no le pave Barece “antipoe &lesilo dela opioniad, Bo abandona un tema hata de trina pocinas sabre Petje 181). expanagy NA Sealdo que Lugones adolecia de dos supertiion ia de que ol eseritor debe agotar toda ae ey aue vale de la pa st amblente'y catnacins En due aes tan "muchos aspect sin er Perr muchos apecony sin embargo, au pode desc de supercon: st Dai parece inchs too ly aa toda 50 obra Lagove Como Sule dei len 5 en uno de sir eee scapes de paltry (El ldse acne Presa se vuelve un $ Leopoldo Lugones Hal Pleamar, pgs," (™ COMbOrCIén con Bet Bdetberg), Buenos Airs, Editor Y. UN SISTEMA CRITICO Entre el modernismo y los movimientos de vanguardia habria que situar ‘a un grupo muy heterogéneo de poetas, que, sin embargo, tenian ciertos Puntos en comun. Muchos de mpordneos de los moder- nistas y habian recibido su inf necesidad de un cambio. La conciencia de este cambio 2s de ellos de ser meros epigonos o de ser restauradores jor y los sitéa, en mayor 0 menor grado, con mayor © menor Iucidez, como verdaderos renovadores. En efecto, no es posible dejar de percibir en sus obras coincidencias (y a veces prefiguraciones) con muchos aspectos de Ja vanguardia. Pero no se trata propiamente ni de una generacién ni de un movimiento definido —aunque se suele ha- oar de ellos, un poco rutinariamente, como postmodernistas, El modernismo habia suscitado un gran renacimiento verbal y creado una suerte de uni- en cambio, no lo se ven de algin modo vacién que Herrera y Reissig y Lugones imy nismo, sentfan que debfan encontrar por su pt Un simple dato puede ser revelador al respec- ya Vicente Huidobro habia publicado sus primeros libros y propuesto los fundamentos de una nueva estética; es justamente fn esos afios cuando aparecen las obras de algunos de estos poetas, cuya labor creadora, ademas, se prolongara hasta muy entrada Ia época de la vanguardia. {No es un claro indicio, ademas, de la id del celo ‘eronolégico con que a veces la critica pretende ordenarlo todo? Si no desde un punto de vista cronol6gico, Ramén Lépez Velarde fue uno de los primeros poetas de este grupo. La brevedad de su obra se corresponde con la de su vida: murié a los treinta y tres afios, en 1921. 1 Bn introducci6n a Literary Essais of Ezra Pound, Nueva York, New Directions, 1968. 2 LA NUEVA MIRADA * { Su primer libro, es de ero ( La sangre devor 19 y dos més ironfa, comprende "mpo. Su obra es el inteligencia del len; ‘ando el cariicter cp ia, el caer de un guante * Loner Velarde anata tones © ironiza,sobre si mis ae ental y e6mico”); no teme, ¥, €n un pasaje memorable, de mer deber del hombre que ui de buscar ‘st sume, Sus flaque: drama / es, a ‘una fntima tris. Eee cane pes ser poeta es su propio fentarl, conoceria”™ teza reaccionaria’ rregitla sino para mi conciencia parda’ ia quiere proponerse cot una conciencia en crisi misma, por tanto, se autocu nsamiento, en sufi sostenido alegéricamente por los cinco sentidos corporales”, articulo. Conciencia critica y, ademés, crisis de la con Velarde muy poco o nada tiene que ver con "a que otro poeta mexicano, Enrique ir con el simbolo del biiho (la’ sabidui sicién al cisne del modernismo. Lopez Velarde no opta por ninguno de los términos de esa oposicién (zno le pareceria en el fondo falsa?), pero es evidente que rechaz6 el nuevo simbolo que proponia Gonzalez Marti- nez. En un articulo sobre un libro de éste (La muerte del cisne, 19) tica, aunque un tendencia cerebral contra todo io, esa bus- , Lopez. Velarde sabe que los extremos —el acto y su él yo y el otro— encarnan en todo hombre. En EL minu- fero hay un texto revelador al respecto: la ma”. Pasién carnal e intuicién de la muerte: el horror ante la corrupcién del cuerpo que sentia Baudelaire es igualmente una de las ex del poeta mexicano. En otro texto de El ir ficado moralmente como 4 “EL retorno maléfico”, en Zocobra. En este porma, habla del regreso a sa sindad mata despus des Revoocén “8 0 més que la espuma del m Pero cl erotismo n id en que se debi Fesume todas las demas Ye, mas que su tema, su visi no es tanto una de las mani! ‘én central: todo en “Nada puedo entender ni sen ‘qui que a las mismas cuestiones abstr lun tiempo, conocido “el Una religién, pero Paganismo (helénico, ide @ triunfar Io cat icismo herético. Aunque este aspecto le la pena insistir en ello,s triunfa finalmente el » PEO, ¥ esto es lo ‘a pudiera optar por una u otra traido por ambas sin lograr con- se vuelve, a su vez, istante enearna Io abso. 61 ros tide etrosca /el Placer su caligrafia/ y la Muerte g garabato” (“La no agota su experiencia erética. La dui mujer no es tinicament €8 ¢s0 y mucho més, En metafisica, teolbgica, La mi us poemas a la Virgen y a las ide cl hombre con su condena su “pecado sirve a mara- aquélia encarna el amor genes) y es también Eva; de ést lla es “Madre'de las Para explicar el horror de la Tierra’ “BI camino de Ia pasién’ UN SISTEMA CRITICO = imposible de realizar en el mundo. Ahora bien, verdadero centro de la pasion es Fuen- Je confiere): un ser virginal, exento de “pagano sensualismo” ido “para subir el Calvario” que muere un aio después de la aparicién de La sangre devota, libro que, en lo esencial, ella inspira. Pero su muerte no desvanece la pasién; més bien insfigura en. pasién por la Muert(a)e. La muerte, no para $s sino, finalmente, despojado del obstaculo dei ‘cuerpo, para desposarse con el alma de Fuensanta. placer esta gado a la muerte y conduce a ella, segiin hemos visto en otros poemas, Ja intensificacion del placer no ser, en tiltima instancia, buscar la Muer- te y la Muerta? No debe morir el! cuerpo para hacer posible la verda- dera unién absoluta? {Incluso no hay muchos poemas, como lo ha sefia- lado Paz, en que se prefigura (se desea?) la muerte de Fuensanta? Asi, el erotismo de Lopez Velarde adquiere una insospechada coheren- cia; aun los signos mas insignificantes en apariencia de su poesia se ven tocados por esa coherencia, ,No es revelador, por ejemplo, poemas la fascinacién por la mujer est © de una prenda? En absoluto ¢ incorrupi en la obra de Lopez Velarde santa (segiin Ia identidad figuracion Higubre”). El poema evoca el primer encuentro, fort fen un dia de mal presagio: un dia 13, de ahi su titulo; pero, como en ‘esos encuentros en que lo fortuito se vuelve predestinaciOn, de que ha hhablado Breton (no estamos, en verdad, en pleno amour fou?), la pa- sin se sobrepone al signo adverso. {Se sobrepone?

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