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La filosofía del lenguaje es una rama de la filosofía que estudia el lenguaje. Es decir, es la
filosofía en cuanto estudia fenómenos tales como el significado, la verdad, el uso del
lenguaje (también llamado "pragmalingüística"), el aprendizaje y la creación del lenguaje,
el entendimiento del lenguaje, el pensamiento, la experiencia, la comunicación, la
interpretación y la traducción, desde un punto de vista lingüístico.
Los lingüistas se han centrado, casi siempre, en el análisis del sistema lingüístico, con sus
formas, niveles y funciones, mientras que la preocupación de los ‘filósofos del lenguaje’
fue más profunda o abstracta, interesándose por cuestiones tales como las relaciones entre
el lenguaje y el mundo, esto es, entre lo lingüístico y lo extralingüístico, o entre el lenguaje
y el pensamiento. De los temas preferidos por la filosofía del lenguaje merecen ser
destacados el estudio del origen del lenguaje, la simbolización del lenguaje (lenguaje
artificial) y, sobre todo, la actividad lingüística en su globalidad, y la semántica en
particular, la cual en la ‘filosofía del lenguaje’ aborda las designaciones y la llamada
semántica veritativa.
Contenido
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1 Concepciones del lenguaje
2 Filósofos del lenguaje
3 Filosofía del lenguaje en el seno de la filosofía continental
4 Historia
5 Filosofía del lenguaje en la Edad Media
6 Temas mayores y sub-áreas
7 Lenguaje y cultura
8 La naturaleza del significado
9 Ensayo de Locke
10 Humboldt y el relativismo
11 Las tradiciones de estudio del lenguaje
12 Véase también
Con respecto al uso del lenguaje, un área de la lingüística llamada pragmática, pueden
surgir preguntas tales como: ¿Qué es lo que en realidad hacemos con el lenguaje?, ¿Cómo
es que lo usamos socialmente?, ¿Cómo se relaciona el lenguaje con el mundo? y ¿Cuál es
el propósito del lenguaje?.
Referente al aprendizaje y creación del lenguaje, ha cabido preguntarse, entre otras cosas:
¿Es posible tener algún tipo de pensamientos sin tener vocabulario?, ¿Qué tipos de
pensamientos necesitan vocabulario para existir?, ¿Cuál es la influencia del lenguaje y el
vocabulario en el conocimiento del mundo? y ¿Puede alguien pensar sin usar el lenguaje?.
La filosofía del lenguaje es parte vital de una filosofía en general, debido a que puede
determinar noción de experiencia y la existencia del sujeto, así como también la noción de
uno mismo.
Los filósofos del lenguaje no están muy preocupados con el significado individual de una
palabra u oración. El diccionario más cercano o la enciclopedia puede resolver el problema
sobre el significado de las palabras y cómo hablar correctamente un lenguaje al saber cuál
es el significado de la mayoría de las oraciones.
Lo que más les interesa a los filósofos es la pregunta: ¿Qué significado tiene una expresión
que quiere decir alguna cosa?, ¿por qué las expresiones tienen el significado que tienen?,
¿qué expresiones tienen el mismo significado que otras expresiones y por qué?, ¿cómo
puede conocerse el significado?, y la pregunta más básica: “qué se ‘quiere decir’ cuando
usamos el término "significar”?
En la misma línea los filósofos se maravillan sobre las relaciones entre el significado y la
verdad. Los filósofos están menos interesados en conocer qué oraciones son realmente
verdad, y más en qué tipos de significados pueden ser falsos y cuales verdaderos. Algunos
ejemplos sobre las preguntas orientadas a la verdad, que los filósofos del lenguaje se
preguntan incluyen: pueden oraciones sin significado ser verdaderas o falsas? ¿Qué ocurre
con oraciones sobre cosas que no existen?; ¿son las oraciones las verdaderas o falsas?, o
¿es el uso de las oraciones las que las hace tales?
El lenguaje y la verdad son importantes no solo porque son usados en nuestra vida diaria,
sino que el lenguaje forma el desarrollo humano, desde la primera infancia y continúa
hasta la muerte. El conocimiento en sí mismo se entrelaza con el lenguaje. Nociones de sí
mismo, la experiencia, y la existencia pueden depender enteramente en cómo el lenguaje es
usado y es aprendido a través del lenguaje.
El mismo tema del aprendizaje del lenguaje nos lleva a preguntas interesantes. Es posible
tener pensamientos sin tener lenguaje?, ¿qué tipos de pensamiento se necesita para que el
lenguaje ocurra?, ¿cuánto influye el lenguaje en el conocimiento del mundo y como actúa
en él?, ¿se puede de algún modo razonar, sin el uso del lenguaje?...
La filosofía del lenguaje es importante por todas las razones arriba mencionadas, y también
es importante porque es inseparable de cómo uno piensa y vive. La gente en general, tiene
un conjunto de conceptos vitales, los cuales están conectados con signos y símbolos,
incluyendo todas las palabras (símbolos): objetos, amor, bueno, Dios, masculino,
femenino, arte, gobierno, etc. Incorporando “significado”, cada uno ha formado una visión
del universo y como ellas tienen un significado dentro de él.
En otro sentido, el filósofo Paul Ricoeur propone una hermenéutica que enfatiza el
descubrimiento de los significados ocultos en los términos equívocos que se emplean en el
lenguaje ordinario. Otros filósofos que han trabajado, dentro de la filosofía continental,
cuestiones relativas al lenguaje con gran ahínco y profundidad son: Jacques Derrida, Gilles
Deleuze, Michel Foucault, Julia Kristeva, Walter Benjamin, Theodor Adorno o Herbert
Marcuse.
Historia
Las preguntas sobre el lenguaje nos llevan atrás a los comienzos de la filosofía occidental
con Platón, Aristóteles, y los Estoicos.
En el Crátilo, Platón considera si la pregunta de nombrar las cosas está determinada por
convenciones o por la naturaleza. Él criticaba los convencionalismos porque lo dirigían a
extrañas consecuencias, ya que ninguna cosa puede ser nombrada convencionalmente por
ningún nombre. Así que el convencionalismo no debe tomarse en cuenta para la correcta o
incorrecta aplicación de los nombres. Platón afirmaba que era una natural propiedad de los
nombres. Para hacer eso, apuntaba que las palabras compuestas y las frases tienen un rango
de propiedad. Por ejemplo, es obviamente erróneo decir que el término “casa del lago” esta
bien, cuando se refiere a decir un gato, porque los gatos no tienen nada que hacer en una
casa o en botes. También mencionaba que los nombres primitivos (o morfemas) tienen una
natural propiedad, porque cada fonema representa ideas básicas o sentimientos. Por
ejemplo el sonido de la letra L, para Platón representa la idea de suavidad. Sin embargo, al
final de Crátilo tiene que admitir que las convenciones sociales estaban involucradas y que
había defectos en la idea de que los fonemas tenían significado individual.
Mientras que en el siglo XIII la filosofía del lenguaje que sustentaba las nociones
gramaticales era fundamentalmente realista (el Modus essendi de las cosas determina el
Modus intelligendi y éste el Modus significando), aristotélica, en el siglo XIV el
nominalismo de Guillermo de Ockham introdujo un nuevo sesgo en las investigaciones
lógico-semánticas. (Los conceptos son ejemplificados o instanciados por los individuos,
pero no constituirán realidades aparte de estos individuos).
Los filósofos medievales estaban francamente interesados en las sutilezas del lenguaje y en
su uso. Para muchos intelectuales, ese interés era provocado por la necesidad de traducir
los textos griegos al latín. Había varios notables filósofos del lenguaje en el periodo
medieval. De acuerdo con Peter King, había controversias y disputas, Pierre Abelard
anticipaba las ideas modernas de sentido y referencia mientras debatía la cuestión de los
universales. También la Summa Logicae de Guillermo de Ockham llevó adelante una de las
primeras propuestas serias en la codificación del lenguaje mental.
Los académicos del periodo medieval como Ockham y John Duns Scot, consideraban
lógico hacer una Scientia Sermocinalis (ciencia del lenguaje). El resultado de sus estudios
fue la elaboración de nociones filosófico-lingüísticas, cuya complejidad y sutilidad ha sido
sólo recientemente apreciada.
Muchos de los más interesantes problemas de la filosofía del lenguaje moderno fueron
anticipados por los pensadores medievales. El fonema de vaguedad y la ambigüedad
fueron analizados intensamente y lleva a un aumento del interés en los problemas
relacionados al uso de palabras.
De todos modos, los filósofos han siempre discutido sobre el lenguaje, y tomaron un papel
central en la filosofía en los comienzos del siglo diecinueve, especialmente en el mundo de
habla inglesa y en partes de Europa. La filosofía del lenguaje penetró tanto que por un
tiempo, en círculos filosóficos analíticos, la filosofía en un todo era considerada una
cuestión de filosofía del lenguaje.
En el siglo veinte, el lenguaje se transformó en algo aún más central, dentro del las
mayoría de la diversas tradiciones de la filosofía. La frase “el vuelco lingüístico”, fue
usada para describir el valioso énfasis que en días modernos los filósofos le dieron al
lenguaje.
Temas mayores y sub-áreas
Es bien conocido que existen diferentes partes del lenguaje. Una frase común está
compuesta por sustantivos, verbos y adjetivos. La pregunta más importante en esta área -
quizás la pregunta más importante para los pensadores formalistas y estructuralistas- es:
«¿de qué modo emerge el significado de la frase, como resultado de cada parte?».
Muchos aspectos del problema de cómo están formadas las frases, están dirigidas al área
lingüística de la sintaxis. Filósofos semánticos, tienden a enfocarlo en el principio de
composicionalidad, para explicar la relación entre el significado de las partes y la frase
completa. El principio de composicionalidad, dice que una frase puede ser entendida,
sobre la base del significado de las partes de la frase (por ejemplo: palabras, morfemas)
junto al entendimiento de su estructura (por ejemplo: sintaxis, lógica).
Lenguaje y cultura
Entre lenguaje y cultura se da una relación de intercambio recíproco. Por una parte el
lenguaje es un producto cultural, que refleja en parte una cultura, pero, por otra parte, el
lenguaje es condición de la cultura y contribuye a crearla. El lenguaje es una forma de
cultura, quizá la más universal de todas y, de todos modos, la primera que distingue
inmediata y netamente al hombre de los demás seres.
El lenguaje es manifestación de una cultura, pues cada lengua contiene los saberes, ideas y
creencias acerca de la realidad que comparte una comunidad. El lenguaje es la primera
forma de la que el ser humano dispone para fijar y objetivar el conocimiento de sí mismo y
del mundo. A través de la palabra, que da un nombre a las cosas y a los objetos, el mundo
adquiere la fisonomía de un mundo humano y familiar.
Geoffry Leech ha dicho que existen esencialmente dos tipos diferentes de significado
lingüísticos: el conceptual y el asociativo. Para Leech el significado conceptual de una
expresión tiene que ver con la definición misma de las palabras y las características de sus
definiciones. El tipo de significado se trata usando la técnica llamada del análisis de la
característica semántica. El significado conceptual de una expresión inevitablemente
involucra tanto a la definición (también llamada “connotación” e “intensión” en literatura)
como a la extensión (también llamada “denotación”).
El significado asociativo de una expresión tiene que ver con lo que el individuo entiende
mentalmente del que habla. Este significado asociativo, puede ser sub-dividido en 6 tipos:
connotativos, conlocativo, social, afectivo, reflexivo, y temático.
Las ideas de la teoría del significado se asocia con la tradición británica empírica de
Locke, Berkeley y Hume. Dicen que el contenido del significado es puramente mental,
provocado por los signos. Sin embargo, esa visión del significado ha sido cuestionada por
numerosos problemas desde el principio. El interés se ha renovado por algunos teóricos
contemporáneos bajo el disfraz de internalismo semántico.
La teoría de la verdad condicional se sostiene en que condiciones tiene que tener una
expresión para ser verdadera o falsa.
Las perspectivas de Teóricos del Uso entienden que el significado involucra o este
relacionado con actos de lenguaje y su particular pronunciación, no a la expresión en sí
misma. Wittgenstein ayudó a crear esa idea del significado del uso.
Las teorías pragmáticas del significado, esto incluye a cualquier teoría por la cual el
significado de una frase es determinado por la consecuencia de su aplicación.
Ensayo de Locke
El libro III del Ensayo sobre le entendimiento humano es la primera obra en la que se
expone de forma sistemática las tesis semánticas basadas en el giro epistemológico
cartesiano.
Con la matización, "en su significación primaria", Locke parecía excluir ante todo las
ocurrencias metalingüísticas de las palabras, esto es, cuando las palabras se utilizan para
referirse a si mismas, y además, las palabras sincategoremáticas, de las que explícitamente
afirma que sirven para significar la conexión que establece la mente con las proposiciones,
vinculando unas con otras. Con esto se previno Locke contra las críticas, que no obstante,
fueron formuladas posteriormente, que insistieron en la necesidad de que a cada palabra le
corresponda una idea, so pena de ser considerada asignificativa.
Humboldt y el relativismo
La Idea de la relatividad lingüística no era una idea original en los tiempos de Humboldt.
Podía encontrarse implícita en muchas teorías sobre el lenguaje. Desde Locke que ya
mantenía la tesis de la intraducibilidad de las lenguas y había sido más o menos expresada
por diversos autores franceses (Condillac, Desti de Tracy, Maupertuis, de Gernado) a lo
largo del siglo XVIII. Pero sólo en Humboldt adquiere la tesis de la relatividad lingüística
la función de núcleo central de toda una teoría sobre el lenguaje y sobre el hombre. Sólo a
partir de su obra el relativismo se convierte en un tema recurrente.
El lenguaje es concebido como instrumento del pensamiento más que como sistema de
comunicación. Primero como herramienta cognitiva, y luego, como sistema de transmisión
de información. Antes de que el lenguaje descomponga el pensamiento solo existe un flujo
de sensaciones indiferenciadas, en las que se mezclan percepciones puras, sentimientos,
deseos, etc. Se trata del pensamiento pre-articulado, indeterminado, que Humboldt
contrapone al pensamiento conceptualmente organizado.
Desde finales del siglo XVIII le lenguaje y la diversidad de las lenguas atrajeron la
atención de un número de especialistas cada vez mayor. Este enfoque fue conocido primero
como “Filología” centrándose en el estudio del desarrollo histórico del lenguaje. Los
lingüistas han solido considerar su trabajo como científico y experimental en oposición a
las especulaciones de las tradiciones filosófica y teológica. Pero, de forma creciente desde
la lingüística se viene abordando en los últimos años el estudio de los fundamentos de la
lingüística y la determinación de la naturaleza de las teorías lingüísticas que eran objeto de
atención al lenguaje religioso y sus formas típicas de expresión. De este modo, en nuestros
días cada vez parece más conveniente la aproximación entre aquellas tres tradiciones de
estudio del lenguaje.
La filosofía del lenguaje actual se ocupa habitualmente de las expresiones lingüísticas, los
enunciados y las oraciones, familiares a todos los seres humanos. En ocasiones se estudia
el lenguaje matemático o los lenguajes científicos especializados, pero lo normal desde la
posguerra europea es que la atención se centre en el lenguaje ordinario. Somos capaces de
operar con el lenguaje en los contextos habituales en los que ordinariamente nos
encontramos, pero somos (ha descrito Dummett) como soldados en medio de una batalla,
que vemos lo suficiente para poder desempeñar el papel que nos ha asignado, pero al
mismo tiempo estamos totalmente a oscuras acerca de lo que está pasando a escala general.