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Universidad Nacional Autónoma de México

Centro Universitario de Estudios Cinematográficos

Lenguaje Cinematográfico I

Profesor: Flavio González Mello

Alumno: Alejandro Coahuilazo Bejarano

Ensayo: Así se hacen las películas de Sidney Lumet.

Las anécdotas plasmadas en el libro de Sidney Lumet son

riquísimas en lecciones y consejos que a nosotros, estudiantes

de cine, nos servirán a futuro. Sin embargo, hay que tener en

cuenta el marco histórico y hasta geográfico de la carrera

artístico-laboral de Lumet: el Hollywood de segunda mitad del

siglo XX, del que ahora haría falta una obra similar para

describir de qué manera ha cambiado, las nuevas relaciones de

trabajo y la competencia recién creada con los servicios de

streaming, así como las consecuencias de un ambiente económico

y político tan cambiante como un mar embravecido. Es necesario

subrayar que muchos de los comentarios del autor siguen y

seguirán vigentes por un largo tiempo, como los métodos de

trabajo y la jerarquía al interior de un estudio, así como el

empeño que un director debe verter sobre un proyecto que le

tomará buena cantidad de meses completar. Sobre el aspecto

técnico tengo poco qué decir, puesto que muchos de los párrafos

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dedicados al rodaje, tratamiento y edición de una película

están enfocados al fotograma físico, a la película de material

sensible y negativos, de los cuales no hemos tenido formación

ni clase en el presente semestre.

Lumet da el primer paso hablando sobre el rol del director, en

palabras suyas “el mejor trabajo del mundo”, derivando en el

proceso de creación de un filme, añadiendo recuerdos de la

manera en que libró obstáculos creativos o técnicos, señalando

que en más de una ocasión ha cometido errores, y que entre su

filmografía se encuentran películas bien recibidas por el

público y con buena recaudación en taquilla, como otras que

fueron el opuesto absoluto. El camino comienza desde el momento

de elección de un guion, para el cual la lectura cuidadosa es

esencial, porque aquí es donde se da cuenta el realizador del

nivel de interés personal por contar la historia propuesta en

papel. Aquí me es interesante analizar el perfil del director,

y de una nueva visión que adquirí al platicar con mis nuevos

compañeros de grupo: El cine no necesariamente debe ser

narrativo, sino que puede inclinarse por la transmisión de

emociones o sensaciones sin relatar un suceso, enfoque del cual

me atrevo a afirmar que Lumet carecía. No quiero que se me

malinterprete. La empatía y la creación de sentimientos en su

público eran de suma importancia para el director, pero nunca

se propuso separarlos.

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La pregunta ¿de qué trata la película? Es el hilo conductor de

los límites que encontrará la historia, y con el que se tomarán

las decisiones sobre las personas que trabajarán en dicha

película. Asimismo, afirma que la cinta no debe ser considerada

como hecha únicamente por el director, sino que tiene un

ejército de personas calificadas que aporta una cantidad

variable de trabajo, y que influirá proporcionalmente al

resultado final. Finalmente añade algunas recomendaciones que,

parafraseando la presentación del libro, nos hubieran venido

bien hace algunas semanas, antes de realizar los ejercicios

pertinentes.

Pasando a terrenos del guion encontramos que el lugar del

guionista rara vez está en el set o en locación, y que se les

trataba, o trata, como meros peones, debiendo hacer cambios

pequeños o enormes al momento en que se les pedía, a diferencia

del ámbito teatral, donde lo que se busca es traer a la

realidad, lo más fielmente posible, lo que el guionista había

imaginado y propuesto, siendo éste respetado y temido por

igual.

Sidney escribió que él prefería tener una relación de mutuo

respeto con el autor intelectual, procurando entender cuál era

la intención original, qué se espera el público sienta.

Después, se armonizará la idea del escritor con la idea del

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realizador, pudiendo suceder que surja una tercera concepción

del guion. He omitido mencionar la trascendencia de que todos

los involucrados en el trabajo estén conscientes de estar

realizando un mismo trabajo, tener una misma visión, vaya.

Entrará aquí una cuestión vista en clases de guion y

realización: la existencia de las consecuencias lógicas

(incluso ilógicas), que conduzcan a los personajes a través de

situaciones que concuerden con sus acciones de manera correcta.

“El guion debe romperte el saque, sorprenderte, entretenerte,

involucrarte, y, al llevarte al desenlace, dejaste sin embargo

con la sensación de que la historia no podía acabar de otra

manera”. (Pp. 41)

Los diálogos no quedan exentos del examen: también es revisada

su importancia y aporte a la historia, siendo eliminado o

corregido. De forma parecida, se escudriña sobre el trasfondo

de un personaje, evitando el “patito de goma”, que es la

explicación de una forma de actuar de un individuo por un

suceso en su pasado. Por el contrario, “un personaje debe

clarificarse por sus acciones actuales. Y su comportamiento, a

medida que la película avance, hará que se revelen las

motivaciones psicológicas.”(Pp. 47)

Es notable su aversión a las demasiadas reescrituras de un

guion, pues se difumina la idea que propuso el autor inicial,

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se ponen parches y se vuelve un coctel de ideas para nada

relacionadas, un monstruo de Frankenstein en pocas palabras.

El estilo, ciñéndome a lo esencial, es el modo en que se contará

una historia concreta, encontrando una relación íntima entre

sobre lo que tratará o narrará, y cómo se abordará esta

historia, influyendo en todas las áreas involucradas en la

manufactura, desde el aspecto estético hasta el género que

determinará el carácter de la cinta. Hay un párrafo donde Lumet

afirma que hay directores que siempre hacen la misma película,

y otros que siempre hacen una distinta. Los primeros,

conjetura, podrían haber escogido los guiones que ellos

creyeran que quedarían mejor expresados a su manera, bajo su

estilo, en lugar de hacer historias sin discriminación. Lo

mismo atañe a encargados de la imagen, donde un fotógrafo puede

ser espléndido para hacer dramas, pero pésimo en las comedias.

Mí capítulo favorito, seguido de cerca por el de la música, es

el de los actores. Son muchas las ideas que me gustaría realzar

aquí, pero escogeré las más importantes. El actor es un tipo

especial de artista, puesto que el instrumento con el que

trabaja es su cuerpo y su psique, con un grado determinado de

involucramiento del intérprete hacia el personaje a crear o

recrear, hecho que depende de la existencia previa o

inexistencia de la personalidad/personaje.

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La investidura del talento en un personaje requiere de tiempo

y estudio continuo del guion, de la correcta lectura de los

gestos, acciones, vocalizaciones, etc. El bloqueo o marcación

posterior, la coreografía que se seguirá al momento de realizar

determinada escena, fundamental para la iluminación y

emplazamiento de cámara, así como para el mejoramiento de un

set, si es que se encuentra en uno.

El autoconocimiento de un histrión es una herramienta poderosa

tanto para escoger papeles como para llevarlos a cabo, pues se

conocen de primera mano los límites de uno mismo, físicos y

mentales, hasta el punto de hallar la manera de sacarles

provecho o evitarlos en pos de una buena interpretación.

Un factor determinante en el trabajo de un actor es el método,

el proceso que realizará para conseguir una interpretación

eficiente. Sin embargo, dado que mi inserción en el mundo de

la actuación es reciente, ignoro la importancia de echar mano

de un método, sustantivo usado a la manera científica, porque

es un modo ordenado, sistemático de proceder para obtener un

resultado o fin determinado. En este caso me pregunto la

utilidad de obtener la misma actuación constantemente, o la

estructuración de una lista de factores variables que por sus

relaciones influyan en el todo, siendo a la vez partes de éste.

Podría teorizar, haciendo previa mención de una anécdota del

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autor en la que debió dar una bofetada a una actriz para lograr

la emoción exacta, que el método sirve para no depender del

azar, de las experiencias personales del actor o de los

estímulos externos para elaborar una representación.

He dejado de lado un punto importante para Lumet: la confianza

entre realizador y actor, basada en la comprensión recíproca.

Esto es forjar una relación fuerte de amistad en el trabajo.

El capítulo sobre la cámara, en mi opinión, es poco teórico y

muy técnico, aunque en lo que respecta a la idea formal sobre

lo que quería en cada filme, Lumet es detallado y aporta

elementos propios sobre el énfasis en la situación personal de

cada personaje (utilizando los lentes y los filtros), el tiempo

que se quiere crear, así como la atmósfera a través del color

y la importancia de una buena iluminación.

La dirección artística es otro de los elementos que había

omitido en mi formación previa, pero que se verá fuertemente

reflejada en el cuadro y por lo tanto será el fundamento, o

uno de los fundamentos, de éste. Dentro de sus tareas se

encuentra la elección de la paleta de colores que predominará

la película, o que será relacionada con un tiempo al interior

de la historia. También las locaciones son empresa del director

de arte.

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Dentro del apartado del rodaje encontré detalles útiles de los

órdenes del día, de las horas planificadas por día y de las

faenas propias de cada rol del crew. Nuevamente, de haber leído

la obra al preciso comienzo del curso me habría ahorrado

preguntas, tiempo y esfuerzo en los ejercicios. La sección está

llena de relatos sobre el trabajo de Sidney, de vicisitudes de

diversos grados, y de cómo logro solucionarlas.

Los siguientes capítulos son ligeramente superfluos, salvo el

que habla de la música. Empero, el capítulo del que me gustaría

discurrir es el final, el que atañe al estudio. En esta parte

pareciera que el autor tiene algún sentimiento amargo sobre

los ejecutivos y la industria del cine, y lo comprendo. El cine

como arte es opacado por las grandes producciones, siempre

apuntando a una recaudación en taquilla que haga valer la pena

todo el dinero, tiempo y esfuerzo invertidos en su hechura.

También habla sobre la voracidad de las grandes compañías y

las cantidades descomunales de dinero destinadas a un proyecto.

Es por demás obvio que el cine es el arte de las élites, que

escogen minuciosamente los temas y los tratamientos de un

guion. ¿Cuántas películas buenas han sido menospreciadas por

su poca afluencia? ¿Cuántos grandes artistas de la imagen en

movimiento han quedado en las sombras de la miseria porque su

película no logró el éxito esperado?

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