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Romanos 3:20-22
20
Por tanto, por las obras de la ley ninguna carne será justificada delante de
Él; pues por la ley es el conocimiento del pecado.
21
Mas ahora, aparte de la ley, la justicia de Dios es manifestada, siendo
testificada por la ley y los profetas;
22
la justicia de Dios que es por la fe de Jesucristo, para todos y sobre todos los
que creen; porque no hay diferencia
Romanos 3:28
28
Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley.
3 FRASES IMPORTANTES:
“por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él;”
“aparte de la ley”
“sin las obras de la ley,”
Otros, utilizan versos similares para reafirmar una postura contraria, como
Romanos 2:13: “Porque no son los oidores de la ley los justos para con Dios, sino los
hacedores de la ley serán justificados.” ¿Cómo es entonces que “los hacedores de la
ley serán justificados,” cuando “las obras de la ley” no justifican?
Estas posturas se vuelven aún más confusas cuando Pablo dice en Romanos
3:31 “¿Entonces invalidamos la ley por la fe? ¡En ninguna manera! Antes bien,
confirmamos la ley.” Es decir, a través de nuestra fe confirmamos la Ley.
1. Pecado: ¿Que es el pecado? Juan escribió: “Todo aquel que comete pecado,
infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley” (I Juan 3:4, Reina
Valera 1960). El pecado aísla a una persona de Dios, y la paga del pecado es
muerte (Romanos 6:23).
Existen pecados externos, los cuales son observables y conocidos por otros, e
internos, los que son ocultos en el corazón y la mente. En ocasiones, una persona
cometiendo un pecado interno no es realmente consciente de lo que hizo. Nadie
conoce los pecados internos de otro porque nadie puede leer la mente y el corazón
de otro. Sin embargo, dado que Dios conoce nuestra mente y corazón, Él también
conoce los pecados ocultos o internos.
Nuestro Señor Jesús reveló que el pecado se origina dentro del corazón y de
la mente del hombre en Marcos 7:20-23: “Y decía: Lo que sale del hombre, eso
contamina al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos
pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las
avaricias, las maldades, los engaños, las lascivias, el ojo maligno, la blasfemia, la
soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al
hombre.”
Romanos 8:7: “Porque la mente carnal es enemistad contra Dios; porque no
se sujeta a la ley de Dios, ni tampoco puede.”
2. La Ley: El término “la ley” en las escrituras del Pacto Renovado, en la mayoría de
los casos, se refiere a las leyes y mandamientos de Dios como son encontrados en
los cinco libros de Moisés. Pero en algunos contextos “la ley” puede referirse al pacto
que Dios hizo con Israel, a las leyes rituales de sacrificios o a una ley especifica.
El propósito de la Ley de Dios es definir qué es pecado y qué no lo es “…pues
por la ley es el conocimiento del pecado.” (Romanos 3:20).
Si no hubiese Ley, no habría pecado. Pero si no hubiese pecado, no habría
necesidad de perdón y, por ende, no habría necesidad de un Salvador. Esto es lo que
Pablo quiso decir en Romanos 4:15: “…porque donde no hay ley, tampoco
hay trasgresión“.
Romanos 7:7-25
Romanos 2:13: “Porque no son los oidores de la ley los justos para con Dios,
sino los hacedores de la ley serán justificados.”
3. La Ley y su historia: Desde el comienzo del mundo, Dios ha requerido que toda
la gente obedezca sus leyes y mandamientos y se enseñoree sobre el pecado
(Génesis 4:7). En los días de Noé, a causa del pecado y la violencia, Dios destruyó
toda vida con el diluvio. Luego, Él estableció su pacto con Abraham y su simiente.
Abraham le creyó a Dios, y su fe le fue contada por justicia. Cuando Dios transfirió las
promesas del pacto que Él había establecido con Abraham a Isaac, Dios declaró que
fue a causa de la obediencia de Abraham. Leamos Génesis 26:2-5; los
mandamientos, estatutos y leyes de Dios por los que Abraham fue elogiado de
guardarlos fueron los mismos que luego Él dio a los hijos de Israel en el
Monte Sinaí.
En el pacto de Dios con Israel, también conocido como el Primer Pacto, a los
hijos de Israel les fue dada una elección entre vida y muerte, bendición y maldición,
dependiendo de la adherencia de ellos a sus mandamientos y leyes, como podemos
ver en Deuteronomio 30:15-20.
En Deuteronomio 28, Dios listó las bendiciones por la obediencia y las
maldiciones por la desobediencia. Él esperaba que Israel obedeciera todas sus leyes
y mandamientos. Pero el pacto con Israel no ofreció promesa de vida eterna, sino
más bien una tierra para poseer; la promesa de vida eterna no vendría sino hasta
Jesucristo, aún cuando muchos de los hijos de Dios en el Primer Pacto ya tenían
conocimiento de esta promesa.
4. Las Obras de la Ley: Esta frase, “las obras de la ley,” es tal vez una de las frases
más mal entendidas en las Epístolas de Pablo. La confusión acerca del significado de
esta frase se origina de una traducción imprecisa del término
griego, ergon nomou el cual significa literalmente “obras de ley.” Esta no
significa “las obras de la ley.” En la Reina Valera 1960, así como en otras versiones,
los traductores han insertado dos artículos definidos dentro de esta frase que no son
encontrados en el texto griego, haciendo que esto se lea incorrectamente. Los
traductores sintieron que era necesario agregarlos para ayudar a clarificar el
significado, porque ellos pensaban que la frase ergon nomou se refería
exclusivamente a las leyes y mandamientos de Dios. De ese modo, ha sido asumido
que guardar los mandamientos de Dios no es requerido porque “las obras
de la ley” no justifican a nadie con Dios.
Si el apóstol Pablo hubiera tenido la intención de que la frase dijera “las obras
de la ley,” él muy seguramente lo hubiera escrito de esa forma en el griego. De
hecho, hay un verso, y solo un verso, donde Pablo realmente escribió la frase
completa “la obra de la ley,” cuando escribió: “Porque cuando los gentiles, los cuales
no tienen la ley, practican por naturaleza las cosas contenidas en la ley, esos que
no tienen la ley son una ley hacia sí mismos; quienes muestran la obra de la
ley escrita en sus propios corazones, sus conciencias dando testimonio, y sus
razonamientos también, mientras se acusan o defienden el uno al otro” (Romanos
2:14-15).
Este pasaje, está en relación directa con Juan 2:1-6, donde se nos muestra otra
tradición que tenían los judíos. En resumen, “obras de ley” se refiere a todas
aquellas tradiciones de hombre o de los ancianos que buscaban servir mejor a
Dios, pero que muchas veces estaban por sobre las Leyes de Dios, como lavarse
las manos, no juntarse con gentiles, intercambiar zapatos para cerrar un trato, no
caminar más de 2.000 codos en día de reposo, entre otros.
Leamos Romanos 9:30-33 y Gálatas 3:9-14
6. La función de la Ley: Gálatas 3:23-25: “23 Pero antes que viniese la fe,
estábamos guardados bajo la ley, encerrados para aquella fe que había de ser
revelada. 24 De manera que la ley fue nuestro ayo para traernos a Cristo, para que
fuésemos justificados por la fe. 25 Mas venida la fe, ya no estamos bajo ayo…”, por lo
tanto debemos entender que La Ley puede significar una forma de vida establecida
por Dios con reglas y normas claras, pero a su vez y más importante aún es el
camino de rectitud que nos lleva a nuestro Señor Jesús.
Conclusión: