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CLASE 14 - El Rayo de la Muerte

L
a muerte es el depósito de la vida. El sendero de la vida está formado con las huellas de los
cascos de los caballos de la muerte.

La muerte en sí misma nada tiene de aterrador, es algo muy hermoso, sublime,


inefable, más la mente embotellada en lo conocido, sólo se mueve dentro del círculo
vicioso que va de la credulidad al escepticismo.

Cuando realmente nos hacemos conscientes del hondo y profundo significado de la


muerte, descubrimos entonces por sí mismos mediante la experiencia directa, que la Vida
y la Muerte constituyen un todo íntegro, unitotal.

La vida es energía determinada y determinadora. Durante el curso de la existencia


diferentes tipos de energía fluyen por el organismo humano. Cada tipo de energía, tiene su
propio sistema de acción. Cada tipo de energía se manifiesta a su tiempo.

A los dos meses de concepción, tenemos la función digestiva. A los cuatro meses y
medio de concepción, se manifiesta la fuerza motriz y muscular; esto va relacionado con la
función respiratoria y pulmonar. A los diez meses y medio, el crecimiento con todos sus
maravillosos metabolismos y tejidos conjuntivos. Entre los dos y tres años del niño, se
cierra la fontanela frontal de los niños recién nacidos, quedando de hecho el sistema
cerebro-espinal perfectamente formado.

Durante los siete primeros años se forma la personalidad humana, a los 14 aparece
la energía pasional, fluyendo avasalladoramente por el sistema neuro-simpático, a los 35
años, aparece el sexo en su forma trascendental de emoción creadora. Es al llegar a esta
edad, cuando podemos fabricar Alma. Sólo fabricando Alma, establecemos un principio
permanente de conciencia dentro de nosotros mismos. Aquel que tiene Alma, vive
conscientemente después de la muerte. El Alma puede ser creada con la acumulación de
las energías más sutiles que el organismo produce y su cristalización a través de super
esfuerzos, para hacerse auto-consciente en forma total y definitiva. Desgraciadamente el
animal intelectual llamado hombre, gasta torpemente estas energías en apetencias,
temores, ira, odio, envidias, pasiones, celos, etc..

El último fluido energético en hacer su aparición es el Rayo de la Muerte, el cual


reduce al llamado hombre a una quinta esencia molecular; así como una tonelada de flores
puede reducirse a una simple gota de perfume esencial. La energía de la muerte por ser
tan fuerte, destruye totalmente el organismo humano. Es una corriente de tan altísimo
voltaje, que inevitablemente destruye el organismo cuando llega a circular por éste. Así
como un rayo puede despedazar un árbol, así también el rayo de la muerte, reduce a
cenizas el cuerpo humano.
Es el único tipo de energía que el organismo no puede resistir. Este rayo conecta la
muerte con la concepción. Los dos extremos se tocan.

Tres cosas van al sepulcro. El cuerpo físico, el cuerpo vital y la personalidad.

El cuerpo vital es el organismo termo-electro-magnético, dicho cuerpo es el asiento


de la vida orgánica. Ningún organismo podría vivir sin el cuerpo vital. Cada átomo del
cuerpo vital penetra dentro de cada átomo del cuerpo físico, para hacerlo vibrar
intensamente. Todos los fenómenos químicos, fisiológicos y biológicos, fenómeno de
percepción, metabolismo, toda acción de calorías, etc., tiene su base en el cuerpo vital.
Este cuerpo es realmente la sección superior del cuerpo físico.

En el último instante de la vida , el cuerpo vital se escapa del organismo físico, el


cuerpo vital no entra al sepulcro y se va desintegrando lentamente conforme el cuerpo
físico se va desintegrando. El cuerpo vital tiene más realidad que el cuerpo físico. Sabemos
que cada siete años el cuerpo físico cambia totalmente, y no queda ni un solo átomo
antiguo en dicho cuerpo. Empero, el cuerpo vital o cambia; en dicho cuerpo están
contenidos todos los átomos de la niñez, adolescencia, juventud, madurez, vejez y
decrepitud. El cuerpo físico pertenece al mundo de tres dimensiones. El cuerpo vital es el
cuerpo de la cuarta dimensión.

Como ya dijimos, la personalidad se forma durante los primeros siete años de edad
y se robustece con las experiencias. A veces la personalidad ambula por el cementerio,
otras sale de su sepulcro cuando los dolientes la visitan y le llevan flores. Poco a poco la
personalidad se va desintegrando. La personalidad no se reencarna. La personalidad es
hija de su tiempo y muere en su tiempo.

Aquello que continúa es la Esencia, es decir el fantasma del muerto. Dentro de


dicho fantasma, se desenvuelve el Ego reencarnante, el Yo, que continúa más allá de la
fosa sepulcral. Este último es Legión de Diablos que continúan. La Esencia es molecular, la
Esencia, el fantasma del muerto, vive normalmente en el mundo molecular, así pues, al
morir salimos del mundo celular y entramos en el mundo molecular. Así como en el mundo
físico usamos un cuerpo celular, en el mundo molecular, usamos un cuerpo molecular.

Los ángeles que rigen los procesos de la concepción, viven normalmente en la


cuarta dimensión y los que gobiernan la muerte en la quinta dimensión. Los primeros
conectan el Ego con el zoospermo, los segundos rompen la conexión que existe entre el
Ego y el cuerpo físico.

Los ángeles de la muerte son los mismos hombres perfectos, es muy amarga la
pérdida de un ser querido y pareciera como si los ángeles de la muerte fuesen demasiado
crueles, pero ellos no lo son, aunque parezca increíble. Los ángeles de la muerte trabajan
de acuerdo con la Ley, con suprema sabiduría y muchísimo amor y caridad. Los ángeles de
la vida le dan al ser humano un cuerpo vital para que pueda vivir. Los ángeles de la muerte
le quitan al ser humano la vida. Esto lo hacen cortando el cordón de plata o
Antakarana.

Dicho cordón se corresponde con el cordón umbilical y es séptuple en su interna


constitución. Los ángeles de la vida conectan al cuerpo molecular de los desencarnados
con el zoospermo. Así éstos vuelven a tener un nuevo cuerpo , realmente el cordón de
plata es el hilo de la vida que los ángeles de la muerte rompen en su día y en su hora de
acuerdo con la Ley del Destino. Este hilo maravilloso pertenece a las dimensiones
superiores de la naturaleza y sólo puede ser visto con el sentido espacial.
Los moribundos suelen ver al ángel de la muerte como una figura esquelética
espectral bastante horrible. Realmente lo que sucede es que este se reviste con el traje
que corresponde a su oficio. En la vida práctica el policía viste su uniforme, el médico su
bata blanca, el juez su toga, etc.. Las vestiduras funerales y las esqueléticas, figura de los
ángeles de la muerte , horrorizan a aquellos que todavía no han despertado conciencia.
Fuera de su trabajo, la apariencia de los ángeles de la muerte es la de hermosos niños,
sublimes doncellas, venerables maestros.

Los fantasmas de los fallecidos viven en la quinta dimensión, esta es la Eternidad.


Largo, ancho y alto, forman las tres dimensiones del mundo celular. El tiempo es la cuarta
dimensión; la Eternidad es la quinta dimensión y aquello que está más allá de la eternidad
y del tiempo, corresponde a la sexta dimensión.

Realmente la liberación comienza en la sexta dimensión, el mundo del Espíritu


Divino, en el mundo Electrónico, el Mundo de la Sexta Dimensión. Todo aquel que muere
entra en la quinta dimensión. La eternidad se abre para devorar a los fallecidos y luego los
expulsa de su seno para regresarlo al mundo del tiempo y la forma física. Los fallecidos
son expulsados de la eternidad porque todavía no poseen el SER. Sólo quienes poseen el
Ser pueden vivir en la eternidad. El Ser es el Íntimo; El Espíritu.

Al morir nos
llevamos un
diseño psicológico
y tal diseño está
conectado
psíquicamente al
zoospermo
fecundante
La huella electromagnética que deja la vida de un hombre en el instante de la
muerte se imprime tremendamente en la concepción del feto. El sendero de la vida, está
formado con las huellas de los cascos del caballo de la muerte. Muerte, Juicio, y
Concepción constituyen un trío perfecto. Esa huella está formada por tensiones eléctricas
muy íntimas y cierta nota clave que tienen el poder determinante de combinar los genes
dentro del huevo fecundado. Semejantes a las ondas de la televisión que portan imágenes,
son las ondas vibratorias de los fallecidos. Lo que es la pantalla a las ondas emisoras, es el
embrión de las ondas de la muerte. Las ondas vibratorias de la muerte portan la imagen
del fallecido. Esta imagen queda depositada en el huevo fecundado.

Cada célula ordinaria del organismo humano, contiene cuarenta y ocho


cromosomas, esto nos recuerda las cuarenta y ocho leyes del mundo en que vivimos.

Las células reproductivas del organismo humano sólo contienen un solo


cromosoma de cada par, mas en su unión produce la combinación nueva de cuarenta y
ocho, que hacen que cada embrión sea único y diferente.

Toda forma humana, todo organismo, es una máquina preciosa. Cada cromosoma
lleva en sí mismo el sello de alguna función, cualidad o característica especial, un par
determina el sexo, pues la dualidad de este par es lo que hace hembras. El impar del
cromosoma origina machos. Recordemos la leyenda Bíblica de Eva hecha de una costilla
de Adam y teniendo, por lo tanto una costilla más que él.

Los cromosomas en sí mismos están compuestos por genes y cada uno de estos,
por unas pocas moléculas . Realmente los genes constituyen la frontera entre este mundo
y el otro, entre la tercera y la cuarta dimensión.
Las ondas de los moribundos, las ondas de la muerte, actúan sobre los genes
ordenándolos dentro del huevo fecundado. Así se rehace el cuerpo físico perdido, así el
diseño de los fallecidos se hace visible en el Embrión.

Se nos ha dicho que en el instante preciso de la muerte, en el momento en que el


difunto exhala su postrer aliento, proyecta un diseño electro psíquico de su personalidad,
tal diseño continúa en las regiones suprasensibles de la naturaleza y más tarde, viene a
saturar el huevo fecundado, así es como al retornar, al regresar, al reincorporarse en un
nuevo cuerpo físico, venimos a poseer características personales muy similares a la de la
vida anterior.

La Esencia en su
peregrinaje
(existencias
sucesivas)
adquiere
conciencia de todo
lo creado.
El ascenso evolutivo de la Esencia comienza desde el Reino mineral. Hay distintos
elementales minerales, unos más avanzados que otros, entre ellos se encuentran los
Gnomos y Pigmeos, estas clases de criaturas parecen verdaderos enanos de larga barba
blanca y cabello cano, ellos conocen a fondo la alquimia de los metales y cooperan en la
Obra de la naturaleza.

Los elementales minerales más avanzados, entran en el reino Vegetal. Cada planta
es el cuerpo físico de un elemental vegetal, esto no significa que los elementales están
metidos a toda hora en su cuerpo inmóvil, eso sería absurdo e injusto además. Los
elementales vegetales tienen plena libertad para entrar y salir de su cuerpo a voluntad.
Generalmente los elementales del reino vegetal se encuentran clasificados en forma de
familias. Cada familia tiene su Templo y sus instructores, en la Cuarta dimensión. Todos
estos elementales que evolucionan reciben enseñanzas a los pies de los Devas.

Se debe recordar el siguiente enunciado: "La naturaleza no da saltos". Así es que


los estados más avanzados del reino vegetal dan paso a la esencia al reino animal. La
esencia primero se reincorpora en organismos muy simples y después retorna en
organismos más y más complejos. Los elementales animales también tienen sus guías y
sus Templos en la cuarta coordenada. Luego ingresan al estado de animal intelectual.

Los elementales son el alma de las piedras, las plantas, animales.

En el Asno de Oro de Apuleyo, encontramos totalmente documentada esta doctrina


de Pitágoras. Esta es la doctrina de la metamorfosis o metempsicosis, y se fundamenta en
las mismas leyes de la naturaleza.

Dice Apuleyo que en la Tesalia de la Hechicería las piedras no eran sino hombres
petrificados; los pájaros, hombres con alas; los árboles, hombres con follajes; las fuentes,
cuerpos humanos que sangraban clara linfa. Admirable manera simbólica de representar
el hecho indudable de que las diversas entidades que constituyen el Yo pluralizado pueden
reincorporarse en organismos de bestias o ingresar al reino mineral, vegetal, etc... Los
místicos cristianos con justa razón hablan con amor de la hermana planta, el hermano
lobo, la hermana piedra.

Los tres Juicios:


¿A quién juzgan?
El libro tibetano de los muertos dice: "Has estado en un estado de desmayo
durante los últimos tres y medio días. Tan pronto como te recobres de este desmayo,
tendrás el pensamiento, ¿qué ha pasado? en ese momento todo el Samsara estará en
revolución."

El ingreso a los mundos Electrónico y Molecular en el momento dela muerte, es


una prueba tremenda para la conciencia del hombre, asegura el libro tibetano de los
muertos que todos los hombres caen en el momento de la muerte en un desmayo que dura
tres días y medio. Max Heindel, Rudolf Steiner y muchísimos otros autores aseguran que
durante estos tres días y medio el Ego desencarnado, ve pasar toda su vida en forma de
imágenes y en orden retrospectivo. Aseguran dichos autores que dichos recuerdos se
hallan contenidos en el cuerpo Vital y su visión retrospectiva, sólo es repetición automática
de algo semejante en el mundo Electrónico.

En el momento de la muerte y durante los tres y medio días siguientes, nuestra


conciencia y nuestro juicio interno, son liberados por la descarga electrónica. Entonces
vemos pasar toda nuestra vida en forma retrospectiva. La descarga es tan fuerte que el
hombre cae después en un estado de coma y sueños incoherentes. Sólo aquellos que
poseen eso que se llama Alma, pueden resistir la descarga electrónica sin perder la
conciencia.

Pasado los tres días y medio , la Esencia entra en un estado de conciencia de tipo
lunar. En el momento dela muerte revivimos la vida en forma retrospectiva, Bajo la
descarga electrónica, pero en forma muy rápida y terrible, en el mundo molecular
volvemos a revivir nuestra vida que acaba de pasar en forma mucho más lenta porque el
tiempo en el mundo molecular es más lento que en el mundo Electrónico.

Terminado el trabajo retrospectivo es claro que tenemos plena conciencia del


resultado de la vida que acaba de pensar. Es entonces y sólo entonces, cuando todo aquel
que no está decididamente perdido toma la decisión de enmendar sus errores y pagar lo
que debe. Sólo los completamente perdidos no responden a los impactos terribles de los
mundos Molecular y Electrónicos. Realmente esos seres ya están tan materializados, que
de hecho, retornan al reino mineral, este es el infierno.

El juicio final es el que decide la suerte de los desencarnados. Terminado el trabajo


retrospectivo, tenemos que presentarnos ante los tribunales del Karma. En dichos
tribunales tenemos que responder de cargos. La sentencia de los jueces es definitiva.
Realmente no es exacto afirmar que todos los seres pasen a las regiones del paraíso o a los
estados de felicidad de tipo celestial, después del juicio sólo pasan a las regiones inefables
mencionadas por la Teosofía, una muy pequeña minoría de Seres. El juicio final divide a los
desencarnados en tres grupos:

1. los que se reencarnan inmediatamente.

1. los que suben a los estados paradisíacos y celestes y los que se


reencarnan mucho tiempo después.

1. los que entran al reino mineral (infierno)

El destino de la Esencia enfrascada en el Ego, es de acuerdo al juicio en los


tribunales del Karma en la quinta dimensión, este juicio es por número, peso y medida.

Peso:
La leyenda de Zoroastro dice: "Todo aquel cuyas buenas obras excedan en tres
gramos a su pecado, va al cielo, todo aquel cuyo pecado es mayor, al infierno; en tanto
aquellos que sean iguales, permanecerán en el Hamistan, hasta el cuerpo futuro o
resurrección".

La región molecular es la región del Paraíso, aquellos seres que sufrieron mucho en
la vida y que relativamente fueron muy buenos en la vida, se sumergen en la felicidad del
mundo molecular, antes de tomar un nuevo cuerpo físico.

Los hombres dedicados únicamente a las cosas materiales no tendrán la dicha de


experimentar la felicidad del mundo Electrónico.

La dicha de la Esencia en el mundo electrónico después de la muerte, es muy


pasajera, porque el ser humano no es todavía un ser preparado para vivir continuamente
en esas regiones solares.

Medida:
Sabemos que una vez despertados nuestros fuegos sagrados debemos hacerlos
ascender por el canal medular de nuestra médula espinal.

Este ascenso es muy costoso y se lleva a cabo según los méritos de nuestro
corazón, vértebra por vértebra (cámara por cámara).

Este es el elemento de juicio para los señores del Karma, la medida de nuestro
Kundalini, es decir cuántas vértebras han ascendido nuestros fuegos sagrados por el canal
medular.

Número:
Este tercer elemento de juicio no es ni más ni menos que el número de existencias
vividas. Si el enjuiciado cursó su existencia número 100, pues se le juzga que tiene
derecho a otra existencia.

Si en cambio cursó la existencia número 108, según el elemento de juicio número


no tiene derecho a recibir un nuevo cuerpo físico humano.

De todas maneras, la misericordia Divina existe. Si la persona ha hecho una


revolución de la conciencia y demostró haber tenido impulsos para transformarse
radicalmente, siguiéndolos, le asignan una nueva existencia.

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