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VICERRECTOADO ACADÉMICO
COORDINACIÓN GENERAL DE PREGRADO
PROYECTO DE CARRERA: EDUCACIÓN, MENCIÓN LENGUA Y
LITERATURA
UNIDAD CURRICULAR: LITERATURA VENEZOLANA
ESTUDIANTE: NICIEZA, ELIZABETH
Durante los tres siglos coloniales la actividad literaria sería constante, pero los
textos que se conservan en la actualidad son escasos, debido a la tardía
instalación de la imprenta en este país (1808), lo cual impidió a muchos
escritores editar sus libros. Pese a ello, la “Historia de la conquista y población
de la provincia de Venezuela” de José de Oviedo y Baños, escrita alrededor de
los años de 1722 al 1725, la mayor obra literaria del barroco venezolano; de las
últimas décadas del siglo XVIII procede el Diario (1771-1792) de Francisco de
Miranda, la mayor obra en prosa del periodo colonial. A este punto, y tomando
como referencia la llegada de la imprenta a Venezuela podríamos ir
vislumbrando cual es el estado de valoración de nuestra literatura en la
actualidad, porque ¿quién ama aquello que desconoce?
Además de estas actividades, a las que sumaba el estudio del francés y el inglés,
Bello se sentía atraído sobre todo por las letras, y comenzó a escribir
composiciones poéticas y a frecuentar la tertulia literaria de Francisco Javier
Ustáriz. Tuvo el talento de saber trasladar a la esfera práctica su gran erudición
en terrenos tan diversos como la filología, la lingüística y la gramática, la
pedagogía, la edición, la diplomacia y el derecho internacional. Por añadidura,
aportó a las letras hispanoamericanas, en poemas nutridos de lecturas de los
clásicos latinos, una incipiente conciencia autóctona. En su vasta erudición, en
su talante político y en su sensibilidad literaria se refleja el ideal del clasicismo
europeo, perfectamente aunado a la moderna sensibilidad nacional y patriótica
de su tiempo. Sus primeros pasos literarios siguieron las huellas del
neoclasicismo entonces imperante, y le valieron, en la sociedad caraqueña
ilustrada, el apodo de El Cisne del Anauco. Además de traducciones de obras
latinas y francesas, compuso en estos primeros años de desempeño literario las
odas Al Anauco, A la vacuna, A la nave y A la victoria de Bailén, los sonetos A
una artista y Mis deseos, la égloga Tirsis habitador del Tajo umbrío y el
romance A un samán, así como los dramas Venezuela consolada y España
restaurada.
A los veintiún años recibió su primer cargo público: oficial segundo de la
secretaría de la Capitanía General de Venezuela, del que fue ascendido en 1807
a comisario de guerra y secretario civil de la Junta de la Vacuna, y en 1810 a
oficial primero de la Secretaría de Relaciones Exteriores. En 1806 había llegado
a Venezuela la primera imprenta, traída por Mateo Gallagher y James Lamb, muy
tardíamente por cierto, si se piensa que la primera instalación de una imprenta
en América se remonta a 1539, en la capital de Nueva España, México. En 1808
comenzó a publicarse la Gaceta de Caracas, y Andrés Bello fue designado su
primer redactor. En estos años de intensa actividad oficial comenzó a gestarse
su gusto por la historia, la historiografía y la gramática, que quedó
tempranamente plasmado en su Resumen de la historia de Venezuela,
extraordinario primer brote en el que ya están presentes los principios
humanistas rectores de su obra futura; en su traducción del Arte de escribir de
Condillac, impresa sin su anuencia en 1824, y sobre todo en uno de sus
fundadores estudios gramaticales: el Análisis ideológica de los tiempos de la
conjugación castellana, obra que comenzó a escribir hacia 1810 y que se
publicaría en Chile en 1841.