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La Oxitocina
La Oxitocina
Pocas palabras representan algo tan intenso, puro y mágico a la vez biológico y
emocional como la oxitocina.
Todo ello ha hecho que esta hormona producida en el hipotálamo y secretada por
la glándula pituitaria posterior se alce como una de nuestras favoritas porque, en
sí misma, es la esencia química del amor.
Sin embargo… ¿Y si te dijésemos ahora que la oxitocina esconde un lado no
tan bueno, no tan saludable e incluso inadecuado para nuestra integridad
emocional?
Puede parecer una metáfora fácil, una similitud algo simplona, pero los
neuropsicólogos no dudan en comparar este tipo de enamoramiento con una
borrachera.
Y es que es casi como quedar ebrios de una “sobredosis” de oxitocina, como
volvernos dependientes de un amor que duele, pero del que no podemos
liberarnos.
De ahí que esos amores basados en una euforia pasional y en una obsesión casi
enfermiza sean casi como estar ebrios, como ser incapaces de hallar un adecuado
equilibrio o una lucidez objetiva.
Los neurólogos y psicólogos están fascinados ante este efecto tan intenso que la
oxitocina puede tener en muchas personas.
No es que se piense, por ejemplo, crear una nueva bebida donde la oxitocina
llegue a sustituir al alcohol.
Ello explica en ocasiones el porqué de esa primera época de pasión intensa, ahí
donde somos como satélites dando vueltas alrededor de un planeta, incapaces de
ver nada más.