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La Evaluacion y Los Centros Escolares PDF
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Etelvina Sandoval
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Acuerdo número 200. Normas de evaluación del aprendizaje en educación primaria, secundaria y
normal.
escuela de su preferencia o no y distribuirlos en grupos; son el referente central en la
comunicación con los padres de familia; un factor de competencia a nivel grupal por
el mejor promedio, o en forma individual por aparecer en el cuadro de honor de la
escuela; un eje importante en la relación que se establece entre maestro y alumno; el
recurso para que la masa indiferenciada y tumultuario de estudiantes cobre rostros
particulares; un factor de prestigio o desprestigio del plantel, un recurso de poder
docente sobre los estudiantes y; un aprendizaje central para los alumno de cuya
apropiación depende muchas veces su permanencia en la escuela.
El sistema para calificar construido por cada maestro puede incluso llegar a
ser más complicado que el exigido institucionalmente, como el de una maestra de
Español que califica de manera permanente lectura, ortografía, redacción, letra,
participación en clases, tareas, cuaderno y libro, conducta, además del examen
mensual y de estar pendiente de las asistencias porque los alumnos no entran a
clases. Así, esta maestra desarrolla estrategias para calificar, que integra al
desarrollo de su clase y aunque afirma que es agotador estar al pendiente de tantos
aspectos, también señala que uno tiene que darse sus mañas para hacerlo.
Los usos que los maestros hacen de las calificaciones y los contenidos que les
asignan a éstas en su relación con los alumnos, son integrados a su sistema
particular y aunque en ocasiones implica un trabajo extra, lo reivindican por ser el
propio, el de ellos, el que contiene su experiencia acumulada, el que desde su punto
de vista sirve para organizar su trabajo eficazmente y para incentivar a sus alumnos,
mientras que el administrativo carece de estos contenidos:
Lo pesado es cuando al director se le ocurre que uno dé otra información (se refiere
a que en esta escuela el director les pide llenar unos formatos para consignar las
causas de la reprobación de los alumnos)... eso es más trabajo y lo entrega uno por
compromiso... lo que uno considera es lo que fue haciendo el alumno cada clase,
las otras cosas las hacemos porque nos las piden y sólo nos quitan tiempo... para
nosotros el tiempo es importante. (Entr. Mtra. Esp. Esc. C).
Es probable que el segundo cambio haya intentado enmendar los dos errores
más notarios del anterior: el agobio docente por el corto lapso que tenían para
entregar documentación y el aumento de reprobación derivado de una escala de
calificación demasiado rigorista. El periodo bimestral fue mejor recibido por los
maestros, aunque no sucedió lo mismo con la nueva forma de promediar, que desde
su punto de vista, es una simulación para ocultar los verdaderos resultados de los
alumnos y permitir a la SEP hablar de una menor reprobación y como consecuencia
de un mejor rendimiento que, desde su punto de vista, es aparente:
Yo siempre intenté conocer a mis alumnos y entre una de las cosas que más me
preocupaba era conocer su problemática... Fui inventando cosas para conocerlos y
mi materia se prestaba... Yo les decía que escribieran “Un día en mi vida” o “Lo que
más quiero” o “Lo que me disgusta”... y así, una serie de textos que me permitieran
conocerlos... porque yo sentía que en la secundaria estaban muy solos y es un
conflicto, porque cuando estás en la primaria tu maestro te conoce, te dice: Juan,
Pedro, pero cuando llegas a la secundaria eres un número, el uno, el catorce o el
dieciséis... y yo decía: “no eres nadie”. Y me propuse llevarme bien con mis
alumnos y para eso necesitaba conocerlos y saber cuáles eran sus problemas.
(Entr. Mtra. Esp. Esc. B)
También significan desde los docentes una forma para incentivar a los
alumnos en el trabajo escolar, sobre todo a la luz de una idea muy extendida de que
éstos no tienen interés, comentario que con mucha frecuencia hacen los maestros,
comparando con un pasado no sé qué tan remoto: antes sí trabajaban más los
alumnos... ahora se conforman con sacarse un seis. Frente a este desinterés
creciente que los maestros afirman existe, tratan de manera constante por diversos
medios de incentivarlos, uno de ellos son las calificaciones, interesados por ganar
algún punto, dejar trabajos extra para mejorar el promedio y darles consejos sobre
cómo manejar sus calificaciones: Es mejor tener un dos, tres o cuatro que cero, pero
recuerden que les va a promediar... es más, hasta un uno… Vayan cuidando sus
promedios porque al final van a ver que no les va o alcanzar la calificación final. En el
afán de mantener el interés, la disciplina y el cumplimiento de los alumnos, la
negociación con los puntos es una interacción común, puede verse en ejecución a
través de frases como: Al que no se calle le bajo dos puntos, El que no trajo el bote
de basura tiene tres puntos menos. En estos casos, no existe aparentemente una
relación directa entre aprendizaje y puntos negociados ya que los mismos maestros
suelen afirmar que los alumnos aprenden poco. Al mismo tiempo, las calificaciones
son un mecanismo de poder de los maestros, la expresión de su autoridad
institucional, y para algunos docentes, el único recurso para lograr que sus alumnos
los atiendan en clase.
Son entonces disímbolos los significados que desde los docentes tienen tas
calificaciones, encontramos amalgamados la preocupación por el proceso de
aprendizaje de sus alumnos la su situación particular, la posibilidad de ser un apoyo
y un facilitador para su tarea docente; el mecanismo que sustenta su autoridad, el
medio para controlar la disciplina del grupo de adolescentes y un recurso para
incentivarlos, aunque este último parece fortalecer en los alumnos la idea de que lo
importante de las calificaciones es pasar.
Los alumnos aprenden pronto que uno de lo aspectos más importantes para
su sobrevivencia en la escuela es saber manejar lo referente a las calificaciones.
Situación complicada, pues su experiencia anterior la constituía el trato con un solo
maestro que conocía a cada uno de sus alumnos y valoraba su situación particular
para extender una calificación. Aquí en cambio hay once o doce maestros diferentes
por grado escolar, cada uno con exigencias particulares y criterios distintos sobre el
qué y el cómo calificar. Algunos de estos maestros llegan a tener un conocimiento de
todos o casi todos sus alumnos que les sirve para valorar su desempeño; pero otros
no alcanzan a hacerlo y los alumnos se convierten en un nombre en la lista al que se
te va agregando una puntuación, cuya suma arroja aprobación o reprobación y
puede decidir su destino escolar.
Pareciera ser que el significado más importante que los alumnos otorgan a la
calificación es aprobar; ellos aprenden también a manejar los puntos, ya sea para
aumentarlos o para prever cuántos necesitan para obtener una calificación
aprobatoria final. Lo han oído de los mismos maestros, sobre todo de sus asesores
cuiden su promedio y ellos lo hacen de manera puntual sacando cuentas y
calculando cuánto necesitan obtener para aprobar cada materia. Esto último puede
llegar a extremos, como el que señalaba una maestra a propósito de las facilidades
que, desde su punto de vista, tenían ahora los alumnos con la nueva forma de
evaluar:
El cinco como calificación mínima, hace que muchos alumnos pasen aunque no
sepan nada... porque los alumnos hacen bien sus cuentas y entonces con un 10
que se saquen en el primer bimestre ya no tienen que hacer nada el resto del año,
porque súmale, 10 en un bimestre y 5 en los otros cuatro, dan 30... entre cinco da
seis... ¡tenemos que ponerle seis de calificación!... inclusive con un ocho y un siete
que les pongas alcanzan el promedio... Después ya no quieren hacer nada todo el
año, se la pasan echando cotorreo y pasan con seis, pero no saben nada de nada.
(Entr. Mtra. Hist. Esc. C)
Si bien son casos extremos no son tampoco aislados, porque aprobar aunque
sea con la mínima calificación representa para muchos alumnos la posibilidad de
permanecer en la escuela, pues aunque la reglamentación contempla los exámenes
extraordinarios como una opción para recuperarse y además señala que en caso de
reprobar más de cinco materias en examen extraordinario deberá repetir el grado en
la misma escuela, en los hechos hay una tendencia a expulsar a quienes llevan un
alto número de materias reprobadas, seguramente con la intención de disminuir el
porcentaje de reprobación del plantel.
Vistas las calificaciones como el requisito para alcanzar un mejor futuro, los
alumnos hacen uso de múltiples recursos para obtener el pase: la copia o préstamo
de tareas, conseguir prestado por un rato el libro que necesitan tener durante la clase
y que por falta de recursos muchas veces no pueden comprar porque cuenta con la
calificación que el maestro lo vea. Estrategias que se multiplican ante las distintas
exigencias que cada uno de los doce maestros tiene para su clase.
Por supuesto que no todos los casos son tan drásticos, en ocasiones la
calificación implica también obtener la satisfacción o el desagrado familiar, ganarse
un lugar al interior del grupo escolar, o distinguirse por aparecer en el cuadro de
honor pero en cualquier caso, en los significados que los alumnos van configurando
en torno a las calificaciones, la aprobación social puede llegar a tener más peso que
los conocimientos en las distintas materias cursadas; así, la cultura escolar de la
secundaria que pone especial énfasis en la calificación a través de prácticas como la
negociación de puntos, enseñar de manera implícita a cuidar los promedios, hacer
exámenes Que pueden pasarse aprendiéndose de memoria las respuestas de
cuestionarios, o la expulsión de la escuela, parece enseñarles que aprobar –por
cualquier medio- es más importante que aprender y aunque esto puede matizarse
por la intervención y preocupación d algunos maestros en la transmisión del
conocimiento, la calificación tiene también este sentido informativo.
c) Las calificaciones como vínculo de relación con los padres;
las juntas para la firma de boletas
En la escuela, existe un principio básico que norma la relación con los padres
de los alumnos, éste es apoyo. La premisa de base es que los padres de familia
tienen la obligación de apoyar a la escuela y como consecuencia la educación de sus
hijos; así, su participación pintando salones, reparando bancas o con aportaciones
económicas, equivale a apoyar a la escuela para que pueda brindar a sus hijos
mejores condiciones materiales para su aprendizaje. El apoyo también debe
extenderse al aprovechamiento escolar de sus vástagos que tienen dos vertientes,
calificaciones y conducta; estar al pendiente de ellas constituye también, desde el
punto de vista de la escuela, una obligación.
Estas reuniones implican para los alumnos una presión de dos figuras de
autoridad importantes para ellos y por lo tanto algunos, generalmente los que tienen
más problemas de calificación, evitan que sus padres se presenten. Como los
citatorios se envían a través de los alumnos, éstos pueden no entregarlos, aunque
corren el riesgo de ser detectados y reportados por ello, además de que no pueden
hacer esto permanentemente. También y de manera tangencial puede percibirse el
lugar destacado que algunos estudiantes ocupan en el grupo, pues lo asesores les
piden a ciertos alumnos que les ayuden a repartir boletas, o les indican a los padres
que hay un alumno (generalmente una niña) que lleva el registro de las faltas en
cada clase, para que consulten con ella. Asimismo llegan a nombrarse públicamente
a los que ocupan un lugar en el cuadro de honor, o por el contrario se hacen
menciones especiales, también públicas, de los alumnos más problemáticos. Las
juntas son así un lugar donde deben aceptarse ser regañados y que su situación
escolar particular se ventile abiertamente; tal vez por ello muchos alumnos tratan de
evitar la asistencia de sus padres.
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SEP. Informe de labores 1995-1996.
los alumnos tienen padres cuya ocupación implica trabajar manualmente, por lo que
puede pensarse que han formado a sus hijos en esa destreza.
Pero también están los casos problema que en las juntas de evaluación
ocupan el mayor tiempo. Se consideran tales alumnos que tiene más de tres
materias reprobadas, donde además se hace un cruce con su conducta: Juárez tiene
seis reprobadas, quince reportes y una suspensión... Martínez cinco reprobadas y
catorce reportes... De la misma manera que en la información general y por grupo,
no se abordan las causas ni se buscan posibles soluciones colectivas; se observa en
cambio que los maestros, más conocedores del los alumnos, complementan la
información de los casos considerados problema, abundan en el incumplimiento de
ellos en su clase particular e incluso señalan algunos motivos Trabaja en la noche en
la Central de Abastos, No viene desde hace un mes.