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inter.c.a.mbio, año 6, n.

7 (2009), 189-206
ISSN: 1659-0139

La retórica del desastre natural


en dos crónicas de José Martí: El
terremoto de Charleston y Nueva
York bajo la nieve1

Dorde Cuvardic2

Recepción: 10 de septiembre de 2008 / Aprobación: 18 de junio de 2009

Resumen Abstract
El artículo analiza dos crónicas In this article, XIX century jour-
periodísticas de José Martí dedi- nalistic chronicles by José Martí
cadas a relatar desastres natura- are analyzed. These chronicles
les: El terremoto de Charleston y are about two natural disasters:
Nueva York bajo la nieve. El aná- the Charleston earthquake and a
lisis emprendido es temático, na- New York snowstorm. A thematic,
rrativo, estilístico e ideológico. Se narrative, stylistic and ideological
concluye que los procedimientos analysis is undertaken. Conclu-
discursivos utilizados en la prensa sions drawn show that discourse
de finales del siglo XIX en la repre- procedures used by journalists
sentación de este tipo de aconte- at the end of the XIX century for
cimientos se utilizan también en la the representation of this type of
escritura periodística contempo- events are still used in contempo-

1 Este arículo fue presentado como ponencia en las Cuartas Jornadas de Investigación. Retos y perspec-
tivas de la comunicación social, 12 al 16 de mayo de 2008. Escuela de Ciencias de la Comunicación
Colectiva, Facultad de Ciencias Sociales.

2 Profesor de la Escuela de Filología, Língüística y Literatura, de la Escuela de Ciencias de la Comunica-


ción Colectiva, del Doctorado en Estudios de la Sociedad y la Cultura y de la Maestría en Artes de la
Universidad de Costa Rica. Especializado en teoría literaria, literatura española, literatura comparada, compa-
ratismo interartístico, análisis del discurso y cultura visual. Correo electrónico: dcuvardic@yahoo.es 189
Dorde Cuvardic

ránea, más de un siglo después. rary journalistic writing. Martí also


Por lo demás, Martí considera, implicitly states that the solidarity
implícitamente, que los esfuerzos shown by the American popula-
solidarios de la población estado- tion in facing adversity represent a
unidense para hacer frente a la ad- model that the Cuban population
versidad representan un modelo could adopt in their fight against
de conducta que podría adoptar Spanish colonial domination.
la lucha cubana contra la domina-
ción colonial.

Palabras clave Key words

Periodismo literario / crónicas / re- Literary journalism / chronicles /


tórica del desastre / José Martí / disaster rhetoric / José Martí / the-
análisis temático, narrativo, esti- matic, narrative, stylistic and ideo-
lístico e ideológico logical analysis

Introducción

E
l propósito del presente artículo es realizar un análisis temático,
narrativo y estilístico de dos crónicas de José Martí dedica-
das a relatar desastres naturales: El terremoto de Charleston,
remitida desde Nueva York el 10 de septiembre de 1886 y publicada
en el periódico La Nación de Buenos Aires los días 14 y 15 de octubre
del mismo año, y Nueva York bajo la nieve, remitida desde Nueva York
el 15 de marzo de 1888, y publicada en La Nación de Buenos Aires el
27 de abril. No son las únicas crónicas dedicadas a desastres natura-
les. Podemos pensar también en Las inundaciones de Ohio. Con este
análisis podemos conocer mejor la historia del periodismo informativo
americano (particularmente, el dedicado a la construcción discursiva de
los desastres naturales).

Este tipo de crónicas han recibido relativa atención crítica. Desta-


ca el análisis que aplica Aníbal González3 a El terremoto de Charles-
ton. También analiza Crónica color de bitter, de Manuel Gutiérrez Nájera
(1882), dedicada a un terremoto ocurrido en la capital mexicana. Esta

190 3 González, Aníbal. La crónica modernista hispanoamericana. Madrid: José Porrúa Turanzas, 1983.

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El terremoto de Charleston y Nueva York bajo la nieve

es una crónica de intencionalidad Por su parte, Todorov5, con el


muy diferente a la formulada por propósito de ampliar el esquema
Martí en sus crónicas de desas- aristotélico, plantea un modelo en
tres naturales. Se utiliza el punto cinco fases con dos giros dramá-
de vista panorámico: el seísmo se ticos:
describe desde el punto de vista
de un observador situado en el “Un relato ideal comienza
interior de un edificio. Además, la por una situación estable
mayor parte de esta última cróni- que alguna fuerza perturba.
ca presenta el monólogo que for- De ello resulta una situación
mula el enunciador a la mujer que de desequilibrio. Por la ac-
le acompaña. ción de una fuerza dirigida
en un sentido inverso, el
1. Análisis narrativo, equilibrio se restablece. El
enunciativo y estilístico segundo equilibrio es pare-
cido al primero, pero am-
de la crónica de sucesos
bos no son idénticos. Hay,
pues, dos tipos de episo-
La crónica de sucesos utiliza la
dios en un relato: los que
modalidad discursiva de la narra-
describen un estado (de
ción, junto con otros procedimien-
equilibrio o desequilibrio) y
tos descriptivos. Para analizar este
los que describen el paso
género debemos, en consecuen-
de un estado a otro.”
cia, enfocarnos en su estructura
narrativa.
Jean-Michel Adam6 también
establece una estructura en cin-
Desde la Poética de Aristóte-
co fases y le añade una moraleja.
les4 se han propuesto análisis para
Las cinco fases narrativas pueden
conocer la estructura de un relato,
quedar etiquetadas como equili-
narración o crónica. Aristóteles ,
brio inicial, transición al desequi-
en particular, habla de principio,
librio, desequilibrio, transición al
nudo y desenlace de la tragedia.
equilibrio y equilibrio final.
Se considera al filósofo griego
como el primer estructuralista de
la historia, ya que se ocupó de la 5 Todorov, T. 1971. Literatura y significación.
disposición narrativa de este gé- Barcelona: Planeta, 82, en Del Caño, Amelia.
“Los géneros orales informativos”. En: Alcoba,
nero dramático. Santiago (coordinador). La oralización. Barce-
lona: Editorial Ariel, 1999, p. 111.

6 Adam, Jean-Michel y Bonhomme, Marc. La argu-


4 Aristóteles, Horacio. Artes poéticas. Madrid:
mentación publicitaria. Retórica del elogio y de la
España, 2003, p.69. 191
persuasión. Madrid: Editorial Cátedra, 2000.

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John Langer7 utiliza el esque- 2. Transición hacia el desequili-


ma de Todorov para analizar la brio. Aparece el tema del doble: la
representación periodística de las naturaleza o el mundo de los obje-
comunidades en peligro: (1) en el tos cotidianos inanimados adquie-
equilibrio inicial encontramos la re peligrosidad, para confirmarnos
sociedad en estado de norma- que la normalidad se puede que-
lidad; (2) en la transición al des- brantar en cualquier momento y
equilibrio el fenómeno natural (hu- lugar. Relacionado con el tema del
racán, terremoto, tormenta) causa doble es el tema de lo reprimido:
los destrozos; (3) en la fase de sale a relucir el carácter caótico
desequilibrio, una vez desapareci- del mundo, frente a la supuesta
do o alejado el fenómeno natural, seguridad ofrecida por el organis-
se realiza el inventario del desas- mo social. Estilísticamente apare-
tre; (4) en la fase de transición al cen detalles de la destrucción pro-
equilibrio, la comunidad humana ducida por la alteración climática: lo
intenta recuperarse; (5) en la fase funcional o útil deja de serlo. A nivel
de equilibrio final, la normalidad de la construcción del personaje, lo
se reestablece, aunque el espacio inanimado (la naturaleza) adquie-
humano nunca será exactamente re vida y queda personificado: se
el mismo que antes del desastre. construye como ente que tiene in-
tencionalidad consciente, que desa-
Muchas de las variables narra- rrolla acciones premeditadas.
tivas, temáticas y estilísticas que
analiza Langer8 para el caso tele- 3. Fase de desequilibrio. Des-
visivo también se pueden utilizar, tacan, sobre todo, aquellos pro-
junto con otras que pueda añadir cedimientos descriptivos orienta-
el analista en cada caso particular, dos a representar la magnitud de
a la hora de investigar el periodis- la alteración producida. Aparece
mo escrito. Se explican a conti- la prueba testimonial del inventa-
nuación: rio (espacios, objetos): el significa-
do que se quiere transmitir es la
1. Fase de equilibrio inicial. transformación o inversión que ha
Se describe una situación social sufrido la rutina cotidiana, en oca-
armónica: la comunidad vive en siones con el empleo de un cam-
‘normalidad’. bio rápido de imágenes y de pla-
nos panorámicos (que destacan lo
abrumador del cambio operado).
7 Langer, John. La televisión sensacionalista.
Barcelona: Editorial Paidós, 2000, pp. 145-
182. 4. En la fase de transición al
192
8 Idem. equilibrio final, de recuperación,

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la prensa se centra en construir atención mediática: los televiden-


personajes que ocupan el rol de tes observan la llegada y el im-
especialistas, de encargados de pacto del huracán. La tercera fase
restablecer el orden: rescatado- también recibe representación pe-
res, electricistas, carpinteros. En riodística: se realiza el inventario
ocasiones aparecen las llamadas verbal o visual del desastre. La
complicaciones que permiten au- cuarta fase, la recuperación, ob-
mentar la heroicidad de los resca- tiene menor atención; por último,
tadores (en el caso de los incendios la quinta fase, el equilibrio final, el
o de los salvamentos, sobre todo restablecimiento de la ‘normali-
cuando la amenaza se prolonga) dad’, es un punto ciego, ya que
y se emplean planos distantes, no recibe atención mediática. Una
para destacar la valentía de unos excepción sería un reportaje que,
seres humanos minúsculos frente un año después del desastre, se
a unas fuerzas naturales gigantes- encargara de exponer si la ciudad
cas. Todos estos procedimientos de Nueva Orleáns ha recibido la
están orientados a fomentar en el ayuda suficiente.
receptor el sentimiento de comu-
nidad y de simpatía. Los niveles de caos social pro-
vocados por causas humanas o
5. Por último, en la fase de naturales (aunque las humanas
equilibrio final, se visualiza a la siempre están presentes) permi-
comunidad recuperada. Además, ten construir distintas categorías.
después de destacar la irracionali- Britton9 establece como crite-
dad (de la naturaleza) en las fases rios diferenciadores el número de
previas, el periodista busca las afectados, el área de extensión
causas de la tragedia, los motivos del impacto, el nivel de alteración
que la pudieron haber provocado; de la organización social (sectores
asimismo, se definen las estimacio- de la comunidad que se encuen-
nes económicas de las pérdidas. tran inoperantes) y el tiempo en el
que se sienten las consecuencias;
No todas las fases de la narra- se distinguen los accidentes (me-
tiva de una comunidad en peligro nor grado de estas categorías),
reciben representación informati- las emergencias (grado interme-
va. Vamos a utilizar el ejemplo de dio) y los desastres (grado máxi-
la llegada de un huracán como el mo). Podríamos añadir una nueva
Katrina. La primera fase no aca-
para atención informativa: Nueva 9 Neil R. 1986. “Developing an understanding of
Orleáns vive en la normalidad. La disaster”, Australian and New Zealand Journal
of Sociology, 22,1. En en Langer, Op.cit., p.
segunda fase obtiene, en cambio, 150.
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categoría: el tiempo en que tarda una descripción de la ciudad que,


en restablecerse la ‘normalidad’. frente a la salvaje lucha por la exis-
Pensando en niveles mayores de tencia que caracteriza a las prag-
caos social podemos incorporar máticas ciudades del norte, vivía
a esta tipología las catástrofes (de en mutua concordia, en el marco
rango nacional), las hecatombes de una existencia idílica, tranquila:
y, ya entrando en el ámbito de la
fantasía, el Apocalipsis. “Los blancos vencidos y los
negros bien hallados viven
2. Análisis de las crónicas allí después de la guerra en
lánguida concordia; […] allí
no se caen las hojas de los
2.1. El terremoto de
árboles; allí se mira al mar
Charleston desde los colgadizos vesti-
dos de enredaderas; […] y
Martí no presenció este de- el resto de la ciudad es de
sastre, pero lo describe como si residencias bellas, no fabri-
hubiera sido un testigo ubicuo o cadas hombro a hombro
panorámico con potestad para como estas casas impúdi-
focalizar su atención en diversos cas y esclavas de las ciu-
espacios críticos. dades frías del Norte, sino
con ese noble apartamien-
La primera parte de la crónica, to que ayuda a la poesía y
con la evidente intención de des- decoro de la vida.” 11
pertar la empatía del lector, com-
para el idilio anterior al terremoto Las relaciones sociales se ca-
con la destrucción posterior. Se racterizan por la concordia. La pros-
establece la antítesis entre la fase peridad de la ciudad se fundamenta
del equilibrio inicial (1) y la fase de en el comercio, frente a la industria
desequilibrio (3), con su desorden de las urbes del Norte. Esta situa-
o caos. Después de una pequeña ción tiene su correspondencia en un
introducción, en la que, recordan- clima de eterna primavera. Aníbal
do la poesía barroca de las rui- González considera que la descrip-
nas, utiliza una variación del carpe ción idílica de las relaciones sociales,
diem, “Ruina es hoy lo que ayer presente al inicio de la crónica, tiene
era flor”10, la crónica inicia con dos propósitos, el de inculcar sen-
timientos de empatía en el público
10 A partir de ahora se utilizará la siguiente edición
en las citas de las dos crónicas analizadas:
José Martí. 1946. Obras completas. Volumen
194 I. La Habana, Cuba: Editorial Lex. En el caso
de esta cita, ver de esta obra la p. 1741. 11 Idem., p. 1741-2.

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lector y el de establecer analogías los cubanos deben encarar la au-


entre la cultura sureña estadouni- sencia de libertad. Sin omitir una
dense y Cuba: crítica rápida a la esclavitud, el
narrador se enfoca en el temor de
“nos parece que el contras- estos habitantes ante el terremoto.
te entre las <<residencias
bellas>> de Charleston y La visión idílica de la ciudad, de
las casas <<impúdicas y cuya cotidianeidad quedan exclui-
esclavas>> del Norte no dos los conflictos clasistas y racis-
es sólo un recurso de Mar- tas, se contrasta, por antítesis, con
tí para generar un pathos el caos que aparece después, con
melodramático en el lector sus típicas imágenes de inversión:
cuando llegue el momento
de narrar el desastre, sino “Y, ¡hoy los ferrocarriles
que apunta, algo oblicua- que llegan a sus puertas se
mente, a otro país en don- detienen a medio camino
de hay casas semejantes a sobre sus rieles torcidos,
las de Charleston: a Cuba. partidos, hundidos, levan-
Hay a lo largo de esta cró- tados; las torres están por
nica –sobre todo cuando se tierra; la población ha pa-
llega a los pasajes en que sado una semana de rodi-
se describe a los negros de llas; los negros y sus anti-
Charleston- reminiscencias guos señores han dormido
de Cuba, y el discurso de bajo la misma lona, y comi-
los males de la esclavitud do del mismo pan de lásti-
que aparece hacia el final ma, frente a las ruinas de
fue escrito, a todas luces, sus casas, a las paredes
con Cuba en mente” (en vacías, a las rejas lanzadas
cursiva en el original).12 de su base de piedra, a las
columnas rotas!13
En otras palabras, el propósito
último de Martí sería el de estable- Declara con razón González14
cer una analogía entre dos situa- que la metáfora maestra utilizada
ciones de opresión: de la misma es la ciudad como pieza de ma-
forma que los habitantes de Char- quinaria rota. En esta fase de des-
leston, y sobre todo la población equilibrio se procede a presentar
negra, debe soportar y enfrentar el inventario de la destrucción
las consecuencias del terremoto,
13 Martí, Op.cit., p.1742.
195
12 González, Op.cit., p.88 14 González, Op.cit., p.90

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material (rieles, torres), así como la existencia: “Estas desdichas que


la desaparición de todas las je- arrancan de las entrañas de la tierra,
rarquías sociales: todos duermen hay que verlas desde lo alto de los
bajo el mismo techo y comen del cielos.”17
mismo pan. La naturaleza elimina
las distinciones que la civilización Seguidamente, y hasta el final,
ha provocado. la crónica narra el terremoto desde
una cronología lineal –a partir de
La moraleja aparece formulada “Serían las diez de la noche”-.18 Se
en esta primera parte. El ser huma- destacan, sobre todo, sus efectos
no, que en su búsqueda constante o consecuencias. Se utiliza el giro
del Progreso se comporta como un dramático o cambio en el desti-
nuevo Prometeo, resulta finalmente no de los habitantes, es decir, la
minúsculo frente al poder de la Natu- aparición inesperada del caos, el
raleza: “¡con toda la majestad de sus ataque formidable de las fuerzas
pesares, con todo el empuje de olas de la naturaleza: “En esa paz se-
de su juicio, con todo ese universo ñora de las ciudades del Mediodía
de alas que le golpea de adentro el empezaba a irse la noche, cuando
cráneo, no es el hombre más que se oyó un ruido que era apenas
una de esas burbujas resplande- como el de un cuerpo pesado que
cientes que danzan a tumbos ciegos empujan de prisa. […] Decirlo es
en un rayo de sol!”.15 También que- verlo. Se hinchó el sonido: lámpa-
da definido como un guerrero cuyos ras y ventanas retemblaron… […]
esfuerzos inútiles lo acercan a Sísifo: Los suelos ondulaban; los muros
“¡pobre guerrero del aire, recama- se partían; las casas se mecían de
do de oro, siempre lanzado a tierra un lado a otro”.19 Las frases cortas
por un enemigo que no ve, siempre tienen por función destacar la ra-
levantándose aturdido del golpe, pidez de los hechos (en otros tér-
pronto a la nueva pelea, sin que sus minos, el plano del contenido se
manos le basten nunca a apartar los proyecta sobre el plano expresivo;
torrentes de la propia sangre que le hay homología entre los significan-
cubren los ojos!”.16 Sólo se puede tes y los significados).
comprender la posición ínfima que
ocupa el ser humano ante el Cos- El terremoto aparece de impro-
mos, señala Martí, cuando adop- viso. Toma desprevenidos a los
tamos, metafóricamente hablando, habitantes. El carácter inesperado
un punto de vista panorámico ante
17 Idem, p.1742.

15 Martí, Op.cit., p.1742. 18 Idem, p. 1743.


196
16 Idem, p.1742-3. 19 Ibid..

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del suceso refuerza la injusticia de El inventario del caos des-


una tragedia sufrida por un pueblo de el procedimiento retórico de la
pacífico y trabajador. enumeración caótica es típico de
la fase de desequilibrio. Cuando
El rol de la víctima se construye las fuerzas de la naturaleza se han
durante la fase de transición al des- detenido (es el caso de los terre-
equilibrio, el momento del terremoto. motos) o se han alejado (es del
Queda perfilado de tal manera que caso de los huracanes) llega la
se incentive la empatía del lector: hora de inventariar los daños ma-
teriales y humanos producidos.
“Los padres desesperados Como plantea González21, Martí
aprovechan la tregua para describe “los efectos del seísmo
volver por sus criaturas; […] en breves escenas fragmentarias,
hermanos y maridos llevan a como fotografías o tableaux, sin
rastra, o en brazos, a muje- una hilación narrativa precisa” (en
res desmayadas; un infeliz cursiva en el original).22 Durante
que se echó de una ventana el inventario, el narrador focaliza la
anda sobre su vientre dan- descripción sobre la metamorfosis
do gritos horrendos, con los de las formas:
brazos y las piernas rotas;
una anciana es acometida “Con el claror del día se fue-
de un temblor y muere; otra, ron viendo los cadáveres
a quien mata el miedo, agoni- tendidos en las calles, los
za abandonada en un espas- montones de escombros,
mo; las luces de gas débiles, las paredes deshechas en
que apenas se distinguen polvo, los pórticos reba-
en el aire espeso, alumbran nados como a cercén, las
a la población desatendida, rejas y los postes de hierro
que corre de un lado a otro, combados y retorcidos, las
orando, llamando a grandes casas caídas en pliegues
voces a Jesús, sacudiendo sobre sus cimientos, y las
los brazos en alto.”20 torres volcadas, y la espira
más alta prendida sólo a su
Con la focalización del punto de iglesia por un leve hilo de
vista enunciativo sobre las mujeres y hierro.”23
los ancianos se pretende crear el sen-
timiento de piedad sobre el lector.
21 González, Op.cit., p.89

22 Idem.
20 Idem, p. 1744.
197
23 Idem, p.1745.

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Otro ejemplo es el siguiente: escombros sobre las aceras. En-


traban en las casas en busca de
“En las casas, ¡qué deso- sábanas y colchas para levantar
lación! No hay pared firme tiendas […] Todos llevan y traen.
en toda la ciudad, ---que Unos preparan camas de paja.
no esté abierto; muchos […] Huyen aquellos de una pared
techos de los colgadizos que está cayendo.”26 En particular,
se mantienen sin el susten- Martí dedica bastantes párrafos a
to de sus columnas, como las reacciones de la población afro-
rostros a que faltase la americana frente al terremoto (algu-
mandíbula inferior, las lám- nas de ellas de carácter espiritual,
paras se han clavado en la como las plegarias que entonan).
pared o en forma de araña
han quedado aplastadas Aunque Martí no presenció
contra el pavimento; las este cataclismo, nos ofrece una
estatuas han descendido descripción vívida del desastre,
de sus pedestales; el agua en la que alterna el presente his-
de los tanques, colocados tórico con el pretérito imperfecto
en lo alto de la casa, se ha y del pretérito pluscuamperfecto.
filtrado por las grietas y la La descripción se visualiza mejor
inunda; en el pórtico mis- en la mente del lector cuando se
mo parecen entender el alternan estos tiempos verbales,
daño los jazmines marchi- frente al empleo exclusivo del pre-
tos en el árbol y las rosas sente histórico.
plegadas y mustias.”24
La transición al equilibrio se
Con el caos aparecen situacio- desarrolla en un marco temporal
nes paradójicas. Así, muerte y vida extenso. La rutina se restablece
surgen en el mismo momento: “Y con dificultades:
en la misma hora tremenda, mu-
chos niños vinieron a la vida.”25 “Ya, después de siete días
de miedo y oraciones, em-
La capacidad de resistencia y pieza la gente a habitar sus
de recuperación de la población casas; las mujeres fueron
se narra en la fase de transición las primeras en volver, y
al equilibrio, en la fase de búsque- dieron ánimo a los hom-
da de la normalidad: “Apilaban los bres; la mujer, fácil para la
alarma y primera en la re-
24 Idem, p.1745-6.
198
26 Idem, p.1745.
25 Idem, p. 1742.

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signación; el corregidor Detalla, en cambio, las causas


vive ya con su familia en la geológicas, encuadre explicativo
parte que quedó en pie de que el narrador acepta como ve-
su morada suntuosa […] raz. Así sucede hacia el inicio de la
Ya Charleston revive, cuan- crónica: “los terremotos con todo
do aun no ha acabado su su espantoso arreo de dolores hu-
agonía, ni se ha aquieta- manos, no son más que el ajuste
do el suelo bajo sus casas del suelo visible sobre sus entra-
bamboleantes.”27 ñas encogidas, indispensable para
el equilibrio de la creación”.30 Y así
La recuperación de la rutina, un ocurre también al terminar: “¡Así
equilibrio final (5) que nunca será sencillamente, tragando hombres
idéntico al inicial, queda simboliza- y arrebatando sus casas como
da al final de la crónica mediante arrebata hojas el viento, cumplió
las sonrisas de los recién nacidos, su ley de formación el suelo, con
esperanza para el futuro: “Y ríen la majestad que conviene a los
todavía en la plaza pública, a los actos de creación y dolor de la
dos lados de su madre alegre, los Naturaleza!”.31
dos gemelos que en la hora mis-
ma de la desolación nacieron bajo A continuación identificaremos
una tienda azul.”28 los procedimientos que usa en otra
crónica sobre desastres naturales.
Variable prototípica utilizada
por el periodista en la representa- 2.2. Nueva York bajo la
ción informativa de los desastres, nieve
incluso en los de origen natural,
es la búsqueda de causalidad. El Martí también nos ofrece cua-
narrador de la crónica lanza la si- dros urbanos de un observador ubi-
guiente pregunta retórica: “¿cuál cuo al describir un suceso de otra
ha sido la causa de este sacudi- naturaleza: una tormenta de nieve
miento de la tierra?”.29 No ofrece ocurrida el 13 de marzo de 1888.
causas teológicas como la ira de
Dios. Martí, en este sentido, se También interesa analizar esta
encuentra en sintonía con la ideo- crónica desde la temporalidad.
logía positivista típica de la época. Martí emplea un procedimien-
to ya utilizado en el terremoto de
27 Idem, p.1750-1.

28 Idem, p.1751. 30 Idem, p.1742.


199
29 Idem, p.1750. 31 Idem, p.1751.

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Charleston: el desastre llega ‘sin Los trineos campanillean;


avisar’, sin dejar a la población los vendedores de diarios
tiempo para reaccionar, prepara- vociferan; los limpianieves,
da como estaba, en cambio, para arrastrados por perchero-
recibir una primavera cuya apa- nes poderosos, escupen
rición gradual, sin embargo, se a ambos lados de la calle
quiebra repentinamente. Es decir, la nevada que alzan los rie-
se parte de la fase inicial de equi- les: con la nieve al pecho
librio (1) para pasar a la transición se va abriendo paso la ciu-
hacia el equilibrio (2). Al inicio de dad hasta los ferrocarriles,
la crónica, la descripción de la si- clavados en la llanura blan-
tuación de normalidad vivida por ca, hasta los ríos, que son
la comunidad humana hace más puentes ahora; hasta los
dramático el giro narrativo que muelles, mudos.”33
supone la llegada de la tormen-
ta de nieve: “ya se veían por las La temporalidad de esta cróni-
calles de Nueva York los primeros ca no es cronológicamente lineal, y
sombreros de pajilla y los trajes de en esto coincide con El terremoto
Pascua, dichosos y alegres, cuan- de Charleston. De la fase de tran-
do al abrir los ojos la ciudad, sacu- sición al desequilibrio (2) se opera,
dida por el fragor del huracán, se como se desprende de la última
halló muda, desierta, amortajada, cita, un salto cronológico hacia la
hundida bajo la nieve.”32 De aquí fase de transición al equilibrio (4).
se produce el salto temporal has- Se describen los intentos solida-
ta el momento en el que, alejada rios de la población para recupe-
la tormenta, después de dos días rarse del desastre. Los italianos
de tormenta, la ciudadanía quita la cargan los carros para vaciar la
nieve de las calles para restable- nieve en el río; el ferrocarril aéreo,
cer la cotidianeidad: aunque con dificultades, recorre la
vía de nuevo; los trineos vuelven a
“El ferrocarril aéreo, acam- campanillear y los vendedores de
pado dos días en vela si- periódicos a vociferar. Se resalta el
niestra junto al cadáver del esfuerzo y la solidaridad de los ciu-
maquinista que salió a de- dadanos para revivir la Civilización,
safiar el vendaval, recorre frente a una Naturaleza que intentó
otra vez, chirriando y tem- sepultarla infructuosamente.
blando, la vía atascada,
que reluce y deslumbra. Al final de la primera parte o

200
32 Idem, p.1878. 33 Idem, p.1879.

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La retórica del desastre natural en dos crónicas de José Martí:
El terremoto de Charleston y Nueva York bajo la nieve

sección se ofrece la moraleja del De la fase de transición al


relato. El narrador considera que equilibrio (4) y de la moraleja (5)
el Orden acaba por eliminar el se opera un salto retrospectivo al
Caos gracias a los valores solida- inicio del segundo apartado de la
rios que el ser humano ha sabido crónica, de nuevo, hacia la fase
poner en práctica: “Grande fue la de transición al desequilibrio (2),
derrota del hombre: grande es su esta vez descrito con todo deta-
victoria. La ciudad está aún blan- lle. El procedimiento es el mismo
ca: blanca y helada toda la bahía. que el utilizado en El terremoto
Ha habido muertes, crueldades, de Charleston: retrasar lo más
caridades, fatigas, rescates vale- posible la narración del impac-
rosos. El hombre, en esta catás- to de las fuerzas de la naturaleza
trofe, se ha mostrado bueno.”34 La para activar, en la mayor medida
bondad radica, precisamente, en posible, el suspense del lector.
llevar a la práctica el valor solida- Se describe primero el desastre
ridad. Las fuerzas de la Naturale- producido para que el lector se
za y las del Ser humano quedan pregunte: ¿Cómo tuvo lugar? A
encuadras como antítesis, típico continuación se ofrece la respues-
procedimiento, por otra parte, del ta. La narratología orientada a la
discurso decimonónico sobre el recepción se ocupa precisamente
progreso industrial. La naturaleza de determinar los procedimientos
queda ‘domada’ o ‘domesticada’ que permiten activar hipótesis y
por los brazos del ‘hombre’, con expectativas en el lector. El na-
lo que, además, nos encontramos rrador relata entonces los hechos
ante una visión masculina de la ocurridos cuando la tormenta de
solidaridad humana en lucha con- nieve llega a la ciudad y provo-
tra los fenómenos naturales. En el ca los destrozos y el quiebre de la
siglo XIX, recordemos, aparece la rutina. Se describe con el recurso
imagen de la mujer como histéri- de la alegoría. Queda representa-
ca, de comportamiento imprede- da desde las acciones típicas de
cible. El mismo comportamiento un ejército desbocado:
queda asignado a la Naturaleza.
En cambio, el hombre queda re- “El domingo anterior había
vestido de heroísmo, dentro del sido de lluvia, y el escritor
programa estético de lo sublime insomne, el vendedor de
moral, encaminado a despertar papeletas en las estacio-
sentimientos de admiración en los nes del ferrocarril, el le-
receptores. chero que a la madrugada
visita las casas dormidas
34 Ibid. en su carro alado, pudie- 201

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ron oír enroscando el látigo carse que este tipo de imágenes


furioso en las chimeneas, dinámicas son muy comunes en
como sacudiéndolo con Martí. Rotker36 se ha encargado
mano creciente contra te- de reunir algunas de estas imáge-
chados y paredes, el viento nes, repartidas por sus crónicas
que había bajado sobre la periodísticas: en Las inundaciones
ciudad, y levantaba sus te- de Ohio, el río del mismo nombre
chos, derribaba a su paso queda alegorizado como manada
persianas y balcones, en- de potros con cascos alados; en
volvía y se llevaba los árbo- Garfield, un incendio queda se re-
les, mugía, como cogido en presenta desde la imagen del águila
emboscada, al despeñarse roja, mientras que en Emerson, las
por las calles estrechas. multitudes urbanas quedan descri-
Los hilos de luz eléctrica, tas como ejército de bárbaros.
quebrados a su paso, chis-
porroteaban y morían. Des- Martí pretende destacar que las
cogía de los postes del te- consecuencias producidas por el
légrafo los alambres, que lo embate de la naturaleza sobre una
han igualado tantas veces. civilización mal preparada son simi-
Y cuando debió subir el sol lares a las producidas por la marcha
no se le pudo ver: porque, imparable de un ejército. La mente
como si pasase un ejército necesita manejar este tipo de ale-
en fuga, con sus escuadro- gorías: ayudan a concretar o visua-
nes, con sus cureñas, con lizar situaciones que por su carácter
su infantería arrollada, con abstracto o por sus dimensiones
sus inolvidables gritos, con físicas ‘excesivas’, son difíciles de
su pánico, así, ante los cris- medir, globalmente, por el ser hu-
tales turbios, la nieve arre- mano. La acción de la tormenta re-
molinada pasaba, pasaba viste atributos humanos: “visita las
sin cesar, pasó durante casas dormidas en su carro alado”,
todo el día, pasó durante cuenta con un ‘látigo furioso’, que
toda la noche.”35 sacude ‘con mano creciente’… Im-
pera la descripción de la velocidad
Es muy posible que, en este del viento, para destacar su fuerza
caso, Martí utilice la simbología de irrefrenable al derribar todo tipo de
los Jinetes del Apocalipsis para obra humana.
ayudar al lector a ‘visualizar’ la lle-
gada de la tormenta. Debe desta-
36 Rotker, Susana. La invención de la crónica.
México: Fondo de Cultura Económica/ Funda-
202 ción para un Nuevo Periodismo Iberoamerica-
35 Ibid. no, 2005, p. 157.

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La retórica del desastre natural en dos crónicas de José Martí:
El terremoto de Charleston y Nueva York bajo la nieve

Frente a la metáfora militar, por las masas de copos, al-


que se utiliza para dotar de inten- tas como cerros, bregaban
cionalidad humana a la tormenta en vano por abordar sus es-
de nieve, la metáfora deportiva taciones. […] Ya no se veían
del boxeo, que finalmente es una las aceras. Ya no se veían
competencia (como la guerra), las esquinas.”39
permite a Martí nombrar la impo-
tencia de la ciudad en su lucha Los instrumentos del progreso
contra los efectos del fenómeno se ven obligados a detenerse. Sin
natural: “Dos días ha podido te- reconocer que los desastres na-
ner la nieve vencida a Nueva York, turales de dimensiones colosales
acorralada, aterrada como el púgil interrumpen las vías de comunica-
campeón que se ve echado a tie- ción, tan importantes para una ciu-
rra de un puñetazo tundente por dad, los habitantes de Nueva York
gladiador desconocido.”37 reinciden, asumiendo un comporta-
miento absurdo, en su esfuerzo por
La sección central de la cróni- llegar al trabajo: “¡Y por Broadway
ca continúa detallando la fase de y las Avenidas, levantándose y ca-
transición al desequilibrio (3), en yendo bajaban al trabajo, ancianos,
otras palabras, el combate ca- mozos, niños, mujeres! […] Y ¿a
llejero del ser humano para reini- qué tanta fatiga si no hay apenas
ciar su cotidianeidad, a pesar de tienda abierta, si se ha rendido la
la tormenta de nieve: “El hombre ciudad, arrinconada como un topo
no se dejó domar por ella. Salió a en su cueva, si al llegar a sus fábri-
desafiarla.”38 Esta lucha está total- cas y oficinas encontrarán cerradas
mente perdida de antemano: las puertas de hierro?”.40

“ya los tranvías vencidos La tercera sección describe el


yacían, sin caballos, bajo la inventario del desastre produci-
tormenta; el ferrocarril aé- do: “A cada paso hay un vagón
reo, que pagó con sangre volcado; una persiana, que azo-
su primera tentativa, dejaba ta la pared suspendida del último
morir el vapor en sus máqui- gozne, como el ala de un pájaro
nas inútiles; los trenes, que moribundo; un toldo desagarrado;
debieron llegar de los alre- una cornisa a medio arrancar; un
dedores, echados de la vía alero caído. Paredes, zaguanes,
por el ventarrón o detenidos ventanas, todo es una masa de

37 Martí, Op.cit., p.1879. 39 Idem, p.1880.


203
38 Ibid. 40 Ibid.

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nieve.”41 A continuación se resta- Martí concede importancia en


blece poco a poco la normalidad: las crónicas analizadas a la solida-
la ciudadanía sale a la calle, los ridad de la ciudadanía golpeada
bomberos y los policías intervie- por el desastre natural. Esta últi-
nen en acontecimientos urgen- ma se encarga de restablecer la
tes... La crónica termina con un ‘normalidad’ de la vida cotidiana
panegírico al espíritu comunitario en el menor plazo posible. En las
y servicial de la ciudadanía, ca- crónicas de Martí, Bremer (1994)
paz de hacer desaparecer lo más destaca la utilización, como base
pronto posible, gracias a un esfuer- de la descripción de la moderni-
zo sobrehumano, los efectos que la dad urbana estadounidense, de
devastadora tormenta haya podido las imágenes relacionadas con la
desencadenar: velocidad y la aceleración. En las
crónicas de desastres naturales,
“Más que a cualesquiera intervienen estas imágenes en la
otros convienen estas em- definición de la sociedad como
bestidas de lo desconocido entidad solidaria encaminada a re-
a los pueblos utilitarios, en cuperar lo más pronto posible su
quienes como ayer se vio, camino hacia el progreso.
las virtudes que el trabajo
nutre bastan a compensar Tanto en El terremoto de Char-
en las horas solemnes la falta leston como en Nueva York bajo
de aquellas que se debilitan la nieve el enunciador considera
en el egoísmo. ¡Qué bravos fuertemente cohesionada a la so-
los niños, qué puntuales los ciedad estadounidense, orienta-
trabajadores, que infelices da a un consenso legitimado por
y nobles las mujeres, qué todos los grupos sociales. Esta
generosos los hombres! La mirada queda justificada por la
ciudad toda se habla en alta posición que ocupa Martí como
voz, como si tuviera miedo intelectual latinoamericano. En
de quedarse sola. […] Sed su condición de exiliado que ha
siente una humildad inmen- dejado atrás una sociedad –la
sa, y una bondad súbita, cubana- sojuzgada por España,
como si la mano del que se una sociedad que cuenta con in-
ha de temer se hubiera po- numerables problemas sociales
sado a la vez sobre todos los y económicos, EE.UU. se erige,
hombres.” 42 aun con todas las reservas que le
pueda provocar el utilitarismo an-
41 Idem, p.1881.
glosajón, como modelo idealizado
204 que las aspiraciones latinoameri-
42 Idem, p.1883
canas deben seguir.
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La retórica del desastre natural en dos crónicas de José Martí:
El terremoto de Charleston y Nueva York bajo la nieve

3. Conclusiones televisión, en el ámbito del discur-


so audiovisual. No debe pensarse
Martí destaca en estas cróni- que técnicas como la mirada pa-
cas los esfuerzos de los ciudada- norámica o el primer plano (que
nos estadounidenses por resta- singulariza a una de las víctimas),
blecer el orden social. Martí quiere son elecciones que sólo han llega-
ofrecer a sus lectores latinoame- do a emplearse con la aparición del
ricanos modelos de comporta- lenguaje televisivo. Cuando surgió
miento ejemplar y solidario frente la televisión no lo hizo desde un
a los momentos de crisis. Preten- vacío cultural. De la misma forma
de destacar, y en especial a sus que a nivel genérico heredó for-
lectores cubanos, en lucha contra matos ya existentes en el momen-
la opresión política española, que to de su aparición (los noticiarios
el altruismo, la solidaridad y la her- de las salas de cine, los sketchs
mandad son valores que permiten de comediantes del vaudeville), en
enfrentar las épocas de adversidad. el ámbito de la representación in-
formativa de los desastres natura-
Si comparamos los recursos les debió, asimismo, apoyarse en
retóricos utilizados por Martí hace los procedimientos del periodismo
más de un siglo y los utilizados escrito existente.
por la prensa y la televisión con-
temporáneas, nos damos cuenta Bibliografía
de su similitud: el retorno de lo
reprimido (las fuerzas imparables, Adam, Jean-Michel y Bonhomme,
inicialmente dormidas, de la natu- Marc. La argumentación publi-
raleza); el tema del doble (la natu- citaria. Retórica del elogio y de
raleza, por lo general bondadosa, la persuasión. Madrid: Editorial
también se puede convertir en su Cátedra, 2000.
contrario); el inventario del desas-
tre; el ‘juego’ con la temporalidad Aristóteles, Horacio. Artes poéti-
del proceso, para crear ‘suspen- cas. Madrid: España, 2003.
se’ en el receptor (quien construirá
hipótesis a futuro, confirmadas o Bremen, Thomas. “Velocidad y
no por el resto de la crónica)… aceleración como base de la
experiencia de modernidad en
Los procedimientos descripti- las crónicas de José Martí”. En:
vos y narrativos utilizados en la re- Tomar Ette y Titus Heydenreich
presentación escrita de los desas- (eds.). José Martí 1895/1995.
tres naturales en el siglo XIX han Literatura –Política – Filosofía
pasado a ser empleados por la 205
– Estética. Frankfurt am Main:

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Dorde Cuvardic

Vervuert Verlag, 1994, 117- Rotker, Susana. La invención de


128. la crónica. México: Fondo de
Cultura Económica/ Funda-
Del Caño, Amelia. “Los géneros ción para un Nuevo Periodis-
orales informativos”. En: Alco- mo Iberoamericano, 2005.
ba, Santiago (coordinador). La
oralización. Barcelona: Edito-
rial Ariel, 1999.

González, Aníbal. La crónica mo-


dernista hispanoamericana.
Madrid: José Porrúa Turanzas,
1983.

Langer, John. La televisión sensa-


cionalista. Barcelona: Editorial
Paidós, 2000.

Martí, José. 1946. “El terremo-


to de Charleston”. En: Obras
completas. Volumen I. La Ha-
bana, Cuba: Editorial Lex.

Martí, José. 1946. “Nueva York


bajo la nieve”. En: Obras com-
pletas. Volumen I. La Habana,
Cuba: Editorial Lex.

Jiménez, José Olivio y Molares,


Carlos Javier. La prosa mo-
dernista hispanoamericana.
Introducción crítica y antolo-
gía. Madrid: Alianza Editorial,
1998.

Ramos, Julio. Desencuentros de


la modernidad en América La-
tina. Literatura y política en el
siglo XIX. México: Fondo de
206 Cultura Económica, 1989.

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