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Estanislao Zuleta
Información personal
Nacionalidad colombiano
Información profesional
1. ¿Qué es el código?
2. ¿Qué es interpretar?
Dejarse afectar por el texto quiere decir que hay que ser capaz de vivir en el texto
largamente para poder sentirlo, dejarse impresionar, trastornar, perturbar por lo
que dice en él, para después poder dar una cuenta clara y hablar respecto a lo que
ha sucedido en el texto. Poder descifrar e interpretar su contenido.
Vivir la obra significa dejarse fascinar por ella, es ser capaz de permitir que el
texto afecte en sí mismo, tener una facultad de admiración por lo que dice, sentir
en cada palabra lo que el autor está queriendo expresar; para poder conocerla y
dar cuenta de la obra.
5. ¿Cómo se construyen significados?
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DICCIÓN.- Que se entienda cada palabra, abrir bien la boca para pronunciar correctamente
FLUIDEZ.- No trabarse al momento de hablar y todo salga suavemente
RITMO.- No ir demasiado rápido al momento de hablar, ya que perdemos a nuestro público. Respetar
puntos, comas, etc.
EMOTIVIDAD.- El tono en el que se habla puede ocacionar dos cosas: 1.- Aburrir 2.- Interesar, así que
depende del expositor con que "emoción" habla, ya que se transmite a la audiencia.
COHERENCIA.- Que lo que se exponga tenga lógica y lleve una secuencia entendible
VOLUMEN.- Una voz muy baja no capta la público, ya que, no se le escucha! Tampoco se trata de gritar.
Hay que encontrar un nivel de volumen en el cual se este cómodo tanto el público como el expositor
CLARIDAD.- No se trata de impresionar a la audiencia con términos difíciles de entender, sino lograr que se
entienda el tema a exponer. Así que, hay que ser claros y darse a entender claramente
SENCILLEZ.- El expositor no esta por arriba de la audiencia, entonces nunca se debe dar una impresión de
prepotencia o antipatía. El tema se expone de manera sencilla.
CORPORALIDAD.- Estar siempre presentables, tanto en nuestra vestimenta como en el material de apoyo
con el que se trabajará, para siempre brindar una buena imagen
GESTICULACION.- Además de la voz, se puede hacer uso de gestos faciales, manos, etc. Lo cual ayuda a que
se comprenda lo que se quiere comunicar.
NATURALIDAD.- El tema a exponer no se debe de ver robótico o memorizado, sino todo lo contrario. Se
domina completamente el tema y eso se notará al momento de exponerlo.
El mundo de afuera es la menor de tres hermanas colombianas que hacen parte de la familia de
ganadoras del Premio Alfaguara de Novela. La primera fue Delirio de Laura Restrepo (2004), la
segunda fue El ruido de las cosas al caer de Juan Gabriel Vásquez (2011), y ahora ésta de Jorge
Franco en 2014, que se anunció el pasado marzo (para leer un artículo sobre los colombianos
ganadores del Premio Alfaguara haga click aquí.
El jurado que entregó el premio, presidido por la misma Laura Restrepo que lo ganara hace una
década, dice así en su acta de entrega: “El jurado quiere destacar que la obra premiada narra un
desquiciado secuestro, en un ambiente progresivamente enrarecido mediante la combinación
original de elementos de fábula y cuento de hadas, y rasgos expresivos de un momento de
violencia y crisis”. En otras palabras y para los lectores globales de literatura colombiana: Medellín,
Secuestro, Años 70 (casi Pablo Escobar).
Pero sacudámonos por un momento esas generalizaciones y exploremos más a fondo la trama: la
novela narra el secuestro de Don Diego, un acaudalado hombre de la ciudad de Medellín que vive
en un castillo proto-traqueto con su alemana esposa Dita y su bellísima hija Isolda, quien vive
encerrada bajo órdenes de su padre. La historia de Don Diego se va tejiendo poco a poco con
pasajes intertemporales de su estancia en la Alemania de la posguerra, donde conoce a su esposa;
de su regreso a Medellín y la construcción de su castillo y su vida familiar con Dita e Isolda; y de los
momentos vividos durante su secuestro, que son mayormente conversaciones sostenidas con su
captor en una cabaña. Por la otra parte se narra la historia del Mono, el secuestrador de Don
Diego, que es un bandido sensible y civilizado que anda por ahí narrando versos del poeta Julio
Flórez. El secuestro de Don Diego es para el Mono el golpe que habrá de asegurar su jubilación,
pero es también una forma de acercarse a la idea de Isolda, la princesa encerrada, a quien ha
amado en secreto desde su infancia. Alrededor del mono están sus secuaces incompetentes e
inconformes, su chica Twiggy y un misterioso muchacho al que el Mono anda comprándole cosas.
Y En medio de todo está Isolda, que lidia con su encierro inventándose mundos de cuento de
hadas en el bosque aledaño a su castillo, un poco a lo El laberinto del fauno, mientras unos niños
la ven crecer escondidos entre los arbustos.
No podemos decir que la trama no es interesante, o que por lo menos no sea taquillera. La
contratapa del libro reza en una cita de Laura Restrepo «Entre la fantasía y la truculencia, entre
los hermanos Coen y los hermanos Grimm, El mundo de afuera es una deliciosa sorpresa». Pero a
pesar de esta publicidad, asistimos durante la lectura de este libro a una historia simplona, que
coloca múltiples personajes en escena pero que no sabe cómo desarrollarlos satisfactoriamente, y
sobretodo, que ignora completamente cómo entretejer un hilo con el otro para armar una trama
resistente. Asistimos a un remiendo hecho de retazos de diferentes colores.
Pero no seamos injustos; El mundo de afuera es una novela bien escrita que uno se lee de
principio a fin con interés, sin tener ganas de tirar el libro por la ventana. Tiene un buen uso de la
extensión de los capítulos, unos diálogos mayormente bien logrados y su mayor atributo es el uso
de una narración cinematográfica para la construcción de los escenarios, que nos hace sentir
dentro de la historia como si estuviéramos en una sala de cine (algo que ya hemos visto de la
mano de Jorge Franco en Rosario Tijeras y Paraíso Travel).
Ahora bien, de ninguna manera es una “deliciosa sorpresa”. Esta novela comete errores garrafales
como jugársela por personajes deliberadamente absurdos buscando un humor que encuentra muy
poco, y a veces nada. Los personajes no se desarrollan a lo largo de la narración, y no son
suficientemente interesantes por sí mismos como para que valga la pena que existan porque sí, sin
buscar un desenlace satisfactorio; no logran ser atractivos y no logran despertar simpatía, empatía
o identificación por parte del lector. Hay subtramas de adorno que no hacen absolutamente nada
por el bien de la historia, y son estorbos sin salida en el camino del lector. Hay cursilerías
recurrentes del tamaño de: “Agarró una almohada y la abrazó, se dio media vuelta y vio las copas
de champaña. Y sobre la alfombra vio la mancorna de don Diego, reluciente y sola, como una
estrella”. Pero el peor error de todos, el que nos hace decir que entregarle a Jorge Franco el
premio Alfaguara fue una pifiada, es que el personaje principal, Isolda, que es el que
supuestamente anuda las tramas y es el punto límite entre el susodicho mundo de hadas y la
realidad de Medellín en su época, sea un personaje absolutamente inservible y completamente
prescindible para la trama: a diferencia de los cuentos de hadas, aquí que la princesa salga al
bosque y se invente criaturas no lleva a ningún lado, ni para la princesa, ni para su padre, ni para
sus pretendientes. De hermanos Grimm sólo está el gancho publicitario mentiroso. Esto, sumado a
un narrador que ni fu ni fa cuya historia dentro de la novela es un mosco en leche, hace pensar
que todo este libro y el premio que le otorgaron sea un mal chiste, no de la trama sino de su autor
y de la casa editorial.
El mundo de afuera falla en contar una historia que represente o se aproxime con ingenio a un
momento histórico de transición en Medellín. Falla en contar un historia literariamente sostenible
por su calidad. Falla en mezclar fantasía y realidad. Y falla en hacer un pastiche de las películas y
los personajes de los hermanos Coen. Es una historia superficial de un secuestro que uno lee sin
quejarse pero que no deja nada una vez cerrado el libro. De las tres hermanas colombianas que
han ganado el premio Alfaguara de novela, esta es definitivamente la menor, porque llegó tarde y
porque no dio la talla.
Por qué Sí El mundo de afuera: Porque es una lectura de vacaciones amena para leer en la playa,
que entretiene lo suficiente sin inquietar demasiado. Por las construcciones cinematográficas bien
logradas que son las mismas que permitieron adaptar decorosamente Rosario Tijeras y Paraíso
Travel. Y por uno que otro diálogo bien logrado.
Por qué No El mundo de afuera: Porque miente y promete cosas que no cumple. Porque los
personajes son planos y menos chistosos de lo que pretenden. Porque la trama no se anuda y
porque muchas de las subtramas son adornos inútiles. Porque es de lo menos bueno que ha
escrito Jorge Franco y porque, en nuestra opinión, no se merecía el premio Alfaguara.
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