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Por desfavorable que sea la guerra de las bananas, las últimas decisiones en
relación con el sector siderúrgico son aún peores. Representan un desprecio a
los dogmas más básicos de las políticas económicas y dañan a las economías
que, por otro lado, estamos intentando ayudar. La teoría es que Brasil, Japón y
Rusia está vendiendo acero en el mercado estadounidense a menos de lo que
cuesta producirlo, es decir que están practicando dumping. Si estos países
fueran más eficientes que EE.UU en la fabricación de acero, y por lo tanto
tuvieran costos más bajos, no habría problema de importar su acero. Pero
cuando venden acero a menos del costo, este comercio es injusto para los
productores estadounidenses que tienen que competir contra estas
importaciones más baratas. En este caso, se concluye que EE.UU. no le
conviene comprar al acero extranjero, porque perjudicaría a su propia industria.
El congreso está analizando una ley que limitaría las importaciones de acero a
una cuarta del consumo interno y cámara baja ya la ha aprobado. Este tipo de
cuota desato la guerra comercial entre EE.UU. y Europa por el tema de las
bananas.
Uno de los problemas con los argumentos sobre el dumping es que se basan
en medidas arbitrarias de costos de producción históricos, que ya no tienen
sentido debido al cambio en las circunstancias. Las empresas de las
economías debilitadas intentan vender sus productos al exterior, en gran
medida porque no hay demanda en sus mercados internos por lo tanto, es
comprensible que los precios de estos productores sean atractivos. Como
ejemplo, considere el caso de una tienda podría pedir por esa mercancía en
otras circunstancias. No es que esté haciendo algo siniestro al ofrecer el
producto a un precio- conocido como costo de oportunidad-menor que el costo
histórico .otro problema con la teoría del dumping es que da por sentado que
los costos exteriores son importantes, y no lo son. Quienes son favorables al
libre comercio argumentan que los consumidores de dólares de acero en
EE.UU. salen ganando si pueden comprar acero importado a precios bajos y
esas ganancias superan las pérdidas que sufren el sector siderúrgico
estadounidense. Lo importante es el precio y un precio tan barato es una ganga
que deberíamos aprovechar, no importa cuál sea la razón.
Los políticos nos harían un favor a todos si recordaran el viejo lema del
desarrollo económico: “comercio no ayuda”. A veces, los pagos directos
gobiernos extranjeros , distribuidos con o sin el auspicio de FMI, perjudican
más que ayudan .en cambio, un sistema comercial abierto es una de de las
formas más seguras de promover el crecimiento en todo el mundo.
Lamentablemente, la política actual de EE.UU hace todo lo contrario de lo que
debía hacer.
Pero cuando el euro nació en enero, las condiciones eran muy distintas. En el
ámbito político, la izquierda estaba en el poder, tanto en Alemania como en
otros países de eurolandia. Durante el último trimestre de 1998, la economía
alemana sufrió una contracción de 0.4% en vez de la recuperación que se
había previsto. La recesión también amenaza a Italia y ha disminuido el
crecimiento en la mayor parte de Europa. Esto producirá una caída en las
importaciones europeas lo que enfurecerá a EE.UU., país que está pidiendo a
gritos que Eurolandia, que tiene un superávit con EE.UU., importe más y
reactive su economía.
Hay que pensar en que tipo de reactivación tiene sentido. El peor era el que
apoyaba el ex ministro de finanzas de Alemania, Oskar Lafontaine, un
despilfarrador por naturaleza. El trato de hacer crecer el estado del bienestar
alemán y de financiarlo, en parte, con impuestos que amenazaron con provocar
una huida de empresas alemanas a otro país. Pero incluso ahora que no está
Lafontaine, quien renuncio el 10 de marzo, Alemania sostiene un debate sobre
si el 11.5% de desempleo en el país se debe fundamentalmente a un estado de
bienestar excesivo a una falta de demanda.
No sería mala idea que Duisenberg bajara las tasas. Pero ello provocaría una
caída de las tasas cambiaria del euro, lo que aumentaría el superávit comercial
de Europa. Lo que el continente realmente necesita es permitir que haya cierta
reactivación económica y fomentar el libre comercio en el sector alimenticio.
Pero los franceses se horrorizaron ante la idea y Alemania desistió. Ahora que
Lafontaine se ha ido, Europa debería volver a plantear la propuesta. Si Europa
empezara a comprar alimentos a precios mundiales, acabaría con una gran
fuente de despilfarro, aumentaría sus importaciones, bajaría el costo de vida y
facilitaría la entrada a la UE de países como Polonia. Por eso Alemania debería
fomentar el libre comercio de alimentos
Como pude imaginar, la ropa está orientada a satisfacer las necesidades de los
viajeros. Las chaquetas, por ejemplo, tienen almohadas inflables donde
normalmente va la capucha. La ropa está fabricada con muchas de las mismas
telas durables que se usan en las maletas, como nylon negro de cordura, y
todas traen una etiqueta para poner el nombre. La mayoría de los estilos,
sencillos y minimalistas, no cambian de estación a otra.
Pero empieza a haber algo de esperanza. Durante los primeros nueve meses
del año pasado, las ventas europeas que representan cerca del 40% del total –
aumentaron un 16% , aunque los ingresos al por mayor en EE.UU estaban
disminuyendo. Además el hombre que desarrollo la marca en Europa, luc van
Nevel, ha remplazado a Nicolsi, al que nadie echa de menos.
Fremder espera que los dos puedan capitalizar la marca samsonite, vender las
chaquetas con almohadas a Us$595 y convencer a quienes marcaron la
tendencia a nivel mundial que lo que está de moda es lo inflable.
Conclusión
En el siguiente texto que abarca desde una esquizofrenia total, receta para
Europa: ponerse a dieta y samsonita no sólo quiere fabricar su maleta, sino
llenarla se han encontrado las siguientes conclusiones:
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