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El “start-up” de la planificación
La siguiente disyuntiva es por dónde empezar. Para esta parte, continuamos
con las obras literarias y la realeza, Segismundo, un príncipe creado por la
pluma de otro genio, Calderón de la Barca. “¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es
pequeño; que toda la vida es sueño y los sueños, sueños son.” Este es el
punto de partida de un plan estratégico, el sueño o, al que llamamos, también,
“proceso de visualización”.
Del análisis previo se define lo que hay que solucionar; es decir, las
principales amenazas y debilidades de la empresa así como las fortalezas de
la competencia. De una de las fortalezas de la organización se determina la
ventaja competitiva sostenible en el tiempo. Si no hubiese una fortaleza que
diferencie a la empresa del resto, se deberá determinar cuál debería ser la
ventaja competitiva sostenible que la diferencie, debido a que en el momento
de definir las estrategias, por lo menos una de ellas debería construir o
capitalizar dicha ventaja competitiva.
En resumen . . .
A partir de un sueño; es decir, la visión, para hacer un plan estratégico, lo
primero que se necesita es realizar el análisis de la situación. Posteriormente,
se desarrolla el diagnóstico, en el que se define lo que hay que solucionar, lo
que se debe aprovechar y, sobre todo, la ventaja competitiva sostenible en el
tiempo. A continuación, se define a quién se dirige, cómo se espera que dicho
grupo objetivo perciba la empresa y los objetivos principales. En base a todo
esto se construyen las estrategias, las cuales serán el camino a seguir para
alcanzar el sueño en el largo plazo y los objetivos en el corto plazo. Por lo
menos, una de estas estrategias debe diferenciar a la empresa del resto; es
decir, creando un valor para el segmento al que se dirige que lo diferencia y
que sólo dicha organización pueda generarlo.
Sentido de pertenencia
Si bien planificar es importante para las organizaciones, igual de importante
es el proceso en sí. Durante el periodo de planificación, los ejecutivos pasan
tiempo conversando, evaluando, priorizando, definiendo y poniéndose de
acuerdo. El trabajo en equipo toma protagonismo, al mismo tiempo que se
consigue sentido de pertenencia. Esto es fundamental para lograr un
compromiso absoluto y que, finalmente, lo planificado se haga realidad.