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FENOMENOLOGÍA DE LAS

RELACIONES

Un enfoque desde la termodinámica fuera


del equilibrio a los procesos de interacción
con el medio

Carlos Alberto González Mejı́a


Noviembre - 2017
Índice general

1. ¿Qué es lo que rodeamos? 5

2. Entropı́a: Una nueva gnomónica 8


2.1. Comprensión de la temporalidad . . . . . . . . . 8
2.2. Inversión temporal . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
2.2.1. Sistemas conservativos . . . . . . . . . . . 9
2.2.2. Mecánica cuántica . . . . . . . . . . . . . 12
2.3. Leyes termodinámicas . . . . . . . . . . . . . . . 14
2.3.1. Primera ley de la termodinámica . . . . . 16
2.3.2. Segunda ley de la termodinámica . . . . . 17

3. Temas clave 21
3.1. Sistemas dinámicos . . . . . . . . . . . . . . . . . 21
3.2. Estructuras disipativas . . . . . . . . . . . . . . . 25
3.3. Teorı́a de Sistemas . . . . . . . . . . . . . . . . . 27
3.3.1. Definición de ecosistema . . . . . . . . . . 28

1
Índice general 2

4. Fenomenologı́a de las relaciones 30


4.1. Necesidad de una transdisciplinariedad . . . . . . 30
4.2. Estructuración de interfases
sistémicas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34
4.2.1. Interacción biológica . . . . . . . . . . . . 36
4.3. Teleologı́a de las relaciones: ¿Hacia una finalidad? 38
4.3.1. Lı́mites de interacción . . . . . . . . . . . 47

A. ¿Qué es la energı́a? 55
A.1. Primer acercamiento al vocablo . . . . . . . . . . 55
A.2. Todo un despliegue semántico . . . . . . . . . . . 57
A.2.1. Acercamiento metafı́sico, ultrafı́sico e hi-
perfı́sico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60
A.2.2. Primera conclusión . . . . . . . . . . . . . 63

C. González
Índice de figuras

2.1. Evolución del tiempo en la coordenada X(t) co-


rrespondiente a las condiciones iniciales: A: evo-
lución adelante en el tiempo; B: evolución atrás
del tiempo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11

3.1. Gráfica de un espacio de fases . . . . . . . . . . . 23


3.2. Diagrama de bifurcación . . . . . . . . . . . . . . 23

4.1. Minimización de G . . . . . . . . . . . . . . . . . 42
4.2. Análisis al sistema lı́quido-vapor . . . . . . . . . 43
4.3. Configuración relacional . . . . . . . . . . . . . . 48
4.4. Diagrama conceptual de lı́mites . . . . . . . . . . 50
4.5. Diagrama conceptual de oscilación de nutrientes
y especies . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 50

3
Índice de tablas

4.1. Ecosistemas como grupo matemático . . . . . . . 38

4
Capı́tulo 1

¿Qué es lo que
rodeamos?

La organización de un sistema es el reflejo de la evolución del


mismo hacia un estado más complejo y esto lo hace a través de
la disipación de la energı́a. Para el sistema sostener esa organi-
zación en el tiempo necesita del medio. Ese medio debe estar en
capacidad de recibir y entregar (como si fuera un proceso difu-
sivo a través de la frontera del sistema) continuamente energı́a
que entra/sale del sistema. Luego, la dependencia de la estabi-
lidad estructural de un sistema no sólo está relacionada con los
procesos internos sino también con el medio que lo rodea, en-
tendiendo al medio como otro sistema que ejerce entonces una
influencia sobre los procesos organizados del primero. Podrı́a

5
Capı́tulo 1. ¿Qué es lo que rodeamos? 6

pensarse inicialmente como el juego de muñecas rusas (un siste-


ma inserto en el otro)

La influencia de la fı́sica en la sociedad se vislumbra des-


de hace siglos. Igualmente, de manera intuitiva, la humanidad
mostró un manejo de conceptos que siglos después se estable-
cieron, botón de muestra el diseño de la nave longa vikinga y el
trirreme griego, este último de gran ayuda para la talasocracia
por ellos forjada. Sin embargo; fue a partir del siglo XVII que
la fı́sica comenzó a influir con más notoriedad en el desarrollo
de la técnica. El telescopio, el microscopio y otros instrumen-
tos son prueba de ello. Todo aquello propició el ambiente para
el desarrollo de experimentos cada vez más sofisticados, cabe
mencionar la balanza de torsión de Cavendish para medir la
constante de gravitación universal. Estos logros y otros tantos,
sin duda, revertieron en un vertiginoso avance de la fı́sica y
consolidaron la acción del fı́sico instrumentalista cambiando la
imagen de muchos conceptos hasta el punto de estar hoy frente
a una nueva visión del mundo, un nuevo paradigma en términos
Kuhnnianos [11] .

Estas lı́neas son una humilde proposición profana y trans-


disciplinar entre las robustas estructuras teóricas de la termo-
dinámica fuera del equilibrio y los sistemas dinámicos desde un
enfoque de la Teorı́a General de los Sistemas, por formular un
cambio en el concepto de medio. Busca entonces unir una con-
cepción un tanto dispersa y propone lo que podrı́a ser un nuevo
paradigma de interpretación del medio como sistema que rodea
al sistema desde una fenomenologı́a de la relación entre ambos.

C. González
Capı́tulo 1. ¿Qué es lo que rodeamos? 7

C. González
Capı́tulo 2

Entropı́a: Una nueva


gnomónica

2.1. Comprensión de la temporalidad


Sir Arthyr Stanley Eddington definió en algún momento a
la irreversibilidad como la flecha del tiempo. Ahora bien, la
gnomónica nace de la manera cómo medir el tiempo usando
la naturaleza. El sol era, por su antonomasia circadiana sobre
la influencia humana, el mejor para medirlo pero ahora tenemos
la entropı́a.

Hablar de la historia de la gnomónica es hablar de la historia


tanto de la astronomı́a como de la matemática, y en parte tam-

8
Capı́tulo 2. Entropı́a: Una nueva gnomónica 9

bién de la historia de la tecnologı́a. En su definición inicial, la


gnomónica es el logos (estudio) de la medida del tiempo median-
te el empleo de relojes solares (gnomologı́a). Constituye todo un
estudio puesto que involucra el diseño y la construcción ası́ como
el análisis de las propiedades geométricas. Actualmente, gracias
a los avances termodinámicos fuera del equilibrio sabemos que
la medición del tiempo amén de la irreversibilidad de los proce-
sos es toda una estructura teórica y práctica que bien permiten
proponer a la entropı́a como la gnomónica moderna.

2.2. Inversión temporal


2.2.1. Sistemas conservativos
Sin lugar a dudas el advenimiento de la mecánica de Newton
es toda una revolución en las ciencias hasta el punto de consi-
derarse como paradigma [11]. Si bien desde la época griega ya
existı́a una imagen de conservacionismo, con la formulación de
la mecánica clásica ya la idea de conservación no se basa sólo
en un axioma sino que resulta como consecuencia de una serie
de leyes que daban una justificación cuantitativa a las observa-
ciones acerca del movimiento de los cuerpos. Ası́, sin influencias
externas, a lo largo del tiempo permanecen constantes:

1. La energı́a total: Entendida como la sumatoria de la energı́a


cinética y potencial.

C. González
Capı́tulo 2. Entropı́a: Una nueva gnomónica 10

E = Energı́a − cinética + Energı́a − potencial


n n
X 1 1X (2.1)
= mi vi2 + Vij
i=0
2 2
i6=j

donde mi y vi son, respectivamente, la masa y la veloci-


dad de las partı́culas i-ésima y Vij está relacionada con la
correspondiente fuerza de interacción Fij .

2. El momento total
X X
P = pi = mi vi (2.2)
i=0 i

3. El momento angular total


X X
L= li = mi ri xvi (2.3)
i=0 i

donde li describe la rotación de la masa puntual i-ésima


alrededor del centro de rotación donde en este caso se ha
escogido, por comodidad, el origen de coordenadas [18].

Aquı́ viene algo fundamental, y es el relacionamiento que


tiene la aceleración con la fuerza en forma dinámica, expresada
en la segunda ley de Newton como sigue:

C. González
Capı́tulo 2. Entropı́a: Una nueva gnomónica 11

d2 ri X
mi 2
= Fij (ri − rj ) (2.4)
dt j

Lo anterior significa que, si hacemos un análisis del compor-


tamiento de una partı́cula en función del tiempo (X(t)) para es-
tudiar el mundo fı́sico, vamos a tener un comportamiento como
en la figura 2.1. Ahora bien, si hacemos en la ecuación ??eqn:eq4
una inversión del tiempo (t → −t) vemos que la aceleración per-
manece invariable, es decir, las masas puntuales permanecen en
las mismas trayectorias. Lo que en palabras más sencillas sig-
nifica que en la mecánica no existe una diferenciación entre el
movimiento hacia el futuro o hacia el pasado [20].

Figura 2.1: Evolución del tiempo en la coordenada X(t) corres-


pondiente a las condiciones iniciales: A: evolución adelante en
el tiempo; B: evolución atrás del tiempo

Ası́, se podrı́a decir que la mecánica clásica estudia los siste-


mas que son tanto conservativos como reversibles en el tiempo

C. González
Capı́tulo 2. Entropı́a: Una nueva gnomónica 12

y tiene su expresión completa en Laplace, Lagrange y Hamilton


que permite estructurar las ecuaciones de movimiento por las
de energı́a (ver ecuación 2.1) [18].

2.2.2. Mecánica cuántica


Es bien sabido que la dinámica de Newton describe sólo par-
te de nuestra experiencia fı́sica. La mecánica cuántica desde su
historia, vinculada a la termodinámica con la teorı́a de la radia-
ción del cuerpo negro y la teorı́a del calor especı́fico, ha buscado
reconciliar la dinámica con la segunda ley de la termodinámica.
De hecho, se sabe que nace inspirada en la teorı́a Hamiltoniana
ya descrita. Ahora bien, se sabe que los operadores juegan un rol
fundamental en esta nueva perspectiva, de ahı́ que se necesite
considerar ya el Hamiltoniano como un operador que busca in-
terpretar los niveles de energı́a como valores propios asociados,
una verdadera revolución que atañe a nombres como Max Born,
Pascual Jordan, Werner Heisenberg, Ervin Schrödinger y Paul
Dirac.

Ahora bien, para hablar de validación de los comportamien-


tos, es menester referirnos a la ecuación de Schröndinger, como
aparece en 2.5
∂Ψ
i~ = Hop Ψ (2.5)
∂t
A diferencia de la ecuación de Hamilton, esta es una ecua-
ción en derivadas parciales de primer orden respecto al tiempo
pero Ψ es arbitrario en referencia al tiempo t0 , luego es posible

C. González
Capı́tulo 2. Entropı́a: Una nueva gnomónica 13

calcular Ψ en el futuro o en el pasado, digamos que en el senti-


do de recuperar el punto de vista determinı́stico de la mecánica
clásica pero ahora aparece en una función de onda (Ψ), no en
una trayectoria (X(t)).

En este punto es importante mencionar también que la ecua-


ción de Schröndinger (ver ecuación 2.5) es lineal, luego, una so-
lución serı́a como en la ecuación 2.6 que determina la conocida
ecuación de onda cuya expresión formal está en la ecuación 2.7.

Ψ(t) = a1 Ψ1 (t) + a2 Ψ2 (2.6)

Ψ(t) = e−iHt Ψ(t = 0) (2.7)


Nótese que si se hace la operación siguiente (ver ecuación
2.8) se refleja el hecho que H es Hermitiano y lleva a clarificar
que tanto en la mecánica clásica como cuántica la evolución del
sistema en el tiempo está dado en términos de un cambio de
coordenadas [20].

(e−iHt )−1 = eiHt (2.8)


Ahora bien, sabiendo que Ψ es representable como una super-
posición adecuada de funciones propias del Hamiltoniano (ver
ecuación 2.9), se tendrı́a la relación de la ecuación 2.10.

X
Ψ= cn un (2.9)

C. González
Capı́tulo 2. Entropı́a: Una nueva gnomónica 14

X
Ψ(t) = e−iEk t ck uk (2.10)
k
Y esto significa que la probabilidad de encontrar el sistema
en el estado uk está dada por la ecuación 2.11.

|e−iEk t ck |2 = |ck |2 (2.11)


Donde nuevamente se observa que la probabilidad es inde-
pendiente del tiempo [20].

2.3. Leyes termodinámicas


El desarrollo de la termodinámica está inserto en el desarro-
llo de la concepción de mundo. Ası́, la termodinámica motiva
el análisis del control de procesos con Denis Papin o, en el más
sonado de todos, el ejercicio del condensador externo de James
Watt que permitió potencializar la transformación de la energı́a
térmica en mecánica en la máquina de vapor que, en términos
de análisis, llega a la formalidad con Sadı́ Carnot. Con este es-
tudio, la concepción termodinámica de sistema más simple es
ser porción aislable del Universo. Ahora bien, dicho aislamiento
se realiza mediante la frontera. Ésta es pues tan fundamental al
sistema como el sistema mismo. Ası́ las cosas, podemos estable-
cer bastantes tipos de frontera gracias a la definición tan general
de sistema: frontera móvil, inmóvil, rı́gida, permeable, selectiva,
material, inmaterial, etc. Sin embargo; estas variopintas clasi-
ficaciones pueden subdividirse en tres (3): aislados, cerrados y

C. González
Capı́tulo 2. Entropı́a: Una nueva gnomónica 15

abiertos.

Sistema aislado: No hay ningún intercambio de energı́a


o materia con el exterior.
Sistema cerrado: Existe intercambio de energı́a pero no
de materia.
Sistema abierto: Existe intercambio de energı́a y de ma-
teria.
Ası́, el concimiento central de esta porción de universo es
su estado, es decir, en términos macroscópicos, cuál es su volu-
men V , presión p, temperatura T y número de moles Nk . Las
leyes de la termodinámica están planteadas en conceptos como
el de energı́a U (primera ley) y entropı́a S (segunda ley) que
son funciones de estado, precisamente para vincular y analizar
la evolución de las magnitudes intensivas y extensivas ya descri-
tas, como se observa en la ecuación 2.12.

U = U (T, V, Nk )
(2.12)
S = S(T, V, Nk )
Además, se sabe que las variables intensivs pueden ser ex-
presadas como derivadas de una variable extensiva, por ejemplo
como se ve en la ecuación 2.13.
 
∂U
T = (2.13)
∂S V,Nk

C. González
Capı́tulo 2. Entropı́a: Una nueva gnomónica 16

2.3.1. Primera ley de la termodinámica


Con el establecimiento de la relación de conversión de energı́a
mecánica a calórica de Joule en las postrimerı́as de los años de
1840, se formuló el principio de la ley termodinámica de marras.
Obviamente no pueden excluirse nombres como Helmholtz, Me-
yer, Clausius y Thomsom. Básicamente esta definición se mate-
matiza como está en la ecuación 2.14.
I
dU = 0 (2.14)

Y que en términos más coloquiales se traduce en que, sin


importar la ruta seguida por el sistema, la suma del cambio de
sus estados de energı́a es nula. Luego, la energı́a se conserva. No
puede ser creada ni destruı́da sino transformada. Estos cambios
en el sistema cerrado son ya descompuestos en cambios relacio-
nados con calor (Q) y con trabajo (W ), como se puede observar
en la ecuación 2.15 y, para un sistema abierto, se suma el aporte
a la contribución del flujo de materia Um (ver ecuación 2.16).
Ahora bien, un sistema abierto ya implicarı́a una ruta diferen-
te, más no sustancialmente, a la expresada en la ecuación 2.14,
pero siempre independiente de la ruta seguida, sólo evaluando
los estados inicial y final.

dU = dQ + dW (2.15)

dU = dQ + dW + dUm (2.16)

C. González
Capı́tulo 2. Entropı́a: Una nueva gnomónica 17

Como veremos más adelante, la conservación de la energı́a es


un principio fundamental en la fı́sica de los sistemas dinámicos.
Hasta el punto que vulnerar este principio (el llamado fenómeno
de desintegración β) motivó el descubrimiento del neutrino, gra-
cias a una historia centrada en aferrarse a la invulnerabilidad
de tal principio.

2.3.2. Segunda ley de la termodinámica


Con el bosquejo anterior al análisis sobre la energı́a viene un
análisis que es central para estas cuerdas y es el de la entropı́a
(S). Si nos imaginamos un pistón moviéndose, podemos dividir
este estudio en cuatro etapas, que conforman el llamado ciclo
de Carnot:

1. Expansión isotérmica (AB)

2. Expansión adiabática (BC)


3. Compresión isotérmica (CD)
4. Compresión adiabática (DA)

En el que es posible demostrar que:

1. QAB = WAB
2. WCD = QCD

C. González
Capı́tulo 2. Entropı́a: Una nueva gnomónica 18

Para un trabajo total expresado como aparece en la ecua-


ción 2.17 en un ciclo reversible de Carnot, es decir, el antedicho
pistón que se mueve contı́nuamente.

W = WAB + WBC + WCD + WDA = QAB − QCD (2.17)

Como puede verse, la reversibilidad de este ciclo es inde-


pendiente de la naturaleza fı́sica o quı́mica del ”motor”, lo que
permite la introducción de la escala absoluta de temperaturas
e igual de importante es entender que, acordes con la primera
ley, la eficiencia nunca puede superar la unidad, normalizando
obviamente con la del ciclo de Carnot.

Esto se entiende mejor si pensamos en un comparativo entre


dos (2) procesos de Carnot: Q1 que opera entre t1 y t∗ ; y, Q2 que
opera entre t∗ y t2 . Es posible demostrar que la eficiencia viene
dada por la ecuación 2.18 que lleva al relacionamiento central
de la ecuación 2.19.

Q2 T2
η =1− =1− (2.18)
Q1 T1
Q1 Q2
= (2.19)
T1 T2
Y el resultado de la ecuación 2.19 es tan importante puesto
que todo ciclo en un tiempo finito tiene qué involucrar procesos

C. González
Capı́tulo 2. Entropı́a: Una nueva gnomónica 19

irreversibles como el del flujo de calor o el de temperatura, lo


que los hace más ineficientes. Luego, en la realidad siempre se
tiene la aplicación de la ecuación 2.20 [17].
Q1 Q2
< (2.20)
T1 T2
Y aquı́ ya debe mencionarse a Rudolf Clausius quién, con
base en las reflexiones de Carnot, introdujo el concepto de en-
tropı́a como una nueva cantidad fı́sica fundamental y universal
tanto como la energı́a misma. Clausius demostró que la entropı́a
para un sistema aislado del medio exterior siempre va a producir
(o máximo a no producir) entropı́a (ver ecuación 2.21).

dS
>0 (2.21)
dt
Ahora bien, la interacción de un sistema obliga a entender el
cambio de entropı́a desde la transferencia de la misma a través
de las fronteras, de S; y la entropı́a producida al interior mismo,
di S. Esto nos permite volver a escribir el diferencial dS de la
ecuación 2.21 como se observa en la ecuación 2.22.

dS = de S + di S (2.22)
Y ya sabemos que el cambio neto de entropı́a en un proceso
cı́clico debe ser cero (0), luego tenemos el análisis de la ecuación
2.23.

C. González
Capı́tulo 2. Entropı́a: Una nueva gnomónica 20

I I I
dS = de S + di S = 0 (2.23)
H
Y ya sabemos que di S > 0, es decir que di S > 0. Luego,
para un sistema cerrado, tenemos entonces el resultado de la
ecuación 2.24.

I I
dQ
de S = 60 (2.24)
T
Aquı́ es básico entonces distinguir entre un proceso reversible
e irreversible puesto que sólo los procesos irreversibles contribu-
yen a la formación de entropı́a [20] y no existe un sistema real
en la naturaleza que pueda ir através de un ciclo de operaciones
y retornar a su estado inicial sin incrementar la entropı́a con el
exterior. Luego, El incremento de la entropı́a distingue el futuro
del pasado: existe una flecha del tiempo [17].

Entonces, la gnomónologı́a moderna debe incluir el estudio


de los sistemas complejos y la irreversibilidad. Más adelante se
hace un primer esbozo a los alcances de ésta que, proponemos
como nueva disciplina o enfoque de la termodinámica fuera del
equilibrio.

C. González
Capı́tulo 3

Temas clave

A continuación se hace una muy breve sı́ntesis de los temas


y se remite al lector a los textos clave para el estudio de los
mismos.

3.1. Sistemas dinámicos


El rol de las representaciones geométricas es fundamental en
la mecánica clásica. Desde el momento en que René Descartes
propone la resolución de problemas geométricos con expresiones
algebráicas, se empieza a entender la capacidad de la geometrı́a
que Carl Gauss nuevamente potencializa con el nacimiento del
análisis complejo y la geometrı́a diferencial que Riemman (acaso
uno de los más prolı́ficos alumnos de Gauss) ubica en una nue-

21
Capı́tulo 3. Temas clave 22

va dimensión de estudios con el nacimiento de la geometrı́a no


euclidiana a partir de su célebre conferencia habilitante de ju-
nio de 1854 en la Universidad de Gotinga: Uber die Hypothesen,
Welche der Geometrie zu Grunde liegen (Sobre las hipótesis que
están en los fundamentos de la geometrı́a) que se convierte en
campo abonado para Einstein y Poincairé.

Ası́, en un marco de análisis geométrico se entiende el es-


pacio de fases de un sistema como el expresado en la ecuación
3.2 como el conjunto de posiciones y momentos conjugados. Si
vamos a ver el sistema en una representación matricial como
la que aparece en la ecuación 3.1 es el conjunto de las curvas
solución.

dx
= Ax (3.1)
dt
Al respecto el lector podrá encontrar una explicación bas-
tante clara en las siguientes referencias: [16] y [2] (de aquı́ se
tomó la figura 3.1).

Este enfoque geométrico permite desarrollar un potente análi-


sis cualitativo que investiga la naturaleza de la dependencia del
sistema de unos parámetros para la transición de un estado a
otro, siendo posible que el comportamiento cualitativo de éste
cambie. Esto es lo que se conoce como bifurcación [7], [19].

C. González
Capı́tulo 3. Temas clave 23

Figura 3.1: Gráfica de un espacio de fases

Figura 3.2: Diagrama de bifurcación

Como se puede ver en la figura 3.2 [18], la teorı́a de bifur-


caciones es un campo matemático centrado en el estudio de los
cambios en la estructura cualitativa o topológica del comporta-
miento de un conjunto de ecuaciones que representan un sistema
y de ahı́ la aplicación a la termodinámica puesto que la teorı́a
tiene una importancia práctica muy importante. Existen fami-
lias de soluciones que van a dar o no estabilidad, siendo estas
soluciones caracterizadas como atractoras o no, entre otras es-
pecificidades.

Ası́, ya se mencionó que el sistema se podı́a representar por

C. González
Capı́tulo 3. Temas clave 24

variables Xi y cuya evolución estaba dada, entonces, por la ecua-


ción 3.2.

dXi
= Fi (Xi ) (3.2)
dt
Ahora bien, para Xi = 0 todas las dinámicas desaparecen.
Si, por ejemplo, Fi refleja una tasa de producción general de
un componente Xi , significa en este estado un punto de equili-
brio. Ahora es necesario mencionar el teorema de Lyapunov que
establece que un estado de equilibrio atraerá el sistema a una
solución si existe una función ς = ς(x1 , X2 , ..., Xn ) tal que dς
dt
tiene el signo contrario de ς; esto es, que la derivada es negativa.
En términos de nuestro interés, la entropı́a distingue entre varios
tipos de estados en la naturaleza que actúan como atractores.
Sabemos que la irreversibilidad es la expresión de esa atrac-
ción [17].

Gracias a la teorı́a de los sistemas dinámicos viene un análi-


sis fundamental que ha sido abordado ya en las secciones 2.2.1
y 2.2.2 y es cuándo un sistema cuyo estado evoluciona con el
tiempo y está descrito en función de fuerzas conservativas, la
energı́a mecánica se expresa mediante una integral de movi-
miento y, por ende, una cantidad conservada como expresa el
teorema de Noether. Este tipo de sistemas es conocido como
sistemas conservativos y, a continuación, se va a hablar de los
sistemas disipativos.

C. González
Capı́tulo 3. Temas clave 25

3.2. Estructuras disipativas


Es un hecho que los procesos irreversibles son tan reales co-
mo los reversibles. Luego, la irreversibilidad no es una aproxi-
mación complementaria que necesitamos para superponerla en
las leyes de procesos reversibles en el tiempo. El rol constructivo
de la irreversibilidad es fundamental y tiene bases procesuales
coherentes que aparecen con particular claridad en los niveles
biológicos. La irreversibilidad está profundamente enraizada en
la dinámica. Hasta el punto que podrı́a afirmarse que la irrever-
sibilidad empieza cuándo los conceptos básicos de la mecánci-
ca clasica y cuántica (análisis como trayectorias o funciones de
onda) dejan de ser observables. La irreversibilidad corresponde
entonces no a una aproximación complementaria introducida en
las leyes de la dinámica sino a un sistema dinámico constituı́do
con un vasto formalismo [20].

Y a este punto es necesario hablar de la disipatividad de los


sistemas enmarcados en la segunda ley ya descrita en la sección
2.3.2. Se habló de sistemas convervativos en la sección 2.2.1 y, en
esta ocasión se va a introducir someramente el concepto de sis-
tema disipativo que, dado el vasto desarrollo teórico que tienen,
ameritan que el lector se redireccione a escritos como: [18], [6]
y [19].

En general se define un sistema disipativo como un siste-


ma en el que los procesos irreversibles (ver ecuación 4.4) juegan
un papel importante; y, las estructuras disipativas son, valga
la redundancia, estructuras coherentes y autoorganizadas que

C. González
Capı́tulo 3. Temas clave 26

aparecen en los sistemas lejos del equilibrio. Los procesos irre-


versibles contı́nuamente disipan energı́a en el medio, como un
sistema en rozamiento, un proceso de conducción de calor o la
difusión en sı́. El descubrimiento de este tipo de procesos fue to-
da una revolución en la concepción del mundo puesto que, para
el siglo XIX, se consideraba la irreversibilidad y la disipación
como una devaluación mientras que, por otro lado, la evolución
biológica era evidentemente un proceso irreversible y se consi-
deraba con una complejidad creciente [18], [3].

Amén de la disipación, los sistemas dinámicos fuera del equi-


librio no conservan la métrica del espacio de fases y, mucho más
determinante aún, no son invariantes frente a una inversión tem-
poral. Es decir, este tipo de sistemas sı́ percibe la temporalidad
y serı́an el centro de la nueva gnomologı́a. De ello se entiende
que para un t → ∞ aparece asintóticamente una situación de-
finida que serı́a, en caso de no aplicar imposiciones externas,
la de equilibrio del sistema que fungen como atractores, ciclos
lı́mite o atractores .extraños”. Algo bien importante, el compor-
tamiento disipativo no está ligado sólo a la ruptura universal
de la simetrı́a temporal sino que podemos asignar también a los
procesos disipativos una función de Liapunov como la entropı́a
que varı́a de forma monótona con el tiempo que conducen a una
prodcción positiva de entropı́a [18].

C. González
Capı́tulo 3. Temas clave 27

3.3. Teorı́a de Sistemas


Este nombre habla por sı́ solo. El estudio interdisciplinario o
transdisciplinario (más adelante, en la sección 4.1 se especifica
al respecto) pretende estudiar principios aplicables de los sis-
temas en todos los campos de la investigación sin importar los
géneros, elementos o fuerzas participantes. Como consecuencia
de la existencia de propiedades generales de sistemas es la apari-
ción de similaridades estructurales o isomorfismos en diferentes
campos. Es ası́ como se puede aplicar una ley exponencial de
crecimiento a ciertas células bacterianas, a poblaciones de ani-
males o, incluso, al desarrollo de publicaciones cientı́ficas siendo
estas entidades completamente independientes.

Bertalanffy propone como metas de la Teorı́a General de los


Sistemas [21]:

1. Hay una tendencia general hacia la integración en las va-


rias ciencias, naturales y sociales.

2. Tal integración parece girar en torno a una Teorı́a General


de los Sistemas.
3. Tal teorı́a pudiera ser un recurso importante para buscar
una teorı́a exacta de los campos no fı́sicos de la ciencia.

4. Al elaborar principios unificadores que corren verticalmen-


te por el universo de las ciencias, esta teorı́a nos acera a
la meta de la unidad de la ciencia.

C. González
Capı́tulo 3. Temas clave 28

5. Esto puede conducir a una integración, que hace mucha


falta, en la instrucción cientı́fica.

3.3.1. Definición de ecosistema


Con el anterior enfoque, es necesario entonces buscar una
definición de sistema y, ya que en la sección 4.2 se abordarán
conceptos propios de la biologı́a, vamos a continuación a abor-
dar el concepto de ecosistema.

Un ecosistema es un sistema biológico que consiste de la co-


munidad biológica de un lugar y de los factores fı́sicos y quı́micos
que constituyen el ambiente abiótico. Se considera que los fac-
tores abióticos y bióticos están ligados por las cadenas tróficas
o sea el flujo de energı́a y nutrientes en los ecosistemas [8]. Es
decir, en términos de los temas tratados en la sección 3.2, un
ecosistema es un sistema disipativo. Un ecosistema es una uni-
dad compuesta de organismos interdependientes que comparten
el mismo hábitat (término que hace referencia al lugar que pre-
senta las condiciones apropiadas para que viva un organismo,
especie o comunidad animal o vegetal).

En un enfoque puramente mecanicista puede considerarse


que las especies biológicas se concentran en producir un mayor
número de descendientes que los necesarios para mantener el
tamaño de la población pero más adelante, en la sección 4.2 se
propondrá que ese enfoque no es acorde a la naturaleza disipa-
tiva del ecosistema, ası́ como no puede explicar otras propieda-
des observables del mismo relacionadas con la interacción con

C. González
Capı́tulo 3. Temas clave 29

el medio. Luego, la selección natural, desde el punto de vista


Darwiniano se propone que sea reescrita, lo mismo que las con-
cepciones de crecimiento de Robert Malthus y otras basadas en
la ya mencionada mecánica de Newton.

C. González
Capı́tulo 4

Fenomenologı́a de las
relaciones

4.1. Necesidad de una transdisciplina-


riedad
Como se ha podido observar en estas lı́neas no se trabaja un
enfoque reduccionista sino más holı́stico, por aquello de la famo-
sa frase que el todo es más que la suma de las partes. Pareciera
que la materia reflejara una Fundamental Unidad (Considerada
en su realidad fı́sica y concreta la trama del universo no puede
ser desgarrada [3]) y es un hecho entonces la no yuxtaposición o
insuperposición a la manera de la sinergética o la Teorı́a General

30
Capı́tulo 4. Fenomenologı́a de las relaciones 31

de los Sistemas, entendiendo en este enfoque al sistema como un


complejo de elementos interactuantes.

Y, para estudiar los modos de relacionamiento del sistema,


partimos de sus caracterı́sticas, que son:

Están formados por elementos.


Cada elemento tiene una función especı́fica y se relaciona
con los demás elementos.
Los elementos interaccionan para desempeñar una o va-
rias funciones que son superiores a la suma de las partes
llevando a propiedades emergentes o sinérgicas.
No existen sistemas aislados, hasta ellos llegan energı́a y
materia necesarias para su funcionamiento; y, los sistemas
también producen materia y emiten energı́a e información,
como resultado de la función que desempeñan. Es lo que
más adelante se propone como estructuración de interfases
sistémicas.
Tienen una finalidad. Acaso sea una teleologı́a de las rela-
ciones, como se expresa en cuerdas siguientes.

En la Teorı́a General de los Sistemas [21], una primera consi-


deración matemática elemental de conceptos se basa en la repre-
sentación de la ecuación 3.2. Esta representación permite ana-
lizar el crecimiento del sistema; competencia con otros sistemas

C. González
Capı́tulo 4. Fenomenologı́a de las relaciones 32

(predador-presa, por ejemplo); totalidad (un cambio en un ele-


mento cambia los demás elementos), suma, mecanización (rela-
cionamiento no superponible), centralización (cuándo se pasa de
un estado de totalidad indiferenciada a la diferenciación de par-
tes). Y, ampliando más este aspecto, se sabe que la segregación
progresiva (cuándo las interacciones entre los elementos dismi-
nuyen con el tiempo, proceso disipativo e irreversible) es asocia-
da a la centralización progresiva, cuya expresión es la evolución.
Al mismo tiempo, el principio de centralización progresiva lo es
de indivudualización progresiva. Puede definirse entonces un in-
dividuo como un sistema centralizado [21].

Los sistemas considerados en la termodinámica tı́picamente


son sistemas de grandes números, del orden del número de Avo-
gadro en partı́culas (∼ 1023 ). Ahora bien, esto significa que el
estudio de un sistema se aborda, bien sea desde variables que no
dependan del número de estas partı́culas, llamadas variables in-
tensivas, como la presión o temperatura; o bien, variables donde
el total de energı́a es proporcional al tamaño del sistema y que
se conocen como variables extensivas. Sin embargo; no existe un
concenso sobre cómo definir un sistema complejo [12] a pesar de
aproximaciones desde todas las ramas de la ciencia ya mencio-
nadas o desde otras (teorı́a de control, cibernética, entre otras).

Sin embargo; a continuación se lanzan unos argumentos trans-


disciplinares en escencia, mas no sincretistas, sobre el análisis
geométrico, partiendo de nociones de Felix Klein quién, en 1872
con su Programa de Erlangen define la geometrı́a desde la teorı́a
de grupos con una idea que, para efectos de este estudio inicial

C. González
Capı́tulo 4. Fenomenologı́a de las relaciones 33

propuesto de la Fenomenologı́a de las Relaciones, será bastante


intuitiva, y que bien podremos extrapolar al concepto de ecosis-
tema, abusando un poco del álgebra abstracta.

Un grupo es un conjunto de elementos G en el que hay defi-


nida una operación, es decir, una aplicación G × G −→ G que a
cada par de elementos del conjunto le asigna otro elemento del
conjunto (que será el resultado de operar dichos dos (2) elemen-
tos) y que satisface los siguientes axiomas:

La operación debe ser asociativa: esto quiere decir que si


tomamos cualesquiera tres elementos a, b, c del conjunto,
el resultado de operar los dos primeros (ayb) y operar el
resultado de ello con el tercero (c) debe de ser lo mismo
que si primero operamos el segundo y el tercero (byc) y el
resultado lo operamos con el primero (a). Es decir, si la
operación la denotamos por ? ha de ocurrir que a ? (b ? c)
debe de ser lo mismo que (a ? b) ? c
Debe existir un elemento neutro: esto quiere decir que ha
de haber un elemento e del conjunto de manera que si
tomo cualquier otro elemento a del conjunto y lo operó
con él, entonces el resultado vuelve a ser el elemento a, es
decir, es como si al elemento a no lo hubiera operado. Ası́,
con la notación anterior, e ? a = a y a ? e = a.
Por último, cada elemento debe tener un elemento simétri-
co: esto quiere decir que si yo tomo un elemento cualquiera
a del conjunto, entonces puedo encontrar otro elemento â

C. González
Capı́tulo 4. Fenomenologı́a de las relaciones 34

del conjunto de tal manera que al operar ambos, el resul-


tado que obtengo es el elemento neutro: a ? â = â ? a = e.

Es importante entender que en el concepto de grupo se estu-


dian ciertas propiedades que no cambian cuando se le aplican un
tipo de transformaciones. Esas propiedades, por no cambiar, las
denomina invariantes, y las transformaciones que a un invarian-
te no le hacen cambiar han de tener estructura de grupo bajo
la operación de composición (componer dos transformaciones es
hacer una de ellas y aplicarle la otra transformación al resultado
de la primera).

4.2. Estructuración de interfases


sistémicas
Los sistemas, como se mencionó, no son aislados. Hasta ellos
llegan energı́a y materia que son necesarias para su funcio-
namiento; y, los sistemas también producen materia y emiten
energı́a e información, como resultado de la función que desem-
peñan.

Además reciben información del exterior del sistema que des-


encadena su actividad. Esta información que reciben del medio
exterior, como entropı́a negativa, es fruto del relacionamiento
con el medio que podrı́a entenderse, desde el enfoque de la ter-
modinámica fuera del equilibrio como aparece en la ecuación 4.7.

C. González
Capı́tulo 4. Fenomenologı́a de las relaciones 35

Ası́, puede entenderse que no es una recepción de informa-


ción del medio, sino que al disipar su energı́a con éste (con el
medio), va a existir un flujo Jk (usando la notación de la ecua-
ción 4.6) y es la manera cómo se desarrolla este flujo lo que se
entenderá en este enfoque como recepción de información del
medio.

Esto significa que deben redefinirse para el sistema los es-


pesores de pelı́cula δ L y δ V que se observan en la figura 4.2 y
que ameritarı́an toda una Teorı́a de Estructuración de Interfa-
ses (TEI). Por ejemplo, si tomamos como sistema una industria,
la TEI deberá explicar los flujos de la ecuación 4.7 en términos
de las restricciones de mercado interactuando desde dentro del
sistema. Si la empresa es una multinacional de gran calado, no
es absurdo pensar que la interfase δ V es toda la faz de la tie-
rra donde exista capacidad adquisitiva. Y, entendiendo que el
precio no es el resultado sólo del medio sino también de una
optimización interna de los procesos de la empresa vemos que el
sistema estructura sus flujos de interacción con el medio desde
adentro hacia afuera y que a su vez estos flujos existen gracias
a una manera cómo el sistema interactúa con otro sistema que
es el medio.

Ahora bien, para el caso de la biologı́a evolutiva donde la


especie humana se extendió con éxito sobre todo el orbe, puede
entenderse que, como sistema (humano), la TEI deberá expli-
car los modos de disipación de energı́a con el medio y como
esta especie, la humana, logró poco a poco ir extendiéndose
(δ L : Relaciones internas y δ V : Relaciones externas) a toda la

C. González
Capı́tulo 4. Fenomenologı́a de las relaciones 36

geografı́a planetaria, indiferente del tipo ecosistémico buscando


evolucionar hacia un valor mı́nimo (ver ecuación 4.4). Esto im-
plica que deben involucrarse temas de la biologı́a matemática
ya desarrollados en el modelo de predador-presa o la ecuación
logı́stica como son el factor de capacidad de carga de una es-
pecie biológica en un ambiente, conocida como K, y que es el
tamaño máximo de población que el ambiente puede soportar
indefinidamente en un periodo determinado, teniendo en cuenta
el alimento, agua, hábitat, y otros elementos necesarios disponi-
bles en ese ambiente. Luego, para definir ese ambiente, se están
definiendo precisamente las interfases δ L , de relaciones inter-
nas;y, δ V , de relaciones externas.

4.2.1. Interacción biológica


Para enmarcarlo en un todo más holı́stico, sin pretender ser
imprudentes en la extrapolación teórica, es necesaria la estruc-
turación de interface teniendo en cuenta los diferentes tipos de
interacción biológica, aquı́ algunos:

Mutualismo: Las especies obtienen provecho de la aso-


ciación aunque no es obligada, ya que cada individuo pue-
de subsistir sin la ayuda del otro.
Simbiosis: Cuando las dos especies no pueden vivir por
separado.
Comensalismo: Un individuo (comensal) se alimenta de

C. González
Capı́tulo 4. Fenomenologı́a de las relaciones 37

los restos de comida de otro organismo, sin causarle ningún


beneficio ni perjuicio.
Inquilinismo: Un individuo (inquilino) encuentra cobijo
en el cuerpo de otra especie, sin causarle perjuicio.
Parasitismo: Un individuo (parásito) vive a expensas de
otro (huésped) al que perjudica sin llegar a causarle la
muerte. El parasitismo es una relación obligada, ya que el
parásito no puede vivir sin su huésped.

Competencia: Dos individuos utilizan un mismo recur-


so limitado, lo que conduce a que los individuos compi-
tan por el acceso a la alimentación. La especie más fuerte
acaba eliminando o desplazando a la más débil. En gene-
ral, los organismos que compiten ocupan el mismo nicho
ecológico, es decir, ocupan el mismo lugar en la cadena
alimentaria y utilizan el mismo alimento.
Depredación: Un individuo (depredador) captura y ma-
ta a otro (presa) para alimentarse de él. Casi siempre el
primero es de mayor tamaño que la presa (gato y ratón,
araña y mosca).
Neutralismo: Interacción entre dos especies, donde nin-
guna de las dos resulta beneficiada o perjudicada.
Protocooperación: Interacción en la cual dos organis-
mos o poblaciones se benefician mutuamente, la relación
no es esencial para la vida de ambos, ya que pueden vivir
de forma separada. Se puede dar incluso entre organismos

C. González
Capı́tulo 4. Fenomenologı́a de las relaciones 38

de diferentes reinos, como en el caso de flores y poliniza-


dores o de ciertas plantas y sus micorrizas.

A continuación, en la tabla4.1 se hace una propuesta de pa-


ralelo entre la definición de grupo y la interacción biológica en
la forma cómo se relacionan los organismos de una comunidad
dentro de un ecosistema.

Tabla 4.1: Ecosistemas como grupo matemático

Axioma Descripción geométrica Aplicación ecológica


Clausurativo G ? G −→ G Interacción entre
iguales
Asociativo a ? (b ? c) = (a ? b) ? c Mutualismo, sim-
biosis o protocoo-
peración
Invertibilidad e ? a = a ∧a ? e = a Neutralismo
Identidad a ? â = â ? a = e Inquilinismo

4.3. Teleologı́a de las relaciones: ¿Ha-


cia una finalidad?
Al respecto de una teleologı́a sistémica, es necesario clasifi-
car el comportamiento de un sistema para abordar el concepto
de propósito. Y es que, dado un sistema, y analizado desde un
punto de vista comportamental, nos reducimos al análisis de las

C. González
Capı́tulo 4. Fenomenologı́a de las relaciones 39

salidas contra las entradas [1]. Aquı́ viene todo un mar de po-
sibilidades desarrolladas por el control de procesos y que, para
nuestro caso de sistemas disipativos, permiten aprovechar la in-
formación almacenada en el sistema en forma de energı́a [13]
entendiendo que la propiedad central de un sistema dinámico
disipativo es que la energı́a total almacenada en el sistema de-
crece con el tiempo. La disipatividad puede considerarse el caso
no lineal de los sistemas conocidos como Reales Positivos (PR)
o los que son Estrictamente Reales Positivos (SPR) y que son
sistemas cuya energı́a almacenada permanece constante o decre-
ce [13].

Funcionalizar el análisis amerita estudiar la organización, es


decir, el tipo de estructura disipativa que se haya desarrollado
en el sistema cuya relación con el medio es incidental. Contra-
rio a ello, se trata de estudiar cualquier cambio del sistema con
respecto al medio, a ello se denomina comportamiento. Al res-
pecto, se conoce como comportamiento activo donde el objeto
es la fuente de energı́a a la salida, es decir, la entrada no in-
teractúa/energiza directamente la salida sino que pasa a través
del sistema para ello. Ası́, el comportamiento activo se divide
en uno aleatorio y otro con propósito.

Cuando se define propósito significa que puede entenderse el


comportamiento como dirigido a un estado o condición final con
respecto a otro sistema o a él mismo. Esto implica una concien-
cia o actividad voluntaria desde un punto de vista fisiológico, lo
que implica una selección voluntaria de ese propósito especı́fico
y no un momento especı́fico. Aquı́ viene una última definición

C. González
Capı́tulo 4. Fenomenologı́a de las relaciones 40

que incluye los sistemas con realimentación (feed-back) y los que


no. Aquellos tipo feed-back es a los que llamamos teleológicos [1].
P
La definición de sistema dinámico ( ) disipativo es aquel
que tiene una tasa de suministro w (w : U ×Y −→ R) y, además,
existe una función de almacenamiento S : X −→ R+ /∀(t1 , t2 ) ∈
R2+ ∧ ∀x0 ∧ u ∈ U se cumple:

Z t1
S(x0 ) + w(t)dt ≥ S(x1 ) (4.1)
t0

Aquı́ es
R t importante aclarar que w es localmente integrable
(es decir t01 k w(t) k dt < +∞) [13] y debe observarse que
P
para hallar S(x), en un , puede ser encontrada calculando el
máximo de energı́a extraı́ble del sistema [13].

Como se puede demostrar,


P la ecuación 3.2 de un sistema
dinámico disipativo ( ) deja tres (3) clases de soluciones: un
estado asintótico; nunca alcanzar un estado de equilibrio; o, pue-
de hacer oscilaciones periodicas. Es decir, el sistema llega a un
estado futuro final que, como ya se dijo en la sección 3.1, la
entropı́a actúa como un atractor en el que la irreversibilidad es
la expresión de esa atracción [17]. Ası́, podrı́a pensarse en una
teleologı́a de mı́nimos o máximos como expresa Le Chatelier,
Gibbs o Einstein, entre otros y que ya demostraron de manera
rigurosa Prigogine y colaboradores, aunque resultados como el
de Nicolis [14] sugieran cautela al momento de usar principios
extremales para las descripciones sistémicas.

C. González
Capı́tulo 4. Fenomenologı́a de las relaciones 41

Supongamos que un sistema está sometido constantemente


a presión o temperatura o ambos, luego di S > 0 y es el cambio
de entropı́a debido a procesos irreversibles (que seguirá un cur-
so hasta un máximo valor ya que todo sistema evoluciona hasta
el máximo estado de entropı́a posible) y es esta precisamente,
la condición de disipación, como ya vimos en la ecuación 2.22,
que contribuye a extremar una cantidad termodinámica como
la energı́a libre de Gibbs, la energı́a libre de Helmholtz y la en-
talpı́a.

Ahora bien, la segunda ley implica que, para S y V constan-


tes, todo sistema evoluciona al estado de mı́nima energı́a posible.
Un sistema cerrado puede ser expresado como en la ecuación 4.2
y, como ya mencionamos de la ecuación 2.22, entonces la ecua-
ción 4.2 puede reescribirse como la ecuación 4.3. Ahora bien, por
la discusión inicicial (S = V = Kte), sabemos que dS = dV = 0,
lo que implica en la ecuación 4.3 el resultado de la ecuación 4.4.

dU = dQ − pdV = T de S − pdV (4.2)

dU = T dS − pdV − T di S (4.3)

dU = −T di S 6 0 (4.4)
Este resultado de la ecuación 4.4 es central en lo que, bien
sea dicho nuevamente, podrı́a significar una teleologı́a, y es que
todo sistema cuyo valor entrópico es fijo y está relacionado con

C. González
Capı́tulo 4. Fenomenologı́a de las relaciones 42

procesos irreversibles, tiende a evolucionar energéticamente ha-


cia un valor mı́nimo [17]. Este principio extremal lleva, en el
caso de la energı́a libre de Gibbs, a conceptos tan importantes
como el de afinidad (Ak ) definida como aparece en la ecuación
4.5 donde ξk es una variable de estado del avance de reacción.

 
∂G
−Ak = (4.5)
∂ξk
Ası́, G evoluciona hasta un valor mı́nimo de manera monóto-
na, de acuerdo con la segunda ley de la termodinámica, ver fi-
gura 4.1. [10].

Figura 4.1: Minimización de G

La existencia de estos principios extremos implica la acepta-


ción del equilibrio termodinámico local. Es decir, que el sistema

C. González
Capı́tulo 4. Fenomenologı́a de las relaciones 43

puede dividirse en microfases infinitesimales. Sobre ello, ver apli-


caciones como [9] de donde se toma la figura 4.2 o también [4].

Figura 4.2: Análisis al sistema lı́quido-vapor

En este ejemplo (representado en la figura 4.2) imagı́nese


una burbuja dentro de una torre de destilación. La interfase es
la superficie de la burbuja, luego es posible entender ya el lado
del lı́quido y del vapor. Es un sistema disipativo por excelencia-
con con gradientes al rededor de la burbuja y la gota, el sistema
termodinámico es la suma de los subsistemas de la pelı́cula de
lı́quido, la interfase y la pelı́cula de vapor. En esta hipótesis se
asume que las fuerzas motrices de transferencia de calor y masa
tienen la misma extensión y los transportes son perpendiculares

C. González
Capı́tulo 4. Fenomenologı́a de las relaciones 44

a la interfase [9]. Nótese que existe un espesor de pelı́cula δ L y


δV .

Y es en estas microfases de tamaño infinitesimal, dentro de


las cuales, las condiciones clásicas de equilibrio termodinámico
para la materia se satisfacen en una buena aproximación. Estas
condiciones se cumplen, por ejemplo en gases muy enrarecidos,
en los que las colisiones moleculares no son frecuentes; en las ca-
pas lı́mite de una estrella, donde la radiación transfiere energı́a
al espacio; y para fermiones interactuando a temperaturas muy
bajas, donde los procesos disipativos dejan de ser efectivos.

Por la ecuación 2.22, está clara la diferenciación de entropı́as


que, para un sistema aislado de S = 0. Ahora bien, cuándo el
sistema no está aislado, es decir, cuándo di S describa proce-
sos irreversibles, es posible definir para cada uno de ellos un
flujo interno adecuado X, Jk , y una fuerza de arrastre Xk , don-
de Jk es esencialmentela velocidad de variación de las variables
que representan el sistema (ver figura 4.2), mientras que Xk
está relacionada con el mantenimiento de las limitaciones de no
equilibrio; y, ası́, se convierte di S en la forma cuadrática de la
ecuación 4.6 [18].

di S X
= Jk Xk (4.6)
dt
k

Como simplificación a raı́z de la dificultad de las descripcio-


nes de Jk se introducen las relaciones de reciprocidad de Onsager

C. González
Capı́tulo 4. Fenomenologı́a de las relaciones 45

que proponen un coeficiente fenomenológico Lkl , como se obser-


va en la ecuación 4.7 [10].

X
Jk = Lkl Xl (4.7)
l

A manera de ejemplo, las diferencias de temperatura en un


sistema conducen a que el calor fluya desde la zona más caliente
hacia la más frı́a. Ası́ mismo, las diferencias de presión conducen
a que la materia fluya desde la zona de más alta presión hacia
la de más baja presión. Experimentalmente, puede observarse
que cuando varı́an al tiempo temperatura y presión, las diferen-
cias de presión pueden causar flujos de calor y las diferencias de
temperatura pueden causar flujos de materia. Más aún, el flujo
de calor por unidad de presión de diferencia y la densidad de
materia que fluye por unidad de temperatura de diferencia son
iguales como se expresa en la demostración de Onsager para las
proximidades del equilibrio: Lkl = Llk .

Luego, dS, de la sección 2.3.2, la ecuación 2.22 diferencia


claramente entre lo interno y lo externo. Por la ecuación 4.6
tenemos entonces una definición clara de ddtiS
, ası́ que 2.22 se
reescribe como:

dS de S X
= + Jk Xk (4.8)
dt dt
k

Ahora bien, en el enfoque entrada u y salida y se define w

C. González
Capı́tulo 4. Fenomenologı́a de las relaciones 46

en la ecuación 4.8 como w = uT y. También, de la ecuación 4.8


se entiende la entropı́a como una función de almacenamiento,
pero esta S(x) es la interacción con el medio, luego es de S. Re-
escribiendo la ecuación 4.1, tenemos:

Z t1
Se (x0 ) + w(t)dt − K = Se (x1 ) (4.9)
t0

Que nos arroja a:

Z t1
Se (x1 ) − Se (x0 ) = w(t)dt − K (4.10)
t0

Y tomando el cambio temporal entre t0 y t1 , tenemos:

Z t1 
d d
(Se (x1 ) − Se (x0 )) = w(t)dt − K (4.11)
dt dt t0

Que, operando, se traduce en:

de S dK
= w(t) − (4.12)
dt dt
Ahora bien, reemplazando en la ecuación 4.8 el resultado de
la ecuación 4.12 nos dará:

C. González
Capı́tulo 4. Fenomenologı́a de las relaciones 47

dS dK X
= w(t) − + Jk Xk (4.13)
dt dt
k

Y, entendiendo como se dijo lı́neas atrás a w = uT y, tendrı́amos


el resultado siguiente:

dS dK X
= u(t)T y(t) − + Jk Xk (4.14)
dt dt
k

Lo cuál nos darı́a, con el resultado de la ecuación 4.14, un


método alternativo para calcular los coeficientes Lkl de Onsager
puesto que se relaciona el interior del sistema con el exterior del
mismo.

4.3.1. Lı́mites de interacción


Como ya se mencionó en la sección 4.3, existen los máximos
y mı́nimos. Luego, un sistema se comporta en medio de lı́mites
que deben ser tenidos en cuenta en la mencionada TEI de la
sección 4.2 para fijar las interfases δ L , de relaciones internas;y,
δ V , de relaciones externas que van a contribuir a los flujos Jk .
Esto para expresar adecuadamente la forma cómo se entrega o
no energı́a al sistema bien sea porque se cuente con una confi-
guración de muñecas rusas o una configuración de flujo dirigido
o una configuración combinada u otra existente (ver figura 4.3,
donde S1, S2 y S3 son tres sistemas diferentes con una relación)
para entender cómo serı́a el análisis fenomenológico de coeficien-

C. González
Capı́tulo 4. Fenomenologı́a de las relaciones 48

tes. Es decir, un sistema está totalmente inserto en el otro o es


contiguo al otro o es una mezcla de los dos.

Figura 4.3: Configuración relacional

Para ejemplificar más la idea relacional, en una concepción


básica y casi tosca, puede pensarse que el sistema sea una pobla-
ción de la misma especie de herbı́voros que, obviamente, excreta.
Ahora supongamos que el suelo tiene una capacidad infinita de
absorción de esos desechos, luego en el ecosistema se tendrá por
parte del suelo la absorción a todo el flujo proveniente del siste-
ma.

Ahora bien, si imaginamos que esos herbı́voros están esta-


bulados en un medio donde hay demasiados para el suelo (un

C. González
Capı́tulo 4. Fenomenologı́a de las relaciones 49

problema de hacinamiento) y éste, el suelo, está saturado en


esos nutrientes, entonces no absorberá los desechos defecados
por los herbı́voros. Luego el sistema entregará las excretas pero
se irán acumulando (digamos por problemas en los coeficien-
tes de permehabilidad del suelo) y eso significa que ya el sis-
tema (los herbı́voros estabulados) empezarán a tener riesgo en
su propia integridad (entra el sistema en lo que podrı́a llamarse
modo falla). En estos términos de la TEI, hay un problema en
el cálculo de δ L , de relaciones internas;y, δ V , de relaciones ex-
ternas; por efecto de un mal cálculo en los flujos mencionados
(que se reflejan en los coeficientes de permehabilidad del sue-
lo) en la ecuación 4.6 que determinan di S. Esto significa que
en un δ L hay un máximo y un mı́nimo de elementos constituti-
vos del sistema para mantener unos sanos gradientes de flujo Jk .

Este patrón extremal es cı́clico (acaso por una histéresis que


posee el sistema) y el comportamiento se observa como dientes
de sierra. Por ejemplo cuando una especie coloniza un nuevo es-
pacio y no hay restricciones en los recursos ni competencia por
ellos, tal como ocurre en un cultivo bacteriano recién inoculado
durante los primeros momentos de su crecimiento, hay un au-
mento, luego se afectan los flujos de intercambio y disminuye la
población. Algunas especies siguen este modelo de crecimiento
siguiendo ciclos de explosión demográfica seguidos por elevados
ı́ndices de mortalidad, por ejemplo al comienzo de la estación
reproductora. la curva descriptiva se observa en la figura4.5.

Esto puede observarse en modelos como el de Lotka-Volterra

C. González
Capı́tulo 4. Fenomenologı́a de las relaciones 50

Figura 4.4: Diagrama conceptual de lı́mites

para el comportamiento de una población o en la teorı́a ecológica


que provee patrones dinámicos llamados oscilaciones y que rela-
cionan la abundancia de una población o recurso con el tiempo,
como se puede apreciar en [5] cuya gráfica (figura ??) se observa
a continuación y es, evidentemente, similar a la figura 4.5.

Figura 4.5: Diagrama conceptual de oscilación de nutrientes y


especies

Ahora bien, en esta misma estela analı́tica, retomando el


concepto de ecosistema que se aborda en la sección 3.3 y abor-
dando el concepto de lı́mite que se aprecia en la figura 4.5, en
aras de ampliar más aún el panorama de lo aquı́ expuesto, existe

C. González
Capı́tulo 4. Fenomenologı́a de las relaciones 51

en la investigación ecológica el concepto de Población Mı́nima-


mente Viable (MVP), el cuál es un enfoque que especifica el
mı́nimo número de individuos de una especie capaz de persistir,
con una probabilidad especı́fica, por una determinada cantidad
de tiempo. Este concepto es fundamental para entender cuándo
una especie está o no en extinción.

Aquı́, podemos pensar que un sistema da un salto cualitati-


vo evolutivo cuándo llega a un punto lı́mite y bifurca siguiendo
el camino hacia .adelante”, es decir, por alguna razón (selección
natural, selección sexual, catástrofe del medio o cambio drástico
del mismo, mutación, etc.) no repite patrones. Si miramos por
ejemplo un árbol filogenético, una especie deberá disipará más
energı́a que su anterior. Aquellas que se han conservado en el
tiempo es porque no han cambiado su ciclo de patrones energéti-
cos. Esto puede explicarse en términos de la Teorı́a General de
los Sistemas entendiendo que, ascendiendo por la escala evoluti-
va aparece la centralización creciente; el comportamiento no es
resultado de mecanismos parciales de igual jerarquı́a, sino que
lo dominan y unifican los centros máximos del sistema nervioso.
No existe entonces una individualidad biológica en sentido es-
tricto, sino progresiva en la evolución y el desarrollo, resultante
de una centralización creciente [21].

Si el sistema de análisis es ya el ser humano y estructuramos


las interfases de relaciones internas (δ L ) y de relaciones externas
(δ V ) a través de los procesos sociales como medios. tendrı́amos
que tomar el mercado, la polı́tica, la familia como parte de δ V .
Acaso no sea la crisis institucionalizada general como un pro-

C. González
Capı́tulo 4. Fenomenologı́a de las relaciones 52

blema en los flujos relacionados en la ecuación 4.6.

Finalmente, para entender mejor estos principios extremales,


en las celdas convectivas de Rayleigh-Bénard, Chandrasekhar
escribió: ”La inestabilidad ocurre al gradiente de temperatura
mı́nimo al cual puede mantenerse el equilibrio entre la energı́a
cinética disipada por la viscosidad y la energı́a interna liberada
por la fuerza de flotación)) Con un gradiente de temperatura ma-
yor que el mı́nimo, la viscosidad puede disipar energı́a cinética
tan rápidamente como esta es liberada por la convección debi-
da a la flotabilidad; por esto, un estado estacionario con con-
vección es estable. Dicho estado estacionario es a menudo un
patrón de celdas hexagonales visibles macroscópicamente, con
la convección yendo hacia arriba o hacia abajo en la mitad o
en las ((paredes)) de cada celda, dependiendo de la dependencia
en temperatura de las cantidades; en la atmósfera, bajo varias
condiciones, parece que cualquier caso es posible. Con un gra-
diente de temperatura menor que el mı́nimo, la viscosidad y la
conducción de calor son tan efectivos que la convección no pue-
de mantenerse” [15] .

Siguiendo con la lı́nea de lectura de la transferencia de calor


mencionada en cuerdas anteriores, se transfiere calor por con-
ducción, podrı́a pensarse que se llega a una especie de punto
de bifurcación y luego se empieza la convección (¿a manera de
formas de celdas de Bénard pero en estado sólido?) y finalmente
se da la radiación (¿cómo un cambio de fase siguiendo el para-
lelo con la celda de Bénard en lı́quidos? puesto que si se sigue
suministrando energı́a se da el paso de estado lı́quido a vapor).

C. González
Capı́tulo 4. Fenomenologı́a de las relaciones 53

Siempre y cuándo el medio receptor de la energı́a disipada no


sea el vacı́o, existirá un valor que en el caso de la radiación es
el calor radiante y, para el cálculo de la transferencia de calor,
se tiene la ecuación 4.15 en el que el valor h es precisamente la
constante de resistividad del medio y se expresa ası́ la radiación
como un flujo el calor entregado.

Q = −ha(Ts − T ) (4.15)
A manera de conclusión transdisciplinar para este acápite,
se sabe que la inteligencia es definida, en una concepción bási-
ca, como la capacidad de adaptación y, ası́ mismo, la conciencia
como el conocimiento que un ser tiene de sı́ mismo y de su en-
torno. Siempre se ha afirmado que sólo la especie humana es
conciente de su temporalidad y por eso está rodeada de mundo
y no de medio, es decir, de su propia construcción. Ahora bien,
amén de la fenomenologı́a de las relaciones, se puede concluir
que toda especie estructura un relacionamiento en función de
los flujos entrópicos descubriendo ası́ la variable tiempo como
presente en todos los sistemas. De manera que todas las espe-
cies pueden percibir su temporalidad amén de la manera cómo
lo manifiestan puesto que todas ellas generan interacciones con
el medio que las rodea al ser estructuras disipativas. Luego, el
conocimiento que tienen de su temporalidad se expresa en el
modo de relacionamiento, de manera que todos los sistemas di-
sipativos, no sólo el humano, son conscientes que están rodeados
del mundo y no de un medio (hay una acción propia del sistema
que afecta el entorno y, por ende, todo sistema se rodea de su

C. González
Capı́tulo 4. Fenomenologı́a de las relaciones 54

propia construcción). El sistema disipativo participa entonces


en la estructuración del medio ası́ que no es la evolución una
manera de adaptarse al ambiente, sino una forma de coexistir
en el medio durante el tiempo. De manera poética: Un bosque
sin pájaros o abejas no serı́a el mismo bosque.

C. González
Anexos A

¿Qué es la energı́a?

Dado que la energı́a es el motor de todo lo aquı́ expuesto,


me permito elucubrar en parte con este vocablo tan singular
llamado energı́a.

A.1. Primer acercamiento al vocablo


Etimológicamente los estudiosos reconocen en el término un
origen bivalente. Por un lado el latı́n energia y el griego ener-
geia, que quiere decir fuerza en acción, y por otra parte el griego
ergén, que significa obra. Ası́, es posible relacionar el vocablo con
la capacidad para obrar, poner en movimiento y transformar;
también se relaciona con la potencia activa de un organismo.

55
Anexos A. ¿Qué es la energı́a? 56

Dicha polisemia atañe con la acepción que, desde su propues-


ta inicial, tiene el vocablo en la fı́sica y termodinámica clásicas, y
que se sintetiza como la capacidad para realizar un trabajo. Co-
mo obra precursora es imposible no hacer mención del celebérri-
mo Herman Ludwig Von Helmholtz, médico y fı́sico alemán,
quien en su trabajo titulado Über die Erhaltung der Kraft (So-
bre la conservación de la fuerza) desarrollado en 1847 durante
su estancia como médico en el hospital de Postdam observó con
tino que el calor no era transportado por la sangre ni por los
nervios sino que era producto del movimiento muscular, es de-
cir, generado por los músculos mismos sin necesidad de la fuerza
vital, teorı́a que gozaba de validez en la época. Aquello causó ad-
miración entre la comunidad cientı́fica incluyendo al insigne y
polifacético genio alemán Alexander Von Humboldt. Hecho éste
que ayudó a difundir la fama de Helmholtz y encontró eco en
los estudios ya popularizados de Lavoiser y Lomonósov pues se
relacionaba con la ley de conservación de la materia y sirvió a su
vez contra las máquinas tipo Perpetuum mobile. Ası́, la energı́a
se utiliza, se transforma, se dirige, pero nunca se aumenta o dis-
minuye.

En termodinámica se sabe que la energı́a como tal no es un


estado fı́sico ni es la manifestación sensible de una forma intangi-
ble de sustancia. La energı́a es una magnitud escalar correspon-
diente a un estado fı́sico y que facilita la abstracción matemática
en cuanto a la descripción de los sistemas se refiere. Ası́, la quie-
tud de un cuerpo no se caracteriza con una magnitud vectorial
que requiere, como se sabe, de dirección, además de su magni-
tud; sino simplemente con un valor nulo de su energı́a cinética

C. González
Anexos A. ¿Qué es la energı́a? 57

facilitando su abstracción. Igualmente para llevar a cabo o no


una reacción quı́mica el valor de la energı́a libre de Gibbs es
suficiente indicador facilitando el análisis que implicarı́a el en-
foque estadı́stico del proceso molecular que incluye magnitudes
vectoriales.

A.2. Todo un despliegue semántico


No son pocos los usos que, desde su propuesta, ha tenido la
palabra en mención incluso, como ya se dijo, usos que pasan de
lo fı́sico a lo metafı́sico, ultrafı́sico, hiperfı́sico y hasta incluso
algunos que se acoplan al esoterismo. No es en vano esto pues se
considera el establecimiento de este vocablo como la más grande
conquista intelectual contemporánea. Dada la variopinta gama
de significados hoy, de los que no podemos excluir la tendencia
New Age, y bajo la hipótesis que la variedad semántica de una
palabra dice algo sobre su éxito en cuanto a difusión social se
refiere, podrı́a afirmarse que el vocablo atraviesa por su Siglo de
Pericles. Usos en biologı́a, medicina, fı́sica nuclear, petroquı́mi-
ca, y hasta acepciones dadas al vocablo en las grandes religiones
tienen hoy gran difusión popular. Ası́, a continuación, se va a
explorar un poco algunas clasificaciones en las que intervienen
no sólo criterios de la fı́sica pura y la termodinámica sino tam-
bién de la tecnologı́a, la economı́a y la industria, enfocándose ası́
en los recursos naturales implicados en la obtención y también
en la posterior transformación.

C. González
Anexos A. ¿Qué es la energı́a? 58

Por su manifestación
Un primer despliegue semántico lo sufre el vocablo en virtud
de las maneras como se manifieste. Ası́, cuando se manifiesta
por el movimiento se conoce como energı́a cinética y si la ma-
nifestación es debida a la posición se llama potencial. Estas dos
son las más tı́picas de la mecánica clásica dado el estudio de la
estática y la dinámica con el desarrollo de marras que el deter-
minismo causal conllevó. Botón de muestra la famosa sentencia
del Marqués de Laplace que reza: Dadme unas condiciones ini-
ciales y os diré el futuro del universo y que bien parecieran ser
un parafraseo de la máxima de Arquı́mides acerca de la ley de
la palanca y que viene acompañada de su famoso ¡Eureka!

Por el proceso
Esta es otra clasificación que debe incluirse. Sin duda la Re-
volución Industrial y todo el desarrollo que ésta ha implicado
desde el siglo XVIII hasta ahora han tenido protagonismo en
las denominaciones a continuación. Se tiene ası́ energı́a térmica,
eléctrica, radiante, quı́mica y nuclear.

Por su fuente de obtención


La reflexión que suscitó la florescencia de tan amplia gama
de crisis a nivel ecológico a raı́z de los eventos de la década de los
sesentas y setentas del pasado siglo y de las cuales la bioética es
un sı́ntoma claro ayudó a la acogida de la clasificación de energı́a
renovable y no renovable de acuerdo a la obtención de la misma.
Renovables son las obtenidas de fuentes como la mareomotriz,

C. González
Anexos A. ¿Qué es la energı́a? 59

eólica, hidráulica, solar y biomásica y no renovables son aquellas


cuya cantidad está limitada en el planeta pues son consumidas
más rápidamente que su velocidad de regeneración. Se tienen
ası́ los combustibles fósiles que son el carbón, el petróleo y el
gas natural; y la energı́a nuclear.

Por la actualidad de su fuente


En un afán ocasionado por ver escasear los recursos y ante
una inminente crisis energética nace la clasificación de energı́a
clásica, tradicional y energı́a alternativa. Algunos afirman que la
palabra alternativo abarca un concepto equivalente al de energı́a
renovable o energı́a verde. Energı́as alternativas son, entre otras,
la eólica, nuclear y hasta la hidroeléctrica. Sin embargo debe re-
cordarse que en nuestro planeta se tienen sólo cuatro fuentes de
energı́a, a saber: el sol, las fuerzas gravitatorias, el interior de
la Tierra y la energı́a nuclear. Todo aquello que se califique de
alternativo se debe trazar en una lı́nea continua hasta una de
esas cuatro fuentes. Ası́, los combustibles fósiles y todas aquellas
de fuente orgánica se trazan, gracias a la fotosı́ntesis y demás
procesos naturales, como provenientes del sol. La energı́a eóli-
ca es producto de las fuerzas gravitacionales y el mismo tino
puede verse en la energı́a hidroeléctrica a la sazón de la energı́a
potencial. Igualmente la energı́a geotérmica es generada en las
entrañas de la Tierra.

C. González
Anexos A. ¿Qué es la energı́a? 60

A.2.1. Acercamiento metafı́sico, ultrafı́sico e


hiperfı́sico
Con la globalización es fácil encontrar mixturas culturales
de la más exquisita ı́ndole y la energı́a, cual poderoso concepto,
no es ajena a tal influencia social. Se escuchan términos como
energı́a cósmica, energı́a material, energı́a mental, energı́a este-
lar, energı́a sexual, bioenergı́a, etc. En las lı́neas que siguen, lejos
de pretender hacer una valoración cientı́fica buscan comentar al
respecto de dichos usos precisamente por la riqueza cultural que
imbrican.

Las cinco grandes religiones del mundo son budismo, hinduis-


mo, cristianismo, judaı́smo e islamismo. En las raı́ces de éstas, y
en parte potenciados por la ya mencionada corriente New Age,
han encontrado eco gran cantidad de términos. Términos que,
en este caso, deben ser creı́dos como presencia real espiritual,
no material, pero real.

Y para iniciar es menester hablar del Hinduı́smo. Religión


mayoritaria en la India y otros paı́ses, reuniendo a cerca de 800
millones de personas como pregoneros de Brahma, creador del
mundo. Sostienen éstos que el cuerpo humano posee siete cen-
tros de energı́a invisible e inmensurable llamados chakrás (que
en sánscrito significa cı́rculo) y cuya representación es exquisi-
ta en valor artı́stico pues consiste en flores de loto de diferente
número de pétalos de acuerdo al chakrá simbolizado. Aquı́ se
pueden apreciar varias mezclas con el vocablo energı́a como son
energı́a sexual y energı́a corporal. La función del chakrá es la

C. González
Anexos A. ¿Qué es la energı́a? 61

transformación del prana que es la energı́a invisible e inmen-


surable presente en el cosmos. Ligado a este concepto está el
concepto de Aura que en el ámbito de la parapsicologı́a es la
representación de las vibraciones de los chakrás formando un
campo energético de radiación luminosa multicolor alrededor de
las personas.

Por su parte el Islam tiene modelos similiares al chakrá cuan-


do se estudia el aspecto mı́stico de esta gran religión llamado
sufista y que se articula sobre la base que todo elemento exotéri-
co tiene su esotérico y a su vez lo esotérico tiene nuevamente
una interiorización más, dentro de sı́, y ası́ hasta siete veces.
Esto constituye lo que se conoce como la fisiologı́a mı́stica. A
su vez el judaı́smo tiene la cábala. Un saber esotérico revelado
por Dios a Adán que precede a cualquier religión o teologı́a y
que consiste en el análisis del árbol de la vida, una estructura
compuesta de diez emanaciones espirituales por parte de Dios a
través de las cuales dio origen a todo lo existente.

Ahora bien, siguiendo con el cristianismo debe mencionarse


que en ciertos pasajes bı́blicos se menciona que sale energı́a de
Jesús, como el caso de la curación de la Hemorroı́sa que se curó
con sólo tocarle los vestidos al profeta galileo. Al margen de
cualquier análisis exegético de éste o pasajes similares lo cierto
es la importancia que el ambiente religioso cristiano tuvo en los
desarrollos de conceptos fundamentales para el posterior adveni-
miento del concepto de energı́a. Por último tenemos el budismo
que, como religión no teı́sta, enseña, según el maestro budista
Ole Nydahl, a trabajar con la energı́a que llevamos dentro.

C. González
Anexos A. ¿Qué es la energı́a? 62

Podrı́a mencionarse mucho acerca de otras corrientes de gran


influencia como la milenaria cultura China con su acupuntura,
por sólo citar un ejemplo. Y no puede dejarse de lado el cruce
que el sistema solar hará de la eclı́ptica galáctica el 22 de di-
ciembre de 2012 y que según ciertas interpretaciones del evento
significa atravesar una banda de gran intensidad luminosa que se
denomina cinturón de fotones. Predicción hecha con antelación
por los Mayas y que ha originado todo tipo de lecturas esotéri-
cas y pseudocientı́ficas de estos datos astronómicos conformando
alrededor de quienes los interpretan verdaderos rebaños de gru-
pos espiritualistas en torno a la magia de fechas y efemérides y
que dan la impresión de aglutinar las expectativas socioespiri-
tuales de millones de personas. Ası́, New Age significa no sólo
nueva era sino nuevo paradigma. Irrefutables son los hechos que
revelan cambios en las últimas décadas en varias constantes cos-
mológicas. Botón de muestra la Resonancia de Schumann cuyo
valor indica el electromagnetismo que envuelve la tierra y que
ha cambiado de 7, 8 Hz a 12 Hz en una escala de 13.

Ahora bien, es propicio hablar de otro aspecto, esta vez pro-


piamente hiperfı́sico evocando la propuesta de Teilhard de Char-
din, reconocido sacerdote y paleontólogo francés. Ésta consiste
en extender la fı́sica para que ya no abarque sólo el exterior sino
también el interior de las cosas y ası́ ofrecer una imagen cohe-
rente del mundo visto desde la evolución. Al infinito de lo macro
y de lo micro (estudiados por relatividad y la cuántica) propone
el ensayista un tercer infinito que es el de la complejidad. Para
estudiar este infinito nuevo se hace necesario considerar aspectos

C. González
Anexos A. ¿Qué es la energı́a? 63

que antes pasaban desapercibidos o que simplemente no se co-


nocı́an introduciendo ası́ conceptos como afinidad, percepción,
noosfera, entre otros. Su hiperfı́sica es una fı́sica enmarcada en
la gran ley de la evolución lo que le permite proponer un solo
tipo de energı́a que es la energı́a psı́quica pues el hombre es la
cúspide visible de la evolución gracias a su capacidad de pensa-
miento. Ası́ como su hiperfı́sica es una ampliación de la fı́sica, su
concepto de energı́a corresponde a dicha ampliación abarcando
desde actividades exclusivamente mecánicas, en lo inanimado o
pre-vivo, hasta actividades de pensamiento, en el Hombre.

De marras con lo anterior se puede apreciar otra propues-


ta en la que todo es energı́a. El mundo es teatro de cambios
múltiples como las tormentas eléctricas, los caudales del rı́o, las
piedras que caen, las afinidades entre cuerpos quı́micos, etc. Sin
embargo al mirarse detenidamente todo tiene de fondo el mis-
mo elemento fundamental que es la energı́a. Dicha propuesta es
llamada Energetismo o Energética y sistemáticamente excluye
el concepto de fuerza. Esta propuesta, de finales del siglo XIX,
entraba en contraste con la propuesta del atomismo, controver-
sia básica entre los estudios de Boltzmann y Ostwalt y va en
consonancia con un debilitamiento del enfoque newtoniano que
culminó con las teorı́as cuántica y relativista.

A.2.2. Primera conclusión


Tal vez parecerán pobres éstas lı́neas finales pero, en honor a
la verdad, no es mucho lo que puede concluirse. Si bien es mucho
el tema que puede abarcarse y que puede dar lugar a numero-

C. González
Anexos A. ¿Qué es la energı́a? 64

sos volúmenes de investigación de todo tipo ha de reconocerse


que no es posible enmarcar en un todo coherente el uso de tan
importante vocablo. Aquel término que se popularizó como la
integral de fuerza en el espacio hoy dı́a ha permeado todo nues-
tro quehacer y está lejos de ser de uso exclusivo de unos pocos.
Parafraseando al mencionado Teilhard de Chardin se dirı́a que
el mundo sólo tiene interés hacia a delante. Todo cambia, evo-
luciona, a veces con desacertadas propuestas que en este caso
bien pueden parecer pseudociencia, pero siempre en avanzada y
los conceptos que usamos a diario no son ajenos a esta realidad.
¿Será que la enorme variedad semántica que se ha descrito en
las letras que anteceden son sólo un abrebocas de aquello que
podrı́a vaticinarse constituye el camino, la puerta abierta, ha-
cia un nuevo entendimiento del concepto de energı́a que pueda
abarcarlo en su totalidad, incluyendo hombre y entorno?

C. González
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