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De esta manera, al ser violada una norma del primer tipo, todos los interesados
en el contrato, además de las partes contratantes, pueden prevalerse de ella y
solicitar del juez la declaración de nulidad absoluta correspondiente; en cambio,
si se viola en un contrato una norma destinada a proteger exclusivamente a un
particular por no encontrarse en juego intereses superiores, sólo el interesado
tiene la titularidad de la acción de nulidad (relativa) y está única y
exclusivamente en sus manos determinar si el contrato ha de ser anulado por
el tribunal o si ha de continuar existiendo en el mundo del derecho.
De esta manera, al ser violada una norma del primer tipo, todos los interesados
en el contrato, además de las partes contratantes, pueden prevalerse de ella y
solicitar del juez la declaración de nulidad absoluta correspondiente; en cambio,
si se viola en un contrato una norma destinada a proteger exclusivamente a un
particular por no encontrarse en juego intereses superiores, sólo el interesado
tiene la titularidad de la acción de nulidad (relativa) y está única y
exclusivamente en sus manos determinar si el contrato ha de ser anulado por
el tribunal o si ha de continuar existiendo en el mundo del derecho.
Ante tal supuesto, debe la Sala determinar si la venta de la cosa ajena faculta
al juez de instancia a declarar la nulidad absoluta o la nulidad relativa del
contrato de compra-venta.
Según Francisco López Herrera, aún cuando es difícil concebir que alguien
trate de vender algo que no le pertenece, ni comprar lo que no es propiedad del
vendedor ésta irregularidad en la determinación de la cosa vendida es posible
anularla por solicitud de la parte afectada y a través de la nulidad relativa “...por
cuanto tiende a la protección del comprador y de sus intereses (...) de ahí que
puede sea confirmada la venta...”. (López Herrera, Ob. cit. p. 195).
Varios ejemplos pueden darse en tal sentido. El artículo 1.842 del Código Civil
establece una serie de prohibiciones para comprar, sea por contratos
voluntariamente pactados, en subastas públicas o directamente los bienes de
determinadas personas; tal es el caso de los tutores o curadores quienes no
pueden comprar los bienes de los menores sometidos a su tutela; los
empleados públicos no pueden adquirir bienes de la nación; y los mandatarios,
administradores o gerentes no pueden comprar los bienes que están
encargados de vender o de hacer vender. En estos casos, “...no hay dudas en
la Doctrina con respecto a la sanción aplicable a la violación de la prohibición:
ella es la nulidad relativa de la venta...”, por cuanto está destinada a proteger el
interés de los particulares, es decir, de los contratantes y terceros ajenos al
negocio jurídico celebrado. (López Herrera, Op. Cit. p. 168).
Ahora bien, considera la Sala que a pesar de que el principio iura novit curia
permite al juez aplicar el derecho que se presume conoce por el ejercicio de su
oficio, el sentenciador ad quem debió observar que la venta de la cosa ajena no
puede producir “la nulidad absoluta del contrato por inexistencia del objeto
contractual” como lo declaró en su sentencia, por cuanto el error cometido por
la vendedora en el momento de celebrar el contrato de compra-venta respecto
de la determinación de la cosa que estaba enajenando, sólo ha de producir su
nulidad relativa o lo que es lo mismo, la “anulabilidad del contrato”, por cuanto
viola determinadas normas destinadas a proteger intereses particulares de su
menor hija, quien es ajena a la relación contractual, y no intereses colectivos, ni
viola el orden público, ni las buenas costumbres.
Por consiguiente, el juez superior infringió por falsa aplicación el artículo 1.411
del Código Civil al declarar que el contrato celebrado por las partes está viciado
de nulidad absoluta sustentado en la inexistencia del objeto contractual, cuando
en realidad lo demandado fue la “anulabilidad” del contrato de compra-venta
por error en el consentimiento cuya consecuencia permitiría, en caso de
proceder en derecho, la declaratoria de nulidad relativa del contrato de venta
de la cosa ajena, como quedó establecido precedentemente, todo lo cual
condujo a la infracción del artículo 1.142 eiusdem por falta de aplicación.
LEA LA SENTENCIA
Ante tal supuesto, debe la Sala determinar si la venta de la cosa ajena faculta
al juez de instancia a declarar la nulidad absoluta o la nulidad relativa del
contrato de compra-venta.
Según Francisco López Herrera, aún cuando es difícil concebir que alguien
trate de vender algo que no le pertenece, ni comprar lo que no es propiedad del
vendedor ésta irregularidad en la determinación de la cosa vendida es posible
anularla por solicitud de la parte afectada y a través de la nulidad relativa “...por
cuanto tiende a la protección del comprador y de sus intereses (...) de ahí que
puede sea confirmada la venta...”. (López Herrera, Ob. cit. p. 195).
Ahora bien, considera la Sala que a pesar de que el principio iura novit curia
permite al juez aplicar el derecho que se presume conoce por el ejercicio de su
oficio, el sentenciador ad quem debió observar que la venta de la cosa ajena no
puede producir “la nulidad absoluta del contrato por inexistencia del objeto
contractual” como lo declaró en su sentencia, por cuanto el error cometido por
la vendedora en el momento de celebrar el contrato de compra-venta respecto
de la determinación de la cosa que estaba enajenando, sólo ha de producir su
nulidad relativa o lo que es lo mismo, la “anulabilidad del contrato”, por cuanto
viola determinadas normas destinadas a proteger intereses particulares de su
menor hija, quien es ajena a la relación contractual, y no intereses colectivos, ni
viola el orden público, ni las buenas costumbres.
Por consiguiente, el juez superior infringió por falsa aplicación el artículo 1.411
del Código Civil al declarar que el contrato celebrado por las partes está viciado
de nulidad absoluta sustentado en la inexistencia del objeto contractual, cuando
en realidad lo demandado fue la “anulabilidad” del contrato de compra-venta
por error en el consentimiento cuya consecuencia permitiría, en caso de
proceder en derecho, la declaratoria de nulidad relativa del contrato de venta
de la cosa ajena, como quedó establecido precedentemente, todo lo cual
condujo a la infracción del artículo 1.142 eiusdem por falta de aplicación.