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GRANDES MITOS URBANOS

ANTI ATEÍSTAS
(GMUAA)

Una opinión personal acerca del tema, a cargo de Eduardo Gonza


2017

Que somos monos, que somos gais, que creemos saberlo todo… Muchas
veces sabiendo que no es verdad, pero otras tantas tomándoselo en serio
(sí, hay quienes lo toman en serio) los anti ateístas han echado a opinión en
los Grupos -es sólo un modo de decir- su idea acerca de lo que son los ateos.
Amparados en la comodidad del prejuicio, siempre han preferido calificar
de manera algo torpe antes que averiguar.
De algún modo tienen que justificar qué es lo que saben de aquellos a
quienes se oponen, pero, preocupados por si acaso aquellos a los que se
oponen tuvieran alguna razón en lo que dicen, han optado siempre por
elaborar sus mitos urbanos acerca de los ateos.
Mucho más rápido y seguro que investigar, pues sólo tienen que sacar de la
cabeza lo que desean decir. Y, si se los relaciona con algo que ha sido
siempre cliché de humor popular, como por ejemplo el gay o el mono, pues
lo tienen servido en bandeja.
¿De dónde salen las relaciones que hacen los anti ateístas para crear sus
grandes mitos urbanos? ¿Cómo se construye la Falacia del Hombre de Paja
que emiten en esos grandes mitos? Realmente, ¿hay algo que se pueda
hacer para educar al anti ateísta?
Desde el sábado 20 de mayo, y a partir de allí los siguientes sábados, una
apostilla semanal para barajar estas ideas y otras que quieran aportar.

De momento, sólo en dos Grupos de los diez en que participo, por razones
de tiempo; los que deseen pasarlo a otros Grupos tienen la Opción
Compartir, o pueden solicitar la imagen y el texto por mensaje privado.
Vayan preparando las ideas para aportar, y que haya buen debate.

GRANDES MITOS URBANOS ANTI ATEÍSTAS


ENTREGA 1: SEXO, LUJURIA Y PERVERSIÓN

Comenzamos esta serie con el GMUAA encerrado en la oración enunciativa


“los ateos son homosexuales”.
Yo les doy mi palabra de que soy heterosexual, pero ése no es el punto.
El punto –como en la mayoría de los GMUAA que revisaremos es la
generalidad. Para rizar el rizo, los anti ateístas en fuer de las razones
deberían decir “los ateos son lujuriosos y pervertidos”, pues tildándolos a
todos por homosexuales dejan afuera imaginarios (y a veces reales, pero no
tanto como quisieran) pedófilos, fetichistas, violadores, sadomasoquistas,
bisexuales, transexuales, y otras anomalías, que, de acuerdo con la lógica
anti ateísta, deben ser ateos también (o no estarían portándose como se
portan) pero muy homosexuales que digamos no parecen.
Entonces, ¿dónde está el truco? ¿Por qué la preferencia a hablar de
homosexuales, antes que a hablar de simples “lujuriosos y perversos” (que
tampoco lo somos todos, ni siquiera muchos, pero ése es tema de otra
entrega) al referirse a los ateos? En mi opinión personal, porque sólo el
homosexual ha sido objeto de burla en el imaginario popular. Podemos
idear un chiste de sadomasoquistas. Reírnos ocasionalmente del aspecto de
un transexual. Difícil, aunque entremos en el humor negro, hacer humor
con violaciones o pedofilia. Pero de un hombre que camina y gesticula de
manera grácil a la par que habla en un tono afectado, de eso suele reír todo
el mundo. Puede no ser homosexual, puede ser una persona anormalmente
asexuada, pero se le pensará homosexual y será objeto de humor
despiadado.
Por eso el “los ateos son homosexuales” tiene preferencia en el ranking
frente a otras anomalías, con la mala suerte de que resulta la condición
sexual más sana (en comparación con las patologías que son la pedofilia o
la zoofilia) pero de la cual se puede hacer humor. Eso es lo que tienta al anti
ateísta. Las patologías son cosa seria y de índole psiquiátrica; la condición
homosexual, inofensiva y por lo tanto risible. He ahí la preferencia.
Ahora, ¿de dónde sale la asociación? Bueno, muchas veces se ha dicho que
si defiendes una causa contra una injusticia es porque eres víctima de esa
injusticia (como siempre digo, algunos deben creer que los blancos que iban
en las marchas antirraciales eran sólo negros pintados con harina) pues a
los anti ateístas -y a los intolerantes en general- no les cabe en la cabeza
que por cuestiones de humanidad, por respeto a la condición humana, por
pensar siquiera “hoy sufren ellos, mañana podríamos sufrir nosotros”,
alguien que NO es homosexual podría igual reclamar derechos que a los que
SÍ son homosexuales se les niega desde hace siglos y apenas sí se les están
otorgando en cuentagotas.
Bueno, aquí les va otra sorpresa a los sostenedores de los GMUAA: pocos
ateos apoyamos a los homosexuales en la defensa de sus derechos, aunque
la mayoría de nosotros opina que la defensa de esos derechos es correcta.
Pero es una opinión del punto de vista humanista, no ateo. Los ateos en
general ni somos homosexuales (ya se explicó) ni apoyamos a los
homosexuales (ya se explicó) Entonces, ¿de dónde viene la asociación anti
ateísta?
La respuesta está en la Biblia (frase que, sacada de contexto, es venerada
por tantos religiosos) En ella tenemos pasajes de clara condena al
homosexual -objeto de interpretación, pues la palabra no es usada; pero la
decodificación religiosa es asunto de otra entrega- y hay una legislación que
establece incluso la muerte para el que sintiera atracción por alguien de su
mismo sexo (masculino; la homosexualidad femenina, o lesbianismo -el
“ismo” aquí bien utilizado, pues se refiere metonímicamente a Lesbos- es
ignorada por la Biblia)
Creación de una sociedad patriarcal, distante, pre científica, prácticamente
ágrafa, esos principios volcados en citas bíblicas se pretenden ley divina
cuando en realidad sólo reflejan las primitivas preocupaciones de época. Y
se las presume dictadas por un dios. Los ateos, que tenemos razones para
pensar que ese dios no existe, nos negamos a aceptar que haya leyes de
alguna índole presuntamente dictadas por un ente cuya existencia nunca
haya sido probada.
Y a los anti ateístas les basta esa objeción para su curiosa inferencia: “si se
niegan a aceptar estas reglas, debe ser que quieren violarlas; deben ser
homosexuales”. Y los que apoyan la defensa de derechos de los
homosexuales, sean ateos o no, son inmediatamente juzgados como
defensores de derechos suyos, no de otros. Es parte del pensamiento tribal
a que se aferran los defensores de las “certezas” bíblicas.
He ahí el por qué “los ateos son homosexuales” conforma un GMUAA. En
mi opinión. Aguardo ahora objeciones, u otras ideas, en los comentarios.
Gracias por su lectura.

GRANDES MITOS URBANOS ANTI ATEÍSTAS


ENTREGA 2: NATUROFOBIA

“Este es el dios de los ateos” dice un epígrafe algo auto referencial que
muestra una imagen del último King Kong cinematográfico. Claro, todo
mundo debe tener dios, y éste debe ser por fuerza algo gigante, colosal.
Ingenio que les suda por todos los poros de la piel.
Hola, monitos”, saluda un conocido troll anti ateísta, tratando de insultar
con lo que para él es un insulto pero no para quienes lo reciben. Inteligencia
que en versiones sólidas y líquidas se excreta por los conductos fecal y
urinario respectivamente.
“Boda atea” proclama otro meme que muestra a un mono con eclesiástico
traje de novia y a otro mono a su lado de sobrio esmoquin. Pero por
supuesto, los ateos se casan además por iglesia. Astucia agudísima que se
les derrama por boca y nariz al unísono.
Tres de tantos ejemplos en lo que el anti ateísta deja de lado toda lógica y
toda coherencia en pos de caricaturizar esa negación de la naturaleza
suscrita en el segundo de los Grandes Mitos Urbanos Anti Ateístas
enunciado como “los ateos son monos”. Como con la entrega anterior,
vamos a ver qué dislates llevan a la creación del mito, cómo les es funcional
a los anti ateístas, y cómo atentan contra su propia lucidez los que hacen
de este chiste una cosa seria.
Cada quien sabe de memoria de dónde viene esto: la Teoría de la Evolución
cuenta con demasiada evidencia y esto preocupa a los anti ateístas como si
tal cosa fuera establecer el ateísmo en todo el planeta por su sola y única
razón. De ahí que quieran contraatacar tomándonos por monos. Pero si
haberse admitido que Galileo estaba en lo cierto no hizo al ateísmo un
movimiento universal, ¿por qué suponen que la Teoría de la Evolución sí lo
hará?

Oh, es que con la teoría heliocéntrica no se hacen chistes tan divertidos


como con los monos, eso es todo. Al igual que los gais descritos en la
entrega anterior, son los clichés de humor popular la base ideológica de
recurrir a los monos (habitualmente chimpancés, tal parece que otros
monos no son tan divertidos) confundiéndonos así con evolucionistas. Ok,
es el justo precio porque a veces hay quienes confunden a los creyentes con
creacionistas, pero nunca ha sido cuestión de pagar con la misma moneda.
Algunos detalles: Charles Darwin, el co-autor de la Teoría de la Evolución
más célebre, no era ateo. Nunca quiso serlo. Nunca quiso que su teoría se
tomase como atea. Su grado de religiosidad era tal que se volvió poco
menos que hipocondríaco a medida que realizaba sus estudios, como si
haber descorrido del Génesis bíblico y haber hallado detrás ancestros
primates fuera una realidad que quisiese tomar tan sólo por una mala
pesadilla.
Las cabeceras de las Iglesias Católica y Protestante han admitido como
válida la Teoría de la Evolución. No tenían por qué no hacerlo, ya lo dijimos,
es sólo una aseveración científica que no le quita ni una coma al dogma
religioso. Pero a los creyentes del llano, y obvio que en particular a aquellos
que viven de los ateos, los anti ateístas, la cosa jamás les cerró, por aquello
que supone de moral subjetiva y genealogía terrenal.
Ya no somos hijos de dios, sino de homínidos que alguna vez fueron
mamíferos para colmo en nada semejantes a los actuales primates. Ya no
se nos creó con un pase mágico (o mediante la extracción de una costilla)
fueron millones de años de una especie tras otra, hasta llegar nosotros a
tener la forma que tenemos. Ya no nos consuela que nos digan que somos
polvo de estrellas, el hecho cruel es que nuestros ancestros no son más que
viles y vulgares especies obedeciendo repugnantemente a los llamados de
la naturaleza, siendo espantosamente naturales, biológicamente
prisioneros, cautivos de aquello que la religión nos manda suprimir,
condenar, castrar, en pos de la creatura divina que fuimos mandados a ser.
La Teoría de la Evolución fuerza como ninguna a reconocernos como
criaturas naturales, animales como el resto de la fauna que puebla el
planeta, seres con asuntos biológicos que tratar como todo quisque. Por
eso, por su llamado a la naturaleza desde la ciencia, es que nuestra historia
de descendientes de simios sustenta en los anti ateístas suerte de
naturofobia, o aversión a saberse tan naturales, tan poco parecidos a ese
dios con el que sueñan encontrarse algún día y nunca.
Así, pues, no es tanto por cuestionar nuestros orígenes que el GMUAA de
“los ateos son monos” prevalece, sino por admitir demasiado cruelmente
para el religioso que somos naturaleza, somos animales, y, sí, tenemos una
masa encefálica que nos permite hacer cosas que el resto de los animales
no, ok, pero, ¿en qué momento esa diferencia pudo dar pie a creencias en
divinidades y otras cosas?
Aunque la mona se vista de seda (adoptando modos religiosos) mona
queda, es la verdad a la que hay que amoldarse, sin aversión a la naturaleza
que nos haga querer negar lo innegable.
Aguardo sus opiniones en los comentarios. Hasta el próximo sábado.

GRANDES MITOS URBANOS ANTI ATEÍSTAS


ENTREGA 3: SCIENTIA INFUS

¿Qué significa “creer que se lo sabe todo”? ¿Imaginar ser un erudito


enciclopédico? ¿Creer ser la computadora que Asimov describió alguna
vez? ¿Encontrarse víctima del síndrome de Dunning-Krueger?
Las anteriores dos entregas hacían referencia a cosas que son también de
dominio del humor popular: los gais y los monos. En esta tercera entrega
hacemos referencia a una cuestión tan seria que (no tanto a los anti ateístas
como a evangelistas y sectas cristianas varias) incluso lleva a la furia: el
GMUAA de que “los ateos creen saberlo todo”.
Curioso, ellos manejan un concepto absurdo cuando no contradictorio (su
dios no puede ser omnipresente y a la vez mencionar que se desplaza, no
puede ser omnisciente y a la vez necesitar sacarse la duda algunas veces,
no puede ser omnipotente y a la vez resultarle imposible resolver las
contradicciones acerca de ser omnipresente u omnisciente) pero nos
cuestionan a nosotros su propia fantasía acerca de que creemos saberlo
todo. Saberlo todo, idea tan absurda y contradictoria como la de su dios
que dice saberlo todo.
Analicemos de dónde viene este “creen que lo saben todo”. En principio
vemos que es una idea mucho más sobria (pese a su absurdo) que las
anteriores: se refiere a algo en que creemos y lo dice usando el “creer que”,
es decir, en Modo Transitivo, el que en la oración requiere de Objeto
Directo, el de aquel que cree algo porque tiene pruebas para ello. ¿Creemos
que lo sabemos todo? ¿Y qué es “todo”? Si vamos a incluir a su dios en ese
todo, y obviamente está incluido, se justifica que los anti ateístas digan que
“creemos” tal cosa, pero, si ya en la enunciación está la contradicción, no
se puede entender por qué se molestan tanto.
En mi opinión, todo el núcleo del tema se halla en el “Dios no existe”.
“¿Saben incluso que dios no existe? Ah, pues entonces creen saberlo todo.
Nosotros no estamos seguros de que no exista”… La respuesta del anti
ateísta es algo débil pues no sabemos de dónde sacó eso de “incluso”.
Puede que todo lo que sepamos es que dios no existe e ignoremos otras
cosas., nada más. No hay nada de malo en ello. Pero como estamos
implicando al universo, a su improbable creación, a la especie humana
como mantis religiosa, etc., es obvio para ellos que al afirmar nosotros que
dios no existe es porque creemos saberlo todo.
Algunos trolls incluso llevan la cosa más allá y proponen a los ateos
ejercicios de álgebra, ecuaciones químicas, problemas lógicos, etc.,
desafiando a que muestren eso que no pueden entender que no es más que
invento suyo, “los ateos creen que lo saben todo”. La Falacia del Hombre
de Paja se avizora por los cuatro costados: Ah, no puede responder ergo,
no que creas saberlo todo entonces, eso que yo digo que tú dices.
Ahora, supongamos que creamos saberlo todo. ¿Es tan malo como lo pinta
el anti ateísta? Ya expliqué que eso en nada alteraría a la existencia de su
dios, creer que la tierra es plana no altera en absoluto la forma geoide de
nuestro planeta ¿Acaso hay un problema con el pecado religioso –destaco
la redundancia– de la vanidad, o la soberbia, en eso de creer saberlo todo?
Y tal vez por allí (junto a su corolario “dios no existe) esté el meollo del
asunto, ninguna religión que proclame que el-que-más-bestia-e-inculto-
sea-mejor-la-pasará-en-el-Reino-de-los-Cielos podrá permitir que de la
sabiduría propia otros hagan un culto.
Y menos si esta sabiduría les lleva a ese horror de permitirles no creer que
dios exista. De aquella ignorancia que los primeros líderes religiosos
inculcaban para evitar que las ovejas se les descarriaran al saber
demasiadas cosas, derivó este otro anti culto al infierno de la
intelectualidad, el conocer mucho, el hincharse mediante la ciencia y ser
demasiado grande ya para pasar por el ojo de la aguja que implica el reino
celeste de los humildes.
He ahí, creo yo, el por qué los anti ateístas han hecho abominación del
hecho de que sepamos demasiado. Inútil y complejo resultaría explicarles
que el “Dios o Existe” no sale de vasta erudición alguna; para ellos será un
asunto erróneo de síndrome de Dunning-Krueger mal entendido. Y con eso
se quedarán. Saber algo más que eso es pecado.
Aguardo sus comentarios. Hasta el siguiente sábado.

GRANDES MITOS URBANOS ANTI ATEÍSTAS


ENTREGA 4: TODO EN LA CABEZA

Hace tiempo presenté una serie de textos sobre Discurso Argumentativo


que llevaban el pomposo título de “ARGUMENTAR”. Había motivado la
iniciativa un hecho cierto, tanto del lado de creyentes como de agnósticos
o ateos numerosos miembros de un Grupo que tengo a bien administrar
carecían las herramientas necesarias para la interpretación como para la
producción de lo que es un Texto Argumentativo.
De todos los GMUAA que trata esta serie, quizá el de esta cuarta entrega,
pensada en el vacío de Discurso Argumentativo de aquellos miembros, sea
el que tiene un mínimo asidero en la realidad, claro está, amplificada y
tergiversada a gusto y paladar del anti ateísta: “Los ateos sólo blasfeman y
publican memes en Facebook”.
Despejemos ante todo la cuestión de la blasfemia. No es la primera vez que
aclaro esto; una blasfemia es un acto o un dicho, voluntario o involuntario,
cometido o proferido por un creyente o religioso en contra de u ofendiendo
a su propia religión. Requisito sine qua non de la blasfemia, quien la cometa
debe tener una religión. Sin religión a la cual agraviar, premeditadamente
o accidentalmente, no hay nada a lo cual llamar blasfemia.
El ateo no posee religión alguna, así que en este punto los anti ateístas
pueden hablar de que los ateos blasfemamos todo lo que quieran, eso no
es cierto. Dado que la blasfemia es sólo una cuestión de interpretación, bien
podría decirse que es la mente religiosa la que blasfema, y no el ateo. El
ateo no puede blasfemar pues no tiene religión a la cual hacerlo, pero el
creyente se encuentra en entera libertad (y lo hace) de entender a tal o cual
cosa por blasfemia. Es claro, pues, que quienes realmente blasfeman son
los religiosos mediante su interpretación. Deberían cuidarse más de lo que
están diciendo a la hora de proferir que “los ateos blasfeman”.
Ahora vamos con lo de que sólo publicamos memes en Facebook. Tiene
relación con lo de la blasfemia, en el sentido de que un meme puede a veces
resultar blasfemo a un religioso o a un anti ateísta, pero aunque ya hemos
dejado en claro de parte de quién viene en realidad la blasfemia, hay que
decir algo acerca de la publicación de memes. ¿Los ateos publican memes?
Sí, los publican. ¿Los ateos no publican más que memes? Esto que están
leyendo es una de tantas pruebas de que eso no es cierto. ¿Por qué los anti
ateístas dicen que sólo publicamos memes? Una sencilla estrategia
aparentemente reduccionista: como no saben argumentar, dicen, entonces
optan por publicar memes.
Aparte el hecho de que el “sólo publican” está demás pues hay muchos
links, muchos opúsculos, muchas encuestas disparadoras y muchas ideas
propuestas en las publicaciones ateas, aparte de eso, está el hecho
incontrovertible de que un meme (y esto lo expliqué en la serie “Razonar”,
para quien la haya seguido) también es un buen disparador de debate,
también puede ser visto, no como una blasfemia, que además es un
absurdo, sino como un argumento esgrimido en forma humorística,
invitando al anti ateísta a no rasgarse las vestiduras por lo que cree una
blasfemia, sino a responder con altura lo que es una invitación mordaz a la
polémica, y no huir el debate escandalizado por una blasfemia –que es algo
que no tiene sentido lógico– sino animarse a refutar en el mismo lenguaje
u otro, pero animarse al diálogo.
Ver que, como pasa con su dios, es muy posible que sólo esté en su cabeza
la afrenta blasfema que creen haberse encontrado. Superarlo, y animarse a
leer las ideas del otro a ver si puede refutarlas sin censurarlas ni
descalificarlas. Es posible.
Así, pues, amigo anti ateísta, cuando te sientas tentado de verlo todo a
través de tu muy individual concepto de que somos irreverentes o
simplones, piensa en la oportunidad que te estás perdiendo por ser tan
simplón y no prestar la debida reverencia a eso tan fructífero que es el
debate a través de un sano Discurso Argumentativo. }
Anda, piénsatelo otra vez.
Aguardo sus opiniones, y mil disculpas por el retraso de 24 horas, sé bien
que hoy no es sábado pero esta sección y el show deben continuar. Hasta
la próxima entrega.

GRANDES MITOS URBANOS ANTI ATEÍSTAS


ENTREGA 5: PALIMPSESTO

La primera idea que anti ateístas, creyentes, y religiosos, tuvieran, fue la de


que los ateos no habíamos leído nunca la biblia. Imbuidos de una creencia
irracional en la magia del libro que les dice lo que hay que hacer para
comportarse correctamente si estás viviendo varios milenios antes del siglo
21 y no ahora, pensaron siempre que quien lo leyera no podría sino
convertirse a la religión que dice ser tan verdadera como cualquier otra.
Cuando algunos ateos comenzaron a contestar con citas bíblicas cuáles eran
las contradicciones y faltas de lógica de las religiones que se ceñían a la
biblia, anti ateístas, creyentes y religiosos modificaron rápidamente su
teoría, tan faltos de pruebas como cuando afirmaban que los ateos no leían
la biblia. Ahora resulta que si leían, pero la tergiversaban, la modificaban,
sacaban la cita de contexto, la leían sin saber nada de teología o
hermenéutica.
Sorprendente.
Como la estructura de estas apostillas sobre los GMUAA exige que enuncie
en una oración enunciativa cada Mito Urbano, el de esta entrega sería: “Los
ateos nunca leen la biblia, no, perdón, sí la leen pero la tergiversan o
modifican, no perdón, la descontextualizan, no, perdón, la leen sin conocer
de teología ni hermenéutica”. Una verdad verdadera.
¿Falacia del Hombre de Paja? Es posible, quizá los mismos que alegan la no
lectura bíblica se llamen a silencio al conocer que sí hay lectura, y retomen
otros la ida alegando tergiversaciones y modificaciones. Cuando estas
tergiversaciones o modificaciones se hayan probado que nunca existieron,
una tercera cohorte de anti ateístas sale a proferir que los ateos no
sabemos de teología ni hermenéutica y por lo tanto no podemos entender
ese “híbrido literario astro-teológico” que es la biblia.
Pero el caso es que las tres afirmaciones son hechas sin prueba alguna,
antes bien, somos los ateos los que mostramos que sí leemos la biblia, los
que sí citamos nuestras fuentes para que comprueben que no hay
modificación ni tergiversación, los que a veces citamos obras de teología o
hermenéutica para demostrar que no hay coherencia en esos estudios.
En este último caso tomamos el recurso del nudo gordiano: si la biblia está
tan necesitada de teología y hermenéutica para comprenderla, ¿por qué las
biblias no vienen con dichos conceptos teologales o hermeneutas, por qué
un mínimo porcentaje de religiosos conoce de hermenéutica o teología, por
qué un dios que supuestamente trae un mensaje universal manda a
redactar su libro de manera tan ilegible y ambigua, necesitando de
“doctores” para que pueda entenderse a carta cabal?
Dos cosas fascinan de este Mito Urbano en particular: uno, la obstinación
anti ateísta por afirmar sin pruebas algo que los ateos refutan con pruebas
¿Dices sin pruebas que no leo la biblia? Pues con pruebas en forma de citas
bíblicas te respondo que eso no es verdad ¿Dices entonces, otra vez sin
pruebas, que he modificado las citas bíblicas? Pues con pruebas en forma
de fuentes y referencias vuelvo a responderte que eso no es verdad. ¿Dices,
ya en el colmo de rizar el rizo, y tampoco munido de pruebas, que lo que yo
entiendo lo entiendo así pues no sé de hermenéutica o teología? Pues con
pruebas en forma de citas de la Patrística y otras fuentes te respondo una
vez que eso no es cierto, a la par que te pregunto qué clase de dios envía
así un mensaje a la humanidad de manera tan abstrusa, compleja,
ininteligible e incompleta, necesitado de otras ciencias para descifrarse. Ya
no sigas.
Lo otro que fascina es la analogía que aquí puede hacerse con el Dios de los
Huecos. Como si de un palimpsesto se tratase (manuscrito en el que se
borrara, por raspado u otro proceso, el texto primitivo, para rescribir un
nuevo texto) una y otra vez enmiendan su teoría sobre la lectura bíblica
atea tal y como una y otra vez enmiendan su teoría acerca de dónde-cómo
cuándo encontrar a su dios. Como en algún momento se llega a la Falacia
Ad Ignorantiam, poco les preocupan estas enmiendas constantes, y sic
transit gloria mundi.
Curioso fenómeno acaecido a un texto mismo que fuera modificado y
vuelto a escribir varias veces, pero creo que mencionar tal cosa ya es
abusar.

Aguardo sus opiniones, y hasta el próximo sábado.

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ENTREGA 6: ESTOS ATEOS ESTÁN MAJARETAS

Esta entrega podría leerse como simétrica respecto de la cuarta, ésa en la


que son los anti ateístas los que se entregan por completo a sus fantasías,
pero como leerán más adelante todo tiene sentido pues mientras el Gran
Pícaro se “oculte” para “probar a sus fieles”, algunas cosas se podrán leer
siempre de este modo o de este otro, ad infinitum.
Sin duda que muchos conocerán las Aventuras de Astérix el Galo. Este cómic
franco-belga llegó a Argentina, y a mis manos, recién cuando tenía catorce
años -en los 70 la inexistencia de Internet impedía conocer creaciones de
primera agua- y una de las cosas que se me fijaron de aquellas narraciones
era la continua, coherente y demoledora calificación que Obélix hacía sobre
costumbres, actos o decires de extranjeros: “estos egipcios están
majaretas”, “estos griegos están majaretas”, “estos romanos están
majaretas”.
Todas estas calificaciones venían, claro, de la ignorancia de Obélix acerca
del contexto que rodeaba la costumbre, acto o decir que había presenciado,
y que motivaban su extrañeza y su apresurada calificación. Esto tiene algo
que ver con lo que sigue.
Valga, pues, la pintoresca calificación de Obélix hacia los extranjeros como
título de esta sexta entrega que propongo a reflexión, y quizá una de las
menos conocidas. Reza tan simplemente como: “Los ateos están locos”.
Ostia, sí, los ateos según ciertos anti ateístas -por suerte o por desgracia
muy pocos- estamos locos. ¿Cómo podemos negar la existencia de algo que
está ahí (¿Dónde? Ahí) que es evidente que nos lo dio todo (¿Todo? Todo)
que pone a prueba nuestra fe a cada instante y que nos incita a que lo
descubramos (¿No suena contradictorio? Oh, ya cállate) que nos muestra
como evidencia de su existir el universo todo, y… y…?
Hace unos años, andaba por las redes sociales una noticia cuya autenticidad
aún tengo en duda. Hablaba de un hombre, en no recuerdo cuál país
africano, que había sido internado en un hospital psiquiátrico por sus
familiares. Presunción de su enfermedad mental, y aparentemente también
diagnóstico de no muy profesionales facultativos locales: ateísmo. Sí, el
hombre en cuestión había sido declarado insano por no creer en un dios o
dioses.
De modo que los anti ateístas tenían un caso para ilustrar y todo. Que en el
resto del mundo los ateos sigamos deambulando sueltos como si tal cosa
les tenía sin cuidado, y que de repente un país africano perdido en el mapa
albergase más ciencia psiquiátrica que el resto de la Tierra les sonaba
totalmente obvio, cuando una gracia dispuesta por dios para redención de
las naciones olvidadas y las costumbres que hacen que uno añore con tanta
nostalgia la Edad Media.
Pero bueno, vamos a ver, ¿qué es la locura? Dice el diccionario que la
privación del uso de razón o buen juicio. La wiki añade algo interesante:
Hasta fines del siglo XIX, se la relacionaba con el rechazo a normas sociales
establecidas. Por ahí entramos a develar el misterio de por qué la gente que
dice hablar con alguien que no está ahí, que asegura que le manda (ese
alguien) a cometer tal o cual atrocidad, gente que dice que los hábitos
reprobables de hace tres mil años deberían ser hábitos que hoy se
practiquen, gente que llena libros y libros con una suerte de ciencia para
adivinar qué piensa, cree o siente un ser imaginario, bueno, pues esa gente
es la que cree que los ateos estamos locos.
Hay que conceder que nadie es enteramente racional, lo cual quiere decir
un poco (aunque no mucho) que todos estamos algo locos. Esta actitud mía
de escribir apostillas para gente que, o se sale con Falacias Tu Quoque por
respuesta en sus comentarios, o toma nota de algo que en realidad ya sabía
sobradamente, es una actitud un tanto irracional. Pero, vamos, me divierte.
Tal vez los anti ateístas que crean en la locura del ateo debieran buscar -tal
y como Obélix NO hacía- la diversión, o el motivo que fuese, que incita a los
ateos a ser tan locos como para creer que no existe algo o alguien sólo
porque nadie haya podido probar que existe, sólo porque nadie haya hecho
un miserable razonamiento lógico que lleve a concluir que existe, sólo
porque aquí y allá se esgriman razones prácticas para suponer que la idea
de un dios ha sido objeto de manipulación social o individual… eso es poca
cosa…
“Dice el necio en su corazón: no hay dios”, reza el salmo 14 en su primer
versículo. Hoy todos sabemos que se refería a quien no cree en el dios
hebreo por creer en otros dioses (si se hubiera referido a los ateos, habría
dicho “no hay dioses”) pero esto también ha sido suficiente -si está en la
biblia, ya es suficiente- para creer en la insania atea. Amigo, un necio ni
siquiera es un loco, y todos podemos ser un poco locos, vale, pero
estúpidos, olvídalo.
¿Qué somos estúpidos porque no creemos, y eso hará que nos ganemos la
condenación eterna? Oye, a ti te falta comprensión textual, y mucha,
¿sabías?
Aguardo opiniones en vuestros comentarios, majaretas. Hasta el próximo
sábado.

GRANDES MITOS URBANOS ANTI ATEÍSTAS


ENTREGA 7: LA RELIGIÓN ES UN ATEÍSMO… ¿O ERA AL REVÉS?

“Si no puedes vencerlos, únete a ellos” es un conocido proverbio que en los


anti ateos ha llegado a adoptar una variante tan astuta (juzguen por ustedes
mismos) como el resto de los mitos urbanos que detentan: “Si no puedes
vencerlos, haz que se vean como tú”.
Les presento al más reciente pero no por ello menos curioso mito urbano
anti ateísta, que en este caso no toca tanto a los ateos como a su postura
filosófica, y de plano reza, no sin pompa y fanfarria, que, a fin de cuentas,
“el ateísmo es otra religión”.
Ya lo conocen de memoria: raparse por completo es un tipo de peinado,
dejar de fumar o de beber es un vicio, andar desnudo es lucir lo último en
indumentaria, mantener la tele apagada es disfrutar del mejor de los shows
en TV, y el ateísmo es una religión.
Hay mucho y muy rico material de lectura que se ha escrito acerca de esto,
incluyendo el caso de un presidiario que se vio obligado a llamar religión a
unas sesiones de grupo acerca de ateísmo que pensaba realizar (el caso
Kaufman, Wisconsin, EUA, 1970) o la invención del rastafarismo como
religión paródica ante el embate de los creacionistas por… sí, adivinaron,
instituir que su Génesis sea considerada teoría científica alternativa al
origen del universo. Esto último, un propósito no exactamente inverso a
éste que hoy discutimos, pero muy semejante.
De hecho, los que abogan por que al ateísmo se le endilgue el mote de
religión trabajan al menos en dos frentes: el semántico y el taxonómico.
Para el primero de ellos, véanse, en los comentarios a guisa de apéndice,
dos conocidos esquemas explicativos. Uno de ellos constituye una
corrección al corolario de que el ateísmo es una creencia. Oh, vamos no
existen las creencias-no creencias, a menos que se esté dispuesto a creer
que los que tienen creencias tienen además no creencias en otras creencias,
lo cual vuelve ateos también a los que creen en algo. No aconsejo eso.
El segundo esquema, por si acaso, plantea la inutilidad argumental de
hablar de que “creemos que dios no existe”. Si creemos algo, es porque
tenemos pruebas para creerlo, nada de tener tan sólo fe para hacerlo.
Tampoco aconsejo que se diga que “creemos que” pues, si creemos que tal
o cual cosa, en razón del uso verbal, es algo racional, no religioso.
En lo que se refiere al frente taxonómico, es sabido que los anti ateos
enlistan rasgos y características de las religiones y las intentan reconocer
como rasgos y características ateos. Si hace esto, eso y lo otro, es que es
una religión. Por ejemplo, tienen dogmas, celebran reuniones, se hacen
guiar por un líder, hacen uso de un libro de cabecera, etc. Buen plan.
Lástima dos cuestiones: en lo que hace a lo estrictamente religioso, tal y
como tener un dogma, los anti ateos no han podido ir más allá de la
afirmación gratuita, sin probar nada. Y en lo que hace a cosas como
establecer una doctrina, tener líderes, celebrar reuniones, usar un libro,
etc., qué maravilla, han sido etiquetados como religiosos los clubes de fans,
los mitines políticos, los grupos de autoayuda (y el uso de sus manuales),
etc.
Queriendo etiquetar al ateísmo de manera taxonómica, los anti ateos
cometen el peor de los errores del análisis científico: olvidan observar si
acaso otros grupos o sectores de la cultura o el pensamiento comparten esa
cierta -llamémosle- semejanza entre grupos ateos y religiosos.
Aducen en manotazos de ahogado que el budismo es religión, por
ejemplo, y tiene elementos de ateísmo. Pero tener elementos de algo no es
lo mismo que ser ese algo, yo tengo rasgos de mi padre y mierda no soy mi
padre. Así como osos no son el oso panda ni el oso hormiguero, el budismo
no es religión técnicamente hablando, pero debido a otros componentes se
le dice religión, nada más. Un poco como pasa cuando quieres clasificar a
películas por su género y ante cosas como “Colossal”, “Pulp Fiction”, o
“Saving Private Ryan” terminas hecho un lío.
En fin, que “el ateísmo es una religión” es sin duda un GMUAA que exprime
y seguirá exprimiendo el ingenio de anti ateístas para probar su punto, me
temo que con los mismo resultados adversos que hasta ahora. Pero les
deseamos suerte sinceramente.
Si el ateísmo fuese una religión, lo único que querría es “re-ligar”
(etimología del término “religión”) al hombre con una parte muy olvidada
de sí mismo, la benemérita razón.
Aguardo opiniones, y hasta el próximo sábado.

GRANDES MITOS URBANOS ANTI ATEÍSTAS


ENTREGA 8: ¡¡¡POWEEEER!!!

Sí; me he saltado un sábado. Todos tenemos derecho a ello. Hecha la


aclaración para el caso de que alguien quisiera preguntarlo, pasemos a
nuestro tema del día de hoy.
El que hoy nos ocupa sin duda sin duda hará soltar alguna lágrima a uno que
otro miembro de una de las dos páginas en que publico la serie, Ateísmo &
Creacionismo. En ella, una recordada “Guerrera Católica” hacía de su vida -
con lo corta y única que es cada vida- un culto a la obsesión acerca de que
lo que no es negro debe ser blanco. Bienvenidos al Gran Mito Urbano Anti
Ateísta: “Los ateos son metaleros satánicos”.
Obvio que Delia, la aludida en el párrafo anterior, no era la única persona
en discurrir sobre tal cosa; si así fuese, no tendríamos GMUAA, tendríamos
sólo opinión personal. Pero así como giramos al revés discos de vinilo, al
reproducirlos, y salen mensajes satánicos, vamos a analizar aquí al revés
esta fórmula mágica. Veamos primero por qué terminamos siendo
“satanistas” y luego por qué “metaleros”.
Satanistas, ya lo anticipé al hablar de blancos y negros, es obviamente
porque el mundo, para los anti ateístas, para los creyentes, para los
fundamentalistas, ha de ser blanco y negro o no ha de ser nada. Se ha de
ser malo de la más mala maldad o bueno de la más buena bondad, esas
cosas del (o los) purgatorio (s) o categorizaciones del pecado, son para
timoratos. Si los ateos no adoran a dios debe ser obvio que adoran a su
vecino de abajo, el señor del mal. No cabe duda, a quién se le ocurre otra
alternativa. Si no adoran a la blanca pureza de Nuestro Señor, adoran a la
negra mixtura de Satanás. Todos sabemos que el mundo es blanco, o es
negro, que me vienen con azules, rojos, amarillos, verdes u otras cosas
raras.
La estructura maniquea, mejor dicho, su origen, es algo más complicado,
aquí sólo un resumen. Igual, si da para ello, puedo pensar en una serie
posterior que dé cuenta de cómo trazan los religiosos los peculiares límites
de su ética. Sigamos con lo nuestro.
Metaleros, bueno… en esta calificación la verdad es que es difícil saber qué
fue primero, si el huevo o la gallina. Bien está que, nacidos al calor de la
Contracultura de fines de los 50, incentivados por la lucidez repentina de
los 60, y empezando a derrapar hacia los 70, los grupos musicales que
amaba y ama la juventud no fueron caracterizándose precisamente por
lucir un traje elegante a la manera de mitad del siglo pasado; junto al desate
de sus canciones, su apariencia y su estilo de show apuntaban al escándalo
de las generaciones de mayor edad y daban en el blanco. Los nombres de
algunos de ellos, como Back Sabath o Judas Priest, no ayudaban mucho a
que pase otra cosa. Ok. Ante tanto culto descarado a lo grotesco, la relación
con el satanismo fue paso casi obligatorio. Ya está. Si eres metalero, pues
seguro eres satanista, fue una ecuación que le cerró a mucha gente de mi
edad y, créase o no, también a gente de menor edad que la mía. Pero la
razón de esto último lo discutiré en otro momento.
Cuando tuvimos por un lado que -por su aspecto y a veces por una rara
confesión propia- eran satanistas algunos metaleros, la ecuación estuvo
hecha: por un maniqueísmo de si no es blanco es negro, el ateo si no adora
a dios es satanista, y el metalero si es satanista es ateo a como dé lugar. Los
prejuicios nunca fallan. Listo, el GMUAA de que los ateos son metaleros
satanistas ha nacido.
Claro, resta hablar acerca de las canciones pasadas al revés donde se
revelan mensajes demoníacos (jamás escuché uno, los palíndromas son
algo difícil en especial si lo cantas) sobre los mensajes subliminales de
algunos temas, sobre el estruendo metalero que más les da a los no tantos
jóvenes la sensación de música del infierno, bla bla bla. Nada. Para el
maniqueísta, si no veneras a dios es que veneras al diablo, los ateos veneran
pues al diablo, y el metalero con esa apariencia satanista no puede ser otra
cosa que ateo. Fin del tema. Para ellos.
En realidad todo lo que ha sido alguna vez chocante o incomprensible a las
pasadas generaciones podría sonar a cosa del diablo, y si es cosa del diablo
seguro no es de gente religiosa y por lo tanto es de ateos. El ejercicio del
simplismo es adictivo.
Con la entrega del sábado próximo, excepto el caso de que alguien me
recuerde algún Gran Mito Urbano Anti Ateísta que yo haya pasado por alto,
cerraré la serie. Espero opiniones, y en particular las espero de las
Conclusiones en la semana que viene. Hasta entonces.

GRANDES MITOS URBANOS ANTI ATEÍSTAS


ENTREGA No. 9: “OVNI NUESTRO QUE ESTÁS EN EL CIELO”

Debo a Tere Linares (gracias, una vez más, ahogada) el haber recordado un
mito urbano más y que tenía olvidado, pero que así y todo se relaciona con
esa obstinación del anti ateísta por ver crédulos a los que en realidad no
tenemos gran problema con vernos crédulos.
Así, pues, el cierre de esta serie se desplazará al siguiente sábado, pues toca
hablar del Gran Mito Urbano Anti Ateísta con los que los anti ateístas hacen
doblete: a la par que demuestran ignorar lisa y llanamente qué es un ateo,
traen a colación a un grupo social del cual los creyentes, y no nosotros, se
ha desprendido.
Den la bienvenida al GMUAA: “Los ateos pueden ser magufos o
supersticiosos”

¿Qué es un magufo?, huelga comenzar por allí. Técnicamente, un término


que llegó con Internet, o, mejor, con las redes sociales. Astrólogos,
ufólogos, homeópatas, practicantes de pseudo ciencias en general, entran
en una buena definición de magufo. No es otra cosa que el que cree en lo
sobrenatural, en cosas sin fundamento científico alguno, en analogías
traídas de los pelos, en ignorancia supina de lo que es el método científico.
¿Andas cazando fantasmas u ovnis? Magufo ¿Te opones a las vacunas y
afirmas que la homeopatía curó a cientos? Magufo ¿Dices que las estrellas
manejan nuestro destino o que en ciertos textos grandes profetas
escribieron cosas acerca del futuro? Magufo.
Esencialmente, todo aquello que signifique escapar del mundo cotidiano
para el perezoso que no gusta de sumergirse en la ciencia de verdad, es
materia prima de la que nacerá un magufo tarde o temprano.
Empeñados en que seamos religiosos de alguna manera (Véase la entrega
No. 7) algunos anti ateístas han creído ver que ateísmo podía ser
confundido fácilmente con escepticismo y se han puesto a la caza de
contradicciones ateas: ¿No que los ateos no creen en nada? ¿Y qué hacen
esos ateos por ahí creyendo en alienígenas, en espectros, en supersticiones,
en falsas medicinas, con la misma fe que ponemos nosotros en nuestra
religión?, dicen.
Ok, vayamos por partes. Como ya adelanté, no hay razón alguna confundir
ateísmo con escepticismo. No es que los ateos “no creamos en nada”; como
nuestra denominación lo indica -para qué rayos nos decimos ateos, si no
van a hacer caso de lo que esa palabra quiere decir- un ateo es quien no
cree o descree de dios o dioses, NO ES QUIEN NO CREE O DESCREE DE
NADA, parece mentira que deba uno aclararlo.
Si hay ateos que quieren recordarnos la estupidez humana y creer en el
OVNI que pasó o el fantasma que cruzó, en la vacuna inofensiva que mató
o en la diezmilésima parte de un compuesto que curó, en las estrellas que
te dijeron qué hacer o las líneas de la mano que te dijeron cuánto has de
vivir, problema de esa persona en particular, y que casualmente es ateo,
pero esto es como el caso del científico creyente; ni en el científico su
religión tuvo nada que ver con lo que hizo para la ciencia, ni en el magufo
tuvo nada que ver su ateísmo (si es ateo, lo cual es raro, ya lo explico) con
lo que cree o deje de creer.
Este que aquí les escribe vivió un par de veces hechos que podrían llamarse
con toda justicia sin explicación, y que conste que no he dicho inexplicables.
El que no tenga ahora la explicación no implica que la tenga algún día. Y he
preferido dejarlos así, sin explicación, antes que aceptar una explicación
que sólo traería más preguntas que antes. Es lo que el ateo, cuya
racionalidad le ha hecho descreer de deidades, habitualmente hace con
otros aspectos de su vida: ok, no tengo de momento forma de explicar esto.
Si quieres aprovecharte de mi experiencia aún sin explicación para
venderme una creencia en algo sobrenatural, ten en cuenta que te
preguntaré cosas que desequilibrarán y derribarán tu intento de
explicación, así que mejor déjeme en dónde estoy, que así estoy bien.
Y es que los magufos, si son ateos, no son magufos por ateos: más bien son
creyentes que han elegido caer en la explicación ajena, con todo lo que
tenga de incoherente, antes que dejar racionalmente su experiencia entre
paréntesis y ya. Y esa elección personal, cuando se da muy raramente, nada
ha tenido que ver con ser ateo. Quedó suficientemente explicado.
Resumiendo: si X ateo es magufo o supersticioso, esto nada tiene que ver
con ser X un ateo, ateo es no creer en una cosa en particular, no es “no
creer en nada”.
Luego, no se puede generalizar.
Incluso habría que ver de cerca a esos pocos ateos magufos; algunos
pueden, por ejemplo, suponer que los alienígenas están en alguna parte
debido a que así lo indican las probabilidades que arroja la Ecuación de
Drake.
Con lo cual tienen pruebas de aquello que creen. Y, ya se sabe, creer con
pruebas ya no es creencia. A veces ni siquiera es magufada.

Ahora sí, con viento a favor, el siguiente sábado cerramos esta serie. Tengan
preparadas sus respectivas conclusiones. Nos estamos viendo.

GRANDES MITOS URBANOS ANTI ATEÍSTAS


ÚLTIMA ENTREGA: “ECCE HOMO”

Llega a su final este ciclo, y corresponde repasar qué hemos visto acerca de
lo que los anti ateístas se han inventado para nosotros, una vez que
hubieron pensado “no podemos dejarles que descrean de dios y nada más;
digamos de ellos algo con lo cual escarmienten”.
Que nuestra naturaleza es pecaminosa, y, para nosotros, cuanto más
vergonzoso resulte el pecado, mejor (Entrega 1: “Sexo, Lujuria y
Perversión”)
Que intentamos rebajar la insigne condición del hombre como hijo de dios,
proclamándola sólo una especie animal entre tantas (Entrega 2:
“Naturofobia”)
Que nos entregamos demasiado al saber científico, siendo que éste sólo
envanece al hombre y le aleja de la humildad con que se gane el cielo
(Entrega 3: “Scientia Infus”)
Que sólo somos negacionistas de una realidad divina, desesperados
contestatarios que apelan a la burla y la mofa por puro contrariar al teísta
(Entrega 4: “Todo en la cabeza”)
Que no nos hemos leído la biblia, o que lo hemos hecho de manera errónea,
única explicación a la carencia de nuestra conversión a creyentes (Entre 5:
“Palimpsesto”)
Que nuestra racionalidad ha sido puesta a prueba, y se ha revelado faltante,
ante la imposibilidad de ver lo que de todos modos no es evidente (Entrega
6: “Estos ateos están majaretas”)
Que nuestras ideas vienen de la fe, igual que de dónde viene la de ellos, y
como tal debemos adolecer de lo mismo que les cuestionamos (Entrega 7:
“La religión es un ateísmo… ¿O era al revés?”)
Que, no siendo adoradores de dios, por fuerza debemos ser adoradores del
diablo, y buscar por el escándalo venerar al mal y servirle (Entrega 8:
“¡¡¡Poweeeer!!!”)
Que participamos del acto de creer igual que cualquier religioso, luego lo
nuestro es sólo fe y, si los deconstruimos, nos deconstruimos también
nosotros (Entrega 9: “Ovni nuestro que estás en el cielo”)
El afán de intentar hacer volver al redil es más patente en unos que en
otros: todo es fe, todo es adoración, todo evidencia que todo ha de ser fe y
adoración. No pequéis, no confiéis en la ciencia, no hagáis del hijo de dios
algo risible, no habléis de lo que no conocéis, no seáis el necio que dice no
hay dios…
¿Y la realidad? ¿Y qué con que la posibilidad de que esos a quienes
llamamos gais, monos, sabihondos, ignorantes bíblicos, reaccionarios,
magufos, satánicos, locos, sean tan sólo ateos?
¿Llevaría mucho conocer sobre ateísmo lo necesario como para evitar caer
en estos Grandes Mitos Urbanos y, de necesitar criticar a los ateos, hacerlo
desde su propio corpus de saberes, no desde la fantasía con que los miro
desde afuera?
¿Es arduo hacerse a la idea de que haya gente que descree de dios o de
dioses, sólo por tener razones sobradas para no creer en tales, sin que les
sea necesario, para descreer, ser además gais, monos, sabihondos,
ignorantes, locos, falsos devotos, reaccionarios, satánicos, o magufos?
Es que demonizar es mucho más efectivo. A nadie le importa si denuncias a
quien descree de dioses; pero si le denuncias echándole alguno de los
nueve motes analizados en las sucesivas entregas, seguro hasta los
indiferentes te prestarán más atención, y de a poco todos olvidaremos que
se denunciaba al ateísmo -como efectivamente pasa- pues el mote
endilgado es mucho más irrisorio y adecuado (para Falacias del Hombre de
Paja) que el simplemente llamar “ateo” a alguien.
Los ateos a los que les caiga uno o más de los Grandes Mitos urbanos Anti
Ateístas tienen su plaza asegurada en la picota de los que aborrecen al
ateísmo pero no se toman el trabajo de averiguar en qué consiste esa
postura filosófica, prefiriendo el camino fácil de la caricatura, aunque
siempre corriendo sobre el filo de la navaja al hacerlo.
Claro, porque si repudias al ateo gay que ni siquiera es gay, puede que seas
homófobo, y ya sabes lo que lamentablemente se ha probado muchas veces
acerca de la homofobia, que es tan sólo represión. Si te burlas del simio gay
que ni siquiera es simio, estás burlándote de la naturaleza que también
eres, simio o no simio. Si te mofas del sabihondo, ¿de dónde justificas haber
sacado el saber para afirmar que es sabihondo? Si tildas a alguien de
ignorante, hay que ver si acaso no ignoras algo que te haría tener que
enmendar tal tilde. Si le llamas loco, piensa primero en cuál es el término
para el que cree en cosas que bien pueden pasar por imaginarias. Si lo
tomas por un falso devoto, quizá lo hayas hecho sin tener en cuenta tu
propia curiosa devoción. Si reaccionario, recuerda el tema de la carga de la
prueba. Si satánico, piensa que eres tú en realidad el que cree en el diablo.
Y si magufo, bueno… Mira bien que es del deseo de creer, y no del deseo de
descreer, de donde viene la creencia.
Nada habrá que digas acerca del ateo que no caiga sobre ti de algún modo,
tú, anti ateísta que elegiste al ateo como chivo expiatorio de tu propia
incertidumbre, para que él te redima de ese miedo a dejar de existir y esa
prisa por explicar al universo, que te llevó a que te inventaras un dios y
pensaras innumerables galimatías para argumentar de algún modo su
existencia. No somos el enemigo; tu renuncia a entendernos lo es.
Y eso que los más hábiles estrategas aconsejaron en la Historia conocer
cabalmente y a fondo al que se enfrenta, como manera efectiva de
reducirlo. Mientras ataques Muñecos de Paja de tus GMUAA, no le haces
mella al ateísmo, sólo escarneces a las personas que piensan distinto de ti,
sin siquiera averiguar qué tan distinto es.
Tal vez sólo esté buscando la verdad al igual que tú; hasta que no entiendas
cabalmente por qué descree, no hagas primar tu egoísmo, por favor, no le
transformes en el Ecce Homo de tu decadencia religiosa.
Es sólo una sugerencia.
Gracias a los lectores por su compañía en estos dos meses y medio.

Barranqueras, Chaco (Argentina) mayo, junio y julio de 2017

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