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TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

Exp. 003-96 !FC


Lima
Acción de lnconstitucionalidad
contra la ley N° 26435

SENTENCIA
DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

En Lima, a v e inte d'e ;- d -í c i e mb-re- . de mil novecientos noventa y


seis, reunidos en sesión de Pleno Jurisdiccional, con la asistencia de los señores
Magistrados:

Ricardo Nugent, Presidente


Acosta Sánchez, Vicepresidente,
Aguirre Roca,
Díaz Valverde,
Rey Terry,
Revorédo Marsano, y,
García Marcelo,
actuando como secretaria la doctora María luz Vásquez, pronuncia la siguiente
sentencia:

ASUNTO:

Demanda de inconstitucionalidad interpuesta por treinta y seis congresistas,


contra la ley número veintiséis mil quinientos noventa y dos.

ANTECEDENTES:

Admitida por el Tribunal, con fecha diez de setiembre de mil novecientos


noventa y seis, por cuanto treinta y seis congresistas que representan más del
veinticinco por ciento del número legal de miembros del Congreso, acreditaron
legitimación áctiva.
En su escrito de demanda, la parte actora pide principalmente, que se declare
la in constitucionalidad de la ley número veintiséis mil quinientos noventa y dos, de
fecha dieciocho de abril de mil novecientos noventa y seis, en específico de la
modificación que dicha ley hace del artículo dieciséis de la ley número veintiséis mil
trescientos, por violación de los artículos treinta y uno, treinta y dos, doscientos seis,
y demás pertinentes de la Constitución; señalando, puntualmente, lo siguiente:
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1.- Que, el referéndum es uno de los instrumentos de la democracia directa


que fue incorporado en la Constitución; el criterio asumido por la Carta Política, es
que sólo garantizando la participación política de todos los ciudadanos, se puede
hablar de una democracia real; que los derechos políticos, y, entre ellos, el derecho
a la participación política, permiten al ciudadano participar directamente, sin
intermediarios, en la formación de la voluntad del Estado, como miembros de la
comunidad política.
2.- Que, como se puede advertir del artículo 31° de la Constitución Política,
el referéndum no exige requisito alguno contrario a la naturaleza misma de esta
institución; siguiendo ese criterio, el artículo treinta y ocho de la ley número
veintiséis mil·trescientos, estableció que el referéndum puede ser solicitado por un
número de ciudadanos no menor del diez por ciento del electorado nacional; sin
embargo, el Congreso de la República aprobó la Ley número veintiséis mil
quinientos noventa y dos, que, modificando el artículo dieciséis de la Ley de
Derechos de Participación y Control Ciudadanos, exige que todo referéndum,
además del número necesario de firmas ( diez por ciento del electorado), cuente,
asimismo, con el voto favorable de no menos de cuarenta y ocho congresistas de la
república.
3.- Que la ley número veintiséis mil quinientos noventa y dos desnaturaliza la
institución del referéndum al condicionar y supeditar inconstitucionalmente la
validez de la expresión de voluntad de vastos sectores de la población, al supuesto
habilitante de que siempre se cuente con el voto favorable de no menos de dos
quintos de los votos del número legal de los miembros del Congreso; y que la
mencionada ley, más allá de adecuar los plazos y procedimientos para una supuesta
aplicación del mismo, lo que en realidad plantea es recortar y limitar de los procesos
del referéndum.
4. - La ley número veintiséis mil quinientos noventa y dos, modifica la
Constitución Política sin observar el procedimiento constitucional de reforma; la
Constitución de mil novecientos noventa y tres señala en su artículo treinta y dos, in
fine, los casos en que una materia puede ser sometida o no a referéndum, fuera de
estos casos todas las otras materias pueden ser sometidas a control ciudadano,
mediante referéndum, la ley crea otra categoría, prohibida; las leyes que no hubieren
obtenido dos quintos de los votos de los congresistas de la República.
En tal sentido, solicitan al Tribunal Constitucional, que se sirva declarar la
inconstitucionalidad de la ley número veintiséis mil quinientos noventa y dos, en
específico de la modificación que hace del artículo dieciséis de la ley número
veintiséis mil trescientos.
, ,/ Absolviendo el trámite de la contestación de la demanda, el Congreso a través
de su apoderado, el señor Ricardo Marcenara Frers, congresista de la República, la
niega y contradice en todas sus partes, por cuanto la ley número veintiséis mil
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quinientos noventa y dos, no modifica el artículo dieciséis de la ley número veintiséis


mil trescientos, no contraviene la Constitución en el fondo, ni lo referido a su
aprobación, promulgación, ni publicación, y, consecuentemente, no configurándose
las causales establecidas en los artículos uno y dos del artículo veintiuno de la Ley
Orgánica del Tribunal Constitucional. Alega principalmente lo siguiente:
1.- La Ley número veintiséis mil quinientos noventa y dos, no desnaturaliza la
institución del referéndum ni la deroga, sino que precisa los requisitos para que se
pueda promover un referéndum, en el cual la ciudadanía vote por las opciones que se
le consulten; los demandantes confunden los requisitos para que se pueda promover
y lograr la convocatoria a un referéndum que son actos previos en la consulta
popular misma en la que el electorado expresa su voluntad sobre un tema específico.
2.- Que, la ley número veintiséis mil quinientos noventa y dos mantiene a los
ciudadanos como sujetos legitimados para promover un referéndum, cumpliendo
determinados requisitos; no se puede alegar que existe una mezcla ilegal de dos
sujetos legitimados, por cuanto el artículo treinta y uno de la Constitución establece
que los ciudadanos tienen derecho a participar en los asuntos públicos mediante
referéndum, pero es la ley la que debe establecer las condiciones y requisitos para su
ejercicio, tal como lo dispone el inciso diecisiete del artículo segundo de la
Constitución.
3.- La Ley número veintiséis mil trescientos y su modificatoria la ley número
veintiséis mil quinientos noventa y dos, son normas de desarrollo constitucional que
armoniza el ejercicio de la democracia directa, en la figura del referéndum con la
democracia representativa; que caracteriza la forma de gobierno del Perú; cabe
destacar, que no se busca privilegiar o des legitimar respecto de la otra, se trata de
que estos dos diferentes canales de participación ciudadana logren expresar la
voluntad ciudadana de la manera más adecuada.
4. - Que, la ley número veintiséis mil quinientos noventa y dos, no modifica la
Constitución, sino que establece el procedimiento para el ejercicio del derecho al
referéndum conforme lo establece el inciso diecisiete del artículo segundo de la
Constitución; tampoco crea otra materia normativa no sujeta a referéndum, sino que
establece requisitos que garanticen que la iniciativa del referéndum reúna
condiciones mínimas que justifiquen su consulta a la ciudadanía.

FUNDAMENTOS:

Considerando: Que, el referéndum es el procedimiento mediante el cual el


pueblo o el cuerpo electoral decide en definitiva, y en forma directa algunas
cuestiones relativas a la legislación; Que, mediante el referéndum el pueblo participa
de la actividad Constitucional, legislativa o administrativa; colaborando
directamente en la formulación o reforma de una norma constitucional o legislativa o

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en la formación de un acto administrativo. De esta manera, las funciones del


Gobierno son ejercidas en forma directa por el pueblo sin la intermediación de otras
Instituciones; Que, por los enunciados anteriores se considera al referéndum como el
sistema de democracia directa, cuya iniciativa para realizarlo debe partir de un
porcentaje del electorado o de los ciudadanos y el cumplimiento de los requisitos
para llevarlo a cabo debe ser función propia de los ciudadanos interesados en su
realización; Que, por las razones expuestas anteriormente se considera que el
referéndum es uno de los derechos fundamentales del ciudadano, cuyo ejercicio no
puede ser restringido, limitado o impedido por cualquier otra institución del
contorno democrático; Que, el criterio preponderante atribuye al referéndum la
naturaleza de ser decisorio, antes. que ratificatorio o aprobatorio, constituyendo así
un acto decisorio autónomo, que sólo adquiere validez cuando se le ha sometido a la
votación popular, y ha sido adoptada por él; Que, el artículo 2 de la Constitución en
ella; su inciso 17 establece como un derecho fundamental de la persona el de
participar en forma individual o asociada, en la vida política, económica, social, y
cultural de la Nación. Los ciudadanos, tienen, conforme a ley los derechos de
elección de remoción, o revocación de autoridades, de iniciativa legislativa, y de
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referéndum. De esta manera nuestra legislación, ratifica que el referéndum es un
\''- derecho fundamental de la persona; Que, el artículo 31 de la Constitución, establece
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que los ciudadanos tienen, el derecho a participar en los asuntos públicos mediante
LJ "'", referéndum, iniciativa legislativa, remo.ción o revocación de autoridades; Que, los
rfa~ ciudadanos tienen también, derecho al voto, al goce de su capacidad civil, agregando
que el voto es personal, igual, libre, secreto y obligatorio hasta los setenta años,
siendo facultativo después de esa edad. El mencionado dispositivo termina
prescribiendo " Que es nulo, y punible todo acto que prohiba o limite al ciudadano el
ejercicio de sus derechos "; Que, los derechos de participación, y control ciudadanos
han sido reglamentados por la ley 26300, que establece en su artículo 37 que el
referéndum es el derecho de los ciudadanos para pronunciarse conforme a la
Constitución en los temas normativos que se le consulte. Por su parte el artículo 38
establece que el referéndum puede ser solicitado por un número de ciudadanos no
menor al 10% del electorado nacional. Agrega dicha ley que si una iniciativa
legislativa fuera rechazada o modificada substancialmente por el Congreso, se podrá
solicitar la iniciación del procedimiento de referéndum, adicionando las firmas
necesarias para completar el porcentaje de ley; Que la ley 26592 establece que todo
referéndum requiere una iniciativa legislativa desaprobada por el Congreso la
misma que puede ser sometida a referé.ndum conforme a esta ley siempre que haya
contado con el voto favorable de no menos de los 2/5 de los votos del número legal
de los miembros del Congreso; Que, la exigencia establecida en la Ley 26592
significa una manifiesta restricción, que puede, constituirse en impedimento para la
realización del referéndum por lo que contraviene la disposición del artículo 31 de la
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Constitución, que como ya se ha indicado establece que es nulo y punible todo acto
que prohiba o limite al ciudadano en el ejercicio de sus derechos, puntualizándose
que si en el Congreso no se obtuviera los 48 votos en contra de la iniciativa
legislativa el referéndum ya no puede realizarse; Que, consecuentemente a lo
expuesto en los considerandos anteriores tiene que llegarse a la conclusión que la
modificación contenida en la ley. 26592 desnaturaliza ampliamente las
características del referéndum al condicionarlo a la intervención del Congreso, que
aunque exige una votación minoritaria de todas maneras puede impedir su
realización, contrariando la voluntad del pueblo, legítimo titular de este derecho,
desvirtuando así el hecho de ser un sistema de democracia directa, Privando a los
ciudadanos del derecho a la auto convocatoria a referéndum, derecho que no puede
ser desconocido, y del que no se puede privar al electorado, tal como lo ha
reconocido en el quinto considerando el Jurado Nacional de Elecciones en su
resolución N° 630-96-JNE de 30 de octubre de mil novecientos noventa y seis, No
puede considerarse que la exigencia por la ley 26592 sea un simple requisito de una
etapa previa, y susceptible de afectar el derecho materia de esta acción, razón por la
que no es válida la argumentación, en este sentido, contenida en la contestación a la
demanda o un acto de procedimiento para la realización de referéndum, ya que
implica la intervención de un organismo ajeno a los ciudadanos que tienen derecho a
realizar. El artículo 200 de la Constitución establece que la acción de
inconstitucionalidad procede contra las normas que tienen rango de ley (leyes,
decretos legislativos, decretos de urgencia, tratados, reglamentos de congreso,
normas Regionales de carácter general y ordenanzas Municipales) que contravengan
la Constitución, en la forma, y en el fondo, por lo que es imperativo declarar
inconstitucional la Ley 26592, de fecha dieciocho de abril de mil novecientos noventa
y seis; a mayor abundamiento, si se tiene presente que el fallo del Jurado Nacional
de Elecciones, invocado líneas arriba, como fundamento principalfsimo de este voto
conjunto, ha pas en autoridad de cosa juzgada, y es irreversible, según lo
establece el artí ulo 81 ° de la Carta Magna.
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AguirreRoca ./ ' ~" .~ -, . ) lA¡ 1)~
Díaz Valverde _L~ .
Rey Terry, y,~~ h7"r.
Revoredo Marsano. / f7 ( ~ r...../

fl~4~rJ#h-
DRA. MARIA LUZ V!\ SQUEZ
Secretaria Relatora
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El Tribunal Constitucional.

FALLA:

Que al no haberse obtenido 6 votos conformes para declarar inconstitucional


la Ley 26592 exigidos por el artículo 4° de la Ley 26435 este Tribunal se ve obligado,
contra la expresa voluntad de la mayoría de sus Miembros, a declarar infundada la
demanda. í) ~

s. s.
Nugent
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Acosta Sánchez VrtbrCRI ,
Aguirre Roca e'
Díaz Valverde . ...A; r;t ~.
Rey Terry
Revoredo Marsano, y,
García Marcelo.

Lo que Certifico
,/

fYVl.~
LUZ VASQUEZ
Secretaria Relatora
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VOTO SINGULAR DE LOS SEÑORES MAGISTRADOS FRANCISCO A COSTA SANCHEZ y JaSE


GARClA MARCELO

Nuestro voto, en el caso del proceso de inconstitucionalidad contra la ley


2659]0, en cuanto modifica el artículo 16° de la ley 26300°, es porque se declare
infundada la demanda, discrepando, de ese modo, del parecer de nuestros colegas, pues
no encontramos incompatibilidad manifiesta de la norma impugnada con el artículo
31 ° de la Constitución, en razón a los siguientes fundamentos :
1) El referéndum es una institución mediante la cual los ciudadanos pueden
ejercer el derecho de participación en los asuntos públicos, y como tal constituye una
garantía institucionai protegida por la Normd Suprema, cuyos márgenes de regulación
se ha dejado al legislador ordinario, imponiéndose le como límite el respeto de su
núcleo esencial.
Constituye, pues, un derecho constitucional, si por él entendemos, a grosso
modo, un "conjunto de facultades o atributos que, en cada momento histórico,
concretan las exigencias de dignidad, libertad e igualdad humanas ", y en cuanto tal,
son incorporadas, con un carácter meramente declarativo, en nuestra Lex Legum. Es,
además, en cuanto institución, un mecanismo que permite canalizar el ejercicio del
derecho de participación del pueblo en la vida política del país, en los asuntos que se
encuentran tasados en los artículos 3]0 y 190° de la Constitución.
2) Asimismo, se alude, entre los fundamentos del fallo, que en cuanto derecho
constitucional que es el referéndum, por ser tal, éste no sería, entre los aspectos que
nos interesa relievar aquí, susceptible de ser limitado; pues el artículo 31 ° in fine de la
Constitución, declara como "nulo y punible todo acto que prohiba al ciudadano el
ejercicio de sus derechos ".
Pues bien, no consideramos válida tal impresión de nuestros Colegas formulada
en mayoría. Existe prácticamente unanimidad en aceptar que los derechos
constitucionales no tienen el carácter de absolutos, esto es, que puedan considerarse
como ilimitados, pues la condición de derechos limitables se deriva del propio hecho de
que ellos coexistan con otros derechos del mismo rango y que en la propia Carta se
reconozca un conjunto de principios, valores o bienes que gozan de la misma
protección constitucional.
2) Que el referéndum sea un derecho y al mismo tiempo una institución
garantizada constitucionalmente, cualquiera fuere el supuesto, siempre ha de tratarse
de un derecho o institución susceptible de ser desarrollado, regulado o limitado. El
inciso 17° del artículo ]O de la Constitución es bastante enfático en resaltar este hecho,
al disponer que "los ciudadanos tienen, conforme a lev, los derechos de elección,
remoción o revocación de autoridades, de iniciativa legislativa v de referéndum"
(subrayado nuestro)
3) La frase "conforme a ley" contiene, pues, la técnica de la reserva de ley
específica (pues, la genérica, esto es, la que se aplica a todos aquellos derechos que no
la enuncian expresamente, se encuentran comprendidas en el inciso 24, letra "a" del
artículo 2° de la misma Carta), que ha de emplearse para que el legislador determine la
regulación del contenido, los alcances y límites de cada derecho.
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Bien cierto es, que el artículo 31 ° in fine de la Carta alude como nulo y
punible a todo acto que prohiba o "limite" a los ciudadanos el ejercicio de sus
derechos. Una interpretQción literal de dicho precepto constitucional, efectivamente,
pareciera proscribir, sino la posibilidad de limitación de todos los derechos que se
enuncian en la Constitución, sí al menos de los que se encuentran regulados en el
propio artículo 31 ° de ella. Pues bien, si tal fuere el criterio, no creemos que ésta sea
una interpretación que respete la unidad de la Constitución, que este Colegiado se
encuentra obligado a considerar, por varias razones, entre las cuales queremos aludir
solamente a las siguientes: a) porque es una regla, que las disposiciones de ella, no
pueden interpretarse aisladamente, sino en conexión y armonía con todas y cada una de

- las cláusulas que la integran. b) porque el propio inciso 17° del artículo 2° de la
Constitución, faculta al legislador ordinario a desarrollar el derecho de referéndum,
bien sea con el objeto de precisar sus contornos, bien para jijar sus alcances, bien
para limitarlos en su ejercicio. c) porque de llevarse la interpretación ad infinitum, nos
toparíamos con el absurdo de que ningún derecho (o institución constitucionalmente
garantizada) podría ser objeto de limitación.
4) Como ese no puede ser el sano propósito de una Constitución como la
nuestra, que se encuentra asentada en el respeto de la dignidad del hombre (el primero
de sus principios que la informan) queda, pues, por hallar una interpretación de la
Constitución acorde con sus valores. Y esa interpretación de la frase que alude al
carácter ilimitado de los derechos (o instituciones, según sea el caso) contenidos en la
cláusula 31 ° de nuestra Carta Magna, nos parece, no puede ir sino en dirección de
comprenderla en el sentido que, la eventual limitación que de ellos se pueda realizar,
no puede impedir ("prohibir " dice la Carta) o restringir desproporcionadamente su
ejercicio; amén de no poder suprimirlos, pues el límite al que se encuentra sometido el
legislador en relación con dichos derechos (y, en general, con cualquier otro derecho),
precisamente, lo constituye el que se respete su contenido esencial, esto es, aquel núcleo
indisponible para el legislador, cuya existencia la hace recognoscible.
5) Un aspecto colateral, que, aunque no influye en lo absoluto sobre el sentido
del fallo, pero que puede resultar, en alguna forma perjudicial para este Colegiado, es
el relativo al énfasis que se pone en el carácter (en caso de que realmente lo fuera) de
"fundamental" del "derecho" de referéndum. Si bien es verdad que el inciso 17° del
artículo 2°, que la establece primigeniamente, se encuentra comprendido dentro del
Capítulo 1 del Título 1 (De la Persona y de l(l Sociedad) de nuestra Constitución, que
habla precisamente de los "Derechos fundamentales de la persona ", también lo es que
del hecho de su ubicación, ni sustancial ni procesalmente hablando, se desprende un
trato diferenciado para cualquiera de los derechos que en la Constitución se
encuentren reconocidos, o que se deduzca de la cláusula de los "derechos implícitos ",
artículo 3 0 , clave de bóveda, en este aspecto, del régimen jurídico al que se encuentran
sometidos los derechos en la Constitución.
Por lo tanto, resaltar una condición, que no tiene sino un propósito de
recurso de técnica legislativa que no corresponde apreciar a este Colegiado, en vez de
contribuir con el esclarecimiento de un asunto, de por sí complicado, puede, por el
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contrario, causar consecuencias no deseadas, ya que podría llegarse al absurdo de


sostener que hay "derechos fundamentales " y "derechos no fundamentales " al interior
de la norma constitucional.
6) En tal orden de consideraciones, queda pendiente pues, el analizar, a la
luz de las cuestiones expuestas, si la modificación de la ley 26592° a la ley 26300°, que
desarrolla el derecho de participación, y, entre otras instituciones, la del propio
referéndum, resulta desproporcionada a tal extremo de desnaturalizar dicha institución
y, por tanto, afectar el contenido esencial de la institución protegida por la
Constitución.
7) Evidentemente un análisis de las cuestiones que ahora nos ocupan, ha de
pasar necesariamente por puntualizar, siquiera someramente, cuál es el diseño que la
Constitución ha plasmado sobre la institución del referéndum.
En ese sentido, lo primero que hay que advertir es que tanto en el inciso 17°
del artículo 2°, como en el artículo 31 ° de nuestra Carta Magna, no existe mayor
configuración respecto de la institución que nos ocupa, que no sea el hecho de su
consagración formal. Es decir, el constituyente al momento de incorporar dicha
institución, no ha optado, al menos de la revisión de ambos preceptos constitucionales,
por determinar una configuración real y concreta sobre el referéndum,· tarea ésta que,
más bien, ha sido dejada al legislador ordinario, para que en virtud de una ley, le
brinde los justos contornos en que ésta, concretamente, debe ser entendida. Y así,
efectivamente, se hizo: la ley 26300°, cuyo capítulo V denominado, precisamente, "Del
referéndum y de las consultas populares " desarrolló y configuró este mecanismo de
participación de los ciudadanos en la que no se previó la intervención previa del
Congreso para la realización de éste.
8)Esto significa que no fue la Constitución la que le asignó el contenido a
este medio de participación en la vida política de la Nación, sino que se lo otorgó el
Congreso, primigeniamente, con la ley 26300°, que después modificaría la ley 26592 °.
Como es absolutamente comprensible, al no haber impuesto la Constitución
un modelo de configuración de la institución en análisis, el legislador se encontraba
facultado para delinearle el contenido, las características y los alcances a la institución
del referéndum, con el único límite de que éste respetase, al desarrollarla, su contenido
esencial, su núcleo intangible que permitiese identificarla.
y, al mismo tiempo, que, una vez regulada dicha institución, el mismo
legislador que le había dotado de unas características particulares, pudiese modificar
éstas, sin que ello signifique, que producida dicha modificación, ésta pueda reputarse
de inconstitucional, pues tal variación de la naturaleza del referéndum, en puridad,
dejó de ser un problema legal que pueda ser planteado en términos de derecho
constitucional positivo, para pasar a ser un problema de estrictos términos de
conveniencia política,· en los que, dicho sea de paso, no corresponde entrar a evaluar o
juzgar a este Colegiado. .
9) No obstante las consideraciones anteriores, se ha afirmado por los
accionan tes que la modificación realizada por la ley 26592, concretamente, al
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artículo 16 0 de la ley 26300, habría desnaturalizado a la institución del referéndum, a


tal extremo que la habría derogado implícitamente.
Semejante conclusión, al margen de lo ya expuesto, es, cuando menos
apresurada, pues es un hecho que dicha norma no ha sido derogada, ni parcial ni
totalmente. Lo que se ha realizado es una "modificación " de la ley, que dicho sea de
paso, es una facultad de la que se encuentra investido el Congreso, conforme se puede
leer del inciso 1 o del artículo 102 0 de la Constitución, que es sustancialmente otra cosa.
1O) En realidad, el quid del asunto, es otro. Tiende a advertir que, tras el
requisito impuesto a una iniciativa legislativa desaprobada por el Congreso para ser
sometida a referéndum, en el orden de contar con el voto favorable de no menos de dos
quintos de los votos del número legal de miembros del Congreso, se habría impuesto la
satisfacción de una condición tan desproporcionada, que la propia institución del
referéndum se vea gravemente lesionada, al extremo de habérsele desnaturalizado, y
en consecuencia -aunque no se diga expresamente así- haberse afectado su contenido
esencial.
Lo primero que hay que resaltar es que el referéndum en cuanto tal no ha
sido desvirtuado ni mucho menos afectado en su núcleo intangible. El que el Congreso
pueda intervenir previamente a la realización del referéndum, con el apoyo de una
mayoría cualificada de un sector de sus integrantes, como en efecto prevé la ley
cuestionada, no significa que éste haya sido desvirtuado.
La propia Constitución, en el único aspecto en que refiriéndose a esta
institución ha previsto una configuración concreta, ya vislumbró la idea de la
participación del Congreso, estableciendo una votación calificada, como sucede
efectivamente con el caso de la reforma constitucional, que se detalla en el artículo
206 0 de la Carta.
Es cierto que tal previsión, ha sido delineada para el caso específico de la
reforma constitucional, en la que el Congreso no actúa como legislador ordinario, sino
como constituyente derivado. Pero también lo es que, en su virtud, los términos
concretos en los que la Constitución entiende el referéndum no son, exclusivamente, los
que la aproximan a lo que la doctrina entiende como un mecanismo de "democracia
directa ", en el sentido puro de la expresión.
11) Hay que ser rotundos pues, en afirmar que el modelo de las instituciones
que canalizan la participación popular en los asuntos públicos de la Nación que la
Constitución ha previsto, no se corresponden estrictamente con los de la llamada
democracia representativa o indirecta, ni tampoco con los de la democracia directa. En
términos generales es un modelo en el que coexisten ingredientes de ambas, pudiendo
por ello hablarse de una " democracia semi directa ", modelo dentro del cual es
perfectamente legítimo e incuestionable, la opción interpretativa escogida por la norma
cuya constitucionalidad injustificadamente se ha pretendido cuestionar.

12) Finalmente, debemos de precisar, no con cierta sorpresa, que la


resolución número 630-96-JNE, a la que el voto en mayoría le asigna el carácter de
"fundamento principalísimo de este voto conjunto ", en realidad no se pronuncia en lo
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más mínimo acerca de la validez constitucional de la ley cuestionada; ya que alude a


problemas de supuesta interferencia de la Oficina Nacional de Procesos Electorales y
del Congreso de la República en la ejecución y cumplimiento de una resolución
emitida por el Jurado Hacional de Elecciones, así como de una eventual aplicación
retroactiva de una ley, violando los artículos 103°, 139° y 181 ° de la Constitución, los
mismos que no son objeto de pronunciamiento'de este Colegiado.

ss. ~ /)
ACOSTASANCHEZ ~cVC ':J:U
GARC1A MARCELO

LO QUE CERTIFICO:

UZ VASQUEZ.
SECRETARIA RELATORA

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