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considera ruido a todas las perturbaciones eléctricas que interfieren sobre las señales
transmitidas o procesadas.
También, de una forma general el ruido se asocia con la idea de un sonido molesto, bien
por su incoherencia, por su volumen o por ambas cosas a la vez.
La agitación térmica producida en las moléculas del material que forma los
conductores y, sobre todo, en las resistencias, por el choque con los electrones
en movimiento.
Para efectuar la medida se utiliza una red de ponderación cuya respuesta de atenuación-
frecuencia es inversa al efecto interferente de las frecuencias de audio contenidas en el
ruido, así las frecuencias que más perturban son menos atenuadas y viceversa. De esta
forma al efectuar una medida con un instrumento, generalmente un voltímetro de
respuesta plana, su indicación nos dará un valor de tensión, directamente relacionado
con el efecto perturbador real del ruido. Este valor al ser conocida la impedancia del
punto de medida es fácilmente convertido en potencia.
spaña por ejemplo ocupa el segundo lugar, tras Japón, en el ranking de países más
ruidosos del planeta.
Se calcula que un 70% de los españoles sufren niveles de ruido superiores a los 65
decibelios, el umbral a partir del cual los científicos y expertos sanitarios consideran
inaceptable el ruido.
Tan sólo cuando afecta de forma escandalosa a un colectivo o barrio y salta a los
medios de comunicación recordamos que el ruido existe, y que molesta a la quienes
lo padecen.
En la industria se cuentan por miles los profesionales que han perdido la audición
por culpa de ruido en las empresas, pero el ruido ha traspasado los límites de las
fábricas para invadir, calles, domicilios, espectáculos¿
El sonido es una vibración del medio, una onda mecánica que se genera y propaga
a través del aire, de los líquidos y de los sólidos.
Del mismo modo que al lanzar una piedra a un estanque se dibujan a su alrededor
ondas que se desplazan hasta llegar al borde, las ondas sonoras viajan a través del
aire hasta el oído.
Aquí son recogidas por el pabellón auricular y conducto auditivo externo.
No hay una definición exacta para el ruido, pero se admite que se trata de un
sonido que provoca una sensación desagradable en quien lo escucha.
Desde el punto de vista médico, se considera ruido el sonido que puede producir
pérdida de audición, ser nocivo para la salud o interferir gravemente una actividad.
Las creencias más extendidas afirman que con el paso de los años se pierde
audición, lo que se denomina presbiacusia o sordera de la vejez.
Pero la realidad es que numerosos estudios han constatado que las personas no
sometidas a ruidos excesivos a lo largo de su vida presentan en la vejez una
pérdida auditiva despreciable, y que la presbiacusia es un fenómeno más unido al
ruido ambiental que al envejecimiento.
Los niños y jóvenes de hoy día soportan desde la infancia niveles de ruido que
sobrepasan muchas veces los niveles, un tanto artificiales y de consenso,
considerados nocivos para la salud
Desde un punto de vista legal, los efectos nocivos del ruido comienzan por encima
de los 85 decibelios.
Estas personas precisan que se les hable más alto cada vez, no oyen el timbre de
casa o el teléfono, suben el volumen del televisor y de la radio con la consiguiente
molestia para los demás, y escuchan zumbidos en los oídos, denominados
acúfenos, que pueden ser molestos e incluso alterar el sueño de quien los padece.
Se han medido más de 100 decibelios en salas de fiesta, bares o cines, sin olvidar
el uso extendido del walkman, cuyos altavoces se introducen en el oído, cerca del
tímpano, y se utilizan a menudo con un nivel sonoro muy elevado.
Tampoco dentro del hogar hay excesivo silencio: televisor, radio, equipos musicales
y otros electrodomésticos provocan niveles que superan los 60-70 decibelios
cuando varios de ellos funcionan simultáneamente.