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Contenidos Unidad 2 Trabajo Social y Tercer Sector Online PDF
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Contenidos
Unidad 2
Trabajo Social y Tercer Sector
Contenidos Unidad 2
Aunque cabría decir que desde sus comienzos el servicio social ha sido una profesión de
derechos humanos, al tener como principio fundamental el valor intrínseco de todo ser humano y
como uno de sus objetivos principales, el fomento de estructuras sociales equitativas capaces de
ofrecer a las personas seguridad y desarrollo manteniendo su dignidad.
Un mayor conocimiento y una mayor comprensión de los derechos humanos, mejorarán la actuación
y las intervenciones de los trabajadores sociales profesionales en beneficio de quienes necesitan sus
servicios. Los trabajadores sociales actúan con sus clientes en diversos niveles: el micro nivel del
individuo y la familia; el mediano nivel de la comunidad; y el macro nivel de la sociedad, tanto
nacional como internacional.
Los trabajadores sociales deben manifestar su preocupación por los derechos humanos a todos los
niveles y en todo momento. Es algo inherente a nuestro ser profesional.
1.1.- Acerca de los derechos humanos
En su publicación de 1987, Derechos Humanos: Preguntas y
respuestas, las Naciones Unidas definen los derechos humanos
del siguiente modo:
“Cabría definir, en general, los derechos humanos como los
derechos que son inherentes a nuestra naturaleza y sin los cuales
no podemos vivir como seres humanos”.
Los derechos humanos y libertades fundamentales nos permiten
desarrollar y emplear cabalmente nuestras cualidades humanas,
nuestra inteligencia, nuestro talento y nuestra conciencia y satisfacer nuestras variadas necesidades,
entre ellas las necesidades espirituales.
Se basan en una exigencia cada vez mayor de la humanidad de una vida en la cual la dignidad y el
valor inherentes de cada ser humano reciban respeto y protección.
La negación de los derechos humanos y libertades fundamentales no es sólo una tragedia individual y
personal, sino que además crea condiciones de intranquilidad social y política, al lanzar semillas de
violencia y de conflictos entre las sociedades y las naciones y en el seno de cada una de ellas. Como
dice en su mismo comienzo la Declaración Universal de Derechos Humanos, la libertad, la justicia y la
paz en el mundo se basan en el respeto de los derechos humanos y de la dignidad humana.
Los derechos humanos son universales e inherentes a todas las personas, sin discriminación.
Es preciso defender en todo momento el respeto de los derechos individuales, cualesquiera que
sean las circunstancias o los sistemas políticos. Los derechos de determinado individuo o grupo en
determinada circunstancia deben restringirse únicamente cuando pongan en peligro o menoscaben
derechos análogos o comparables de otros.
El CASO DE LA SRA. D:
La Sra. D., de 82 años de edad, vive con su perro y dos canarios en un apartamento en un quinto piso
en una ciudad cualquiera. Toda su vida ha sido una persona capaz que no quería ser una carga para
nadie. Se divorció hace más de 30 años y no ha guardado el contacto con los parientes de su antiguo
marido. La mayor parte de su familia vive muy lejos o ha muerto. Ella se cartea con dos sobrinas. Los
vecinos llamaron a los organismos de asistencia social cuando oyeron ladrar al perro, tras mucho
tiempo sin ver a la Sra. D. No respondió ni salió a abrir la puerta cuando trataron de llamarla. Un
trabajador social consiguió hablar con ella por teléfono y obtuvo permiso para que el portero abriera
la puerta. Resultó que la Sra. D. no había podido llegar hasta su cama desde hacía más de una
semana. Había permanecido sentada en su silla, que también le había servido de retrete. No había
podido prepararse nada de comer, pero había mordisqueado unas galletas y frutas que estaban al
alcance de su silla. Le preocupaba mucho que nadie hubiera paseado ni dado de comer debidamente
a su perro. Quería quedarse en su casa o ir a un hospital, pero su seguro de enfermedad no bastaba
para pagar la hospitalización. El supervisor del servicio social decidió que se le prestaran servicios de
ayuda a domicilio tres horas por semana. La Sra. D. no creía que pudiera permitírselo. También se le
propuso llevarse al perro, lo que la Sra. D. tomó muy a mal porque era su única compañía. Prefería
que la dejaran morirse. Por último se llegó a una solución intermedia, en el sentido de que aceptó
algo de ayuda a domicilio, se hizo un reconocimiento en el hospital y, más adelante, accedió a ocupar
una plaza que estuviese al alcance de sus medios.
1. ¿Cómo propusieron los trabajadores sociales (y supervisores) fomentar o defender los derechos
humanos de la Sra. D.?
2. ¿Cuáles son las limitaciones que sufre la Sra. D.?
• SITIOS DE INTERÉS
Estimados(as) estudiantes, con el fin de complementar la información leída, les invitamos a revisar
los siguientes enlaces de interés:
Bajar el siguiente manual: http://cdn.ifsw.org/assets/ifsw_104630-7.pdf
• EJEMPLIFICACIÓN
Revisar video:
http://agenciadenoticias.unal.edu.co/detalle/article/trabajo-social-democracia-y-ddhh.html
• SITIOS DE INTERÉS
Estimados(as) estudiantes, con el fin de complementar la información leída, les invitamos a revisar
los siguientes enlaces de interés:
https://www.academia.edu/5329671/DEMOCRACIA_DERECHOS_SOCIALES_Y_TRABAJO_SOCIAL
• EJEMPLIFICACIÓN
http://www.elperiodico.com/es/noticias/economia/fundacion-endesa-programa-insercion-laboral-
5839220
• SITIOS DE INTERÉS
Estimados(as) estudiantes, con el fin de complementar la información leída, les invitamos a revisar el
siguiente enlace de interés:
http://sid.usal.es/idocs/F8/FDO18879/informeplataformaderechossociales.pdf
• EJEMPLIFICACIÓN
http://yogobierno.org/un-buen-ejemplo-de-participacion-ciudadana-en-la-inclusion-social/
http://www.novagob.org/blog/view/200232/presupuestos-participativos-5-ejemplos-de-
participacion-ciudadana-efectiva
https://www.youtube.com/watch?v=hD-cau8Ts4U
Los trabajadores sociales aportamos al tercer sector conocimientos en la intervención con los
usuarios, grupos y comunidades, formación, experiencia, trayectoria, organización profesional,
sistematización, capacidad de decisión y supervisión.
Si bien es cierto que ante la globalización la ciudadanía se construye en el ámbito local con discursos
de solidaridad, participación o compromiso social, los trabajadores sociales podemos y debemos
tener una voz importante en la reconstrucción de esta nueva concepción de la sociedad civil.
Las tendencias actuales parecen señalar que el protagonismo e importancia del tercer sector en las
políticas del bienestar continuarán en aumento.
El trabajo social está inmerso en una política social que ha convertido las necesidades en recursos y al
otro en usuario limitado en sus propias posibilidades de ser actor activo. En este sentido debemos
considerar los aspectos positivos que existen en una concepción pluralista del bienestar y en el
fortalecimiento del tercer sector, creando oportunidades para una verdadera participación y
desarrollo de derechos.
El trabajo social conoce de primera mano las dificultades con las que el tercer sector asume los
servicios sociales a determinados colectivos, los cuales en muchas ocasiones ofrecen dudosas
condiciones de universalidad y carecen de criterios objetivables de calidad y de evaluación, que
hacen difícil determinar el verdadero impacto y cobertura de los mismos.
Este desconocimiento impide realizar una evaluación sobre la eficacia y la eficiencia de este modelo
de prestación de servicios sociales. Sin embargo, desde los distintos dispositivos en que nos situamos
como profesionales podemos observar la insuficiencia de medios y recursos para afrontar las
situaciones de los colectivos más vulnerables o en riesgo con los que habitualmente trabajamos.
Percibimos además como crecen los servicios que presta el tercer sector, a menudo de una manera
descontrolada y no planificada que fomenta una creciente fragmentación e incluso duplicidades.
En este sentido, debemos apoyar todo tipo de iniciativas tendentes a una mayor regulación y mejora
de la calidad de los servicios y programas sociales desarrollados por el tercer sector, así como
acciones de definición, delimitación y control de las condiciones en que se prestan, principalmente
cuando estos suponen un claro trasvase de competencias desde la administración pública.
Para ello sería interesante propiciar estudios e investigaciones sobre el tercer sector desde el trabajo
social que contribuyan activamente a la mejora y fortalecimiento del tercer sector tal y como ya se
están llevando a cabo de manera interna desde el propio sector. Además, son necesarios estudios
que ayuden a aclarar cuál es nuestra situación profesional en el tercer sector.
Una sana democracia no es posible sin participación ciudadana, y una sociedad civil viva y
responsable no puede funcionar sin una organización política estable.
Las democracias no subsisten sino en el mantenimiento de los fines comunes. Pero ha de entenderse
bien que estos fines comunes no significan aquella falsa y utópica voluntad general, de la que
hablaba la escuela liberal Rousseau, sino la cosa o cosas queridas o necesitadas por la mayoría de sus
miembros.
Una democracia no es, no puede ser, un agregado de individuos aislados sin fines comunes. Todo
tipo de sociedad surge precisamente de la comunidad compartida de los fines. Donde los individuos o
la asociaciones hablen en monólogos (“yo”) y obren por fines puramente personales (“lo mío”), no
hay realmente sociedad. Y si no hay sociedad, no hay una democracia viva, operante, resuelta.
Si esta situación la trasladamos al conjunto de la sociedad, vemos que surgen importantes
observaciones. Pensemos en problemas concretos que afectan a la gran mayoría de ciudadanos: la
situación de la familia, las dificultades entorno a la educación, la falta de calidad de contenidos en los
medios de comunicación, la situación inestable de los jóvenes, el acceso a la vivienda, etc. Son
situaciones que todo el mundo define como problemas y que los medios de comunicación y la
opinión pública tratan con frecuencia; problemas que afectan y problemas que crecen. Sin embargo,
cabe preguntarse qué se hace para intentar solucionarlos, qué se hace en grupo, en unión de
voluntades, para poder abordarlos con eficacia. Aquí está la verdadera dificultad: sabemos que hay
problemas que nos afectan, que son muy importantes, pero que, con frecuencia, nos encontramos
sin recursos, organización o medios suficientes para poder enfrentarnos a ellos de forma eficaz.
En las democracias todos los ciudadanos son altamente activos y pasivos. Activos al decir sobre las
cosas que deberían asegurarse por la ley, y al elegir las personas que ocuparán los correspondientes
gobiernos; y pasivos al someterse a las leyes votadas por éstos.
El ciudadano y la sociedad están íntimamente unidos: la sociedad es la cosa común, y el ciudadano, la
relación del individuo con la cosa común. Cuando esta relación pasa de ser interna y se traduce en
intenciones, construye la ciudadanía. Y como es un acto personal, se transforma en un acto de
dimensiones morales, es decir, afecta a la libertad y a la responsabilidad. Por esa razón, la
participación de los ciudadanos ha de ser libre, pero también responsable. Desarrollar una sociedad
civil consolidada es responsabilidad de los ciudadanos, es nuestra obligación. Solamente así
podremos edificar una auténtica democracia en un Estado social y de derecho.
¿Pero cómo poner en marcha la sociedad civil?, ¿cómo organizar iniciativas que puedan ofrecer
respuestas eficaces ante los problemas sociales?. Organizar es simplemente unir hombres bajo reglas
externas para la obtención de un fin común por medio de la división de su trabajo.
Se trata de liderar voluntades, motivar y agrupar iniciativas, así como vertebrar otras agrupaciones
que trabajen a favor de los mismos fines. Esta definición cubre los cuatro elementos de que toda
organización se compone: el fin común, los hombres y mujeres que se unen, las reglas que han de
asumir y obedecer, y la labor encomendada a cada uno. El valor de cada asociación depende, por lo
tanto, de estos cuatro elementos; y sobre casi ninguno de ellos ejerce influencia apreciable el
Las organizaciones sociales, cívicas y gremiales, las instancias de concertación sectorial, como
una unidad social al servicio de los intereses colectivos, se convierte en la actualidad como uno de los
grandes retos para la construcción de una nueva sociedad, con un tejido social fuerte y con procesos
de desarrollo institucionalizados, que garanticen la inserción de la ciudadanía en la toma de
decisiones y en el diseño de su futuro.
Para el logro de este objetivo, se requiere de la construcción sistemática de un proceso para una
ciudadanía organizada y participativa, con una posición frente al desarrollo de la comuna y de su
localidad, lo cual define la importancia de aprender y desaprender caminos y rutas de transformación
cultural.
Por lo general, el propósito del Gobierno Local es dotar a todas las organizaciones de base, de
herramientas que permitan avanzar en las prácticas organizativas y de gestión para incrementar su
incidencia en la toma de decisiones mediante la participación. Las organizaciones de base y las
instituciones sociales se caracterizan en la actualidad por contar con bajos niveles de participación
debido a factores como: Baja capacidad de organización, desarticulación del sector y sus proyectos;
informalidad de algunas de sus estructuras y atomización de sus acciones para gestionar el desarrollo
en términos de la asociatividad. De la misma manera, los lazos de cooperación entre las
organizaciones, son débiles, insuficientes y en muchos casos inexistentes, lo que se convierte en un
obstáculo para el logro de los objetivos sociales, comunitarios y gremiales, generando dispersión de
recursos y atomización de las acciones. En términos de la participación, se vuelve insuficiente la
capacidad de decisión de los diferentes actores dada la baja gobernabilidad que tienen para afrontar
los diferentes retos del desarrollo local y regional.
Las organizaciones sociales, comunales, poblacionales, gremiales, étnicas, entre otras, presentan
niveles de gestión y participación insuficientes para garantizar una incidencia efectiva en la toma de
decisiones que afectan su desarrollo en el orden local.
Es así como se busca, desde la política pública y aterrizada a lo local, desarrollar habilidades y
competencias para el análisis y deliberación, para la construcción de consensos, capacidades
organizativas, técnicas, administrativas y sociales, que le permitan a la organización dinamizar sus
potencialidades en torno a la gestión de programas, proyectos y acciones en beneficio del interés
común, para que trasciendan del nivel puramente organizativo a niveles de articulación e integración,
a partir de ejes y lazos de unidad organizacional y sectorial.
Lo anterior parte de un enfoque que pone así, en el escenario, a los diferentes actores sociales que
inciden sobre el desarrollo de un territorio: El Estado, los empresarios, las organizaciones sociales y la
sociedad civil en general. Esta diversidad de actores introduce el tema de la participación como