Está en la página 1de 19

En el siguiente documento podrán

profundizar contenidos relacionados con


el Trabajo Social y el Tercer Sector como
tal.

Contenidos
Unidad 2
Trabajo Social y Tercer Sector
Contenidos Unidad 2

TEMA 1: “LOS DERECHOS HUMANOS

Aunque cabría decir que desde sus comienzos el servicio social ha sido una profesión de
derechos humanos, al tener como principio fundamental el valor intrínseco de todo ser humano y
como uno de sus objetivos principales, el fomento de estructuras sociales equitativas capaces de
ofrecer a las personas seguridad y desarrollo manteniendo su dignidad.
Un mayor conocimiento y una mayor comprensión de los derechos humanos, mejorarán la actuación
y las intervenciones de los trabajadores sociales profesionales en beneficio de quienes necesitan sus
servicios. Los trabajadores sociales actúan con sus clientes en diversos niveles: el micro nivel del
individuo y la familia; el mediano nivel de la comunidad; y el macro nivel de la sociedad, tanto
nacional como internacional.
Los trabajadores sociales deben manifestar su preocupación por los derechos humanos a todos los
niveles y en todo momento. Es algo inherente a nuestro ser profesional.
1.1.- Acerca de los derechos humanos
En su publicación de 1987, Derechos Humanos: Preguntas y
respuestas, las Naciones Unidas definen los derechos humanos
del siguiente modo:
“Cabría definir, en general, los derechos humanos como los
derechos que son inherentes a nuestra naturaleza y sin los cuales
no podemos vivir como seres humanos”.
Los derechos humanos y libertades fundamentales nos permiten
desarrollar y emplear cabalmente nuestras cualidades humanas,
nuestra inteligencia, nuestro talento y nuestra conciencia y satisfacer nuestras variadas necesidades,
entre ellas las necesidades espirituales.
Se basan en una exigencia cada vez mayor de la humanidad de una vida en la cual la dignidad y el
valor inherentes de cada ser humano reciban respeto y protección.
La negación de los derechos humanos y libertades fundamentales no es sólo una tragedia individual y
personal, sino que además crea condiciones de intranquilidad social y política, al lanzar semillas de
violencia y de conflictos entre las sociedades y las naciones y en el seno de cada una de ellas. Como
dice en su mismo comienzo la Declaración Universal de Derechos Humanos, la libertad, la justicia y la
paz en el mundo se basan en el respeto de los derechos humanos y de la dignidad humana.
Los derechos humanos son universales e inherentes a todas las personas, sin discriminación.
Es preciso defender en todo momento el respeto de los derechos individuales, cualesquiera que
sean las circunstancias o los sistemas políticos. Los derechos de determinado individuo o grupo en
determinada circunstancia deben restringirse únicamente cuando pongan en peligro o menoscaben
derechos análogos o comparables de otros.

Trabajo Social y Tercer Sector


1
Es importante examinar el concepto generalizado de las tres generaciones de derechos humanos:
a).- la primera, denominada de «derechos negativos», se compone de los derechos civiles y
políticos proclamados en los artículos 2 a 21, de la Declaración Universal de Derechos
Humanos. Son derechos encaminados a garantizar que no se menoscabe en nada la libertad
individual.
b).- La segunda generación de derechos humanos comprende los derechos «positivos»
(económicos, sociales y culturales), que se hallan en los artículos 22 a 27 de la
Declaración, encaminados a garantizar la justicia social, la ausencia de privaciones y la
participación en los aspectos económicos, sociales y culturales de la vida.
c).- La tercera generación es la de los derechos «colectivos» enunciados en estado
embrionario en el artículo 28 de la Declaración, que dice así:
«Toda persona tiene derecho a que se establezca un
orden social e internacional en el que los derechos y
libertades proclamados en esta Declaración se hagan
plenamente efectivos».
La evolución desde una posición defensiva contra la
opresión hacia la afirmación del derecho a la satisfacción
de las necesidades humanas materiales y no materiales
y hacia una participación equitativa en la producción y
distribución de los recursos, es el resultado lógico de una
conciencia sociopolítica y un desarrollo económico cada
vez mayores, sobre todo, aunque no exclusivamente, en los países industrializados.
En los países en desarrollo, las meras proporciones de la indigencia, y posiblemente de la
explotación, llevan a una visión colectiva del derecho al desarrollo social y económico que supera el
ámbito personal para extenderse a los ámbitos nacional y regional, con un sistema de solidaridad
internacional para el desarrollo como objetivo último.
En un mundo cada vez más interdependiente, el reconocimiento de la interdependencia de esas
tres generaciones de derechos humanos está adquiriendo impulso. Aunque los derechos humanos
están consagrados en instrumentos internacionales distintos, se considera que forman un todo.
Esta concepción debe completarse con una definición de los deberes humanos que deben
observarse al mismo tiempo que los derechos humanos.
Es posible que no falte mucho tiempo para que se proclame una carta de deberes humanos que
complemente el principio de la indivisibilidad de los derechos humanos, que está cobrando
impulso en la actualidad.

Trabajo Social y Tercer Sector


2
1.2.- Acerca del trabajo social:
El trabajo social halla sus diversos orígenes en los ideales humanitarios y democráticos.
La práctica del trabajo social se ha centrado desde sus comienzos en la satisfacción de las
necesidades humanas y en el desarrollo del potencial y los recursos humanos:
«El trabajo social es una profesión dedicada y comprometida a efectuar cambios sociales en la
sociedad en general y en las formas individuales de desarrollo dentro de ella”.
Los trabajadores sociales profesionales se consagran a fomentar el bienestar del ser humano y a
potenciar su realización, además de desarrollar y aplicar con disciplina tanto los conocimientos
científicos relativos a las actividades humano-sociales, como los recursos destinados a satisfacer las
necesidades y las aspiraciones de individuos y grupos nacionales e internacionales y al logro de la
justicia social.
Es de esta manera que los trabajadores sociales se ocupan de planificar, proyectar, calcular, aplicar,
evaluar y modificar los servicios y políticas sociales preventivos para los grupos y comunidades. El
trabajador social actúa en muchos sectores funcionales utilizando diversos enfoques metodológicos,
y además, trabajan en un amplio marco de ámbitos organizativos y proporcionan servicios sociales a
diversos sectores de la población a nivel micro social, social intermedio y macro social.
Es por ello que toda la enseñanza del trabajo social se orienta a promover el desarrollo social y la
calidad de la enseñanza, el aprendizaje y el conocimiento en todo el mundo para la práctica del
trabajo social, los servicios sociales poniendo especial énfasis en las políticas de bienestar social.
El trabajo social se realiza siempre en cinco contextos que, si bien pueden analizarse por separado,
forman parte de un todo. Esos contextos son: el geográfico, el político, el socioeconómico, el cultural y
el espiritual.
El análisis de esos cinco contextos refuerza la vinculación y la coherencia esenciales de los esfuerzos
(grandes o pequeños, mundiales o locales) de los trabajadores sociales, así como la solidaridad y la
energía de los que hacen causa común para la promoción de los derechos humanos.
El prestar atención a los contextos geográfico, político, socioeconómico, cultural y espiritual
imparte una dirección consciente a los esfuerzos y a la práctica del trabajo social y pone de
manifiesto sus aspectos relativos a los derechos humanos.

Trabajo Social y Tercer Sector


3
1.3. -El trabajo social y los derechos humanos
La forma en que la profesión se centra en las necesidades humanas determina su convicción de que
la índole fundamental de esas necesidades exige que se satisfagan, y no por decisión personal, sino
como un imperativo de justicia básica. Por ello, el trabajo social avanza hacia la consideración de los
derechos humanos como el otro principio de organización de su práctica profesional.
La transición de la orientación hacia las necesidades a la afirmación de los derechos se ha hecho
imprescindible porque es preciso satisfacer las necesidades sustantivas tangibles.
Una necesidad sustantiva puede traducirse en un derecho positivo equivalente y el goce de ese
derecho es algo que se espera faciliten el Estado y entidades más allá del Estado.
De ello se desprende que la búsqueda y la realización de los derechos y las facultades positivos es
inseparable de la satisfacción de las necesidades. Al actuar dentro de sistemas políticos diferentes,
los trabajadores sociales sostienen y defienden los derechos de sus clientes individuales o colectivos
a la vez que tratan de satisfacer sus necesidades. Lo hacen a menudo al servicio de organismos
oficiales y reconocidos, y su posición como mandatarios del Estado, o como empleados de
instituciones u organismos poderosos, ha puesto a muchos en situación precaria.
La necesidad del profesional de ser un empleado fiel ha tenido que coexistir con su obligación de
servir al consumidor de sus servicios. Conforme al código deontológico profesional y con las
declaraciones sobre sus funciones de las escuelas de servicio social, el servicio a las personas es la
consideración suprema.
El trabajo social se ocupa de la protección de las diferencias individuales y entre grupos. A menudo
tiene que mediar entre particulares y el Estado u otras autoridades, defender causas determinadas y
brindar protección cuando la acción estatal en pro del bien común amenaza los derechos y
libertades de personas o grupos determinados (por ejemplo, en casos de separación de niños
de sus familias; denegación de asistencia; internamiento en instituciones para personas de edad o
discapacitadas; o conflictos de vivienda que dejan a gente sin hogar).
Como profesión mediadora, el trabajo social exige tener presentes sus valores y poseer una sólida
base de conocimientos, sobre todo en la esfera de los derechos humanos, para orientarse en muchas
situaciones profesionales conflictivas. Aunque con su labor los trabajadores sociales pueden reforzar
los derechos de sus clientes, los errores de juicio pueden llevarlos a poner en peligro esos derechos.
La visión de su trabajo desde una perspectiva global de derechos humanos ayuda a la profesión, al
darle un sentido de unidad y solidaridad sin perder de vista las perspectivas, condiciones y
necesidades locales que constituyen el marco en el que actúan los trabajadores sociales.
Los derechos humanos son inseparables de la teoría, los valores, la ética y la práctica del trabajo
social. Hay que defender y fomentar los derechos que responden a las necesidades humanas; y esos
derechos encarnan la justificación y la motivación de la práctica del trabajo social. Por consiguiente,
la defensa de esos derechos debe formar parte integrante del trabajo social.

Trabajo Social y Tercer Sector


4
• EJEMPLIFICACIÓN

El CASO DE LA SRA. D:

La Sra. D., de 82 años de edad, vive con su perro y dos canarios en un apartamento en un quinto piso
en una ciudad cualquiera. Toda su vida ha sido una persona capaz que no quería ser una carga para
nadie. Se divorció hace más de 30 años y no ha guardado el contacto con los parientes de su antiguo
marido. La mayor parte de su familia vive muy lejos o ha muerto. Ella se cartea con dos sobrinas. Los
vecinos llamaron a los organismos de asistencia social cuando oyeron ladrar al perro, tras mucho
tiempo sin ver a la Sra. D. No respondió ni salió a abrir la puerta cuando trataron de llamarla. Un
trabajador social consiguió hablar con ella por teléfono y obtuvo permiso para que el portero abriera
la puerta. Resultó que la Sra. D. no había podido llegar hasta su cama desde hacía más de una
semana. Había permanecido sentada en su silla, que también le había servido de retrete. No había
podido prepararse nada de comer, pero había mordisqueado unas galletas y frutas que estaban al
alcance de su silla. Le preocupaba mucho que nadie hubiera paseado ni dado de comer debidamente
a su perro. Quería quedarse en su casa o ir a un hospital, pero su seguro de enfermedad no bastaba
para pagar la hospitalización. El supervisor del servicio social decidió que se le prestaran servicios de
ayuda a domicilio tres horas por semana. La Sra. D. no creía que pudiera permitírselo. También se le
propuso llevarse al perro, lo que la Sra. D. tomó muy a mal porque era su única compañía. Prefería
que la dejaran morirse. Por último se llegó a una solución intermedia, en el sentido de que aceptó
algo de ayuda a domicilio, se hizo un reconocimiento en el hospital y, más adelante, accedió a ocupar
una plaza que estuviese al alcance de sus medios.

1. ¿Cómo propusieron los trabajadores sociales (y supervisores) fomentar o defender los derechos
humanos de la Sra. D.?
2. ¿Cuáles son las limitaciones que sufre la Sra. D.?

• SITIOS DE INTERÉS
Estimados(as) estudiantes, con el fin de complementar la información leída, les invitamos a revisar
los siguientes enlaces de interés:
Bajar el siguiente manual: http://cdn.ifsw.org/assets/ifsw_104630-7.pdf

Trabajo Social y Tercer Sector


5
TEMA 2: “TRABAJO SOCIAL Y DEMOCRACIA

La participación social se puede entender


como los procesos que impulsan las organizaciones
sociales para conquistar derechos y ciudadanía
política, con una convicción democrática interna y
externa a la organización. Esta presencia y posibilidad
de la participación social está vinculada con la lucha
por la sobrevivencia y el logro de una calidad de vida
superior, de acuerdo a cada contexto particular.
La participación social funciona como un canal, a
través del cual se transmiten necesidades específicas y
se orienta como aspiración a una sociedad
democrática en el que se proyecte como medio y
fin de un proyecto político que dé cuenta de las
necesidades de las personas.
El trabajo social busca la generación de prácticas sociales en donde cada persona y grupo social,
tiene el derecho de autodefinirse frente a un sistema de valores y a los contenidos de la calidad de
vida que quiere alcanzar. Por calidad de vida, se define o se entiende, una forma de ser, una forma
de vivir, una forma de relacionarse con la sociedad y el medio ambiente, que por ser propia de
individuos, grupos o colectividades, tiene la posibilidad de encontrar elementos de superación a
partir de su condición particular y del grado de conciencia adquirida por los movimientos que la
impulsan.
En este sentido, las organizaciones sociales se vienen a constituir como el lugar, el ámbito o el
espacio donde es posible realizar una práctica social y profesional, orientado al logro de la
calidad de vida que se espera alcanzar dentro del proyecto de transformación de la sociedad.
En nuestros países latinoamericanos, los problemas derivados de la falta de
trabajo e ingresos y la lucha por sobrevivir y hacerse presentes en la vida política
de cada nación, han dado lugar a diversos tipos de organización, cuyas
características y desafíos asumen también distintas formas de acuerdo con los
variados momentos de su desarrollo.
Históricamente, el Trabajo Social está vinculado a las resultantes de una
condición antidemocrática, anterior al sistema capitalista y agudizadas en
éste. La niñez abandonada, el desempleo, la pobreza, la mendicidad, etc. han
existido y motivado la asistencia, pero también la organización y la lucha en la
que ubicamos la fuerza superadora de esa condición.
Es en el análisis de estas búsquedas y salidas, que encontramos elementos comunes, pero
también de constante metamorfosis para enfrentar las cada vez más modernas sofisticadas
formas de dominación.

Trabajo Social y Tercer Sector


6
Lo importante para el Trabajo Social es el esfuerzo por diferenciar en la acción profesional los
elementos democráticos que esta práctica profesional contiene, del interés predominante del
sistema capitalista por aminorar los esfuerzos de nuestra profesión.
Esta diferenciación parte por comprender , y afirmar la vocación ciudadana y la aspiración
humana de justicia, igualdad, fraternidad y libertad (contenido subjetivo de la democracia).
Asumida de manera personal y colectiva por los sujetos sociales con los que trabajamos y que
buscan objetivizar el hecho democrático y profundizarlo.
Con estos elementos, queremos hablar de una tarea profesional orientada al fomento de una cultura
de la democracia a tres niveles:
a) A nivel de la formación profesional académica.
b) A nivel de los organismos gremiales, profesionales y estudiantiles.
c) A nivel de la relación con los sectores sociales en las instituciones públicas y privadas,
donde ejercemos la profesión.
Fomentar la cultura de la democracia en estos niveles permite pensar que es posible caminar
dentro de una propuesta común, a partir de motivaciones y necesidades de cada contexto
en particular (universidad, asociación o colegio profesional, instituciones diversas,
organizaciones populares); también es posible la integración de estos tres niveles alrededor de un
propósito común, manteniendo la especificidad de los aportes de cada uno de ellos.
Lo que interesa conquistar es una articulación mayor con otros actores sociales en tareas vinculadas
a la democratización del conocimiento, la recuperación del saber popular, la solidaridad, la
participación, impulsadas con el apoyo de procesos de investigación-acción, educación popular,
trabajo de grupos, comunicación alternativa, etc.
Todas estas acciones son parte constituyente de la cultura de la democracia y la participación en la
gestación de una concepción del mundo propia de los sectores populares, y en esto el Trabajo Social
tiene un espacio profesional particular, así como una perspectiva de desarrollo técnico y práctico.

• EJEMPLIFICACIÓN

Revisar video:
http://agenciadenoticias.unal.edu.co/detalle/article/trabajo-social-democracia-y-ddhh.html

• SITIOS DE INTERÉS
Estimados(as) estudiantes, con el fin de complementar la información leída, les invitamos a revisar
los siguientes enlaces de interés:

Revisar el documento DEMOCRACIA, PARTICIPACIÓN CIUDADANA Y FUNCIONES DEL TRABAJO SOCIAL.


DEMOCRACY, CITIZEN PARTICIPATION AND FUNCTIONS OF SOCIAL WORK
Autores: Tomás Alberich y Mª Ángeles Espadas

https://www.academia.edu/5329671/DEMOCRACIA_DERECHOS_SOCIALES_Y_TRABAJO_SOCIAL

Trabajo Social y Tercer Sector


7
TEMA 3: “DERECHOS SOCIALES Y EL TERCER SECTOR”

El tercer sector, se ha ido configurando como un conglomerado de entidades y


organizaciones ciertamente heterogéneas y complejas. Esto ha sido propiciado en base a un
crecimiento exponencial de las organizaciones sociales al llamado de unas necesidades crecientes y
diversas a las que ni el Estado ni el Mercado iban dando cobertura.
El Tercer Sector, se define como: el conjunto de organizaciones que tienen finalidades de interés
social y sin ánimo de lucro. Estas finalidades están vinculadas a la mejora del entorno social, y se
pueden encontrar organizaciones del tercer sector en campos muy variados, como por ejemplo,
medio ambiente, cultura, ocio y juventud, actividades sociales, lucha contra la pobreza y la exclusión,
cooperación internacional. Parecería que esta definición, intencionadamente amplia, acoge tanto a
organizaciones que dirigen sus fines a la cobertura de las necesidades sociales de grupos e individuos,
como a aquellos movimientos sociales – vecinales, sindicales – que desarrollan una acción
reivindicativa, muchas veces de carácter político, y que contribuyen no sólo a visibilizar y cubrir
necesidades de las personas y colectivos sino que centran su labor en la transformación social.
Por un lado, desde los posicionamientos más conservadores, el Tercer Sector es concebido como una
continuidad histórica de las formas de filantropía y caridad organizadas, con la función de cubrir las
necesidades no cubiertas desde las otras esferas de provisión. Desde este punto de vista, el Tercer
Sector no puede considerarse un fenómeno nuevo sino de existencia secular que únicamente va
cambiando, a lo largo de los tiempos, sus formas de institucionalización.
Desde otros posicionamientos, la identidad del
Tercer Sector reside precisamente en su
función cívica, política y aún comunitaria.
Pudiendo considerarse como el entramado
cívico del Estado del Bienestar y ganando así
una clara funcionalidad política. En un
escenario en el que el Estado garantiza y
gestiona de forma mayoritaria y directa la
función de producción y provisión de servicios,
el Tercer Sector se orienta primordialmente a
ejercer como canal de expresión de las
inquietudes ciudadanas, de colaboración en la
definición de las necesidades sociales y en el
diseño de las políticas social.
Aliena (2008) atribuye al Tercer Sector una triple naturaleza: como promotor de la calidad de vida de
la ciudadanía; en tanto ayuda a definir la relación y las expectativas que las personas tienen respecto
del Estado; y como actor político en tanto que alienta la participación de las personas en la vida
pública.
El Anuario del Tercer Sector de Acción Social en España (2010) considera que las entidades de Acción
Social operan principalmente en tres ámbitos: el de los derechos, el de las necesidades y el de la
participación ciudadana, desde esa múltiple perspectiva propia de la intervención social, como es la

Trabajo Social y Tercer Sector


8
atención directa, la promoción, la sensibilización, el fomento, el análisis y denuncia de las
necesidades y problemáticas sociales.
Estas distintas funciones atribuidas al Tercer Sector nos llevan a plantear dos tipos posibles de
relación entre las Administraciones Públicas y el Tercer Sector:
- Una complementaria y en ocasiones subsidiaria del Tercer Sector respecto del Estado, el cual
asume un rol al que podríamos llamar delegativo o, como plantean algunos autores (Rodríguez
Cabrero, Marbán y Zurdo. 2008), instrumental, aún con algún espacio para la participación la
mayoría de las veces en forma de consulta;
- y otro tipo de relación que implicaría introducir elementos de control institucional y aún
confrontación de la labor del Estado por parte de las organizaciones del Tercer Sector.
Lo cierto es que las distintas organizaciones sociales que conforman el Tercer Sector hacen visible de
forma distinta su compromiso con la defensa de los derechos sociales.
Probablemente, si definiésemos algunos de los objetivos más significativos de la incidencia política de
las entidades del Tercer Sector, nos estaríamos refiriendo a sacar a la luz y poner en el debate público
la necesidad de las políticas sociales como una forma de defensa de los derechos de ciudadanía, y
ahora ya no sólo aquellas políticas dirigidas a los colectivos más invisibilizados, sino también aquellas
que en las últimas tres décadas han constituido los pilares de nuestro Estado del Bienestar.
En un Estado con una clara tendencia a la desregulación, y por ende al regreso a las políticas sociales
de carácter asistencialista, las organizaciones del Tercer Sector deberán superar muchos retos a fin
de cumplir un papel significativo en la defensa de los derechos de ciudadanía. Porque, en el actual
contexto de transformación de los Estados del Bienestar y en un Sistema Público de Servicios Sociales
en el que el Tercer Sector es fundamentalmente funcional, colaborador con las políticas
institucionales, podría ocurrir que el voluntariado fuese instrumentalizado de manera más intensa,
incorporado sin ambages como parte estructural de las políticas sociales estatales.

• EJEMPLIFICACIÓN
http://www.elperiodico.com/es/noticias/economia/fundacion-endesa-programa-insercion-laboral-
5839220

• SITIOS DE INTERÉS
Estimados(as) estudiantes, con el fin de complementar la información leída, les invitamos a revisar el
siguiente enlace de interés:

http://sid.usal.es/idocs/F8/FDO18879/informeplataformaderechossociales.pdf

Trabajo Social y Tercer Sector


9
TEMA 4: “PARTICIPACIÓN CIUDADANA Y TRABAJO SOCIAL”

El Trabajo Social desde siempre ha


buscado facilitar, promover e incentivar el
mejoramiento de la calidad de vida de las
personas, para lo cual existe la convicción de que
eso se logrará en la medida en que ellas se
sientan actores de su propio cambio; que
potencien y desarrollen todas sus habilidades y
destrezas, lo cual les permitirá hacerse cargo del
control de sus vidas.
Junto con lo anterior, para el Trabajo Social, la
participación es un proceso de gran relevancia, en tanto ella permite a los sujetos reconocerse con
derechos y deberes recíprocos, y que por lo mismo, se lo reconoce como capaz de ser un actor de
cambio y no simplemente como un receptor de todos los beneficios, bienes y servicios que pueda
recibir gracias a su participación en determinados programas sociales.
Entonces, la participación puede ser comprendida como un proceso que trasciende y cruza la vida de
los sujetos, en tanto supone el involucramiento de las personas en el proceso de toma de
decisiones, generalmente vinculados a temas de su interés relacionados con la satisfacción de
una necesidad u obtención de un beneficio.
Es por esto, que los trabajadores sociales deben profundizar y desarrollar sus habilidades y destrezas
profesionales, con el objeto de promover y desarrollar espacios de participación ciudadana. Por lo
tanto, estos espacios son una tarea del Trabajo Social.

4.1.- La Participación Ciudadana: una Oportunidad para el Trabajo Social:


Antes, quisiéramos partir por dos preguntas:
¿Quién se hace cargo de llevar adelante estos procesos de consulta y de participación ciudadana?
¿Cuál o cuáles son los profesionales más especializados para emprender tales tareas?.
El trabajo social como profesión se hace cargo de impulsar, promover y facilitar los espacios de
participación ciudadana. Eso es así, ya que la participación ha sido, es y será un proceso fundamental
en la formación de estos profesionales, proceso que cruza de manera transversal toda su formación
profesional.
En este sentido, la participación se constituye en una oportunidad, ya que abre al profesional la
posibilidad de conocer los sentidos y significados que las personas le dan a su vida y al contexto que
los rodea; abre las puertas a un sin fin de elementos que permitirán al profesional hacer de su
quehacer, una acción más fundada, certera e idónea y por lo tanto, dirigida a los reales problemas o
situaciones que las propias personas, a través su contacto directo con el trabajador social,
manifiestan como más prioritarias de ser intervenidas por los profesionales.
Además, el Trabajo Social como profesión del ámbito de lo social, reconoce y eleva a la participación

Trabajo Social y Tercer Sector


10
como un valor fundante de la propia identidad y sentido de pertenencia de la persona al contexto
donde está inmerso. A través de ella, el sujeto pasa a sentirse parte y compartir con otros el espacio
que habita, a desenvolverse con otros semejantes a él, que le recuerdan sus derechos y deberes; y
que como tal, él mismo es garante de hacer respetar su derecho a participar en los distintos ámbitos
de la vida, tanto en lo público como en lo privado, como también, responsable de participar de los
beneficios y oportunidades que el Estado y el mercado le ofrecen.
Por lo tanto, si aceptamos
como valederas estas
afirmaciones, creemos que
resulta evidente que al Trabajo
Social le corresponde abrir
nuevos espacios y canales de
participación ciudadana, como
también mejorar los existentes.
Y, en ese sentido, se estaría
dando respuesta a las
demandas en un inicio
mencionadas.
El trabajo social cuenta con las herramientas, habilidades y destrezas que les permiten promover
estos espacios de participación, de tal modo que dichos espacios se constituyen como una
oportunidad, que los obliga a velar por que la participación ciudadana en general, se fundamente
en la información, organización y en una igualdad de oportunidades; para que el mayor número
posible de personas tenga la posibilidad de hacer efectivo su derecho a participar.
Complementario a lo anterior, la participación está presente en todas las acciones que desarrollan los
gobiernos locales para promover la participación de la comunidad en acciones de desarrollo local,
principalmente a través de sus programas sociales.
Por lo tanto, creemos necesario que el tema de la Participación Ciudadana debe ser hoy considerada
como una oportunidad para el quehacer profesional, que exige a los Centros Académicos impartir
con mayor profundidad este tema, sus metodologías y alcances, como también el que pone en
tensión una gran creatividad, energía, dedicación, esmero y tesón a todo profesional que sienta que
su realización profesional va en esa dirección.

• EJEMPLIFICACIÓN
http://yogobierno.org/un-buen-ejemplo-de-participacion-ciudadana-en-la-inclusion-social/
http://www.novagob.org/blog/view/200232/presupuestos-participativos-5-ejemplos-de-
participacion-ciudadana-efectiva
https://www.youtube.com/watch?v=hD-cau8Ts4U

Trabajo Social y Tercer Sector


11
• SITIOS DE INTERÉS
Estimados(as) estudiantes, con el fin de complementar la información leída, les invitamos a revisar el
siguiente enlace de interés:

Leer el siguiente material: PARTICIPACIÓN CIUDADANA EN LA GESTIÓN PÚBLICA Autora: Andrea


Sanhueza
Corporación PARTICIPA.
Ver videos:
https://www.youtube.com/watch?v=pXfimdkvRPA
https://www.youtube.com/watch?v=oi9wx3OM9KY

Descargar y leer el siguiente documento:


http://www.ts.ucr.ac.cr/binarios/congresos/reg/slets/slets-016-142.pdf

Trabajo Social y Tercer Sector


12
TEMA 5: “TERCER SECTOR Y TRABAJO SOCIAL: POSICIONAMIENTOS Y DESAFÍOS”

Los trabajadores sociales aportamos al tercer sector conocimientos en la intervención con los
usuarios, grupos y comunidades, formación, experiencia, trayectoria, organización profesional,
sistematización, capacidad de decisión y supervisión.
Si bien es cierto que ante la globalización la ciudadanía se construye en el ámbito local con discursos
de solidaridad, participación o compromiso social, los trabajadores sociales podemos y debemos
tener una voz importante en la reconstrucción de esta nueva concepción de la sociedad civil.
Las tendencias actuales parecen señalar que el protagonismo e importancia del tercer sector en las
políticas del bienestar continuarán en aumento.
El trabajo social está inmerso en una política social que ha convertido las necesidades en recursos y al
otro en usuario limitado en sus propias posibilidades de ser actor activo. En este sentido debemos
considerar los aspectos positivos que existen en una concepción pluralista del bienestar y en el
fortalecimiento del tercer sector, creando oportunidades para una verdadera participación y
desarrollo de derechos.
El trabajo social conoce de primera mano las dificultades con las que el tercer sector asume los
servicios sociales a determinados colectivos, los cuales en muchas ocasiones ofrecen dudosas
condiciones de universalidad y carecen de criterios objetivables de calidad y de evaluación, que
hacen difícil determinar el verdadero impacto y cobertura de los mismos.
Este desconocimiento impide realizar una evaluación sobre la eficacia y la eficiencia de este modelo
de prestación de servicios sociales. Sin embargo, desde los distintos dispositivos en que nos situamos
como profesionales podemos observar la insuficiencia de medios y recursos para afrontar las
situaciones de los colectivos más vulnerables o en riesgo con los que habitualmente trabajamos.
Percibimos además como crecen los servicios que presta el tercer sector, a menudo de una manera
descontrolada y no planificada que fomenta una creciente fragmentación e incluso duplicidades.
En este sentido, debemos apoyar todo tipo de iniciativas tendentes a una mayor regulación y mejora
de la calidad de los servicios y programas sociales desarrollados por el tercer sector, así como
acciones de definición, delimitación y control de las condiciones en que se prestan, principalmente
cuando estos suponen un claro trasvase de competencias desde la administración pública.
Para ello sería interesante propiciar estudios e investigaciones sobre el tercer sector desde el trabajo
social que contribuyan activamente a la mejora y fortalecimiento del tercer sector tal y como ya se
están llevando a cabo de manera interna desde el propio sector. Además, son necesarios estudios
que ayuden a aclarar cuál es nuestra situación profesional en el tercer sector.

Trabajo Social y Tercer Sector


13
TEMA 6: “FORMACIÓN, HABILIDADES Y COMPETENCIAS DEL TRABAJADOR SOCIAL EN EL TERCER
SECTOR”

De los planteamientos expuestos anteriormente podemos deducir la necesidad de una


formación académica que fomente una percepción más amplia de los agentes del bienestar social y
una comprensión de las nuevas perspectivas profesionales que esto plantea.
En realidad se trataría de reabrir nuevas oportunidades para el trabajo social como dinamizador,
facilitador o implementador de iniciativas sociales.
En este sentido podemos considerar que es necesario partir de unos conocimientos mínimos que
proporcionen una forma de entender y ver las cosas dirigida a una acción y trabajo
profesional que incida en la transformación de la realidad.
Las escuelas de trabajo social tienen una importante tarea a la hora de formar en competencias y
habilidades específicas para la intervención en el tercer sector, así como en formar desde esta
concepción pluralista del bienestar.
El tercer sector es un ámbito en expansión integrado por organizaciones y entidades sin ánimo de
lucro que trabajan contra la exclusión social con programas preventivos, asistenciales, formativos, de
inserción social y laboral a nivel local desarrollando también en muchos casos programas de
cooperación internacional.
Como sabemos, ante las nuevas y cambiantes realidades sociales, la formación del trabajador
social debe ser continua y actualizada permanentemente.
Si antes el trabajador social era formado para ser polivalente, hoy debe tender a la especialización y
diseñarse partiendo de las competencias profesionales necesarias en un contexto social que permita
hacer frente a estas transformaciones.
La competencia, entendida como capacidad laboral medible y necesaria para realizar un trabajo
eficazmente, está conformada por conocimientos, habilidades, destrezas y comportamientos
que los trabajadores deben demostrar para que la organización alcance sus metas y objetivos.
El marco del tercer sector
requiere de trabajadores sociales
con una alta capacidad de
relación personal y con una
formación general de base propia
del trabajo social, pero también
de ciertas especificidades o
peculiaridades de la intervención
en el sector que requiere de la
potenciación de ciertas
competencias específicas.
El tercer sector de acción social en el que generalmente se sitúa el trabajo social se caracteriza por la
intervención con poblaciones especialmente vulnerables o en riesgo de exclusión social.

Trabajo Social y Tercer Sector


14
Por este motivo exige de nuestras competencias generales en cuanto a profesionales de la acción
social con una comprensión amplia de las estructuras y procesos sociales, del cambio social y del
comportamiento humano.
Todo lo anterior nos capacita para intervenir en las situaciones problemas sociales que viven los
individuos, grupos o comunidades con las que trabajan las distintas organizaciones del sector, para
participar en la formulación de las políticas sociales que les afectan o para contribuir a la ciudadanía
activa mediante el empoderamiento y la garantía de los derechos sociales de estos colectivos más
vulnerables.
El trabajador social en el tercer sector debe especializarse y prepararse para el desempeño
profesional en organizaciones que se caracterizan por un número amplio de actores implicados en el
contexto en que operan, tanto internos (trabajadores, voluntariado, personal gerente, Junta
directiva, etc.) como externos a la organización (administraciones públicas, entidades financiadoras,
usuarios de los servicios, etc.).
Estas características de las organizaciones del tercer sector condicionan algunas capacidades,
destrezas y conocimientos que el trabajador social del tercer sector debe desarrollar de manera
específica, entre las que particularmente se destacan las siguientes:
 Capacidad emprendedora, creativa e impulsora de iniciativas.
 Capacidades de relación y mediación.
 Capacidad de análisis y detección de necesidades, organización y
planificación estratégica.
 Habilidades para la captación y gestión de los recursos humanos
 Capacidad de trabajo en equipo interdisciplinar.
 Conocimientos de marketing social, comunicación e imagen en relación con temas
sociales.
 Conocimientos para el desarrollo organizacional, gestión y dirección de entidades de
bienestar social.

Trabajo Social y Tercer Sector


15
TEMA 7: “SOCIEDAD CIVIL Y PROBLEMÁTICAS SOCIALES”

Una sana democracia no es posible sin participación ciudadana, y una sociedad civil viva y
responsable no puede funcionar sin una organización política estable.
Las democracias no subsisten sino en el mantenimiento de los fines comunes. Pero ha de entenderse
bien que estos fines comunes no significan aquella falsa y utópica voluntad general, de la que
hablaba la escuela liberal Rousseau, sino la cosa o cosas queridas o necesitadas por la mayoría de sus
miembros.
Una democracia no es, no puede ser, un agregado de individuos aislados sin fines comunes. Todo
tipo de sociedad surge precisamente de la comunidad compartida de los fines. Donde los individuos o
la asociaciones hablen en monólogos (“yo”) y obren por fines puramente personales (“lo mío”), no
hay realmente sociedad. Y si no hay sociedad, no hay una democracia viva, operante, resuelta.
Si esta situación la trasladamos al conjunto de la sociedad, vemos que surgen importantes
observaciones. Pensemos en problemas concretos que afectan a la gran mayoría de ciudadanos: la
situación de la familia, las dificultades entorno a la educación, la falta de calidad de contenidos en los
medios de comunicación, la situación inestable de los jóvenes, el acceso a la vivienda, etc. Son
situaciones que todo el mundo define como problemas y que los medios de comunicación y la
opinión pública tratan con frecuencia; problemas que afectan y problemas que crecen. Sin embargo,
cabe preguntarse qué se hace para intentar solucionarlos, qué se hace en grupo, en unión de
voluntades, para poder abordarlos con eficacia. Aquí está la verdadera dificultad: sabemos que hay
problemas que nos afectan, que son muy importantes, pero que, con frecuencia, nos encontramos
sin recursos, organización o medios suficientes para poder enfrentarnos a ellos de forma eficaz.
En las democracias todos los ciudadanos son altamente activos y pasivos. Activos al decir sobre las
cosas que deberían asegurarse por la ley, y al elegir las personas que ocuparán los correspondientes
gobiernos; y pasivos al someterse a las leyes votadas por éstos.
El ciudadano y la sociedad están íntimamente unidos: la sociedad es la cosa común, y el ciudadano, la
relación del individuo con la cosa común. Cuando esta relación pasa de ser interna y se traduce en
intenciones, construye la ciudadanía. Y como es un acto personal, se transforma en un acto de
dimensiones morales, es decir, afecta a la libertad y a la responsabilidad. Por esa razón, la
participación de los ciudadanos ha de ser libre, pero también responsable. Desarrollar una sociedad
civil consolidada es responsabilidad de los ciudadanos, es nuestra obligación. Solamente así
podremos edificar una auténtica democracia en un Estado social y de derecho.
¿Pero cómo poner en marcha la sociedad civil?, ¿cómo organizar iniciativas que puedan ofrecer
respuestas eficaces ante los problemas sociales?. Organizar es simplemente unir hombres bajo reglas
externas para la obtención de un fin común por medio de la división de su trabajo.
Se trata de liderar voluntades, motivar y agrupar iniciativas, así como vertebrar otras agrupaciones
que trabajen a favor de los mismos fines. Esta definición cubre los cuatro elementos de que toda
organización se compone: el fin común, los hombres y mujeres que se unen, las reglas que han de
asumir y obedecer, y la labor encomendada a cada uno. El valor de cada asociación depende, por lo
tanto, de estos cuatro elementos; y sobre casi ninguno de ellos ejerce influencia apreciable el

Trabajo Social y Tercer Sector


16
Gobierno. Por eso, es tarea de la sociedad civil poner en marcha iniciativas que puedan defender sus
intereses, ya sean las familias, los centros educativos, los profesionales, por ejemplo. La participación
ciudadana garantiza la libertad del individuo.

TEMA 8: “ASOCIATIVIDAD Y LAS REDES EN EL MARCO DE LA PARTICIPACIÓN SOCIAL”

Las organizaciones sociales, cívicas y gremiales, las instancias de concertación sectorial, como
una unidad social al servicio de los intereses colectivos, se convierte en la actualidad como uno de los
grandes retos para la construcción de una nueva sociedad, con un tejido social fuerte y con procesos
de desarrollo institucionalizados, que garanticen la inserción de la ciudadanía en la toma de
decisiones y en el diseño de su futuro.
Para el logro de este objetivo, se requiere de la construcción sistemática de un proceso para una
ciudadanía organizada y participativa, con una posición frente al desarrollo de la comuna y de su
localidad, lo cual define la importancia de aprender y desaprender caminos y rutas de transformación
cultural.
Por lo general, el propósito del Gobierno Local es dotar a todas las organizaciones de base, de
herramientas que permitan avanzar en las prácticas organizativas y de gestión para incrementar su
incidencia en la toma de decisiones mediante la participación. Las organizaciones de base y las
instituciones sociales se caracterizan en la actualidad por contar con bajos niveles de participación
debido a factores como: Baja capacidad de organización, desarticulación del sector y sus proyectos;
informalidad de algunas de sus estructuras y atomización de sus acciones para gestionar el desarrollo
en términos de la asociatividad. De la misma manera, los lazos de cooperación entre las
organizaciones, son débiles, insuficientes y en muchos casos inexistentes, lo que se convierte en un
obstáculo para el logro de los objetivos sociales, comunitarios y gremiales, generando dispersión de
recursos y atomización de las acciones. En términos de la participación, se vuelve insuficiente la
capacidad de decisión de los diferentes actores dada la baja gobernabilidad que tienen para afrontar
los diferentes retos del desarrollo local y regional.
Las organizaciones sociales, comunales, poblacionales, gremiales, étnicas, entre otras, presentan
niveles de gestión y participación insuficientes para garantizar una incidencia efectiva en la toma de
decisiones que afectan su desarrollo en el orden local.
Es así como se busca, desde la política pública y aterrizada a lo local, desarrollar habilidades y
competencias para el análisis y deliberación, para la construcción de consensos, capacidades
organizativas, técnicas, administrativas y sociales, que le permitan a la organización dinamizar sus
potencialidades en torno a la gestión de programas, proyectos y acciones en beneficio del interés
común, para que trasciendan del nivel puramente organizativo a niveles de articulación e integración,
a partir de ejes y lazos de unidad organizacional y sectorial.
Lo anterior parte de un enfoque que pone así, en el escenario, a los diferentes actores sociales que
inciden sobre el desarrollo de un territorio: El Estado, los empresarios, las organizaciones sociales y la
sociedad civil en general. Esta diversidad de actores introduce el tema de la participación como

Trabajo Social y Tercer Sector


17
elemento sustancial al desarrollo, permitiendo a las organizaciones, la apropiación de herramientas
que potencien su participación a partir de la interacción organizacional e intersectorial; fortaleciendo
su capacidad de decisión y consolidando la gestión de la base social en función del mejoramiento de
la calidad de vida de la población.
La Acción Comunal hace parte de las organizaciones cívicas que de manera histórica han desarrollado
estrategias para el fortalecimiento de la democracia y la atención a problemas de marginalidad y
pobreza. Ésta se constituye en organismos con capacidad de proponer acciones sociales y políticas
para el fortalecimiento de la democracia y el desarrollo de sus comunidades. Los actuales retos
impuestos a la sociedad civil y a la Acción Comunal exigen sistematizar y fortalecer las capacidades de
gestión, administrativa y social, generando espíritu de cooperación, solidaridad y respuesta a sus
necesidades.
8.1.- Trabajo en red y articulación social
Del mismo modo, el concepto de la articulación de las organizaciones sociales, tiene su fundamento
en la necesidad de generar la capacidad de interacción, interrelación y concurrencia de las mismas,
en torno a realidades y propósitos comunes. La articulación garantiza la concertación, cohesión,
confianza, consolidación de valores sociales frente a los diferentes intereses en el momento de tomar
decisiones que afectan a la sociedad. El trabajo en red tiene como eje fundamental, el
fortalecimiento del tejido social para posibilitar así la acumulación de capital social a través del
intercambio de saberes de las organizaciones con el objeto de interactuar en función de asuntos de
interés común, estableciendo lazos de unidad y solidaridad, que les posibilite la identidad
sociocultural, territorial y organizativa para el desarrollo de proyectos y programas, generar sinergias
que garanticen la optimización de los recursos y la disminución de los costos de operación de sus
propias iniciativas y proyectos. La asociatividad por lo tanto, entendida como proceso, conduce en
forma directa a la generación de sinergias, que permiten alcanzar las condiciones mínimas de
mejoramiento de la calidad de vida.
De lo anterior, se infiere el compromiso que deben asumir las organizaciones de base y los sectores,
para alcanzar la unidad y fuerza corporativa, así como la habilidad negociadora que mejore su papel
protagónico en el ámbito local y regional preferentemente.
Para garantizar lo anterior, se requiere de la elaboración de una política que direccione las diferentes
iniciativas de las redes sociales, organizaciones socio empresariales, organizaciones de base y
sectores en forma coherente, a través de las diferentes formas asociativas.

Trabajo Social y Tercer Sector


18

También podría gustarte