Sinonimia. Dermatitis de las zonas sebáceas. Eccema seborreico, eccemátides,
paraqueratosis, pitirosporosis. La dermatitis seborreica es una de las dermatosis más frecuentes en la población general. Aunque fue descrita como entidad hace más de un siglo, su nomenclatura es confusa, y no existe un término único que goce de aceptación internacional. Concepto. Es un proceso difícil de definir con exactitud; clínicamente se caracteriza por lesiones eritematosas bien delimitadas, cubiertas por escamas de aspecto grasiento, que se localizan en las zonas de mayor densidad en glándulas sebáceas, como son el cuero cabelludo, la cara y el tercio superior del tronco. Sigue una evolución crónica, con frecuentes exacerbaciones y remisiones. Epidemiología. Se plantea por algunos autores como Sola Casas y colaboradores (1996) una prevalencia entre el 2 y el 5 % de la población. Esta prevalencia ha alcanzado cifras entre el 40 y el 80 % en los enfermos con SIDA. Afecta más a los hombres que a las mujeres. La dermatitis seborreica infantil suele limitarse a los 3 primeros meses de vida y la forma de la adolescencia y la edad adulta alcanza un pico de incidencia entre los 18 y 40 años, con pocos casos en edades avanzadas. Etiología. A la luz de los conocimientos actuales, se acepta que la dermatitis seborreica es una dermatosis con una causa multifactorial. Se señalan como factores patogénicos esenciales los siguientes: 1. Estado seborreico. 2. Factores microbiológicos. 3. Factores inmunológicos. 4. Factores moduladores o de predisposición. Estado seborreico. Es un requisito que las lesiones se localicen en las áreas de piel donde las glándulas sebáceas son más numerosas. La dermatitis seborreica infantil está íntimamente relacionada con la producción de sebo en los recién nacidos están condicionados por la acción de los andrógenos maternos; sin embargo, en el adulto no existe esta relación, pues la tasa de producción de grasa es normal. No obstante, esta afección es más frecuente en enfermos de Parkinson, proceso que se asocia con seborrea, y está demostrado que el tratamiento con levodopa reduce la excreción de sebo Factores microbiológicos. En la actualidad, la mayoría de los autores defienden el papel patogénico primario de la levadura lipofílica Malassezia furfur en la dermatitis seborreica. La Candida albicans se encuentra con mucha frecuencia en las lesiones de dermatitis seborreica de la infancia. Factores inmunológicos. La reacción inmunológica individual al hongo Malassezia furfur ha pasado a ser el factor de mayor importancia para el desarrollo de la enfermedad. La presencia y el número de Malassezia furfur son fundamentales para el desarrollo de la dermatitis seborreica, pero solo en aquellos individuos que son susceptibles inmunológicamente. Cuadro clínico. Para su estudio, la dermatitis seborreica se divide en 2 formas clínicas atendiendo a la edad de aparición: 1. Dermatitis seborreica infantil. 2. Dermatitis seborreica del adulto.
Dermatitis seborreica infantil. Se presenta en los primeros meses de vida como
una dermatosis inflamatoria que se localiza habitualmente en el cuero cabelludo, la cara, las áreas del pañal y las flexuras. La afectación del cuero cabelludo puede ser la única manifestación. Se inicia por máculas eritematosas que crecen y confluyen, de bordes bien limitados que se cubren con escamas amarillo-marrón, oleosas, adherentes, localizadas preferentemente en la región frontoparietal. Clásicamente, esta forma recibe el nombre de costra láctea. El proceso puede extenderse y tomar los pliegues retroauriculares y el cuello. La otitis externa puede presentarse como una complicación de la enfermedad. Las lesiones cutáneas pueden generalizarse y confundirse con la eritrodermia de Leiner, que fue considerada durante mucho tiempo como una complicación de la dermatitis seborreica infantil, sin embargo, hoy día se considera como una enfermedad distinta. Dermatitis seborreica del adulto. Se caracteriza por la presencia de lesiones eritematosas, descamativas, que se inician en el folículo y perifolicularmente, las cuales se van extendiendo para formar placas bien delimitadas, en ocasiones con los bordes circinados. La descamación, más o menos evidente, es de aspecto grasiento. Las lesiones se distribuyen por las áreas con mayor densidad de glándulas sebáceas y adoptan variaciones clínicas de acuerdo con su localización. En el cuero cabelludo es donde se localiza más frecuentemente la dermatitis seborreica del adulto, con una prevalencia de hasta el 80 % de los pacientes. Las formas más leves que solo presentan una ligera descamación, sin eritema, prácticamente toda la población las ha padecido en un momento u otro de su vida.
En la afectación centro-torácica, más frecuente en el varón, la dermatitis seborreica
puede adquirir 3 formas clínicas: 1. La forma petaloide es la más común y se caracteriza por pequeñas pápulas foliculares y perifoliculares, cubiertas por escamas grasientas de color rojocobrizo, que crecen y confluyen, y dan lugar a placas que recuerdan los pétalos de las flores. 2. La forma pitiriasiforme se presenta en forma de máculas eritematosas, con una descamación fina que recuerda a las lesiones de pitiriasis versicolor o pitiriasis rosada, de distintos tamaños. Puede generalizarse, aunque el tronco es la región más afectada. 3. La forma folicular suele acompañar a cualquiera de las formas clínicas anteriores o presentarse como lesión clínica única: la foliculitis por Pityrosporon, enfermedad crónica caracterizada por pápulas y pústulas foliculares, pruriginosas, localizadas principalmente en la parte superior del tronco, el cuello y los brazos. Suele aparecer con mayor frecuencia en las mujeres entre los 25 y 36 años. Algunos autores consideran esta forma clínica como un tipo de dermatitis seborreica y otros como una entidad independiente. Tratamiento. La terapéutica de la dermatitis seborreica dependerá de la edad del paciente, de la localización y extensión de las lesiones, así como del grado de descamación y eritema. Antes de iniciar el tratamiento es importante explicarle al paciente o a los familiares la naturaleza crónica, pero benigna de la enfermedad, y que las medidas terapéuticas van encaminadas a controlar el brote. Acné vulgar Sinonimia. Acné, barros. Definición. Es una enfermedad inflamatoria crónica de la unidad pilosebácea que afecta principalmente a los adolescentes y se caracteriza por un polimorfismo clínico, compuesto por lesiones no inflamatorias (comedón) e inflamatorias (pápulas, pústulas, nódulos, quistes) y residuales (cicatrices). Epidemiología. Esta enfermedad afecta a todas las razas, a ambos sexos, y se ha observado una tendencia familiar sin patrones definidos. El comienzo de la afección suele coincidir con la pubertad (se considera como una enfermedad de los adolescentes), pero no es raro encontrarla ente la segunda y tercera décadas de la vida, especialmente en las mujeres. La mayoría de los adolescentes ( 85 %) presenta un acné fisiológico leve; el 15 % restante padece acné clínico, cuya intensidad puede variar desde leve hasta muy grave. Patogenia. La causa primordial es desconocida, pero se han involucrado varios factores en la patogenia del acné, entre ellos: 1. Incremento en la producción del sebo. 2. Hipercornificación ductal. 3. Anomalía de la flora microbiana. 4. Mediadores de la inflamación. 5. Inmunorregulación defectuosa. 6. Herencia. Los pacientes con acné padecen de seborrea. Un hecho indiscutible es que las glándulas sebáceas activas son un prerrequisito. Estos pacientes excretan un promedio mayor de sebo que los individuos normales y el nivel de secreción se correlaciona con la gravedad del acné. La actividad sebácea depende de la actividad de las hormonas masculinas (gonadal o suprarrenal). La lesión básica del acné es el comedón, el cual es el resultado de una hipercornificación ductal que conduce a la producción de células epiteliales anormalmente adherentes y a la obstrucción del ducto folicular. La producción de sebo continúa determinando distensión y congestión de la unidad pilosebácea, que junto con restos queratinosos resulta en la formación del comedón. Aunque el acné no es una enfermedad infecciosa, se aíslan principalmente 3 organismos de las lesiones de estos pacientes que son: Propionibacterium acnes, Staphylococcus epidermidis y Pityrosporon ovale. Clasificación del acné Desde el punto de vista clínico, James y Tilserand clasifican el acné en 4 grados de intensidad. Grado I. Solo se encuentran comedones. Grado II. Se encuentran comedones, lesiones pustulosas superficiales e inflamatorias foliculares. Grado III. Se caracteriza por comedones, pústulas y lesiones inflamatorias más profundas; puede dejar cicatrices eventuales. Grado IV. En este grado se incluyen los anteriores, más lesiones quísticas con infección secundaria intensa. Pueden existir lesiones extensas y graves con producción de trayectos fistulosos; la cicatrización consecutiva puede ocasionar notable deformidad.
Braun Falco lo divide por su expresión y severidad en:
1. Acné comedón. Acné Grado I. 2. Acné papulopustuloso. Acné Grado II. 3. Acné conglobata. Acné Grado III. 4. Formas especiales: acné inverso, acné fulminan, acné mecánico. Cuadro clínico. Las lesiones de acné presentan un gran polimorfismo, aunque puede predominar algún tipo de lesión. El asiento inicial del acné por lo general es la cara y en menor grado la espalda, el pecho y los hombros. En el tronco las lesiones tienden a ser más numerosas cerca de la línea media. Las lesiones pueden ser no inflamatorias o inflamatorias. Las lesiones no inflamatorias son los comedones; estos pueden ser de 2 tipos: abiertos (puntos negros) o cerrados (comedón blanco). El comedón negro es claramente visible y está obstruido por un tapón de queratina oscura, debido a la melanina allí depositada. El comedón blanco o comedón cerrado es una pápula de tamaño pequeño y color pálido, a veces más claro que la piel circundante; estas lesiones son precursoras de las formas inflamatorias. Las lesiones inflamatorias comprenden las pápulas, las pústulas y los noduloquistes Diagnóstico. Se hace clínicamente. El examen histológico casi nunca es requerido y los hallazgos histológicos varían con la morfología de la lesión biopsiada. Una biopsia puede estar indicada si hay problemas en establecer el diagnóstico diferencial de la enfermedad y si el manejo del acné es refractario o complicado. Tratamiento. El acné vulgar puede resolverse de forma espontánea en los primeros años de la vida adulta, sin embargo, las medidas terapéuticas pueden acortar su evolución, reducir la severidad del proceso y evitar sus complicaciones. En la actualidad se cuenta con un amplio arsenal terapéutico, pero solo se obtienen resultados satisfactorios cuando se elige correctamente la terapéutica adecuada para la forma de acné presente. Lo dividiremos en: 1. Tratamiento local. 2. Tratamiento sistémico. 3. Tratamiento de las secuelas. 4. Atención psicológica. Tratamiento local. Se llevará a cabo de la forma siguiente: 1. Limpieza con sustancias detergentes y jabones de peróxido de benzoilo, peloides, bacteriostáticos o de azufre que ayudan a remover el sebo. 2. Antibióticos locales. Su principal efecto es sobre el Propionibacterium acnes. Se utilizan en forma de lociones, soluciones, gel o crema. Los más usados son la clindamicina y la eritromicina. 3. Retinoides tópicos. Actúan sobre la queratinización anormal del folículo inhibiendo la formación de tapones queratínicos. Son comedolíticos, exfoliantes y secantes. Entre ellos tenemos la tretinoína (Retin A), isotretinoína (Isotrex) y los arotenoides (Tazarotene). 4. Peróxido de benzoilo. Actúa sobre la queratinización folicular, inhibe el Propionibacterium acnes, y es un agente bacteriostático y comedolítico. Se utiliza en concentraciones del 2,5; 5 y 10 %. El principal efecto adverso es la irritación local y del 1 al 3 % de los pacientes son alérgicos a este medicamento. 5. Ácido azelaico. Reduce la comedogénesis y disminuye la población de Propionibacterium acnes; posee, además, propiedades antiinflamatorias. Tratamiento sistémico: 1. Antibióticos. El acné extendido o con grandes nódulos inflamatorios se beneficia con el uso sistémico de antibióticos. Los más utilizados son las tetraciclinas orales (clorhidrato de tetraciclina, la doxiciclina y la minociclina). La tetraciclina se administra en dosis de 250 mg, 3 o 4 veces al día. Las dosis de minociclina y doxiciclina oscilan entre 50 y 200 mg al día. La eritromicina es tan efectiva como la tetraciclina. Tiene la ventaja de no inducir fotosensibilidad, pero la desventaja de la resistencia del Propionibacterium acnes. 2.Retinoides (isotretinoína). La isotretinoína es indicada en el acné nodular y conglobata, refractorio a otras medidas terapéuticas. Su uso se ha extendido al acné moderado con respuesta escasa a otros tratamientos y con riesgo de cicatrización patológica. Los retinoides actúan en diferentes facetas del proceso del acné. La dosis inicial con isotretinoína es de 0,5 a 1 mg/kg/día. La curación o mejoría evidente de las lesiones en la mayoría de los casos es en el transcurso de 20 semanas. 3. Hormonas. Se ha utilizado la terapia antiandrógenica con resultados favorables.