Está en la página 1de 2

Mucha ciencia en el año del perro

Diego Golombek LA NACION


2 1 de abril de 2018
Fuente: LA NACION - Crédito: Enriquez

Hablemos de cosas científicamente importantes. 2018 es el año del perro en el


horóscopo chino. Bueno., no tendrá mucho de ciencia, ¡pero los perros, sí!

Todo dueño dirá que su mascota es inteligentísima, le alcanza el diario (un poco
mordido) y entiende sus emociones. Puede ser, pero el caso es que la domesticación de
estos parientes de los libros puede haber reducido algunas capacidades cognitivas de
Bobby o Sultán, al menos en relación con sus parientes lobos. Claro que los perros son
especiales en cuanto a sus relaciones sociales con su pandilla y con sus humanos. Y esto
debe de haber ocurrido hace ya mucho tiempo: los perros del período neolítico parece
que eran iguales a los actuales, al menos en lo que respecta a su genoma obtenido a
partir de restos europeos. De paso, el estudio genómico de una especie con unas 400
razas ha ayudado mucho a entender su evolución y su historia, y su domesticación, que
ocurrió hace entre 20.000 y 40.000 años en Europa.

Algo está claro: los perros miran mucho más a los humanos que lo que nos observan los
lobos. Y más allá de su cognición, está claro que en algunos campos son imbatibles. En
su libro Ser un perro en el mundo del olfato, Alexandra Horowitz explica la tremenda
ingeniería olfativa de los canes: frente a nuestros 6 millones de receptores, ellos tienen
unos 300 millones, que usan de 5 a 10 veces por segundo para reconocer un mundo de
olores. Así los analizan como verdaderas computadoras olfativas.

Y tanto los queremos que queremos más de ellos, en lo posible igualitos. Sí: desde el
primer perro clonado (llamado Snuppy) ha habido varios otros, creados a partir de
células madre. de Snuppy. Estos experimentos, además de juegos y lengüetazos, nos han
enseñado bastante más sobre la reproducción ladradora: en el camino, se descubrió que
Snuppy y su progenitor vivieron aproximadamente la misma cantidad de años, por lo
que la clonación no parece afectar la longevidad.

Los dueños juran y perjuran que los perros no solo reconocen nuestros gestos a la
perfección, sino que además ponen caras. de alegría, tristeza, entusiasmo. Y hay
experimentos que les dan la razón: parecen tener expresiones faciales que, además,
dependen de la atención que les prestemos. Esta empatía los hace especialmente
preparados para asistir a personas en problemas; es más, el análisis de sus cerebros
permite predecir cuáles serán mejores acompañantes terapéuticos, basado sobre la
actividad en ciertas áreas nerviosas. De paso, ese mismo análisis de actividad cerebral
nos puede ayudar a saber qué está pensando Fido, como cuenta el neurocientífico
Gregory Berns en el libro Cómo es ser un perro: se las ingenió para poner a los
cachorros en un resonador magnético (no es nada fácil) y descubrió, para su
beneplácito, que los cerebros perrunos responden con el mismo amor a la comida que a
sus dueños (y a veces, ¡más a la imagen de sus dueños que a la de un buen hueso!).
Sacarlos a pasear, usarlos de estufa, mejorar nuestras perspectivas de seducción
(¡probado científicamente!)., enfermarnos menos. Sí: entre las ventajas de tener un perro
está la de un riesgo menor de mortalidad debida a trastornos cardiovasculares (sobre
todo en los dueños solitarios). Seguramente, esto se deba a mayores interacciones
sociales y a la necesidad de realizar actividad física y, de acuerdo con un estudio que se
realizó en Suecia, hasta funciona mejor con razas cazadoras.

En fin, este mejor amigo del humano ha ayudado mucho a la ciencia. Y les gana por
lejos a sus rivales felinos: una búsqueda muy simple en una base de datos científica
arroja unos 330.000 trabajos de investigación publicados sobre perros, y bastante menos
de la mitad para los gatos (unos 140.000). Aquí la eterna lucha tiene un claro ganador.

Mucha ciencia para el perro, entonces. Y prepárense, que 2019. es el año del cerdo. n

También podría gustarte