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Derechos Auxiliares Del Acreedor
Derechos Auxiliares Del Acreedor
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Concepto.
Son aquellos mecanismos que el legislador otorga al acreedor con la finalidad de reforzar su
derecho de prenda general en contra del patrimonio del deudor, no se encaminan como objeto
directo a su cumplimiento, si no que su fin es el resguardo de la integridad del patrimonio del
deudor. Lo cual se logra, otorgándole acciones que permitan su conservación; su integridad, en el
entendido de que ingresen los bienes que se encuentran fuera de éste o haciendo volver aquellos que
han salido, todo ello en perjuicio de los derechos del acreedor; y que no permitan su confusión con
el patrimonio de sus herederos.
Junto con el poder de agresión que tiene le acreedor sobre los bienes del deudor, llamado
Derecho de Prenda General, el legislador lo ha dotado de otros mecanismos que también tienden a
cautelar los derechos del acreedor, haciendo más efectiva la responsabilidad civil del deudor.
Cuando estudiamos el derecho de prenda general vimos que el deudor conservaba las facultades de
administración y disposición de su patrimonio; es por ello que al acreedor le interesa de
sobremanera mantener la integridad del patrimonio del deudor hasta la época del cumplimiento y se
le otorgan por el legislador estos mecanismos llamados “derechos auxiliares”, que harán posible que
el principio de la responsabilidad patrimonial tenga aplicación y que los derechos del acreedor no se
vean burlados por el deudor.
Estas medidas no pueden en ningún caso significar privar al deudor de la administración y
disposición de los bienes que conforman su patrimonio, pero tampoco el ejercicio de estas
facultades puede significar un desmejoramiento del derecho del acreedor.
Enumeración.
Los más típicos e indiscutidos de los derechos auxiliares son:
a) Medidas conservativas.
Concepto.
Son aquellas que tienen por objeto mantener intacto el patrimonio del deudor, evitando que
salgan de su poder los bienes que lo forman, para hacer posible el cumplimiento de la obligación.
Este concepto es amplísimo, y ello porque nuestro CC no regula en forma orgánica estas
medidas, sólo se refiere a ellas en disposiciones diseminadas que más adelante citaremos.
El único requisito que debe tener el acreedor para solicitarlas es el de tener interés en ellas, este
interés provendrá de alguna circunstancia que amenace o haga peligrar la posibilidad de cobrar el
crédito.
En todas las disposiciones legales citadas no se establece qué tipos de medidas se pueden
decretar por el juez, por lo que existe un cierto grado de latitud para determinar que medida se
decreta. En todo caso, tendrá que ser alguna de las medidas precautorias que establece el artículo
290 y siguientes del CPC, enumeración que tampoco es taxativa.
Dentro de esta misma idea de medidas conservativas se encuentra la contemplada en el artículo
1222 relativo a la guarda y oposición de sellos de los efectos hereditarios. Art 1255 personas que
deben estar presentes en la confección del inventario solemne.
b) Beneficio de separación de patrimonio (artículo 1378 y siguientes).
En virtud de este los acreedores hereditarios y testamentarios tienen derecho a pedir que no se
confundan los bienes del difunto con los del heredero, para obtener el cumplimiento de las
obligaciones hereditarias o testamentarias en los bienes del difunto con preferencia a las deudas
propias del heredero.
Se explica este beneficio porque puede ocurrir que los bienes de la sucesión sean suficientes para
pagar las deudas hereditarias o testamentarias, pero confundiéndose con los del heredero no
alcanzarían para pagar, ya que se sumarían los acreedores personales de este último. El legislador,
en esta situación, opta por una preferencia a los acreedores del causante para pedir la separación de
patrimonios. Dicha separación no es discriminatoria para los acreedores personales de heredero, ya
que ellos cuando contrataron lo hicieron en base al patrimonio del heredero, pero no así los
acreedores del causante.
Los acreedores antes dichos pueden impetrar este beneficio de separación sin necesidad que sus
créditos sean actualmente exigibles, bastando que se le deba a un día cierto o condición, y mientras
no haya prescrito. Este beneficio es exclusivo para los acreedores testamentarios y hereditarios, y no
lo tienen los acreedores del heredero, en el sentido de que pidan que los bienes de este no se
confundan con los que recibe del causante.
La declaración de separación de patrimonios aprovecha a los demás acreedores testamentarios o
hereditarios cuyos créditos no se encuentren prescritos.
Los acreedores titulares de este beneficio no tiene acción en contra de los bienes del heredero,
sino una vez que se hayan agotado los bienes a que dicho beneficio les dio un derecho preferente,
pero los acreedores del heredero tendrán derecho a que se les satisfaga sus créditos con preferencia
a los beneficiarios en los bienes del heredero.
Si sobran bienes una vez ejercidos los derechos por los acreedores beneficiarios, estos se
sumarán a los bienes del heredero.
Si una vez producida la apertura de la sucesión y hasta 6 meses de producida ésta, el heredero
enajena bienes de ella, que no han tenido por objeto el pago de deudas hereditarias o testamentarias,
podrán los acreedores beneficiarios de separación pedir la rescisión de dichas enajenaciones. Lo
mismo se aplica a la constitución de censos e hipotecas.
Por último, si en la sucesión existen bienes raíces, el decreto que concede el beneficio de
separación deberá ser inscrito en el registro de interdicciones y prohibiciones del CBR.
ii. Requisitos.
En doctrina se señalan los siguientes requisitos para el ejercicio de esta acción:
- Debe ser ejercida por un acreedor que tenga interés.Y el interés para estos efectos se
entiende en función de que, por la negligencia del deudor frente al ejercicio de sus derechos
y acciones, pueda sobrevenir su insolvencia; quedando comprometida la satisfacción del
crédito del acreedor. El propio artículo 2466 habla de deudor insolvente, por lo tanto, se
deberá considerar la composición del patrimonio del deudor y si por el no ejercicio de tales
derechos y acciones se produce la insolvencia del deudor, se concederá la acción al
acreedor. Por tanto, no se concederá la acción si se está frente a un deudor solvente.
- Que el crédito de que es titular el acreedor debe ser exigible. Ya que si se pretende invadir
el manejo del patrimonio del deudor debe existir un elemento que justifique esta invasión.
- El deudor debe ser negligente en el ejercicio de sus derechos y acciones. Se exige al menos
la negligencia del deudor en el ejercicio de sus derechos, para cobrar sus créditos, ejercer
sus derechos, etc. Esta negligencia deberá probarla el acreedor.
- Los derechos y acciones de que es titular el deudor y que ejercerán sus acreedores deberán
ser de carácter patrimonial Esto es consecuencia lógica de que la responsabilidad civil es
de carácter patrimonial. Además el bien que se hace ingresar debe ser de naturaleza
embargable, ya que esta acción se ejerce en función del derecho de prenda general. Se
excluye cualquier derecho u obligación de contenido familiar, acciones personalísimas, y
acciones que tengan como objeto bienes inembargables.
iii. Efectos.
Estos efectos se derivan de que los acreedores no ejercen una acción propia, sino una que es del
deudor, y por cuenta y a nombre de éste.
A. El deudor del deudor negligente podrá oponer contra el acreedor subrogante las mismas
excepciones que le corresponderían si es demandado por el deudor subrogado. A este
tercero queda en la misma posición del deudor, es por eso que se conoce como acción
oblicua porque opera ante el segundo deudor que subroga al primero, lo que significa que el
derecho de garantía general refuerza el de todos los acreedores.
B. El ejercicio de la acción oblicua beneficia a todos los acreedores y no sólo al que la ejerce,
por lo tanto cualquier acreedor podrá ejercer su derecho de prenda general sobre los bienes
que se hicieron ingresar como consecuencia de esta acción.
C. Para el profesor R. Abeliuk la acción oblicua no requiere de una calificación judicial previa,
sino que en el mismo juicio en donde el acreedor ejerce la acción en contra del deudor del
posible subrogado, se deberá probar la procedencia de la subrogación, que dependerá de si
se cumplen los requisitos para ésta. Si no procede, el acreedor carecerá de legitimación
activa para el ejercicio de la acción. Además será conveniente emplazar al deudor
negligente para el caos que se acoja el ejercicio de la acción oblicua.
i. Objeto.
Al igual que la acción oblicua, la acción pauliana tiene por objeto cautelar y hacer efectivo el
derecho de garantía general, pero por otra vía, que consiste en reingresar al patrimonio del deudor
los bienes que este por un acto o contrato hizo salir de su patrimonio, con el fin de substraerlo al
derecho de prenda general. Aquí estamos en una situación más grave que la de la acción oblicua, ya
que en este caso el deudor maliciosamente ejecuta actos en perjuicio del acreedor. También puede
suceder en el caso de gravar los bienes.
Estas acciones fraudulentas o lo que conoce como fraude pauliano pueden cometerse por dos vías:
Realizando por el deudor un acto aparente de enajenación.
Efectuando un acto real de enajenación, pero con el fin de perjudicar a los derechos de los
acreedores.
La primera de estas situaciones se refiere a un caso de simulación y en la segunda existe un
fraude pauliano a secas, pero en ambas hay un elemento común, que esta representado por la
intención del deudor de perjudicar los intereses de los acreedores, haciendo imposible el ejercicio
de su derecho de prenda general.
Respecto de la naturaleza jurídica: existe controversia la respecto y se descarta la nulidad
debido a que la eficacia de esta es total, en cambio la acción pauliana es parcial, además esta supone
la falta de requisitos y en estos supuestos lo que ocurres es que hay un fraude y una intención de
perjudicar a los acreedores. También se ha dicho que sería una acción de inponibilidad, serian
inoponible a ese acreedor afectado, pero ha prevalecido la tesis que ha sido una acción de
revocación.
Esta acción beneficia a todos los acreedores dado que el efecto es conseguir que regresen al
patrimonio bienes que el deudor había enajenado o gravado.
La forma o manera de cómo va operar este beneficio dependerá de la naturaleza del acto o
contrato impugnado: si se trata de una enajenación quedará total o parcialmente sin efecto,
y el adquirente perderá la cosa de que se trate; si se trata de una hipoteca, se cancelará la
inscripción correspondiente; y de una remisión, renacerá el crédito.
Los bienes que ingresan al patrimonio del deudor en virtud de la revocación, podrán ser
embargados y rematados y se ejecutará sobre su producto los créditos de los acreedores.
La acción pauliana puede ser atajada por el adquirente pagando la deuda a los acreedores.
Si la acción pauliana se ejerce en contra de una enajenación, nacerá para el adquirente la
obligación de restituir, y a pesar que el CC nada dijo al respecto, se deberían aplicar las
reglas de las prestaciones mutuas en relación a los frutos, mejoras y deterioros.
En cuanto a los efectos entre el deudor y el tercero: si se opta por la posición de que la
acción pauliana no es de nulidad, sino que de revocación, el acto sólo quedará sin efecto en
la parte en que se perjudique a los acreedores que intentan la acción. Por ejemplo: en una
remisión, por 1000 y los acreedores quedan a salvo con 300, la remisión subsiste en 700.
Si se trata de la adquisición de una cosa a título oneroso, el deudor tendrá acción de garantía
en contra del deudor por la evicción de la cosa de acuerdo a las reglas generales, a esto no
se opondrá su fraude, ya que éste es en relación al acreedor y no a su contraparte.