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ESCUELAS QUE TRANSORMAN O QUE TAPONAN?

Cada día es más preocupante para los agentes que protagonizan el sistema educativo, la

inmersión, a partir de las nuevas tecnologías, de métodos innovadores en cuanto a la

enseñanza, los cuales pretenden que ésta cumpla con los requisitos de igualdad, pertinencia

y cobertura, haciendo uso de las TICs, en el fomento de una educación virtual, que permita

que ésta llegue a todas las esferas sociales que conforman un estado.

Es necesario entender la relación que existe entre sociedad, información, cultura y

conocimiento; y más aún poder. El concepto de sociedad supone la convivencia y actividad

de un grupo de personas, delimitado por unas características geográficas, culturales,

políticas y económicas. La información es un conjunto organizado de datos procesados, que

constituyen un mensaje que cambia el estado de conocimiento del sujeto o sistema que

recibe dicho mensaje. Por su parte, la Cultura es todo complejo que incluye el

conocimiento, el arte, las creencias, la ley, la moral, las costumbres y todos los hábitos y

habilidades adquiridos por el hombre no sólo en la familia, sino también al ser parte de una

sociedad como miembro que es; mientras que el conocimiento es una capacidad del ser

humano para comprender la naturaleza, relaciones y cualidades de las cosas a través de la

razón. Y cuando se hace un buen manejo de las cuatro anteriores, surge el poder, definido

como la capacidad de hacer, decir, expresar o ejecutar una acción. Describe habilidad,

acción y efecto, realidad y circunstancia. Además, el término poder, implica la autoridad,

pero referida a un campo en específico, en el que la palabra denote superioridad en un

sistema jerárquico.
Después de una sociedad de soberanía, hace su aparición la sociedad disciplinaria, es

decir que la adecuación del individuo, era el objetivo principal. La adaptación de la persona

a las condiciones de su entorno a través de la disciplina, era la base de todo. Organizaciones

como, la familia, la escuela, las fábricas, se convierten en vehículos para este tipo de

formación. Ahora, esto era en los siglos XVIII y XIX, pero aún hoy, en pleno siglo XXI,

seguimos viendo escuelas con metodologías basadas en la disciplina, en el encierro, en el

manejo de un espacio, son aquellas escuelas que se han quedado anquilosadas en las

concepciones de escuela como aulas de clase, sitios físicos delimitados en un espacio

específico, donde el maestro es el “dueño del saber”, los estudiantes quienes deben ser

moldeados con base a unos parámetros disciplinarios y unos modelos educativos, que se

empeñan en desconocer las ventajas de unos aprendizajes significativos, acordes al mundo

y la cultura globalizante a la que se debe enfrentar el individuo hoy, es decir que en vez de

ser entes transformadores, se han instalado en el cráter de ese gran volcán en efervescencia,

llamado el mundo de la información, tratando de taponar la salida de todas las ventajas que

esto puede ofrecer, y vendiendo a la comunidad, la idea de que es lo que está entorpeciendo

a los niños y jóvenes y que se debe restringir el acceso a ellos. Todo esto en contraposición

a las sociedades actuales, denominadas sociedades de control. Esta sociedad tendrá rasgos

similares a la sociedad disciplinaria sin embargo, la aparición de nuevas tecnologías será el

principal cambio. El encierro a través del espacio dejara de ser el eje central. Se pasa de los

módulos (encierro) a las modulaciones, éstas presentan variables y están cambiando

constantemente. La producción pierde su importancia, el producto pasa a ser lo principal.

La noción sociedad de conocimiento tiene sus orígenes en los años 1960 cuando se

analizaron los cambios en las sociedades industriales y se acuñó la noción de la sociedad


post-industrial. Este tipo de sociedad está caracterizada por una estructura económica y

social, en la que el conocimiento ha sustituido al trabajo, a las materias primas y al capital

como fuente más importante de la productividad, crecimiento y desigualdades sociales.

Este concepto expresó la transición de una economía que produce productos a una

economía basada en servicios y cuya estructura profesional está marcada por la preferencia

a una clase de profesionales técnicamente cualificados. El conocimiento teórico se ha

convertido, según este enfoque, en la fuente principal de innovación y el punto de partida

de los programas políticos y sociales. Este tipo de sociedad está orientado hacia el progreso

tecnológico y la evaluación de la tecnología y se caracteriza por la creación de una nueva

tecnología intelectual como base de los procesos de decisión.

El enfoque basado en el “desarrollo humano” y la “autonomía”, que es un

elemento central de la noción de sociedades del conocimiento, debería permitir

una mejor puesta en práctica de los derechos universales y las libertades

fundamentales, mejorando al mismo tiempo la eficacia de la lucha contra la

pobreza y de las políticas de desarrollo. El auge de las sociedades del

conocimiento exige que se anuden nuevos vínculos entre el conocimiento y el

desarrollo, ya que el conocimiento es tanto un instrumento para satisfacer las

necesidades económicas como un componente pleno del desarrollo. (Unesco,

2005)

Uno de los principales vínculos, que hace mención la cita anterior, es precisamente, el

uso de los recursos tecnológicos que permiten una educación más globalizada, más acorde a

los nuevos parámetros que exige esa sociedad de control, de la que se habla tanto hoy día.
Sin embargo, aún se mira con recelo, la educación virtual, el uso de las TICs en las aulas de

clase, el docente sigue viendo estas herramientas como enemigos, pues existe la concepción

errónea, que esta tecnología llegará a reemplazar al maestro; y seguramente será así, si

seguimos impartiendo una educación para una sociedad disciplinaria, que hace rato dejó de

existir, sino contextualizamos nuestra labor dentro de un contexto de acompañamiento en la

construcción del saber por parte del estudiante, si ignoramos el hecho de que ya somos

ciudadanos del mundo y que la escuela necesita asumir esta realidad, y obviamente, el

educador debe tener una mente abierta al cambio, nunca debe perder su capacidad de

asombro y su actitud inquietante frente al conocimiento, y es precisamente la tecnología

quien facilita esa adquisición del saber, haciendo que más que una sociedad del

conocimiento, seamos una sociedad de la información, y más aún, una sociedad en red.

Las instituciones educativas, se enfrentan a un gran reto en el siglo XXI, pues la

educación está adosada a la llamada sociedad de la información. Se avecina una gran

revolución educativa, y el gran interrogante es qué tan preparados están los sistemas

educativos, y en forma específica, los docentes, para enfrentarla. Esta sociedad de la

información, no tiene un significado único, y en cuanto a la educación tiene escaso

desarrollo conceptual, teórico y pedagógico, pues la idea de información, de conocimiento

y, crecientemente, incluso de aprendizaje, ha ido quedando reducida fundamentalmente a

las llamadas Modernas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), que a su

vez tienden a centrarse en la computadora y la Internet.

En el marco de la fuerte tendencia a reducir la sociedad de la información a

las TIC, la Educación tiende a entenderse simplemente como aprovechamiento


de las TIC para fines educativo-escolares (fuente de contenidos, reforzador

didáctico, individualizador de la enseñanza y el aprendizaje, ayuda para la

capacitación y la labor docente, facilitador en la enseñanza a personas con

necesidades educativas especiales, etc.), para usar en la escuela o para ampliar

el campo de los aprendizajes fuera de ésta, para ayudar al docente o bien para

sustituirlo. “Educación y TIC” o “Uso de las TIC en educación”, o

“alfabetización digital”, son hoy modos concretos de referirse a esta visión de la

Educación en la sociedad de la información. Muchos incluso la confunden con

educación virtual o electrónica (e-learning), privilegiando así el medio y los

entornos, desplazando al sistema escolar como eje de la educación y los

aprendizajes sistemáticos, y a menudo reforzando por esta vía la fuerte

tendencia actual a la privatización de la educación. (Unesco, 2005)

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