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LO QUE DICE LA BIBLIA SOBRE EL RESPETO

Lo que dice la Biblia sobre este tema es claro. Si analizamos bien los
Diez Mandamientos ya nos hablan del respeto que debemos tener a
Dios y a nuestro prójimo: Los cuatro primeros mandamientos nos
enseñan a mostrar respeto por Dios, por Su majestad, Su poder, Su
nombre (Éxodo 20:1-11; Deuteronomio 5:6-15). Los otros seis nos
enseñan a mostrar respeto por nuestro prójimo, su autoridad (nuestros
padres), su vida, su propiedad, su cónyuge, su reputación (Éxodo
20:12-17; Deuteronomio 5:16-21).

En el Nuevo Testamento encontramos este texto de San Pablo en


Romanos 13:1 que dice “Sométase toda persona a las autoridades
superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que
hay, por Dios han sido establecidas.7 Pagad a todos lo que debéis: al
que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto;
al que honra, honra.

Igualmente nos encontramos con Efesios 6:1-9 que habla del respeto
familiar y respeto entre trabajadores y jefes:

“Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es


justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento
con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la
tierra. Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino
criadlos en disciplina y amonestación del Señor. Siervos, obedeced a
vuestros amos terrenales con temor y temblor, con sencillez de
vuestro corazón, como a Cristo; no sirviendo al ojo, como los
que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de
corazón haciendo la voluntad de Dios; sirviendo de buena voluntad,
como al Señor y no a los hombres, sabiendo que el bien que cada uno
hiciere, ése recibirá del Señor, sea siervo o sea libre. Y vosotros,
amos, haced con ellos lo mismo, dejando las amenazas, sabiendo que
el Señor de ellos y vuestro está en los cielos, y que para él no hay
acepción de personas”.

El respeto es aquel valor que debe estar presente en todas nuestras


relaciones humanas, con nuestro prójimo, con nuestros familiares, con
nuestros enemigos, con Dios.

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