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Las opiniones son los bienes más baratos que existen sobre la Tierra.

Si usted se deja influenciar por las opiniones de los otros, llegará a no tener sus propios deseos.

Usted dispone de un cerebro y de una mente propia. ¡Utilícelos por favor!

Una de las características de la persona que tiene sólo conocimientos elementales es la que
intenta dar impresión de que posee muchos conocimientos.

No seas de esas personas que hablan demasiado, y saben escuchar muy poco.

A veces toca mantener los ojos y los oídos bien abiertos, y la boca cerrada.

Hay unos que hablan mucho y hacen poco.

Si usted habla mucho más de lo que escucha, se privará a sí mismo de muchas oportunidades de
acumular conocimientos útiles.

La verdadera sabiduría usualmente se hace a través de la modestia y el silencio.

«Dígale al mundo lo que intenta hacer, pero llévelo a cabo antes de decirlo».

El valor de toda decisión depende del valor que se necesite para ejecutarla.

¡Sepa lo que quiere y, en general, lo conseguirá!

El mundo tiene la costumbre de abrir paso al hombre cuyas palabras y acciones muestran que
sabe a dónde se dirige.

La firmeza de decisión exige siempre valor, y, a veces, incluso mucho valor.

La independencia financiera no se encuentra al alcance de la persona que descuida o rechaza la


expectativa, la planificación y la exigencia.

La persistencia es un factor esencial para el procedimiento de transformar, el deseo en su


equivalente monetario.

El fundamento de la persistencia es la fuerza de voluntad. Cuando la fuerza de voluntad y el deseo


se combinan adecuadamente, forman una asociación irresistible.

La gran mayoría de la gente está preparada para echar por la borda sus objetivos y propósitos,
abandonándolos a la primera señal de oposición o desventura.

La falta de persistencia es una de las grandes causas del fracaso.

La Falta de persistencia es una debilidad que puede superarse mediante el esfuerzo.

La facilidad con la que se venza la falta de persistencia dependerá por completo de la intensidad
del deseo de cada cual.
El punto de partida de todo logro es el deseo.

Unos deseos débiles llevan unos resultados débiles consigo, del mismo modo que un fuego
pequeño produce muy poco calor.

Si le parece que le falta persistencia, remédielo construyendo en su interior un fuego mucho más
fuerte que avive sus deseos.

La fortuna gravita hacia el hombre cuya mente ha sido preparada para atraerla con la misma
seguridad con que el agua gravita hacia el océano.

Su mente subconsciente actúa continuamente, tanto si usted está despierto como si duerme.

La pobreza es atraída hacia la persona cuya mente es favorable a ella.

Una conciencia de la pobreza se desarrolla sin aplicación consciente de hábitos favorables a la


misma.

Si no existe persistencia, se verá derrotado, incluso antes de que haya empezado. Con la
persistencia, seguro que ganará.

Sea persistente, sin que importe la lentitud con que se mueva al principio. Con la persistencia
llegará el éxito.

Quienes han cultivado el hábito de la persistencia parecen disfrutar de una especie de seguro
contra el fracaso.

No importa las veces que te veas derrotado; siempre termina por subir el último peldaño de la
escalera.

Aquellos que, después de la derrota, se levantan y siguen intentando llegar, terminan por lograrlo;
entonces, el mundo entero grita: ¡Bravo! ¡Sabía que lo conseguirías!

Cada fracaso lleva consigo la semilla de una ventaja equivalente.

Vemos pocos que aceptan el castigo de la derrota como una urgencia de hacer un esfuerzo aún
mayor.

El poder de la persistencia es silencioso pero irresistible, que acude al rescate de aquellos que
siguen luchando frente al desánimo.

Si no se posee persistencia, no se alcanza éxito notable alguno en ningún campo de actividad.

¡De día trabajaba y de noche confiaba!

La persistencia es un estado mental y, en consecuencia, se puede cultivar.


Saber lo que uno quiere es el primer paso, y quizás el más importante hacia el desarrollo de la
persistencia.

Una motivación lo bastante fuerte nos fuerza a superar muchas dificultades.

Resulta comparativamente fácil adquirir y mantener la persistencia en persecución del objeto de


un deseo intenso.

Creer en la capacidad propia para llevar a cabo un plan le estimula a uno a conseguirlo con
persistencia.

Los planes organizados, aun cuando sean débiles y poco prácticos, estimulan la persistencia.

«Suponer» en lugar de «conocer» destruye la persistencia.

La simpatía, la comprensión y la cooperación armoniosa con los demás tienden a desarrollar la


persistencia.

El hábito de concentrar los pensamientos propios en la construcción de planes destinados al logro


de un propósito definido, conduce a la persistencia.

La persistencia es el resultado directo del hábito.

La mente absorbe y se convierte en una parte de las experiencias diarias de las que se alimenta.

El temor, que es el peor de todos los enemigos, se puede curar con toda efectividad por la
repetición forzada de actos de valor.

Que mal el Hábito de apoyarse en justificaciones, en vez de crear planes definidos para la solución
de los problemas.

Que mal es abandonar la lucha a la primera señal de derrota

Que mal el Hábito de alcanzar un compromiso con la pobreza, en lugar de aspirar a la riqueza.

A veces, el temor a la crítica es mucho más fuerte que el deseo de alcanzar el éxito.

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