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La primer gran lección que me llevo de Maquiavelo es que a los hombres, cuando se les
ofende, hay que hacerlo de una manera tal que haga temer su propia venganza, es decir,
que cuando “ofendes” a alguien, debes hacerlo en grande para que no le sea posible
atacarte de vuelta o de otra manera es mejor no hacer ningún mal, porque se es propenso
a una venganza
El libro menciona que los hombres debe de aspirar a lo grande, comparándolo con el
arquero que eleva su arco, los objetivos de uno mismo deben ser altísimos, para que se
alcance un éxito, si no el que buscamos, uno que sacie nuestras ambiciones. Ser
ambicioso es bueno.
Para mí, un gobernante cruel es necesario pero también es necesario un gobernante que
lo haga el mal por el bien de los demás. Porque, a pesar del mal que se les haga a los
gobernados, el bien que se les hará en el futuro, los tranquilizará y a través de esto, se
gana a los gobernados.
Es mejor ser temido que amado, pero tampoco buscar ser aborrecido por el pueblo, esto
es equivalente al respeto que vas a reflejar y por lo tanto, a la confianza que las personas
te van a tener, si en la vida la gente te ve como un tipo de poco respeto difícilmente vas a
llegar a tener éxito, por otro lado si las personas te consideran como alguien con
capacidad y te haces respetar, te haces “temer” vas a poder subir de puesto en la vida.
Pensando en lo políticos actuales es triste leer este libro y percatarse que nuestros
dirigentes no son más que títeres, remedos de lo que Maquiavelo plantea, ojalá llegue el
día en que el príncipe surja de la sociedad y lleve al Estado mexicano a un gran
desarrollo, y en los tiempos en los que vivimos, un mal justifica un bien, el fin justifica los
medios.