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INTRODUCCION AL LIBRO CUARTO 1 Todos los breves prélogos que puso Fray Bernardino a cada una de las secciones de su Libro sobre las Cosas de la Nueva Espaita son de valor incalculable. Pero acaso este que sigue tiene més miga de lo que se cree. Habla del asunto en que se le va a ir el Libro Cuarto. Lo que él ama Astrologia Judiciaria, y que, en su juicio, es mds bien un conjunto de “cosas de nigromancia que no de astrologia”. Segiin la opinién general en sus dias, habia ciertos “astrélogos genethliacos” que “tienen solicitud en saber la hora y punto del nacimiento de cada persona, lo cual sabido, adivinan y pronostican las inclinaciones naturales de los hombres, por la consideracién del signo en que nacen y del estado y aspecto que entonces tenian los planetas entre si y en respecto del signo”. Sigue diciendo que “tolérase su adivinanza y permitese en los repertorios que el vulgo usa, con tal condicién que nadie piense que la influencia de la constelacién hace més que inclinar a la sen- sualidad, y que ningtin poder tiene sobre el libre albedrio”. Tal era la creencia de sus tiempos, y tal es la de nuestros dias, para muchos, a pesar de sus alardes de sabiduria cientifica. Quien entrare a un expendio de revistas norteamericanas quedard sor- prendido de ver cudn numerosas son las que a la astrologia se consagran. Dolencia antigua y perdurante. No hay que olvidar que el mismo Agustin de Hipona, antes de abrir los ojos a la luz, cayé en las aberraciones astrolégicas. De otro género son las que recoge el franciscano aqui, Mere- cen mayor atencién. 310 FR. BERNARDINO DE SAHAGON “Estos adivinos no se regian por los signos ni planetas del cie- lo, sino por una instruccién que, segiin ellos dicen, se la dejé Quet- zaleéatl.” Tal era la creencia de los indios. La procedencia de este Calendario que se ha convenido en llamar Mégico es mds oscura de lo que a primera vista parece. La atribucién a Quetzalcéatl es un indicio de la creencia ge- neral no desmentida atin por los modernos, de que el Tonalématl, en que se recoge el Tonalpohualli, es uno de-los principales tri- butos de la misteriosa cultura, madre de las culturas histéricas de Mesoamérica. “Tonalpohualli” es tanto como “cuenta de los destinos”. A cada uno de los signos que en niimero de veinte se repiten hasta trece veces se les da el nombre de tonalli. Este vocablo néhuatl es de amplia extensién pero en suma es la atribucién a uno de lo que le pertenece, Notonal es un concepto equivalente a nuestros términos “mi oficio, mi lote, mi calidad peculiar, lo que es propio de mi per- sona”. Estd justificada la versién de tal palabra por la nuestra “d tino” y més exacta fuera la otra que ha caido en algtin desuso “sino”. El “Libro de los sinos humanos” fuera una forma de ex- presar la otra palabra Tonalématl. Conocemos suficientes con garantia de autenticidad prehispdni- ca y bastard mencionar el precioso que se contiene en las primeras planas del Cédice Borgia. Semejante a ese Libro de los Sinos debié ser el que tuvo Saha- gun a la vista, En sus dias muchos corrian y habian escapado de Ta quema de documentos que se pensaron idoldtricos y no dejaban de serlo. Como se ver en la lectura de lo que dejé Sahagtn con- signado en este Libro Cuarto, es un género de conocimiento entre religioso y mégico: hecho que justifica la forma con que proce- dicron los religiosos, que no vinieron a este suelo a estudiar etno- 1 Es muy abundante la literatura acerca de este tema. Indicaré las siguientes obras como las mis dignas de consulta De Jonghe-—Der alt-mexikanische Kelendar. En Journ. des Américanistes, Paris, TIE (1908) pp. 197-228. No ha perdido su valor. El texto en alemén aparece en Zeitschrift fiir Ethnologie, 1906. Seler. Ed:—Das Tonalamatl der Aubin's Schen Samlung, Berlin, 1900. Seler, Comentario al Cédice Borgia, en aleman en los Gesamelte Abhandlungen y en Toscano, Salvador, en su Arte Precolombino de México, 1944 y 1952. Fabrega, José Lino, Interpretacién del Cédice Borgiano, en Anales del Museo Na cional de México, 1886. Y las dos obras de Seler citadas en la nota anterior, HISTORIA GENERAL DE LAS COSAS DE NUEVA ESPASA 31 grafia, sino a destruir la adoracign de los falsos dioses, sustituyén- dola por el Dios verdadero. Como los signos son veinte y las veces que van y vienen en el giro son trece, la cuenta general es de doscientos sesenta dias, “los cuales acabados tornan al principio”. No es, por consiguiente, un Calendario, sino en forma espe- cial. No sirve para contar los dias del afio en su régimen solar @ lunar, sino una serie de dias especiales, sobre cuyo origen y ca- lidad disienten los autores. 2 Muchas razones deben aqui haber influido para que Sahagiin abreviara su obra castellana fundada en el amplisimo escrito que le reunieron los indios a este respecto. En ninguna parte se nota tanto la desproporcién entre el texto de los documentos en ndhuatl y el escrito en lengua espafiola que forma este Cuarto Libro. Debe atribuirse a poco conocimiento de los que le comentaban, en parte, pero més bien a la meticulosidad del P. Sahagiin y a sus temores de que fuera a ser piedra de escéndalo para los in- dios darles el todo en la lengua de los conquistadores. Aunque mds bien lo seria para éstos, que en la divulgacién de tales documen- tos hallarian razones para mejor acusar a Sahagiin y aun hacer que fuera destruido este Libro. Si se hubiera dado en extenso cuan- to en el nahuatl tenemos la suspicacia que roded el trabajo del venerable franciscano hubiera sido mucho mayor y hubiera pucs- to en peligro su obra en conjunto. Bien sabido es, y lo cuenta con detencién él mismo, que le fueron quitados sus escritos, enviados a Espaiia y aun amenazados con las lamas, Sea lo que fuere, debemos hacer mérito de lo que puede ser- vir este libro para el estudio general de la antigiiedad mexicana. Primeramente en el orden de las ideas y précticas religiosas hallamos abundantisimas referencias que completan y aclaran lo dicho en los Libros Primero y Segundo. Datos hay que solamente en esta parte pueden hallarse. Para el conocimiento de las costumbres y modos de vida puede hallar el estudioso muchos elementos que le acaben de trazar la imagen de la marcha de aquella sociedad. Por ejemplo, cuando en el capitulo cuarto se explica el signo 2-Concjo, atribuido a los dio- ses de la bebida embriagante, halla el recopilador ocasién para

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