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Sindrome Post Aborto

El llamado “Síndrome Post-Aborto” (SPA) se enmarca dentro de lo que la OMS consigna como
“Trastorno de Estrés Postraumático”, siendo en el caso del SPA, su causal directa el aborto inducido.
Esta afección -que intenta ser ocultada por los sectores interesados en la aprobación de legislaciones
y políticas públicas relacionadas con el aborto-1 afecta tanto a hombres2 como a mujeres, pero éstas
últimas se llevan la peor parte y se han realizado numerosos estudios científicos para determinar cuál
es el efecto sobre la salud mental de las mujeres que han abortado en comparación aquellas que han
llevado a término su embarazo no buscado. Se podría considerar al SPA como un claro síntoma de
violencia encubierta hacia la mujer, ya que ocultando su existencia, se promueve que más mujeres
sean víctimas del mismo. Entre sus consecuencias más graves están: el suicidio, la internación
psiquiátrica por depresión o ansiedad y los trastornos sexuales y/o de pareja.

Podemos definir en primer lugar que el estrés postraumático es un “trastorno que surge como
respuesta tardía o diferida a un acontecimiento estresante o a una situación (…) de naturaleza
excepcionalmente amenazante o catastrófica, que causarían por sí mismos malestar generalizado en
casi todo el mundo”.3 Es decir, sus secuelas son especialmente duraderas, ya que no es un trastorno
inmediato, sino posterior y puede extenderse toda la vida.

En este marco, se diagnostica el SPA como parte de este trastorno. El Dr. Reardon, con su profundo
estudio realizado en el 2003, es contundente: “las admisiones (hospitalarias) psiquiátricas
subsecuentes son mas comunes entre mujeres de bajos recursos que han tenido un aborto inducido
que entre aquellas que han llevado su embarazo a término, tanto en el corto como en el largo plazo”4.
Algunos de los resultados analizados, por ejemplo, arrojan que el 24.3% de las admisiones en
hospitales psiquiátricos por depresión fueron en mujeres que habían abortado.

1
Al Dr. Fergusson, médico neozelandes pro-aborto, al realizar un estudio muy sugestivo sobre el SPA, tuvo
que insistir fuertemente para que publiquen sus resultados en revistas científicas de renombre que jamás se
habían negado anteriormente con otro tipo de estudios suyos “pero hubiera sido “científicamente
irresponsable” no publicar los resultados sólo porque fueran controversiales”. Cita original: “But it would be
"scientifically irresponsible" not to publish the results just because they were controversial” (Traducción
propia). Entrevista completa al Dr. Fergusson: The New Zeland Herald, 05-01-2006, link:
http://www.nzherald.co.nz/nz/news/article.cfm?c_id=1&objectid=10362476
2
Shostak, A. (1979). Abortion as Fatherhood Lost: Problems and Reforms. The Family Coordinator, 28(4),
569-574
3
OMS, CIE-10, F43.1
4
Cita original: Subsequent psychiatric admissions are more common among low-income women who have an
induced abortion than among those who carry a pregnancy to term, both in the short and longer term
(Traducción propia). Reardon, D. C., Cougle, J. R., Rue, V. M., Shuping, M. W., Coleman, P. K., & Ney, P.
G. (2003). Psychiatric admissions of low-income women following abortion and childbirth. CMAJ: Canadian
Medical Association Journal, 168(10), 1253–1256.
Mas allá de su clasificación, hay numerosos estudios que confirman los síntomas y padecimientos en
diferentes partes del mundo y bajo diferentes regímenes de aplicación legal del aborto. Se sugiere la
lectura del profundo análisis de la Dr. Coleman5 que arroja un resultado sugestivo,
las mujeres que se habían sometido a un aborto (datados en estudios científicos del año 1995 al 2009)
experimentaron un 81% más de riesgo de problemas de salud mental.

El Dr. Fergusson también analiza en su estudio6 que una mujer que ha realizado un aborto inducido
entre los 15 y 18 años sufre un 50% de posibilidades de ideas suicidas contre el 25% de aquellas que
han llevado su embarazo a término. Por otro lado, si comparamos las 43 muertes por aborto datadas
en 2016 por el Ministerio de Salud de Argentina, se puede calcular que el suicidio se lleva 13,6 veces
más vidas de mujeres que el aborto (inducido o espontáneo). En Argentina, ese mismo año, se observa
que hubo 585 muertes de mujeres por suicidio, siendo una causal de mortalidad femenina
ampliamente superior. Esta realidad no sólo no mejora con el aborto, sino que empeora sensiblemente.
Se pueden ver ejemplos casos de gran relevancia mediática como Emma Beck7 y Charlotte Dawson8
relacionados directamente con sus abortos inducidos. Se observa también que ambas estaban insertas
en una sociedad abiertamente “pro-choice”, lo que insinúa que son tendenciosos aquellos estudios9
que intentan minimizar o negar las consecuencias psicológicas del aborto ligándolos a una sociedad
o entorno “pro-life” que condena a estas mujeres socialmente.

Por último, como señala el estudio de la Facultad de Medicina de la Universidad de Granada10


“ninguna investigación ha encontrado que el aborto inducido se asocie a mejor evolución de la salud
mental; incluso autores pro-choice encuentran resultados ‘neutros’, ‘mezclados’ o ‘negativos’
(adversos), pero nunca ‘positivos’ (favorables)” y el Dr. Fergusson11, remarca: “de ninguna manera
puede invocarse, sobre bases empíricas, razones de salud mental de la embarazada para inducir el
aborto”.

5
Priscilla K. Coleman. Abortion and mental health: quantitative synthesis and analysis of research published
1995–2009. The British Journal of Psychiatry Aug 2011, 199 (3) 180-186
6
Fergusson, Horwood y Ridder. Abortion in young women and subsequent mental health. Journal of Child
Psychology and Psychiatry 47:1 (2006), pp 16–24
7
http://www.telegraph.co.uk/news/uknews/1579455/Artist-hanged-herself-after-aborting-her-twins.html
8
http://www.dailymail.co.uk/tvshowbiz/article-2566221/Charlottes-baby-heartache-The-tragic-loss-triggered-
Dawsons-spiral-depression.html
9
Charles, Polis, Sridhara y Blum, 2008; MunkOlsen, Laursen, Pedersen, Lidegaard, y Mortensen, 2011;
National Collaborating Centre for Mental Health, 2011.
10
Gurpegui, M., & Jurado, D. (2009). Complicaciones psiquiátricas del aborto. Cuadernos de Bioética, XX (3),
381-392
11
Fergusson DM, Horwood LJ, Boden JM. Abortion and mental health (letter, in reply). Br J Psychiatry 2009;
194:377-8

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