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Solicitó declarar la demandante que desde junio de 1982 hasta abril de 1999 existió entre ella
y Rubén Barrera Corzo una sociedad patrimonial, cuya disolución y liquidación pidió
igualmente decretar.
1. Rubén, viudo, y Mary Lu, soltera, iniciaron una convivencia estable, permanente y
singular en 1982, la cual se extendió hasta 1999, cuando él decidió ponerle fin.
2. Mientras perduró la unión, que tuvo lugar en el apartamento 1401 del Edificio
Normandía de Bucaramanga, sus miembros se dispensaron recíprocamente el trato
propio de marido y mujer, impresión que tomaron familiares y amigos.
3. Se opuso el demandado negando la existencia de la unión e invocando la
“prescripción” como excepción, al igual que lo hizo con la que denominó “inexistencia
de la titularidad de los derechos patrimoniales respecto de la sociedad patrimonial que
se alega con la demanda, en cabeza de Mary Lu Sánchez Villar”.
4. La primera instancia fue ultimada con fallo que declaró prescrita la acción para pedir
disolución de la sociedad, la que confirmó el tribunal de Bucaramanga.
SENTENCIA
En controversia el problema de la prescripción para declarar la sociedad patrimonial de hecho.
Entre Mary Lu Sánchez y Rubén Barrera, se dieron estas circunstancias [comunidad de vida y
permanencia] hasta finales de 1998, lapso en el cual según los testimonios aportados al
proceso cesó su intención de continuar el vínculo familiar natural, por tanto, estando los
jueces sometidos al imperio de la ley (artículo 230 C.N.) no puede reconocerse como familia
una forma de vida que no existe consagrada como tal (...) de modo que habiendo concluido
entre Mary Lu y Rubén la unión marital de hecho, la relación o vinculación transitoria que
sobrevino a aquella sin el propósito de formar una familia no puede ser protegida bajo el
amparo de la ley 54, lo que significa que fenecida la intención que se requiere y ausentes los
presupuestos integrantes de esa forma de unión familiar se tiene por concluida ésta”.
Concluyó que si la demanda fue formulada el 14 de enero de 2000, la prescripción alegada
como excepción había de salir avante, si es que, como lo tuvo por establecido de antemano, la
unión finalizó a finales de 1998.
APELACIÓN
La pareja habitó en la misma residencia hasta la suscripción del aludido acuerdo, estima que
ello no pudo ser así, “porque una cosa es la habitación en el sitio común y otra diferente llegar
con alguna frecuencia sólo a pernoctar como ocurrió con la señora Mary Lu Sánchez (...) la
intención y voluntad de las partes se disolvió; es necesario, no sólo que los interesados tengan
un lecho en el mismo sitio sino que entre ellos exista el débito, la fidelidad, el respeto y la
ayuda mutuas”, que es lo que en verdad caracteriza la comunidad de vida. En fin, el propósito
perseguido con el documento que obra a folio 39 fue “legalizar un acuerdo meramente
patrimonial, y no como lo quiso hacer ver el censor, la terminación de la relación marital ya
que esta hacía mucho tiempo atrás se había dado de hecho”.
DEMANDA DE CASACIÓN
Primer cargo:
Violación indirecta de los artículos 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7 y 8 de la ley 54 de 1990, como
consecuencia de errores de hecho en la contemplación del documento de febrero de 1999 y
en la apreciación conjunta de pruebas.
PROBLEMA JURÍDICO ENUNCIADO POR LA CORTE
1. Verificación de la prescripción de la acción de declarar la sociedad patrimonial de
hecho.
2. Violación indirecta de artículos 1, 2, 3 , 4, 5, 6, 7 y 8 de la ley 54 de 1990.
DECISIÓN
La Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil, administrando justicia en nombre de la
República y por autoridad de la ley, no casa la sentencia de fecha y procedencia anotadas
RATIO DECIDENDI
El ataque no enfrenta todos los puntales probatorios que adujo la corporación, ya que, en lo
atinente al documento, que a la postre es el único de los soportes que aparentemente
combate la censura, tan sólo expresa su desacuerdo con la forma en que acabó valorándolo,
pues en su sentir, como auténtico que es -cosa que jamás puso en duda el juzgador-, cual
desgaja del artículo 252 del estatuto procesal civil, era plena prueba; empero, es muy de notar
cómo del dicho acuerdo lo que extrajo el tribunal fue que de él no brota intención de la pareja
de mantener la vida marital, entendida, conforme dio en afirmarlo la sentencia, como el
encauzar sus esfuerzos comunes a conformar una familia, conclusión que lejos está de
aparecer fustigada en el cargo y que, en el ámbito de la casación basta para mantener
enhiesto el fallo, sobre todo si en la cuenta se tiene que otros de los pilares que también lo
sostienen, por supuesto los que vienen de referirse, no fueron combatidos, razón que los hace
intangibles para la Corte.