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Antropologia criminal

La antropología criminal es una rama de la criminología que estudia los factores


antropológicos con relación a la actividad criminal.1
Bajo la concepción del positivismo biológico, el criminal era considerado en términos absolutos
como un ser anormal, que sufría una desviación de base biológica que conducía a una
regresión a estados primitivos del ser humano y que se podía catalogar como una patología.
Los componentes de este paradigma se articulaban en la secuencia bio-psico-social; donde el
componente biológico, era el más importante, y el componente social muy pocas veces se
tenía en cuenta. Bajo esta concepción el italiano Cesare Lombroso, considerado figura capital
de la antropología criminal, define al delincuente como una subespecie del género humano,
siendo identificable por una serie de características fisiológicas y somáticas. En su
obra L'uomo delinquente (1876) dio una definición del criminal nato. Esta idea del "criminal
nato" ya se encuentra desarrollada en escritos anteriores del frenólogo catalán Marià Cubí.
La idea del criminal nato, identificado por la constitución física, especialmente por la
configuración del cráneo, el cerebro y la cara, es una visión exclusivista y unilateral del
fenómeno criminal y no tiene en consideración otros factores antropológicos como los
somáticos, psicológicos y sociales.
A pesar de sus carencias, la antropología criminal de Lombroso supuso una revolución a nivel
metodológico importante: se fundamenta en datos obtenidos de una manera sistemática de los
criminales y en evidenciar una determinada correlación entre el elemento somático y el
psíquico, además de haber contribuido a perfilar una tipología humana relacionada con el
fenómeno delictivo.
Siguiendo esta corriente también encontramos los trabajos del italiano Di Tullio, el cual
consideró la predisposición al delito como consecuencia de una determinada constitución
delincuencial, con factores hereditarios y neuropsicopáticos. Otros autores han puesto en un
énfasis especial determinados factores, como el endocrino (Pende), o el hereditario (Lange).

LOs FACTOREs BIOLógICOs COmO DETERmInAnTEs DE LA COnDuCTA CRImInAL

Hoy en día –y acompasada con los avances de la investigación– cobra nueva fuerza la vieja
discusión relativa a si la base biológica que cada uno portamos es la responsable de los com-
portamientos criminales. Esta discusión, como apuntamos, no es nueva. La génesis de los es-
tudios de los factores biológicos como generadores de criminalidad hay que buscarlos en el
siglo XVIII, con Franz Gall, que investigó en los cráneos de reclusos las protuberancias y otras
irregularidades para encontrar una explicación biológica a las conductas de estos sujetos.
Poco después de las formulaciones de Gall, el padre de la criminología moderna,
Cesare Lombroso (1835-1909), profesor de medicina legal en la Universidad de Turín y
principal representante de la escuela positiva italiana, postuló la teoría del “Atavismo
moral”, que es su propuesta de aplicar el mismo método científico de las ciencias natu-
rales –como la física, la botánica, la medicina o la biología– al estudio de la criminalidad,
tarea que lleva a cabo en la primera edición de su obra “L´uomo delinquente” que ve la
luz en 1876 y con la que sienta las bases de la antropología criminal. Sí que hemos de
aclarar que la propuesta que realiza Lombroso no es original suya, ya que con anterio-
ridad la había llevado a cabo Augusto Compte en 1842, por medio de su obra “Cours de
Philosophie Positive” (Curso de Filosofia Positiva), en la que planteaba estudiar el com-
portamiento humano y la sociedad por medio de la observación, la comparación y la
experimentación, de la misma forma que se hacía en las ciencias naturales.

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